✿.｡.:*El refugio Mágico*.:｡✿* (MM B: 102601)

[That is not my name]

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Era momento de realizar ciertas visitas en el callejón Diagon y por ello había decidido tomar toda una mañana para poder ocuparme sin problemas de las charlas con los dueños o encargados del lugar; por lo mismo había tomado la red flú desde temprano hasta El Caldero Chorreante y tomar mi desayuno en dicho lugar, al mismo tiempo que realizaba mi ruta a seguir durante las próximas horas, digo, tenía que ser inteligente en cómo tenía que avanzar en mi objetivo.

 

Caminé hasta ✿.｡.:*El refugio Mágico*.:｡✿ y observé el lugar durante un momento. Su fachada estaba un tanto descuidada pero no se le veía mal en otros aspectos, seguramente era sólo por la antigüedad del sitio. Caminé hasta la puerta de entrada e ingresé al lugar para llegar a la recepción, estaba listo para realizar el censo necesario.

 

- Excelente día, - saludé con ánimo - estoy buscando a los dueños del local o, en su defecto, a los encargados en turno.

 

Sonreí de manera amplia mientras esperaba respuesta de los empleados,mientras que observaba con detenimiento el interior de aquel sitio,cada detalle que pudiera grabarse en mi mente mientras me recibían; tenía que estar completamente enterado de cómo estaba el negocio para realizar mejor mi trabajo.

[Anthony R. Dracony M.]

¡Algo de movimiento! ¡Al fin! Por lo menos ahora no era el único en aquella recepción.

Mirando por una de las ventanas, escucho a un mago preguntar por los dueños. No era que estuviera interesado en ver a los dueños. Lo que deseaba es que se encargaran de atenderle. Aún pensaba en la posibilidad de que fuesen fantasmas los que atendieran, no tenia problema en esperar, se hizo costumbre en siempre esperar, mucho muy paciente, era en verdad.

 

Se giro hacia el recién llegado, saco las manos de los bolsillos y hablo al mago:

 

---Espero que ya no tarden mucho en venir atender, traigo dinero suficiente, si es lo que les preocupa. Desearía que se dieran un poco mas de prisa, un buen descanso es lo que necesito ahora.

[Lestat Rambaldi]

Lestat Myrddin

 

¿Ahora a donde iria? se preguntaba el castaño, la verdad era muy dificil pasar el dia caminando por el callejón, miró nuevamente su lista, y ahí estaba el nombre de uno de los locales q hacia mucho tiempo habia visitado, mejor no pensaba en antiguedad pues con los años que tenia por aquellos lares muchos le dirian viejo, sin mas siguió adelante ahí estaba aquel lugar.

 

El refuguio magico, algunas noches la habia pasado ahí junto a laimi, Era divertido recordar todos los momentos q ahí vivieron, pero esta vez estaba por trabajo, o para divertirce en aquel dia sin nada que hacer.

 

Al entrar dió un vistazó alrededor, miró a un lado luego al otro y vió a ishaya...

 

¿en serio?

 

Se decia lestat, lo conseguiria en todos los locales en aquel dia, era impresionante como se movia este mago por los callejones. pensaba lestat, pero igual le encantaba ver gente conocida, con lo poco que salia del castillo el socializar se le hacia dificil pero era una oportunidad de conocer a los nuevos miembros de la comunidad magica.

 

Caminó hasta donde se encontraban lso dos chicos, al parecer era un chico trabajador de aquel lugar.

 

- hola que tal dia- Dijo resuelto el castaño....

 

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Editado 6 de Marzo del 2015 por Lestat Rambaldi

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Parecía que mi guía por aquellos negocios iba a resultar tal como lo esperaba, con ciertas dificultades para encontrar a los dueños de los locales aunque, por otro lado, tenía sorpresas agradables.

 

- ¡Antoni! - Dije con una sonrisa en el rostro mientras veía al peliverde acercarse.

 

Hace una semana había tenido el gusto de conocerlo en la Hacienda, yo regresaba de aquel viaje tan largo y él estaba haciéndose cargo de}l viejo hogar de los Tonks.

 

- Me da mucho gusto que andes dándote unas vueltas por el callejón - continué hablando - creo que puedes ir a alguna habitación si no llega el encargado;muchos delos elfos que están en los locales terminan haciéndose cargo de los mismos por el descuido de los magos y brujas. Es más, - sonreí aún más ampliamente - si haces uso de sus servicios y no te cobran, no es tu culpa.

 

Siempre había estado dispuesto a defender los derechos de la comunidad mágica, por eso mi obsesión con las leyes y la historia, pero tampoco podía ir atrás de cada uno de mis compatriotas para que ellos se hicieran cargo de sus responsabilidades, de sus derechos y mucho menos de sus obligaciones.

 

Antes de que pudiera responderme Antoni, llegó mi viejo amigo de bando.

 

- ¡Excelente el día, mi querido Lestat! - Me acerqué a saludarlo mientras me abría espacio para que viera al joven que me acompañaba. - Amigo mío, te presento a Antoni Tonks; Antoni, él es Lestat Myrddin, un excelente mago y una grandiosa persona.

[Anthony R. Dracony M.]

Me acerque hasta el mago. Aquel me reconoció, al igual que hice yo. Le salude al escuchar la cordialidad de su trato para conmigo.

 

---Hola Ishaya, si, en ocaciones suelo aburrirme, así que camino de arriba abajo las calles del callejón Diagón, así voy conociendo más de la comunidad. Pues, tomaré una habitación, requiero el descanso. Es posible que después se presenten los dueños...he visto que algunos negocios han cerrado. Otros magos han cedido a socios los negocios. Lo que me gusto, fue que Sagitas logro conservar su circo, al trasladarlo al parque de las lamentaciones ¡fue una idea soberbia!---Sonrei con orgullo, al sentir que fue mi sugerencia y que eso había ayudado a salvarlo.

 

Le mire con agrado, tenía poco de verlo pero comenzaba a ser momentos de buen entendimiento, los cuales se contaban como las buenas historias entre dos grandes camaradas. Sonreí, ¿que podía ser gratis mi estancia en el local?¡de haberlo sabido, ya hubiese estado instalado! Tenía algo más que comentar con Ishaya, solo que la llegada de un mago, nos desvió la atención.

 

 

Ingresaba a la recepción, ambos se conocían, escuche como se saludaban, Ishaya lo llamo: amigo. Me alegre por ellos. Luego incline mi cabeza, respondiendo a su presentación.

 

---Buenas noches, mucho gusto, es un placer conocerle. No se preocupen por mi, tomaré una habitación para descansar, hasta pronto. Tal vez en algunas futuras ocasiones, se preste el tiempo para conocernos mejor. Quedó a sus órdenes, con el permiso de ustedes, me retiro.---Hago una leve inclinación como muestra de respeto a ambos y miro mejor para distinguir el camino o puerta para ingresar a las habitaciones. Cruzo los dedos para que algún elfo se presente a atender me.

[That is not my name]

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Me alegraba mucho que el joven peliverde pudiera sentirse más cómodo en mi presencia, la verdad es que ese día que pasamos juntos cuando nos conocimos había ayudado bastante a formar un lazo de confianza, uno que no pensaba romper bajo ninguna circunstancia.

 

- Como gustes, Antoni. - Respondí ante su retirada.

 

Lo que tenía planeado era pagar yo su estadía y que el no se preocupara por esas cosas, obviamente, si a mi no me faltaban galeones para poder compartirlos con mi familia y mucho menos si era para cosas como esta. Un descanso de la vida mágica a todos nos caía bien, pero más a aquellos como el joven Tonks que no estaban tan acostumbrados a ella.

 

- Ya sabes que cualquier cosa puedes buscarme, - continué diciendo - si andas en el callejón tengo tres negocios y si ellas a ellos, quienes atienen me encuentran en un santiamén. Son La Choza de las Tres Tías Hadas, El Vociferador y Pitonisa Peralta.

 

Era obvio que no le iba a contar sobre El Palacio de Dobby porque ese sitio era más para los elfos domésticos que para los magos y no quería tener problemas con mis amigos.

 

- Descansa. - Sonreí y de inmediato presté más atención a Lestat. - Como puedes ver, amigo mío, los dueños están también ausentes en este sitio, no hay señales de ellos y Antoni Tonks nos acaba de dar la confirmación de que ha sido así durante algún tiempo. Eso es importante que lo tomemos en cuenta.

[Anthony R. Dracony M.]

Mucho lamente retirarme, pero la gran espera me tenia mas exhausto, no podía esperar por descansar, y ver que Ishaya estaba con un gran amigo, me hacia sentir libre de dejarle, pues no se quedaba solo, más bien, me retiraba para que pudiera actuar según lo requiriera.

 

---gracias, te agradesco que comprendas Ishaya.

 

Di una mirada hacia su amigo, no era conocido, pero solo era cuestión de tiempo, a poco de ir en la comunidad, iba conociendo más gente, no apuraba tanto por lo que seguí con mi plan.

 

 

---Buena idea, he estado visitando los locales, tal vez vaya a alguno.*Sonreí*esta bien, ¿pero te digo algo?espero que no tenga que buscarte, porque seria tanto como tener problemas difíciles de resolver. Yo no soy de los que guste tener problemas, suelo ir con pies de plomo en asuntos escabrosos y actuó de la mejor manera posible, para no atraer o acarrearme problemas. Y además cuento con una cosa secreta....

 

Miro de reojo a su amigo, acerco mi rostro a un lado suyo para susarrar a modo que no me escuche su amigo solo Ishaya.

 

---soy tan poco importante en la comunidad, que es como ser invisible.

 

Vuelvo a retirarme y levanto la ceja como gesto de entendimiento, entonces Ishaya me despide con una sola palabra: descansa.

Sonrió al completar mentalmente: descansa en paz, seria algo más profético.

 

---si, ya nos veremos.---Camino pesadamente, a causa del cansancio y me voy a tomar una habitación pronto a tenderme sobre una blanda cama en un anciado deseo de dormir.

[That is not my name]

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"El Vuelo del Fénix"

 

 

 

- Bueno, creo que es momento de irnos.

 

Suspiré con frustración al no recibir una respuesta favorable con los dueños del negocio, inmediatamente taché su nombre en la lista que llevaba conmigo para futuras visitas. Me lastimaba que mis compañeros de bando no recibieran la ayuda necesaria por parte del Concilio de Mercaderes, razón por la cual estaba haciendo esas vueltas, pero no podía hacer nada al respecto.

 

- ¿Me acompañas a los siguientes sitios, amigo mío?

 

Lestat siempre había respondido ante un llamado de la Orden del Fénix y, en esos momentos, podía confiar en que la compañía del Myrddin me haría más llevadera la situación, es decir, entre dos visitantes podríamos aprovechar al menos los servicios de cada lugar.

 

Guardé mis cosas y salí del local.

[Anthony R. Dracony M.]

Como mencionó Ishaya los elfos tenían todo bien, muy dispuestos los cuartos. El primero que vi y de inmediato tome fue aquel con un gran ventanal, ver las ramas de los árboles mecerse por aquel tranquilo viento me pareció de lo más agradable y bueno.

 

Estaba muy cansado. Caminé hasta llegar a aquella cama con las frazadas frescas y me senté sobre ella. Ya no importaba los planes anteriores, solo importaba lo que mi ser me pedia con gran vehemencia: descanso.

 

Me retire el calzado y después de colocar mi cabeza sobre la almohada ya se entre cerraban mis ojos, apurando a mi ser en abandonarme al sueño.

 

Sentí como me iba hundiendo en una sensación de flotar y no estaba preocupado por más actividad que el descanso...

[Melrose Moody]

Richard Stark

 

El brujo descendió suavemente hacia un callejón discreto y cerrado. Poso ambos pies en tierra al mismo tiempo y alzó la escoba ante él con un movimiento fluido; nunca se le había dado bien volar montado en la escoba de la forma tradicional y había terminado aprendiendo a volar sentado en ella con ambos pies colgando desde el mismo extremo. No había sido fácil arribar, debido a la visibilidad que tenían aquellos espacios muggles, cuidando de que nadie notara a su acompañante. Sin embargo, Richard estaba bastante acostumbrado a pasar desapercibido.

 

Gryffindor quizá fuese mejor volando que él, pero lo cierto es que Richard se había perdido aquel detalle, rescatando otros más mundanos. Pronto, le señaló con la cabeza la salida de aquel callejón y se adentraron en la abarrotada cantidad de muggles que subía y bajaba por aquella concurrida zona. Sin mayores reparos, Richard se adentró poco después en un local de pinta poco llamativa que los muggles no parecían siquiera ver. El Caldero Chorreante.

 

Éste estaba casi vacío. Una bruja anciana jugaba al snap explosivo con otra igual de vieja, en una mesa lejos de la puerta y un par de brujos parecían discutir algo sobre el ministerio de magia; un caldero de pequeñas dimensiones reposaba en la mesa entre ellos, echando un vapor de aroma agradable. A Richard le pareció percibir el olor de la ventisca, los leños de una chimenea ardiendo y la sabia del árbol corazón. Pasó junto al pequeño caldero con el entrecejo fruncido, decidido a restarle importancia y pronto estuvo ante Tom, el cantinero.

 

-Tom, te dejaré las escobas por esta vez -dijo y señaló la que traían él y Gryffindor- ¿La tarifa de siempre?

 

El cantinero asintió con gesto distraído y recibió las escobas. Una vez más, Richard señaló con la cabeza el trayecto y pronto estuvieron en el patio trasero. Con movimientos bastante elocuentes e incluso algo graciosos, Stark pidió a Gryffindor que hiciera los honores y se apartó.

 

Pronto, el callejón se mostró ante ellos y Richard le dijo en voz baja al oído, que tendrían que caminar un buen trecho. Al propio Richard, sin embargo, le gustaba caminar y el sitio era de sus favoritos. El tiempo, pareció transcurrir más rápido a pesar del silencio que pesaba sobre ambos, y para cuando por fin alcanzaron la fachada blanca no parecía que ya había pasado más de media hora.

 

Stark era bastante conocido en el Refugio, por lo que una vez ingresaron, el registro, de mano de uno de los amables elfos del establecimiento, se dio de forma rápida. En aquella ocasión, había elegido una habitación en el bosque, junto al lago, con balcón; con el fuerte aroma de la tierra y los árboles alrededor. El elfo los condujo hasta allí y le entregó a Stark una dorada llave antes de retirarse con una reverencia. Y, por primera vez en media hora de recorrido, Richard sonrió, antes de abrir la puerta.

 

La estancia era tal y como la recordaba. Serena, con muebles de fresno y un olor fresco. La cama, con mantas blancas y el parqué de un tono oscuro idéntico al de la mesita de noche y el armario. Richard entró a la habitación sin prisa y luego de cerrar la puerta dejó caer la llave sobre el velador. Acercándose al balcón, abrió la portezuela y un viento templado ingresó, alborotando las cortinas de un blanco deslumbrante. Luego, se volvió hacia la cama y se tendió en ella con los brazos bajo la nuca, observando a Gryffindor aun parado ante la puerta. Una sombra de la vieja sonrisa ladeada iluminó su rostro mas todo lo que dijo fue:

 

-Entonces... tenías algo que decirme.

 

Sus rizos aureorojizos se agitaron ligeramente con el viento procedente del balcón, cayendo sobre su frente de forma desordenada. Su expresión era de suficiencia, aunque su cuerpo fuese como el de un muchacho muy joven y lo retorcido de su mirada contrastara con su rostro angelical, de una belleza atemporal. Era como los niños de las viejas épocas, un aprendiz en Venecia; muchachos que se habían formado en una escuela en donde los rostros aun eran infantiles cuando sus cuerpos ya estaban capacitados y trabajaban como adultos. Era una combinación endemoniadamente seductora que Stark utilizaba descaradamente pero que, a diferencia de la mayoría de aquellos muchachos, en lo profundo de sus ojos brillaba la codicia de una trampa mortal.

 

@@Pakami Gryffindor

Editado 12 de Junio del 2015 por Catherine Stark