Kiosko: Una mordida rapidita (MM B: 95066)

[Valent]

—¿Aah? ¿Por mí? ¿y qué hice yo ahora? Que yo sepa en estos momentos no te he hecho nada malo —decía mientras me comía un poco de mi pizza, que ya estaba acabando T-T—. o entendo o que ice —me tragué el trozo de comida que llevaba adentro—... perdón, no entiendo lo que dices. ¿A qué te refieres?

 

Esta Soa, realmente hablaba en otro idioma. No recordaba que eso hubiera sido en el tiempo cuando estábamos juntas en la academia, era obvio... cosas de aurores. Ni ellos se entendían y yo menos. Aunque tendría que aceptar que me parecían un poco simpáticos, defendiendo lo que ellos creían estar bien xD

 

—No me mates ahora, tonta. Sé perfectamente que debemos estar en contra, aunque yo no lo siento así realmente, no ahora. Ya en el campo de batalla será el tiempo de cambiar personalidades, mientras dejame ser la loca de siempre.

 

Me metí la última patata en la boca con una cara divertida. Había terminado mi comida, ya no tenía hambre. Más bien tenía ganas de seguir platicando con aquella posha, aunque las palabras me faltaban. Mi imaginación ya se había terminado en aquel momento O.O mi punto de ignición perdición.

 

Mi rostro se tornó oscuro y tristón, me froté el ojo y empecé a buscar mentalmente a mi imaginación. No se podía perder así nada más de mí, no podía escaparse.

 

—Le haré pagar cuando regrese, maldita —dije en voz alta y quedé con los ojos abiertotes— uhmm.. yo no quise decir eso, no es que.. bueno, yo... ¿Cómo te llamas?

 

Estaba perdida, no sabía qué decir, ya ni sabía crear excusas D: necesitaba a mi amada, a mi adorada imaginación, fuente de tonterías y única salvadora existente de mi pellejo.

 

—Soa... ayuda —ya ni sabía formular una oración pidiendo algo.

 

Le tomé la mano algo asustada, esperando que no se moleste porque estaba llena de salsa de tomate.

[Soamily Evans McGonagall]

Entorné mis azules ojos mientras tomaba un sorbo de mi jugo para pasar un poco de pizza que había quedado en mi garganta al escuchar las palabras de la chica; estaba perdiendo el control. No comprendía sus preguntas, ni sus respuestas, no era clara. No iba a seguir hablando de nuestros bandos diferentes, en los últimos tiempos no era conveniente. La chica estaba comportándose de una manera diferente y más extraña.

 

Retrocedí asustada al escuchar las palabras de la chica, al tiempo que paseaba mis azules ojos por el local un poco nerviosa. Al escuchar su voz pidiendo ayuda no pude contener una mirada de compasión, quería comprenderla. Su mano tomó la mía, ahora nos encontrábamos llenas de salsa del tomate. No pude retirar mi blanca palma de la suya, es que quería ayudarla, y gestos de displicencia no eran exactamente la mejor muestra de que realmente lo deseaba.

 

-¿Qué te sucede? ¿En qué puedo ayudarte?- mi tono no descartaba del todo el impacto, sin embargo, intenté que sonara lo más calmado posible. Esperé una respuesta, recé para que fuera algo lógico, o al menos entendible ante mis oídos. Con mi mano libre acaricié el cabello de la chica, en un gesto natural para tranquilizar sus nervios. La acompañaría por cualquier cosa que estuviera pasando, aunque en el momento de pensarlo dos veces; ¿Sería una broma? Si se trataba de eso, las pagaría caro.

 

La pregunta resonó en mi cabeza una y otra vez. No obstante, prefería quedar como una tonta inocente a no prestarle mi ayuda sin en realidad la necesitaba. Miré alrededor, tal vez estábamos siendo parte de un entretenimiento del que no estaba enterada, pero al hacerlo, no pude divisar nadie atento a nosotras; agradecí ese hecho. Clavé mi azulada mirada en la chica, no volvería a interrumpir, le daría su tiempo.

[Dorothy Anne]

La Westrong había finalizado sus labores en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional, al menos ese día. Había salido tan hambrienta ese día que vio la ocasión perfecta para dirigirse a uno de los negocios de su tío, uno especializado en comida. Sabía que de alguna u otra manera la visita al local la distraería un poco y la despejaría del trabajo, donde el cual, si tenía suerte, pronto serías ascendida a jefe de oficina.

 

Sus manos sostenían un sinfín de pergaminos enrollados, eran solo papeleo del cual se encargaría al llegar a su hogar. Recordó a su pequeña Queen ¿cómo estaría? Ella no había tenido tiempo suficiente para dedicarse a la Golden. Haberse graduado de la Academia no significaba quitarse un peso de encima, como ella alguna vez pensó, todo lo contrario, inexplicablemente su trabajo en el Ministerio de Magia de había triplicado.

 

-Siempre hay tiempo para todo- se dijo a si misma, tratando de ser positiva.

 

Se detuvo cuando estuvo frente, donde el color rojo predominaba en su letrero. A Dorothy le agradó la fachada, que le daba justicia al nombre del lugar. Justo antes de entrar, un extraño sonido se escuchó, proveniente de su estomago. Las tripas de la Westrong sonaban escandalosamente, por lo que no pudo evitar sonrojarse. Con su brazo, empujó la puerta de entrada, y pronto vio a alguien que la hizo sonreír. Era su hermana Soamily, quien se encontraba hablando con otra persona. La castaña no quería molestar, pero igual se le acercó.

 

-¡Soamily!- exclamó alegre-. ¡Que lindo verte por acá!- entonces, la abrazó.

 

OFF

 

Asco de rol .-.

[Only Marauder]

** Una familia de 3, papá Bear mamá Veri e hijo Verry D:

 

-Espera hijo, Noo coorras

 

la mamá no pudo refrenar el ánimo del pequeño de 6 años quien aventajó a sus padres dejandolos 3 metros, 5 metros, 7 metros atrás, y seguía corriendo. La fachada del Kiosko una mordida rapidita lo había cautivado nada más acercarse por el callejón.

 

-Dejalo Veri, deja que corra y saque fuerza

 

-pero....

 

-Si

 

-nada

 

-no, dime – insistió.

 

-anda, yo también queiro un helado.... la mujer de largo cabello castaño se volvió hacia su esposo cuando iban llegando ya frente al local. Uno.... de fresa y chocolate

 

-....No se, tendrías que convencerme- respondió, dando largas al asunto, pero fueron interrumpidos por el pequeño que volvía dando saltito y dando puñetazos al aire.

 

-¡ya se cual quiero, ya se cual quiero! decía animado y tiró de las manos de sus padres.

[Linzey Lawrence]

✿◕‿ ◕✿Taylor Moore✿◕‿◕ ✿

Un fuerte olor a pizza daba hasta el mundo muggle donde me encontraba y luego de una vida ajetreada en el mismo decidí tomar unas vacaciones en el mundo mágico, ese donde me prepararon y me ensenaron a ser un mago excepcional. No pude resistirme ante la tentación, ya que la pizza era una de mis debilidades en cuestión de comestibles. Pues desde pequeña he preferido pura comida italiana.

 

Mi memoria se aclaró y de pronto me acordé de aquel kiosko en el que me acuerdo una vez que mi querido padrino Only lo construyó y nos hizo dueñas a Gaby y a mi, tomándonos por sorpresa y como muestra del cariño que nos tiene, tanto como de él, de aquel lugar en donde servirían la comida en tan solo segundos. No me quedo más que a visitarlos y verificar si había alguna novedad.

-Padrinazoooo hermoso, mi querida amiga Gaby. ¿Cómo han estado? Tanto tiempo sin verlos. Les cuento que en estos meses he tenido una vida ajetreada en el mundo muggle. Me han solicitado de emergencia como abogada para resolver cuestiones legales; ambientales y civiles.-comenté dándoles un fuerte abrazo a ambos.

 

-¿Cómo va el negocio? ¿Todo bien? ¿Hay alguna novedad o actividad?-pregunté.

Editado 3 de Julio del 2012 por Linzey Lawrence

[Only Marauder]

** Una familia de 3, papá Bear mamá Veri e hijo Verry D:

 

-¡Vamos, vamosquiero comprarlo antes que otro!

 

La emoción era notable en las voces que echaba el niño, entusiasmado por la imagen del cono de helado. Los padres solo seguían, sin atreverse a cortar el entusiasmo de su hijo, quien una vez llegado frente a la barra se avalanzó sobre aquellas sillas dispuestas a un costado, mismas que levantaban a su ocupante al menos un metro del suelo.

-¡Buen día!- chilló un elfo, saliendo a antenderlos, dudando en un principio si acercarse al niño a alos adultos, aunque terminó por hacer lo segundo.

 

**OFF:

Linzei ahijada, por acá estoy me alegró leerte^^ después de tanto.

[Akiza Ravenclaw H.]

Con un leve suspiro, miré el callejón que olvidado a visitar un local del cual soy dueña. He tenido tantas cosas que hacer pero no importaba mucho, esperaba ver a alguien en ese lugar y no alguien indeseable por esos lugares. Sonreí y seguí mi camino tenía que visitar a los chicos y chicas que ya los extrañaba. Cuando lo vi suspiré, el local realmente no cambió en mi ausencia, además esperaba encontrar a alguien de los socios para conversar, y atender cómo se debe a los clientes.

 

Al entrar miré que había muchas personas en el local, sonreí mucho al ver que parecía que una familia iba ser atendido por un elfo. Me adelanté y miré al elfo, era hora de atender, le empujé un poco al elfo, y le sonreí a la familia. Parecían que les gustaba venir al local y eso me alegraba un montón. Al menos tenemos buenas personas que gustan de la comida que preparamos.

 

-Hola, ¿en qué les puedo ayudar?. Por favor elfo anda a prender los hornos para dar buen servicio.- dije con voz autoritaria. Era hora de poner un poco de orden.

[Binny Evans]

El Kiosko: Una mordida rapidita, era de sus preferidos, había sido el primero que compartió junto a su querida amiga Andro y a su encantador padrino Only. La joven Evans miró desde afuera del local, seguía igual de maravilloso y no pudo dejar de pasar al menos para hacer bulto. A diferencia de la primera vez ahora su elfo la acompañaba. Con una sonrisa en los labios ingresó al local mirando a quienes estaba dentro, aunque su paso por el recinto sería muy breve pues solo debía dejar unos pergaminos y seguir su rumbo.

 

-¿Estas listo Dúnedain?

 

-Si, señorita Bínfeyd, terminaré muy rápido.

 

-Bien, entonces empieza.

 

Al instante el elfo corrió hacia las mesas dejando los pergaminos con tal velocidad que parecía un rayo, su gran agilidad era lo que más se admiraba del pequeño Dúnedain. Repentinamente aparecía al lado de Bínff cosa que no era extraña, la chica lo miró fijo con la intención de notar al menos una pisca de cansancio, pero nada, el elfo seguía en total alma como si recién hubiesen entrado al local.

 

-Listo señorita, los pergaminos están repartidos- Decía el elfo con una gran expresión de satisfacción en el rostro.

 

http://i.imgur.com/35WnI.png

 

-Vaya que eres rápido. Está bien continuemos, pero luego volveremos para tomar un bocadillo. Invitaremos a Andro y Jank , de seguro tambien quieran venir aqui- Sonrió nuevamente mientras la acariciaba las orejas.

 

Ambos salieron del local a paso rápido, para continuar con la misión que tenían aquel día. Pero pronto regresarían por una velada agradable en el Kiosko: Una mordida rapidita, que parecía ser uno de los lugares preferidos y más concurridos del Callejón Diagon.

[Gabyxlllsiby Rambaldi Tao]

Estaba segura que el tiempo en este lugar pasaba con una velocidad verdaderamente impresionante... o seria yo? Debía admitir que en una gran parte de tiempo había tomado un par de siestas y debía agradecer infinitamente a los elfos del lugar pues se encargaban en su mayoría, además no decían ninguna palabra a los otros dueños y así evitarme problemas.

 

Todavía tenía un ligero moretón en la frente debido al incidente con la mesa, esperaba que, al finalizar el día realizar alguna poción para que desaparezca.

Varias personas llegaban al local que era magia que nunca faltaba las mesas o sillas, además que el espacio era tranquilamente transitable.

 

Miré a algunos magos que esperaban indicar la orden y decidí ayudar. Pero en ese instante un elfo repartía a gran velocidad unos papiros a toda la gente del lugar; extendió sus bracillos y me entregó también aquella información.

 

-Valla... los tritones... ya hacía tiempos que no los veia -pensé en voz alta, era verdad... ser tritona era un orgullo y me alegraba sobremanera que realizaban eventos y demás... Un disfraz... sería de pensarlo.

 

-Disculpe señorita Gabyxlllsiby -dijo de pronto un elfo que apresurado había chocado conmigo

 

-No es nada dije... - dije mientras guardaba el pequeño papiro en uno de mis bolsillos -A donde te diriges?

 

-Me ordenaron a encender los hornos -expresó

 

-Esta mucha gente queriendo ser atendida... no importa los hornos, los encargados de la cocina los realizará.

 

-Pero...

 

-Nada de peros... -lo interrumpí realizando un movimiento de la mano de un lado a otro -vamos... debemos ayudar, sabes muy bien que eres uno de los encargados de atender a la gente.

 

Tomamos varias ordenes que magos y brujas pedían, lo más pedido era los helados y una versión de ensalada de frutas mezclado con chispas de todos los sabores. Dos figuras me habían llamado la atención, por el largo tiempo que estaban ausentes no las había reconocido en el ajetreo de atender a la gente. A un lado estaba Linzey y al otro Akiza.

 

Finalmente realicé las correspondientes ordenes. Miré a Linzey quien di un abrazo y me dirigí donde Akiza también para saludarla.

[Akiza Ravenclaw H.]

Al ver que el elfo nuevamente salía sin haber acatado mi orden, terminé de recoger el pedido de la familia. Con un poco de enojo me dirigí hacia él mirándolo severamente, crucé los brazos y me bajé a su nivel. El elfo me miraba un poco aterrorizado al ver un poco mis ojos que radiaba ira y un poco de picardía, la verdad disfrutaba verlo así tan indefenso ante el poder de un ser superior. Aunque en parte sabía que tenía que controlar mis impulsos porque la política del local es no maltratar al empleado aunque claro no me guste la regla.

 

-Mi querido elfito, te he dicho que hagas algo importante...crees que si tu estas aquí sin hacer nada...los clientes les gustará.- dije con voz dulce.

 

-No...no...pero...la señorita...Gabyxlllsiby...me pidió que atendiera a los...clientes.- dijo tartamudeando el elfo, así que sonreí. Sabía que mi hija estaba por estos lugares, así que le acaricié la cabeza al elfo primero suavemente, y luego más brusco que hizo cara de dolor.

 

-Muy bien...por esta vez te dejo libre mi chiquitín pero si vuelves a desobedecerme...te arrepentirás.- dije con una voz muy baja y juguetona. Así que dejé libre al elfo que salió corriendo a atender a otra gente, y miré que mi hija se acercaba, caminé hacia ella y le sonreí cómo si nada hubiera pasado con aquél empleado. Sabía que ella los respetaba, pero ya no podía hacer nada para cambiar su mentalidad.

 

-Hola hija ¿cómo estas? hace mucho que no te he visto...¿Qué tal esta el negocio?.-