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Hessenordwood Crouch

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Todo lo publicado por Hessenordwood Crouch

  1. Rory está comportándose particularmente irritante en este momento, tratando de salir pronto de ahí como fuese. Al menos no ha comenzado a orar. Tks, ni que este lugar fuera menos estrecho que el que comparten en la cabina de su auto. Era un baño de gente rica después de todo(?). Como sea Hessen no le reprochara nada al respecto solo porque, en gran medida, entiende que todo esto ha sido culpa suya; tanto como el haber traído al predicador a la casa de los Dumbledore, como el haber terminado encerrados en un baño. La conversación se desvía más allá de eso, o mejor dicho, regresa al tema principal de por que estan atrapados ahora en este lugar, con Rory mencionando al muchacho DonTau, su discreta reputación estropeada por verlo colarse a una fiesta con el actual líder de la orden del fénix y Rory llamándose a sí mismo como un no sangre pura. Y aunque puede ser casi siempre muy perceptivo hacia con él, esta vez no está seguro si lo ha dicho con enfado, de otra forma ¿de donde viene todo ese sofoco que se escapa casi hasta por sus orejas? Por otro lado, su mecánico cerebro solo sabe archivar rápidamente la nueva información de que Rory Despard es un mestizo. Cosa que en ningún momento Hessenordwood se ha puesto a razonar. Quizá no es un tema que deba hablarse estando atrapado con alguien en el baño de una casa ajena, pero de pronto quiere preguntar más a Rory sobre esto último. En sus contadas conversaciones que no tienen que ver con el trabajo que los ha reunido en más de una ocasión, encuentra que, muy en el fondo y a pesar de lo muy diferente que son en cualquier aspecto físico y psicológico, a menudo Hess está de acuerdo con algunas de sus ideas, con la diferencia de que Rory parece estar dispuesto siempre hacer algo al respecto si le resulta posible, en cuanto a él, bueno, si no hay un incentivo considerable al respecto, prefiere ver como es que las cosas toman su curso natural. Este hilo de pensamientos lo tiene suficientemente distraído como para poner en serio las palabras que Rory ha dicho casi a toda prisa después. Hablando algo sobre escabullirse por el… ¿qué cosa? —¿El alcantarillado?-, por el grimorio de Ravenclaw espera que no esté hablando en serio. —No está sugiriendo esto de verdad ¿o si?-, cuestiona pareciendo de la nada gravemente ofendido. —Es demasiado doloroso que llenaros de aguas grises sea menos difícil para usted que estar encerrado aquí conmigo, mi señor-, se quejó, pero el gesto teatral no le dura mucho tiempo. —Por suerte para mí, usted parece saber menos de instalaciones que yo de ese tal quidditch-, se burló luego. Puede estar seguro de que solo ha sido una equivocación de definición cuando ve a Rory levantar la mirada hacia la rendija de la ventilación. Sin duda escaparse por el ducto de ventilación es solo algo mejor, pero no menos humillante. Y de todas formas, y de ninguna manera, está dispuesto a seguir la descabellada idea que el predicador le termina planteando, su respuesta es un rotundo no aunque Rory ha comenzado con el intento de escape. —Pero marchar a cuatro patas-, repite negando con la cabeza y una risa moderada que no puede contener por más tiempo. Podría pasar el resto de la noche probando de los nervios de Rory y está seguro de que no se aburriría de cada una de sus reacciones. Pero eso no sería nada galante de su parte. —De acuerdo, venga aquí señor mío-, él señala para que cambien de lugares y quede más cerca de la puerta. —Me he estado informando últimamente sobre sistemas de seguridad para condominios privados. Ya sabe, hechizos de anti aparición, regulación de hechizos de invisibilidad, runas lunares para esconder cerraduras, red flu, esas cosas. Y he notado que casi todo es bastante efectivo. Salvo por un par hasta ahora-, se movía por el estrecho espacio. Aun si Rory no quería dejar su idea del alcantarillado, el demonio ha notado igualmente que el pelirrojo le evita con tanto apuro cualquier contacto con él a toda costa que era extraño, pero ahora le funciona para que quede del otro lado del baño, con Rory contra la puerta. —¿Y bien? ¿qué está esperando? saque su varita nuevamente, Despard-, en su sosiego al hablar aun suena emocionado, como si estuviera por soltar la idea más descabellada y kamikaze del mundo. —Veamos si es posible crear un portal desde aquí hasta donde hemos dejado el auto allá afuera. Creo que funcionará. @ Rory Despard
  2. Hola @ Sagitas Potter Blue En realidad estoy cursando tres habilidades justo ahora, informo para que hagas los ajustes necesarios, Solo que, tengo entendido que tras terminación de la ultima reforma la cantidad de habilidades que se podían llevar era a consideración del nivel. ¿Podrías confirmarme esta información? Reforma de los bandos y de rol V.4 Consultas y sugerencias sobre habilidades Gracias,
  3. Garricin. Hubiera sonreído también ante la anécdota a la que Eileen acude para evitar la devolución de su dinero, pero la verdad es que este recuerdo le hace pensar en que realmente hay algo más, además de una saeta de fuego, alguna otra cosa que también le debe a la muchacha. El de qué cosa se trata es una sensación difusa en su interior seguramente estropeada por la actualización del playlist que reconoce de Bel. Su mente no es la de antes, está atrofiada y con _Huye de mi con Eva Ayllón_ escuchandose de fondo ciertamente es difícil mantener la concentración en una sola cosa. —Yaa-, igualmente parece, en su particular acento monótono, divertido al respecto. —Espero entonces, que sino, te hubiera quedado tiempo para aprender a reparar escobas-, él no puede (ni pretende por ahora) pagar ahora por eso, puede mencionale a Hessenord que lo agregue a la lista de pendientes, pero no puede arriesgarse bajo la advertencia que le dio antes de salir del cuarto donde lo ha dejado a solas con Despard. —O para aprender a aterrizar una-, aunque no lo parece, el solo bromea. No podría haber evitado a Bel y a Hannity por toda la noche, aunque quizá hubiera preferido que sí, más allá de porque su presencia despierta toda esa preocupación innecesaria en la rubia, es que le gusta como son ellas ahora. Hann no solo se desenvuelve abiertamente entre estas personas, sino que también está y se siente (y sabe que ella es consciente de esto) segura entre los Evans. Y está bien, puede aguantarlo, sólo porque, con certeza, él no puede ofrecerle algo así todo el tiempo a Hannity o a Bel, sino tal vez todo lo contrario. Así que se siente mejor aquí, no muy cómodo, pero está bien bajo el brazo de Eileen, puede permanecer un rato más así si ella lo deja. —B-bueno, según dice la gente, jamás tengo un buen aspecto-, se queja. —Estoy bien, solo un poco desorientado con todo esto-, señala el lugar encogiéndose de hombros. —Y tal vez no he comido nada bueno-, no puede explicarle que quizá es una mezcla de ambas cosas; está intoxicado con algo que no es necesariamente licor y, naturalmente, está enfermo. —No, Eileen no vayas a… no, es-espera-, debe pensar en como apurar sus palabras más a menudo. Tomará este acto de traición como venganza por cuestionar sus habilidades de vuelo. De todas formas le agradece con un asentimiento derrotado cuando lo ayuda a sentarse en la silla que Hannity ha invocado para él. Su heredera aparece ahí en un instante, demasiado rápido, demasiado pronto extendiendo una pócima y consultando sus signos. Él está bien, ahora está mejor que antes. Pero ella no lo parece. —Estoy bien, Hannity-, insiste, moviéndose apenas evasivamente para interrumpir el diagnóstico de ella, no porque no quiera su tacto, sino más bien por terco. —Si, tal vez no debería tomar esto ahora-, la verdad es que no lo quiere porque no considera que pueda reaccionar correctamente la herbovitalizante mezclada con el otro químico que ha consumido antes. Aun así ha dado un pequeño sorbito para no levantar sospechas en la niña. Luego de tanto tiempo al fin puede reconocer también, de fondo en una conversación con Eileen, a Bel. Está cerca, físicamente, aunque es casi imperceptible, aún más que el resto de personas que no conoce en este lugar. Y no tiene la confianza aun para decir que es irreal, solo un producto de su demencia. Hay mucho trabajo que hacer al respecto en este aspecto, así como ha estado haciendo con Hannity, más que otra cosa, y ante todo, se los debe a ambas, a Bel. —Hann- con un último aliento agotado la aparta, o al menos sus manos. No tiene como explicárselo todavía, pero no quiere que ella lo toque por tanto tiempo, él puede sentir lo mismo en su vieja marca cocida y encarnada sobre la palma de su mano; duele y ella no necesita de esto. Él exhala arrepentido de perder el toque de ella tan pronto.—Solo dame uno de esos apapachos tuyos y vuelve a allí, mi corazón-, agita lentamente su mano libre hacia él para que Hann se de prisa y le haga caso. Tambien esta preocupado por Hannity, pero quizá él si necesita solo un poco más de ella. —Igualmente no me quedo por mucho tiempo- dice a Hann, pero también entrometiendose en la conversación de Bel y Eileen, cuando la primera sugiere a Knockturn que se puede quedar con él y su ¿ha dicho particular compañía? —Es que Hessen habló de spanakopita para llevar a casa-, agregó.
  4. El silencio se espesó entre ellos junto con el aroma de las velas a su alrededor. Hessen, que se había unido a Rory alrededor de la mesa, permaneció más tiempo ahí, con la clara mirada puesta sobre el mapa luego de que Rory terminara con sus explicaciones. Puede apreciarlo mejor ahora que el muchacho pelirrojo ha apartado la irritante luz de su varita del plano. Observó detenidamente la carta extendida sobre la mesilla de centro con el cuidado de alguien que busca algo más allá de las marcas y signos que han dibujado sobre él, como si quisiera encontrar un secreto oculto en todo esto. A su alrededor, puede sentir a Rory removiéndose en su propio espacio. Después de casi dos minutos más de silencio finalmente levanta la mirada. Lo hace mientras llena sus pulmones del aire de la habitación y recarga el peso de su cuerpo en el respaldo de la butaca que ocupa frente a Rory, su rostro es incapaz por ahora de dejar escapar cualquier pensamiento o idea que esté cruzando por su mente. No obstante, sus azules ojos parecen vibrar ante la claridad de alguien que está maquinando un puñado de ideas en tan solo segundos. Cruzado de piernas, la punta del pie que se ancla al piso comienza a trastabillar como un metrónomo que media la velocidad y orden de sus ideas, que son tantas y tan de diferente razones que se empalman rápidamente unas sobre otras. Entonces esto era. Participar en las actividades de la Orden del Fénix es sin duda un tema particularmente complicado. Por un puñado de razones todo esto le resulta una mala idea, podría decir que lo ha pensado desde el mismo instante en el que Rory lo ha citado para hablar de negocios . En primer lugar estaba el hecho de que trabajar para la orden del fénix no solo perjudicaba en gran medida la reputación de su negocio, sino que además pone en riesgo lo poco o nada de recursos que ha conseguido para su propia empresa. Y para sus servicios actualmente activos. Esta no sería la primera vez que ellos dos mencionan algo sobre esto; Hessen ya le ha dejado claro al muchacho, en más de una ocasión, y con la sutileza que emplea para abordar temas tan discretos, el poco interés que tiene en que lo vean colaborando con un grupo como lo es la actual Orden del Fénix, que a su parecer, a su manera, no pueden más que causar igual o mayor caos que el otro bando que contamina la gran Londres. Pero está seguro que Rory es más que consciente de esto y que, de todas formas, no lo hubiera citado aquí si no estaba dispuesto a escuchar tan siquiera sus condiciones y, claro, garantizar los beneficios acordados, según fuera el caso. En otro orden de ideas, toda esta iniciativa que le plantea sobre estos centros de educación es, incluso, más que buena, algo poco ambiciosa a su parecer, pero no es menos interesante solo por eso. Hessen tiene sus dudas sobre la ejecución de este proyecto a pesar de que Rory le proporciona los resultados de sus pruebas piloto. Aún queda demasiada información que compartir por ambas partes, pero, en general, le gusta. Después de todo ha hecho cosas peores que contradecir mandatos ministeriales. Así que la punta de su pie se detuvo con un último y seco golpe sobre el suelo y la media sonrisa finalmente apareció ablandando apenas su pálido rostro. —De acuerdo-, su voz es suave y casi canta aquello melosamente. —Estoy seguro de que, si, algo puedo hacer por usted-, dice y comienza luego a moverse sobre su asiento para ponerse de pie. —Antes que nada, quiero decirle, Despard, que habitualmente reservo mis opiniones personales, pues, solo para mí-, continúa hablando tan tranquilamente como lo son sus pasos al rodear la mesa que los separa. —Sin embargo, debo dar méritos cuando veo un gran trabajo-, se sentó sobre el borde de la mesa, frente a Rory. —Y esto, bueno, sí que lo es-, señala, sin quitarle la mirada de encima, en dirección al mapa ahora detrás de él. Hay otra pausa, aunque no tan larga, donde se imagina que Rory se ocupa de intentar ofrecerle un cumplido que no necesita o de añadir algo para restarle valor a su contribución a este trabajo. Muchacho tonto. —A pesar de eso-, continúa, es tiempo de hablar de lo que le interesa más a él sobre este proyecto. —Debe saber desde ahora que el costo de este servicio quizá no sea del todo tolerado por usted y su equipo-, se inclinó hacia adelante a esta distancia y pudo percibir mejor los gestos de Rory difuminados por la luz de las velas. —Entienda por esto que el precio de esta labor requerirá algo más allá que solo el modesto valor monetario que su presupuesto me pueda ofrecer-, permaneció ahí un segundo más antes de volverse a erguir, con las manos sobre el borde de la mesa. No pretende dañar significativamente la economía de estas personas, además entiende la magnitud del proyecto y comprende que los alcances finales requieren de una inversión considerable. Administrar sus pocos recursos y saberlos colocar en el lugar correcto era, por lo que ve ahora, lo único que mantendrá esta idea a flote. Sin embargo, negocios son negocios y el no va a quedar a la deriva solo por realizar una buena acción. Por otro lado, podría ajustarse a diferentes métodos de pagó, siempre y cuando fueran inmediatos, o a corto plazo. Y está seguro de que Rory, en su aparente sencillez, tiene algo que ofrecer. —Si está de acuerdo con esto, mi señor Despard, entonces hay solo un par de cosillas importantes que debemos dejar en claro antes de continuar-, decía en un tono algo más relajado. @ Rory Despard
  5. ID: 11824 Habilidad: Metamorfomagia Nº de conocimientos que se poseen: 11 Link a la Bóveda: No.103154 Link a la Ficha: No.103059
  6. Se sorprendió por la respuesta casi inmediata de Darla ante el contacto con el objeto mágico. La habían solo perdido un par de segundos, pero habían sido los suficientes para captar el interés del resto del grupo. Hess en cambio sólo se había sentido paralizado mientras el trance de Darla duró, imposibilitado de mover sus pies del suelo a pesar de su fuerza física. No pudo hacer ni decir nada hasta que ella volvió a estar consciente. —Yo no he visto nada Darla-, dice, pero hay algo extraño. Tampoco le arrebata el objeto mágico inmediatamente de las manos, sino que evita que se le caiga al suelo nuevamente cuando Darla recupera la conciencia. —Pero se de lo que me está hablando-, distraído le entrega el objeto al muchacho Blackner y enfoca sus cristalinos ojos en Darla, que ha dicho algo que ha intrigado a todos ahí, incluso a Mónica que se había mantenido apartada del grupo. —Creo que... también lo sentí- ,dice un poco extrañado de su propia explicación. No le está mintiendo, sus ojos que habitualmente son ciegos no han captado ni una sola imagen más allá de lo que podría haber reflejado Darla en aquel trance que duró sólo segundos. No obstante, realmente cree que podía sentirlo, no está seguro el cómo, pero es mucho más perceptivo ahora ante la energía que Darla desprende en este instante, casi al punto de saber de qué está hablando aun cuando, ciertamente, él no ha visto nada de nada. Como si algo hubiera conectado los sentidos de ambos en ese momento. —¿Está bien Darla?-, cuestionó suavemente mientras que ahora el otro par de brujos inspeccionan el objeto. Era difícil de explicar aquel breve contacto, pero así funcionaba esta magia ¿no? era totalmente incierta. En lo que espera por la respuesta de la Potter Black, para asegurarse de que ella se ha recuperado completamente, el mago aprovecha también para inspeccionar toda esa fuerza que recorre por sus manos, como si de un puente eléctrico se tratase. —Quizá esto necesite de más energía-, lo dice en un tono de voz baja, tranquilamente a pesar de lo mucho que lo inquieta de pronto esta fuerza de la que habla y el objeto ahora en manos de Matt. —O de otro tipo-, ¿cómo explicarles? —Si, verán, hay textos de ocultismo que hablan de que no solo con la mirada se pueden percibir estos mensajes, si no que también nuestro cuerpo es un conductor de energía que puede darnos información si prestamos atención-, hizo una pausa, ¿ellos estarían tan interesados como él en llevar esta experiencia más allá de solo especulaciones? Habría que averiguar. —Mónica, ¿verdad?-, acude a la atención de la muchacha. Ese es el nombre con el que Darla la ha llamado. —Si, déjeme un espació ahí por favor. Usted háganos el favor y sostenga esa esfera con firmeza mi señor Blackner-, dice algo más animado a Matt antes de acomodarse en el espacio que hay entre ambas brujas para formar una cadena cerrada o círculo. —Entonces, ¿lo intentamos?-, pregunta serenamente, extendiendo una de sus manos a Darla y otra a Mónica.
  7. Grelliam Ollivander Tosió ruidosamente, apenas es capaz de escaparse de los temblores y náuseas de su cuerpo, por supuesto que le cuesta aun mas moverse con el disimulo que tanto lo caracterizaba, pero entre tanta gente, el ruido de la música, el humo del tabaco y la peste a alcohol, no cree que, ni siquiera alguien con su aspecto achacoso, pueda llamar la atención de alguien. Eso es lo que cree. Apenas sigue en la entrada, no sabe muy bien como, pero está ahí, sudando frío ante la posibilidad del cambio en cualquier instante, sus huesos duelen, pero su mente sigue consciente de que, en realidad, de verdad, no debería estar aquí ahora. Intenta desaparecer, pero bajo la puerta del castillo de los Dumbledore, simplemente no puede hacerlo. No funciona una aparición ahí, y no tiene la energía suficiente para armar un portal que saque su demacrado trasero de este lugar. ¿Cómo es que ha terminado aquí de todas formas? Recuerda apenas que esta mañana Hessenordwood le estuvo contando sobre este lugar, y su compromiso aquí. Pero ¿cómo explica eso su presencia en este lugar? Tras un largo suspiro, lleno de cansancio, comenzó a moverse, no le importaba si alguien tropezaba con él, tampoco se detenía para dejar pasar los platillos con copas de licor rebosante. Está totalmente decidido a encontrar a su asistente entre todas estas personas, al menos hasta que otra mirada, escondida entre el gentío, pero que lo descubre también y le saluda a la distancia, captura su atención. Y por un momento casi ha olvidado que su cuerpo duele. Quizá, si descansa un poco, pueda intentar invocar otro portal nuevamente. —No tomes del contenido de las copas de plata-, casi sisea. Parece que ha salido de la nada, ni siquiera él sabe como es que se ha acercado tan rápido y cuidadoso a Mael, pero ahora lo tiene ahí, a un par de metros de distancia empujando sobre su pecho un vaso de cristal con una bebida ambarina en su interior. —Sea lo que sea, tiene un sabor horrible-, escupe, casi irritado tras otro escalofrío que recorre su cuerpo. —P-pero esto tiene mejor aspecto-, señala el vaso que le ha traído. —No lo tomes si no quieres-, no se acerca tanto a él como para tocarlo, pero de algún modo parece querer esconderse detrás del Gryffindor. —E-entonces…¿esto es lo tuyo?-, -tu gente-, quiere preguntar, pero no puede continuar. @ Mael Blackfyre
  8. Garrito —¿Cu-cuánto tiempo?-, repite para sí mismo por lo bajo mientras sale del aturdimiento cerebral que no solo le provoca chocar su demacrado cuerpo con el de otra persona, si no que además se trata de Eileen Moody. Vaya muchacha extraña. Y, sin embargo, la recuerda muy bien, bastante lúcidamente, mejor incluso que a otros que no han dejado este lugar en tanto tiempo como él, como si sólo hubieran pasado horas desde la última vez que se vieron y no tanto como ella menciona. —¿Qué quieres decir con eso? ¿me estás preguntando cuánto tiempo llevo en este lugar? ¿cuánto tiempo ha pasado sin vernos? O ¿simplemente estás sugiriendo que ha pasado mucho tiempo que, bueno, que no nos vemos? Tosió, se siente sin aliento luego de decir aquello con más prisa de lo que arrastran sus sílabas habitualmente. —Si, Eilleen Moody-, sus pálidos ojos regresan al rostro de ella, no le rehuye pero tampoco puede sostener el encuentro por mucho tiempo. —Supongo que ha pasado bastante tiempo-, él hace el intento de palpar suavemente sobre el brazo de ella, pero finalmente no se anima al contacto. —Espero solo que te hubiera quedado algo para encontrar aunque sea una de esas páginas de cuento que me debes. De otro modo, tendré que exigir una devolución-, bostezó. —Ya no es algo tan bueno dejarme las cosas a medias-, era una amenaza solo si ella quería que lo fuera. Del otro lado del salón las apuestas sobre el contenido de los obsequios para Kutsy van en aumento. No se ha animado aún a acercarse (se ha colado al sitio después de todo), pero ha pasado más bien todo este rato tratando de averiguar quién de los presentes será el de mayor aciertos y quien terminará panza arriba ahogado en alcohol. El cálculo se ha vuelto algo complicado desde que escucha al muchacho decir que beberá gane o pierda la ronda. Se siente inusual, a pesar de no haber notado esta brecha de tiempo entre ellos, el encontrarse con la Moody ahora, al igual que volver a ver todos estos rostros casi reconocibles que remueven demasiadas ideas del pasado que no necesita mezclar con este presente que se ha decidido crear para él. Un segundo malestar lo hizo temblar apenas, y recordar, otra vez, que no está ahí solo. Pero en su defensa, Eileen tampoco ha aprovechado para escapar. —Te importa si … es que no me… voy a… me voy a meter aquí, ¿está bien?-, de todas formas, sin esperar la respuesta de ella, buscó su brazo para enganchar el suyo y dejar caer algo de su peso con cansancio. La última noche de luna llena no fue blanda con él, aun si ha estado sanando mejor últimamente. Pero está bien, solo algo dolorido. —Entonces, ¿puedo preguntar por el motivo de esta reunión?...ah si, Eileen, vuelve a lo tuyo si quieres-, señaló con torpeza en dirección a Melrose. —N- no es necesario que platiques conmigo, puedo quedarme callado, solo no me dejes aquí, donde no hay nada de donde sujetarme. @ Ellie Moody
  9. Hessenord recuperó rápidamente la sonrisa divertida. —¿Cómo un pez en el agua?-, dice empujando una risilla entre sus palabras que no puede contener ante el nerviosismo de Rory, aun su mirada se pasea por los rostros un tanto difusos de los demás invitados, servicios, etc. —Bueno Despard, si no sale de la pecera nunca aprenderá a nadar entre los tiburones-, compartieron miradas por una fracción de segundo antes de distraerse con una silueta familiar escabulléndose del otro lado del salón. —Ah, mire, ¿no es esa de ahí Darla Potter?-, luego su atención pasó rápidamente a la radiante figura de Luna Gryffindor y Ada Dumbledore, entonces ¿no tardaría en encontrarse con la cabellera púrpura de la actual ministro británica? Eso si que seria algo interesante de ver. Igualmente no se entretiene mucho tiempo siguiéndoles el rastro, a pesar de que les conoce de alguna forma, prefiere mantener un perfil bajo en este lugar. Puede aprender algunos rostros nuevos, y con suerte sus nombres y oficios, puede ver sin ser visto moviéndose entre esta muchedumbre ocupada mil veces más en su diversión, puede levantar alguna conversación poco profunda si es necesario para no llamar más la atención de nadie mientras sigue en busca del muchachito DonTau. Y aunque encuentra de cierta forma encantadora la actitud de Rory, tampoco tiene la intención de someterlo a esto por mucho tiempo. Tiene mejores cosas que hacer con él después de todo. Laborales, por supuesto. —Se trata de un pasado conocido de Hogwarts-, le platica distraídamente, tratando de aliviar con la casualidad de la conversación el estrés del pelirojo —¿Le conté que hago suplencias ahí?-, casi parecía indignado por esto. —Como sea, me parece que nos cruzamos en alguno de los pasillos, es un buen muchacho, muy...perspicaz-, continuó, se detuvo brevemente para tomar un vaso de licor y extenderlo a Rory, no tiene que beberlo, era solo para las apariencias. —Recibí su invitación hace poco a esta fiesta, me pareció correcto venir a ver como es que sigue su formación. Aunque todo esto parece hablar mucho al respecto-, dice tranquilamente, como si fuera este su verdadero y único motivo de estar aquí. —Y ciertamente no puedo negarme a husmear en las casas de estas personas, si tengo la oportunidad de abrir una puerta, pues, la abro-, Antes que pueda hablarle más del Slytherin o darle tan siquiera su nombre, el demonio fue tirado del brazo con extraordinaria fuerza por el predicador hasta un pasillo conjunto a la habitación por donde se movían. ¿Qué? ¿qué era? ?¿acaso Rory ya no soportaba todo el pecado contenido en esta habitación? Posiblemente, Hessen no ha notado nada realmente alarmante y a estas alturas el pelirrojo ya tendría que saber que él no es del tipo entrometido...si no hay plata de por medio. Así que ¿qué pretendía con esto? Finalmente terminan casi escondidos en un pasillo menos concurrido e iluminado cerca de una salida. —Despard, ahora no deberíamos...es decir, ya podremos volver al auto, ahí siempre es más personal todavía, además tiene uno de estos hechizos anti ruidos que sirven para que no...ah ¿qué- pero que está haciendo ahora?-, el tono divertido de su broma fue eventualmente reemplazado por preocupación —Oh no, señor mío, ¿pero qué es esto?-, la figura de luz del animal se materializó en la oscuridad, por un momento iluminó entre ambos hombres antes de desaparecer a entregar el mensaje. Hessen le dedicó a cambio al hombre frente a él un gesto breve de descontento antes de proferir un suspiro. ¿Qué demonios estaba pensando al mandar un mensaje de este tipo en un lugar como este? Echó un suave vistazo hacia atrás, solo para corroborar que nada ni nadie los hubiera escuchado, o mejor dicho, que no hubieran visto aquel encantamiento salir de ahí. Ahora había sido su turno de guiar al predicador, aunque solo le hizo una seña con un gesto para que lo siguiese al interior de los baños. —Es baño para solo uno, es una pena. Quite esa cara larga y entre ahí rápido señor, si, yo entraré también-, no lo empujó físicamente, pero sus palabras si lo hicieron. —Guarde eso ya-, señaló la varita del hombre aun en su mano. —¿Qué ha sido esto? ¿acaso quiere llamar la atención de todos? Creame que no es así como se consigue nadar entre los tiburones con éxito, querido-, el baño es estrecho, pero le da el espacio suficiente para girarse y colocar la oreja sobre la puerta intentando escuchar algún ruido sobre el pasillo que han abandonado. —Escuche, mi señor Despard, no es para nada buena idea sacar una varita en fiestas como estas; con todos estos magos y brujas intoxicados hasta los cabellos por licor y sabrá Satán que más. Mucho menos en lugares como lo son Ottery, con personalidades macabras reinandolos-, advirtió. —Aun si usted sólo tiene las mejores intenciones, pudo no haber sido lo mas sensato. ¿Qué y para quién había sido ese mensaje? no puede evitar preocuparse, aunque hace el mayor de sus esfuerzos para no parecer afectado por esto. —Quizá sea bueno buscar otra forma de salir de aquí que no sea por el mismo pasillo por donde me arrastró. Solo por si alguien ha visto escabullirnos por ahí-, sugirió. —No podría asegurar que nadie ha visto el encantamiento salir de esta dirección tampoco-, recargó esta vez el peso de su cuerpo con la espalda en la puerta para atrancarla. —O podríamos quedarnos aquí el tiempo suficiente para que las especulaciones tomen otra vertiente-, nuevamente le divirtió la respuesta inmediata del rostro de Rory. @ Rory Despard
  10. Sus claros ojos se pasearon por última vez sobre la fachada del impecable castillo de los Dumbledore, ahora que está más cerca puede apreciar mejor de su arquitectura y, sin embargo, el brujo aún luce como si ya se esperaba ser recibido con algo cómo esto. No es además la primera noche que pasea por el Ottery, ya hace rato que reconoce sus avenidas y el patrón en el que sus colosales haciendas se encuentran ubicadas descuidadamente una después de otra. No hay lugar aquí, ni con toda esta magia que convierte los espacios al antojo de sus dueños, que lo haga sentir como en California. La música del interior se escapó al exterior, es apenas audible, pero de algún modo le indica el lugar correcto. Forzó el entre cejo, no estaba completamente convencido de entrar y esa era una advertencia. Hay algo inusual en la manera en cómo últimamente muchas cosas giran alrededor de la familia de la ministro francés, no obstante, no puede volverse conspirador por esto, mucho menos ahora que se encuentra a tan solo un par de metros de la entrada principal de la residencia de los Dumbledore. Si quiso planear algo, debió haber sido antes de salir del piso que renta en el palacio rosa. Aunque tampoco es común que Hessen salga de casa aun en un evento -casualmente social- sin haberlo programado cuidadosamente con anterioridad. Aun tras la prontitud en la que había recibido la invitación, que además parecía demasiado inofensiva entonces. Detrás de él aun podía sentir el motor del auto vibrando el calor. Fue un largo viaje hasta aquí. —Entonces, ¿se bajara del auto?-, preguntó sin mirar atrás. —¿O prefiere esperar aquí? Finalmente, dio un largo trago a la poción que buscó en su abrigo, que no es más parte de los trajes ejecutivos que usa habitualmente, sino más bien uno informal. Bebió el contenido evitando la mueca tras el mal sabor de boca y observó por última vez, por fracción de segundo, la luna brillante sobre el castillo antes de avanzar hasta el interior del edificio. Todo funciona correctamente una vez que está adentro, por supuesto, el interior del castillo es todavía más extravagante aún en la informalidad de esta reunión, a simple vista hay mucho que mirar, tocar y probar. Hay rostros por todas partes, algunos que puede reconocer sin nombres todavía y nombres entre los invitados sin rostros a la vista aún, pero de todas formas ¿dónde estaba ese muchachito Slytherin de la invitación? Está seguro que pudo escucharlo escurridizo luego de atravesar el vestíbulo. -- Off; esta vez de verdad no vengo por el oros xD ¿o si?
  11. Hay una pausa larga después de la última persona en unirse al grupo, supone entonces que serán todos, no puede imaginarse, como si fuera algo del todo imposible, a algún impuntual que tenga el atrevimiento de querer integrarse al curso a media sesión. Saluda detrás de Darla, con una venia casi informal y en el siguiente instante los ojos del brujo pasean nuevamente por el salón, apreciando la decoración con interés antes de nuevamente caer sobre la Potter Black. Se pregunta si toda esta ambientación un poco descabellada ayuda a conseguir mejores resultados dentro de esta magia, y es que de pronto resulta un poco raro imaginarse a sí mismo sentado con las piernas cruzadas frente a un juego de té usado tratando de predecir algo más allá que un mal presagio. No es menos interesante por supuesto, ni nada que el yoga no le hubiera aportado antes. Pero, por lo que sabe, el lugar, la energía de las personas y en general en entorno donde se encontraban siempre podrían resultar ser factores que podían influir en una Buena predicción o no. Así como también había más elementos que estaban fuera del alcance de los practicantes de estas magias. Es tal vez por esto que no eran tan precisas. No era una ciencia, si no un arte. Y estaba siendo muy técnico al respecto, pero en experiencia propia solo hay unas cuantas colecciones sobre magia ocultista en los estantes de su biblioteca, nada lo ha acercado a la adivinación más allá de los textos de aquellos libros. El demonio arrugó apenas el puente de la nariz tarareando una respuesta negativa a Darla. Aprender la animagia para nada estaba en su lista de deberes, ni mucho menos placeres, no por ahora. —Me temo que no, querida, pero seguro que me tendrá pronto en su oficina, allá en el ministerio de magia-, sonrió divertido. Le habla suavemente, no ha pasado desapercibido su comportamiento tras la llegada de la última persona en unirse, pero tampoco es que busca entrometerse en ello. —No, Darla, no es una amenaza, todavía. Pero tengo algunas dudas sobre los sistemas de seguridad para propiedades privadas. Necesito algo de apoyo legal al respecto-, el sonido de algo rodando por el suelo terminó por estropear su conversación. De algún lado, sin saber quién, cómo, cuándo o dónde, una esfera de cristal rodó por el piso hasta toparse con uno de sus pies. Hessen se agachó para tomarla y la levantó a la altura de su vista. El ojo claro que asomó por el cristal se distorsionó, buscaba encontrar el reflejo de Darla por el otro lado, pero por la forma del objeto era difícil. —Pues venga a ver-, extendió el brazo para que Darla tomara el objeto mágico. —¿De dónde es que ha venido esto?-, preguntó observando a su alrededor. Quizá se está comportando con inquietud, pero igualmente Anne parece tomarse el tiempo para comenzar la clase. Tal vez ¿espera que ellos hagan algo primero?
  12. El fuego fue demasiado, una espesura verde y negruzca lo cubrió de pies a cabeza y en una fracción de segundo apareció del otro lado, tan suavemente que las llamas fueron un susurro amortiguado, como si se tratara él de un secreto. Sus pálidos ojos contemplaron el nuevo espacio frente a él, queriendo reconocer, aunque es inutil y apenas puede distinguir formas y luces ahí adentro. Su rostro en cambio no refleja más que una severa seriedad. Es tan formal como en cualquier otra reunión de negocios, sin embargo, hay algo distinto en él esta vez. Impecable cruzó el estrecho espacio desde el interior de la chimenea. Se las arregla para no tropezarse con nada y conservar la postura inquebrantable. Aun cuando sus ojos tardan en aclimatarse al cambio de luces sabe que no está solo; el aroma de Rory a su alrededor es tan suave y difícilmente perceptible sobre el de las velas que apenas sobresale por su singularidad. Tan afín a su personalidad. Aquel espacio es solo un poco confuso porque la música que viene desde algún lado (se da cuenta además de que deben estar en un segundo o tercer piso) no va muy bien con toda esta decoración tan atractiva. Y cuando finalmente se encuentra con la figura de Despard sobre una butaca cerca de la chimenea le sonríe, lentamente, como si no quisiera asustarlo (o, por el modo en el que lo hace, queriendo justamente el efecto contrario). —Me gusta esta intimidad-, su sonrisa divertida al ver el rostro transformado de Despard casi lo hace guiñar los ojos. —Es tan antojable-, continúa fastidiando al predicador mientras comienza a desplazarse. Pero antes de que pueda avanzar muy lejos, el fuego en la chimenea se encendió con menos intensidad y escupió algo que terminó estrellándose con torpesa en la amplia espalda del demonio. —Ah, Grelliam, por favor-, Hessen se giró para atraparlo con blandura, evitando que cayera al suelo. —¿Desde cuándo se volvió usted alguien tan ruidoso?-, alertó y con una seña se disculpó con Rory pidiendo un minuto para atender/deshacerse del maltratado brujo. —Lo siento, tropecé al final-, —Por supuesto, ¿por qué no va allá abajo querido? -, comenzó a escribir sobre un pedazo de pergamino. —Espéreme allí, me desocuparé en un rato-, dobló la nota y la pegó con algo de magia sobre el pecho de Ollivander con una sonrisa complacida. —Pe-pero ¿cuánto tiempo?-, parecía realmente abatido ante la idea de tener que esperar. —Lo que sea necesario. Ahora vaya-,con un ademán apurado señaló la puerta. —Solo por favor, por favor, no vaya a romper nada-, es extraño como se escucha así mismo como si fuera la madre del brujo Ollivander en lugar de su empleado. —Y con eso me refiero a usted también. —Si, claro-, arrastradamente se dirigió a la salida. —Que pase una mejor noche, señor Des-Despard-, saludó y se despidió del hombre sin voltear, cerrando la puerta detrás de él. Hessen volvió toda su atención de nuevo al pelirrojo. —Sabrá disculparme por esto. Durmió durante toda la tarde y ahora ya no puede hacerlo, no sé de dónde sacó tanta energía de pronto-, despreocupadamente se sacudió el poco polvillo que Garry pudo haber dejado en sus ropas. —Eso es algo bueno, quiere decir que esta mejorando, pero claro, no quiso quedarse en casa solo-, le dedicó una mirada convincente. —Pero me tiene ahora Despard, él no molestará en un rato-, guiñó antes de volver su atención al smartwatch el cual comenzó a activar con las configuraciones sobre esta reunión. —Soy todo suyo, mi señor. Grelliam Ollivander. Lentamente bajó cada escalón como si doliera hacerlo, el peso de su cuerpo se recargaba todo sobre el barandal más cercano y en realidad parecía más deslizarse empujado por la fuerza de la gravedad que poniendo de su parte para hacerlo. Evidentemente le llevó un rato llegar hasta el primer piso. No es del todo una sorpresa lo que va a encontrar ahí, ha pedido al muchachito que se encarga de sus jardines en casa que siga de cerca los movimientos de Evans. Hessen le advirtió que de enterarse habría consecuencias, pero Quintel parecía tan emocionado con la idea que simplemente ignoró su poca conciencia. Sabía finalmente que hoy Bel estaría en este lugar. Aunque haciendo qué cosas eran aún un misterio. Ya hay un puñado de buena gente ahí reunida cuando llega y es atormentado con la música seleccionada, una obra dramáticamente alegre que para nada parece compensar los encuentros que ahí se están dando. No se esfuerza realmente, no lo intenta, pero igualmente puede reconocer a varios de ellos. Está el muchacho Moody el cual es mejor que Hessenordwood no vea pronto, al menos hasta que las cuentas de la heredad estén en orden nuevamente. Las Moody, que reconoce solo de vista en los viejos espacios de la orden, quizá sólo habían sido fotos viejas en los cuartos de la madriguera. Luego está la señora Lenteric, ¿tendrán una reunión pronto con los ex elementos del departamento de criaturas? La cercanía de Cillian de nuevo al pueblo podría ser un buen indicio de aquello. Finalmente se encuentran Bel y Hannity, pasando el tiempo cómo si nada hubiera intervenido antes entre ellas. Quisiera quedarse ahí un rato mas sin ser visto por ellas, para contemplar sus rostros, por ahora, limpios de preocupaciones y tormentos. Descubrió que no le gusta toda esa preocupación que la mirada de Hannity desborda cada vez que se encuentran. Y la sonrisa de Hannity ahora era mil veces mejor que cualquier droga que pudo tomar esta noche para mantenerse consciente. —Una reunión de Evans-, masculla ásperamente para sí mismo luego del brindis y comienza a desplazarse silencioso por el espacio.
  13. Eitʃ y Renzo El vaso del licor del hombre quedó a medio camino, con la boca aún abierta y un atisbo de sorpresa en su cara a pesar del ceño fruncido el acompañante observó a Eif tras la respuesta negativa a su solicitud. La mujer en cambio no pareció tan afectada como se lo hubiera imaginado, la vio tomar su bebida antes de tararear lamentándose por la noticia y después sonreírle suavemente a su interlocutora. Ambas mujeres contrastaban de alguna forma o eso es lo que él piensa cuando escucha el modo tan mecánico con el que aquella persona delante de ellos da sus explicaciones. No puede evitar fruncir aún más el entrecejo escucharla sugerir otra mercancía como si nada. Definitivamente él no tiene paciencia para esta gente. Eitʃ en cambio casi parecía que aún saboreaba con encanto el dulce sabor en su boca de la bebida preparada. No obstante Renzo la conoce bien, lo suficiente como para saber que el precioso gesto de ella es solo para darle tiempo de seleccionar una cuidadosa respuesta tras la fachada de niña despistada. —Que infortunio de verdad-, respondió Eitʃ recuperando el tono juvenil tras la breve decepción que cruzó su cuidado rostro. —Pero lo entiendo-, ¿de verdad? Renzo tiene una versión diferente de ella en Londres hace un par de horas. —Tal vez podríamos esperar un par de días-,el hombre lo miró aún más extrañado, ella tiene solo ganas de darle una patada y sacarlo de la habitación, ¿por qué carajos había permitido que se quedase? —Aunque ciertamente no quisiera arriesgarme a perder lo invertido-, ella realmente pareció sopesar sus opciones. —Bueno, que se le ha de hacer-, casi se encogió de hombros. —Queremos ver entonces qué es lo que tiene a su disposición. Supongo que algo podemos hacer con lo que tengan. No se había mostrado del todo contenta ante esto, pero la idea es no quedarse con las manos vacías después de todo. —Mi querido, vuelve al helicóptero y dile a los muchachos que preparen un barco grande-, alegremente palmeó sobre el brazo de Renzo. —Yo mientras iré de compras-, finalmente se quitó las lentes oscuras, revelando unos ojos tan claros como el cielo sobre ellos. —¿Cuándo podemos comenzar con esto?-, preguntó a la rígida mujer frente a ellos. @ Melrose Moody
  14. Siseó dolorido ante la mordedura de la serpiente. Tiene la habilidad mágica para salir de esto. Pero también tiene dudas, demasiadas dudas sobre todo esto, del comportamiento de estas criaturas, de si está en el lugar indicado. Este encuentro no estaba resultando óptimo, al menos piensa el muchacho que podría haber sido diferente, no tiene una idea clara de que es lo que quieren estos ofidios de él, mucho menos cómo puede obtener de ellas lo que desea. El panorama no era claro. Aun. Finalmente, mientras está por caer en la inconsciencia del veneno del ataque de la serpiente que, claro, pudo haber evitado desde el principio, se da cuenta de que quizá necesita más de todo este escarmiento para poder entender con afinidad a estos reptiles, y conseguir algo más allá de sólo entender su lengua. Su último aliento desapareció así como también lo hizo su rastro de conciencia. Buen viaje al pasado —Pe-pero ¿qué es lo que…-, la voz de desesperación lo alarmó, ¿estaban siendo atacados por alguien? De un salto el muchacho de piel morena se puso de pie encontrándose con una mujer que, si bien él no reconocía de buenas a primeras, ella le observaba y le reñía con la mirada por haberse quedado dormido como si se tratara de su sacerdotisa. Le dolía fuertemente la cabeza y una especie de dolor fantasma en su cuello hizo que su respiración se angustiara por un instante. Se acarició el cuello para aliviar solo un poco el malestar, pero no se quejó tampoco, casi puede sentir la picazón en su cuello de la vieja mordedura. Pero ¿dónde estaba ahora? Sus ropas también habían cambiado y era evidente que la selva por donde paseaba en busca del arcano había quedado muy lejos, tal parecía que no solo a la distancia, sino también del tiempo. El muchachito se aclaró la garganta, naturalmente su voz es como la de una alimaña, pero hace el mejor de sus intentos para no sonar tan terrible esta vez. —¿Qué es lo que tengo que hacer hoy?-, pregunta a la mujer, no tiene el mismo ánimo jovial de siempre, sino más bien se muestra cansado. Ciertamente, algo en este lugar dispara sus alertas en todas direcciones, no sabe quién es esta mujer, ni que es lo que podría pedirle ahora.
  15. El sonido de los reflectores anuncia a alguien más acercándose al escenario. Ninguno se inmutó ante las señales hasta que los pasos de aquel nuevo individuo lo llevaron casi hasta encontrarse con ellos. Ambos voltearon al mismo tiempo tras el formal saludo del muchacho Despard; el servidor de Evans y, al parecer, también de un tal “El Señor”, también denominado por él mismo como “Dios”. Aún es tema de discusión casual en el despacho de contaduría de Hessen en la heredad si es ese un título de la mafia o una suprema entidad étnica. Cual fuera el caso, hoy el muchacho no tenía la apariencia de pertenecer a ninguno de esos dos términos. Y, sin embargo, no se gana una reprimenda pomposa como la que Hessen le ha dedicado antes a Garry por sus ropas nada apropiadas para este estreno. En cambio es casi novedad ver esta expresión (entre los no tan variados pero si precisos gestos) de Hessen al encontrarse nuevamente con Despard. Por el modo en que apenas es capaz de articular mecánicamente un «hola» acambio, bastante vacío de los buenos modales y elegancia a la que está acostumbrado oírlo hablar, cómodamente Grell se atrevería a decir que esta debe ser la cara de alguien a quien, como dicen, se le ha reiniciado el sistema de pronto. Tal vez Hessenord solo no pensó en que alguien como Rory podría de verdad gustarle el teatro. Es eso o, mejor dicho, solo esta haciendo un esfuerzo sobrenatural para no dejar escapar la radiante sonrisa (que evidentemente refleja una terrible diversión maliciosa en sus hoyuelos) y que finalmente deja escapar con galantería cuando el pelirrojo consigue al fin quitarle los ojos de encima y termina por devolverles su atención a la obra con un comentario que confunde gravemente al Ollivander. —¿Personajes libertinos? —Bienvenido, mi querido señor-, se puso de pie. También fue algo raro verlo querer estrechar su mano. —Hace mucho tiempo que no lo veía yo a usted, pero que encantado que estoy ahora-, los descoloridos ojos del demonio brillaron con entusiasmo cuando las ropas del pelirrojo finalmente cambiaron. De buenas a primeras no es capaz de reconocer al personaje como lo ha hecho ya hace un rato con Ollivander, pero igualmente luce contento con lo que mira. —No tiene de qué preocuparse, Despard, no todavía, esto apenas está comenzando-, dice Hessen sin mirar más a Rory y, en cambio si, volviendo a ocupar su lugar en el graderío. —De hecho, yo os recomiendo que ustedes… Lo que fuera que estuviera por decir fue interrumpido por un fuerte alarido desde algún rincón del teatro que retumbó con un eco casi espectral. —¿Es-escucharon eso?-, el licántropo lucía nervioso, pero extrañamente envalentonado. —Sé lo que es eso, lo-lo que son-, —¿Ah sí?-, preguntó Hess, como buen espectador. —Diganos…-, se acomodó mejor en la butaca. —¡Gigantes!-, no es un grito, Grelliam Ollivander (el verdadero) no parece tener la fisiología interna de alguien que pueda alzar algo más allá de un sollozo adolorido. Aun así, es alarmantemente bueno. —Preparaos escudero, ah, acabaos con la bestia-, con la energía singular del brujo Ollivander, el muchacho comenzó a moverse entre las butacas arrastrándose con pereza, pero con una inexplicable determinación de acabar con esas terribles criaturas antes del primer acto. Hessen alzó sólo un poco más la mirada, por encima de su hombro, para vislumbrar, bajo la luz dramática de un nuevo reflector, la familiar figura de Bel Evans. @ Rory Despard
  16. ¡¡Cangrejo de fuego !! D:: Hola nena, que bueno que os pasás, aasfg me divierte mucho leer al bueno de Roros y más en extrañas situaciones :1313: jaja asi que nada, que lindo de párroco el man, jsjsjsj Ahora que lo mencionas, justo esta bueno aclarar que pues no es necesario tener personaje (al actuar) luego luego, pueden irse involucrando en la historia como normalmente lo haría su propio personaje y eventualmente ir viendo si toman un rol en la historia o no. Ya se que se relacione con los que ya están “en escena” o no. Tampoco veo necesario que todos los papeles se junten en una sola historia, pueden ser varios grupos o aventuras distintas, uhm. En mi caso, por el momento, Hessenordwood es el único que está ahí en el teatro sin rol a interpretar aun, sino más bien como un espectador en la espera de los demás “actores”, pero tengo planes a futuro)? todo depende de cómo avance esta historia, o historias xD Anda pues a pasarte con Belosa, que ya casi viene la segunda llamada(?) -le da corazones rojos porque no sabe como ponerlos- @ Rory Despard
  17. Link al rol: El truco de hacer Teatro Holess, Bueno, no sé si se tiene que seguir abriendo topic organizativo, pero en fin. Abrí El Truco de hacer Teatro cómo un rol barco relajado en medio de tanto conflicto político porque a nosotros nos gusta el espectáculo. Es básicamente un viejo teatro que ha sido inaugurado y debidamente embrujado para su deleite(?) No se trata de ningún misterio ni algo maligno (aún) es todo parte del show. Esta magia que contiene el teatro en su interior embruja a cualquier espectador que compre un boleto en la taquilla, al ingresar; sus atuendos cambian a algún personaje de alguna obra literaria, película, comic, anime(?), cuento, novela, etc, pudiera ser por elección propia del mago o bruja, por semejanzas entre el personaje y el personaje (o sea, el del rol xD) o puede que te toque ser de los desafortunados a los que el traviesillo teatro escoja aleatoriamente para ti. Y se trata de que, para poder “salir de escena” cada uno tiene que resolver la historia del personaje que le tocó. La particularidad es que estas en un escenario con montón de personajes extraños que pudieran ni pertenecer a este universo. Por ejemplo, podemos encontrar a una caperucita roja lidiando con Tom Sawyer para llegar a la casa para hacerse del poder de Onaga, el Rey Dragón y así llegar a la casa de su abuela. Un poco de la magia de este teatro consiste también en que entre más atrapados están en este lugar, más aspectos psicológicos van adoptando del personaje que les ha tocado interpretar, hasta qué estás completamente metido en su historia, creyéndola tu única verdad. En sí es una fiesta de disfraces actuada(?) Y pues no sé, pueden pasarse por aca a contar si quieren un poco del rol que va a hacer su pj si quieren. Yo por ejemplo comencé con el buen Garry que va a interpretar a un Don Quijote que es licántropo y no le gusta hacer varitas. Espero que os guste pues, Bay.
  18. El Truco de hacer Teatro. Primera llamada. Los reflectores se encendieron iluminando la embocadura, la espesa cortina de terciopelo no deja nada al descubierto de lo que guarda atrás, el escenario y la escenografía son aún un misterio. El patio de butacas está casi abandonado salvo por una sola persona ocupando el asiento medio de toda la sala, y la orquesta, que es un sonido que proviene de algún lado pero que resuena en todo el salón, ha comenzado a sonar tras el chasquido de dedos del único espectador hasta ahora, con una melodía, suave y cómoda para recibir al próximo elenco del siguiente gran espectáculo que está por comenzar. Hessenordwood solía visitar con frecuencia este lugar hace años, cuando era estudiante venía aquí desde francia al menos una vez al mes, compraba siempre dos boletos en la taquilla, aun cuando nunca iba acompañado, y fuera la historia que fuera se aseguraba de quedarse hasta el final para, con suerte, poder escuchar notas adicionales de los actores que habían jugado en escena. Alternaba el quedarse hasta que el último reflector se apagaba y algún empleado de seguridad terminaba por escoltarlo hasta la salida, solo algunas veces, para que no se convirtiera en un hábito desagradable. El teatro le resultaba maravilloso, aun como solo un espectador le hacía sentir que era parte de esto que, por supuesto, no era del todo real, pero igualmente pertenecía a este breve montaje. Fue una pena que cerrara a principios de los años dos mil. A Hessenord le gusta mucho, por sobre otras, esta instalación construida casi a finales de la segunda Guerra mundial, había sufrido cambios en su estructura por el tiempo, pero al casi humano le pareció que su peculiar fachada siempre se supo mantener lo suficientemente atractiva para cualquier transeúnte que paseaba por las concurridas aceras de Londres ahora mayormente ocupadas por edificios llenos de oficinas. Hoy sin embargo luce nuevamente glamurosa desde el exterior con una fachada neoclásica moderna, reflectores alumbran desde el suelo dándole ese aspecto misterioso y dramático que tanto ha deseado ver. La nada discreta cartelera que se trata de una estatua renacentista sobre la acera frente a la taquilla lleva un título desconocido entre las obras de renombre, pero supondría que sería suficientemente atractiva para atraer la atención de cualquier interesado en este arte. Este dice, con times new roman, en negritas sobre un brillante fondo blanco: El truco de hacer teatro. No lleva el nombre del autor, ni el de algún actor especial. El sonido de otro faro encendiéndose desde el comienzo del pasillo principal en el graderío le hizo saber que no estaba más solo en este lugar. A cada tres pasos secos de esa persona se enciende ruidosamente un reflector nuevo hasta detenerse en medio del salón. Hessenordwood no se movió de su butaca para recibirlo y en cambio sólo le dedicó una mirada desaprobatoria al instante. —Pensé que había sido claro-, dijo Hess volviendo su atención nuevamente al escenario aún vacío. —Le dije, Grelliam, que era noche de gala-, criticó el atuendo del licántropo que no parece ni interesado en lo que dice. —Esa ha sido mi mejor entrada en mucho tiempo, cuanta teatralidad-, el muchacho finalmente se deslizó entre los asientos para ocupar el lugar junto al Crouch. —Ese es el punto de todo esto, señor mío-, por largo rato ambos permanecieron en silencio contemplando la calma. —Me gusta el teatro-, Garry habló. El demonio ya no puede sorprenderse de las confesiones random del Ollivander. —De pequeño quise ser actor-, Hessen piensa que su extraño rostro no sería un problema para el melancólico hombre. —Pe-pero mi padre se aseguró de que aprendiera bien sobre el arte de fabricar varitas-, se desplomó derrotado sobre la butaca, sus pálidos ojos pasearon por el escenario. —¿Qué es lo que se estrena hoy? —Eso aún no lo sé-, Hessen está siendo particularmente silencioso el día de hoy. —¿Y los actores? ¿están listos?-, la ropa del ex medimago que no era más que una túnica sobre un traje gastado cambió mágicamente a una vestimenta casi del tipo medieval; con un sayo de velarte, calzas y pantuflas de velludo y finalmente un vellorí. —¿Qué es esto?- Hess apenas se movió de su lugar para ver mejor. —El resto del elenco no debe tardar en llegar-, aseguró con media sonrisa, y los cristalinos ojos sobre el escenario.
  19. Tal como lo ha dicho antes, él sabe cuidar sus gestos y expresiones para que sus sentimientos, o verdaderos pensamientos, no se le escapen físicamente hablando, pero no por eso dejaba de sentirlos. Sin embargo, esta magia de la oclumancia iba más allá de una buena actuación de su parte, iba más allá de su versatilidad al convencer a los demás de lo contrario al hacer o al hablar. Todo esto lo simulaba en su mente como si se encontrara contenido en una burbuja llena de espeso humo. El espesor del humo, de diferentes matices en su interior, representaba todos estos sentimientos y pensamientos que cree que merecían, y necesitaban, ser resguardados. Por otro lado, la burbuja, ahora, se sentía como las paredes que era capaz de crear por su cuenta para evitar que el humo se desperdigara y contaminase todo lo demás. Y que además podía ser tan frágil desde su interior; al grado de romperse con solo el movimiento del humo que resguarda, así como presentaba debilidad desde afuera; con la inmunda voluntad de hacerse pedazos con la combinación de palabras adecuadas de quien quisiese hacerse de dicho contenido. La pregunta era entonces ¿de dónde es que debía sacar ese poder? ?¿qué era lo que le daba fuerza y temple a estos muros? —No seas cobarde-, Aquel eco de voz no pertenecía a nadie, proviene desde el interior de la burbuja. Tan solo escucharlo provoca que Hessen agite con casi furia sobre ella, la burbuja y su interior, por atreverse a salir de ahí sin su permiso. El pensamiento de saber que cualquiera que lo intentase pudiera entrar o salir de su mente, lo llevó a sentirse villanamente autoritario consigo, de una manera en la que solo con el demonio habría conseguido experimentar. —No se tiene permitido que nada entre, ni salga de aquí-, se dice, añadiendo esto como una ley, una regla, un mandamiento, a la lista que conforman el extraño adoctrinamiento que ha ido gestando desde edad temprana para siempre tener el control de sí mismo. Respiró. Un último eco se escuchó a su alrededor y él evitó que escapara hacia un recuerdo o un pensamiento de su juventud. Esta vez no mostró nada a la arcana, o lo que fuera en lo que se hubiera convertido ahora, no hay imágenes de escenarios distintos ni distorsionados, solo la palidez de un espacio vacío, sin sombras ni colores, sin texturas claras. En ese breve espacio hay un zumbido extraño también, es desapacible e insistente y presiona contra aquello que desea atravesarlo, éste suena con la misma fuerza que sus ganas por sacar a cualquiera que osara nuevamente entrar, con o sin permiso, a su mente. —Todo debe estar debidamente ordenado-, se aleccionó a lo largo de su vida tras esta idea. —Cada cosa debe estar en su lugar...-, de un momento a otro él empujó apenas consciente a eso que intenta filtrarse por cualquier fisura que en sus muros (que de pronto parecen un reflejo del mago, tan sólidos, fuertes y seguros de que no se van a mover de ahí pronto) pudiera encontrarse. —Existe un lugar para cada quien-, esta vez no es una invitación del todo a salir, porque simplemente no la ha dejado ir más allá. —Y cada quien... debe estar en su cabeza. Respiró nuevamente, el aroma silvestre de la naturaleza ablandando los tensos músculos de sus hombros, pero sin hacerlo perder la rectitud. —Podría invitarla, señora-, dice cuando finalmente deja de sentir ese empuje que viene desde el exterior; el de Sauda queriendo entrar a su mente, tanto como el empuje interior; de la demencia queriendo salir de él. —Si usted quiere, por su puesto-, añadió con frescura. —Paris particularmente hermosa en esta época del año-, ¿a los arcanos se les permite abandonar sus tierras?
  20. La boca del Crouch se convirtió en una larga y delgada línea sobre la pálida piel de su rostro, es un esfuerzo el que hace para no imitar el gesto de ella o morderse el interior de las mejillas con indecisión tras las últimas palabras de la bruja. Es totalmente consciente de que no está siendo del todo profesional con Darla ahora mismo, sugiriendo, o no, su ayuda en nombre de la empresa, más por satisfacer su interés propio que por el oro que ella pueda pagarle por este servicio en particular. Y eso, solamente, no está permitido. ¿Verdad? No, no, para nada. Luego de la respuesta de ella al aceptar su tarjeta, el muchacho comenzó a moverse hasta a la salida más cercana, misma por donde un elfo doméstico le ha guiado al principio de esta reunión, sin embargo a medio camino sus pasos se detuvieron abruptamente y, después de lo que fue un disimulado suspiro, se giró para encontrarse nuevamente con el ardiente calor que irradia la presencia de la Potter. No debería poner sus intereses propios por sobre los de la empresa, pero ¿no se había formado este proyecto bajo los mismos valores? Quizá no, pero él es el jefe de todos modos. —Ciertamente, mi señora, el giro de la empresa no son las artes ocultas-, explica, porque los clientes, o futuros clientes, deben entender esta parte del negocio. —El equipo no está conformado por expertos en la magia de la videncia o la adivinación, como usted dice, sin embargo…-, regresó un par de pasos para que, aun a la distancia, puedan quedar uno delante del otro. —De contratarnos, seremos entonces lo que más necesite usted-, se oye convencido de esto. —Siempre y cuando pueda pagar por ello, claro-, él le sonrió nuevamente guiñandole esta vez. La pausa fue para recobrar algo de compostura, no puede pasar del todo por alto la petición de Darla, pero puede disfrazar su interés profesionalmente. —No tiene porque hacer siempre las cosas usted sola, Darla-, él recuperó la sonrisa. —La empresa tiene también un servicio de compañía...por si acaso-, le susurró complicemente arrugando el puente de la nariz. Su conversación ha sido intervenida todo este tiempo con los ruidos del exterior que, aunque por un momento casi han sido olvidados, no dejan de hacer vibrar las ventanas de la biblioteca. Esta última vez no solo ha hecho que incluso un jarrón cayera del estante, sino que también la pequeña figura de un elfo doméstico volvió a asomarse por la puerta arrojando palabras alarmantemente antes de solo volver a desaparecer. —¿Niños? ¿De que hay que protegerlos?-, cuestionó sin agitarse por la advertencia. ¿Pero qué clase de visitantes solían tener los Potter Black? @ Darla Potter Black
  21. Eitʃ —Te lo dije, solo es una atracción local, algo para atraer turistas-, ni la voz de su acompañante, ni las palabras de aquella mujer que ha venido a su encuentro la hacen despegar inmediatamente la mirada de aquel punto donde sobresalen las brillantes carpas de los periodistas a la espera de algún acontecimiento cual poder titular alarmantemente. Claro está que Eitʃ no sabe de qué se trata aquella “excavación”, ni porque (si es que ha entendido bien las intenciones de esta otra mujer) quieren desviar su atención de ella, ¿no se supone que era una atracción turística? Le es de extrañar que se nieguen a algo más de publicidad extra de alguien como ellos que han venido del extrangero. Es tras la insistencia, de que todos se quedan a la espera de ella, que finalmente vuelve a colocar las lentes oscuras sobre su pálido rostro y, aun con el mal presentimiento recorriendo cada centímetro de su piel, les dedicó la más encantadora sonrisa que es capaz de formar antes de ponerse en marcha. El viaje en el ascensor no es silencioso, ella se encarga de halagar el lugar, tanto la isla como las instalaciones impecables y con alto gusto cultural, así como también el buen trato que se les ofrece y se arriesga incluso en añadir un par de cumplidos extra al equipo de seguridad (demasiado para su comodidad) que formaliza este encuentro. Renzo, su acompañante, es una excepción, al margen de la situación memoriza cuidadosamente cada espacio, rincón, persona, mueble, salida o entrada que sea necesaria, por si hay que -salir repentinamente del lugar-. El trayecto del camino solo se vuelve más tranquilo cuando están sobre el último pasillo que los lleva hasta una sofisticada habitación. Escoltados casi hasta sus asientos el hombre de aspecto malhumorado y viejo tomó asiento, la locuaz muchacha en cambio permaneció de pie junto a la silla de él, brevemente pasando la mirada sobre la playa que se alcanza a visualizar en el horizonte. Es una fortuna que aún lleva las lentes oscuras, de otro modo, tanta luz la hubiera cegado. —Hace algunos meses contactamos al señor Orfeo Diallo cerca de Lisboa-, comenzó ella, con una voz neutral y casi monótona, diferente de la alegría juvenil que ha mostrado hasta ahora. Y es que no tiene intenciones de nada aun. —Me parece que uno de sus embarques se cruzó con el nuestro-, decir que se vieron saqueados por la gente de Diallo quizás podría escucharse muy agresivo. —Por supuesto que eso ya quedó solucionado hace tiempo-, se apresuró a decir. —Y si hago mención de esto es solo para aclarar que es de ese modo que finalmente dimos con ustedes. No estamos aquí desde luego por viejos negocios, si no por unos nuevos. El francés fue quien se encargó de pedir las bebidas, algo dulce, dulce para ella, algo ácido para él. —En el encuentro con Diallo nos dio a entender que es muy, muy probable que ustedes puedan ayudarnos en estos momentos-, se acomodó finalmente en la silla. —El negocio del espectáculo es por ahora nuestro mayor interés-, ella puso una mano sobre el muslo de su acompañante que parecía más concentrado disfrutando de su bebida que en la conversación. —Sin embargo, para este último proyecto nos han hecho falta algunos recursos. Así que si ustedes están dispuestos convenir un trueque justo de un suministro de sirenas, estamos muy interesados en escuchar y atender personalmente sus condiciones-, concluyó. Aún si las pérdidas eran considerables, ella tampoco tiene el tiempo del mundo para atender esto. @ Melrose Moody
  22. Su mente hizo algo extraño de pronto, algo cómo poner en pausa todo a su alrededor, incluso Hannity que se encuentra aún a su lado, sosteniéndolo cerca de ella, y en cambio toda su atención está puesta sobre la señora ministro de Francia y su discurso que es breve, pero justo y bastante consistente, él podría confiar en que lo que ella dice al público le sale mas de su corazón, de lo que siente, en lugar de tener la certeza de que las cosas sucederán tal cual las dice. No es desconfianza, pero no tiene antojo de escuchar más de esa mujer luego de proclamar a Elise y a Hannity cómo las encargadas de tan noble labor como lo es mantener las comunicaciones entre las naciones. Bueno, quizá es que si desacreditaría a estas personas. No obstante, no tiene tiempo de conspirar con apatía en contra de los políticos tras el inusual comportamiento de Hannity. Ahora que lo piensa mejor, se da cuenta de que esta podría ser la primera vez que la ve desenvolviéndose en un ámbito profesional, más allá de las paredes de la residencia de los Ollivander, o de los secretos compartidos hace años en la abandonada orden del fénix, ahora Hannity iba por algo más, pero ¿tenía una ambición por ello? No se siente desinteresado en ella, naturalmente le preocupa su bienestar, pero, tal vez... si ella hubiera permanecido en Armenia… —La verdad yo no quisiera...-, siguió aplaudiendo, distraído en sus pensamientos, hasta que Hannity volvió a tirar de su brazo y su sonrisa tembló en su pálido rostro. Al ex medimago le llevó un segundo más reaccionar, reconocer sus síntomas que hasta ahora solo se habían exteriorizado aún más, —Hannity, tu estas en…-, pero ella ahora lo dirige al salón donde se llevaría a cabo el banquete. Hessen está ahí tras un parpadeo, listo para felicitar a Hannity nuevamente por su nombramiento pero, y alzando las cejas, parece sorprendido por la apariencia que de pronto lucen los dos Ollivander, tan enfermizos y desorientados. ¿Qué demonios les pasaba ahora? —¿Todo está bien?-, Grell (en parte) también quiere saberlo, por ella más bien, pero Hannity en cambio los llevó a los dos hasta la cena. Y Hes los acompaña solo por que no tiene el tiempo de, galantemente, rechazar la invitación de ella. En un instante ambos están a cada lado de Hannity, contemplando sus platos; Hess fingiendo un dulce encanto y Grell como si lo que estuviera servido sobre el plato simplemente no fuera algo comestible. —Quizá podría brincarme la cena-, el comentario llamó la atención del Crouch que le advirtió con la mirada. —Bue-buen provecho-, se levantó, es el intento más capaz de una venia para Hannity y casi tropezando con su silla salió del salón de los espejos, que le hace sentir mas nauseas que el exquisito banquete. Hess se ahorró el suspiro. —Es solo que…-, ha puesto una mano cerca de Hannity sin tocarla, pero precisa para llamar su atención, solo por si ella piensa salir corriendo tras él. —Él está siguiendo una de estas dietas libres de productos animales-, explicó, no es la verdad absoluta, pero ciertamente Grelliam tiene un gusto raro para la comida. —Supongo que es mi culpa, no debí dejarlo que ojeara mi cuenta de twitter, pero sabe…-, es más decente al dejar su plato de lado junto a los cubiertos y la servilleta, casi apunto de retirarse también. —Solo así se mantiene tranquilo durante el viaje en carro-, le guiñó a la muchachita con una sonrisa divertida antes de ponerse de pie, disculparse e ir en la búsqueda del principal. —Si me permite. Los pasillos que llevan a otra de las habitaciones del palacio son mucho más oscuros, la penumbra le hace casi bien, la decoración es menos deslumbrante y por primera vez en toda la noche desde que se adentró a este lugar siente que respira. Hay magia por todas partes, se acumula en unos rincones más que en otros, pero en si su marca no ha dejado de palpitar tan fuerte como lo hace su corazón mismo, que está a casi nada de salirse de su pecho. Está preocupado por esto, es inusual, sin embargo, no es en lo que piensa ahora. Hessenord lo encuentra de pie frente a dos armaduras del folclore francés. —Hannity tiene un comportamiento… extraño-, parece demasiado meditabundo en esto. —¿Enserio? Yo diría que ustedes tienen mucho en común-, se acercó lentamente. —No se suponía que volvería tan pronto-, hizo rechinar sus dientes. —Es demasiado, demasiado pronto-, murmuró. Hessen sonrió largamente, pero casi parecía triste. —No, creo que eso también ha sido culpa mía-, lanzó un suspiro. —No quería estar lejos de ti. El silencio se prolongó entre ellos. —¿Que… ¿qué debemos hacer ahora? Hess se sorprendió, tampoco es común este comportamiento en el brujo. Quizá ha sido todo lo abrumador que ha sido el viaje y lo que va de la velada. Tal vez es que Grelliam ha visto algo en ella, en Hannity, que nuevamente descompone en partes su mente atrofiada. Hessen ya lo ha visto antes, hace mucho, en su primera noche juntos. —Yo…-, su boca se cierra abruptamente ante la agitación de sus sentidos. —Quisiera decirle, sugerirle, mi señor-, la voz del demonio se escapó ásperamente como un siseo sobre los sonidos de la fiesta. —Pero me temo que no estamos más solos. No han seleccionado el lugar más discreto para charlar después de todo, si Hess no se equivoca este camino debe llevar a los servicios para los invitados. Al final del pasillo el espectro de una persona los observaba con el interés de buscar algo más de ellos que solo ahuyentarlos de ahí. Ambos brujos se miraron un instante. No les llevó más tiempo darse cuenta de que no se trataba de un fantasma, sino más bien una persona, un cuidador, tal vez un mozo, o un o una invitada extraviada. Intentar un movimiento en tierras extranjeras era muy arriesgado, pero igualmente Grelliam se sintió fuertemente tentado por el placer del descubrimiento. No podría hacer una excepción esta vez. Ni siquiera por Hannity, ¿o si? @ Hannity Ollivander Evans
  23. Exhaló profundamente antes de animarse entrar al salon. Dejando ir un poco de todo ese nerviosismo del que no está acostumbrado desde hace tiempo. La adivinación, así como otras artes del ocultismo, han sido durante mucho tiempo materias que despertaron un fuerte interés en el brujo desde su vida temprana. No obstante, no había tenido el tiempo de explorarlas entonces como le hubiera gustado hacerlo, entre los estudios mágicos enfocados a otro tipo de artes de la magia (sugerencias de su padre) y los estudios no mágicos en escuelas nomaj (consejo de su madre) su vida de estudiante se convirtió en un organismo práctico que había programado y calculado cada aspecto de su vida durante los siguientes veinte a veinticinco años de carrera profesional. Luego de mucho tiempo, y ahora que está más que lejos de todo eso, viene aquí más bien cómo un aficionado dispuesto a poner de su parte para llevar este conocimiento más allá de lo que pudiera ser capaz. Es emocionante cómo no lo es algo desde hace mucho tiempo y, de algún modo, aun si no portarse este concepto místico y esotérico de la adivinación, estaría encantado de estar aquí. La puerta del aula finalmente asignada para esta clase ha estado semi abierta todo este tiempo que él ha permanecido de pie frente a ella, deja que se escapen algunas pocas conversaciones desde el interior, no será una clase personalizada, pero no era del todo malo tampoco. Así que se acomodó las ropas que hoy lleva, que no es algo más diferente del traje formal de tres piezas de oscuros colores y corbata que frecuenta para cualquier reunión comercial. No es que no tenga más opciones en su armario pero de todas formas ¿había un índice de etiqueta para la adivinación? Supone que si lo ha de averiguar, será el día de hoy. Aferrando el maletín bajo el brazo termina por entrar al salón. Le gusta lo que ve luego de eso. —Buen día-, saluda con el ánimo cordial de siempre al pequeño grupo que ya se ha formado. —¿No estoy interrumpiendo? ¿no me he perdido de nada? ¿cierto? Es que... no quisiera-, se detuvo un momento para echar una fugaz inspección al lugar. —Ah, con su permiso, voy a entrar-, después del saludo se integró al interior del espacio. —Hessenordwood Crouch-, se presentó por formalidad. —Pero eso tal vez ya lo sabía-, no es tan torpe al hablar como quizá sí lo parece al moverse en ese lugar, como si temiese ensuciarlo con sus zapatos. —O quizás no. Y qué bueno verla otra vez, señora Gaunt. Ahí dentro ya se encuentran; la estimada Darla Potter, inesperado, pero agradable. Está también un muchacho que si bien no le conoce en persona quizá si reconoce su rostro, actualmente su nombre encabeza una que otra portada en el peridico mágico. También, y por supuesto, está Anne Gaunt, anteriormente ha tomado clase con ella y, si es como otras veces, de aquí solo saldrá con mucho más interés de con el que llegó, la bruja sabía como engancharte en la materia. Entonces, no puede salir nada malo de esta peculiar combinación de brujos, ¿o si? —Hola, si no me conociera diría que la vengo siguiendo desde la Potter Black, Darla-, se burló. —¿Está bien si me quedo aquí, cerca de usted? No tengo mucha práctica en esto.
  24. Quintel Guillam —Es solo que no todos los orígenes son siempre buenos-, murmura esta vez tras la respuesta de la serpiente apartando la mirada con severa frialdad. Y tal vez, algo de melancolía también. Aún es demasiado joven quizá para vivir en esta era. —Y- a-aferrarse a las costumbres muchas veces nos llevan a cerrar nuestras mentes, a cegar nuestro campo de posibilidades-, continuó a pesar del aparente desprecio que el reptil siente por el muchacho. Es casi sorprendente como puede sentirse sometido, intimidado, ante aquella mirada del reptil, siendo juzgado como alguien inferior. Engorrosa serpiente-, piensa esta vez, el ceño se frunció con energía y solo esperó a que la serpiente avanzara lo suficiente para comenzar a seguirla. No fue un genuino comentario de odio tampoco, pero igualmente se ofendió por la osadía del ofidio al llamarlo castigado por sus Dioses. Igualmente, entiende, y en gran medida, está de acuerdo con la explicación de aquel -don genético- que describe al hablante de parsel como tal y continúa por seguir el rastro de la criatura. Y aunque encuentra la idea de volver al pasado como un fuerte golpe en el lomo, Quintel debe confiar en la enseñanza de Lawan y sus serpientes, si quiere encontrar este conocimiento. Reconoce además que lleva razón en sus palabras. Solo no deja de pesar menos por eso. Camina por detrás del reptil, en algún momento se ha deshecho de las zapatillas deportivas que ahora cuelgan húmedas sobre sus hombros. Estar descalzo lo hace entender mas rápidamente el medio que le rodea, le hace sentir que se enraíza en la naturaleza. Es como si pudiera ver, oír y sentir nuevamente. La mirada del niño no está puesta en la figura de la criatura deslizándose cuando los siseos aumentan a su alrededor, sino más bien en el rastro cálido que deja como huellas, lo que es más difícil con toda esta vegetación a su alrededor, pero de alguna manera resulta también bastante natural para él desplazarse por climas así. No había tenido algo como esto desde su último curso en el Uagadou, con uno de aquellos necios guerreros de los pueblos uzza. Está tal vez disfrutando demasiado de este paseo salvaje, que quizá por eso es descuidado y no siente como en cuestión de segundos es acorralado por otra serpiente apretando sobre su cuello. Ella siseó algo que es entendible solo cuando Quintel siente que podría dejar de respirar. Su cuerpo se paraliza, pero intenta mantener sus fuertes y jóvenes músculos relajados, lo suficiente para poder enfocarse más en lo que los ofidios sisean. —Voy...al pasado-, masculla, es difícil hablar normalmente con la presión. —Debo buscar algo que parece que dejé ahí hace mucho tiempo-, se explica. —Debo traerlo de vuelta al ahora, porque...-, ¿por qué? ¿por qué está ahí? ¿por qué está ahí ahora? Hace un rápido repaso sobre sus últimos y oscuros días en Londres, los tiempos eran distintos, pero las circunstancias...similares. Supone que a esto se refería Lawan con volver al pasado a descubrir fallos y aprender de ellos. Respiró. —Porque no creo en la rebelión que cambia el orden de las cosas, pero no es capaz de cambiar el corazón del hombre-, citó. Es algo muy parecido a esto lo que hasta ahora habita en su mente, en lo que quiere creer, lo que agita su corazón con energía. —Pero necesito este entendimiento-, inevitablemente se tensó ante los siseos tan cerca de él. —Por favor, ayúdame-, cierra fuertemente los ojos, está asustado, aunque no lo sabe si es mas por la peligrosa criatura alrededor de su cuello o por la posible reacción y rechazo de los ofidios de Lawan negándole la ayuda.

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