Jump to content

Melrose Moody

Magos Expertos
  • Mensajes

    5.853
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    46

Mensajes publicados por Melrose Moody

  1. Richard estira la mano para estrechar la de su sobrino, con pensamientos en viejos recuerdos otra vez. Es, de hecho, el momento perfecto, cuando Catherine se acerca pidiendo una copa, a interrumpirlos. 

    Había pasado un buen rato. Melrose había bajado de la espalda de Dayne luego de dedicarle una sonrisa de curiosidad y, cuando éste se había apartado, había atrapado el paquete que éste le lanzara con una velocidad pasmosa. Examinaba y hasta olisqueaba el paquete, sin terminar de decidirse. Mientras tanto, la sonrisa frágil de Catherine hablaba de viejos demonios también. No se suponía que esa reunión fuese para eso. Richard le hizo un gesto a Melrose y ésta le lanzó un vaso autorrellenable ¿que por qué los habían traído? Eso no importaba, al menos, no debía concernirle a Evans. Lo utilizó para hacerse de más hidromiel criada en barrica de roble.

    Abre la puerta casi por inercia y nota la presencia de su sobrina. Ania. Otra persona que sorprende a Richard desde las brumas del pasado pero esta vez no trae recuerdos de melancolía. Solo recuerdos. 

    Cansado de hacer las veces de portero, Richard decide jalar a Catherine, para internarse más en la estancia y alejarse de la puerta. Los ojos de Catherine están vidriosos cuando se acaba su segundo trago. 

    -¿Qué sucede contigo?

    Catherine no dice nada. Sus ojos se alzan hacia los de Richard y éste siente un latigazo de dolor. Algo inconcebible, algo que solo Athena o su hermana habían sido capaces de causar, porque sus emociones están casi tan muertas como su mortalidad.

    -Quizá yo no deba estar aquí -replicó entonces Catherine en voz baja.

    Richard deseó, con las emociones recordadas y revividas por unos hermosos segundos, deseó con todas sus fuerzas que Catherine estuviera hablando de la fiesta. Sus ojos se concentraron en ella, dejando emanar por un instante peligroso e impulsivo, su aura asesina. Sus ojos se constriñeron como los de un gato, antes de volver a la normalidad. El sonido de la maldita puerta, pero que, al menos, consiguió sacarlo del estupor. Tirando de la muñeca de Catherine, mientras ésta no oponía resistencia alguna, la llevó derecho hacia la salida. Saludó a Leonid al pasar luego de abrirle, le hizo una señal rápida a Melrose, que todavía revisaba el primer paquete, para hacerle saber que debía quedarse o que podía quedarse. Daba lo mismo.

    Estrujó la muñeca de Catherine con fuerza innecesaria, amenazando con romperla. Ella se limitó a girar sobre sí misma, llevándoselo consigo de vuelta a casa. 

  2. —Uhm... sí, es una excelente idea, alteza.

    En realidad, tiene que decirle muchas cosas. Que quizá el curso de la política internacional pueda cambiar, que la fanfarria podría ser interrumpida por cosas peores que los muggles o la ministra inglesa pero no lo hace. Richard no es el tipo de persona que disfruta de ganar o perder, si bien suele suceder lo primero: es una persona que disfruta extendiendo el juego hasta que la contraparte se cansa.

    —De hecho, me parece que debería hacer alguna clase de anuncio —afirmó, observando el contenido de su vaso antes de regalarle a Kamra una sonrisa calculada—. Haría que todo sea mucho más formal y solemne.

    También convertiría el hecho en algo de repercusión internacional y lo volvería diez veces peligroso pero Richard está seguro de que eso es algo que Kamra conoce a la perfección. La pregunta es ¿estará interesada en el reto que acaba de tirar a su cancha?

    Justo en aquel preciso momento, Hannity se acercó, por lo que la voz de Richard se tornó mucho más cálida.

    —Ah... señorita Ollivander —su rostro dibuja una sonrisa encantadora, el tipo de sonrisa que solo ven aquellos que abonan largamente a sus arcas—. Por favor, tome asiento ¿desea alguna bebida?

    Richard, para hacer que la situación sea más cómoda, le hace una señal a Melrose. La bruja, sabiendo de las limitaciones de "el brujo",  asiente y agita la varita, de forma que una mesilla redonda de un solo soporte aparece al costado de la barra, rodeada de sillas altas. Richard conduce al grupo hacia allí, en donde, además, parecen gozar de un poco más de privacidad. De hecho, todo mundo parece ocupado en lo suyo, aunque Richard ha podido notar la mirada del duque sobre su cuello. No es como si él hubiese sido muy obvio pero su larga vida ha hecho que detecte la hostilidad con mayor facilidad.

    Melrose se conduce hacia el nuevo emplazamiento con rapidez, al parecer más relajada. Richard vuelve a preguntarse si es el efecto del licor o si solo está siendo Melrose.

    —Entonces, puede contactarnos cuando guste, alteza —replica Melrose, imitando el epíteto que Richard usara con ella—. Estaremos allí para apoyarla —Melrose también había saludado a Hannity con un gesto pero esta vez va un poco más allá y dice—. Por cierto ¿nosotras nos habíamos visto antes? Tengo la impresión de que sí.

    La muchacha vuelve a dar otro trago a su vaso, en aquella ocasión amenazando con acabarse el humeante brebaje.  De hecho, antes de que Richard pueda decir algo, ya está conjurando una segunda ración.

    • Me gusta 2
  3. "'¿Finalmente?"

    En lugar de preguntar lo que está pensando, Mel decide girar noventa grados para ser capaz de observar lo mismo que Kamra. Toma pequeños sorbos de su bebida que por momentos todavía levanta volutas de la copa. Maksim le recuerda un poco a una de las sobrinas de Richard, una inmortal de porte aristocrático que siempre iba a todas partes en sus tacones número quince. Sin embargo, había en esa otra inmortal algo desapegado  y frío que hacía que el instinto de Melrose no pudiese confiar en ella del todo. A pesar de su clara inmortalidad (antes, Mel había sido sensible al olor aunque ahora ya estaba acostumbrada), parece tener un porte sosegado y atento, un poco como Richard, pero no del todo desalmado; más bien, todavía capaz de generar sentimientos.

    —Oh por supuesto, jamás convertiría esto en un reclamo —le asegura Richard. Se ha volteado de manera parcial también, imitando a sus dos acompañantes. Mel espera que diga algo más pero las palabras no llegan. 

    Mel no lo sabe pero es porque Richard había observado la llegada de la heredera de los Ollivander. Alza levemente la mano, antes la agitarla de lado a lado un par de veces. @ Hannity Ollivander Evans  ¿lo habrá notado? De todos, Mel decide concentrarse en su conversación con Kamra. Luce como una chica agradable, aunque claramente ella tenga modales más provincianos. Todavía puede oír la voz de Richard en sus clases de etiqueta, reclamándole, pero no es de las personas que se aferran a pensamientos que puedan atormentarla. 

    —Yo tampoco pude ir a la celebración —le confiesa. Normalmente Mel es más callada y tímida ¿será acaso el alcohol? La expresión de Richard no podría haber sido más elocuente—. Los anfitriones fueron Catherine y Richard Moody. Tengo entendido que fue una gran convocatoria pero eso no importa —agregó. Sabía de los fines de caridad que había tenido la fiesta pero honestamente, Melrose sabía poco de cómo funcionaban esas cosas ¿se comía caviar para regalar frejoles?—. Dado que usted es gobernante ¿no ha pensando hacer su propia celebración?

    Sus ojos, límpidos, están desprovistos de malicia. Mientras tanto, Richard da otro sorbo y vuelve la mirada hacia un lado para ocultar su rostro del todo. Observa una vez más como Hannity va a acompañada de dos personas, una de ellas con un cabello de un rojo muy encendido. Piensa en que Melrose, sin proponérselo, puede ser muy útil a veces. Es decir, si una pregunta semejante hubiera cruzado sus labios, habría sido rechazado de plano pero con ella... no hay segundas intenciones y por tanto, no hay lugar a la sospecha. 

    @ Kamra Ashryver D.

    • Me gusta 1
    • Love 1
  4. Melrose tenía la impresión de que quizá no serviría de nada que acudiese al llamado. Había estado en medio de un atolladero cuando llegó el buey del líder: de manera específica, estaba siendo regañada por Richard por quemar la cocina. Así que cuando se puso en camino ("dudo que el santurrón ese te diga algo" había afirmado Richard antes de cerrarle la puerta en las narices) sabía con antelación que tenía que apurarse.

    Así lo hizo. De hecho, se adentró con duda al bosque, porque no estaba segura de haberle atinado al emplazamiento a pesar del aviso claro. Eran los nervios por haber acudido tarde. Se había perdido de todo: el saludo, el preludio, incluso el momento de la manifestación de las diosas. Así que no comprendía: las caras estupefactas, los rostros preocupados. No quería averiguar nada todavía porque temía que le preguntasen por qué se había tardado, así que solo atinó a tomar un racimo de las frutas rosas, que todo ese análisis mental ya le estaba dando hambre.

    Cuál no sería su sorpresa, cuando escuchó un grito cuando estaba a punto de meterse la fruta a los labios. 

    • Me gusta 1
  5. -Richard, ese de allí es el chico con olor a viento. 

    Richard corrobora que sí se trata de Jank, antes de alzar la mano en señal de saludo, parco y firme. Mel agita la suya un par de veces con una sonrisa antes de volver a su bebida. No parece verse afectada por el alcohol pero solo por si acaso, Richard mantiene una estrecha vigilia sobre la muchacha. Mientras tanto, da otro sorbo a su hidromiel. No es la bebida más elegante, ni de lejos, pero la hidromiel criada en barrica de roble le trae viejos recuerdos. Tal vez, demasiado antiguos. 

    No había divagado sobre su "mortalidad" hacía mucho tiempo y eso no es una buena señal. Al menos, nunca lo ha sido y tiene experiencias pasadas para comprobarlo. Por eso, cuando escucha una voz desconocida, se gira y hace caso de ella, buscando escapar con cualquier distracción, de pensamientos funestos e innecesarios. Su rostro se ilumina con una expresión provocativa al ver quién se ha dirigido a ellos. La misma expresión de deleite que lleva cuando está insultando a Bel Evans McGonagall o está ordenando a diestra y siniestra en su hogar.

    -Ah, señora regente -alza la copa para indicarle que beberá a su salud, antes de bajarla y asentir con la cabeza para hacer todo el saludo mucho más ceremonioso-. Es una lástima, sí. Como bien sabe, nuestra propiedad principal y residencia real se encuentra en Luss, tierras que en teoría usted administra. Aún cuando la celebración se dio en los terrenos en Ottery, su ausencia fue bastante notoria...

    Mel elige ese preciso momento para asomar detrás del brazo de Richard, inclinando la cabeza con curiosidad. Sus ojos, enormes y curiosos, exploran a la nueva persona que Richard conoce. No es que no conozca a muchas pero rara vez les habla de esa forma, así que para ella es una novedad. Normalmente, las observa a distancia, las critica, las desmenuza y enumera las formas en que podrían beneficiarse de su contacto. Si no existe beneficio alguno, ni siquiera se molesta en darles una mirada. Mel entiende que le interesa su vínculo con ella, debido a que es la regente ¿Debe suponer que de Escocia, por la forma en que lo ha expresado? Mel solo ve a una muchacha, que luce algo sola ¿o es solo una percepción errónea?

    Desciende de su banca en la barra y decide sentarse del otro lado de ella. Extiende la mano y se presenta como Melrose Moody. Richard ha fruncido el ceño hacia ella con gesto interrogativo cuando Ashryver no lo estaba viendo pero Mel no tiene motivos ocultos. Solo quiere conocerla.

    -Yo soy Melrose Moody y éste es Richard -señala- ¿Cuál es tu nombre?

    @ Kamra Ashryver D.

    • Me gusta 1
    • Love 2
  6. Richard lleva un Armani y "zapatos italianos", como los llama Melrose. Está allí, no porque crea que a Melrose le importe, si no porque se lo debe a Ada. Es gracias a sus donaciones y a una serie de situaciones acaecidas posteriormente que su fiesta de recaudación no fue un completo desastre. 

    Melrose va a su lado, peinada casi que por primera vez en su vida. Lleva el cabello liso y en un moño, en lugar de su habitual corona de rizos desordenados. Es la primera vez que ha logrado que se ponga seda, un traje de un azul profundo, con zapatos a juego. Nada vulgar, tan solo algo clásico y sólido.  A Melrose le aburre, si bien no lo aborrece.

    Ambos alcanzan el recibidor, al que los invitados han ido llegando desde mucho antes que ellos. Richard espera ver a la anfitriona pero no es capaz de ubicarla al instante, antes de que Melrose tire de él, de forma que Richard decide seguirla, para no ser arrastrado sin ceremonias.

    La barra es hermosa y no hay mucha gente. Richard duda ¿Debe intentar pasar desapercibido o presentarse ante Ada primero? Melrose, mientras tanto, ha pedido una llamativa copa con frutos rojos acompañada de una aromática poción que ha sido mezclada con gin para dar la apariencia de la niebla. 

    Richard suspira y toma una copa de hidromiel criada en barrica de roble para sí. 

    • Love 1
  7. Elvis, muchas gracias por análisis, te quedó beio.  En general estoy de acuerdo con todo lo que has puesto. También me alegra verlo organizado porque si bien en ese momento notamos varios de los errores señalados, con estos análisis es más fácil aprenderlos y recordarlos (y por ahí fácil se nos escapó un par). Mi única observación sería en mi segundo post. 

     

    Según yo si contaría mi curación porque está resaltado y no consume acción? Pero si hice algo mal avísame :c

     

    Gracias por los puntos, me cuesta todavía llevarlo a nivel númerico. 

    Ojalá se pueda seguir armando más redadas/asaltos, distraer un rato /o/

    • Me gusta 1
    • Love 2
  8. Melrose observa como se invoca el haz de la noche y alza la cabeza. La lluvia limpia el esfuerzo de su frente. La muchacha antes no podía realizar un patronus corpóreo pero cuando alza su varita hacia el cielo. 

    Los topos que surgen de ella empiezan a correr a sus anchas por la extensión de la propiedad, que antes no conociera más que de luz. 

    La mirada de Melrose se concentra en las sombras de ese jardín por un instante, antes de que su varita invoque una vez más, una señal en ese lugar, sin saber que era significativa de alguna forma:

    image.png

    Sabe que permanecerán en los jardines. La mansión Gryffindor ha quedado sitiada.

    El cadáver del muchacho enmascarado, que Mel no tiene idea que se trata de aquel chico amenazante de la reunión pacifista, se ve menos agresivo en la tranquilidad de la muerte. 

    Melrose agita su varita y un cúmulo de flores blancas rodea al muchacho. Melrose no sabe por qué lo hace pero no siente ánimos de dejarlo así, solo y vacío en medio de esa lluvia. Había luchado hasta el último momento, en defensa de aquel hombre, que había desaparecido tras un haz de la noche. 

    • Love 1
  9. -Expelliarmus

    El hechizo, en aquella oportunidad, potenciado por la vara de cristal, sí alcanza a impactar en Mael. Su varita sale despedida cuatro metros a su izquierda, dónde reposa en un charco de agua. 

    -Cinaede

    Su objetivo en aquella oportunidad era Aaron. El líder de la marca vería sus vías respiratorias ser invadidas por el gas venenoso. Si bien era un hechizo que ya había Sido usado en batalla, no había sido por Melrose. Su mano tiembla un poco pero el efecto es inmediato. Aaron debe realizar un anapneo pronto para curarse o moriría.

    • Love 1
  10. PV: 70 / 70+30= 100

    PP: 7

    Melrose se encuentra en un estado de completa alarma pero eso no quita que la bruja pueda pasar por alto como el reguero de sangre empieza a manchar su pechera.

    -No te atrevas.

    Sin embargo, quiere priorizar otra cosa. Apenas el hombre ha realizado un anapneo cuando Melrose ya está apuntando hacia él.

    -Vara de cristal sectusempra.

    Su varita crece en extensión, y entonces nota que los cortes de su pecho se vuelven más profundos, porque la herida ha sido profundizada con los efectos instantáneos del sectusempra. Él apenas acaba de librarse del veneno del Cinaede con un anapneo y ya tiene algo más con lo que lidiar. Se cura de eso también (al parecer) pero no de las heridas que Melrose ha causado con su magia.

    -Expelliarmus

    El objetivo, Mael, recibe entonces el impacto de su magia en aquella ocasión, de forma instantánea gracias a la magia de la vara de cristal.

    ¿Estaba echándolos porque era su hogar o porque realmente creía en esa magia supremacista? Atacar, a Mel le resulta contradictorio.

    • Me gusta 1
    • Love 1
  11. PV: 100 p

    PP: 9 p

    Melrose no se quedó quieta, porque sabía que tenía que proteger a las personas que la acompañaban.

    -Anapneo- pensó entonces.

    Había notado el ataque con Cinaede, así que detuvo los efectos del veneno de los pétalos del pensamiento. Así él recobraría la respiración.

    Tambien, había notado el ingreso de alguien más a los terrenos, a pesar de la distancia que los separaba hasta la entrada misma por dónde habían llegado hasta adentro. No se había molestado precisamente en ser discreto y sus sentidos estaban a tope. 

    -Inmolo Opuggnare.

    Volvió a decir y Aaron Black sufrió entonces un corte en su pecho, al igual que Mel. 

  12. PV: 100 P
    PP: 9

    Melrose avanza detrás de Ellie apenas estalla la verja. Sus ojos tienen la característica particular de haberse extendido, una pupila que parece ocupar casi todo su ojo. 

    Cuando alcanza a notar que esa es una misión real, que en ese preciso instante algún hechizo podría alcanzar a alguno de los suyos sus pupilas se dilatan todavía más. 

    -Strellatus 

    Es la primera vez que la muchacha utiliza el hechizo. Un flash de luz sale expulsado de su varita, para impactar en Maida y Mael. Había alcanzado a escuchar perfectamente la voz proveniente del techo, pero el mortífago se había desplazado. Al igual que su compañera los había alcanzado desde el suelo. Melrose no sabe que encara al muchacho que la había amenazado hacía unos días. Era difícil distinguir con la lluvia pero su licantropía se lo permite. Sus pies recibiendo el impacto del agua que empieza a encharcarse. Avanza cada vez más cerca del edificio. Trae los amuletos Uzza que necesita, así que no lo piensa dos veces antes de invocar la daga del sacrificio. 

    -Inmolo Opuggnare

    El impacto de la daga, que corta su pecho, también corta a Mael. Antes de hacer un curación a su propio pecho, sanando la herida causada por el daño compartido.

    • Love 1
  13. La bruja se miró largamente en el espejo, antes de retirar la luz de su rostro. No parecía tener sentido usar tales protecciones. De por sí, Melrose no entendía el contexto pasado que había obligado a tales medidas, a pesar de saber el grado de violencia ejercido y la necesidad de proteger a los suyos. 

    La muchacha portaba la varita en la mano izquierda. No me había sido difícil engañar a los vigilantes apostados, utilizando una vieja estrella fugaz que de tan vieja hasta el ministerio le había perdido el rastro, junto a un fuerte encantamiento desilusionador realizado por Catherine.

    Al llegar frente a la propiedad de los Gryffindor siente un extraño cosquilleo. Es un emplazamiento con mucha magia pero es más que eso. Es que el llamado fue preciso: un buey, proveniente de Despard, que le había indicado dónde estarían los demás.

    Melrose observa el perfil de la edificación que solo es posible debido a la agudeza de sus sentidos. Ve algunas caras conocidas y otras desconocidas. Su vestido de lino de agita con el viento y sus gladiadoras no hacen ruido al pisar. Se acerca y se da cuenta de que al igual que ella ninguno lleva la luz. 

    Se vuelve hacia la entrada. Es la primera vez que va a sitiar un lugar. 

    • Me gusta 1
  14. Lowen E. Dwight

    La pregunta, que rebota dentro de su cráneo mientras ella todavía analizaba su propia situación, la deja, una vez más, sin palabras. La muchacha no demora ni medio segundo en respoder. Su voz es firme. Si Greengrass le ha hecho una pregunta, por supuesto que va a responder. Si se trata de una broma pesada o de alguna clase de engaño, tendrá que aguantarse y pensar en ello más tarde. Tampoco le ha pasado desapercibido que la otra muchacha pelirroja ha declinado por primera vez esa atención agresiva hacia su otro compañero, a pesar de que sigue... bueno, en posición defensiva. Su pregunta hace eco de la de Greengrass. Por lo pronto, atina a decir:

    ―Lowen Dwight, golpeadora ―todavía dudando, extiende la mano. Si la deja colgada, en el aire, bien podría ir a esconderse debajo de una piedra o en los baños por el resto de la fiesta. Decir que toma ese riesgo, es apenas una manera superficial de expresarlo―. Fuerza. Esa es mi especialidad.

    Piensa en la potencia de sus ataques, por supuesto pero está hablando con Greengrass, así que no necesita aclararlo. Sus ojos también se posan fugazmente en la otra muchacha, pensando en que eso le da esperanzas. Su reacción parece genuina, lo que querría decir que Greengrass no suele bromear con esas cosas ¿o sí?

     

     

  15. Un traje de cortesano. Sí, de la corte de sus épocas humanas.

    Richard ahoga un suspiro mientras avanza a través de la hilera de butacas. Ha notado la presencia de los otros asistentes y no podría haberse encontrado con un grupo peor. Había estado tentado de ingresar por una puerta trasera, intentar explorar por primera vez los secretos de la troupe. Al final, se había decidido por no hacerlo, por no asesinar la magia de la puesta en escena. Él, que había contemplado un espacio muy similar en el año mismo de la conclusión de la segunda guerra mundial, observa ahora las butacas con nostalgia. No tiene ganas de discutir con Evans McGonagall o ser evaluado por Crouch. Su postura es bona fide, sus pasos con casi staccato. Quiere que sepan que se encuentra allí pero no desea ser increpado. No esta allí por eso, si no para disfrutar de aquello que se viene... sea lo que sea.

    El brujo no está seguro de qué esperar exactamente. Han pasado varios años desde que contemplara esa última puesta en escena y una eternidad desde que, en su vida humana, se preocupara por las conspiraciones de la corte ¿debería hablar con ellos? Observa a Evans McGonagall increpar, lanzarse sobre un sujeto que no conoce e increpar otra vez. 

    No está seguro de si debería hablarles. Todavía no recibe seña alguna de parte de la puesta en escena. Se mantiene a dos hileras de distancia, detrás del sólido grupo Ollivander pero sus sentidos y su cuerpo se encuentran alerta. Bajo la piel, puede percibir la cantidad de magia invertida. Su cuerpo ¿será capaz de aguantarla?

    @ Rory Despard  @ Hessenordwood Crouch

    • Me gusta 2
    • Love 1
  16. Lowen E. Dwight

    La mano que tira de su brazo hace que desperdigue el contenido de su bebida por el piso pero, si tiene que ser honesta, a Lowen le importa tan poco como a la mujer que la lleva hacia las cocinas. El sonido del vidrio rompiéndose todavía resuena en sus oídos mientras se deja llevar sin oponer resistencia. Ella se había sentado en el extremo de la habitación para no ser notada y para no sentirse incómoda ante los jugadores de los equipos (ya que ella no había formado parte del campeonato) pero de alguna forma, una miembro del equipo ganador había tirado de ella. Luego de trasponer un par de puertas, se encuentra ante otros dos miembros más del mismo equipo, estupefacta. 

    Compone el gesto enseguida pero no es como si el par de segundos de descuido no hubiesen sido suficientes para que viesen su cara de idi***. De todos modos, si no entiende lo que está pasando ("si no entiendo lo que está pasando..." empieza a decirse a sí misma intentando mantener la calma), no hay motivo para intentar mostrarse por encima de la situación.

    Extrae su varita en respuesta a la pregunta de la guardiana de los Tornados y se yergue en toda su estatura. No, la verdad es que ni siquiera sabe por qué están peleando, así que tomar partido suena poco apropiado. En lugar de eso, lanza varios encantamientos convocadores, de forma que cuatro copas se alzan de las bandejas que se encuentran listas para ser servidas: una para Darla, otra para Jeremy, la tercera para Maida y la última para ella. Toma su copa con la mano libre, da un trago y habla por primera vez. Sus ojos hazel, clavados en ambos para mantenerse alerta en caso alguno tenga una reacción desfavorable:

    —Es una velada hermosa. No la desperdiciemos en peleas.

    Una sonrisa, un gesto sutil e interrogativo, ladeando la cabeza. Alza su copa y da otro trago ¿por qué estaban peleando? Y, sobre todo ¿decidirán ignorarla o atacarla? ¿Y por qué los  elfos parecían observarlos con gestos tan alarmados? ¿Acaso era porque no era correcto que los invitados a la celebración estuvieran allí?

    @ Maida Black Yaxley  @ Jeremy Triviani  @ Darla Potter Black

     

    • Me gusta 1
  17. Cuando Madeleine la aparta, Catherine no se centra en el sentimiento de rechazo si no en los ojos de la muchacha. Vacíos, como los suyos, hacía varias lunas. Recuerda a Armand, recuerda cuando la acompañó a esa habitación que desprendía tonos rojizos debido a las cortinas color borgoña. El sonido de su voz, que susurraba instrucciones o intentaba calmarla, consolarla, darle sentido a las cosas que giraban en una cabeza corrompida por la maldición de Kaiser. Piensa, una y otra vez, en cómo esa inducción de cordura no fue efectiva, no la hizo volver a estar cuerda pero el sentimiento reconfortante nunca abandonó su cuerpo. Todavía lo recuerda con vividez.

    ¿Es acaso el rechazo el sentimiento que Madeleine desea mantener vívido en su cuerpo, en su mente? Catherine intenta sondear en sus ojos pero no encuentra nada. Piensa, otra vez, en aquello que ella entregó en el mundo de los muertos: el rostro de Pandora, diciéndole que lo sentía, que había impuesto una carga demasiado pesada en ella pero que ya no pediría disculpas, que había parado, que ese era el fin de la línea y a partir de entonces, ella tendría que lidiar con todos esos sentimientos sola. El caudal de sus recuerdos quedó en el inframundo y una vez más, fue solo una humana, con sus recuerdos humanos. Esa afirmación, le había dolido pero ¿acaso no había sido el sello de su propia libertad?

    Cuando Madeleine habla, su voz destila desdén. Eso podría haber engañado a cualquier otra persona, Catherine está segura. No a ella. Esta vez, no está dispuesta a callar lo que sabe, no está dispuesta a ceder. Hace, lo que no hizo hasta entonces, porque sentía que no podía hacerlo, que si lo hacía eso la convertiría en una ser humano despreciable: se rinde. 

    —Oh, Madeleine... —no la toca, ni se acerca, tampoco se aleja. Su mano se encuentra colgando a los lados. No desea arruinar la velada de nadie. 

    Está cansada de guardar luto. Por Kaiser, por sus relaciones fallidas, por el lugar que dejó Pandora y que ella nunca fue capaz de llenar. Por esa vida, que en realidad nunca fue suya ¿acaso no se había recluido con los talamasquin para recordarse quién era? Y ahí estaba otra vez, intentando conseguir el perdón de una muchacha que estaba tan vacía como ella a causa de la nigromancia ¿Tenía Madeleine consecuencias físicas al igual que ella? ¿O ella había pagado un precio mental, espiritual, todavía más alto? Aún peor que eso, en el fondo, Catherine se dio cuenta de que no importaba. Porque a Madeleine no le importaba.

    —No necesitas mentir —sus ojos, igual de vacíos, parecen desprender un brillo débil, como una brasa moribunda que se niega a apagarse del todo—. Esta bien si no te importo. Eso no te hace mala persona.

    Sí, está bien. Ella puede decir mil cosas más pero eso no cambiará la realidad. No va a juzgarla por el proceso que decida seguir. Solo está cansada de disculparse. No vuelve a tocarla, porque ella prácticamente se lo ha pedido, así que se limita a alzar una mano, que nunca llega siquiera a acercársele. Luego, se vuelve y decide acercarse a Richard otra vez. Es en ese preciso instante, en que decide perdonarse: por haber sido un error en la vida de todas esas personas, por no haber sido suficiente. Por haber sido débil, por no ser capaz de encontrar una solución, por haber perdido sus sueños. Decide perdonarse y empezar de cero, aunque sea una treintona loca, una bruja que abandonó todo ideal, una vida que no desarrolló una importante carrera mágica ni se abrió al mundo jamás. Amó lo mejor que pudo. Sí, se dice a sí misma, eso nunca es suficiente para el mundo pero por una vez, decide que fue suficiente para ella misma.

    Quizá no sería mala idea tomar una copa de vino, cantar alguna canción, saludar viejos amigos ¿qué otras cosas más era que podía hacer? Inició tomando una copa de vino de la mesa y acercó a Richard ¿debía haber esperado las palabras de Madeleine, de vuelta? 

    "Esta bien. No eres lo que ella necesita".

     

    • Triste 2
  18. Catherine no tiene oportunidad de decir nada, en lo absoluto, antes de que sus ojos recaigan en Madeleine. Es como una vieja herida, que se empecina en auscultar con los dedos y por tanto, nunca cierra. Solo que ella sabe que no quiere convertir eso en cicatriz: quiere revertirlo todo y no sabe cómo y, en realidad, tampoco es posible. Así que, en lugar de apartar la mirada, en lugar de bajar la vista como siempre hacía cuando la tenía delante, decide encarar por fin su propia culpa. Se vuelve hacia Jank, que por algún motivo tiene a Melrose encaramada como si fuera un monito. Decide ignorar ese hecho, le da un abrazo, un beso en la mejilla. Sujeta un lado de su rostro con la palma de la mano, mientras lo observa por unos segundos, antes de volverse hacia Madeleine. 

    Sabe que también le hizo daño a Jank. No está segura de dónde le viene la certeza, lo peor es que ni siquiera es capaz de recordar con claridad qué es lo que hizo mal, además de echarse a perder, despedirse y abandonarlos... bueno, tal vez sí es consciente. Es solo que Madeleine estuvo allí, observando hasta su penoso final, hasta que no hubo más rastro qué seguir, más trozos que levantar. Catherine no se detiene a saludar de forma extensiva, solo hacer gestos de cortesía, con Hannity, Bel, con Lillian,  Kutsy (a la que le entrega un regalo de cumpleaños, sangre O negativo) y Scavenger.

    Nada de eso hace que se distraiga. Se queda parada frente a ella, sus ojos muertos, fijos en ella, que por un instante parecen dotarse de la energía de los carbones encendidos. Entonces, alarga un brazo y luego el otro. Le da el tiempo suficiente para que pueda apartarla, antes de envolverla en un abrazo ¿Qué hay, pues, para decir? ¿No intentó acaso decir mil cosas sin que ninguna de ellas pareciera tener sentido o efecto? ¿Y qué es lo que esto podría desencadenar ahora? Tal vez, ella crea que no es nada, más que un gesto vacío.

    El hálito de la muerte, también puede sentirlo en Madeleine. La conexión con el inframundo, el consumo de la energía vital. Sin embargo ¿por qué no la culpa? Debería sentirse enojada, traicionada pero ¿Acaso tiene el derecho? ¿La moral? No. Así que no dice nada. 

    @ Ellie Moody

    • Me gusta 1
    • Triste 1
  19. Lowen E. Dwight

    Había estado a punto de no llegar a esa reunión.

    ¿Qué estaba haciendo después de todo? Bueno... observar. Porque es una ocasión especial a la que había querido asistir desde hacía muchísimo tiempo. 

    Debido a los conflictos, una celebración semejante no se había llevado a cabo en mucho tiempo y, de hecho, quizá de haber sido por el gobierno inglés podría no haberse concretado. Lowen dirige la mirada hacia el cielo con agradecimiento, mientras piensa en el confeti, las risas, los gritos, el anhelo y el triunfo. Se embriaga de ellos, aguardando, con esperanza vana quizá, el momento en que ella también pueda formar parte de ello. Transcurre un buen rato antes de que se decida a hacer otra cosa.

    Su cabello rojizo, recogido en una trenza, parece moverse como un péndulo cuando camina hacia la zona indicada para tomar un trago. Es penosamente consciente, de que no es tan joven como la mayoría de los jugadores presentes y, de todos modos, ella todavía no juega en la liga... pero no le hace ningún bien pensar en eso. Lowen sigue disfrutando de la bebida, de las risas, de la algarabía. Está sola, había acudido casi a escondidas, porque su familia no había obtenido el permiso o los medios para salir del país. Así que gira el contenido de su copa solo para distraerse, antes de darle otro trago. La ceremonia continúa, ella sigue sentada sola en esa mesa, en silencio.

    Sí, no se arrepiente de haber venido. Piensa en casa: Cornwall y sonríe para sí. Cree oír una voz que dice su nombre pero eso es imposible. Nadie allí la conoce, ella no conoce a nadie y eso está bien, así que ¿quién podría ser? Toma otro trago de su copa y piensa en qué debería hacer a continuación.

  20. —Bueno Evans, lo que pueda o no tener inflado, es algo que te aseguro que no es de tu incumbencia y me causa preocupación que intentes averiguarlo. 

    La mujer al menos podría haber intentado disimular que no le importaba insultarlo abiertamente. Ella sabía que Richard era capaz de oír sus susurros ¿Sería que tendría que contestar puyas de la vieja squib toda la noche? Se sentía muy tentado de decirle que ciertas arrugas de su cara ya estaban bastante notorias pero no era parte de su estilo dar una respuesta tan vulgar. Después de todo, había cosas mucho más emocionantes con las cuales burlarse de ella. 

    Su sobrina había llegado justo en ese momento y, si bien se había acercado directamente a saludar a la pelirroja, seguía siendo su sangre, directa hija de Pandora. Alzó la copa hacia ella y dio un trago luego de dirigirle una sonrisa, a su salud  y a la de la celebración que Bel Evans acababa de proclamar. Sí, era agradable poner a Evans en su sitio pero ¿evadir funcionarios sobreexplotados que trabajaban a regañadientes en horario nocturno sin paga extra por un edicto de la ministra chiflada? Cien veces mejor. 

    Así que, cuando abrió la puerta por segunda vez, ni siquiera se molestó en bajar la copa o cambiar de expresión. El casco le impidió ver el rostro de la persona que había tocado pero le pareció familiar. Otro pariente suyo ¿quizá? Richard inclinó la cabeza hacia un lado antes de sonreír por inercia. Fue entonces cuando oyó la voz de Mel a espaldas del chico con el casco.

    —Si sigues sonriendo así vas a asustarlo en serio.

    Richard soltó una risotada genuina. Por supuesto, tendría que haber adivinado que Catherine enviaría a Melrose, la muy vieja aburrida. La muchacha llevaba un vestido de lino beige, de corte sencillo, casi raso, con gladiadoras. Su cabello era un revoltijo y sus ojos, fijos y grandes, lucían algo acusadores ¿por qué? Richard desvió la mirada de forma que Melrose no empezara algún reclamo, sea cual fuere el motivo. 

    —De todos modos... —dijo, pero se dio cuenta de que ella no le prestaba atención.

    Melrose había vuelto con curiosidad hacia el muchacho del casco y se había colgado de él como si quisiera ser llevada a caballito. Richard tiró de su brazo para que ambos pudieran entrar al interior y él pudiera cerrar la puerta. Melrose entonces hizo algo que Richard no se había esperado: le arrebató el casco al muchacho, y hundió la nariz en su coronilla. Richard fue capaz de oír una respiración profunda, antes que Mel agregara:

    —Richard, este chico huele a viento a pesar de que llevaba casco. 

    Su rostro no demostraba que acababa de hacer algo sumamente impropio. Richard se quedó estupefacto, sin saber qué decir por una vez en su vida, viendo como Melrose seguía aferrada al chico ¿Qué le pasaba? Sí, ella siempre había sido rara pero eso estaba a un paso de lo inverosímil. Además, se suponía que era una reunión y... ¿Qué modales, actitud o estilo eran esos? El pelirrojo decidió rendirse. Intentar entender a Melrose era un esfuerzo inútil y ese día, había decidido pasársela bien. Bel todavía seguía tomada del brazo con Lils así que Richard se volvió, les dijo que había bebidas para ambos así como comida y que ya habían tomado su primer brindis. Con un poco de suerte, si él no decía nada, nadie más intentaría señalar lo raro del asunto. 

    —De todos modos... bienvenidos, siéntanse como en casa.

    Al volverse, se dio cuenta de que Madeleine le devolvía la mirada desde el otro extremo de la habitación... aunque quizá decir que se la devolvía era una exageración. De hecho, parecía tener una expresión algo perdida ¿o era su imaginación?

    Entonces, se escuchó una vez más un par de golpes en la puerta. Richard abrió por enésima vez y en aquella ocasión, sí era Catherine. 

    @ Lillian Potter Evans  @ Ellie Moody  @ Rory Despard  @ Hannity Ollivander Evans  @ Jank Dayne

    • Me gusta 1
    • Love 2
    • jajaja 1

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.