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Hessenordwood Crouch

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Todo lo publicado por Hessenordwood Crouch

  1. Renzo & Eitʃ —¿Por qué aquí?-, la voz de ella es suave, puede escucharse curiosa e inocente, el hombre delante de ella no puede más que sonreír al respecto. —¿Qué pasa con este lugar?-, su cuestionamiento finalmente se escuchó por encima de sus pasos, ¿quién puede escucharlos además? —Es la reserva internacional de criaturas mágicas lindura-, él dice cómo si eso explicara todo. —Podríamos capturar a unas cuantas criaturas y llevarlas en sacos sin más, de donde fuera, pero aquí…-, sus pasos, que son increíblemente silenciosos, se detuvieron abruptamente. Ella casi lo choca. —...Aquí podríamos tomar un par de crías jóvenes, quién sabe, emprender nuevamente…-, la sonrisa de Renzo se reflejó con malicia sobre los ojos azules de la muchachita. —Además, el encargado de todo esto me cae mal, solo verle la cara en el periódico me revuelve las entrañas-, continuó la caminata. —¿Le conoces? —No-, ella arrugó el entrecejo, pero no por mucho tiempo, fue su turno de frenar el ritmo de la caminata, pues un gruñido acompañado de una llamarada que sobresale a lo lejos hizo vibrar el suelo hasta donde ellos se encontraban. La distancia era evidentemente larga, según el rastro del humo, pero el calor ha comenzado a subir alarmantemente. —Dragones… —Solo estamos aquí por las hadas-, —¿Desde cuándo te volviste tan cobarde?-, su mirada se desvió por el casi imperceptible movimiento entre las rocas. No estaban solos, sin embargo, no es capaz de diferenciar de buenas a primeras si se trata de un animal o una persona. —Si tu padre te viera ahora… lo cobarde que eres…-, murmuró mientras comienza a seguir el rastro, un ligero rojizo moviéndose entre las rocas. —No menciones a mí incomprensivo padre-, ella protesta. —Además, no es cobardía, es solo que…-, algo susurró a lo lejos y alertó al resto de sus sentidos. Alguien se movía en el mismo campo que ellos, pero aunque lo intenta, Renzo moviéndose demasiado a su alrededor no deja que pueda verlos. Entrecerró los ojos sobre un montículo donde creyó que algo se escondía. —Es solo que yo…-, tentativamente busca su varita atrapada en el arnés atado a su muslo. —Odio esto-, susurra, sus ojos se han vuelto aún más claros que antes, casi blancos y tiene de pronto una vista fugaz de una persona escabulléndose entre las rocas más cercanas en dirección a donde siente que Renzo se ha desviado. —Detesto tanto a todas estas sucias y asquerosas criaturas…-, —¡Aja! te tengo, incárcerus-, Renzo lanzó contra una de las figuras. —¿Qué demonios haces?-, regañó, visualizando su alrededor casi con frenesí, ¿hacia qué dirección se ha movido la otra persona? —Maldita sea-, era demasiado rápido para meterse en problemas. @ Hannity Ollivander Evans @ Rory Despard
  2. Asintió distraído. No es una promesa para Hannity, pero es lo mejor que por ahora puede ofrecerle. Él quiere estar ahí para ella cuando lo necesite, sin embargo, el obsequio que le ha ofrecido no es en vano, no ha sido seleccionado al azar entre sus cosas para entregárselo hoy a Hannity, si no todo lo contrario. Ensimismado en sus pensamientos seleccionó precisamente hoy esta joya para ella, para desearle buena suerte, pero también para inconcientemente advertirle de las posibilidades (buenas o malas) que están por abrirse delante de Hannity al tomar esta dirección y, ¿por qué no?, las de él, o ambos, al continuar con aquel curso incierto de su vida. No es tampoco una despedida, sino más bien un cierre. Se siente mezquino hacia con ella por eso, solo por un breve instante, porque Garry nunca fue bueno escogiendo palabras. —Es una gran historia-, murmura. Los acontecimientos de Hannity en Armenia son una de las tantas cosas que habitúa Hess a recordarle con más frecuencia de la que encuentra importante. Esa idea de abandonar a otros es nueva en él, y lo está convirtiendo en otra cosa. —Estaremos agradecidos entonces con la señora Dumbledore-, se ha girado rápidamente para encontrarse con la gris y pálida mirada de Hannity y aunque su voz es suave existe un deje de antipatía en él. —Pero Hannity…-, se movió entonces, para alcanzar la mano izquierda de la muchacha y apretar con la suya que es áspera sobre la herida de ella. Lo siente también, pero así juntas parece no doler tanto. Ella estará bien, está convencido (porque quiere estarlo) de esto. —No siempre aquel que te ayuda es tu amigo-, el tintineo lejano de un brindis distrajo su atención. Él tembló ante el ruido y soltó su mano rápidamente. —Ten en cuenta eso durante este viaje tuyo, cariño-, distraído en su mirada, sembró la duda. Su boca se torció apenas, es el mejor intento que tiene para sonreírle. —No, ciertamente no fue un buen día-, dice cuando la figura de Hessenord volvió a aparecer en su campo visual, conversando con una persona de rostro irreconocible. —Ya casi no hay días buenos-, -no aburridos- quiere decirle. El demonio combina tan bien con el lugar que es una silueta más que se mezcla entre todo este cúmulo de personas. —Pero…me equivoqué al no querer venir antes-, si observa más allá, en esta celebración también visualiza sin problema al muchacho maldecido que encontró hurgando en su hogar, ¿qué estaría tramando él ahora?. —Todo está mejor ahora-, se movió y empujó con su hombro el de su querida ahijada. Pareció más humano de pronto. @ Hannity Ollivander Evans
  3. Murmuró algo inentendible, los tres golpecillos sobre la madera lo desconcentran, hoy en día era difícil mantenerse concentrado en una sola cosa, así que está por maldecir a hessen por su interrupción, no obstante,e l desenfreno que son nuevamente sus pensamientos e ideas lo llevan a cavilar rápidamente en qué Hessenordwood es muchas cosas, menos tal vez tan compasivo con él para interrumpirlo con aquella suavidad si no están en público. Supondría entonces que está acompañado de alguien más o que las cuentas de la contaduría han resultado mejor que lo estimado, en cualquiera de los casos, posponer su intento de ignorarlo es lo único bien que puede hacer ahora. El libro se cierra con un chillido de la criatura bajo su brazo que protesta y arrastradamente se gira para encontrarse con su futuro interlocutor. —Yo no me escondo-, responde, incapaz de reconocer a la persona del otro lado de la habitación, están muy lejos y aunque está en sus cinco sentidos (mejor que otras veces) su traicionera cabeza no está pensando en recordar el nombre del bonito rostro que tiene enfrente. —Quizá solo no me has buscado bien-, dice, pero antes de que pueda protestar algo más aquella otra persona se dirige a él con gran velocidad. Si tiene la intención de atacar o no, es demasiado lento para evitarlo. Siseó dolorosamente, no es un dolor físico real, él cree que sí, que su cuerpo un reciente un tacto tan suave y gentil como el de ella al abrazarlo. ¿Qué tal te encuentras, papá? —Ah, Hannity…-, la boca se le seca. —…Eres tú-, ¿cómo es que puede alejarse tanto en tan poco tiempo? ¿Cómo es que puede olvidar tan rápido el dulce aroma de su presencia? Es que la extraña, a menudo, tanto, que resulta mejor, conveniente, olvidarla pronto. —Estoy bien, si-, se remueve en el abrazo, primero para escapar, luego se da cuenta que es mucho más agradable quedarse ahí para ella. —Hace mucho calor en Londres últimamente, eso es bueno-, continúa. —Me pregunto si…-, el gnomo protesta ante la incomodidad, no quiere soltarlo, pero ahora Hann es lo que más importa. —Me preguntaba si el cambio de estación traería algo también bueno consigo-, tarareó, no se siente bien luego de que se apartan nuevamente, aunque tiene una visión más clara del rostro traslúcido de Hann. —Tal parece que si. Hay una idea, algo que Hessenordwood ha tratado de sacar a flote con respecto a Hannity últimamente, pero que evidentemente él ha estado evitando. ¿Qué es lo que era? —¿Te quedas a cenar cariño? @ Hannity Ollivander Evans
  4. Eitʃ & Renzo La mujer miró sobre ellos, la luna llena está en su esplendor, magnífica y tan grande que parece que caerá sobre ellos con culpabilidad. Los claros y casi cristalinos ojos de ella son un reflejo del astro que contempla con la calma de alguien que está ahí solo para admirarla. La luz de la luna es toda la que necesitan para moverse en ese campo cerca de los límites de la reserva que es por mientras yano y sin más obstáculos que columnas de cerros de roca calientes. No hay muchas personas a esta hora de la madrugada, ¿quién podría? aunque siendo sinceros, estos últimos días, no hay muchas personas donde sea que no fuera un evento social de alta estima. —¿Por qué has venido tú?-, la voz de Renzo se ha hecho cada vez más desagradable en sus oídos, no entiende cómo es que han podido continuar trabajando juntos todo este tiempo. La muchacha, que luce impecable y aun elegante en aquellas elásticas ropas negras entalladas a su cuerpo, deja de contemplar la calma de la noche para dedicarle la sonrisa más hipócrita que es capaz de ofrecer. —No hay nadie más-, ellos no son el mejor equipo, pero es todo lo que queda de la compañía que, lejos de lograr su objetivo, todo su trabajo ha ido al caño por el inusual cambio de interés del administrador en otro tipo de asuntos. Ahora no son un grupo más grande del que comenzó hace ya casi un año. —Y, evidentemente, necesitas supervisión-, es encantadora, de un modo suave y no alarmante, pero igualmente le arranca al hombre viejo un gruñido. —Mira que...Yo no necesito… —Shh, ¿acaso quieres despertar a todas las criaturas de la reserva?-, ella se acercó al hombre que está más cerca de un alto pilar de roca maciza. Y le sonrió con maliciosa diversión. —Deberías usar una de esas máscaras, ya sabes, como esos ridículos mortífagos-, susurró casi al oído del hombre, mientras se burlaba tanto de Renzo como de aquel grupo de llagas virulentas. —Esto no es un juego-, ella se encogió de hombros. Ellos tampoco lo son. -Ah- Cuánta libertad tiene en ese cuerpo flexible. —¿Qué es lo que estamos buscando? —Hadas… —¡¡¿Hadas?!!- —Cá-lla-te-, arrastró con algo más de frustración. —No entiendo como es tu negocio si no sabes cómo hacerlo-, se quejó. Su postura relajada se recuperó luego de eso. Aclaró su voz. —Hay una demanda grande en Brasil, tal parece que cada milipulgada de esas criaturas resulta bastante útil para la medicina-, hay una pausa, ¿cómo puede explicarle lo siguiente sin hacer renegar a Renzo?. —Se necesitan allá, —¿Y pagaron por adelantado?-, le preguntó. Ella casi lo ha premeditado, pero olvidó evadir el tema. —Una parte…-, murmura, aparentemente más interesada en contemplar el espacio donde están. Definitivamente habrían de recorrer una larga distancia antes de acercarse a los bosques. Renzo idi***. —¿Una parte? Ahora que…-, el golpe en Armenia lo había cambiado, la ambición era cada vez más notoria en él desde entonces. Casi demente. Ella también había cambiado desde entonces, pero tras sus verdaderas y nuevas motivaciones ¿eso importaba ahora? Quizá no. —Pero ¿qué es lo que cree que es esto? ¿un grupo de ayuda comunitaria? ¡Quiero mi dinero! —Cierra la boca y sigue órdenes o te quedas fuera-, contestó la muchachita con firmeza antes de comenzar a caminar por entre columnas de altas rocas. Imagina que este debe ser un hábitat para reptiles desérticos o algo lo más parecido a un ashwinder o crías de dragón. Renzo se adelantó, guiando el camino por delante. No era un inutil después de todo. @ Hannity Ollivander Evans @ Rory Despard
  5. Grelliam Ollivander —Yo fabrico posibilidades-, repite en un murmuro bajo mientras desvía la mirada creyendo que ha visto pasar algo o alguien más por debajo de la puerta de la mazmorra. No había olvidado decirlo, solo no había sido claro al parecer. Quizá los fabricantes de posibilidades hoy llevan otros nombres, otras denominaciones. En todo caso el podría volverse a colocar el título de médico brujo sobre su cabeza. Aun si no se le tenía permitido volver a San Mungo. Eso podría funcionar. Ambiguamente, volvió su mirada al arcano, dispuesto a hacerlo a su modo. Ya habría tiempo de descomponerse por ello después. —¿Fui desmesurado? Perdon-, se reorganizó. Tararea nuevamente, parece ser un ejercicio propio de concentración, esta vez es un asentimiento suave que deja ver que ha entendido el mensaje del arcano. Puede hacer una visualización virtual de lo que el mago le indica. Supone que a la larga, entre más claro sea el objetivo, más fácil será llegar a él. Eso no solo deja de complicarle las cosas al nigromante, si no también al mismo licantropo. No lucía tan atractivo así, pero parecía más eficiente. Y no ha planificado tampoco hacer perder el tiempo a nadie solo porque no puede reunir la razón suficiente para mantenerse consciente. —Más bien, yo estudio de la medicina mágica-, comienza de nuevo con esa definición, después de todo es lo más cercano a lo que se ha reducido su proyecto de vida. —Mi nombre es Grelliam Ollivander-, se escucha extraño llamarse a sí mismo por su nombre. Hace años que no tenía una presentación tan formal. —Algunos me dicen Garry, pero no me gusta-, quizá eso estaba de más. —Buscaba aprender nigromancia por supuesto, ah, pero para incursionar más allá en la medicina mágica-, se explica. —Quisiera conocer de los alcances que se pueden lograr con distintas amalgamas-, su voz se apaga lentamente mientras concluye con todo esto. Fue más breve, pero acorde con sus palabras.
  6. Duda un instante antes de finalmente tomar del brazo de Hannity y, por petición de ella, guiarla por entre el gentío hasta donde debería encontrarse un refunfuñante Grelliam. Sopesa, mientras avanzan uno a lado del otro, con lentos y cortos pasos, si es que debe decirle algo más a la muchachita, Hessen no ha sido nunca del tipo demasiado callado, siempre ha de encontrar algún comentario, oportuno o no, que pueda soltar con la gracia suficiente para hacer sentir a su compañía como bien deseada. No es que la supuesta hija de Ollivander no lo fuera, todo lo contrario si se pone a revisar las retorcidas ramas del árbol familiar, sin embargo, ha descubierto que con ellos casi siempre resulta mejor mantener la boca cerrada. —Él…ha tenido una mañana difícil-, dice de todas formas cuando están por llegar. La figura incalificable de Garry, aunque sabe que puede verlos por el reflejo de los cristales, no se desconsentra de su cuidadoso reconocimiento ante su cercanía. —Usted solo…sea paciente con él, mi señora-, detuvo sus pasos dejando que ella recorriera la poca distancia que queda entre ellos. Retrocedió con un asentimiento suave ante el cumplido de la muchacha y se retiró lo suficiente para dejarles discreto espacio para solo ellos dos. La mirada de Grell se posó con pereza sobre el dije que colgaba de las manos de Hannity. Puede sentir el cosquilleo en sus mejillas aún, es lo único que le queda del beso y la caricia de Hann, dolió el cuerpo inclinarse así para recibirla, pero rápidamente reconfortó la presencia de ella que es tan traslúcida últimamente como los reflejos de las personas en los cristales de aquel ventanal. Y lentamente, como si temiese romperlo con esas ásperas y temblorosas manos, tentó el dije que aún pendía de la cadena. El empuje que le da hace que brille con la galante luz de la fiesta y se refleja en el rostro de ella, su querida Hannity, con una alegría que no ha visto en ella desde hace tanto tiempo. Aun si no quisiera, no puede evitar hacer lo que ella le pide. —Fue un obsequio de mi madre-, murmura, mientras toma el collar por su cuenta. —Me lo dio como despedida-, y comienza a rodear la delgada figura de Hannity. —Es de buena suerte, pero… -, sus manos se pasaron por encima de los hombros de ella deteniéndose antes de cerrar el broche para corroborar la medida. —…Es para aquellos que están por comenzar una aventura en solitario-, el seguro embona a la perfección. —No es algo malo ...-, retrocedió, su mano se deslizó imperceptible por el brazo de Hannity y el suave tirón le invitaba a dar una vuelta sobre sí misma como si estuviesen bailando. —Porque significa que llevas a alguien siempre contigo y que alguien siempre te sabrá responder cuando le necesites-, trazó por última vez la figura del dije ahora colgando del cuello de la niña. —Mi querida Hannity-, no ha sido un gran intercambio de palabras y aun así luce agotado por esta conversación. Bostezó, más bien como si tratara de sacarse el sopor del cuerpo, en un parpadeo el encanto había pasado y ahora su mirada se arrastraba por el salón, contemplando con hastío el lugar. —Me pregunto si habrá algún tipo de discurso conme-con-conmemorativo-, no estaba muy interesado en lo que pudieran decir sobre el doscientos veintitrés aniversario francés, aunque quizá sí lo estaba si es que se habla sobre la existente (o no) relación entre la administración francesa y británica. Supone que Hessenord prestara la atención necesaria por él. —Ah, ¿eso es un elfo doméstico? ¿se siguen usando para esto? Ojala y no-, critica distraídamente mientras le hace señas desdeñosas a la criatura para que se alejara de ellos. No quiere comer ni beber nada por ahora. —Aun si tuvieran un sueldo, la idea es todavía tan...¿Cómo has dicho entonces que te encomendaste a esta labor, Hannity? @ Hannity Ollivander Evans
  7. No es habitual en él rememorar el pasado, no suele hurgar en Viejas heridas, en asuntos que ha dejado por la paz (de algún modo), sin embargo, la naturaleza misma del ser humano dicta todo lo contrario y a diferencia de muchos otros hábitos de licántropo, a esto no puede ponerle un alto. Encontrarse con Luna Gryffindor el día de hoy es algo de todo eso que supone que no ha querido abandonar del todo, o de otra forma ¿por qué lo hacía? ¿por qué la buscaba si todo lo que aconteció tras la caída y supuesta desaparición de la Orden del Fénix, a la que él había pertenecido también, le han dejado descompuesta la brújula moral? Si lo hacía ahora solo podría ser por una buena razón, aunque no necesariamente correcta. Puede verlo en los ojos de Luna cuando finalmente se encuentran; el deterioro, la oscuridad, el maltrato que ha sufrido esta comunidad mágica. Y aun así la Gryffindor sabe ser blanda y amable con él cuando se acerca. Quizá por eso es que tenía que encontrarse con Luna y no con nadie más el día de hoy. Es casi de un salto que se pone de pie para recibir a Luna que no titubea en acercarse a él y su extraña apariencia y desde que se acerca, con sus primeras palabras preguntando si se acuerda de ella, estrujan algo en el interior del mago. ¿Angustia o tristeza? o algo más. Por supuesto que se acuerda de ella, él asiente sin mucho ánimo, por que no tiene la energía de hacerlo y tropieza con la mesa derramando algo del té que se ha adelantado a pedir cuando trata de acercarse a ella. Hubiera sonreído a su llegada si las cicatrices en el rostro no le impidieron formar el gesto. —Hace mucho tiempo, es cierto-, responde automáticamente, sus ojos que son de distinto color la observan a ella con fijeza, como si no se creyera que está ahí frente a él, casi intacta. De pronto siente que el tiempo no ha pasado en realidad entre ellos, que nada malo, de todo lo que acontece, pudo haber pasado en la historia. —Me parece que no la he visto desde el asunto con la supuesta piedra filosofal-, le recuerda, Garry había hecho lo posible junto a Kassandra por extraer aquel gas que convertía la sangre de la bruja en oro. No pudo quedarse para ver el resto de su recuperación. —Yo pues…sigo aquí o, bueno, una parte de mi-, responde en cambio, decir que está bien es demasiado, decir que está mal es una mentira también. -Aunque para algunos no es suficiente-, la vida en este Londres mágico se ha vuelto incierta para cualquiera. —¿Tu…ah… cómo has estado?-, es algo torpe, pero finalmente le indica en la silla el lugar que puede ocupar casi junto a él. —¿Co-cómo está…la familia?-, pregunta y aunque es neutral al hablar su labio tiembla, preocupado por la respuesta de ella. Nunca fue más cercano con los Gryffindor en general de lo que pudo llegar a ser con Luna, o el señor Elvis, que tampoco era mucho más allá de su relación dentro del bando, asi que supone que si está interesado es más que nada tras las últimas reformas impuestas por la actual ministro de magia británica. @ Luna Gryffindor Delacour
  8. Grelliam Ollivander Se quedó de pie por un tiempo más bajo la puerta abierta de la mazmorra de Báleyr, frente al arcano manteniendo la mirada gandula sobre la anciana figura del mago que también lo observa del otro lado de la habitación mientras diversos objetos viajan de un lado a otro acomodándose en las estanterías y demás espacios. Grell no está siendo necesariamente contemplativo, ni interesado, sino más bien es que su mente, que está hecha un desastre, le está costando escaparse del ensimismamiento al que está habitualmente sometido. Ése de ahí es el nigromante. No es que hubiera pensado antes en el aspecto de un hechicero de la sangre, pero no es hasta este momento en el que piensa en Báleyr como una persona real. Pero ¿que había estado esperando? ¿aprender nigromancia de alguien que haya vuelto de la muerte? ¿De un espectro o un demonio tal vez? Quizá Báleyr lo era. Entra solo después de que el arcano finalmente le invita un asiento en su lugar de trabajo. —Gracias-, masculló casi sin voz. —Voy a entrar a su espacio. Co-con permiso-, advierte con una venia apenas formada (porque siente que su cuerpo no da para tanto) antes de dar sus primeros, lentos y arrastrados, pasos al interior de la mazmorra que es sorprendentemente mejor que lo que fuera el corredor. La disciplina en el estudio de la magia lo lleva a poner la atención correspondiente al cuestionamiento que finalmente le hace el mago, pero su naturaleza, ahora alterada, no deja que piense en una respuesta fácil, o al menos algo aceptable. Él aparta su mirada entonces del hombre que tiene enfrente, su atención se pasea por el interior de la mazmorra, como si estuviera buscando en alguno de los objetos que Báleyr ha ordenado, la respuesta a su sencilla pregunta. Su gesto inexpresivo hasta ahora, pero que es por herencia severo (de su padre y del padre antes de él) con todas esas cicatrices, marcas y moretones, hacen parecer que algo de todo ese lugar no le gusta. —¿Qué es lo que haces en este lugar, arcano?-, piensa que quiere preguntarle con genuino interés en el tiempo libre de Báleyr. El silencio del muchacho solo termina cuando el recorrido de su mirada se encuentra con la vara de cristal del mago maestro y, finalmente, el mismo Báleyr. ¿Cuál había sido su pregunta? Quizá al arcano le basta con sólo conocer de su nombre de pila y algún motivo razonable (o no) que justifique su interés por aprender de la magia de la sangre. —Soy un fabricante-, responde, sus palabras salen sin energía, con cansancio, sintiendo que lleva horas hablando sobre lo mismo, un tema no impresionante. —Construyo...posibilidades-, dice tranquilamente como si eso explicara todo. —Ahora mismo estoy ideando algo que es…-, hay algo de más ánimo en su cantar, se esfuerza, pero sus pensamientos, retorcidos y empalmados, no están interesados en este momento en arrojarle un adjetivo que describa con justicia su trabajo. —Es solo que…-,sus manos tiemblan a pesar de que son un gran puño enredadas entre sus piernas, de pronto parece querer farfullar algo que es inentendible. —Algo le falta-, lentamente palpó el diafragma. Él tarareó, descontento consigo. —Así que lo estoy buscando, aquí, ahora-, luego se encogió de hombros. —Podría no estar en este lugar eso que hace falta-, pareció angustiado, quiere torcerse con frustración sobre la silla del arcano, pero no está en su casa, no es la butaca maltratada que sufre de la pérdida de equilibrio mental del ex medimago. En un parpadeo se serenó, debe conformarse con la quietud de una estatua. —Pero si no existe esa posibilidad...yo podría...intentar fabricarla.
  9. Asiente. No es como un total “si” o una negativa vaga, sino más bien para dejar en claro que cree haber entendido lo que sucedió. ¿Pudiste encontrarte antes? es lo que pregunta la arcana, pero siendo sincero no había hecho tanto por buscarse si no mas bien imponerse ante lo que presiona con fuerza en su mente; por un lado estaba la sensación de intromisión de Sauda con la forma de Amaya y todo lo que la sola imagen de aquella pequeña bruja probocan dentro de su mente. Por otro lado, aquello que en realidad es lo que más se esfuerza por resguardar de todo y todos. Lo de él, que es de alguna manera tan suyo, que no quiere que nadie conozca. Y es que es consciente de que él no es siempre esa cara bonita de buenos modales que presenta en público durante el dia, tampoco el galante y caprichoso varón de sitios exquisitos durante las noches más incitantes, no obstante, se lo ha metido tanto en la cabeza cada vez que ve su reflejo en el rostro antes de salir de su piso, que encontrar al verdadero Hessenordwood es algo que queda secretamente para su sola intimidad. Respira, es automática la manera en la que responde la sonrisa de la arcana con algo similar, porque ni siquiera lo piensa o ni siquiera sabe por que ella le sonríe, pero su cuerpo está entrenado para ser encantador en todo momento, tanto, que casi puede sentir que la sonrisa es genuina. Sauda ayuda a que eso sea más fácil también. No hay más tiempo de hablar sobre otra cosa, de buenas a primeras esta vez no es capaz de sentir el empuje de la arcana en su mente y no comprende tan fácil como es que de pronto tiene ganas de pensar en sus días de colegio, pero ¿Hogwarts? Su mente hace algo como ir de prisa, recorriendo a gran velocidad los pasillos del antiguo colegio de magos de la gran bretaña que solo conoció hasta su edad adulta. -Es la grieta del otro lado-, Hess piensa antes de dejar de tensar los músculos y dejar que ella vea, no sin antes agudizar sus sentidos más perceptivos, tratando de encontrar el real interés de la arcana. Hubiera sido diferente si tan solo … Hogwars, sala común de Ravenclaw. —¿Por qué los exámenes finales tienen que ser tan difíciles?!! así cómo esperan que disfrutemos de esto-, el rubio se arrojó con dramatismo sobre la mesa, haciendo caer las pilas de libros y pergaminos llenos de apuntes sobre el suelo. Dejando un desastre por todas partes. —Siempre queriendo buscar el camino fácil-, la cabeza de Hess se asomó desde detrás de un libro de astronomía. —No sería tan difícil si hubieras entrado a todas las clases este año-, dejó caer también el libro, no tenía caso, han estudiado toda la noche y están agotados. El cansancio se siente dolorido en todo su cuerpo. —Yaaa, hubo mejores cosas que hacer este año-, la mirada bronce del muchachito se encontró con los fríos del Crouch. Él le sonrió con genuino enamoramiento y Hess rió divertido al respecto. ¿Cuál había sido su nombre? jamás le importó recordarlo. —Además, no es tan fácil el camino si tienes que buscar siempre el modo de evitar que te castiguen. —Eres todo un caso-, —¡Siguiente pregunta!-, se arrastró sobre la mesa para alcanzar el pergamino con el cuestionario de estudio para presentar los últimos T.I.M.O. —Metas profesionales...¿Qué clase de pregunta absurda es esta? —Una trampa tal vez-, suspiró con cansancio, la pregunta es más agobiante cada vez. —Veamos, primero que nada debo terminar la universidad nomaj, o si no madre me negará como hijo de la familia si no consigo mínimo esa licenciatura-, su compañero rió a carcajadas. Incluso tras la angustia de los futuros exámenes había tiempo para sonreir. —Buscaré un trabajo digno después de eso, tal vez. —Algo que dé mucho dinero, —Por su puesto, —¡Gringotts! —Por supuesto que no… —Pero ¡¿por qué?! eres bueno en lenguas, y la aritmancia no se te da mal-, recordó. —Serías el duende más atractivo de la generación, —Realmente, pensaba más bien dedicarme al tráfico de magos y brujas en circos muggles-, las risas se detuvieron abruptamente, pero el guiño del demonio lo relajó visiblemente. Solo era una broma. —Y pensar que los profesores decían que el delincuente sería yo-, —Lo eres-, aseguró. —Bueno es evidente que será de mí entonces-, dice él ruidosamente, consiguiendo llamar de nuevo la atención de Hessen que ha vuelto a su libro de astronomía. —Seré el futuro mantenido señor de Crouch-, Hessen rió divertido ante la ocurrencia del rubio. —Aun si eres un no hijo de la familia…-, susurra cerca. —Estaremos juntos siempre-, su puño se estiró en el aire, como una de esas promesas de mejores amigos que él no ha visto cumplirse. Después de una pausa que se sintió demasiado larga, Hess golpeó el puño del muchacho sin mucha fuerza, con una sonrisa más melancólica que otra cosa. Una especie de energía apagó todo en la mente del mago y con cierta cordialidad, invitaba a la intruso a salir de su mente, después de todo ella tenía lo que estaba buscando. Lo cierto es que el penúltimo año de Beauxbatons había sido menos que todo eso; las avenidas del paseo estudiantil se mancharon de carmesí, al igual que sus túnicas azules, sus cuidadas manos sintieron por primera vez el frío de la carne muerta. La mirada bronce brilló hasta el último aliento en el rostro del rubio, la angustia de perder la vida a cambio de nada se reflejó en esos ojos que había visto por años, ¿cuál era el nombre de aquel muchacho? Jamás le dio importancia recordarlo después. Pero con su radiante sonrisa juvenil de a quién debería esperar toda una vida por delante, se despidió de aquel que creyó como su mejor amigo. El demonio cobró su primer alma dejando un desastre por todas partes y el verano de París era entonces mucho más caluroso de lo que pudo haber recordado. —Los humanos, siempre buscan el camino fácil…-, murmuró el demonio, con una sonrisa más melancólica que otra cosa. Y respiró. ¿En qué momento ha cerrado los ojos? la escasa luz que queda en el páramo donde Sauda lo acompaña puede lastimarle al mirar, pero se esfuerza por no hacer una mueca al respecto. Aquel recuerdo no era del todo real, aunque sí lo eran las emociones, los sentimientos que había llegado a experimentar, y eso fue lo que le dejó ver y sentir en ese momento, lo único que él había cambiado era el contexto, vertió todas esas emociones, angustias y sufrimientos en otro escenario, uno menos caótico, que evitará revelar el verdadero origen de todo ello. Una analogía agridulce. Fue complicado, así como lo había sido Sauda con el rostro de Amaya, porque a pesar de los años, de las vidas pasadas, todo se siente siempre cómo la primera vez. —En realidad es Beauxbatons-, aclara con suave voz, un peculiar y estudiado acento francés. —Y Berkeley, en California-, la sonrisa divertida juguetea con la Arcana. —Es que...solo no creo tener las características de un verdadero Ravenclaw, pero creo que me hubiera gustado ahí- quizá así las cosas hubieran sido diferentes.
  10. El estallido interrumpe con cualquier actividad en la fiesta, las conversaciones murmuradas hasta ahora se abrieron en gritos y la música de orquesta distorsionada con aquella teatral entrada envuelta en fuego y destrucción. La mirada del demonio captó rápidamente los colores ardientes de la invocación en forma de mítica criatura. Si no fuera por la voz de Darla dando las últimas indicaciones a Luna y a él; hubiera permanecido ahí de pie, contemplando como el fuego maldito lo hubiera consumido todo a su paso sin dejar nada atrás. Una maravilla de encantamiento. Naturalmente, y porque es su trabajo, busca entre el relajo que es todo aquel estropeado evento el rastro que le ha perdido al patriarca de Ollivander. Él sabe bien que no es del tipo valiente que irá a defender a otros, pero también lo conoce bastante estupido como para acercarse peligrosamente a curiosear algo que pueda extraer luego de que todo termine. Así que no, no puede cumplir lo que Darla le pide porque Hessen no es niñero de nadie (de nadie que no hubiera hecho el pago por adelantado), sin embargo, igualmente se queda junto al muchachito de Darla y Luna cuando finalmente distingue la silueta de Grell moviéndose en la galería. -Él estará bien-, piensa, aunque en realidad suena como una plegaria en su cabeza. Es de algún modo conciente que desenvainar su propia varita en esta batalla no haría más que complicar las cosas, el objeto mágico se esconde a un solo movimiento fuerte de su brazo, para hacerse con ella él solo tiene que desearlo, pero aun así Hessen no hace presencia de ella ni para protegerse. No todavía. —Ven conmigo-, intenta hacer que Luxure lo siga fuera del campo de batalla, o al menos cree que puede guiarlo hasta un camino que el niño pueda seguir por su cuenta sin terminar herido. —Cuidaré de él, Luna, vaya con Darla. Haga usted lo que tenga que hacer-, no lo dice de mala gana, pero no está encantado por la idea tampoco y es que ciertamente no necesita ahora responsabilizarse por el bienestar del niño. Pero por otro lado, el favor a Darla tiene un grado conveniente de importancia para el demonio. Así que podría invertir un poco de él en esto, solo por esta vez. @ Darla Potter Black @ Luna Gryffindor Delacour @ Danny Lestrange
  11. Grell El peso de Hannity sobre su brazo es de algún modo reconfortante, el contacto con ella lo aterriza más y más al lugar donde están, con las personas reales a su alrededor. De todas formas ¿qué es lo que quiere saber con certeza Cillian? Grelliam no sabe interpretar el gesto en el rostro del rubio (sinceramente cree que nunca ha conseguido hacer eso con él) y la pregunta del mago ha provocado un eco confuso dentro de sí mismo; pues ciertamente han pasado un puñado de cosas en algunos contados años, la cuestión era que ni siquiera podía recordar la última vez que vio al Ryddleturn antes de esta noche. ¿Cuánto tiempo ha pasado realmente? ¿dónde comienza la historia que el muchacho quiere oir? Explicarlo no debe ser sencillo como dice Hannity. Y tampoco está seguro de querer hacerlo. —Has estado mucho tiempo fuera-, habla después de un largo rato, la compañía de Bel a su lado le hace llegar a la conclusión de que seguramente ya han tenido tiempo de hablar entre ellos. —Por supuesto que han pasado muchas cosas desde entonces-, su voz es automática, hubiera dicho esto a cualquiera. —Sería más extraño si no. Es difícil mantenerse concentrado en una sola cosa estando en este lugar, aun cuando la galería de arte se aleja de lo poco más bullicioso del evento, naturalmente la atención de Grell se desvía hasta la pista, ahí donde se ha estallado una llamarada en medio de donde todos bailan y celebran. A esta distancia podría pensar solo que es algún espectáculo más que han montado los Moody para el entretenimiento de los invitados, pero en el momento en el que se apagan las llamas sobresale entre las parejas el aspecto de aquel muchacho de oscura mirada que se ha colado días antes a su casa. Distraídamente su mirada pasea por el lugar deteniéndose una vez más en la plaza del baile antes de volver a Bel y Cillian, particularmente más interesado en ella, por lo que había acontecido finalmente entre Evans y aquel singular visitante. Este no era un lugar seguro, aunque sospecha que nunca lo fue. —Pero justo ahora, tal vez, no es momento para contarlo-, cuidadosamente, tentó sobre el hombro de Hannity, una advertencia de que se moverá de ese lugar pronto. Si ella no quería acompañarlo, lo mejor era que retrocediera de él un poco. —Deberías venir a casa un dia de estos, Cillian-, dio casi un paso al frente para alcanzar a tomar al Ryddleturn del brazo, sin mucha fuerza apretó el suave contacto. —Porque hoy no parece ser un buen día para reencontrarse con viejos amigos-, dice antes de soltarlo. —Pero allá, es posible, que seas mejor recibido-, sonrió tras la máscara. —Es muy posible que si-, repitió para si mismo. Sin nada más comenzó a caminar lejos de la galería, ¿ha sido así de ruidosa toda la noche? —Ah, entonces ¿nos vamos ya cariño?-, esperó. @ Rory Despard @ Hannity Ollivander Evans @ Cillian
  12. Así es como comienza a moverse por el lugar que es por demás encantador se viera por donde sea. Hay música que se mueve al compás de las conversaciones más acaloradas, de la ondulación de los vestidos más elegantes, del rastro que queda en el aire de las lociones para caballero. La fiesta está llena de rostros cuidadosamente hermosos, brillantes colores resaltan de las paredes del palacio, de las decoraciones puestas por todas partes a propósito para deleite de los invitados. No es tan sencillo con todo eso moverse por ahí, pero se las ingenia contando sus pasos mientras avanza sin tropiezos. —Uno, dos…-, la mirada de Hessen es un solo punto blanco en su rostro, sus ojos son tan claros que el azul está casi extinto. Ciegos en su mayoría, se saben mover con programada casualidad sobre las caras de los invitados queriendo reconocerlos, pero tampoco convencerlos de que son de su interés. —Tres, cuatro…-, su boca se tuerce con diversión. Ahí, del otro extremo del salón se encuentra Darla Potter, que se mantiene (por ahora) no muy lejos de la primera ministro mágica de Londres. —Cinco, seis...sie- uhp!…-, tararea para sí mismo a la par que ofrece una sonrisa despreocupada a la mujer que se tropieza con él. —Siete y ocho…-, Luna Gryffindor en el recibidor, inesperado, pero atractivamente conveniente. —Nueve…-, hace un rato que Hannity ya lo ha visto también, es un placer que ella haga el intento por alcanzarlo, pero no es necesario. —...Nueve, otra vez...-, se quedó quieto, de pie frente a un marco decorativo, dando un último vistazo sobre sus pasos. Al terminar el recorrido por el salón se da cuenta de que a pesar de que está lleno de personas no hay realmente demasiado -rostros conocidos-, un puñado de políticos y embajadores, pero nada que lo haga interesarse en estas personas todavía. Posiblemente este evento está más repleto de personas como él, que no son del todo invitados, pero que están ahí de igualmente, pero ¿haciendo que?, Supone que después de todo se ha vuelto demasiado paranoico con las alucinaciones de Ollivander. No obstante, su último par de pasos le despejaron una visión más, que no es del todo placentera salvo por que el número del aniversario es doscientos treinta y dos. Un número extraño, según Grelliam. Pero de todas formas, ¿cuál dijo Despard que era el nombre del ahora patriarca de los Gryffindor? Aquel muchacho que se mueve tan escondido que podría habérsele escapado del radar. —Y diez-, frente a él está la radiante Hannity Ollivander, encantadora y adorable como siempre, la sonrisa que cortésmente le ofrece el demonio tras el buen acento francés de la muchacha no le parece suficiente. —Mi señora Ollivander, es un placer el mío-, respondió a su formalidad. —Es cierto que tanto glamour promete una buena noche…-, es muy pronto para sentir cualquier clase de afecto por esta muchachita, pero hace mucho que entiende lo importante que es ella para el patriarca de la familia. Lo mejor era complacerla tanto como ella (o él) quisiera. —Sin embargo, mi señora, usted supone bien, él está aquí-, se inclinó hacia ella para casi soplar en su oído. —Así que no será entonces una buena noche del todo, ¿verdad? no, no para todos-, le guiñó a la muchachita apartándose nuevamente. Su conversación es interrumpida por uno de los fantasmas sin cabeza que intenta a la fuerza colocarse sobre su cuerpo espectral el sombrero de alguna despistada invitada. —Pero perderé mi cabeza también si no le doy el mensaje-, se apresuró a recuperar la atención de la bruja por los lloriqueos del espectro. —Él está por allá, señora-, un movimiento sutil de su cabeza acompañó la oración. —Cerca de los grandes ventanales que dan hacia el jardín, mirando al exterior, como si añorase la noche…-, le sonrió divertido. Lo cierto es que casi puede sentir la mirada del brujo sobre su espalda. —Él quiere que le entregue esto-, de uno de los bolsillos del traje extrajo un pequeño bolsillo de piel curtida, en su interior contiene un solo dije en un color oro opaco con la forma de una hoja tan torcida que da la apariencia de ser una pluma de la cabeza de un augurey y en su centro un ojo cerrado. —Dice que es familiar, de buena suerte-, Hess se lo ofreció. —No creemos que la necesite, la buena suerte quiero decir, pero seguro lucirá espléndido en usted. @ Hannity Ollivander Evans
  13. Que guapa la hijaza con su firma nueva !! *m*

    :love:

    1. Hannity Ollivander Evans

      Hannity Ollivander Evans

      Apá! Que bueno que el cambio de firma te haya gustado, cortesia de Darlis, y que fuera un buen pretexto para visitar mi perfil

       

      *le deja amorsh* ❤️😘

  14. Grell & Hess —Dos eventos sociales en menos de tres meses-, sus palabras se arrastraron con incredulidad. —Estás de racha-, delante de ellos el castillo se desplanta con firmeza, imponente, solo en un lugar como este es que se podría llegar a celebrar este aniversario acertadamente. En eso está de acuerdo. Es aún más hermoso ahora con todo el cuidado que han puesto para resaltar cada rincón de aquel espacio. Pero por algún motivo, ninguno de los dos hombres parece realmente impresionado con la majestuosa edificación. —¿Qué es este lugar?-, masculla perezosamente mientras se frota a sí mismo los brazos, el frío de la noche (que es ficticio y solo ocurre en su mente) le cala hasta los huesos y tampoco lo pone de mejor humor. Hessen sabe que lo mejor es dejar caer de una buena vez la capa sobre los hombros del licántropo o, de otro modo, estará fastidiando por el resto de la noche. Afortunadamente, se trata de un accesorio suficientemente modesto, que hace perfectamente juego con el resto del conjunto, suficiente para no llamar la atención de nadie. Al menos no por esa razón. —¿Qué hacemos aquí?-, es neutral al hablar, pero Hess reconoce el genuino desconcierto en esa desabrida mirada suya de diferente color en cada polo con la que contempla el galante espacio. —Hannity te invitó...o algo así-, le recuerda mientras cuidadosamente ajusta sobre sus hombros los brillantes broches, solo esos destellos de metal es lo único más deslumbrante en toda la apariencia poco colorida del brujo Ollivander. Aun así, el demonio sabe que ha hecho lo mejor que puede con él. —No lo recuerdo-, no lo intenta realmente. De todas formas, rescata que hoy Grell está siendo particularmente conversador. Lo que no siempre puede ser algo bueno tampoco. —Por supuesto que no, no podrías ni recordar el almuerzo que te serví, el cual por cierto, despreciaste-, le sonrió, aunque no parecía realmente amigable. Por último, cuando todo está ordenado, con un movimiento de su cabeza Hess le indicó el camino que aún tienen que recorrer para ingresar al lugar donde se llevará a cabo el resto de la conmemoración. El demonio espera hasta que finalmente el hombre decida moverse, van casi a la par salvo porque los lentos y arrastrados pasos del ex medimago lo llevan por delante de su asistencia. —Do-doscientos treinta y dos. Es...un número extraño-, tartamudeó. La invitación en sus manos maltratadas parece casi un artículo de lujo, con tan solo esto y el enorme edificio delante de ellos se puede dar una idea de la magnitud del evento. Y solo pensarlo le provoca algo de nauseas. —¿Es real esa cifra?-, Hessen no siempre consigue entender, de toda la información que guarda esa torcidamente suya, qué es lo que Garry pudiera considerar realmente cómo algo importante de ser recordado. —Supongo-, concluye que tal vez tienen eso en común. —Las personas siempre esperan números más memorables, ¿no crees? Tal vez es una señal. De que nada malo puede salir esta vez-, y se hubiera encogido de hombros por lo irrelevante que le parece ahora dudar de una fecha histórica, pero el hall está cerca y la figura desgarbada del Ollivander, aun metido en un traje tan elegante de colores apagados, llama lo suficiente la atención del personal de seguridad donde se aglomeran las personas, entre invitados y periodistas, para poder ingresar. —¿Tú no eras francés? Deberías saberlo...-, -no-, recibió la negativa silenciosa respuesta a sus espaldas, sobre sus hombros. Hessen sabe ser tan ilusorio como una sombra suya algunas veces, tanto así que lo sorprende. Les ha costado solo un par de protocolos más de seguridad entre confirmar la invitación (y tal vez el no incumplimiento de vestimenta de Grell) antes de al fin poder ingresar al interior del palacio. Se tomaron algunos segundos extra para contemplar expectantes el escenario de toda esta teatralidad aristócrata. —Busca a Hannity-, golpeó con el dorso de su mano sobre el hombro robusto de Hess, antes de comenzar a desplazarse silenciosamente por entre los invitados y el staff, sin llamar la atención de nadie. Hess imagina que se moverá hasta una zona donde se le permita fumar tranquilamente.
  15. —Esfuerzate-, se escuchó como mil voces llamándolo. El claro solitario hasta ahora acompañado solo por la naturaleza) se mece a su alrededor con el eco de todas estas voces familiares retumbando en su cabeza, el plano oscila como si tuviera la intención de volver a aturdir sus sentidos. —Aquí estoy, no te he dejado-, puede escucharla de entre las hojas más altas de los árboles, es casi imperceptible al principio, pero está ahí. El demonio sintió el movimiento en el viento y alertó que podría estar cayendo nuevamente en otro truco de la arcana. —Te dejaste atrapar por tus pensamientos-, él tiene que casi dejar de respirar para poder escuchar algo más allá de lo que dice, no es una alucinación, ella está realmente ahí, manifestándose con una apariencia aún más joven. No va a confesar en voz alta que siente un gran alivio al verla, no después de que ella ha acertado recalcando lo descuidado que ha sido al dejarse perder entre sus pensamientos, sin considerar el haberse olvidado casi en su totalidad de la presencia de ella, o de aquellos otros dos que habían comenzado esto con él. ¿Dónde estarían ellos ahora?. Aun así, está agradecido de que la arcana reaparezca nuevamente ante él y lo deje aclarar su mente de este ejercicio que de pronto es indescifrable. Entonces Sauda comienza a explicar algo que él sí puede entender, —No dejes que los sentimientos adversos te dominen, transformarlos, modifica tus puntos negativos para volverlos a tu favor-, es lo que ella dice y él puede encajar esta definición en un ejercicio pasado en su vida. Y es que parte de lo que es él ahora, el personaje encantador y servicial que ha construido cuidadosamente para presentarse al público, tiene como base algo parecido a esta idea, muy similar si no es que igual, salvo por eso de modificar los puntos negativos, porque en esta parte, la que habla sobre aprovechar esos puntos negativos, él solo ha estado evadiendo todo el tiempo. —Creo que entiendo-, masculla, la explicación final de Sauda sobre lo que es o cómo es que funciona el mago oclumante es mucho más concreta de lo que él tenía hasta ahora. Ciertamente había pensado que necesitaría de la oclumancia solo el crear escudos y protecciones que impidieran ver más allá de la superficie de su mente, podría manipularse a sí mismo para solo mostrar lo que él quisiera. Pero lo que la arcana le ha aclarado ahora es mucho mejor, no más sencillo supone, pero él puede ser lo suficientemente ambicioso para querer todo eso de la oclumancia. Pero a pesar de que todo es solo algo más claro ahora, la situación no mejora para sus sentidos aun algo mareados cuando frente a él aparece la pequeña figura de la propietaria del Trastero. Hay una pausa casi demasiado larga antes de que vuelva a hablar. —Cada uno de mis gestos faciales está cuidadosamente estudiado y practicado-, comienza. —No se me puede escapar alguna mueca indeseable o no planeada con anticipación. No existe nada que aparentemente pueda tomarme por sorpresa si así lo deseo, puedo controlar cada músculo, cada una de mis expresiones corporales a voluntad-, parpadea lentamente, porque esta forma que ha adoptado Sauda de la chica en el callejón es tan idéntica, que puede sentir el temor en su rostro, el aroma a sangre en el viento que aún agita las copas de los árboles. Es tan real que, si se deja llevar, puede incluso volver a sentirla dentro de su mente, husmeando, indeseada. —Me he adoctrinado en ello, puedo hacer esto perfectamente con la garantía de que siempre me funcionara, pero esto es… Los segundos en los que esa muchachita de cabello blanco entró en su mente nunca le habían parecido tan largos, pero en este plano, en el que lo tiene sometido Sauda , le parecen eternos. —Quiero decir… no depende solo de mí-, casi siseo, cómo si no quisiera ser entendido. —No todo el tiempo. Y es esa parte la que quiere proteger, la que quiere resguardar, para que nadie entre y la encuentre o para que no salga fuera del recipiente donde Hessenord muy cuidadosamente tiene guardado. Porque su propia mente, la del hombre, no es más que un contenedor, un empaque promocional que guarda internamente al despreciable ser que le da origen a su propia vida. —¿Qué fue lo que sentí?-, -estábamos furiosos- hay algo más ahí con él, la magia de Sauda hace que baje la guardia y se le escape. —Shh-, retrocede, agita su cabeza un poco, Sauda está ganando nuevamente esta partida. —Estábamos...Yo estaba…-, ahí están las grietas en la máscara, él no puede taparlas todas todo el tiempo, pues ella, esa muchachita de plateados cabellos y gigantescos ojos azules agita violentamente con burla en el demonio cada rincón de la mente del hombre. La imagen de esta mujer significa muchas cosas, lo arrastraron rápidamente a esa noche, el aroma a sangre y pociones curativas se sienten alrededor de la figura que ha tomado la arcana, y su voz…oh su voz, con ese temblor inseguro, de miedo hacia él…de desprecio a pesar de tantos años que… "Oh, claro" Hess replanteó su posición, esto no es suyo, esto es lo que no debe ser tocado, lo que no debe ser visto por nadie, lo que tanto está tratando de cuidar, así que debe transformarlo. —Sentí preocupación-, no está mintiendo, solo distorsionando toda preocupación. Eso fue fácil, fingir en su rostro la intranquilidad por ella, cambiando así la percepción en esta historia. —Y es que nosotros solo queríamos...-, -queríamos asesinarla-, su boca se cerró abruptamente antes de que se le pudiera haber escapado eso ultimo. Si bien su rostro no reflejó nada de toda esa ira interior, sí manifestó un rubor de pena. Lo que él quería es que nada que no fuera él le pasara. Y exhibió en cambio el deseo de cuidar de ella para mantenerla con vida. —No quería lastimarla-, actuó ante el recuerdo de Amaya que por un momento pudo incluso olvidar que era Sauda. —Así que me preocupó, que en su paso tan fugaz por mi mente, y dadas las condiciones de nuestro encuentro, al tomar algo tan aleatorio hubiera podido entender mal mis intenciones. Ahora entiende mejor lo que la arcana expresa como dejarse dominar por los sentimientos, pero ¿cómo poder usarlos a su favor si eran algo tan repulsivos? Hessenord no ha sido de ese tipo de personas antes, él no se deja llevar, él es pragmático, metódico y planificador, pero hoy nada de eso le estaba funcionando. Quizá es porque, si es solo un poco más sincero, el teme también a aquello que se esfuerza por contener dentro de su mente.
  16. Grelliam M. Ollivander Los pasillos del camino que lleva hacia la mazmorra de Báleyr, el arcano que enseña en la magia de la Nigromancia, son tan oscuros, fríos y sombríos como posiblemente lo sea el sumergirse a la profundidad de este conocimiento. Sus pasos se arrastran lentamente unos tras otros en busca de ese lugar de todas formas, como si no encontraran algo mejor que hacer de el brujo. No es involuntario tampoco, es consciente de lo que hace (o lo que está por hacer), aunque el porqué es tan incierto aún, es indescifrable casi tanto como un secreto para sí mismo. Es su mente jugandole otra mala broma tal vez. Pero eso no es importante ahora. Igualmente ha estado sumergido en este ensimismamiento por ya demasiado tiempo, tanto que casi ha conseguido encontrarse a sí mismo en él. Ahora es solo otra característica suya, como son el silencio y las alucinaciones constantes que lo acompañan. El hecho de estar y no estar en el ahora, o mejor dicho, en el aquí es bastante natural. Finalmente se detiene cuando el pasillo no puede ser más oscuro que la noche afuera, apenas hay luz ahí lo suficiente para que alguien con muy buena vista pueda encontrar la entrada a la mazmorra sumida en el muro, casi escondida. Es en ese momento en el que parece haber despertado de la ensoñación pues observa su alrededor como si no reconociera el lugar que ha sido monótono, lúgubre y cruelmente frío con él todo este tiempo. Pero no está perdido. Su nariz hace ese ruido de espesa congestión cuando inhala difícilmente. La enfermedad no lo abandona. Jamás le ha gustado el frío, puede sentirlo siempre, aun cuando su cuerpo por naturaleza desprende calor agradable, pero él no es capaz de gozar de eso. En cambio, el frío se cuela siempre, hasta sus huesos, al interior de cada una de sus fracturas, de las cicatrices de su cuerpo. Pero sentir frío todo el tiempo es solo algo bueno porque entonces puede disfrutar de una buena taza de té, del calor de las entrañas de otras personas, del fuego quemándolo todo. Algo como eso es lo que tiene de referencia para saber cuando verdaderamente está en la realidad. No obstante, hoy todo es tan frío en ese lugar, que cuando siente nuevamente el muro de roca (del que se ha estado apoyando todo este tiempo con la mano, como si trazara en él una línea imaginaria para no perder el camino de vuelta) no sabe con certeza si está realmente ahí. Con la misma sutileza con la que lo haría un reptil se pegó al muro, lentamente colocó el rostro sobre el barro endurecido de la pared y olfateó apenas antes de reposar su mejilla en ese mismo lugar. Da la impresión de alguien queriendo husmear, tratando de escuchar del interior del espacio del arcano a través del espeso muro de piedra cocida, pero para cualquiera eso puede ser imposible. La mazmorra de Báleyr es silenciosa como una tumba. Aun en esa posición se desliza (o arrastra) por el muro hasta que su mejilla salpicada de cicatrices, manchas y moretones sienten una textura diferente, no es más blanda de lo que es el muro, pero es diferente. Grelliam murmuró algo entonces. Nada salió de su boca, solo un suave sonido que se ahogó en lo grave de su garganta haciendo vibrar la manzana de Adán en ella. Está a solo un instante, a una sola acción de cambiarlo todo (o de no hacerlo). Someter a su ya fragmentada mente en las inciertas corrientes de la magia de la sangre es sin duda el mayor o el peor de sus aciertos. ¿Dejará esta enseñanza también otra huella imborrable sobre su cuerpo? Eso solo era importante si interfiere con su objetivo final. Con la mente en blanco, ajena a cualquier perturbación que pudiera interrumpir todo esto, el muchacho finalmente llamó a la puerta del arcano. Dos golpes apenas fuertes hicieron eco a lo largo y ancho del pasillo. Pacientemente esperó, por una respuesta del otro lado.
  17. Nick: Hessenordwood Crouch ID: 118247 Conocimiento: Adivinación Link a la Bóveda: 103154 Link a la Ficha: 103059
  18. Quintel Guillam Salir del estanque le ha costado algo más de esfuerzo del que se había imaginado, cuando finalmente consigue llegar a la orilla no solo tiene la mitad del cuerpo empapado y los zapatos llenos de fango, sino que además respirar le estaba costando demasiado esfuerzo, sobre todo con toda esa humedad en el ambiente. Quintel puede imaginar rápidamente por que un lugar como este es perfecto para llevar a cabo este aprendizaje, sin embargo de este pensamiento no se le escapa nada, ciertamente no hay tiempo de decir o hacer mucho antes de ser abordado por un ofidio que lo recibe con un siseo filoso. Y Quintel es lo suficientemente conocedor de estas criaturas como para pensar que no es -taan bien- bienvenido como se cree. En el lugar además hay una persona más, esto es casi una sorpresa para el brujo de joven apariencia, por alguna manera había imaginado que al menos en esta aventura tendria que adentrarse solo, por su cuenta, no es que con la magia guerrera sus compañeros de clase fueran tampoco de mucha ayuda, justo lo contrario, inclusive algunas veces había tenido que enfrentarse a ellos en una batalla para demostrar el conocimiento adquirido, pero ¿aquí también tendrían que hacer eso? De alguna manera le parece algo extraño plantearse esta situación. El brujo hizo una pequeña venia entonces tras su recibimiento, sinceramente, sin despegar la mirada a la criatura que parecía en cualquier momento dispuesta a atacar. Ciertamente, no quiere parecer desconfiado, mucho menos que tiene toda esta situación bajo control, pero el muchas veces orgulloso Quintel cree que necesita mostrarse firme ante lo que aquí acontece, para demostrar su verdadero interés de aprender de Lawan Nguyen Thanh. Pero Lawan hizo algo extraño en cambio. Algo en estas criaturas, en este lugar, en ese personaje al que busca para obtener conocimiento, le recuerda mucho al lugar donde trabaja ahora, y a la persona para la que lo hace. —Algunas veces es sensato volver sobre nuestros pasos y yo lo he hecho un millón de veces-, es lo que escucha después de los siseos, solo algo mas claro, mas entendible y que al mismo tiempo estruja algo dentro de él, porque es justamente todo eso, el haber dejado lo que era muy, pero muy, atrás, lo que ahora no le está dejando respirar. De alguna manera se ha acostumbrado más rápidamente a esa vida tranquila y sedentaria que ofrece la cálida California, bajo el acogedor techo de George, y aunque el cambio había sido duro tras la muerte de su padre (adoptivo), no había sido del todo difícil tampoco acostumbrarse luego de eso a la vida más misteriosa que vino a adoptar a Europa. Sin duda nada de eso era como lo de hace años, donde había pasado día tras día intentando convertirse en el guerrero brujo que su gran pueblo esperaba y merecía. Dejar todo eso atrás significó dejar todo lo que sabía con ellos. Era algo así como una promesa. Se siente terrible, su evidente falta de condición (envidiable en los tiempos de la majestuosa Tenochtitlan) era una prueba de ello. Quintel asintió moderadamente. —¿Pero qué tan atrás es prudente ir?-, la pregunta se le escapa sin la intención de esperar una respuesta del Arcano y en lugar de eso su mirada clara se posa en alguno de los reptiles que observan al par de brujos como si esperaran algo de ellos. Dudó de si mismo antes de volver a interrumpir, esto no es algo nuevo, aun es extraño no sentir que perteneces a ninguna parte del tiempo. Ciertamente conoce a los uzza y su poco temperamento para escuchar de los estudiantes, sus ambiciones o motivaciones, pero ¿era igual con los arcanos? Quintel no lo cree, sospecha que entre más conozcan de ellos más fácil es orientarlos en esta búsqueda, sin embargo, el muchacho no está seguro de como hacerlo. —Porque hace mucho tiempo atrás me había sido criado como un brote de la naturaleza misma-, comienza en cambio, con tranquilidad. —Me formé con esa creencia, y crecí de la misma forma, con la forma que me dio la naturaleza, y me trataba y me veía igual que al resto de sus creaciones, aun cuando a diferencia de ellos me creía imperfecto-, explicó. —Fue más difícil entonces, fue más difícil que acostumbrarse a esta vida llena de privilegios y lujos en las que viven las personas hoy en dia, con todos sus avances tecnológicos y grandes construcciones, sin embargo…-, el muchacho se movió lentamente, a ningún lado, tal vez solo pesa demasiado sobre él haber dejado todo atrás. —…Sin embargo, se sentía mucho más...correcto-, concluyó. Lo único que intenta decir es lo mucho que le duele ahora haber perdido ese vínculo con el medio ambiente, con la madre naturaleza, lo mucho que se siente ajeno a las criaturas a las que mucho tiempo vio como parte de lo que era. —Creo que no puedo hacer nada hoy sin lo que fui ayer, pero este don…-, nuevamente sopesó sus palabras; lo que está por decir seguramente estaría mal visto por los jefes de su tribu, se siente aliviado de que hoy no esté frente a ellos, aunque por otro lado, no se imagina que la reacción de Lawan o de las mismas serpientes que ahora los tienen rodeados, pueda ser del todo buena. —¿Ese don siempre viene del pasado? ¿solo puedes heredarlo o nacer con él? No puedes...solo desarrollarlo desde cero, ¿crearlo desde algo nuevo?-, posiblemente eso es lo que él era, una mezcla de culturas y eras que no entendía qué es lo que hacía aquí, que era demasiado antiguo para el hoy y al mismo tiempo en busca de cambiar el futuro del presente, para que no sea tan como lo es ahora y tan como lo fue mucho tiempo antes.
  19. Garry M. Ollivander —¿Nervioso?-, habló Hess de la nada. —¿Por qué debería estarlo?-, Garry en cambio no se inmutó. —Bueno, no te has visto con casi nadie más allá de tu familia o el médico desde hace mucho tiempo-, el demonio no parece realmente preocupado por una respuesta negativa, como si no la esperara de todas formas. —Estaré bien-, Era verdad, hacía mucho tiempo que no tenía contacto con nadie dentro de esta comunidad mágica, o lo que quedaba de ella; no sabe en que se ha convertido el ministerio de magia luego de la caída del atrio, no sabe con certeza que ha sido de la orden del fénix ni de sus miembros desde la repentina desaparición de los mismos y, ciertamente, no sabe siquiera que ha sido de sí mismo todo este tiempo, tan perdido, contaminado, corrompido por toda esa magia que había terminado por encerrarlo, aislarlo, dentro de las paredes de su hogar, de los muros indescifrables que son su mente, su memoria, sus recuerdos. Así que encontrarse con Luna Gryffindor en particular es demasiado, no en el mal sentido, pero la sola mención de su nombre era rememorar todo aquello que habían vivido antes, como compañeros ministeriales, como cómplices dentro de uno de los bandos clandestinos, donde muchas veces sus vidas dependían (casi ciegamente) unos de los otros, porque así es como funcionaba todo eso que ahora, tras -renacer- simplemente parecía haberse perdido. Encontrarse con Luna Gryffindor el dia de hoy en persona era algo importante, porque sabe que va a remover cosas terribles en él, pero posiblemente, solo por el hecho de que sea ella y no otro ex (o actual) miembro de la abandonada Orden del Fénix, es que vale la pena intentarlo. —Luna no debe tardar en llegar-, Hessenorwood es quien organizó la reunión entre ellos, ha coincidido con Luna en algún momento sin que Garry supiera y es quien ha propuesto que se efectuará en este lugar tan reservado y discreto. Hess es un buen asistente y sabe, sin tanto detalle, lo que él prefiere. —Estaré en el piso de abajo por si me necesitas-, se acercó para acomodar la corbata de estampado extraño que lleva puesta. —Pero por favor, no necesites-, le guiñó antes de desaparecer. Se ha reservado una mesa para dos en la planta más alta del Bratva, ahí el licántropo esperara por Luna, que extraño se escuchaba decir eso, tan extraño cómo la ligera sensación de nerviosidad que podría estar experimentando ahora. Aunque quizá eran los efectos del medicamento haciendo su trabajo; manteniendo todo bajo control, todo con normalidad. @ Luna Gryffindor Delacour
  20. ID: 11824 Habilidad (en caso de que se trate de la habilidad de Animagia, especificar preferencia de animal): Nigromancia Nº de conocimientos que se poseen: 11 Link a la Bóveda: No.103154 Link a la Ficha: No.103059
  21. Quintel Guillam (nvo. comienzo) Permaneció allí de pie por mucho más tiempo del que se consideraría normal, no importaba mucho la verdad, no hay nadie detrás de él que lo espere, no hay nada que lo empuje a ir más rápido esta vez. No, solo es él dando este primer gran paso hacia el conocimiento que ofrecen los arcanos. Naturalmente, y como ha sido hasta ahora, cualquier cosa que hubiera tenido que ver con las escuelas lo hubiera puesto nervioso, Quintel nunca fue el más brillante en ninguna de sus asignaturas, mágicas o no mágicas (decisión de George llevar aunque sea el título de bachillerato a casa) no obstante, esto se siente diferente, es…como si fuera una extensión de él, que empuja hacia afuera reprimida todos estos años dentro de su cuerpo. —Os pido a mi padre y madre que estén conmigo siempre-, no puede olvidar los rezos, esto es parte de él también, de sus raíces. —Os pido a los Dioses la sabiduría para sobrellevar esta situación-, hace mucho también que los Dioses le han dado la espalda, pero él simplemente no puede olvidar. —Os pido por mi gente, aunque les he dejado atrás juro que los llevo siempre conmigo, así que os ruego por mi-, todo ha sido recitado en un claro náhuatl, algo que sale de sí mismo como respirar. Pero la lengua pársel es diferente, es suave y cómoda en su paladar, ha practicado algunas palabras que se encuentran en las portadas de algunos grimorios en casa de Ollivander, sin embargo, no parecen funcionar, supone que es parte de la magia. Hoy está aquí para descubrir este secreto y, sobre todo, saber si es capaz de dominarla. Que privilegio sería manipular con destreza la lengua de los reptiles que en su tierra nativa alguna vez adoraron, por muchos años las serpientes fueron para Ehécatl, el símbolo de los Dioses más generosos de su tierra. Inspirado por esto, el muchacho finalmente se abrió paso por el estrecho camino que lo llevaba hasta aquel misterioso portal. A ciencia cierta no sabe qué es lo que va a encontrar del otro lado de este, sin embargo hoy más que nunca, no se siente temeroso al conocimiento que hay por delante. Cuando abre los ojos nuevamente, lo primero que es capaz de distinguir es el extenso cuerpo de agua bajo sus pies, la humedad ahí es cómo la de una selva mesoamericana, lo ahoga antes de que pueda entender que es lo que sucede, sin embargo, y apesar de todo, se siente cómo si volviera al lugar al que pertenece, lejos de toda la aristocracia Londinense, lejos de los altos estándares americanos. Aunque sus pies están hundidos bajo aquel estanque comienza a caminar hacia la orilla más cercana, en busca del maestro Lawan Nguyen.
  22. —Desde luego…-, casi se le escapa la decepción por el rostro, no es que Darla lo hubiera hecho apropósito, ciertamente sabe que no debería haberse interesado en primer lugar en ella, pero era difícil no caer en la tentación cuando la vampiro tenía entre sus manos lo que muy probablemente se trataba de algun presagio. Su interés en el tema de la videncia, aunque modesto, era algo de lo poco que podría haber adoptado de su padre. Aun si la predicción que tenía Darla en su poder ahora no se trataba de algo que cambiaría al mundo, el misticismo que guardaba todo esto, considerando aún más el hecho de que Darla no tenía siquiera parentesco o afinidad alguna con Southeil, no dejaba de causarle atracción. Finalmente, y respondiendo a su manera el gesto de Darla, le entregó una pluma que ha sacado de la solapa de su impecable traje. No esperaba el repentino apuro de ella al firmar el documento sin más peros al respecto. —No tiene de qué disculparse señora, es...entendible-, naturalmente desvió también la vista hacia la ventana de la biblioteca, era de esperarse luego de la insistencia que despierta Darla al alternar las miradas entre él y la ventana, más luego de la visible tensión que acompañó el gesto de la bruja; era tal como si ella esperara a que algo apareciera de pronto por la ventana y les acuchillara, así como en esas películas de terror nomaj. Lo que es más aterrador aun solo por los gritos que anteriormente habían hecho sacudir los vidrios y estantes de esta misma biblioteca y porque ha visto otras veces que en este lugar, en esta comunidad, las personas no entran a tu casa nada más para acuchillar. No, los magos y las brujas suelen ser algo más creativos al respecto. —Correría el riesgo nuevamente de volver aquí de ser necesario-, es cortesía nada más, fuera de Darla (y su predicción) no tiene más interés en quedarse aquí. —Bueno, todo parece estar en orden, ah…-, se puso de pie una vez que todo está ordenado debidamente en la maleta. —Si hay algo más en lo que pueda ayudar, Darla, el elfo doméstico que me recibió se ha quedado con la tarjeta-, antes de que pueda insinuar algo más, hasta ese lugar se puede escuchar los ruidos que vienen desde el corredor principal. Tal vez ese es el motivo del repentino apuro de la vampiro, aunque tal vez solo estaba especulando, pero ¿y si tenía algo que ver con la predicción de Southeil para la Potter Black? Tks, quizá él aún era demasiado aficionado a esto... @ Darla Potter Black
  23. Supo responder a Hannity con una sonrisa que parece genuina, es encantador como la mayoría de sus gestos de mercadotecnia, pero ciertamente, y aunque no es muy claro ni para él aun el porque, le preocupa un poco algo de esta declaración que Hannity hace ahora, sobre quedarse en Londres por un tiempo más largo. Es malo solo porque se imagina que la presencia de ella, así como lo es la de Bel Evans, interfieren en sus planes con Grell, porque aun en sus mejores intenciones hacia con el patriarca de la familia, ellas son bastante...problemáticas, tanto o más quizá de lo que pudiera ser el mismo Ollivander. Al menos así es para el demonio. De todas formas, con el sentimiento modesto que le dedica a ella, le deja entender que prolongar su estadía en Londres suena como una maravillosa idea. -Encantador-, apenas puede mascullar mientras se intenta convencer a sí mismo de esto. Quien sabe, con algo de suerte las cuestiones laborales de la señora Hannity no le dan el tiempo para inmiscuirse en lo que sucede entre el Ollivander y él. —No tiene que darme explicaciones señora-, dice en cambio. —Estoy seguro de que el señor estará encantado con su visita aquí-, de esto tampoco está tan convencido, pero se asegurará de que ella se lo crea. Pero antes de que el mago pueda hacer o decir algo más que mantenga satisfecha a la bruja sin tener que ahondar en temas menos cómodos, es ella la que ha decidido tomar su palabra y exigir en cambio algunas explicaciones. Ella no puede tomarlo del todo por sorpresa; los interrogatorios por parte de la familia de Grell. Lejos de molestarse, Hessen es comprensivo con ellos, hasta cierto punto, sobre todo una vez que ha conocido más de cerca el comportamiento del licántropo. De igual manera, no siempre puede responder a todas sus preguntas. —Esta no es una visita casual entonces, ¿me equivoco?-, la fachada se mantuvo impecable, aunque ella ha movido algunas piezas en el tablero inesperadamente Hessen no se siente acorralado (todavía) por Hannity. —No, eso no ocurre en estos lugares ¿cierto? No hay… visitas casuales, todo siempre es...tan calculado-, la sonrisa se mantenía. —Me gusta eso. Pareció pensar sus opciones de respuesta para ella, sin embargo, ya sabe cual es su tarea aquí. —¿Qué es lo que ha pasado con Garry?-, repite casi con una expresión de sorpresa, como si ella no estuviera viendo algo que siempre ha sido evidente. —Ah señora Hannity, me he hecho esa pregunta desde el mismo día en el que conocí a su padre-, fingió la desconsolación. Luego él tarareó una negativa. —Me temo que tendrá que ser más específica con su pregunta, señora-, su sonrisa esta vez casi se torció. —Pero debo advertirle que, evidentemente, todo lo relacionado con Grelliam es de índole, pues, clasificado, por supuesto-, lo suelta tranquilamente, como si no hubiera nada alarmante en manejar asuntos privados dentro de la familia, sobre todo una tan extraña como Ollivanders. —Usted debe comprender que ese es mi trabajo aquí-, concluyó con la misma gracia que ha mantenido todo este tiempo con ella. —Sobre lo que sucedió en la reunión en mi piso...bueno, siendo prudentes, puedo decirle que está cuestionando también a la persona equivocada-, no es como si tampoco tuviera esta informacion, mas bien no tiene autorización (profecionalmente hablando) para hablar libremente de lo que sabe al respecto. Demasiada discreción era lo que se tenía al trabajar con Hessenord, no era la característica de él que Garry más apreciaba, pero era convenientemente buena en estos días. Se movió en su lugar, como si dudara por un instante en su siguiente movimiento; hacer pasar a Hannity al mezanine, lejos de toda esa tierra y plantas que ensucian sus zapatos o mejor mantenerse ahí, lejos del sótano, lejos de los invernaderos, lejos de Garry. —Es bastante particular en realidad-, por un momento parece finalmente haber salido del guión. —Quiero decir, lo que sucede entre ustedes, Hannity-, bajo la mirada echando un vistazo a la bruja de pies a cabeza, tratando de ver más allá de esa piel pálida, de esos ojos que le recuerdan de alguna manera a los de Grell. —Entre usted, Bel Evans y él-, parece estar sopesando alguna idea inconclusa en su cabeza. Si es algo bueno o malo es difícil saberlo con gestos tan practicados. —Sabe, si usted quiere, yo podría intentar…-, antes de que pueda terminar de insinuar lo que sea, un extraño ruido se escuchó desde la trastienda. A Hess casi se le escapa exhalar con cansancio, tan descuidadamente, delante de la hija de Ollivander. Y aprovecha entonces para retroceder sus intenciones, porque interesarse en la naturaleza de Hannity no tenía que ser para nada algo bueno. Ya suficientes problemas tiene respondiendole a un solo Ollivander. —Ese debe ser él-, dice, recuperándose en fracción de segundo, nuevamente con la sonrisa en el rostro. —¿Por qué no va a buscarlo allá atrás?-, ojeo nuevamente el tiempo en su reloj y se alarmó. —Hágame el favor de convencerlo de salir del agujero donde se ha metido ahora y que mejor nos acompañe a cenar. Yo invito-, le guiñó a la muchacha y en lugar de esperar alguna negativa de ella se echó de vuelta escaleras arriba en busca de los libros de contaduría. —Ah, y Hannity, tenga cuidado con las crías de sauce del corredor, siguen algo molestos por el abandono-, se escuchó desde arriba. @ Hannity Ollivander Evans
  24. Las puertas del local se abrieron nuevamente. Él, que ha estado toda la mañana ahí metido, no se lo espera tan pronto. El lápiz (porque tanta magia ahí puede llegar a averiar su portátil) con el que ha estado rápidamente llenando el papel con la suma de las cifras totales de las bóvedas de los Ollivander se detiene abruptamente rompiendo finalmente con el hilo de las deudas del mes que está por resolver. Quizá no era tan brillante, pero la contaduría se le acomodaba bastante bien. Apenas puede escuchar la voz que viene del piso de abajo, ha estado tan concentrado en cuadrar las cuentas bancarias de Ollivander que por un instante el sonido de abajo casi pasa desapercibido como si se tratase de alguna corriente de aire que se ha colado desde la puerta principal. Gruñe por lo bajo, desde su pecho, no hay nadie ahí además que lo vea arrugar apenas el entrecejo de todas formas, así que puede bajar la fachada un momento para renegar por haber perdido la cuenta que llevaba con buen ritmo hasta ahora. Supone que gracias a esto ahora perderá también el almuerzo que ha programado con la recepcionista del despacho médico por donde ha pasado esta mañana para rellenar el exotico botiquín de Garry. Se las arregla para que nada de su molestia se refleje en su rostro impecable, ha practicado esto por años, por lo que no es problema, y deja las cuentas para terminarlas después. Ha consultado la hora en el reloj de muñeca y, después de todo, parece que lleva ya demasiado tiempo ahí metido, así que si aquello no era más que un producto de su subconsciente pidiendo un respiro, bien podría tomar una pausa para descansar la vista un rato, por lo que abandona finalmente el escritorio para asomarse sobre la orilla del mezzanine y ver de qué se trata aquello que lo ha interrumpido. Por un instante casi ha olvidado también que no ha llegado hasta ahí él solo, no esta vez. Y es que Garry ha comenzado a querer salir algo más de casa, solo un poco cada vez más lejos, sobre todo desde que aquel muchacho de oscura mirada se ha colado a su residencia. Hessen aún no descifra si es porque nuevamente no quiere quedarse en ese lugar él solo o simplemente porque lo que sea que se ha hablado en ese despacho, entre ellos dos, ha movido algo en la curiosidad del Ollivander sobre lo que pasa fuera del Ottery. Y era algo mas menos bueno, salvo porque descuidarlo, o simplemente perderlo de vista, hasta ahora, sólo sabía causarle problemas. Así que es casi una sorpresa para el demonio encontrarse entonces con la hija de su principal en la planta baja y no con el mismo Grelliam atrapado bajo un lazo del diablo o humeando los laboratorios de pócimas. —Señora Ollivander-, llama cuidadosamente desde el mezanine medio piso arriba, solo por si ella no se ha dado cuenta de su presencia ahí. Hay algo en ella que le resulta familiar (seguramente por el parentesco que tiene con Garry) y es esto mismo lo que orilla al mago a ser cauteloso cerca de ella. —Qué inesperado placer, no sabíamos que se estuviera quedando en Londres por mucho tiempo-, ¿no había estado ella en la fiesta de los Moody también? —Hessenordwood Crouch, por si no me recuerda, realizó la administración de la familia, señora, su familia-, para entonces ha bajado los escalones para encontrarse con ella y estrechar su mano. Su vista no es exactamente la mejor hoy (supone que con el tiempo ha estado empeorando) y aun así puede notar en Hannity algo diferente al último par de veces que se ha encontrado con el bonito pero agotado rostro de ella. Por supuesto que en ambas ocasiones las cosas no habían sido del todo...ordinarias tampoco, sobre todo aquella primera vez que la vio, tan aferrada al brazo de aquel que cree que es su padre, aun en la inconsciencia, ella parecía dispuesta a dar todo de sí para recuperar al muchacho de aquello que lo había corrompido y sin darse cuenta se maldecía a sí misma, como todo ahi adentro, con tal sacrificio. —Una acción algo inutil-, piensa para si mismo. —Un desperdicio de buena voluntad-, con un gesto agradable borró esa imagen de ella de su mente. —Pero dígame, mi señora, ¿hay algo que pueda hacer por usted?-, le sonrió suavemente, como si tuviera de pronto toda la disposición de hacer lo que ella le pidiese. @ Hannity Ollivander Evans
  25. —Piensa que lo que te han robado, ya no te pertenecía del todo. Velo de este modo, imagina un inmenso rompecabezas, plagado de piezas que le dan una forma definida y detallada, pero que con el tiempo algunas de ellas, ya no encajan como deberían y pierden el sitio que se les asignó en un comienzo— Había sido algo como esto la explicación de la arcana, él no quiere poner en duda la sabiduría y conocimientos que estas personas, los arcanos, poseen, pero aunque confía en que ellos tendrán el consejo al guiarlo en su intento de encontrar como dominar esta habilidad, la personalidad algo más que pragmática del hombre no ayuda mucho, y algo en la idea de Sauda le parece inextricable. No obstante, aunque la idea de Sauda le parezca un tanto amorfa, entiende que debe poner de su parte, porque está seguro que no conseguirá esto sin la guía de la arcana. Respira mejor, quizá se estaba complicando demasiado antes de verdaderamente comenzar con esto. Estaría mintiendo si dijera que no le preocupa ahondar en su propia mente, mucho más el que otros tengan acceso a lo que guarda ahí. Si bien él no era un hombre importante en este lugar como para que otras personas pudieran interesarse en adentrarse a su mente, lo cierto es que seguía siendo un alguien (ya fuera un cualquiera o no) vulnerable. Esa mujer en Knockturn se lo había hecho saber, como si ella le hubiese quitado una venda de los ojos, él se había creído suficientemente capaz de enfrentarse a esa pequeña mujer entonces, podría haber roto su cuello con tan solo apretar los puños de sus manos, pudo haberla maldecido para el resto de su vida, en cambio ella no necesitó de mayor fuerza para entrar a su mente sin su permiso y saquearlo. Además de encontrarse indefenso ante su intromisión, el demonio se sintió frustrado. Ante esto, necesita ahora tener la confianza de que lo que se almacene en su cabeza, se quede ahí solo para él. Tan o más resguardado como el oro en una bóveda de Gringotts. Esto era bueno tanto para él como para el negocio. —Podría decir entonces que con el paso del tiempo nosotros mismos modificamos nuestra propia memoria, ¿es eso?-, no cree que él hubiera entendido la idea de Sauda con la misma intención con la que ella la ha dicho. Así que intenta ir más detenidamente. —Las circunstancias que vivimos al día, que nos hacen incluso cambiar de opinión o de gustos influyen en la forma de estas piezas?-, continua a tientas, el cambio es algo a lo que debería sentirse acostumbrado, pero lo cierto es que tampoco le gusta mucho este concepto. —¿Y nada puede evitarlo? Somos capaces de modificar recuerdos o memorias, pero ¿eso no las hacen más nuestras que antes? ¿A quién más pertenecen entonces?-, existe casi una gota de incertidumbre en sus palabras. Cuando abre los ojos nuevamente él continúa de pie firme en el páramo donde encontró a Sauda (o mejor dicho; ella lo encontró a él) sin embargo no hay más rastro de las otras dos personas que estaban ahí al comienzo. Desconcertado, Hessen se giró sobre sí mismo en busca de la figura de la arcana, aún se puede sentir la luz del sol colándose por la vegetación que lo rodea, no debe haber pasado tanto tiempo en realidad, pero su cuerpo en cambio se siente pesado, como si hubiera permanecido de pie ahí por mucho tiempo ¿Cuánto le ha costado llegar a tan solo esa conclusión? Intentó relajarse con una suave exhalación, tratando de despejar cualquier angustia que pudiera entorpecer aún más su aprendizaje. —¿Señora Sauda?-, no está seguro si moverse de ese lugar, o si Sauda se ha quedado con él todo este tiempo. —¿Aún está usted aquí?-, ¿o es que tanto pensar me ha dejado atrapado dentro de mi propia cabeza?-, se dice a sí mismo sintiéndose solo algo angustiado nuevamente.

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