Ollivander's (MM B: 94928)

[Joaquín Granger]

-Buenos días -saludé con cortesía, a las dos clientas que había en el local. Aunque estaba ciertamente apresurado por llegar junto a la bebé, no quería parecer descortés.

 

Caminé presuroso junto a Ariane, y allí estaba el pequeño bultito que era Helena, chiquita, durmiendo plácidamente en un cochecito que acababa de traer la elfina. Vaya forma de conocer a mi primera hija, pero parecía que ese era mi destino: conocer a los bebés en forma por demás extraña. A ella la conocí detrás de un mostrador de una tienda de varitas, y a mi pequeño Seishiro lo conocí en un hotel, donde me fue entregado, recordar ese día me hacía mal.

 

Miraba a mi bebé con tal estado de asombro y maravilla que me había olvidado de todo a mi alrededor. Pero un recuerdo, o más bien un pensamiento me hizo apretar los puños con fuerza. Maldecía a los de San Mungo, no me habían dejado quedarme a esperar, me marché a casa resentido, mientras caminaba de un lado a otro en el living, lo peor que pude haber hecho. Pasaron un par de días y no tenía noticias, y al tercero es cuando me llega la notificación de un nacimiento exitoso.

 

Las aves no debían ser mensajeras de algo tan importante, ¡Tuvo que haber ido algún representante en persona! Pero no todo era culpa de ellos, yo también aceptaba mi responsabilidad, tuve que haber preguntado, haber exigido en San Mungo que me dejaran entrar, y si fallaba en eso, tuve que haber ido al Castillo Dumbledore, lo que sentía hacia Ariane era algo secundario, si se trataba de conocer a mi hija, pero no, claro, yo tenía que mantenerme firme, ¡pues había una estupidez!

 

Traté de calmarme, mis ojos tenían un color sangriento y aquello no era bueno, nada bueno, intenté calmarme mientras aflojaba el puño y sentía algo correr por la mano, pero enseguida paró, y sentí como los 3 pequeños cortes que tenían se cerraban sin dejar marca.

[Ada Camille Dumbledore]

La situacion era bastante incomoda, habia procurado q Memi quedara algo apartada de la situación estando separada del vampiro, yo sabia que todo lo relacionado conmigo le causaba un gran sentimiento de ira y furia, por lo que si algo sucedia ella no estaria en peligro.

 

- Helena, el es tu padre...

 

Le tome suavemente la Manita de la bebe y luego le tome en brazos, dispuesta a que el tambien le tomara en brazos. Mi instinto de madre me decia que aunque el podria asesinar a todo lo que se pusiera delante de el, jamas le haria daño a Helena, por un instante pense en Selene y de mi afloro una sonrisa tan amable y dulce que pareciera que toda la parte de demonio que poseia hubiese desaparecido de mi ser.

 

- Calmate... mira que no es justo que tu hija te vea por primera vez en ese estado...

 

Los ojos azules de Helena se dejaron ver, sonreí a mi hija con ternura y suspire de ver su mirada en mí, con un gesto le indique a Joaquin que tomara a helena en sus brazos y espere a que lo hiciera, no sabia cual seria su reacción.

Editado 15 de Enero del 2013 por Ariane Dumbledore

[Xell Vladimir Potter Black]

- Tía Ariane, ¿estás ahí?

 

Acababa de entrar en la tienda de Ariane, la de varitas. Aquel lugar era uno de mis preferidos, con el olor a madera y a otros materiales para las varitas. Era un lugar agradable donde se respiraba resina y varitas antiguas.

 

En cuanto en la Orden dijeron que había que repartir invitaciones, me adueñé de la que iba dirigida a aquel local, la reservé cuanto antes para que nadie la hiciera. Era un lugar que me atrevía a pisar con comodidad ya que la dueña era mi tía por asociación, era la cuñada de mi tía Sagis y en un momento dado, me había salvado la vida. Tenía mucha confianza en ella.

 

Por ello, había entrado sin llamar. Pero un elfo me paró y me dijo que estaba ocupada con otras personas y que debía esperar. Hice un gesto de contrariedad.

 

- Oh, no hace falta. Sólo quiero entregarle esta invitación a una fiesta de la Orden. Ella ya sabe. Si se la da, ya vendré otro día a saludarla.

 

Y le tendí la invitación. Después salí del local.

 

http://i.imgur.com/wVEMT.png

Del 01 al 15 de Febrero

¡Dale Click a la imagen para ver el reverso!

Editado 28 de Enero del 2013 por Xell Vladimir

[Joaquín Granger]

Que mal me sentí cuando me di cuenta que había montado una escena frente a las clientas que había en aquel momento, Arianne había hecho muy bien en apartarnos un poco, para hablar, aunque hubiera preferido conocer a Helena en una de las oficinas por lo menos, un lugar más agradable. Miré alrededor con gesto de preocupación, el lugar estaba limpio, eso nadie lo podía negar, pero el polvo parecía acechar a la bebé, y no me dejaba tranquilo.

 

Quité esas ideas de la cabeza y presté atención a la joven. Yo sabía que ella seguía sintiéndose nerviosa con mi presencia, y lo confirmó cuando pidió que me calmara más adelante, no estaba enojado con ella y yo pensaba que no era para tanto, pero nunca me había visto en una situación como la que le hice vivir a ella, aunque no creía que ella estuviera nunca en una situación como en la que me había encontrado yo, y en la que estaría por siempre.

 

Tomé a la bebé en brazos y le sonreí, ella posó en mi sus ojos, que aunque aún no tuvieran un color definido, se notaba un azul intenso, quizás más adelante se mezclarían con los de Ariane, sería una muy bonita mezcla. La miré por un largo rato, meciéndola suavemente, hasta que recordé a las clientes. No podíamos dejarlas ahí, ya era suficiente con lo que habían tenido que ver, y eran tan educadas que no habían dicho nada.

 

Le hice una seña silenciosa a Ariane para ir a atender a las dos jóvenes, y trabajando como si no hubiera pasado nada terminamos en unos minutos más, podría estar con Helena tanto como quisiera al menos por el resto del día. Pero no quería estar allí, me hacía sentir incomodo que alguien llegara y la bebé estuviera ahí, además no era un lugar muy agradable para estar, era todo muy... monótono, en las oficinas habría mucho más lugar, y más color.

 

-vamos arriba, a alguna de las oficinas, es un lugar más agradable para la bebé -le propuse- que alguno de los elfos nos avise si viene algún cliente.

 

Subí las escaleras, sin esperar una respuesta, no la culpaba si prefería quedarse abajo con Helena, "a salvo" como ella seguramente pensaba. Sentí el sonido de la puerta al abrirse, pero no presté atención, Kraven avisaría si era un cliente, o al menos a quien buscaban, y no se había aparecido ante mi.

[Ada Camille Dumbledore]

La situación era tan fuera de lo comun, pero aun asi estaba feliz de que Helena en mi vida.

 

Mire a Nana y a Killian para que estuviesen pendientes de la tienda, fui hacia Memi y beses sus mejillas susurrando suavemente al oido de la joven.

 

- Nietita sientete tranquila eligiendo la varita, mis elfos te ayudaran, yo debo atender algo urgente, disculpame volvere en cuanto pueda.

 

Subi las escaleras deprisa, Joaquin la ya las habia subido, pero lo alcance justo antes de que entrara a la oficina.

 

- Espera, quiero mostrarte algo que hice mientras no estabas...

 

Abri la puerta del saloncito y al fondo una puerta de color rosa redonda se dejaba ver por su brillo ante la habitacion de tonos verdes y madera.

 

Camine hasta ella y la abri, las puertas se abrieron de par en par y dejaron ver una habitacion pintada de violeta y rosa. Alli una cuna en todo el centro dominaba el lugar. Juguetes y adornos con colores suaves se dejaban ver en la habitacion.

 

- La hice para Helena, asi podra estar cerca a nosotros mientras trabajamos, me sentire mas segura que si le dejo en casa.

 

Suspire y le indique la silla mecedora

- Sientate allí con ella, le gusta que le arruyen...

 

Sonreí mirando a mi niña

[Helike R V PB]

pendiente de veredicto

Cuando me aparecí en el callejón Diagón esa mañana temprano el sol estaba asomando por el horizonte, una bruma cubría por doquier el lugar más mágico del país pero sabía que esto pasaría pronto en cuánto el Sol asomase con sus rayos y calentase el ambiente. Con mi capa negra ondeando al viento y con la capucha puesta, me dirigí hacia uno de los locales más emblemáticos del callejón, llevaba mi colgante de avisar el peligro colgado al cuello como así mi monedero de piel de moke con bastantes galeones y éstos iban sonando cuando iba caminando.

 

Los ropajes de ese día no eran nada especiales, traje de cuero y botas negras de aguja, además de la capa. Todo de negro para pasar desapercibida. O por lo menos eso intentaba. Pensando en todas las batallas que había tenido durante toda esa semana había querido ir a ese emblemático negocio para que revisaran la varita, parecía que últimamente no ofrecía sus habituales y poderosos hechizos algo así como mustia, además de querer darle un toque personal a mi arma mágica, que para mí era más que un tesoro.

 

Cuando llegué a la puerta principal del negocio me sorprendió ya de primero su puerta, parecía como si fuera un árbol genealógico del famoso creador de varitas, además de su color de una madera preciosa. Puse la mano en el picaporte y respirando profundo entré a dentro del lugar, esperaba que me atendiesen pronto, porque además de reparar la varita quería embellecerla un poco y esperaba llevar los galeones suficientes para pagarlo.

 

El lugar parecía una biblioteca en dónde no se podía hacer ruido y abrumaba cuando cerré la puerta el crujir de la madera me decía que el sitio era bastante antiguo:

 

-¿Hola? –parecía que no había nadie en la tienda, pero algunos murmullos en la parte superior me indicaron lo contrario. Esperaba que viniesen pronto.

[Ada Camille Dumbledore]

El sonid o de la campanilla en la primera planta me hizo pensar en que alguien se habia ido o alguien mas habia ingresado a la tienda. Era algo conveniente el dejar a un padre con su hija para que se conociesen con tranquilidad, estaba segura de que ambos estarian bien.

 

Baje por las escaleras con cuidado y me encontre que en la tienda solo estaba una persona, sonrei ampliamente al percatarme de la presencia de Helike.

 

- Helike que gusto verte en mi tienda, a que debo el gusto de tu visita....

 

Acercandome a ella le bese las mejillas con cariño

[Liam Black]

Sammuel

 

Iba caminando, a paso calmado e impetuoso, sobre las asfaltadas calles de Diagon, con mi túnica gris oscuro, ondeando contra el viento. Metí la mano por el bolsillo interno de mi capa y tomé la vieja varita de castaño, estaba un poco gastada de tanto uso, aunque no dejaba de ser poderosa y hermosa. Alcé la vista, al fondo distinguí a Ollivander's, por lo que ya que no tenía nada mejor que hacer, entré al local.

 

Miles de vitrinas con cajas que contenían esas dichosas armas mágicas, una larga escalera que llevaba hasta el último estante donde se guardaban con sigilo las varitas y un mostrador donde la dueña del lugar atendía.—Buenos días —mascullé al momento en que sonaron las campanillas del negocio—quisiera cambiar mi varita. Es ésta —continué colocando mi vara sobre la mesa de madera para que la bruja la viera—¿qué me recomienda? quisiera algo único, especial, lindo...

[Ada Camille Dumbledore]

La mañana habia estado tranquila, habia empacado ya unas varitas en sus cajas de lujo y era momento que las dejara en sus respectivos estantes. Traje la escalera y con habilidad di un paso para subir a ella a pesar del vestido ceñido a la cintura que llevaba encima, aquel vestido rojo borgoña que me encantaba al resaltar mi nivea tez.

 

Las campanillas de la puerta resonaron y asome mi cabeza para ver de quien se trataba, un distinguido caballero estaba alli, sonrei al escuchar sus palabras.

 

- Buen dia señor, mi nombre es Ariane y con gusto le ayudare con una varita...

 

Tomr la que dejo sobre el mostrador, no era una mala varita pluma de fenix y castaño, semirigida de 29 centimetros. Pero el caballero deseaba algo unico y especial.

 

- Bueno le traere algumas opciones para que lo escojan...

 

Traje de algunos estantes algunos buenos ejemplares

 

-Pruebe esta señor, 30 centimetros flexible nervios de corazon de dragon y madera de ebano dispare donde desee estamos,protegidos por un hechizo reconstructor

 

Sonrei con amabilidad

Editado 15 de Febrero del 2013 por Ariane Dumbledore

[Liam Black]

La mujer analizó la vieja varita de Castaño que había depositado en el mueble y tomó otra de las estanterías, hasta me ofreció probarla.—Gracias —murmuré, con una sonrisa en mi rostro.—Avis —murmuré con la varita de ébano; doce palomas blancas salieron de la punta de mi vara y revolotearon por todo el local, dando una vuelta y otra, hasta salir por la puerta del mismo.—Me gusta, me gusta mucho —continué observando a la bruja, sentía muy cómoda su madera y también la fluidez con que salían los conjuros.—¿Qué más tiene? —aún así no me iba a dejar engañar por la primera impresión.