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Melrose Moody

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Mensajes publicados por Melrose Moody

  1. Melrose no está segura de qué hace allí pero había decidido acudir de todos modos. La bruja va en compañía de Richard, que se había fumado tres porros de una preciada plantación que tenía oculta en un claro del bosque aledaño a la cabaña en Luss. Melrose no entiende por qué lo ha hecho pero tampoco hace preguntas. Richard, por otro lado, sabe que la bruja podrá pasar por el bosque sin problemas, mientras que el ha tenido que... acudir a otros medios para lograrlo.

    Ambos se desplazan con lentitud, Melrose apreciando el paisaje, el ambiente si bien algo oscurecido de todos modos agradable. Richard se concentra en poner su mente en blanco a pesar de que su expresión destila exasperación. Ni toda la cosecha del mundo podría ponerlo de buen humor en un lugar como ese...

    —¿Esa no es...?

    »¡Ellie!«.

    Melrose empieza una acelerada carrera que hace que termine junto a su prima, antes de saludarla como si fuesen amigas de toda la vida encontrándose luego de un largo período de separación. Richard la sigue a paso lento y firme. Empieza a sentir el subidón de energía, así que más le conviene desplazarse más lento.

    —Buenas noches, Madeleine.

    El brujo no se esfuerza por socializar o fingir interés. Todas las allí presentes lo conocen bien. 

    —¿Qué hacían aquí, un picnic? —su voz suena más rasposa de lo habitual pero Richard decide ignorar ese pequeño detalle. 

    • Love 2
  2. Catherine observa con atención por un rato que se extiende más allá de lo normal antes de tomar otra cucharada de sopa.

    —Eso sería agradable.

    Catherine había estado refugiándose en el castillo apenas un par de días y se había traído consigo a Melrose para que la cosa no fuese demasiado incómoda. La bruja se manejaba bien en cualquier espacio. El caso había sido contrario a lo que había esperado: no había nadie en el castillo, en ese momento, salvo ellas. Por un lado, era triste. Por el otro, era tranquilizador.

    —¿Tienes algo en mente? —su cuchara vuelve a descender al plato con lentitud y delicadeza, mientras Melrose termina su primera ración de sopa y empieza a servirse la segunda. Había terminado ya con seis shortbreads, un plato de guiso, un flan y su primera ración de sopa.

    Los ojos de Catherine se posan en los de Madeleine mirándola directamente por primera vez.

    —Sabes, siempre pensé... —Catherine intenta no sonar demasiado invasiva. No quiere que la bruja estalle porque siente que intenta meterse en su vida o algo así— bueno, siempre pensé que merecías un descanso —sus ojos navegan a través de las marcas en la mano de Madeleine. Catherine misma, tiene su propia cuota de cicatrices—. Nunca lo has hecho. Siempre estabas cargada de cosas, no entiendo por qué no lo llamas trabajo —Catherine sostiene la cuchara bajando la mirada, con el ceño fruncido—. Deberías darte más crédito por todo lo que has hecho ¿qué tiene de malo pasar unos días tranquilos en esta casa que ahora nadie está usando de todos modos? —una sonrisa triste se dibuja en el semblante de Catherine cuando toma otro bocado. Se limpia con la punta de la servilleta antes de hablar de nuevo— En realidad, a pesar de que no suelo conversar demasiado, siempre pensé que la escucharía sembrada de ruido.

    »Hay más cuartos de los que vamos a necesitar jamás —la sonrisa triste empezó a transformarse en una expresión cálida, sin que ella lo notase—. No tiene nada de malo que dependas de tu familia cuando necesitas tiempo para pensar. Somos familia —especificó—, pero más allá de los lazos de sangre, no es malo ayudarse de otros. Especialmente cuando ya has luchado tanto. Es suficiente«.

    @ Ellie Moody

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  3. Hito 5: Horrocrux

    Cuando Melrose reacciona, un par de Hobbamocks están sosteniéndola. A Melrose, por un instante, le cuesta procesar el hecho de que debe estar en presencia de los thunder clone del mago. Suspira, intenta no pensar en cómo le duele la cabeza o, específicamente, su ojo derecho. El agua que la rodea tiene efectos refrescantes, que parecen bañarla con energía, como una vieja batería que empieza a cargarse. Sospecha que no es solo la protección que deben haberle echado si no los clones mismos quienes ayudan con el proceso. Sin embargo, eso también le causa conflicto, como si hubiera una parte de ella que se opusiera a retornar a la calma.

    Melrose empieza a procesar poco a poco lo que ha pasado. Lo que ha hecho, lo que está sucediendo ante ella, aunque mira más hacia el suelo o apenas unos metros más allá de ella, ajena a lo que se desarrolla en torno a la inquisidora. Hacía mucho tiempo que no había reaccionado de una manera tan inapropiada frente a una situación de suma importancia. A pesar de que sabe que las personas a su alrededor solo quieren ayudarla, siente vergüenza. Su voz suena rasposa cuando habla una vez más. Está decidida, porque cree saber qué está ocurriendo.

    —Rory...

    Melrose no está acostumbrada a pedir ayuda. Rara vez lo hace y solo cuando es estrictamente necesario y con familia directa. Para ella es una situación sin precedentes.

    —Creo que estoy contaminada con el aura de Laura Nielsen.

    Los ojos de Melrose evitaban a toda costa ver hacia la dirección donde recuerda que se encontraba la inquisidora, como si eso pudiese ayudarla ¿qué pasaría si terminaba como la muchacha del fuego cruzado, atraída por el poder del colgante? No, incluso más allá de eso. El verdadero problema era que esa influencia ya la había hecho actuar. El pensamiento de que podría volver a comportarse de esa forma si no se manifestaba rápido la empuja a hablar.

    —Por favor, eres el único aquí que puede purificar la...

    La punzada que siente en el pecho es fuerte pero clara. Las dos figuras que la sostienen son quienes logran mantenerla en pie, a pesar de que sus rodillas ceden. Logra volver a tenerse en pie como debe ser, aunque con ayuda para terminar la frase. 

    —La invasión de Laura Nielsen —concluye con esfuerzo.

    Más personas se encuentran ahora en medio de la acción pero sus extralimitaciones anteriores la obligan a mantenerse a raya. Al menos, no mientras el aura de Laura todavía se encuentre dentro de ella de alguna forma. Ella no es consciente de su aspecto: tan solo le pide ayuda a Rory sospechando sobre lo sucedido. No sabe que ahora que ha dejado de utilizar el intelecto sagrado es todavía más claro que uno de sus ojos es del mismo color que el de la inquisidora mientras el otro todavía permanece normal o que su rostro parece tener una tensión extraña de ese lado de su rostro, como si estuviera a punto de quedarse congelado. Tampoco es consciente de la cantidad de magia que Rory ha utilizado sobre la inquisidora, porque no es patente a sus ojos ahora que no usa el intelecto y se niega a mirar lo que sucede. Así que no se da cuenta de qué es lo que le está pidiendo. Solo piensa en que al menos no es la única persona herida a ese nivel, en esa estancia donde todos están intentando detener a esa mujer, sin darse cuenta de que Rory tampoco se encuentra en las mejores condiciones.

    Melrose se da cuenta de que están hablando de Laura pero se niega a ser partícipe. En esos momentos, solo se siente confusa y débil. No está acostumbrada a sentirse así. Escucha a lo lejos que alguien lanza un sectusempra y es casi suficiente para hacerla alzar la mirada pero se detiene a tiempo. No, no debe implicarse aún cuando muchas personas alrededor están corriendo peligro... porque de otro modo, quizá ella podría terminar siendo un peligro aún mayor. Si no fuese por el apoyo de Hobbamock y Madeleine ¿hubiera cedido su mente a la locura? Además, también están las palabras de Eitʃ que parecen estar conectadas a lo que sucede con Laura pero claramente Melrose se había perdido de algo más que el pasado de la inquisidora mientras perdía la consciencia.

    • Love 3
  4. Catherine revuelve todavía una vez más el caldero, antes de replicar:

    —La comida está casi lista.

    Si las miradas hablaran... a Catherine a veces le preocupaba que Melrose fuese una muchacha tan transparente. Había ocasiones en donde notaba una mirada de concentración en ella, que no delataba ni el más mínimo atisbo de emoción, como si el libro abierto que siempre era se cerrara de pronto. Sin embargo, eran ocasiones raras e inconexas. La mayor parte del tiempo a Catherine le preocupaba que la bruja terminara metida en una estafa piramidal.

    —Freya, dispón en la mesa.

    La elfina asintió con el resentimiento ya olvidado y dispuso cuchillos, cucharillas, tenedores y cucharas de plata, junto a unas amplias y absorventes servilletas de tela. Trajo también los platos con la insignia de los Evans grabada en ella, así como el cuenco con el guiso, otro para la sopa, las galletas todavía tibias en una bandeja, papas y arroz como guarniciones y un poco de flan que había estado guardando para una ocasión parecida.

    —Pensé que tal vez... podríamos aprovechar la vajilla familiar —masculló la elfina, conmovida, antes de retirarse.

    Catherine la observó irse, preguntándose cuán difícil podía ser para ella. Ese enorme castillo, cada vez más vacío. Ella como un espíritu vagabundo en él, junto a otros elfos con la misma sensación de abandono, mientras en la construcción se escuchaban cada vez menos voces. Tuvo que hacer un esfuerzo para apartar su mente de esos pensamientos funestos. En lugar de eso, debía concentrarse en la comida y en el hecho de que era agradable sentarse a comer a la mesa.

    Melrose se apresuró a tomar un par de galletitas primero. Catherine intentó no juzgarla: sus modales en la mesa siempre habían sido impecables debido a su formación en La Talamasca pero no tenía que ser así para todo el mundo. Cuando Melrose empezó a hundir las galletitas en el guiso a modo de cuchara y luego de engullirse seis galletitas recién cogió los cubiertos, Catherine decidió que era mejor concentrarse en su sopa, tomando un poco de las orillas.

    A pesar de que se había prometido no decirle nada y solo ponerle un lugar en la mesa (estaban sentadas frente a frente porque Melrose se encontraba sentada a la cabecera) se encontró diciendo:

    —Entonces... ¿de visita o vas a pasar aquí una temporada?

    @ Ellie Moody

    • Love 1
  5. Hito 5: Horrocrux

    A Mel le cuesta contestar. Siente la boca seca y el ánimo por los suelos. De todos modos, se levanta. 

    Al estar en el suelo, recibiendo una enorme información sobre distintas líneas de temporales, también había llegado a entender una cosa: el poder que la había repelido, era un poder conjunto y no aislado del horrocrux. En otras palabras, eso tenía que significar (¿no era así?) que Laura había experimentado no solo con su basilisco y su dragón si no también con el propio artefacto oscuro que ahora cambiaba de manos. Melrose se incorpora de su lugar, sin saber que su rostro está deformado por la magia oscura que ha contaminado su propia aura.

    Uno de sus ojos, de un hermoso tono almendrado, tiene las pupilas reducidas pero es indiscutiblemente distinto al marrón cálido del otro ojo de Melrose, que conserva su tono normal.

    —Ella mató a su padre, experimentó con el descubrimiento de los horrocrux, ella... 

    Melrose se sienta de pronto, mascullando hacia Madeleine y tomando su mano sana en busca de apoyo para incorporarse. Ha mantenido los poderes provenientes del templo paladín demasiado tiempo. Eso también empieza a cobrarse en su cuerpo. 

    —Su aura, su alma todavía se encuentra conectada a esa cosa —intenta explicar aunque no está segura de hacer algún sentido—. Es mínimo, algo muy pequeño pero estoy segura de que lo hizo a propósito, para que el horrocrux pueda seguir alimentándose de su magia y volverse cada vez más poderoso al segundo...

    ¿Cómo puede ser tan poderosa si el horrocrux ha estado drenando buena parte de su magia todo ese tiempo?

    Melrose toma el tambo y se adelanta con pasos tambaleantes hacia la figura de Laura Nielsen, preguntándose más que nunca dónde podrá estar Toloveus. Piensa en que, si intenta atacarla una vez más y sus auras vuelven a conectarse, tal vez pueda volver a percibir a través de la corriente que recorre su cuerpo, alguna pista acerca de cómo funciona ese dispositivo y por qué Laura Nielsen todavía no se ha quedado sin magia ni se ha debilitado en lo más mínimo ¿tendrá que ver con aquello de la línea temporal que les ha sido revelado?

    Sí, tiene todos esos planes, hasta que cae desmayada de extenuación. 

    ________

    15

    • Love 5
  6. Hito 5: Horrocrux

    Inspirarse en Tom Riddle. Las palabras de Hobbamock, claras, son también chocantes ya que se encuentra próxima a su hermano paladín. Pensar, en que ese colgante podría no ser el único. Que hubo más asesinatos y podría haber más horrocruxes ocultos. Por eso mismo, Melrose aprovecha cada pedazo de información que le proporciona la bruja: al parecer, no ha alcanzado a notar las verdaderas intenciones de Melrose ¿o sí?

    Mel concentra todavía más su poder, a costa de drenar su magia: sí, es cierto que la bruja ha salido en la prensa. Sí, es la inquisidora... y, aunque lo siguiente que dice es verdad, Melrose nota contradicción en su aura. Es porque busca más que controlar a los magos y brujas y la magia o es... o es porque...

    No es ministra. La verdad la golpea lo mismo que un mazo pero cuando los pensamientos más agudizados de Melrose, junto a la intuición de la bestia la convencen de estar en lo correcto. Laura Nielsen no es ministra y es por eso también que las defensas naturales del edificio no se han manifestado: ella no está en capacidad de controlarlas. Melrose entonces recordó algo que su madre le había dicho, siendo muy niña, todavía en Escocia cuando no conocía Hogwarts ni Londres y todavía no tenía ninguna preocupación mayúscula.

    "Ese viejo, Toloveus, está completamente vendido a los ingleses ¿in-'it?" su padre asentía desde su mecedora "ese anciano representa el robo más descarado que nos ha hecho Inglaterra, a todo el reino unido,  sí, el del cetro de investidura ¡por otra centuria! despojados otra vez ¡por esos infelices del ministerio!"

    Con los ojos todavía clavados en la inquisidora y muda de asombro ante su posible descubrimiento, es fácil notar el momento preciso en que un aura nueva se entremezcla con la esencia de la bruja. Melrose desvía la mirada unos segundos, buscando la fuente de la magia que generó aquello. El aura de la figura la remite a un mago pelirrojo que no reconoce pero que no parece estar del lado de Laura: al contrario, parece realmente estar intentando algo ¿tal vez buscar distraerla y lograr que las personas más cercanas a ella se dispersen para reagruparse y trazar un nuevo plan?

    Melrose se desplaza hasta un espacio equidistante entre Hobbamock y Madeleine; el primero porque es un miembro avanzado de su clan y conoce a Mel. La segunda porque es su familia.

    —Es el colgante —repite entonces.

    Mientras tanto, también figuras congeladas habían aparecido en un apartado rincón. Unos susurros en pársel se cuelan en los oídos de Mel pero ella decide ignorar el mensaje, pues no está dirigido a ella. En momentos así, tener los sentidos de un licántropo es un problema en lugar de un aliciente. Entonces, ocurre algo todavía más inaudito: un hombre rubio, que Melrose cree reconocer muy vagamente de alguna ocasión en que fuera de paso por la casa de los Potter, parece dirigirse hacia Mackenzie y otros tantos más ¿a qué se refería con que ellos habían tratado de ser Dios? Melrose supo entonces que habían muchas más cosas que se le escapaban... pero tenía que concentrarse: su objetivo era otro. Usar ese pedazo de información que acababa de descubrir pero "¿cómo?"

    La situación se volvió todavía más difícil de ignorar cuando el hombre intentó atar a Laura, para luego darle la espalda e ignorarla por completo mientras hincaba una rodilla. 

    Y su novio empezó a besuquearlo.

    "De acuerdo... ¿QUÉ ESTABA SUCEDIENDO?"

    Melrose aprovecha para lanzar un desmaius hacia Sebastian y, una vez más contra todo pronóstico, éste impacta. 

    Era como si, en un momento desesperado, las personas empezasen a enloquecer y se lanzasen en actos impulsivos. Melrose había oído que en la famosísima batalla de Hogwarts habían sucedido cosas parecidas pero no alcanzaba a comprenderlo. El grito de Madeleine la devuelve a la realidad. La bruja ha lanzado un quejido de dolor, debido a que había logrado hacerse con el horrocrux gracias a la magia oscura que usara para debilitarla. Por ello, el incarcérus había impactado contra todo pronóstico. Melrose maldice por lo bajo por haberse distraído pero de todos modos es en vano: la bruja no ha podido destruir el artefacto y Laura sin duda se soltará de las cuerdas que la atan en cualquier momento. Madeleine parecía herida y Melrose quería acercarse a ayudarla aun cuando Rory era el más indicado para hacerlo, ya que sin duda se trataba de un aura maldita. 

    El colgante es manejado por campos de fuerza. Cuando Melrose se da cuenta de lo que está sucediendo, es tarde: la capacidad de Vera de intentar proteger a todos, el intento de escape de la inquisidora. El horrocrux está suspendido entre campos de fuerza en el aire, desplazándose apenas unos centímetros a un lado y al otro en una evidente pugna entre la magia de ambas brujas. Melrose se desplaza con la fuerza del fortress y una lanza, casi similar a una alabarda aparece en su diestra. La punta reluce en medio de ese caos como el preludio de lo que está a punto de ocurrir: cuando las esquirlas celestiales aparecen en medio del aire y se clavan en los cuerpos de la inquisidora... y el de Luxure.

    Ella no conoce su apellido, Melrose desconoce quién es la bruja pelirroja que se había visto atrapada en medio del fuego cruzado, al parecer atraída por la magia del horrocrux. Lo entiende: muchos del clan oscuro también son afines a esa magia. Melrose de desplaza a enorme velocidad, para hacer desaparecer las esquirlas del cuerpo de la pelirroja. El horrocrux, al fin viéndose libre de la pugna mágica entre la inquisidora y Vera, cae al suelo. 

    Melrose sabe que solo cuenta con unos preciosos segundos. Sus sentidos se lo dicen, lo mismo que el intelecto sagrado que es capaz de analizar el nivel de daño que han sufrido ambos objetivos. Las esquirlas desaparecen del cuerpo de la pelirroja. Mel la tiende con amabilidad en el suelo para usar su amuleto de curación y cuando ha susurrado al fin lo necesario para sanarla, su rostro parece retomar color. Mel repele el fuego que va hacia ellas y se incorpora una vez más, haciendo presión sobre las esquirlas con el campo de fuerza proveniente de su tambo, el báculo que ahora tiene en la mano izquierda.

    Así las esquirlas se hunden más en la carne de Laura Nielsen. El portal desapareció debido al repentino ataque pero la inquisidora se recupera a velocidad monstruosa. Melrose intenta no pensar en que solo es una miserable iniciada que está poniendo el cuello frente a un montón de magos experimentados, que quizá sus intentos no sirvan mientras sus pupilas contraídas se fijan en las de Nielsen.  Mientras tanto, se había dado una pugna por el colgante, sin que ellos notaran que ahora éste era inofensivo debido a la magia que se había operado para que eso sucediera.

    —¡SUÉLTENLO, TIENEN QUE...!

    Su advertencia se ve cortada cuando nota que las esquirlas ceden. Laura se incorpora y su aura retoma su monstruosa capacidad. Melrose sale despedida hacia atrás debido a la fuerza de repulsión que había estado utilizando para aprisionarla a ella y a las esquirlas en su cuerpo. Entonces, luego de golpearse contra el suelo escucha un sonido todavía peor: el horrocrux, quemando la carne de su portador, tal cual hiciera con Madeleine, porque Laura no se encuentra más bajo la magia paladín. La maldición es capaz de atravesar las formas convencionales de defensa y el fuego no lo daña. 

    Y, cuando Melrose cree que se ha convertido en un trozo más de basura en medio de los desperdicios del suelo, llega a ella la revelación: "muéstraselo a quien necesite".

    Oh, entonces comprende. 

    Suelta una risotada como si estuviera enloqueciendo y grita a todo pulmón mientras se retuerce en el suelo debido al impacto de la cantidad de información que se encuentra entrando a su cerebro.

    —¡LAURA NIELSEN TU NO ERES NI SERÁS NUNCA MINISTRA!

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  7. PP: 7

    PV: 100

    La sorpresa de Catherine es evidente, cuando los efectos del cinaede se hacen evidentes en Madeleine. No puede retroceder lo que ha hecho, por supuesto. Además, el duelo no ha terminado. Eso no sucederá hasta que el guerrero esté satisfecho. Entonces, se da cuenta de lo que Madeleine se encuentra conjurando: es un anapneo, debe serlo, porque ella intenta respirar. Sus ojos se centran en la persona que antes llamaba hija. Sabe que lo siguiente que hará será atacar. No está segura de qué forma tomará ese ataque pero decide que el fuego es, por ahora, su prioridad:

    -Ignea máxima

    La lluvia polen de lirios de fuego la baña. Catherine recuerda que hicieron eso para protegerse la una a la otra, apenas hacía un par de horas, ante el fuego de dragón. Ahora, lo hace por el fuego que ella pueda enviarle...

    Y tiene suerte.

    La bruja se da cuenta de que las flechas de fuego no le hacen daño. Ella estará protegida por un buen rato todavía, ante ese tipo de ataques, gracias al polen de lirios de fuego. Mientras tanto, Madeleine se recupera. Catherine piensa por un buen rato, en si debería atacarla más allá de ello o no pero al final no termina de decidirse. En lugar de dirigir su ataque hacia Madeleine, la bruja decide hacer una salvaguarda mágica, de forma que se vuelve intangible a sus ataques. Ya ha tenido suficiente por ese duelo ¿o no?

  8. Hito 5: Horrocrux

    Melrose se alza intentando entender cómo podrían actuar a continuación. Las ideas de los presentes parecen estar dispersas las unas de las otras. La presencia y actitud de ese muchacho, al que llaman Sebastian, parece desequilibrar a varias personas en la sala. Melrose entiende que se debe a que está intentando hacer algo que no tiene lógica, defender a una asesina que ha atacado el corazón mismo del ministerio pero hay algo más allí que no encaja. El mago luce desvalido y las personas a su alrededor son magos y brujas experimentados, de gran poder. Hobbamock y Vera son miembros del clan cercanos a los poderes del Dios. Madeleine es una oscura de años, sumamente experimentada. Hay muchas personas más, que rebosan poder mágico. Por eso, para ella no tiene lógica que sean esas mismas personas las que lucen repentinamente en shock, no por su magia, si no por sus palabras.

    Laura, que así es llamada la inquisidora, parece estar disfrutando de todo el asunto. Llama por contrincantes y varios de ellos aparecen. Desestima un sectusempra y Melrose entiende entonces qué es lo que le ha estado molestando: que Laura, indefensa como parece verse ante tantos magos y brujas, no está nerviosa. Ni siquiera parece haber sido afectada por las declaraciones de Sebastian. Solo se mantiene allí, impávida, atenta a cada movimiento a su alrededor pero no realmente con el sentimiento de una persona acorralada. Hasta el intento de defensa de Sebastian parece pasar por agua caliente.

    Melrose entonces recuerda una imagen vívida en su cabeza: el nacimiento de un licántropo neonato. Nunca es algo fácil de ver, es una experiencia cruel y dolorosa y el neonato nunca tiene control; está lleno de rabia y desdén por el mundo, siente un resentimiento visceral que recorre su cuerpo en oleadas de violencia. Busca humanos qué morder, espacios qué destruir, recuerdos propios y ajenos qué arruinar. Ella misma, había pasado por ese duro proceso y no había aprendido a procesar sus emociones si no hasta dos años después. No había sido fácil en lo absoluto.

    Esa falta de temor, ese atisbo de locura, puede verlo en los ojos de esa mujer, Laura, aumentado de manera exponencial. Entiende entonces por qué no les teme: ella está segura de poder ganar esa batalla. Es una neonata, en un sentido en el que Melrose no comprende. No lo hace realmente, si no hasta que ese recuerdo se conecta con otro: Richard, sentado en la comodidad de su sala, hablando sobre el inquisidor mientras leía el periódico. Sí, en ese entonces... la mente de Melrose parece trabarse por un instante pero ella hace un mayor esfuerzo, reforzado gracias a la magia del escudo del que se había bañado momentos antes gracias a Hobbamock. Un hombre, el inquisidor. Un maníaco que había amenazado y atacado deliberadamente el mundo mágico.

    Melrose sacude la cabeza como un cachorro confundido. Intenta seguir ahondando en ese recuerdo pero por alguna razón tiene problemas para hacerlo, como si intentara conseguir algo que cada vez se escapa unos metros más allá. Lo que está pensando, no tiene lógica. Además, las palabras de Laura están teñidas de mentira. El intelecto sagrado, todavía no es fuerte en ella, es apenas algo que está aprendiendo a dominar pero puede percibir el engaño desde la mujer. Melrose no se da cuenta que otros paladines no le habían prestado atención a ese detalle porque conocen de su pasado y asumen que Laura esta llena de mentiras. Sin embargo, ella no está al tanto de lo que sucediera antes con la muchacha, así que no tiene por qué asumir nada.

    -¡Si nos retas al menos dinos quién eres! ¿Por qué has atacado el ministerio? ¿Qué esperas conseguir?

    Sí, Laura ¿Laura qué? Melrose no entiende de dónde le sale la voz para atreverse a hacer esas preguntas cuando hasta ese momento no se había animado a intervenir de ninguna forma.

    -¿Y qué es eso que guardas celosamente?

    Melrose se había dado cuenta de eso cuando abrazó a Sebastian. Ella buscaba la protección del mago, no de la forma en que él buscaba ofrecérsela, si no más bien como un escudo de carne que pudiera servirle. Eso no tiene lógica con su actitud de saber que "nadie puede con ella". Vera era una guerrera experimentada de su orden, sabía de ella a pesar de no haberse topado con ella porque de alguna forma no eran muchos en el templo, así que Melrose asumía que ella había hecho el esfuerzo de alejarlo de esa mujer a sabiendas de eso. "No necesitan matarla" había dicho el muchacho ¿eso qué significaba? "Atacarla de frente no sirve" había sido otra de las afirmaciones y si personas mucho más desarrolladas en la magia que ella apenas aprendía habían visto conveniente no atacar ¿qué cosa significativa podría hacer ella? ¿Y por qué entonces había aceptado, con un atisbo de diversión, la protección del mago Sebastian?

    A la par, el sectusempra que había provenido de ese par de hombres desconocidos (Melrose no los había visto en Londres jamás, ni tampoco en la orden así que suponía que eran extranjeros) no había impactado. Melrose recordó entonces el espejo que había visto desvanecerse en el departamento de misterios, al inicio de su travesía hacia esa estancia. Al igual que el dragón y el basilisco, parecían estar conectados a la magia de esa mujer y ella no parecía preocupada en lo más mínimo por perderlos.

    Melrose sabía que todas esas ideas inconexas la estaban llevando a algo pero no alcanzaba a entender qué era eso todavía ¿podría Laura matarla por su atrevimiento? Solo entonces se le ocurre, mientras espera una respuesta, concentrarse todavía más en su poder: Divine intelect

    Enseguida, sus sentidos se agudizan. Puede percibir con claridad allí donde antes solo había oscuridad. Sin embargo, eso también la asusta. La energía emanando de Laura es apoteósica, es una monstruosidad... sí, y cuando el temor rescinde, Melrose nota algo todavía más importante. Sus ojos tienen ahora un tono mucho más claro que su marrón natural, es casi miel o hazel. Sus pupilas se tornan todavía más pequeñas, dándole el aire decidido de un gato. 

    No se dirige a la inquisidora cuando habla.

    -Vera, Hobbamock -sus palabras son pronunciadas con lentitud. Hobbamock acaba de alertar a Vera, preguntándole por información y ahora Melrose esta segura de que puede proporcionárselas a ambos- Úsenlo.

    Por supuesto, se refiere al poder que se encuentra utilizando y que ellos conocen bien, mucho mejor que ella. Porque ahora, frente a sus ojos, los colores oscuros empiezan a definirse y adquirir forma. La monstruosa energía de Laura, a ese nivel, de todos modos no es capaz de enmascarar el hecho de que hay dos auras, proviniendo de ella. Dos auras que intentan conectarse y no pueden o no llegan a hacerlo y se desdibujan en sus límites. Dos auras que son a la vez lo mismo y a la vez algo distinto. Aquello que emana de su pecho, tiene una oscuridad apabullante. Aquello que emana del resto de su cuerpo, destila dolor.

    Solo entonces, Melrose nota la fina cadena en el cuello de la bruja y por fin, sus ideas inconexas llegan a puerto.

    -Es el colgante -murmura en dirección a Hobbamock. 

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  9. Hito 5: Horrocrux

    Si bien Melrose entiende la conversación, no se siente a la altura de los otros Moody. Por eso, se cubre cuando Madeleine negocia y se aparta cuando el basilisco ataca. Piensa en muchas posibilidades, todas probadas por otros. Al final, termina protegida por el Divine Shield de un compañero, Hobbamock, claramente en mayor conexión con el Dios. Melrose reflexiona, intentando poner más energía y pensamientos en el asunto. Se siente refrescada por el energía a pesar de que la corriente eléctrica todavía recorre su cuerpo. Tiene que hacer algo.

    Al volverse, es capaz de ver al pastor Despard concentrado en un punto. No es que se hayan desecho del todo del basilisco, la orden oscura tendrá que lidiar con él pero es algo, así que Melrose se siente mucho más libre de movilizarse. La concentración de Rory esta otra vez fija en esa mujer y esa mujer misma parece ser el centro de todo. Pronto, muchos empiezan a cercar el espacio sin disimulo... eso es, hasta que empieza a manifestarse.

    Llegan más personas y una de ellas se interpone ¿qué es lo que está sucediendo? Se corre la voz también acerca de un horrocrux. Es allí cuando a Melrose se le ocurre una idea pero parece demasiado descabellado como para que alguien como ella intente algo así que...

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  10. Hito 5

    Dragón

    Melrose se incorpora luego de su examen y se dedica a observar cómo Madeleine ejecuta su magia. Es magia avanzada: Melrose no sabe de esas cosas pero, desde que siguiera el llamado del dios, de alguna forma es capaz de percibir ese tipo de cosas. Es más fácil medir el nivel de poder ejecutado y el que ella realiza no es ninguna bagatela.

    Pronto, están en marcha de nuevo. Melrose intenta no torcer la nariz a medida que Seere los guía. Por algún motivo, siente como si oliese a ceniza o azufre. No está segura de la fuente pero cuanto más caminan, más intenso el olor se vuelve. Algo caliente, regurgitando en un lugar cerrado por demasiado tiempo... hasta que escucha el rugido. Sin embargo, tarda en reaccionar. 

    Cuando escucha la voz de Hannity, apenas tiene el tiempo justo para apartarse y no ser alcanzada por la llamarada. Madeleine plantea un plan enseguida y la llegada de Kaori con Hobbamock lo facilita. Melrose asiente sin tener mucho que aportar (para ser honestas, ese no es su elemento a pesar de que ha tenido que lidiar con dragones antes). Observa cómo Hobbamock hace uso de los poderes del clan y eso le da una idea. Recubriendo su cuerpo con la energía, logra rociar a Rory Despard con el polen de lirios de fuego con mayor rapidez y le da un poco también para que pueda inhalarlo y que proteja sus órganos. Hace lo mismo consigo misma, aprovechando que la corriente eléctrica le ayuda a acelerar sus movimientos a voluntad.

    De todos modos, no es suficiente y de no haber sido por los clones de Hobbamock y el insight de Kaori, ahora serían la cena. Otros magos y brujas ya han llegado allí, y también han realizado intentos de controlar a la bestia. Puede ver los restos de hielo y otras magias con las que intentan hacerse con el control de la situación aunque hasta donde ella alcanza a ver son vanas. 

    —Es un vipertooth peruano —replica entonces en dirección a Kaori. Mel no suele hablar con desconocidos pero no puede evitar contestar de manera mecánica, como una alumna de colegio—. Por supuesto que tenía que ser el comehumanos...

    Melrose no siente aversión o cariño para con los dragones, los ve en términos de igualdad. Pero por supuesto que tenía que tocarles el más problemático en un ambiente cerrado, que es lo más lejano a su especialidad. Por un instante, anhela el viento soplando sobre su cara; debido al dragón, el ambiente se siente caliente, húmedo y seco por momentos. Es aborrecible ¿Y el inquisidor? Melrose desconoce el pasado de esa figura oscura. Solo supo de que había hecho cosas malas, no tenía idea de que había sido muggle, así que asume que siempre fue una bruja. En su cabeza, su nombre solo está asociado a la mujer del espejo.

    Todavía parada junto a Hannity Evans Ollivander, intenta pensar en un plan.

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  11. PP: 8 - 1 = 7

    PV: 70 + 30 = 100

    Melrose había esperado que Madeleine se defendiera al tiempo, tal cual sucedió. Lo que no esperó fue la reacción de la bruja. Le hizo gracia, una sonrisa afloró a sus labios ¿hacía cuánto Madeleine no le había provocado ese tipo de reacción? Así que cuando la herida aflora en el interior de su muñeca, la bruja solo observa como la sangre empieza a caer sin exaltarse. Piensa con rapidez en un curación. De esa forma, la bruja se asegura de no desangrarse hasta morir. La herida se cierra y el dolor desaparece.

    —Sabes perfectamente que es lo que tenemos que hacer —replica, no sin cierta diversión todavía a flor de labios.

    No se preocupa por la herida en la muñeca de Madeleine, la bruja no morirá. Oh no, esta vez ella... bueno, Catherine se siente avergonzada de no haberlo notado antes. Ella quiere pelear. Así que hará lo que tiene que hacer, lo que Madeleine sabe que tiene que hacer. Alza la varita:

    Mutis

    El hechizo haría que Madeleine estuviese privada del habla por un turno completo. Catherine no pudo evitar alzar las cejas. Era una puya clara lo que acababa de decir "guarda silencio"

    Cinaede

    El efecto sería instantáneo, pues el gas venenoso extraído de los pétalos de pensamiento era letal. Ingresaría por sus vías respiratorias de Madeleine y las dañaría, paralizaría su sistema circulatorio y nervioso. Era progresivo y doloroso. De todos modos, Catherine confiaba en que Madeleine tenía las herramientas para librarse de ello ¿la odiaría por ponerla a prueba?

  12. Secundo el sticker del gato silvestre nadando en dinero XDDD pero porque rolearemos hasta enriquecer!!! jajaja

    Bueno Rorycienta, solo decir que estoy muy feliz de que hayas sido ministra. Esperamos todos las tramas interesantes que vas a plantear y acá estamos todos al pie del cañón para apoyarte 😎también quiero ver al primer damo del estado Ollivander cofcof a quien sea que use el doño XD

    Y, porque obvio esto lo esperaba toda latinoamérica unida LOS EVANS SIEMPRE RULEANDO OKS JAJAJA

    Peace 🤩

    • jajaja 1
  13. PP: 9 - 1 = 8

    PV: 100

    Mientras Catherine observa el paisaje a lomos de ese ejemplar modelo de galés verde, su mente divaga, sabiendo lo que habrá de suceder a continuación. Si bien el guerrero había probado parte de sus agallas la cosa no estaba ni lejos de terminar. Sabía que tendría que enfrentarse a Madeleine dado que ambas habían terminado en esa clase y la idea no le hacía ninguna gracia. 

    Cuando Aphophis inicia su descenso, el dragón que Catherine monta lo sigue casi de manera mecánica. El suelo tiene escombros, como si allí hubiera habido un derrumbe hace mucho tiempo y los ojos velados de las estatuas de mármol que rodean la plataforma hacen que Catherine piense en que allí, alguna vez, hubo una gran ciudad. Con lentitud, desmonta de la criatura que la ha llevado hasta allí. Todavía lleva el amuleto al cuello, claro, es la única razón por la cual se había sentido en confianza de hacerlo. 

    Echando una mirada de soslayo hacia Gahíji, la bruja se sube a la plataforma que también tiene diminutas rocas y polvo. La estructura que rodea ese espacio es sorprendente y el aire se siente algo húmedo. Catherine fija la vista en Madeleine cuando se da cuenta de que tiene que empezar a atacarla. Gahíji no le perdonará si es suave con ella y podría castigarlas a ambas.

    -Himno de Eleboro

    La bruja agita la varita para realizar el hechizo por primera vez. Sus sentidos arruinados por la nigromancia no son capaces de percibirlo del todo pero sabe que su varita ha soltado una vibración musical muy baja. Sus sentidos estarán ahora protegidos y no solo eso: es como si de pronto el mundo se abriera ante ella, pues sus sentidos se agudizan. Vista, oído, tacto, gusto, olfato... Madeleine no podría hacer nada para mermarlos por un buen rato.

    A pesar de que todos sus instintos le aconsejan lo contrario, sabe que tiene que continuar. En aquella ocasión no se apunta a sí misma, como hiciera con su primer hechizo, si no que apunta hacia Madeleine y se concentra, para pensar:

    -Flechas de fuego

    Los filamentos de fuego salen disparados en conjunto, lloviendo sobre Madeleine. Si llegaban a impactar en su piel, la incendiarían, produciendo horribles heridas por las cuales correría el peligro de desangrarse. Además, si llegaba a impactar, Madeleine se vería obligada a usar un aguamenti para no quedar dañada de manera permanente.

    Catherine siente remordimiento de hacerlo pero sabe que no puede ser de otra forma.  

  14. Hito 5

    Las abominaciones parecen interminables pero el grupo de cuatro personas que cercan el espacio y la acompañan en ese pasillo logra deshacerse de ellos. Siente que su colaboración es pequeña en comparación, así que se apresura a aproximarse a la abominación para intentar dilucidar ese pequeño trazo de información que han descubierto que carga. Sin embargo, es detenida con violencia por Rory. Melrose se incorpora y se aparta mientras el pelirrojo se aproxima al cuerpo de la abominación, cuyo rostro surcado de tormento parece remover sentimientos intensos en su interior. Melrose, a pesar de admirar su labor, no puede evitar distraerse por una figura al final del pasillo. 

    Se da cuenta, luego se una tensa observación, que no está mirando hacia una persona, si no un reflejo. El reflejo de una mujer que, a ojos vista, pareciera estar calibrándolos. Melrose también escucha voces: tienen que estar cerca, justamente al final de ese pasillo, en donde el espacio parece abrirse como un boquete, hacia un ambiente mucho más amplio. Mel intenta llamar la atención de Rory hacia el reflejo de esa mujer pero el sacerdote se encuentra terminando su labor de purificación. Cuando exhala un suspiro cansado, Melrose puede ser como el espejo parece resquebrajarse, como si hubiese sido sostenido por una magia misteriosa vinculada a eso que atormentaba a la abominación. 

    Melrose sigue a la comitiva que encabeza Rory y cuando éste habla de la pista que tiene junto al inesperado grupo de gente que aguarda al final de ese pasillo, al parecer todos provenientes de sus propias penurias, Melrose se da cuenta de que había estado observando hacia un espejo, que parece estar disolviéndose en el suelo como polvillo. Alertada gracias a Rory del peligro de aproximarse, decide no tocarlo ni examinarlo y se vuelve a mirar alrededor. Puede ver expresiones cansadas o preocupadas entre los magos y brujas que empiezan a copar esa ala del departamento. El noveno piso no es el lugar más estable del ministerio ni de lejos y cambia constantemente, así que no hay forma de saber si más personas llegarán hasta allí o quedaron atrapadas por el camino.

    Al parecer, Rory no había sido el único que había conseguido dar con el escrito que había sacado del cuerpo de la abominación. Melrose alcanza a percibir también las declaraciones de un mago que dice que deberían dirigirse hacia las escaleras. Melrose se inclina sobre el suelo del departamento en busca de rastros de magia. Se da cuenta entonces de que hay efectivamente un rastro allí, tenue pero fijo, que conduce hacia las escaleras, lo que es una señal. El problema, es que eso no significa necesariamente algo bueno, como ella bien sabe gracias a lo que ha vivido en sus misiones fuera de Londres.

    De todos modos, decide mantenerse con el grupo con el que ha estado hasta ese momento y sigue el rastro que se le acaba de presentar. Es una lástima que no se encuentren al nivel del suelo para que ella pueda buscar algún rumor distinto en ese suelo, por lo que bajar también se le hace como una buena alternativa. El problema, es que pronto se da cuenta de que no están yendo a ninguna parte.

    La bruja se vuelve entonces hacia Rory y los demás de su comitiva, con expresión confusa:

    -¿Esto les había sucedido antes?

    Después de todo, ellos habían sorteado todas esas problemáticas sin ella, tal vez no es la primera vez que sucedía. 

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  15. Melrose se queda sin aliento haciendo la pose de la chica en medio de la coreografía, su pecho subiendo y bajando. Se queda congelada unos segundos allí, antes de volver a su postura normal. No tiene lógica, ella suele hacer mucho más ejercicio que ese; tal vez sea el contexto, que el lugar es un espacio cerrado con un aire un poco viciado por la celebración o, simplemente, que se siente emocionada y eso hace que sus latidos se sientan más presentes.

    -¡Te juro que no ensayamos! -dice Melrose aproximándose a Lillian, moviendo su varita para dejar que el carrito de carga lleve al inconsciente Jank al rincón- Es solo un hechizo que Richard me enseñó, para que otros imiten tus pasos de baile, nunca pensé que lo usaría... -su voz va apagándose a medida que se da cuenta lo loco que suena lo que está diciendo.

    Agita su varita otra vez para limpiar la pintura de la ropa de Lillian pero no funciona del todo bien. Catherine era la experta en esas cosas, no ella. Al menos, ya no se ven los colores vivos y relucientes, apenas una tímida mancha.

    -Toma -Melrose le alcanza a Lillian una botella de agua intentando convencerla de que es alcohol- ¿Será que podemos buscar alguna otra canción del karaoke? Esa resultó bastante inesperada.

    ¿Por qué Bel tenía una cosa así en su repertorio? Quizá había juzgado a la bruja sin darse cuenta, porque la verdad era que no solo se había sorprendido, se había quedado estupefacta, dividida entre la diversión y la incredulidad. Mel intenta buscar saltando entre lo que Bel ha preparado, pero no reconoce ninguna canción...

    @ Lillian Potter Evans

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  16. Richard Moody

    Richard decide ignorar la primera parte de su discurso por obvias razones pero cuando la mandataria toca el tema de su repentina partida, sonríe sin disimulo. 

    —Ah, señora regente —suelta moviendo el contenido de la copa que se le ha ofrecido—. Yo estoy encantado de estar aquí, a pesar de no ser del agrado de quienes nos vigilan.

    Dio un único trago luego de percibir el bouquet. Por supuesto, se refería a los que los vigilaban debido a Ashryver, pero ni siquiera toda esa atención a los detalles lo preparó para lo siguiente. Estuvo a punto de atragantarse ante la propuesta de la regente. Fue una suerte que lograra conservar su dignidad. Bajó la copa e inspeccionó el semblante de la mujer para estar seguro de que no mentía o le estaba jugando una broma. Cuando estuvo seguro, se dijo a sí mismo que hubiera sido más conveniente para su familia que fuera Catherine quien oyese esas palabras.

    —La gloria perdida al pueblo escocés —repitió de manera mecánica, girando el contenido de su copa—. Por supuesto, tiene usted razón.

    A Richard le valía tres pepinos la gloria y el honor. Ni siquiera era escocés, si bien el resto de su familia sí lo era. Su verdadero nombre era un apellido perdido en las brumas del tiempo, con viejos votos y promesas que eran marcadas con sangre. Siendo humano, había sido cortesano de Matías Corvino, no rey, si bien de su círculo de allegados. Richard suspira: él es todavía humano. Su cuerpo tiene una temperatura normal, su piel es sonrosada a veces, su aliento tiene un hálito a vino.

    Los años no mortales le pesan. A Catherine sí que le importaban esas cosas, siempre estaba cuestioándoselas: gloria, honor, sangre, consciencia. Ella sí era una Moody después de todo. Richard intenta no lucir aburrido. Es difícil. En realidad, le da la impresión de que hay algo más allá, de otro modo nunca se hubiera interesado en la regente en primer lugar. Alza la vista y hace una pregunta para probar el terreno.

    —Cuando expulse a esta rancia guardia —dice con lentitud— ¿cuál será su primer objetivo?

    @ Kamra Ashryver D.

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  17. Mientras Lillian sostenía el marcador y Melrose terminaba su último palillo, volvió a agitar su varita. Acababa de caer en cuenta de que era una de las pocas personas que todavía mantenía cierta cordura pues estaba prácticamente sobria. Sin embargo Melrose no era de las que se avergonzaran o avergonzaran a los otros por algo así: por eso se la estaba pasando tan bien. El caso de Jank Dayne era distinto, el muchacho les había servido en bandeja de plata la broma.

    Con los ojos de un gato, Melrose tomó las pinturas que había hecho aparecer. Eran unos cómodos tubos con una boquilla que permitía pintar a comodidad. Tomó los colores azul, rosa y verde y empezó a hacer un verdadero decorado en sus manos, dibujando pequeños micropuffs y lechuzas sin que el muchacho siquiera reaccionara mientras Lillian parecía entretenida con el marcador.

    Sin embargo, al levantar los tubos, la pintura salpicó de manera dramática sobre el regalo que un par de muchachas habían estado examinando hacía no mucho ( @ Scavenger Weatherwax  ) por lo que Melrose se disculpó con una sonrisa. Esperaba que el asunto no incomodara a @ Ania Evans Weasley ; era su regalo después de todo pero solo era un poco de pintura en el empaque. Después de todo, parecía que estaba a punto de instalarse el karaoke y Melrose había visto a Bel y los demás muy entusiasmados con el asunto. Pensando en que esa diversión no podía acabar allí solo porque estaban algo ebrios, decidió tomar la iniciativa por una vez: colocó una canción del repertorio de Bel al azar y tiró del brazo de Lillian e hizo un encantamiento de mobilicorpus a Jank para trasladarlo hacia donde se encontraban. Luego, lo ató a un carrito de carga para que pudiera sostenerse y le echó un antiguo encantamiento de baile, perdido en las brumas de la memoria mágica colectiva, que Richard se había tomado el tiempo de enseñarle solo por la curiosidad de averiguar si lo usaría algún día.

    Entonces, la música al azar que había elegido del repertorio de Bel, empezó a sonar:

    Melrose emulaba muy bien los pasos para ser su primera vez y el inconsciente Jank, gracias al encantamiento, ejecutaba los movimientos todavía atado al carrito, pues se había olvidado de soltarlo luego de lograr tenerlo en pie. 

    @ Lillian Potter Evans  @ Jank Dayne  @ Rory Despard

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  18. Hito 4 

    Rory Despard 

    Hessenordwood Crouch 

    Hannity Ollivander Evans

    Melrose Moody

    Ellie Moody

    _______________________________

    PP:  9-1= 8

    PV: 100

    Melrose se da cuenta que ha llegado tarde cuando encuentra los cuerpos regados en el Hall. Habían habido estragos apenas entrar, igual de notorios. Éstos, si bien tienen una consistencia física muy patente, no se le hacen muy humanos. Es una contradicción ilógica: ella puede ver los cuerpos vestidos con túnicas que parecen haber sido atacados por una andanada de poderes de los que solo puede mencionar algunos. De todos modos, la bruja se da cuenta con facilidad que muchos han luchado arduo y temprano ante la amenaza de su democracia y que ella está reaccionando tarde.

    Cruza sin aspavientos sorteando despojos aquí y allá. Sigue dudando, sin estar cien por ciento segura de lo que sucede solo con el conocimiento de que la democracia está en peligro. Ese rumor a voces que corre como reguero por las calles y que le había llegado a ella gracias a los informantes de Richard: Toloveus ha sido atacado, ya nada está a salvo. Ella jamás se implicó en nada que tuviera que ver con el inquisidor, salvo cosas muy puntuales, lejos de la acción principal, más que todo, vinculadas a comunidades de criaturas y seres mágicos que habían sufrido las consecuencias de sus actos. Así que no se detiene a pensar cuando sabe que necesita ayudar. Porque entiende que, si intenta abarcar aquello que se encuentra ante sus ojos en ese preciso instante, se quedará congelada y no será capaz actuar con precisión.

    Siguiendo el rastro de estragos, llega entonces las puertas del departamento de misterios. Su suerte, termina dándole el pase hacia la cámara de la muerte pero no nota en esta nada, más que un olor extraño. Melrose frunce la nariz enseguida, cubriéndose la parte baja de la cara con el dorso de la manga de la túnica y echa a correr hasta la otra puerta, por la que se supone que debe salir y, efectivamente, encuentra un corredor del otro lado. Tira la puerta y toma una bocanada de aire, sujetando su varita con la diestra con todas sus fuerzas. Toda esa experiencia, sin tener información de qué está sucediendo, empieza a exasperarla.

    Por eso, su sorpresa es mayúscula y mezclada con alivio, al ver del otro lado la espalda y el reconocible cabello de Rory, el líder de la orden, acompañado de dos muchachas de aspecto desastrado, como si acabasen de huir de un peligro inminente. A pesar de sentir preocupación por su situación, decide que al menos ahora está en la posibilidad de ayudarlos. Sus sentidos se ponen alerta enseguida. Corre hacia ellos con una rapidez inhumana.

    Quizá ella y Rory no sean las personas más cercanas, pero habían compartido empanadas en el Jimmy's y habían charlado sobre el clima, encontrándose allí con regularidad. Un compañero de compras de empanada. Melrose frunce el ceño mientras corre. Es est****o pero no quiere perder eso. Algo sencillo y cotidiano, en donde antes estaba sola y ahora, alguien la acompaña y comprende.

    Las figuras ante ella se parecen mucho a las que viera regadas por el hall. El mismo símbolo sobre la túnica, el mismo rostro, por alguna razón, desprovisto de humanidad. Éstos lucen aún peor, como máquinas a las que, está segura, sus palabras no pueden acceder. Observa cómo una de las muchachas es Hannity y no duda ni un instante en atacar al contrincante más cercano. Ellos se acercan, intentando cercarlos como acechadores a sus presas. Melrose alza la varita y lanza su hechizo también:

    -Cinaede.

    Enseguida, el gas venenoso de los pétalos del pensamiento se expande alrededor de la figura. Melrose conoce los efectos de lo que ese pobre diablo estará a punto de sufrir, en carne propia, aunque el gas sea invisible a sus ojos. Ingresará a sus vías respiratorias y luego se trasladará a su sangre. Primero vendrá la parálisis y luego la muerte. 

    Baja la varita un instante, sabiendo que Rory, Hannity y la otra muchacha se están encargando de los demás ¿será suficiente? 

    La respuesta le llega enseguida:  la abominación que fuera presa del cinaede se lleva las manos al cuello con rapidez. En cuestión de segundos, empieza a blanquear los ojos y botar espuma por la boca. Melrose aparta la mirada no sin cierta culpa y busca concentrarse en un nuevo objetivo.

    Puede notar también como Rory le dice algo aunque en ese momento su cerebro no lo procesa del todo.

    _______________________________

    Captura tirada de dados = 174

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  19. Gornuk - Trabajador de Gringotts

    Miembro de la conspiración por un año y medio

    Gornuk observa el callejón Diagon con satisfacción mientras mastica una ramita de canela. Su mirada afilada parece atravesar las paredes y abarcarlo todo. "Los de arriba" le habían dado la orden de peinar el perímetro. Es la primera vez que ve tantos duendes juntos deambulando libremente por Diagon. Es una sensación gratificante, que lo llena de orgullo. 

    Varios magos y brujas lucen desconcertados. Algunos de ellos, los más desesperantes, orgullosos o hedonistas, parecen sentirse heridos, solo por el hecho de que los duendes se encuentran intentando adquirir grandes cantidades de criaturas del Magic Mall. Lo hacen con su propio dinero: ellos no han tocado nada de las arcas del banco que no fuese suyo. Sin embargo, el que ellos intenten adquirirlas no tiene precedentes porque el Ministerio de Magia los clasifica dentro del insultante apartado de "Bestias, duendes, seres y espíritus".

    Nota entonces a una bruja, yendo contra la corriente en medio de la vía. Parece intentar entablar una charla con los que por allí pasan, a pesar de que los duendes no lucen interesados y los magos y brujas lucen más bien asqueados o desesperados. Gornuk se acerca a ella con lentitud, cuidando de no revelar su inicial interés. La bruja habla con claridad y no parece dirigirse a nadie en particular. Gornuk se queda pasmado al notar que intenta darles órdenes. Bien podría haber aporreado su varita como un mazo: no parece tener en su cuerpo ni un ápice de respeto. 

    -Los "animales" como usted los llama -dijo entonces Gornuk dirigiéndose directamente a ella, mientras un par de duendes arrastraban a la histérica mujer que pedía a gritos su asesinato fuera de cuadro-, son criaturas que hemos adquirido o seres y entidades que han decidido seguirnos por su propia cuenta -los ojos de Gornuk destilan desdén-. Sin embargo, entiendo que en su arrogancia e ignorancia, humana, pueda usted pensar distinto. 

    Gornuk asegura los gemelos de su traje en la comodidad de su manga y levanta el puente de sus lentes con expresión seria. Tiene una mano metida en el bolsillo de los pantalones y, a pesar de tener casi la mitad de su estatura, no tiene miedo. Todos los duendes al servicio de Bladvack cuentan con medios para hacerse respetar:

    -¿Quién es usted después de todo, para darnos órdenes? -Gornuk juguetea con un objeto en su bolsillo. Es una gema, una gema de gran poder- Una auror, es lo que usted dice -prosigue Gornuk con crueldad- ¿por qué tendríamos que creerle? Aceptamos en silencio todos los edictos de la nueva ministra, a pesar de que decían que tenían que afectarnos -uno de los duendes apoyado contra la pared del negocio más cercano rió. Ah... sí, todos allí sabían que Gornuk tenía razón-. Nos exigían los deberes humanos a pesar de negarnos los privilegios humanos -Gornuk escupió la canela que había masticado al suelo-. Ahora, quiso intervenir Gringotts. Eso, va más allá de su entendimiento y poder. Es una est****a y no pensamos tolerarla más.

     Sí, Gornuk sabe que la ministra dejará el cargo pronto o eso dicen todos pero ¿qué importa eso cuando la injuria ya ha sido realizada? Si se meten con su trabajo ¿qué otras cosas no intentarán robarles? Si excluyen a su propia gente, ellos dentro de un par de años podrían valer lo mismo que basura. Eso, es algo que no van a tolerar.

    @ Luna Gryffindor Delacour

    Melrose Moody

    -Honestamente, no había escuchado de esa noticia -es lo primero que replica Melrose, apoyando la parte posterior de su cabeza contra la pared. Puede sentir palpitaciones en su pierna pero las ignora lo mejor que puede mientras la frialdad de la pared la ayuda-. Lo siento, te has topado con una de las personas menos informadas de Ottery.

    Tal vez Richard podría contarle al respecto si volvía. O Madeleine o Ellie. Ellos eran ciudadanos de Londres que siempre parecían estar al tanto de cada pequeño detalle y suceso inconveniente.

    -En realidad, lo que yo dije fue que no quiero morir y quiero irme... -Melrose frunció el ceño por un instante, se daba cuenta que sus pensamientos empezaban a divagar- nunca dije que diera por seguro que así sería -sus ojos se vuelven a posar en su captor, esta vez más húmedos y menos atentos. No es falta de voluntad, si no su faceta habitual cuando tiene que tolerar mucho dolor por grandes períodos. Un libro abierto que no tiene nada que ocultar.

    Melrose se dio cuenta de que algo había cambiado en el semblante del mago también. No parece estar prestándole la misma atención, es como si su mente se hubiera posado en algo más importante, una enorme molestia. Melrose asiente y suelta un gruñido de avenencia. Acaba de prometerle que buscará a ese mago, Ludwig Malfoy, si logra salir de allí. Se pregunta quién podrá ser y qué conexión podría tener con un sujeto semejante. 

    Por consiguiente, su sorpresa es mayúscula cuando su carcelero abandona su compañía. Había pensado que seguiría diciéndole cosas y ella contestaría lo mejor que pudiera. Con lentitud pero segura, Melrose se arrastra hacia los barrotes para intentar ver mejor, apartando el plato de comida dejada a medias. Ella había creído que estaba a punto de amanecer pero la luz que le llega desde la diminuta ventana de la pared opuesta, no es la luz de la mañana.

    Sus ojos se ensanchan hasta un punto indecible. Su espalda se curva y ella, entendiendo qué es lo que sucede ahora, en cuatro patas, aúlla hacia la noche. Sus huesos se extienden, rompiendo la carne de su espalda y sus piernas parecen adquirir vigor otra vez, incluso la quemada, a pesar del dolor. Melrose se iergue y aúlla una vez más. Sus garras entonces empiezan a horadar los barrotes pero no es suficiente. Toma cada uno con una de sus extremidades delanteras y empieza a extender con todas sus fuerzas, hasta deformarlas. Entonces, sale de la celda. 

    Puede escuchar un quejido tras ella. Es de uno de sus compañeros de celda moribundos que intenta apartarse, con asco y temor. "Concéntrate" dice una parte de su mente, la humana, "concéntrate". La bestia intenta deshacerse de la voz pero es difícil en ese contexto, especialmente cuando ve la pequeña arma de madera sobre la mesa. Su cuerpo, se paraliza por un instante, sin terminar de decidirse.  

    @ Ludwig Malfoy

    • Love 1
  20. Buenas o/

    Paso a votar a Rory Despard. Repetiré mis motivaciones: excelente roler, el pj me cae para el pincho pero es interesante justamente porque es distinto xD fuera del cliché de personajes fantabulosos. Ella es una excelente rol master, sabe conducir tramas, incluir rolers y boeh, quién no ama sus resúmenes xd yo siempre los obtengo recién salidos del horno y en exclusiva (?) y siempre me salvan en épocas de crisis.

    Byeee

    • Gracias 1
  21. Melrose Moody

    La bruja se encuentra en un duro dilema. Su cuerpo, desgastado, es justo lo opuesto, a su mente: límpida y sin cosas que la nublen. Sus ojos empiezan a acostumbrarse a la oscuridad. A pesar de que tiene hambre, no se siente tentada por la comida que su carcelero mastica. Su estómago amenaza con sonar pero con un poco de suerte no emite sonido alguno todavía. Es desagradable, aún cuando Melrose no es quisquillosa. Por un momento, se distrae de su penuria y piensa en Richard: tal vez, su mecenas citadino sí le ha contagiado un poco de sus gustos exquisitos y su disposición lujosa. La idea le saca una tenue sonrisa.

    Vuelve a acomodarse, apenas unos centímetros, arrastrando la pierna con pesar y sin más remedio que apoyar las palmas en el duro suelo de piedra cubierto de mugre y otras cosas en las que no quiere pensar. Sus ojos, hasta ese momento intentando evitar la mirada de su carcelero, se vuelven hacia él cuando éste señala que tiene su varita. Su mirada sigue la trayectoria que ésta realiza cuando él la agita. Intenta decir algo para replicar, para intentar convencerlo pero no se le ocurre nada.

    -Uhm, eso es problemático -masculla de vuelta.

    Quizá hablar sea un error. Quizá termine como ese saco de huesos que Mordred le señalara antes. Sin embargo, tiene que decir algo.

    -No quiero morir -le explica con claridad al viejo, ignorando el plato del suelo-. Si hubieras querido simplemente matarme ya estaría muerta ¿no es así? Pero tampoco parece lógico que quieras soltarme... de todos modos, no quiero morir.

    Observa alrededor y sus ojos se vuelven a posar en el carcelero. Éstos, a diferencia de la mayoría, no le guardan rencor. Melrose no tiene cólera hacia él, a pesar de estar encerrada, mugrienta y haber sufrido un dolor indescriptible. Esa es, sin filtros, la naturaleza de su carácter. Sus ojos no delatan burla, ni pena. No sabe por qué el carcelero ha elegido esa vida de tortura pero tampoco lo juzga. Después de todo, en el pasado atravesó por una época de odio hacia el mundo, hacia su sociedad, hacia la persona que la había mordido.

    Además, Melrose elige el dolor, cada vez, bajo la luna llena, en lugar de tomar las pociones. De esa forma, la rabia de la bestia es liberada y no se queda en su organismo y ella, a pesar de la excruciante experiencia que tiene que vivir todos los meses, el dolor de la transformación, de sus huesos rompiéndose y lacerando la carne, es libre. Es libre, su mente lo está, a pesar de que su cuerpo se encuentre aprisionado.

    -Déjame ir -dice entonces sin mayores aspavientos-. No tiene que ser una pelea... o podría intentar pelear, si quieres. De todos modos, es más fácil si me voy -expresa, con total honestidad por segunda vez.

    @ Ludwig Malfoy

    • Triste 1
  22. Catherine Moody

    El olor de la comida inunda la cocina mientras Freya observa amilanada desde un rincón. Como siempre, ella se había ofrecido a preparar "lo que la ama quisiese" pero Catherine había querido hacer eso por sí misma. Remueve el caldero con un cucharón negro y prueba el olor y el sabor en un platillo. La cosa está saliendo bien. 

    El olor, atrae a Melrose a la cocina. La muchacha llega como un sabueso, con la nariz en alto. Sus ojos lucen gigantescos. Catherine encuentra eso muy divertido:

    -¿Estas haciendo Cock-a-leekie? -sus ojos abiertos de manera desmesurada, sus pestañas enormes cayendo, abriéndose y cerrándose sobre ellos con incredulidad. Se acerca al caldero, oliendo todavía más profundamente- ¡Y lleva poro, papas, caldo de pollo y mantequilla! - sus ojos lucen distantes por un instante, como si recordara viejos tiempos- Mamá solía echarle también algunas setas, decía que mejoraba mucho el sabor.

    Catherine señala el cuenco con setas que había estado a punto de agregar y deja que Melrose haga los honores. Es raro, oírla mencionar a su familia o específicamente a su madre. Luego, le dirige una mirada por encima a la carne asada, antes de sacar la bandeja del horno.

    -Ah... Shortbreads.

    Catherine le sonríe, sabiendo que ha reconocido la receta de galletas de mantequilla que ha usado. Deja la bandeja sobre el alféizar de ladrillo descubierto de la cocina para que puedan enfriar y se vuelve hacia Melrose, que ha empezado a usar el pequeño cuenco de prueba de sabores a manera de servicio temprano.

    -Tienes que esperar hasta que esté listo.

    Como pillada en una travesura, Melrose deja el cucharón y el cuenco a un lado y toma un tarro de galletas con gesto ausente. El olor del caldero empezaba a derivar gracias a las setas.El tarro contiene galletas no muy viejas y son unas deliciosas galletitas de jengibre hornadas por Freya... pero no son shortbreads. 

    Freya - elfina doméstica

    Mientras tanto, Freya, luego de haber estado sentada en una esquina sintiéndose algo excluida, había alcanzado a oír algo mientras Melrose ingresaba. Se incorporó enseguida, alegre de tener algo qué hacer y se dirigió a la puerta. Tuvo que recorrer todavía parte del pasillo principal, hasta llegar al recibidor para darse cuenta de que aquello que había perturbado el ambiente había sido la llegada de la ama Madeleine.

    -Ama Madeleine, sea bienvenida -saludó Freya con una inclinación y genuina alegría-. Me alegro que haya tenido motivo para visitarnos -sus ojos viajaron rápidamente en dirección a la cocina, antes de volverlos hacia ella una vez más-. Puedo servirle algo enseguida o prepara un baño. También habrá una cena lista, pronto...

    Una cena, sí, porque no la había cocinado ella pero bueno ¿Quién era ella para guardar resentimientos contra su nueva ama?

    @ Ellie Moody

    • Love 1
  23. Richard Moody

    Richard ha estado siguiendo el rastro durante un día entero. En teoría, ese es el trabajo de Melrose. Sin embargo,  sus sospecha inició luego de que la chica no le reportara nada en más de doce horas, lo que contradice el procedimiento estándar de sus comunicaciones a través del espejo. En una misión del nivel de dificultad que le impuso, eso significa "estoy en problemas".

    Apenas había tenido tiempo de ocultarse cuando percibió el rastro de magia. Su búsqueda, lo había llevado hasta unos campos de alfafa cubiertos de algo parecido a la niebla pero no era una niebla común. Le recordaban a Richard épocas muy antiguas, de cuando la única mujer que le había dejado hijos con su poder murió: cuando la abadía en Francia donde habitaba fue echada a abajo con fuego de dragones. La niebla, muy similar a la que ahora observa cubierto por unos enormes setos a las orillas del bosque, es como aquella que pobló los restos de la abadía calcinada por al menos una semana. El análisis de los lentes que porta, confirma sus sospechas.

    Nota movimiento cuando todavía no decide cómo proceder a continuación, así que se quita de encima los anteojos alfa para espiar a la figura que se aproxima a los campos. Sin embargo, ésta no hace nada más. Richard no lo conoce pero no se encuentra en Londres, donde podría asumir que se trata de un extranjero. Masculla una maldición en voz baja: está lejos de casa. 

    Extrae de su bolsillo el segundo par de los espejos comunicadores que posee: "¿Catherine, estás allí?"

    Enseguida, nota que la bruja se encuentra del otro lado, con expresión somnolienta, lo que es raro en ella.

    "Necesito que vigiles este espejo veinticuatro por siete a partir de ahora" informa con voz queda mientras se va aproximando a la carretera y el auto con el más profundo sigilo "hay algo que no logro descifrar y eso no es normal".

    Podrían ser espías, supone. Hasta que oye a la chica llorar. Conoce a la chica, aunque su voz también la remita a un momento que había decidido olvidar: cuando estuvo demasiado cerca de la mafia de Bladvack. Richard había salvado el pellejo porque otros habían muerto en su lugar.  Entonces, las piezas empiezan a caer, aunque todavía siente que hay algo que no encaja. Dejando de lado el sigilo, se aproxima al auto. Su figura debería ser bastante notoria ahora, utilizando un ridículo mono que, sin embargo, es capaz de protegerlo prácticamente de cualquier clima.

    Alza la mano y sus manos hacen un revoleo cuando se encuentra cerca. Ese pequeño tipo de magia es la más sencilla de ejecutar y, por tanto, la que menos precio le demanda. El seguro del auto se desata. Ingresa sin permiso y masculla: "Está cayéndose el cielo allí afuera". 

    @ Syrius McGonagall  @ Rory Despard

    Melrose Moody

    La bruja se siente alerta en seguida. De por sí, no es normal que su cuerpo no esté sanando a la velocidad en que normalmente lo hace pero había asumido que era debido a que ni siquiera su licantropía podía contra el fuego de dragón. Ahora, piensa en otra cosa. En el pasado, se hubiera abocado sin reservas a la voz que le habla a través de los barrotes. Habiendo cumplido incontables misiones para Richard, ahora no es tan confiada. Su duda, hace que su voz se tiña de precaución. Después de todo, si esa persona tuviese buenas intenciones ¿cómo podría mantener a alguien herido en ese cuadrilátero inmundo? Encerrada...

    -No tengo hambre -miente Melrose sin estar segura de cuál podrá ser la reacción de su carcelero ¿Violencia? ¿Burla? ¿Enojo?-. Solo necesito tiempo para descansar.

    Inclina la cabeza en la pared que se encuentra tras ella, buscando apoyo a tientas hasta que lo encuentra. Luego, se acomoda acorde a pesar de la inmundicia. No tiene su varita y no puede hacer nada contra su carcelero. En una situación regular, intentaría atacarlo. Aún ahora no puede entender cómo pudo tropezar en el momento preciso...

    -¿Dónde estoy? -pregunta entonces, aprovechando el silencio- ¿Quién eres y por qué me tienes aquí?

    Melrose no es buena intentando extraer información con disimulo, como Richard. Así que usa la única arma con la que siempre ha contado, buena o mala en esa situación, todavía no lo sabe: su honestidad. 

    @ Ludwig Malfoy

  24. Dante Diallo

    ¿Será que ese grupo de desconocidos tenga respuestas que él no conoce? ¿O solo está arriesgándose a que intenten robar aquello que busca? ¿Que mancillen su investigación? ¿Por qué debería explicarles? Sin embargo, ha pasado tanto tiempo solo, lidiando con la presión y la demanda de su familia que encuentra en ese pequeño grupo alguna clase de alivio. No importa sus intereses: no son su familia. Aún si son una amenaza, son de otro tipo, que quizá pueda lanzar sobre su familia. 

    -La excavación busca el rastro de un personaje anclado en la historia mágica y específicamente, en los territorios que ahora posee la familia Diallo -empezó a explicar Dante-. Este sujeto, que de ser real, es alguna clase de vidente, es constantemente nombrado en documentaciones de distintas épocas. Lo llaman "el profeta". 

    Dante sabe de la existencia de seres muy poderosos, ligados a la videncia. Existe el mago Sajag, que Dante nunca conoció o vio pero del vio hablar. La figura de "el profeta" no podría estar más lejos de éste.

    -La excavación dícese estar ubicada en lo que fuera un asentamiento donde se instaló el profeta por un tiempo -Dante trata de explicarles que las señales son confusas. Como si el profeta hubiera vivido en varias épocas-. En las islas eolias, este profeta nos alertó de desgracias venideras, nos ocultó y nos alertó para protegernos cuando nadie más que los pocos magos aquí sabían de la existencia de la magia. Ahora, pareciera que quisiera prevenirnos, sobre el fin del mundo. Sin embargo, un aviso o una profecía de semejante índole jamás fue hecha. No tiene precedentes ni lógica.

    En un mundo como el actual, casi no había suceso que pudiera causar una catástrofe de las proporciones que el profeta parecía indicar.

    -Dante había compartido con ellos casi todo ¿tenían ellos algo para decir?

     

    @ Syrius McGonagall  @ Rory Despard

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