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Nate Weasley

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  9. - ¡Allá vamos! - se instó a sí mismo Nathan tras cruzar la alta verja de hierro y recibir la advertencia de la Arcana dentro de su mente de que el tercer obstáculo estaba cerca de él. Una parte de sí quería alegrarse porque ya estaba con medio pie dentro de la prueba, pero sabía que este tipo de pruebas crecían exponencialmente en dificultad y que lo peor y más difícil aún restaba por llegar. Afortunadamente para él la vegetación se había vuelto menos espesa en ese punto de la jungla y ahora unos cuantos rayos de luz atravesaban los espacios entre los árboles para iluminar su camino. Fue por eso que notó la presencia de las varias criaturas que se acercaron hasta él y comenzaron a bloquearle el camino mientras gruñían de forma amenazadora. Le tomó unos cuantos segundos darse cuenta de que se trataba de unos seis o siete lobos de pelaje albino y ojos ámbar, quienes descansaban levemente en sus cuartos traseros, listos para atacar ante cualquier signo de peligro. Las instrucciones de la Arcana le resultaban completamente claras ahora, más respecto de que podía hacer para que le creyeran su situación, eso era otra cosa. Decidió guardar su varita en su bolsillo por el momento y levantar las manos en señal de paz, pero eso no sería suficiente dado que jamás podría expresar sus ideas para con ellos... si tan solo pudiese hablarles de par a par. Y fue entonces que cayó en la cuenta de que sí podía, simplemente necesitaba cambiar a su forma animaga para hacerlo. De un momento a otro su morfología humana cambió completamente y, en cambio, adoptó la de un felino no muy diferente a los que habían venido a verle.. lo único que esperaba era que estuviesen predispuestos a hablar. - ¿Quién eres, y qué haces aquí? - le dijo uno de los lobos, que parecía ser el líder de la manada. - Estoy perdido. No tengo idea de a donde ir. - contestó el coyote, que representaba a Nathan. - ¿Podéis guiarme en el camino? - ¿En el camino hacia donde? - le inquirió otro de ellos - No ayudamos humanos, de cualquier forma, deberás valertelas por ti mismo. Pensó unos segundos, meditando como encarar este problema... tenía las herramientas, nada más debía formularlo correctamente. - No soy un humano, al menos no completamente. Tomo esta forma porque verdaderamente hay algo dentro de mí que me hace igual a ustedes, lo cual es verdaderamente un honor. Ayudadme, y serán recompensados. - ofreció el Weasley, negado a rendirse. - ¿Qué puedes hacer por nosotros? - preguntó el líder esta vez, curioso. - Puedo encargarme, a mi salida y antes de retirarme de este lugar luego de cumplir mi cometido, de la engorrosa Esfinge que ronda estos lugares... tengo entendido que no sois muy adeptos de ella. El líder emitió un alarido ensordecedor, que por poco le hace a Nathan retroceder unos pasos. - No nos importa saber de tus cometidos, pero si puedes cumplir con lo que dices y lo juras por la garra, te ayudaremos. El Weasley, que conocía de las costumbres de las tribus lobunas, asintió y se acercó hasta el líder. Finalmente, levantó una de sus patas y la chocó con la homóloga del líder, creando un vínculo representativo que lo uniría hasta que cumpliese su promesa. El líder le echó una última mirada antes de darle una sencilla orden a su camada y comenzar a caminar a través de la jungla, que rápidamente adquirió paredes más altas hasta definitivamente transformarse en lo que parecía ser un laberinto. Caminaron por unos treinta minutos, hasta que finalmente tras doblar en una esquina, llegaron a un largo pasillo al final del cual algo cristalino parecía relucir a la luz del sol que ya se había debilitado dado que la noche se acercaba.... había pasado casi todo un día en la Universidad, y aún faltaba la verdadera prueba. El lobo miró al Weasley, quien lideraba la marcha junto a él, para luego detenerse. - Hasta aquí llegamos nosotros, más allá no te podemos acompañar. Recuerda tu promesa, compañero, y serás seriamente recompensado la próxima vez que pases por aquí - Dicho esto, y sin esperar respuesta, desaparecieron detrás de una esquina y emprendieron una carrera devuelta a la jungla. Nathan, anonadado por lo que acababa de ocurrir, comenzó a caminar en dirección al final del pasillo. Unos veinte metros antes de llegar a lo que allí yacía, retomó su forma humana y casi inmediatamente después de hacerlo, la voz de la Arcana le dio lo que parecían ser las instrucciones sobre el último obstáculo. No se había equivocado previamente al decir que los obstáculos se volvían más y más difíciles a medida que avanzaba por el laberinto, dado que esta prueba parecía ser algo de lo más difícil que había escuchado jamás. ¿Cómo iba a recuperar un recuerdo que era, técnicamente y por definición, irrecuperable? Tras llegar al final del pasillo, y ver el enorme espejo que suplía la típica puerta que lo separaba de la Sala Circular, tomó asiento en el césped cerca del espejo y cerró los ojos. Poco a poco, comenzó a concentrarse en los jardines de la Mansión Weasley, que desde hacía unas horas consistía su lugar en el mundo para cuando necesitaba un poco de tranquilidad y lograr cosas que de otra manera sería probablemente imposible. El clima que lo rodeaba allí dentro del laberinto ayudaba mucho, dado que la brisa que golpeaba en su rostro junto con la temperatura que impactaba sobre su cuerpo eran tal y como el las recordaba en los Jardines. Con pasos de bebé, comenzó a concentrarse en encontrar un recuerdo que no tuviese presente normalmente, lo cual se sentía extremadamente raro. Era como estar debajo del agua y buscar la superficie del mismo con los ojos cerrados... sentía que jamás la encontraría. De pronto, en aquel lugar y justo detrás de unos árboles, apareció un rostro que no había visto en muchísimo tiempo pero que de alguna manera le resultaba familiar. Extrañado, Nathan se acercó más y más a aquellos árboles dentro de su mente, decidido a que aquel era el camino. En cuanto llegó junto a aquel viejo sauce, vio proyectado en su tronco una imagen muy pequeña y poco nítida, de un hombre sonriendo mientras veía a un niño desenvolver una varita mágica de goma. Le tomó unos cuantos segundos notar que el niño en la imagen era él 21 años atrás, y que el hombre que lo miraba era su padre, quien había decidido abandonarlo a él y a su madre unos meses después de eso. Había visto fragmentos de ese recuerdo en sueños y en momentos muy particulares de su vida, más nunca había podido recuperarlo completamente. Allí sentado y aún con sus ojos cerrados, le entregó el recuerdo al espejo en la vaga esperanza de que ello fuese suficiente, y se sorprendió gratamente al escuchar como el espejo se hacía añicos. Nathan abrió los ojos y se puso de pie, entrando finalmente en la sala circular para encontrarse con la Arcana, quien le esperaba pacientemente. - Disculpe la demora... estoy listo para hacer la prueba, Rosália.
  10. Nathan se lo pensó unos segundos, pero finalmente termino enseñando una sonrisa orgullosa al ver que sus alumnos habían logrado resolver el enigma de la Esfinge, quien en vez de atacar se mantuvo estática en su lugar, casi como anonadada. A pesar de las insistencias de sus pupilos, el Weasley se mantuvo quieto en su lugar sin emitir palabra, esperando que algo pasase antes de poder proceder a liberar a su alumna de las garras de aquel extraño espécimen mágico. Finalmente, tras aproximadamente un minuto de silencio, la Esfinge desapareció detrás de un arbusto y Nathan se acercó hasta su alumna, empuñando su varita. Estaba a punto de pronunciar el hechizo liberador cuando recordó que antes debería de explicarles mejor la razón de la situación. - Verán, lo que acaban de presenciar es un fenómeno muy extraño que se da a veces en la magia. Esta planta y la Esfinge son un perfecto ejemplo de la interacción entre los animales y las plantas herbológicas, se trata de vínculos muy fuertes que unen empáticamente a ambos espécimenes de manera que el atacar a uno hará que el otro ataque al atacante de la primer especie. De la misma manera, cuando sienten peligro inminente, la sensación de alerta es percibida por la otra criatura. Eso fue lo que pasó cuando la planta te sintió a tí, Leah, y por eso la esfinge vino en su socorro. Se tomó una pausa y acercó la varita hasta apenas una pulgada de las raíces de la planta, que se mantenía estática. - Lo que nosotros hicimos fue algo aún más extraño, llamado disociación ánimo-botánica, lo cual básicamente quiere decir que al resolver el enigma planteado por la esfinge, rompimos transitoriamente ese vínculo y ahora sí podremos librarte de la planta, Leah. El haberlo hecho antes hubiese significado que la planta nos habría atacado. Prestad atención - el Weasley carraspeó, y tras una corta floritura pronunció - ¡Mordremasia Evanesca! El efecto del hechizo fue casi instantáneo, dado que las ramas comenzaron a retraerse hasta que finalmente soltaron a Leah, a quien Nathan le dio un pequeño tirón para traerla a tierra firme, sana y salva. A continuación, él hizo algo por lo cual se sorprendió a sí mismo, pero el Weasley podía llegar hasta extremos insospechados con tal de que sus alumnos aprendiesen. Soltó su varita y la dejó junto a los pies de Leah y Niko, y de un solo salto se zambulló en las ramas de aquella planta. Por unos segundos, tras aterrizar, se quedó completamente estático, para que así la planta no lo atacase a pesar de que sus ramas lo estaban cubriendo totalmente... no faltaba demasiado tiempo para que lo asfixiasen. - ¿Piensan rescatarme, o que? - inquirió Nathan, esperando no haberse equivocado. @@Niko Uzumaki @
  11. Escuchó atentamente las contestaciones de su profesor y compañero de la Orden del Fénix, quien versaba sobre la historia de una de las ramas de la magia que Nathan menos conocía pero en la cual pretendía inmiscuirse de a poco, tomando como puntapié esta clase. Siempre le resultaba fascinante el ver como cada disciplina tenía sus altibajos y vaivenes, sus bienhechores y malhechores, y era algo que él mismo comprobaba cuando tomaba nuevos conocimientos o cuando debía instruir a sus pupilos en las artes herbológicas, siempre debiendo recurrir a fechas más antiguas para hacerlo. - ¿Es triste, no lo cree Profesor? - soltó el Weasley, sin verdaderamente pensar si al profesor le interesaban sus razonamientos - El cómo nosotros los humanos, ya seamos magos o muggles, irrumpimos y desestabilizamos algo tan sagrado como la naturaleza. Siendo usted ducho en estas artes que son un fiel reflejo del poder de la Madre Natura, ¿cree usted que algún día se nos retribuirá por nuestro mal accionar? Era una duda que siempre le saltaba cuando veía grandes ataques a la naturaleza como deforestaciones, derrames nucleares, grandes incendios, entre otros, en las noticias que le llegaban desde el diario Muggle. Sabía que el profesor no podría darle una respuesta a ciencia cierta, dado que se escapaba del rango de conocimientos que alguien pudiese tener, pero aún así le interesaba conocer su opinión al respecto. - Yo tengo una duda, y quizá Mynerva quiera encargarse de ese resumen... ¿es posible combinar mediante magia dos elementos totalmente opuestos, como el fuego y la lluvia? Pregunto por que a través de los varios hechizos que nos ha enseñado, siempre hemos respetado las bases de la física, pero sabemos que existen algunos hechizos que desafían completamente aquellos principios. Así que... ¿se puede? No estoy preguntando si vamos a aprenderlos hoy, estoy seguro que de existir deben ser severamente complicados, pero nada mas quiero saber si existen.
  12. Apenas llegó al otro lado del portal, no tuvo tiempo de recomponerse de aquel vertiginoso viaje dado que de inmediato la Arcana comenzó a dar las instrucciones para la primera parte de la prueba, que no era más que una serie de obstáculos preliminares que determinarían si estaban o no aptos para realizar la verdadera prueba que terminaría por coronarlos con la habilidad propiamente dicha. Habían aparecido en la costa de un lago, a los pies de una enorme estatua de un gigante que apenas había sido atacado por el paso del tiempo, conservando la mayor parte del esplendor que había poseído en su inicio. Minutos después se encontró solo, siendo que la Arcana había desaparecido por completo y Anne se había marchado en alguna dirección que no pudo ver; el Weasley había pasado unos momentos con los ojos cerrados, tratando de invocar cuanta concentración le fuese posible para iniciar el arduo proceso de derribar los obstáculos que lo separaban de la prueba. Lo primero que lo impresionó fue una columna de humo negra que emanaba desde el gigante, guardian del lago, invitándolo a acercarse dado que no podía ser pista más clara de que ese era el punto donde sus aventuras comenzarían. Lo último que hizo antes de envainar su varita y partir en dirección al gigante fue quitarse la túnica de viaje que ya le pesaba en aquel día casi otoñal. Si bien nunca había pensado en lo contrario, se sorprendió gratamente a sí mismo al ver que se dirigía con suma determinación al gigante, sin miedo de lo que pudiese llegar a ocurrir. Encontró una pequeña portezuela a los pies de la estatua del gigante, la cual abrió con suma determinación manteniendo su varita en posición lista para entrar en acción en cualquier momento. - Homenum Revelio - musitó, y de alguna manera lo calmó el saber que no había nadie más que el allí - ¡Lumos! - agregó a continuación, observando como la habitación se iluminaba producto de la luz que emanaba de su varita. No fue hasta que notó otra especie de luminiscencia proveniente del piso que notó que este, a tan solo unos centímetros de sus pies, estaba cubierto de magma, la cual expedía una luminiscencia rojiza que contribuía a aquella de su varita. La luz de su varita alcanzaba a iluminar toda la habitación, más no notaba nada que pudiese serle de ayuda para avanzar, y fue entonces que se le ocurrió que la arcana probablemente lo había escondido mejor de lo que el pensaba. - ¡Verdimillus! - soltó, y notó como a tan solo unos metros de él un objeto hasta entonces invisible comenzó a expedir una luminiscencia verde, con la forma característica de una llave - ¡Accio Llave! - agregó, a pesar de que no estaba seguro de que funcionaría. Se alegró al ver como la llave salió volando en su dirección, más se sorprendió cuando apenas esta tocó su mano sintió como era absorbido por la vorágine típica de un traslador. Apenas tocó la isla, la voz de Rosalia le advirtió que pronto se encontraría con la segunda prueba. El Weasley no tuvo tiempo de regodearse de que tan solo quedaban tres, dado que de inmediato notó que se encontraba en una porción de la jungla cuya vegetación era tan densa que la luz del sol no llegaba a filtrarse por los árboles y parecía que había anochecido. No fue hasta segundos después que notó como algo le rozaba sus extremidades, y fue entonces que vio el Lazo del Diablo reflejarse a la luz de su varita, retorciéndose por la luz. Por poco Nathan pudo safar su mano hábil, y sin dudarlo un solo segundo conjuró un ¡Lumos Solem!, el cual replicó los rayos ultravioletas del sol, que hicieron que la planta se retorciese aún más y lo liberase. Nathan aprovechó la situación y salió corriendo de allí hasta que sintió tierra firme. Siguió corriendo unos metros más, aún lleno de adrenalina por el peligro, pero en el medio del camino tropezó con la rama de un arbol y cayó de bruces al suelo. Estaba a punto de soltar un audible insulto dirigido a nadie en particular cuando vio, desde el suelo, que en el tronco del árbol en el cual había caído había una hendidura con forma de la llave que aún sostenía firmemente en su mano no hábil. Se puso de pie inmediatamente y coloco la llave en la hendidura, girándola una vez para sentir una leve vibración en la tierra y el ruido de unos arbustos moverse bruscamente para descubirir una enorme verja de hierro que se abrió a sus pies de par en par una vez que los setos hubiesen liberado el camino. Avanzó a través de la verja y se armó de confianza, preguntándose si ya había superado su segundo obstáculo y cuanto le faltaba para llegar al interior de la pirámide. Paciencia... que nadie te apura chiquito, le hubiese dicho su madre.
  13. Meditó la respuesta de la arcana por varios segundos, dado que lo había tomado demasiado por sorpresa como para poder responder a ellas de inmediato. A pesar de estar seguro de que la mujer sabría lo hondo que habían hincado sus palabras, no estaba seguro de si podría sentir lo mucho que significaba para él que alguien le diese un consejo de tales características en la etapa de su vida que estaba transitando. Aún más lo sorprendió el hecho de que vinieron desde una docente y no de un amigo, lo cual constituía un fiel reflejo de la sabiduría de la mujer que se escondía detrás de aquel semblante joven. Sin embargo, lo que mas lo descolocó fue la oferta de acceder a la prueba de la habilidad, dado que en un principio había creído que no sería hasta varios intentos más que se le daría la oportunidad de cruzar el portal. No obstante, confiaba en el criterio de la arcana mucho más de lo que habían pensado en un primer momento, por lo cual apenas se le dio la propuesta se puso de pie decidido, tratando de enfrascar en su mente la idea de que una vez más iba a sumergirse en una aventura de magnitudes desproporcionadas. - Sí, Arcana. Me gustaría hacer la prueba. - dijo el Weasley, tornando la mirada hacia el portal lumínico que se había abierto a su derecha en el medio del aire. Nathan miró por última vez a la mujer y le agradeció profundamente con la mirada y a través de sus pensamientos, a sabiendas de que ese constituía un medio de comunicación tan bueno como el verbal, para finalmente encarar el portal y atravesarlo decididamente, listo para enfrentar la prueba. Allá vamos >> pensó, en el momento antes de que la luz absorbiese toda su esencia.
  14. - No los traje al medio de la jungla francesa para que vierais un par de mandrágoras nada más, Niko. Su educación en Hogwarts fue más que suficiente para lidiar con plantas simples e inofensivas como ellas. Hoy quiero que aprendáis algo que valga la pena y que les enseñe a defenderse de aquellas plantas que, contrario de ser inofensivas, buscarán mataros y que dejen de respirar. - advirtió Nathan, sintiendo poco a poco como los efectos del estrés agudo hacían mella en su organismo, que poco a poco se preparaba para una situación de lucha - Tal y como dice Leah, son hechizos de defensa. Quizá tengamos suerte y pueda mostraros algunos arbustos auto-fertilizantes u hojas de fuego cuando volvamos a la parte principal de la reserva, pero por el momento tendrás que soportar esta parte de la lección. - Algo que debéis saber, que no es más que un dato curioso pero que a su vez explica la agresividad de las plantas mágicas, es que ellas a diferencia de sus contrapartes muggles no consumen dióxido de carbono como combustible. Sino que por el contrario consumen oxígeno, y siendo que los humanos consumimos oxígeno a una tasa mucho mayor que la de ellos, representamos una amenaza para su supervivencia, independientemente de que haya oxígeno para todos... ellos no poseen la capacidad de razonar, simplemente atacan cuando se sienten en peligro. Justo en ese momento, y en consonancia con sus pensamientos que le advertían que quizá estaba siendo algo duro con su viejo amigo, compañero y ahora alumno, la realidad en la que estaban inmersos les recordó el donde estaban. Nathan avanzó por delante de Niko y hasta Leah, quien había decidido liderar al grupo, para ver cual era el problema al cual ella se refería. Se agachó junto a ella y contempló las raíces que se habían anudado en torno a su tobillo, y tuvo que hacer un gran esfuerzo para contener su reacción de sorpresa y alarma. Aquello no pintaba bien. - Ninguno de esos hechizos que les mostré servirá, y dudo que conozcas alguno de los que sí. No quiero que confundáis esto con Lazo del Diablo, puesto que no lo es. El Lazo del Diablo suele vivir en ambientes mucho mas oscuros, pero este es como un hermano lejano de la misma especie pero un distinto subtipo. Aquí en Francia le llaman 'La Mort Rouge'. La clave para distinguirlos son estas líneas rojas que se ven aquí en sus raíces, ¿las veis? Miró a su alumna a los ojos, que expresaban mayor valentía de la que el podría haber convocado en ese momento. - Escuché tu francés y es lo suficientemente bueno como para saber que significa eso, pero tranquila, que nadie morirá hoy. Estas plantas tienen la particularidad de que se anudan en torno a una extremidad de una persona y comienzan a quemar en cuanto se las hace enojar. Trata de cortarlas y las harás enojar aún más. Por lo cual tienes que ser muy astuta y buscar una forma de salirte de sus garras. La mayor particularidad es que estas plantas suelen estar asociadas con una Esfinge, que debería aparecer por aquí a darnos un acertijo. La única forma de librarte de esta planta, y de la Esfinge a la cual se asoció, es responder bien a su acertijo o bien conocer algunos truquillos, hoy les enseñaré ambos. Nathan miró a su alrededor, buscando a la Esfinge, que apareció detrás de unos arbustos espesos y quedó a unos cinco metros de ellos. Permaneció quieta por unos segundos, pero finalmente habló con una voz monótona aunque amenazadora: - Un borracho estaba en una esquina y cuando un mago pasó frente a él, le dijo lo siguiente: Si ayer fuese mañana, hoy sería Jueves. ¿En que día de la semana dijo esto el borracho? Nathan miró expectante a sus alumnos.
  15. Muchas veces Nathan se sorprendía a sí mismo por la manera en que respondía a ciertas situaciones. Al contrario de la mayoría de la gente, que aprendía más llevando todas las situaciones a la práctica y forzándose a colocarse en posiciones donde debían tomar una decisión, el Weasley tenía la costumbre de aprender más mediante la simple observación de los movimientos y el accionar del resto. Fue por eso mismo que se quedó unos momentos inmóvil y tranquilo, observando como su instructor y su abuela practicaban con los hechizos que estaban siendo dictados. A medida que las condiciones metereológicas oscilaban de un estado a otro gracias a los hechizos que eran conjurados, el Weasley hacía una lista mental de los hechizos que iba aprendiendo, procurando amaestrar dentro de su mente los movimientos de la varita necesarios para su ejecución así como la pronunciación de los mismos para evitar infortunios. Toda esa información quedaba registrada dentro de su mente, e incluso le vino de ayuda para cuando el profesor conjuró una tormenta de nieve que comenzó a bañarlos de inmediato. Nathan se preguntó, antes de tomar cualquier medida, si tales fluctuaciones de las condiciones de humedad y presión atmosférica causadas por todos aquellos hechizos no tendrían efectos detrimentales sobre el ecosistema, más sabía que era una pregunta más apropiada para un físico que para su instructor, por lo cual prefirió ignorar su bicho de la curiosidad y pensar en como resolver aquella tormenta climática. - Pues si mi razonamiento es correcto, la tormenta de nieve está causada por el viento, que es un fenómeno de aire, y el agua congelada que es un fenómeno de agua. Así que... para deshacernos de esta tormenta, esto debería bastar. - a continuación, apuntó su varita hacia la tormenta que se abría por encima de ellos y imitó el movimiento que su instructor y su abuela habían realizado previamente - ¡Tempestatibus tranquilla! De inmediato, y como si fuera la solución justa, los efectos de la tormenta comenzaron a amainar, más el Weasley se concentró en algo que había dicho previamente su profesor. - Me resulta particularmente interesante eso que usted dice sobre la ética de cada uno de aquellos quienes practican hechizos metereológicos... imagino que deben haber habido casos donde estos hechizos han sido utilizados para detrimento del bien común, ¿no?
  16. Al parecer la única que tomó interés sobre los detalles de la incursión fue Leah, quien se mostró tan interesada que el Weasley no pudo evitar mostrar una sonrisa de emoción ante la pregunta de su alumna. Por unos segundos meditó como responder a su pregunta, dado que no quería echar a perder la sorpresa de la excursión sin que se perdiera el toque de misterio que quería mantener. Sin embargo, cuando notó que las piedras azules expedían una luminiscencia cada vez mas notable, se apresuró a responderle. - En realidad, la Reserva de Criaturas Mágicas Francesa posee casi el triple de especies, tanto herbológicas como mágicas, que la Reserva Newt Scamander. Sin embargo, no es esa la razón por la cual quiero llevarlos allí, sino porque me han encomendado una tarea muy especial que me gustaría compartir con ustedes y que, de paso, la tomen como una experiencia de aprendizaje y una aventura que no se vive todos los días. Nathan hizo una pequeña pausa, retomando el aire pero volviendo a apresurarse para responder. - Verá, dentro de la Reserva hay un terreno en sus profundidades que algunos exploradores han dado por llamar 'Le Territoire Foncé', por si no saben francés eso se traduce a 'El Territorio Oscuro', y recibe ese nombre porque es sede y hogar de las más peligrosas criaturas y plantas mágicas que se conocen. Estaba a punto de contestar la otra pregunta de su alumna cuando sintió un vertiginoso giro y una serie de vueltas donde su cuerpo carecía completamente de control sobre su estática y movimiento. Finalmente y tras unos largos momentos sintió la tierra firme abrirse bajo sus pies y se encontró a sí mismo junto a sus dos alumnos en un claro en el medio de una densa jungla que los rodeaba a sus alrededores, salvo por un espacioso lago de aguas negras que se abría algo a su izquierda. - Créame señorita Ivashkov, hoy practicaremos tantos hechizos que le parecerá más bien una clase de Encantamientos. Pero sí, de seguro tendremos la oportunidad para practicar el Herbivicus. - dijo, una vez hubo recobrado la compostura mientras rebuscaba en su mochila en busca de sus guantes protectores - Busquen sus guantes y colóquenselos, quiero que tengan sus varitas en mano y que ante cualquier movimiento extraño conjuren Diffindo o Incendio como hechizos contra plantas. Les dió unos segundos a sus alumnos para que se alistasen. - Estamos en medio del Territoire Foncé, así que Alerta Permanente. Lideren la marcha, yo cubriré la retaguardia.
  17. Se entretuvo quizá demasiado con la fresca brisa que golpeaba contra su cuerpo en aquella torre mientras sus ojos contemplaban la enormidad del terreno que se desplegaba frente a él. A pesar de que el cielo nocturno cada vez exhibía más y más nubarrones que se unían los unos con los otros, empaquetándose en densas formaciones de gas, todavía podían verse algunas estrellas en los recovecos que quedaban entre las nubes. Se preguntó como harían los alumnos de Divied para contemplar las estrellas con el clima así, y de pronto se le ocurrió la idea de que ellos, como alumnos de Meteorología, probablemente tomasen lugar en ello. El ruido de la puerta del salón abrirse lo tomó por sorpresa, y se volteó para encontrarse con su abuela, a quien saludó con un asentimiento. Ya habría tiempo para ponerse al día luego de la clase, quizá incluso podían volver juntos luego de la clase y compartir una taza de té antes de ir a dormir. No obstante, no hubo tiempo para más saludos ni cortesías, dado que el profesor rápidamente comenzó la clase. Nathan esperaba que les tuviese algo grandioso preparado. - La meteorología es la rama de la ciencia que estudia los fenómenos climáticos, ¿no? - intentó el Weasley, quien se pensó la segunda pregunta por unos segundos - Y creo que es importante estudiarla desde la magia para poder controlarla y modificarla a nuestra conveniencia, cualquiera sea la situación. Sus inquisiciones se vieron quizá confirmadas en cuanto el profesor alzó su varita hacia el cielo y conjuró dos encantamientos, uno seguido del otro, que despertaron una cascada de reacciones metereológicas que empeoraron la situación climática tremendamente. Ahora, una tormenta eléctrica parecía querer descargarse sobre ellos, lo cual no le resultaba precisamente apetecedor al Weasley dado que estaban a unos cien metros por encima del suelo y estaban al descubierto en el balcón de la torre de Astronomía. - ¿No será mejor detener eso? - inquirió el Weasley - Podría ser peligroso. Aunque respondiendo a su pregunta, supongo que ese segundo hechizo podría revertir los que conjuró anteriormente, dado que si es más efectivo contra viento y agua y usted justamente aceleró el proceso de lluvia y aumentó la intensidad del viento, pues perfectamente podría aminorar los efectos de sus antecedentes... No sé que opinara Mynerva, pero en verdad me gustaría ponernos bajo techo.
  18. - ¿Cuándo terminará esto? ¡Por el amor de Dios! - musitó, ya algo cansado, mientras sentía como su cuerpo comenzaba a quejarse por aquella situación de alarma a pesar de que los efectos de la adrenalina trataban de prepararlo lo mejor posible para la batalla; podía sentir su corazón latir fuertemente y a un ritmo quizá el doble de lo normal, podía sentir sus pulmones expandirse contra su caja torácica que no cedía y que le oprimía fuertemente, podía sentir su vista agudizada, y quizá fue eso lo que le permitió ver a través del rabillo del ojo como Elizabeth intentaba atacarlo. ¡Salvaguarda Mágica! >> pensó una vez más, repitiendo los efectos de un hechizo que ya había convocado antes y que volvió su cuerpo carente de masa a la cual atacar, por lo cual los filamentos de fuego lo atravesaron sin causar dolor e impactaron contra la pared contraria a él - ¡Cinaede! - agregó, esta vez con su varita apuntada hacia la Malfoy, emitiendo ese gas venenoso que produciría efectos nocivos sobre su cuerpo. De repente notó que la mujer estaba montada en una Saeta de Fuego, por lo cual decidió complicarle aún más la situación y apuntar a la escoba directamente, para luego pensar claramente en ¡Semillas de Hielo! lo cual resultó en que un rayo azulado partiese de su varita e impactase en la escoba, congelándola y aumentando su atracción con la gravedad, haciendo que cayese al suelo. Mientras tanto, notó como su visión se veía ofuscada completamente por un hechizo que no supo decir de donde vino, por lo cual se apresuró a ponerse en resguardo mientras esperaba que los efectos del hechizo pasasen.
  19. Tomó una de las gemas luminiscentes en sus manos y comenzó a juguetear con ellas mientras escuchaba y meditaba sobre las respuestas de sus alumnos a su pregunta introductoria. Debía admitir que no era una pregunta sencilla de responder, mucho menos dándole apenas unos segundos para que lo pensasen y que lo fundamentasen desde lo más profundo de sus ideales. No obstante, el método socrático se caracterizaba por inquirir a los estudiantes para comprobar su conocimiento, y dado que Nathan era un gran partidario de aquel método, no podía sino aplicarlo con sus alumnos. - De hecho, los dos tienen un poco de razón. Permítanme un poco de historia antes de que pasemos a lo práctico, y si puedes preguntar a donde vamos Leah, pero eso se los diré en un momento. - dijo guiñándole un ojo mientras depositaba la piedra azulada en el pupitre de la muchacha, para luego volver al escritorio y tomar otra de las piedras, la cual depositó en el de Niko - Desde que se ha comenzado a estudiar y escribir sobre la herbología, han existido primordialmente dos grandes teorías, y es lo que nosotros herbólogos conocemos como 'Magicismo vs. Botanicismo'. Se tomó unos segundos para darle suspenso a la clase, había contado aquella historia tantas veces que sabía perfectamente como seguir. - Los magicistas sostienen que claramente la magia vino primero, y que la herbología no es sino un resultado de la interacción entre la magia y las plantas por simple experimentación humana. Los botanicistas, por su parte, creen que las plantas mágicas estuvieron escondidas en el mundo desde un principio, y que son ellas la fuente verdadera de toda magia en sí. - se paseó un poco por el salón, anotando en el pizarrón el nombre de las dos posturas - Si me preguntan, me considero un magicista. No es raro encontrar plantas mágicas que son sumamente similares a las muggles con algunas pocas alteraciones, y en verdad me es difícil creer que las plantas son la fuente de la magia en sí. Sin embargo, esas son las dos grandes ramas del conocimiento.... espero que, sí les interesa lo suficiente el tema, se paseen por la biblioteca de la Universidad donde encontrarán varios libros al respecto para que puedan formarse una idea más nítida. Habiendo finalizado con aquella parte de la clase, miró su reloj y tras comprobar que era casi la hora, notó que las piedras comenzaban a emitir un resplandor cada vez más intenso. - Ahora sí, Leah. Nos vamos de excursión a la Reserva de Criaturas Mágicas Francesa. Afortunadamente he obtenido el permiso del Departamento de Cooperación Mágica Internacional y del Departamento de Transportes Mágicos para esto, así que estas piedras serán nuestros trasladores para llegar allí. - le dijo Nathan a sus alumnos, colgándose su propia mochila al hombro e instando a sus alumnos a hacer lo mismo - Se me ha ordenado solucionar un par de problemas allí en la reserva y los trasladores deberían activarse en unos minutos, así que mientras tanto quiero que se cuelguen las mochilas al hombro, sostengan las piedras en sus manos y, mientras esperamos, quiero que revisen esta lista de hechizos que les serán útiles a la hora de cumplir nuestra misión. ¿Tienen alguna duda sobre ellos? ¿Conocen o han utilizado alguno?
  20. Sabía incluso antes de ejecutar el hechizo que atacar a Mía no le sería gratuito, y que la bruja probablemente le devolvería el ataque tal cual lo había hecho cuando ambos se habían batido a duelo cuando cursaron juntos el Libro de la Sangre. Por tanto, en cuanto vio aquellos pétalos del pensamiento flotar hacia él, tuvo que decidirse rápidamente por una estrategia que le permitiese suprimir el peligro, lo cual le resultó algo difícil dado el pequeño tamaño de los pétalos, que no podían ser incinerados dado que entonces la combustión de los mismos liberaría el venenoso gas. Salvaguarda Mágica >> pensó, e inmediatamente sintió como su cuerpo se volvía etéreo y volátil, y como los pétalos lo atravesaban sin lograr efecto alguno. Cuando Mía decidió cambiar de hechizo y conjurar una vez más aquel molesto gas venenoso, los pétalos flotantes cayeron al suelo dado que perdieron la magia que los mantenía en el aire, mientras que Nathan aprovecho su estado inmaterial para pasar corriendo a través de la pared a la siguiente habitación, lejos de aquel veneno, la cual tenía cuatro puertas con un número ocho. No sabía quien tenía la bandera y no podía ver a nadie con ella, por lo cual decidió concurrir a otra estrategia: el disminuir el número de enemigos. - ¡Daga del Sacrificio! - invocó a medida que su cuerpo volvía a ganar masa, proyectándose un corte a nivel de la muñeca y pensando firmemente en Mía, quien aún estaba en la otra habitación - ¡Juramento de Sangre - Prohibición de No Atacar! Se permitió tomar aire por unos segundos, dado que por el momento estaba a salvo.
  21. El interés por aprender más sobre las artes meteorológicas y sus aplicaciones mágicas le había llegado casi de sopetón y de ningún lado en particular, simplemente se había despertado un día con el interés de conocer más sobre aquella rama de la magia y había corrido a inscribirse a la clase en la Universidad Mágica, aprovechando que nuevamente estaba habilitado para aprender un conocimiento. Se había enterado luego de que su abuela lo acompañaría en la clase, lo cual lo entusiasmó aún más dado que hacía ya tiempo que no la veía a pesar de que ambos seguían viviendo en la mansión Weasley. Fue por eso mismo que concertó la cita para la clase aquella noche de agosto en la torre de astronomía, tomándose la libertad de empacar en su mochila varios elementos que consideró de utilidad para la clase, a pesar de que no le habían especificado ningún instrumento como requerimiento fundamental. Se preguntó como encararía el profesor la clase mientras aparecía en los terrenos de la institución donde tomaría lugar la clase, para proceder a caminar en dirección a la puerta principal del Ateneo de Conocimientos de la Universidad, su mochila colgando de su hombro. Le tomó unos diez minutos llegar hasta el lugar, donde se encontró con su profesor y con Divied, quien le había impartido la clase de Astronomía meses atrás. No tenía idea de que la clase se daría en conjunto, pero como profesor de la Universidad sabía perfectamente que eso a veces ocurría por fines de conveniencia práctica. Le llamó la atención que, al preguntarse qué relación había entre la Meteorología y la Astronomía, se sorprendió con que quizá había un vínculo más profundo de lo que podría haber imaginado... simplemente no se había planteado aquella pregunta. - Buenas noches. - saludó Nathan, acercándose al barandal que se abría a las inmensidades del terreno aéreo.
  22. ¿Pero qué demonios? >> pensó, en cuanto las cosas una vez más volvieron a salirse de control. Varias personas entraron y salieron de la habitación en que él se encontraba, mientras que la bandera cambió de propietario conforme aquellos magos y brujas se libraban en batalla. Nathan no sabía cuanto tiempo quedaba para que terminase la prueba, pero aquella duda fue borrada de su mente en cuanto vio que el suelo bajo sus pies comenzó a tornarse de hielo, probablemente bajo el efecto de las semillas de hielo que él mismo había utilizado para un uso similar en su experiencia pasada. Decidió rápidamente como reaccionar, hasta que finalmente pensó en una solución que probablemente le salvaría las papas en aquella situación. Conjuró verbalmente un ¡Incendio! que resonó en las paredes de la habitación, más de su varita no salió sino una leve chispa que poco calor podría otorgarle al hielo que temerosamente avanzaba hacia su rincón de la habitación. Se quitó uno de los amuletos de su cuello, desesperado, y accionó el Amuleto Volador, el cual le permitió planear por encima del hielo que ya había cubierto todo el suelo y avanzar en dirección a la puerta. Supo que el efecto de un Cinaede había acontecido en su sistema, dado que sintió el olor dulzón de los pétalos y en seguida el veneno gaseoso comenzó a arder en sus alvéolos. Se apresuró a guardar su amuleto y evaluar la severidad de la acción del veneno, dado que había leído en aquel libro mágico que un bezoar no le salvaría la vida y que según el poder del mago invocante, la severidad del veneno cambiaba. De pronto sintió un corte en su abdomen, el cual se proyectó sin haber recibido hechizo alguno, y supo que debía ser efecto de una de esas dagas que había aprendido en su libro pasado. Además, sintió como su garganta se le cerraba y no podía respirar, por lo que infirió que el mago que había invocado el veneno era verdaderamente poderoso y decidió tomar todos los recados para curarse. - ¡Anapneo! - dijo, apuntando a su propia laringe y sintiendo como esta se desbloqueaba de inmediato, permitiendo que el aire fluyese. Pensó a continuación en un Curación que amortizó totalmente los efectos del veneno sobre su cuerpo, para luego pensar en un Episkey que curó la herida que le habían infligido en el abdomen. - ¡Demonios! ¿Qué les sucede? - ¡Maldición! - conjuró a continuación, con su varita apuntada a Mía, limitando seriamente sus posibilidades de atacar o defenderse.
  23. La voz de la arcana resonó dentro de su mente como si alguien le hubiese puesto uno de esos audífonos muggles y la arcana hablase a través de ellos. Fuertes y claras, escuchó sus palabras dándole aliento y encomendándole una serie de nuevas instrucciones, que en un principio pensó que eran demasiado difíciles de manejar pero que, tras pensarlo un poco, estaba seguro de que tarde o temprano le encontraría la vuelta y sería capaz de cumplir con el cometido. Después de todo, estaba allí para aprender. Primeramente, se concentró, tal y como le había ordenado la Arcana, en mantener aquel estado de concentración que tan fácil le había resultado encontrar. Al menos podía cumplir esa parte de la asignación dado que, afortunadamente, los jardines de la Mansión Weasley parecían verdaderamente ser su lugar en el mundo, y allí en su mente sentía que estaba libre de todo peligro y todas las preocupaciones que probablemente volverían a atormentarlo luego de la clase, pero que no podía dejar que interfiriesen en ese momento. Nadie podía hacerle daño allí, vivía en una especie de burbuja . Prosiguió a buscar un recuerdo que fuese plausible de modificar, y decidió que quizá lo mejor que podía hacer era tomar un propio recuerdo, dado que no consideraba apropiado modificar los recuerdos de la mente de Anne, y dudaba poder hacerlo con los de la Arcana, quien seguramente estaría dotada con la habilidad de Legilimancia. Por tanto, al igual que había hecho con su compañera y pensando que sería un buen punto de partida, se visualizó a sí mismo en aquel jardín y en cuestión de segundos, mucho más fácilmente que con su compañera, los recuerdos comenzaron a fluir como una lluvia torrencial, inundandolo de una variedad de experiencias que no visitaba hace mucho tiempo, ni siquiera en sueños. A pesar de la enorme variedad de momentos que podía utilizar para la tarea, sabía perfectamente cual recuerdo quería modificar. Era uno de los recuerdos más dolosos de su vida, pero necesitaba alterarlo si quería poder obtener un poco de sanidad mental en aquellas épocas donde no era otra cosa que un criminal y un buscado por los mortífagos. Escudriñó exhaustivamente su memoria hasta que encontró aquella tormentosa tarde de Otoño en la cual se enteró de una de las peores noticias de su vida: cuando su madre biológica lo abandonó para nunca más ser vista. Fue allí que se encontró con el obstáculo que más había temido desde un principio: visitar los recuerdos no era algo que lo había preocupado, dado que lo había logrado con Anne y suponía que hacerlo con él mismo sería aún más fácil, cosa que había comprobado. No obstante, alterar el recuerdo era harina de otro costal y se encontró con que no tenía idea de como proceder. Meditó por unos segundos, hasta que finalmente la idea vino a su mente de manera tan abrupta que pensó en que quizá la Arcana le había dado la pista sin que el lo supiese. Se concentró en el recuerdo y luego en lo que quería como resultado final. Se visualizó a sí mismo llegando a casa luego del trabajo, dejando sus cosas en el recibidor y caminando hasta la cocina, donde su abuela le esperaba con un semblante serio. Hasta allí, todo seguía los hechos tal y como habían ocurrido. Sin embargo, en vez de recordar como su abuela le relató la carta que su madre le había dejado, se imaginó que su abuela le contaba sobre la muerte de su elfo doméstico, quien había fallecido trágicamente años atrás, dejando devastada a la familia. Pensó una y otra vez en aquella secuencia de eventos, hasta que finalmente se cansó. Ciertamente estaba reemplazando un recuerdo triste por otro triste, pero necesitaba deshacerse de ese recuerdo original lo antes posible, dado que era la raíz de su sufrimiento. Dejó pasar unos segundos, tras los cuales creyó haberlo logrado, dado que cuando volvió a concentrarse en los jardines de la mansión Weasley y en su enorme torrencial de memorias que parecían encontrarse más organizados y nítidos con cada segundo que pasaba, no pudo volver a encontrar el recuerdo original, que parecía haber sido borrado definitivamente, sino una versión modificada del mismo. ¿En verdad lo había logrado? Solo la Arcana lo diría...
  24. Así como creía haber tomado el control de la situación con suma fluidez, no pasó demasiado tiempo hasta que súbitamente perdió lo poco que había logrado estructurar. La bandera desapareció de sus manos mientras vio como sus filamentos de fuego salían cruel e inútilmente desviados hacia la pared de la habitación, al tiempo que sentía un dolor punzante y casi desgarrador en su muñeca derecha con la cual sostenía su varita. No sabía exactamente qué le había ocurrido, más instintivamente cambió su varita de mano y se apuntó a la herida para conjurar un Episkey que rápidamente aceleró el proceso de regeneración tisular. Cerró los ojos por unos segundos y, tras pensar en otro Episkey se regodeó momentáneamente del placer que le proveía tal alivio. No obstante, su alivio duró poco tras sentir como una cuerda se ataba en sus tobillos, haciendo que perdiese el equilibrio. Otra de las cuerdas se había anudado en torno a su pantorrilla derecha, mientras que la tercera y última apenas le rozó el lado izquierdo de su tronco. Estaba a punto de deshacerse de aquel obstáculo cuando escuchó una voz conjurar un encantamiento y tras alzar la vista, comprobó que había sido Niko quien lo había ayudado. Se puso de pie y notó como su compañero se echaba en la carrera detrás de la bandera, por lo cual se animó a perseguirlo. - ¡Allá vamos! - dijo, y alzó su varita con su mano izquierda, dispuesto a protegerse de ser necesario. La situación llegó de forma improvista cuando la andanada de filamentos de fuego se acercó peligrosamente hasta él, tras lo cual Nathan se valió de una Salvaguarda Mágica para volver su cuerpo etéreo e intangible, de modo que aquellas llamaradas de fuego simplemente atravesaron su cuerpo sin provocarle daño alguno. - ¡Silencius! - dijo, de modo que el segundo hechizo de Niko nunca fue pronunciado y la capa de gas venenoso nunca se formó.
  25. Lisa nunca llegó a contestar las preguntas que sus alumnos le hicieron, ansiosos por obtener los finos detalles del conocimiento que les permitirían exacerbar el uso de los encantamientos que el Libro del Equilibrio les enseñaba. Nathan, por su parte, había disfrutado de leer el volumen antes de asistir a la clase, incluso más siendo su segunda vez tras haber fallado en su primer intento.. ahora tenía una perspectiva más integral sobre los encantamientos, incluso se había animado a hacer anotaciones sobre el libro con los consejos que sus profesores le habían dado. En vez de poder escuchar la respuesta de Lisa, el Director de la Universidad Mágica en persona, quien también era su amigo Elvis, apareció en el salón de sopetón y les indicó que la dinámica de este libro sería distinta a lo que esperaba. Al parecer, ahora debían ejecutar la prueba sin haber hecho ninguna modalidad práctica previa a modo de preparación, razón por la cual todos en ese salón se alborotaron un poco ante aquella perspectiva. Nathan, a pesar de tener más práctica que el resto con los hechizos, también se sintió algo ansioso. Sabiendo que no le quedaba otra opción, asintió a Elvis a modo de saludo y le siguió atravesando el portal luminoso, que lo envolvió como un aura de energía y lo llevó al lugar donde se realizaría la prueba. Esperaba tener la oportunidad luego de que alguien le resolviese sus dudas, dado que aquellos encantamientos podrían llegar a significarle alguna vez la diferencia entre la vida y la muerte. Sintió un escalofrío al atravesar el portal más este fue momentáneo y desapareció cuando llego a la cueva donde ocurriría la decisiva prueba.

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