Floristería Las Tres Hermanas (MM B: 78830)

[Emilia Malraux]

Tiempo, era lo que muchas veces le faltaba aun cuando la eternidad se abría ante ella y la recibía con los brazos abiertos. Allí sentada en su sofá rodeada de un sinfín de apuntes se encontraba la pelirroja que buscaba más respuestas sobre el incidente del que hacía poco fue víctima.

 

Sus labios estaban fruncidos en una fina línea y las venas de su cuello se marcaban por la presión que ejercía sobre los mismos, gruño de frustración, dejándose caer de lado sobre el reposadero del sofá cual niña malcriada que no obtiene lo que quiere. Estaba agotada y las respuestas que encontraba no eran lo suficientemente grandes para terminar de cerrar el extraño misterio que la había envuelto.

 

Por ese día ya no quería saber nada más, sus ojos se encontraron con su ventanal quedando perdida por el amanecer; se había dicho a si misma que solo leería un par de horas pero había terminado por pasar en vela la noche… otra vez. Observaba como aquellos rayos naranjas empezaban a entrar iluminando el piso de su habitación perdida en su mente que pensaba en todo y a la vez en nada cuando escuchó la voz de Athos cerca de ella.

 

- Mi niña a llegado una lechuza de la Evans para usted- Observo al pequeño elfo de ojos azules, siempre había sido paternal con ella y a su vez ella le debía tantas cosas, que por más que los extraños lo trataran como un elfo más para ella Athos era parte de su familia, su amigo y confidente desde hacía demasiados años. Sus zafiros eran dos platos cuando escucho el nombre de la familia, y con solo observas el pequeño sobre sabía a quién pertenecía.

 

- Gracias Athos, hoy no creo este en casa ¿Por qué no te tomas el día? Podrías quedarte aquí y seguir leyendo ese libro que tanto te gusta- Rio de buena gana al observar como los ojos del elfo se abrían como platos para luego fulminarla con una sonrisa en los labios. Athos era demasiado perfeccionista y prefería buscar oficio antes de permanecer todo un día tranquilo.

 

Tomó el sobre observándolo con nostalgia y ese sentimiento de añoranza, cuando se fue no solo dejo a su familia atrás, todas esas personas importantes que iluminaban su mundo, también se había quedado relegadas al olvido en su intento infantil de alejarse de todo aquello que la hería. Destapó el sobre y lo leyó con una sonrisa en los labios.

 

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El callejón siempre se le había antojado un lugar maravilloso para reencuentros y eso era lo que estaba a punto de ocurrir, sus pasos repiqueteaban en las calles adoquinadas mientras buscaba entre vitrinas aquella tienda donde Kutsy la había citado. Muchas lunas habían pasado desde la última vez que ambas brujas se vieron; pero de igual manera aun cuando el tiempo pasara las cosas entre ellas siempre fluían como si no fueran victimas del odioso tic tac que acompañaba el mundo.

 

No era difícil encontrarla entre la gente, aquella larga melena negra ondeaba rebelde recostada en la pared de la floristería donde ambas pasarían la tarde. - ¡Kut!- Una sonrisa curvo sus labios cuando estuvo parada frente a la Evans, para acto seguido dejar dos besos en sus mejillas.

 

- ¡Cuánto tiempo! Vieja amiga- sonrió

 

 

 

 

 

 

 

 

@@Kutsy Stroud Lenteric

[Lisette Ryddleturn]

La rubia había suspirado con algo de forma de calmarse después de menudo espectaculo que había estado brindado y la presencia de la otra bruja, había sido suficiente para hacerle pegar un salto y acomodarse mejor; eso de andar haciendo amenazas delante del resto de su familia no iba con ella

-Lamento que hayas tenido que ver eso -dijo a la chica que había llegado, dandole una sonrisa que no pensaba compartir con su novia que desde su perspectiva, no lucia demasiado arrepentida- es solo que cierta Snape a veces se olvida de los buenos protocolos de comportamiento...

Dijo entornando los ojos para luego, bajar un poco los parpados y señalar con un movimiento suave d esu mano a Ashley

-Al menos ella intenta recordarselos a cada rato...

Musitó por lo bajo y volvió a negar con la cabeza, mirando de forma reprensiva a la vampiro para luego, sonreírle a la otra recién llegada

-Podemos ayudarte en al...?

Había dicho nuevamente cuando la puerta se movió y entró una bruja que parecía que no estaba precisamente interesada en las flores y los arreglos... y menos cuando un rato después, la siguió otra con la que se saludó como si fuesen viejas amigas: era obvio que habían elegido la floreria para un reencuentro

-Andando- susurró a las chicas de su familia y señaló el cuartito posterior para que les dieran su privacidad a las recién llegadas visitantes del local

[Kutsy Stroud Lenteric]

El tiempo continuó su curso, y los segundos se transforman en minutos. Miré en dirección al establecimiento contiguo y sin esperarlo, la dulce pelirroja que conociera años atrás, Emilia, estaba ahí saludándome. Regresé el abrazo con todo el cariño posible y respondí a su sonrisa con una igual –lo sé, ha pasado bastante tiempo desde que nos viéramos –declaré cogiendo su brazo para llevarla conmigo dentro de la floristería.

 

Años atrás había acudido a ese mismo sitio con una compañía muy diferente, pero igual de especial, de alguna manera estar ahí era como verme a mí. Como esa pequeña bruja que no sabía ni donde estaba parada, ahora tiempo después me sorprendía de los grandes sucesos por los que había cruzado y seguía viva, abrazándola, disfrutando y meditando sobre lo que vendría más adelante.

 

–Me enteré hace unos días que habías vuelto –añadí cuando frente a nosotras se desplegaban un sinfín de pasillos, donde esperaban por nosotras una variedad extensa de flores, arbustos y cactáceas –no sabía si podrías acompañarme o si podríamos vernos –continué diciendo mientras me adentraba a aquel pasillo donde el aroma de las gardenias me llamaba con insistencia –pero me alegra bastante que estés aquí, pero cuéntame ¿qué has hecho? ¿A dónde has ido? Y claro… –guarde silencio cuando tomé entre las manos un pequeño ramillete de gardenias azules y las olía –son mis flores preferidas.

 

@@Emilia Malraux

[Ashley Peverell]

Los ojos enormes y castaños de la Peverell se habían abierto como si hubiese sido encandilada repentinamente con los faros de un coche y es que no se había esperado esa sorpresa por parte de su cuñada o futura cuñada que con una de esas sonrisas que siempre ponía como si con eso fuese a convencer a cualquier otra persona de moverse, les indicaba a todas que se fuesen a la parte posterior del negocio para respetar la charla amena que estaban teniendo las últimas dos hechiceras que habían llegado y no precisamente para hacer las compras del día de los muertos que celebraban algunos países y que personalmente le gustaban por el colorido de las tradiciones.

-Muy bien, me parece una decisión más que acertada de tu parte.

Le comentó a la otra bruja que con una delicadeza que le hacía preguntarse como diablos era que había terminado enamorandose de su hermana que la sentía tan bruta como un toro suelto en una cristalería de vasos finos, pero solo movió la cabeza y retrocedió esperando ser silenciosa y discreta para seguir a las otras hasta la parte trasera donde la humedad y las plantas daban un perfume muy característico que la hacía sentirse en un enorme jardín.

-Algo bueno es que aquí adentro los fríos de los nuevos climas no las están dañando como en otras partes, a mí me preocupan mis jardines.

Comentó dejando salir un suspiro ligero como las brisas mientras veía a las otras chicas.

[Hayame Snape Potter Black]

Después de todas las amenazas, la vampiro había emitido un gruñido para luego encogerse de hombros por lo que su novia había hecho con su zapato pero eso no evitó que le diera una mirada desconfiada al resto de su ropa; quien supiera y estuviese escondiendo algo debajo de las faldas para atacarla cuando estuviera más distraida, como las madres ¬¬

La llegada de un par de brujas nuevas llamó su atención pero antes de dar ningún saludo, la Ryddleturn había hecho lo propio y la había dejado boqueando como pescado fuera del agua.

Rodó los ojos.

Ni hablar, estaba destinada a ser callada por el resto de su familia cuando mostraba descontento por alguna situación pero bueno, suponía que también tenía que ser cosa del destino o alguna pavada de esas; y cuando le habían hecho la seña para que se retirase de una buena vez había negado un par de veces con la cabeza.

-No me imagino la cara que pondría Amya de ver como hemos dejado la floristería

Suspiró y se rascó la nuca un par de veces para luego hacer caso y encaminarse hacia la parte posterior, dandole una mirada a Xell

-Puedes creertelo?... ahora ellas son mis jefas -se rió brevemente alzando la mirada

[Lisette Ryddleturn]

Lisette había suspirado imitando en el gesto a su novia pero con una expresión que pretendía ser de paciencia, terminando por sonreír y colocarse las manos por delante del cuerpo, solo deteniéndose un momento para voltear a ver a las mujeres que se habían reunido en el negocio con un gesto amable

-Estaremos en la trastienda, por favor, cualquier necesidad que tengan o lo que quieran llamarnos, háganoslo saber por favor

Pidió inclinando suavemente la cabeza una vez para luego, volver a caminar siguiendo a la familia pero antes de nada más, sacó la varita y la agitó un par de veces

Una tetera con dos tazas y una bandeja de pastelillos salieron volando para flotar cerca de las brujas y finalmente la Ryddleturn se fué.

-Bueno... el clima ha estado muy cambiante últimamente así que es normal que te preocupe en alguna forma- aseguró la chica de colas rizadas hacia los lados, mirando a su cuñada- pero es normal puesto que ya es invierno y sabes que las flores y las plantas que no están acostumbradas, son bastante delicadas

Añadió colocándose la yema de los dedos cerca de la boca con preocupación

-Tal vez si les hicieras mini-invernaderos con bolsas de plástico muggles...

[Ashley Peverell]

La chiquilla de expresión normalmente tierna frunció la expresión de repente y la luz que por lo general se reflejaba en su piel de porcelana angelical repentinamente pareció oscurecer con la perspectiva de cada palabra y sílaba escapadas de la boca de la otra hechicera.

-¿Y no querrás también que les regale mi varita a los muggles?

Preguntó con un aire casi ofendido pero entonces dejó salir un delicado vaho plateado de sus labios al inspirar con suavidad de manera que imitaba los gestos de las mayores y cerraba los ojos como si con ello estuviera convocando a la calma que aquellas funciones en su cuerpo extendían al dejar que el oxígeno llegara adecuadamente a sus pulmones.

A ella en verdad le gustaban los muggles y siempre quería ayudarlos porque era parte de su educación y parte de quien era, parte de lo que la luz inspiraba para aquellos todos seres de la naturaleza que no poseían la energía natural de una magia que corría por las venas de quienes la poseían para expanderla alrededor.

Era como que su misión en el mundo la de proteger a los otros porque estos no podían hacerlo.

Pobrecitos.

-Pero bueno, supongo que también podríamos pensar en invernaderos mágicos, ¿no tenías de esos en Westown?

Le preguntó a la chica de ojos celestes claros que había comentado acerca de esa rareza de poner bolsas de compras por encima de sus propias plantas, no se imaginaba todo su jardín cubierto en totalidad por plásticos que eran contaminantes para el medio ambiente, peor que fuera la Ryddleturn la que lo sugiriera.

[Lisette Ryddleturn]

-Oh!

Lisette abrió mucho los ojos y se colocó uno de los dedos sobre las mejillas al tiempo que levantaba la mirada dándose un aire pensativo por las palabras que le había dedicado su futura cuñada.

-Pues sí, teníamos invernaderos en Westown en especial para las épocas de invierno porque suelen ser bastante duras en especial cuando se vienen las ventiscas y las tormentas sorpresivas- explicó aún con el reflejo de lo que recordaba en sus gestos- Hayame solía tener una especie de sótano gigante en sus terrenos, nose si has visto ese tipo de cosas...

Explicó luego mirando a los ojos de la otra bruja con calma

-Son como una especie de bodegas bajo tierra que suelen estar frescas en verano y calidas en invierno- explico a la rubia- dependiendo de lo que hagas pueden ser pequeñas o grandes y la gente a veces pone quesos a curar en su interior, deja yerbas y otras cosas para que se conserven de manera adecuada

Siguió diciendo mientras que movia una mano que daba pie dentro de su explicación

[Hayame Snape Potter Black]

Hayame resopló y se cruzó de brazos después de saltar y acomodarse por encima de una de las mesas cubiertas de tierra abonada y restos de macetas y listones, ya que en esta preparaban aquellas que habían sido vendidas o las que eran expuestas para exhibición y venta inmediata

-Basicamente es como tener una casa de tierra... o tres casas muy, muy grandes por debajo de la tierra

Explicó Hayame moviendo una mano en ademán a lo que decía

-En mi caso, pues serían esas tres casas super grandes pero en lugar de dedicarme a curar quesos (que me suena a tener un montón de quesos con vendas y ya se que no es eso) o a mantener carnes y conservas, lo que hago es preparar las tierras de los tres sitios y un vez listo el terreno en sus correspondientes separaciones, entonces me pongo a sembrar y a hacer crecer cosechas ahí

Dijo

-O bueno, eso era o que hacía cuando vivía en aquel sitio -añadió comenzando a rascarse la barbilla de forma pensativa- y debo de decir que las cosechas crecían más que bien en ese lugar...

[Lisette Ryddleturn]

-Bueno, pero eso es porque teníamos las rocas solares...

Dijo la chica rubia sonriendole con cariño a su novia que parecía que ya se había puesto cómoda sobre una de las mesas sin fijarse en si terminaba con la ropa toda sucia; Lisette se rió cerrando los ojos y colocándose los dedos de una mano por delante de los labios para después, bajar las dos por delante y cruzarlas sobre el delantal mirando al resto de las chicas con animos y cariño.

-En las minas de nuestros pueblos se dan muchas rocas preciosas y algunas de ellas tienen diversas propiedades mágicas -dijo la rubia con seguridad- estas pueden dar diferentes tipos de luz y calor según sea su color por lo que los magos antiguos descubrieron que con facilidad podían replicar las condiciones ambientales según cada época del año y por lo tanto, mantener sus cosechas de forma continua sin perder las temporadas de alimento

Explicó y movió una mano antes de volverla a descansar con la otra