(¯\_¤~-Dumbledore's Night-~¤_/¯) (MM B: 100837)

[Emilia Malraux]

La joven bruja habia salido a tomar un paseo, estaba agobiada por la nueva vida que tenia. Habia estado acostumbrada por tantos siglos a vivir de un modo, que ahora le era sumamente dificil acotumbrarse a vivir con una varita y una familia, a la que aun no conocia del todo. Tenia tantas cosas en la cabeza que lo unico que queria en ese momento era descanzar quizas tomarse un trago y pasarla bien, sin preocuparse de nada ni nadie.

 

Las horas pasaban mientras caminaba por las calles de londres cuando un letrero muy colorido llamo su atención Dumbledore's Night. se detuvo unos segundos esperando no vinieran carros para asi cruzar la calle ; En esos momento se confundia como una simple joven Muggle, y es que habia vivido tanto tiempo conviviendo con ellos para que no la descubrieran que ya sabia como actuaban y como vestian.

 

Esa noche llevaba puesto un crop top blanco, Una falda alta negra y lo suficientemente corta como para que sus piernas se vieran sin llegar a lo vulgar o exibicionista, unos zapatos de tacon de aguja y su tan amada chaqueta de cuero negra, se habia maquillado como para salir de noche, pero sin exagerar de color, y sus cabellos recogidos en una cola alta.

 

 

Se acerco al bar, y miro a ambos lados antes de entrar, sabia por el nombre que para los muggles el lugar no existia, pero no estaba de mas revisar que no se encontrara ningun miron por la zona. Al Entrar quedo maravillada del ambiente tan agradable que alli reinaba, la gente bailaba muchos otros charlaban y un grupo yacia sentado en la barra. Emilia camino hasta ella y se sento a esperar que alguien la atendiera. Sinceramente tenia ganas de un whiskey de fuego Queria pasarla bien, y despejarse.

[Ada Camille Dumbledore]

La verdad amaba mezclar tragos, aunque odiaba algunas cosas de este lugar, me ataba a el el saber que mi familia habia puesto en el gran empeño. .. esa era mi atadura, los amaba demasiado.

 

Pidieron un Dry Martini, mire al caballero sonriendo y asintiendo con la cabeza, prepare el trago y servi una cerveza de mantequilla que otra chica pedía, coloque los tragos frente a la barra.

 

-Dry Martini y Cerveza de Mantequilla

 

Sonreí a Lestad a quien vi cerca a ellos, guiñandole el ojo. Al fijarme vi tras ellos en una mesa a mi hijo Seba, le salude con la mano.

 

- Luis cubreme un rato, ire a saludar a mi hijo.

 

Dije dejando a un lado el delantal que usaba sobre la falda. Sali tras de la barra y llegue donde estaba mi hijo, estaba diferente, entre feliz y nervioso, lo abrace y luego bese sus mejillas. Le mire de reojo con suspicacia.

 

- Pareces Helena cuando hace pilatunas... que hiciste?

 

Bromee mientras le veía con su inquietud.

[Seba Granger]

-Hola Mamá, ¿Como estás?- dije a la mujer que besaba mis mejillas, la abracé fuerte mientras veía como me miraba, creo que ya sospechaba algo, al menos eso parecía con lo siguiente que preguntaba.

-Helena es una bebe tiene derecho hacer todas las travesuras que quiera, prometo que me he portado muy bien- añadí riendo a la Dumbledore mientras la miraba a los ojos, -Quiero presentarte a alguien, ya te había hablado de ella- pronuncie mientras la tomaba de la mano y la guiaba a donde había dejado a mi chica.

Al llegar a donde estaba sentada Darla me puse aun mas nervioso de lo que ya estaba, -Ma, te presento a mi novia Darla- agregue con timidez y una risa nerviosa, -Amor te presento a mi madre- esta vez dije mirando a mi novia y tomando su mano.

Observé a ambas por unos instantes sintiendo que el ruido del local se había ido, que solo importaban las dos mujeres que estaban junto a mi, las cuales aun no pronunciaban palabras, o tal vez yo no las oía de lo nervioso que estaba, en estos momentos me volvía a sentir como un niño.

Editado 17 de Octubre del 2014 por Seba Granger Monpé

[Alba Ryddleturn]

El viaje que había tenido me había hecho bien para desarrollar otros lados en mi personalidad, como el hecho de relacionarme de mejor manera con los hombres, ser una mujer mas coqueta, y segura de mí ante ellos. Aquel hombre había contestado en primera instancia con una sonrisa a mi cercanía hacia él, lo que significaba buena señal, para luego seguir con su nombre.

 

-Mucho gusto, Andrew- contesté con una leve sonrisa coqueta al mago. Estaba con la botella de cerveza de mantequilla en la mano, el bartender no me había traído ningún vaso, por lo que hice aparecer uno en mi mano derecha, me serví y bebí, para poder seguir conociendo al mago. Había abierto la boca para seguir hablando con él, pero sin previo aviso, se acerco un hombre presentándose a Andrew.

 

Voltee el rostro para ver de quien se trataba. Al parecer era un trabajador del local. Lo miré sin disimular mi molestia al ver que solo le hablaba a Andrew, y yo al parecer tenía una capa de invisibilidad, porque ni una mirada me dio. –Ja, que mal educado- y bebí un sorbo de la cerveza. –Si adelante te espero- le contesté amablemente a Andrew, que se dirigía para contestarle al camarero o no sé de que trabaja exactamente ahí.

 

Me dispuse a apoyarme en la barra a la espera del mago, pero no fue demasiado, ya que este dio termino rápido y repentino al otro. –Vaya- sonreí mientras movía mi cabeza en forma de aprobación. Miré nuevamente al mago a sus ojos, y escuche atentamente cada palabra. –Exactamente, y por lo que escucho, eres nuevo por acá. Me gusta tu acento- por mi mente pasaban muchas cosas que decir, pero creo que iría demasiado rápido.

 

-Una guía o…- me acerqué cerca a su rostro, y le susurré al oído- lo que quieras puedo ser- levanté mis cejas reiterada veces, y terminé tomando un leve sorbo de mi vaso. –Cuando quieras me avisas. Y, bueno dime, ¿cuándo llegaste, y porque decidiste venir aquí? Aunque te digo ahora, fue la mejor opción, porque si no, no me hubieses conocido, o sea perdón, no te hubiese conocido- bromeé al mago.

[Andrew J]

El neutral debía reconocer que había llegado a aquel lugar con la plena certeza de que sería la persona allí con mayor seguridad, mayor temple; pero aquella mujer había llegado a demostrar lo equivocado que podría estar. Una nueva emoción afloró entonces, sería de mayor provecho aquel encuentro.

¿Cuánto? Tanto como se dieran permiso.

 

- ¿Pero acaso sabías que el acento británico es considerado de los más atractivos y sensuales? - comentó cuando se refirió a su acento americano, allí estaba: un cumplido sutil, pero con la intención adecuada. Dio otro sorbo a su bebida, apenas si quedaban un par de tragos más.

 

De pronto los pensamientos del Delacour comenzaron a cavilar, recordaba haber llegado aquella noche a aquel sitio con la única intención de hacer una nueva amistad al menos un conocido, pero no parecía ser este el caso. Comenzaba a parecer el juego de una conquista y sí aquella mujer tan segura y confiada de sí misma que incluso había hecho el primer acercamiento... Andrew no echaría atrás.

 

Su siguiente gesto que incluyó un susurro en su oído despertaró algún deseo, curiosidad. Había dicho "lo que quieras" y aquella era una gran promesa, tanto como lo era de tentadora. El Delacour sonrió abiertamente dejándole saber que apreciaba tal ofrecimiento.

 

 

- Atrevida, me gusta - murmuró asegurándose de que ella pudiera escucharlo y terminó de un sorbo el restante del líquido. - diría que motivos familiares - dijo rascándose la barbilla con la palma de su mano, un gesto muy típico de él. No es que no quisiera contárselo a la bruja, es que era todo el asunto muy enrevesado - y llegué hace un par de días. Confieso que es usted la primera persona que conozco en este lugar - dedicó un guiño descarado a la bruja - así que lleva razón, es mi suerte haberle conocido... - también se acercó hasta el rostro de la mujer, pero de una forma peligrosa, sino hasta que estuvo muy cerca de los labios, se desvió hacia su oído derecho - de habernos conocido- volvió a su posición original, mientras con un gesto pedía un refill de su bebida.

 

- Tal vez quiera explicarme que hace una mujer de tanta elegancia como la suya en su vida cotidiana - pregunté continuando la conversación, suponía que tendríamos tiempo de más para esos coqueteos sutiles, aunque aquello solo llevaba a que alguien terminara yendo más allá.

Editado 17 de Octubre del 2014 por Andrew J

[Alba Ryddleturn]

Reí tímidamente cuando dijo que mi acento era atractivo y sensual. Obviamente era una mentira, solo quería ser un caballero, y la había resultado. Me gustaba su forma de pensar y contestar ante lo que yo decía, era lo que esperaba de un hombre, y por fin lo había encontrado en uno. Ante el gesto de acercarme hacía él, no sabía cómo lo iba a tomar, pero no espere demasiado para sacar mi duda.

 

“Atrevida”, esa era la palabra que hice pensar al Delacour. En otra instancia, podría sonar mal aquella palabra, pero a él le gustaba, y eso era lo que importaba. Sonreí ante sus palabras. Mis ojos seguían pegados en los suyos, la química que sentía que había entre ambos era bien buena y fuerte, por lo menos era la que sentía, y también esperaba que él lo pensara.

 

-Siempre la familia, yo también hice un viaje largo, pero volví por ellos. Para mí son todo- confesé al mago. Nunca me daba vergüenza decir aquello, estaba orgullosa de ser parte de los Ryddleturn, a pesar de que no eran mi familia sanguínea, pero yo me sentía como si lo fuera. -¿Con que soy la primera? Creo que eso es un punto a favor para mí- interrumpí. Pero tan pronto terminaba mis palabras, Andrew se acerco tanto a mi rostro, que mis pulsaciones subieron a mil por hora o eso lo que sentía. Llegué a sentir su respiración en mi piel, antes de que se hiciera a un lado y me hablará al oído como yo lo había hecho. Pero él fue más allá, y no me lo esperaba, pensaba que yo era la que iba delante de él, pero ciertamente él no se quedaría atrás. Cada vez me gustaba más aquella conversación.

 

Cuando el Delacour volvió a su sitio, bebí un gran sorbo de cerveza, que casi termino el vaso, solo quedo una pequeña línea del brebaje. Aquel acercamiento, hizo que me pusiera un tanto nerviosa, pero me daba mas ánimos de seguir con ello. Mientras el hombre me preguntaba, miré a todos lados a ver, y encontré lo que buscaba. Termine de escuchar al mago, y contesté, mirando nuevamente sus ojos. –Trabajar en el Ministerio de Magia, especialmente en el Departamento de Transporte, me encargo de instalar trasladores y las red flú. Es algo bastante entretenido, porque salgo a terreno a instalar todo, no es todo el día metida en la oficina como otros departamentos de ahí, que les llegan a salir raíces de tanto estar sentados- reí.

 

Me voltee a la barra, y le hice una seña al bartender para que se acercara. –Nos llevas los tragos allá, y lo mío me lo cambias por un mojito- e hice un gesto a una mesita. –Ven- tomé sutilmente el antebrazo derecho de Andrew, para luego bajar lentamente hacia su mano y tomársela. –Vamos- y lo dirigí a un sillón para dos que estaba en un rincón del local. No sabía con exactitud porque había hecho eso, solo lo hice. En ese momento, pensar no era lo que convenía, sino que más bien actuar, y era exactamente lo que hacía.

 

-Bueno, aquí estaremos más cómodos, y más privado. Espero no te moleste mi “atrevimiento”- aquella última palabra la había recalcado con mi voz, tratando de llamar su atención, aunque pensándolo bien, ya estábamos muy atentos el uno del otro. Los tragos habían llegado justo cuando yo terminaba mis palabras, por lo que tomé un poco del trago con la pajita que traía. Lo deje en la mesita, me giré hacía mi derecha para mirarlo de frente, apoye mi codo derecho en el respaldo del sillón y mi cabeza descansar en mi mano, cruzándome de piernas.

 

-¿Y tú qué haces a diario?- sabía que el mago era recién llegado, por lo que no tenía mucho que hacer en ottery. Pero había hecho aquella pregunta, para pasar más discreto lo que en realidad quería preguntar. –Aparte ¿tienes novia? Lo digo, para no tener problemas inesperados- la última frase la solté de forma lenta, para sonar interesante.

[Andrew J]

La música seguía a ritmos sincopados, subiendo y bajando el ritmo en los momentos más oportunos. Algunos atrevidos en la pista y otros en mesas más alejados del bullicio. Lestat ya se encontraba enfrascado en una conversación con otra bruja y Alba... bueno Alba seguía con sus ojos fijos en el aprendiz.

Andrew no podía sentirse más a gusto con aquella pelicastaña, que si bien apenas le venía conociendo era evidente que había una química entre ellos, una atracción. Lo que en realidad lo tenía especialmente sorprendido era aquella decisión que demostraba a cada palabra la bruja, no parecía temerle a nada. También parecía que ella no era inmune a sus provocaciones y mejor aún, parecía disfrutarlos.

Aquel primer acercamiento que había hecho no había sido más que una prueba... la cuál había pasado con nota más que satisfactoria.

Volvió a componer su mejor sonrisa, cuando ella, algo cohibida, explicaba en qué consistía su trabajo y finalizaba su bebida. El siguiente acto que realizó fue llamar al bartender y sin estar muy consciente de lo que sucedía, Alba lo guiaba de la mano a un lugar distante de la barra. Todo el trayecto el neutral sostuvo la mano de la bruja con firmeza, siguiendo obediente sus pasos hasta el rincón apartado. Aún con la delicada mano de la bruja entre la suya el Delacour tuvo que respirar profundo una vezo sino habría halado a la chica de su mano para atraerla hasta su pecho y besarla allí mismo. Pero no podía perder los estribos de aquella manera, no quería arruinar nada.

La Ryddleturn explicó que allí se estaría más cómodo y asintió ante la afirmación pues ahora se encontraban en un sofá mullido lejos de miradas curiosas. Cada vez le gustaba más la forma de pensar de aquella chica.

- Pues - comenzó sin saber en realidad por donde iniciar -por el momento solo me dedico a explorar - comentó en un tono innecesariamente enigmático, pues realmente solo se refería a que salía a la calle con intención de familiarizarse geográficamente y socializar si había oportunidad - en realidad espero a que de inicio la Academia - entonces hizo una mueca, aquella no le emocionaba mucho pues imaginaba que serían clases magistrales, largas, aburridas e inútiles - aunque no estoy emocionado al respecto - confesó encogiendo los hombros y sonrió pues ahora contestaría su segunda pregunta. - Me emociona más esa curiosidad tuya - entonces se reacomodó hasta quedar muy contiguo al cuerpo de la bruja - y me gustan los problemas - rozó con el índice el muslo de la pierna que tenía cruzada- y prefiero los inesperados - acomodó un mechón suelto detrás de su oreja - pero la respuesta es no. Nada de novia.

Después de todo la bruja no había tenido ningún reparo en hacer aquellas preguntas o de tomar alguna acción. Con sus actos el hombre solo le dejaba saber a la bruja su interés también, pero agregaría unas palabras por si existiera duda.

- ¿Acaso debo temer por algún mago poderoso que venga a reclamar su chica o me saldría con la mía si te rapto esta noche?

[Darla G Dumbledore]

Si su voluntad hubiera imperado sobre todos los presentes los hubiera hecho atravesarse en su camino para hacer más lenta la llegada al momento de conocer a su suegra. El impacto de los nervios y la ansiedad la estaba matando. Era ridículo, casi se sentía peor que antes de una redada o un asalto. Como fuere, la gente parecía atravesarse sin la necesidad de ella imperiarles.

 

--Todo bien --susurró consciente de que debía aflojar el aprete o terminaría rompiéndole los dedos a su amor. Sonrió, nerviosa, pero sonrió.

 

--Si mi amor --ronroneo más efecto del cálido aliento de Seba en su oído que de sus palabras mientras se acomodaba en el taburete donde él le había indicado, obserando hacia donde una joven ruja, muy joven para ser madre en verdad, trabajaba sirviendo bebidas.

 

Sin poderlo evitar miró a su alrededor, recordando que había mantenido una charla allí con Dumbledore, más lejos, en las mesas del fondo. También recordó que en una época otro Dumbledore trabajaba allí, aunque nunca había ido a verlo, bajó la mirada. Vaya cosas para traer a su mente en el momento en que su suegra le iba a ser presentada. Se obligó a desplegar su glamour y a ocultar todos sus recuerdos y su pasado tras una barrera de oclumancia.

 

Cuando Seba y Ariane estuvieron a su lado fue como que el tiempo se detenía, nadie alrededor parecía moverse, o así lo sentía ella, como si las únicas voces fueran la de su novio. Asintió mientras le tomaba la mano y clavaba su mirada en la violacea mirada de su sobrina. Sintió que el sonrojo podría cubrir sus mejillas pero no debería, no eran parientas de sangre, nunca lo habían sido, sino solo del corazón. Se puso de pie y se acercó más a Seba, sonrió a ambos sin apartar la mirada de Ariane mientras acariciaba la mano del hombre que había conquistado su corazón.

 

--Hola Ariane, ha pasado mucho tiempo --sonrió más mientras veía a su novio, consciente de la sorpresa que pudiera ser para él que conociera a su madre --Tienes un hijo encantador, debí imaginar que provenía de tan buena madre, es lo mejor que me ha pasado en mi no vida --agregó mientras volvía su mirada hacia su 'suegra' --gracias por él.

 

Se sentía rara, sabía que sus palabras eran incapaces de demostrar todo el amor que sentía por el hombre a su lado pero confiaba en que tras tantos años la bruja frente a ella la entendiera. En cuanto a Seba, ya tendrían tiempo, quizás en unos minutos, o más luego, cómodos en la cama, de charlar sobre lo que había sido su pasado junto a su madre. Sonrío más y abrazó por la cintura a su amor, sintiendo que a pesar de la sorpresa, la prueba de la suegra podía ser prueba superada. ¿O no? ¿Cómo vería su sobris realmente el hecho de que ella estuviese de novia con su hijo?

[Alba Ryddleturn]

Había sido la mejor opción irnos a aquel rinconcito del local. Ahí ya no estábamos en la mirada de todos, aunque sabía que todos estaban en los suyo. De igual manera, era mejor estar más en “privado”, era forma de dar rienda suelta a la imaginación de cada uno para seguir con todo adelante. Hacía tiempo que no conocía a un mago con tales características, creo que nunca. Eso era lo que me gustaba de él.

 

Esperaba expectante a la respuesta que saldría de la boca de Andrew. Como siempre escuchaba atenta cada palabra para no perderme nada. Cambiaba la mirada desde sus ojos avellanos a sus labios, que cada vez eran más tentadores. Pero eso tenía que esperar. Había que ir de apoco o eso era lo que se debía hacer en esos casos. Muchos pensamientos y emociones iban y venían.

 

Cuando el mago llegaba a la respuesta que quería escuchar, se acerco un poco más a mí, quedando solo a unos centímetros el uno del otro. Sentí aquel roce en mi pierna, que hizo cambiar mi mirada hacia abajo viendo el recorrido, para luego dirigirla nuevamente al Delacour. Reí mientras mordía mi labio inferior. Comencé desde el principio.

 

-Bueno, ante tus gestos, la academia no llena del todo tus expectativas, pero ya verás que es bien entretenida. Yo por lo menos lo pase bien- miré el techo recordando mis pasos por ella. Había sido una linda experiencia, que incluso había compartido a mi protector como profesor. Volví hacia sus pupilas, ladee un poco la cabeza. En un rápido movimiento, tomé su camisa atrayéndolo hacia mí, colocando mi varita en su yugular, mientras que nuestros rostros, quedaban tan cercas como lo había hecho él. El uno del otro podía sentir la respiración.

 

-Si yo quisiera te podría matar- dije suavemente. En cada palabra había un leve roce entre nuestros labios. –Es por esto que debes ir a la academia- y comencé a deslizar lentamente la varita por su cuerpo hasta llegar a su abdomen donde me detuve, y tal como apareció la hice desaparecer. Solté su camisa, y se la comencé a acomodar a como estaba antes e hice un pequeño esfuerzo en alejarlo de lo cerca que habíamos estado.

 

Volví a mi posición mientras sonreía. Esperaba que el mago no se asustará, y que tomara aquello como un juego al que estábamos ambos involucrados. No quería perder aquella conexión, si no que más bien, juntarnos más. –Con que te gustan los problemas inesperados. Si es así no te importaría si tuviera un mago poderoso como novio, si al final ya te estarías metiendo en ellos, si piensas en raptarme- hablaba mientras con mi pierna rozaba la suya.

 

-Y si me raptaras ¿A dónde me llevarías?- miré curiosa a Andrew. Quería saber exactamente hasta donde era capaz de llegar. Hasta el momento ninguno había pasado la línea roja, pero era solo cosa de minutos que alguno sucumbiera ante los encantos del otro. Yo hacía grandes esfuerzos por retener las emociones que sentía. –Y para que sepas, yo te puedo enseñar muchas cosas…-paré unos segundos en la frase mirando fijamente al mago- en duelo claro- bromee.

[Andrew J]

No había equivocación alguna, formaban parte de un juego… uno de seducción donde no cabía posibilidad de perder.

Sus gestos amenazaban con romper la concentración del americano. Cada vez era más sencillo observar en lugar de sus ojos, sus piernas cruzadas, sus hombros descubiertos, su cuello apenas visible entre mechones de cabello. Las palmas del Delacour estaban inquietas.

De improvisto, como todo con ella hasta ahora, sentía el punto específico presionarle con rudeza en su cuello. Él no dudaba que la bruja hablara en serio cuando afirmó que era capaz de matarlo pues no dudaba de sus habilidades mágicas y muy a pesar de la posición tan comprometida en la que se encontraba, él no temía por su vida. No, mucho más peligroso era el roce de los labios de la Ryddleturn contra los suyos, su respiración cálida en su rostro acelerando el pulso y respiración, despertando los sentidos.

 

Sonrió nuevamente cuando ella lo dejó nuevamente casi en su posición original sobre aquel sofá, aunque esta era una sonrisa de victoria. ¿Qué caso tenía resistirse más?

 

- No me importaría que me siguiera un ejército entero si el premio por meterme en problemas eres tú – el mago se había inclinado sobre la bruja, ésta vez sin ninguna duda. Su voz era aterciopelada, casi tan peligrosa como la varita que había apuntado ella.

 

La obligaba a retroceder un poco su torso mientras que el suyo quedaba sobre el de ella, la palma de una traviesa mano subía por el costado de su muslo, sin osar demasiado lejos, todavía. Le sonreía y miraba dispuesto a detenerse en cuanto ella hiciera algún gesto de rechazo pero aquel no llegó. Cuando la tuvo casi recostada depositó un beso en la base del cuello de la bruja mientras sostenía con firmeza su cintura un poco arqueada. Soltó una risita, dejando escapar aire cálido en su cuello, cuando ella afirmaba que podía enseñarle muchas cosas. El Delacour tampoco dudaba aquello

 

- ¿Crees que un captor revelaría su escondite? - preguntó con ironía y levantando el rostro para volverse a sumir en el verde de sus ojos - solo te puedo adelantar - alternaba sus palabras con diferentes besos suaves en distintas partes de su cuello - que no querrás volver. Y seguramente yo no querré salir de allí hasta haberlo aprendido todo de ti... - hizo una pausa también - de duelos, claro.