Calles del Callejón Knockturn

[justo]

Todas las veces que vengo a estas reuniones sigo el mismo ritual. Una vez disuelta y yendo cada uno por su lado yo me dirijo a las habitaciones que tengo reservado y me doy un baño reparador. Después del cual ceno y me retiro a la biblioteca a leer o consultar alguna obra. Lo mas normal es que acabe en el laboratorio haciendo alguna Pocion.

 

Por el dia lo paso en el jardín interior. Hay un cenador y un pequeño estanque. Me sirven la comida y después leo. A veces recibo alguna visita o atiendo peticiones. La casa engaña mucho, por fuera parece una casa mas, algo vieja por el paso del tiempo, pero por dentro es una residencia muy completa. De hecho, es la única que tiene un jardín en toda esta parte del Callejon.

 

La compramos junto con otra anexa, tiramos una y formamos el jardín interior. Esta situada al final de una placita muy discreta. A muy poca distancia hay una sede también muy discreta, la sede de la Sociedad de Amigos de las Pociones.

[Jank Dayne]

Seguir los besos es fácil. Lo difícil es resistirse.

 

Jank suelta sus caderas solo para despojarse de lo que sea que lleva puesto como camisa. La destroza en pedazos, y ni siquiera le hace falta usar magia. Repite el proceso con la indumentaria de ella. Se mentiría a sí mismo si tratara de convencerse de que está ausente de nervios, pero ni siquiera eso le impide continuar. Desea adueñarse del momento, de la circunstancia, y de su cuerpo. Cierra los ojos cuando lo vuelve a besar. Es tentado a saltarse los niveles, por supuesto. Pero solo debe resistir, pues sabe que la mayor satisfacción la encontrará cuando sea Arya la que lo pida. A gritos, si es necesario.

 

La sujeta de nuevo por las caderas, firme, y la eleva hasta que sus piernas quedan presas bajo sus hombros. La mira, la besa rápidamente, y se aparta. Vuelve a mirarla, inexpresivo, detallando cada parte de su rostro. La está escaneando, leyendo. Es cuando se percata que está en su mejor edad, viviendo su mejor momento físico. Se convence, al instante, de que todo el tiempo ha valido la pena. Que la experiencia que ambos han recolectado durante todos esos años los ha preparado para ese día, y con suerte, para los que vendrían.

 

Coloca a la chica sobre la misma piedra de jade donde estaba sentado. Hace más calor allí, no sabe bien por qué. Sujeta su rostro con ambas manos y, lentamente, desciende hasta su cuello para besarlo. También van despacio, pero son precisos, llenos de ganas. La vuelve a mirar, sin sonreír. Quiere asegurarse de que, a pesar de que sea un acto de ambos, ella se percate de que está bajo su control, al menos durante unos minutos. Rueda el pulgar hasta la parte izquierda de su labio, esperando que ella haga el resto, y se inclina para hablarle al oído. Aparta su cabello con gesto sutil, y lo peina tras la oreja. Está sudado como el resto de sus cuerpos.

 

- Ayer, de nadie. Hoy - respira hondo, agresivo, y hace chocar la parte baja de su pantalón, prensada, contra su abdomen, pues la roca ayuda que estén a ese nivel de altura - mía.

Editado 21 de Octubre del 2018 por Jank Dayne

[justo]

Porque esa es otra, todo el mundo da por sentado de que en este Callejon hay un monton de casas dedicadas a cosas oscuras. Pero en realidad es algo muy diferente. Hay sitios asi, por supuesto, pero también es la sede, discreta, de una serie de instituciones que se dedican a una doble labor.

 

Por un lado, realizan sus propias actividades como la ya citada Sociedad de Pociones, y también ejercen una discreta labor de vigilancia y recogida de información para la oficina de Aurores,

 

Todo eso se traduce en un gran caudal de conocimientos que hace que el Callejon Knocturn haya sido, en numerosas ocasiones, un buen lugar para saber que se cuece, de verdad, en el Mundo Magico.

 

Ademas, ya sabeis que Hagrid lo frecuenta para buscar cosas no muy corrientes ¿Y alguien va a sospechar del bueno de Hagrid?

[Arya Macnair]

El deseo le pulverizaba las entrañas, se removía inquieta entre sus brazos. Entonces no existía forma de ocultar que siempre lo hubo querido, desde el primer momento en que lo conoció; no sabría exactamente si fueron sus ojos, la confianza que éstos transmitían o sus manos cada vez que la tomaba con firmeza pero estaba segura que gran parte de su enamoramiento se debía al tono de su voz. Cuando Jank le hablaba anestesiaba su sistema nervioso, le observaba embelesada volver jirones su ropa y simplemente sonreía, complacida.

 

México le penetraba la piel con sus colores, el picante y su calor. Una pequeña gota de sudor cosquilleó el perfil de su rostro y fue a perderse entre su melena desordenada, no había movimiento alguno que no alterase sus emociones. Y él lo sabía, aunque nunca lo hubiese admitido la conocía, incluso cuando creía que había cambiaron completamente era capaz de leerla y prever su accionar, se aprovechaba de ello. Inestable como equilibrista sobre una cuerda floja se aferró a su cuello evadiendo la distancia, Dayne la sostenía como si su peso se redujera al de una pluma. Sentía que perdía la compostura que quizás en un principio lo atrajo, arañó intentando retenerla y la vio evaporarse entre sus dedos mientras éstos surcaban campos de trigo, hebras doradas.

 

Pero tuvo que hablarle, consciente de lo que provocaba. Las palabras fueron captadas por su sistema auditivo y rápidamente viajaron rumbo al colapso. Una onda expansiva hizo vibrar sus músculos, la encendió tan repentina como luces navideñas. Mordió el pulgar que vulneraba la comisura de sus labios recordando aquella absurda frase "No muerdas la mano de quien te da de comer" soltando una risita nerviosa que se sobre entendió a la situación. Podría haberse colmado de experiencia con los años pero bajo su sombra siempre se sentiría inexperta.

 

Hubiese querido decirle entonces que lo amaba pero prefirió expresarlo. Separando las piernas lentamente notó cómo sus caderas encajaban a la perfección, quiso aferrarse a él una vez más, enardecida arrugando el aire tras su espalda. El jade le quemaba los muslos y aquella mirada verdosa los pensamientos. Mordió sus labios descubriendo una sensación nunca antes experimentada; Jank había abierto la caja de Pandora en su interior, volvía a removerse inquieta más no había a donde huir, se encontraba acorralada y eso fue motivo suficiente.

 

Asintió a su afirmación, absorta en el vaivén de sus cuerpos. Podía oír la respiración del mago rozar su oído, pesada, tibia. Enloquecía, se perdía con cada latido de su corazón el cual amenazaba con partir en dos su esternón. La sangre bullía, el clima le obligaba a sudar. Aquel hombre desplegaba una galaxia completa en su imaginación, sobre sus cabezas el firmamento. No había dejado de besarlo en ningún momento, había respirado a través de él pero sintió la fría necesidad de separarse tan solo un instante, un segundo, un suspiro.

 

Fría porque la brisa se colaba entre ambos erizando su piel. Aun ardía. Lo miró, un nudo se formó en su garganta, si solo se trataba del hoy, si tan solo vivirían el momento que se les brindaba luego de años y ya no existiría un mañana prefería seguir su vida sin el peso de las palabras que con tanto recelo hubo guardado desde el incidente en El Atrio.

 

―Te amo― Susurró. Pegó la calidez de sus labios al oído del Demon Hunter dejando caer los brazos sobre su espalda, abrazándolo y recostando la mejilla derecha en su hombro, entregándose por completo.

 

@@Jank Dayne

[justo]

En la misma placita donde esta nuestra sede hay otras 3 asociaciones mas. La Sociedad de Amigos de las Pociones, la Asociación Nacional de Naipes Explosivos y los Coleccionistas compulsivos de cromos de ranas de chocolate (CCCRC). Las dos ultimas son asociaciones de chiflados. De chiflados inofensivos, huelga decirlo. Para que veais que los mas locos no andan sueltos por ahí, también se refugian en este callejón.

 

Pero no penséis que en el callejón hay asociaciones inofensivas, también hay locales donde se reúnen magos tenebrosos, porque aun los hay, algunos sobrevivieron a la guerra y no fueron encarcelados, bien porque no cometieron delitos de sangre o bien porque no les pillaron.

 

Dolores Umbridge intento huir y se refugio aquí. Pero fue descubierta y procesada. Cometio la increíble estupidez de pedir a Harry Potter que declarase, como testigo, en su favor. La respuesta de Harry aun es muy recordada, porque la dejo helada. Harry solo dijo mostrando las cicatrices de su mano derecha:

 

"Lo siento, profesora, pero no debo decir mentiras"

[Ellie Moody]

┊LAS PÁGINAS PERDIDAS

 

Cuando levanta los brazos, la puerta principal de El Trastero se abre como si hubiera sido pateada. Una fuerte brisa otoñal golpea de frente pequeña tienda de segunda mano, amenazando con hacer volar pergaminos y plumas; sin embargo, Ellie camina hacia el exterior. Siente el húmedo frío en el rostro, de modo que cierra los botones de su capa negra para mantener el calor. Aunque muchos negocios del Callejón Knockturn permanecen abiertos hasta muy altas horas de la noche, sus calles nunca están muy iluminadas, salvo por la luz pálida del sol y las estrellas... pero, esa noche, el cielo está nublado y por la electricidad en el aire, Ellie se atreve a suponer que se acerca una tormenta. Quizás lo más sensato sería regresar sobre sus pasos, pero no puede.

 

—¡Rhiannon! —a sus espaldas, la puerta se cierra y entonces las tinieblas de la noche la rodean. Con una rapidez que la sorprende incluso a ella misma, saca la varita del bolsillo de su túnica y con un golpe en el aire, enciende una pequeña luz en su extremo. La luz azulada ilumina la calle de guijarro y las paredes de ladrillos grises, y no tiene que observar mucho para darse cuenta de que la muchacha no está allí— Oh, Rhiannon...

 

Junto a ella, Nymeria maúlla. Ellie no se sobresalta. Si bien no tiene un vínculo especial con las criaturas en general, con la medio-kneazle es... diferente. No es su mascota, es su compañera. Por eso, es capaz de percibir algo especial en el maullido. Ellie baja la mirada y, tras divisar una forma extraña en el suelo, dirige la varita al objeto para iluminarlo.

 

Una página blanca, con escritura en tinta azul marino, yace en el suelo.

 

—Es mi culpa —susurra Ellie, mientras se agacha para recoger la hoja de papel. Con un poco de dificultad, recuerda la discusión. Es entendible que Rhiannon se alterara, pues es una adolescente en un momento difícil pero ¿qué excusa tiene, para justificar su actuar? Siente que sus ojos se humedecen de la vergüenza y la impotencia— Rompí su diario... Es que, yo sólo quería... —balbucea, como si intentara justificarse ante Nymeria.

 

«Sólo quería entender».

 

Entonces, las palabras de Rhiannon Kincade vuelven a sonar en su cabeza.

 

«No puedes. Ni siquiera eres capaz de imaginarlo. No me conoces... y nunca lo harás».

[justo]

Estoy en el jardín, leyendo y meditando un texto sobre filosofía cuando me anuncian un visitante inesperado. Me levanto de mi asiento y lo veo venir, una ancha sonrisa se dibuja en mi rostro, es uno de mis mejores amigos.

 

- Te va a parecer una tontería pero...nunca había estado aquí.

 

- Siempre hay una primera vez.

 

- Siempre, pero es que no suelo venir por esta zona.

 

- ¿Has tenido algún problema?

 

- Pues no, pase junto a Borgin & Burke y había cierta animación, pero me arrebuje en mi capa y pase desapercibido.

 

- ¿Temias que te reconocieran?

 

- Algo asi. Ya sabes que mi padre era mortifago.

 

- De eso hace mucho tiempo.

 

- Mucho, pero prefiero no correr riesgos.

 

Le abrace con mucho entusiasmo. Es curioso, le tengo un cariño especial. Es como un hermano para mi.

[Leslie Ashryver PB]

Los recuerdos de su niñes estaban muy latentes cuando entro por el callejon que le daba la bienvenida a la calle Knockturn, la ultima vez que piso ese lugar fue cuando estaba en el Instituto Durmstrang a sus catorce años.

 

La magia oscura había sido muy practicada por quién creía que había sido su madre Jay Myrddin, la morena le había enseñado mucho y el Instituto igual hasta que cumplió quince y la anotaron en Hogwarts, sus padres desaparecieron y aquél cambió Laimi Delacour creyó que lograría erradicar esa parte suya. Con los años y lejos de todo eso, Alessandra enterró su pasado con aquél callejón.

 

- No debería de estar por acá- se regaño mordiendose los labios con nerviosismo.

 

Se suponía que cómo fiscal del Control de Comercio no debería estar ahí, claramente nadie la reconocía gracias a que no era ella, con su Metamorfomagia cambió su cabello a uno negro con rulos y largo hasta la mitad de su espalda, su piel era unos tonos más oscuro dándole un color aceitunado y sus ojos eran de un marrón oscuro. Era la forma más segura de poder conseguir ciertos ingredientes para una poción.

 

Mientras caminaba una hoja fue a dar contra su cara por el viento que había, la letra era clara escrita con tinta azul y muy prolija pero no era algo que se entendía gracias a que algunas partes estaban en otro idioma, francés no era porque ella era de ahí y el italiano lo entendía muy poco pero tampoco era.

 

Frete suyo había otras hojas con la misma letra volando a causa del viento. Curiosa comenzó a seguir los papeles cuándo pasó por un local con la puerta abierta.

 

-Eileen!?- llamó cuándo se detuvo reconociendo a la Moody de esa vez en el control de comercio.

 

En ese instante se arrepintió de haber hablado, nadie sabía que podía cambiar su aspecto y era claro que no la reconocería, esperaba que la varita en su mano no la usará contra suyo por un mal entendido.

 

-¿Ocurre algo? - le preguntó al ver la misma página que tenía ella en su mano.

[Ellie Moody]

Meses atrás, cuando Ellie anunció que inauguraría su taller y tienda de segunda mano en el Callejón Knockturn, Richard y Mel no disimularon sus reacciones: los ojos del ladrón de cuerpos brillaban, seguramente pensando cómo sacar provecho de la situación, mientras que su prima parecía preocupada. Y cada vez que habla de su negocio y revela dónde está ubicado, es igual. Ella sabe muy bien que ese lugar es peligroso para algunos, aunque lo cierto es que ella nunca se sintió amenazada. Sin embargo, ella es una bruja adulta y Rhiannon Kincade acaba de cumplir la mayoría de edad y tiene la apariencia de una criatura indefensa; hasta donde sabe, podría estar en grave peligro.

 

—Tengo que ayudarla —murmura.

 

Ellie baja la mirada, como si esperara la aprobación de Nymeria, pero la medio-Kneazle permanece en silencio, simplemente observándola.

 

—¿Qué? —pregunta, frunciendo el ceño— Bueno... —suspira luego de unos momentos, cruzando los brazos sobre su pecho— Claro, me siento mal por lo que pasó —murmura. A veces, Ellie puede ser muy empática; sin embargo, cuando se ciega por sus ambiciones, está segura de que se convierte en la peor persona sobre la faz de la tierra. No tuvo que haber sido tan brusca con Rhiannon para que se abriera con ella, mucho menos intentar leer su diario e intentar leerla a ella.

 

«No es la magia, blanca o negra, lo que corrompe —es algo que piensa a menudo—. Es el poder... el abuso del poder». Luego de tantos años, es ahora, al haber dominado la legeremancia y ser capaz de usarla a su favor, que de verdad comprende cómo el poder daña. A la vez, sin embargo, es más difícil controlarse.

 

—Sólo quiero asegurarme de que tenga un lugar a donde ir. Logré... ehm, percibir, lo sola que está.

 

Nymeria maúlla y Ellie se pregunta si podría ser capaz de rastrear a Rhiannon, pero entonces un grito hace que vuelva el rostro. Por un segundo, tiene la esperanza de que sea la muchacha, pero no. En realidad, no sabe quién es. Por inercia, no puede evitarlo, observa sus ojos. Luego de un instante aparta la mirada, pero ése breve momento fue suficiente para extraer un pensamiento superficial.

 

—¿Alessandra? —suelta, casi sin pensarlo, pero se da cuenta que no es lo mejor. Es Alessandra, lo sabe, pero aquella no es su apariencia. Y no quiere seguir averiguando lo que pasa, a no ser que la bruja quiera hablar con ella— Oh... sólo...

 

Lo cierto es que lo primero en lo que piensa, es en una forma de escabullirse. Sin embargo, Nymeria vuelve a maullar y entonces Ellie ve lo que se supone que tiene que ver.

 

—¿Dónde encontraste eso? —pregunta— ¿Esas hojas? Yo... bueno... las estoy reuiniendo —dice, levantando la que tiene en la mano.

[justo]

- Hay veces que me preocupa mi matrimonio con Dap, tengo la sensación de que ella me lleva ventaja en todo momento.

 

- Ah, ¿con que ya te has dado cuenta? Las mujeres son mas listas de lo que crees, cuando tu vas a un sitio ellas ya están de vuelta y sentadas.

 

- Pues deberían escribir un libro sobre el tema.

 

- Eso mismo dijo Ron una vez, y Hermione se troncho de risa al saberlo.

 

- ¿Sabes? Nunca he entendido como esa pareja funciona.

 

- Pues porque son un par de neuróticos. Ron siempre esta intentando demostrar que vale y Hermione siempre esta intentando controlarlo todo.

 

- Pues mi cuñada se lo pasa bomba con su marido.

 

- Porque es muy lista. Siempre quiso casarse con el.

 

- Pues no me explico como no se dio cuenta el.

 

- Porque os parecéis mucho, ambos estais en las nubes.

 

- Si, será eso.

 

Nos echamos a reir, la verdad es que el tema era bastante gracioso. Aunque como dijo el mas tarde, no le veía la gracia a la cosa.