►—Castillo Crowley—◄ (MM B: 96477)

[Claudia Crowley]

Claudia no difería mucho entre un ser sin vida y lo que era ahora. Sus orbes negros no tenían un punto fijo, solo se encontraban ahí, mirando a la nada. Su mente yacía completamente en blanco, como si todo recuerdo hubiese sido borrado de ella o como si su alma hubiese decidido abandonar aquella cobertura que era su cuerpo. Si alguno la hubiera visto así, lo único que corroboraría que aún vivía, era el temblor de sus labios y el sollozo que escapaba de ellos.

La pelinegra parpadeó.

Apretó la pequeña mano arrugada de Arthur entre la suya y mecánicamente se levantó, mirando tras de sí las manchas de sangre que, de una forma armónica y extraña, formaban un diminuto camino que se adentraba en la habitación del Patriarca Crowley. Viéndose obligada a apartar su mirada de aquello, aunque no por el hecho de no soportar la escena que se dibujaba en su cabeza, sino porque el elfo personal de León la conducía hacia la sala principal del castillo. Bajó lentamente, sintiendo como sus fuerzas escapaban.

—Hades, ven conmigo—susurró mientras posaba sus pies en el último escalón.

Ambos, Claudia y León, nunca habían tenido una relación típica de hermana y hermano. Solo por casualidades, se lograban encontrar en las inmensidades del Castillo. Ninguno sabia de las actividades del otro, y pocas veces habían llegado a tener una verdadera conversación. Pero para la Italiana, no era necesario aquello, le bastaba con saber que él se encontraba bien, con que todos los de su familia lo estuviesen. Aunque no lo demostraba, realmente le importaban y ahora, más que nunca se iba a encargar por protegerlos.

—Mi señora, Hades vino a cuidarla—el diminuto elfo se colocó a su lado, sonriendo de oreja a oreja. Claudia simplemente asintió.

Solo hasta aquel momento sus ojos se fijaron en los rostros desconocidos que se encontraban ahí. ¿El Profeta? ¿Aquello era una broma? Siempre se había mostrado contraria a aquel diario y a la gente que trabaja para él. Le sorprendió en lo rápido que enviaban a sus reporteros, sin siquiera preguntarse si eran realmente necesarios.

—¿Lestrange? ¿Dijo Sol Lestrange?—se dirigió a Hades, hablando por lo bajo a lo cual él le respondió de forma afirmativa.

Había escuchado tiempo atrás aquel nombre, no recordaba de donde, pero quien lo había pronunciado le aseguró que era alguien en quien confiar. <<Claro que soy su hermana, pero eso no implica que sepa todos los movimientos y vaivenes de León>> pensó irritada antes las palabras de Maylis. Su usual humor parecía volver, combinándose con los sentimientos y sensaciones que estaban surgían en su interior. Unos sentimientos y sensaciones que se volverían torbellino al leer las palabras ensangrentadas que adornaban la blanca sabana.

—¿Qué es esta sucediendo?—musitó con angustia.

Sus oscuros ojos se tornaron ambarinos. Hades la miró con incredulidad e inmediatamente Claudia supo que todos ahí corrían peligro. Desde la mujer de apellido Rowle hasta los propios elfos. Cada palabra era tan perturbadora y misteriosa, pero solo dos llegaron a adentrarse y alterar mucho más a la vampiresa. Sacudió su cabeza, como una niña malcriada que no desea recibir nada, intentando ignorar la pregunta de la Black Lestrange ¿Qué significaban? Demasiado. Algunas de ellas eran parte del legado Crowley y toda su historia.

Sin embargo, a pesar de su lucha interna, les diría lo que sabía y lo poco que deducía. Se acercó a León Jr, tomando su mano derecha entre la suya y apretándola contra sí. El silencio se hizo reinar, mientras la Matriarca Crowley escogía una a una las palabras con las que se dirigiría a ellos. Obligándose a pensar fría y racionalmente.

Con voz tensa, pero segura, empezó a hablar.

—Cuando mi camino, el de Andrés y el de León, decidieron cruzarse, me comencé a preguntar sobre el pasado de nuestra familia. Ninguno de los tres sabia, o sabe, a ciencia cierta sobre lo que pasó hace siglos atrás en Rumania, donde nuestros antepasados fueron casi exterminados—se detuvo, fijando sus ojos en Arthur y asintió—.Y como dices, Arthur, te confirmó que tiene que ver mucho con este.

—Para ustedes, los nombres Macalister y Alessandra no significan nada, no son más que letras escritas al azar por un hombre moribundo, pero para mí son algo más que eso—cerró sus ojos, borrando de su mente las imágenes crueles que pasaban por ella, mordiendo su labio inferior y aferrándose con más fuerza a la mano de León Jr. —. Hace más de cuatro siglos atrás, en los Bosques de Iliria en Italia, los pocos Crowleys que quedaron vivos luego de la cruel matanza en Rumania, decidieron emprender el levantamiento de nuestro noble apellido. De nuevo, la familia comenzó a tener auge y poder, renaciendo de las cenizas como el Fénix. Pero, repitiéndose de nuevo la historia, también fueron asesinados cada uno de ello, sin la menor piedad. La reina, Alessandra, fue violada y torturada frente a su propio esposo, el rey Macalister. El cual, sufrió igual o más que ella, destrozándolo y dándoselo a comer a sus propios perros de casería

Claudia susurraba las últimas palabras. Sus orbes volvieron a perderse en sus recuerdos y su mirada se tornó melancólica.

—¿Quiénes los mataron? No se supo, se marcharon del castillo sin dejar rastro. Quemando todo a su paso, borrando el apellido Crowley de la faz de la tierra o eso pensaron ellos. Quisieron los dioses que una sirviente lograra encontrar, antes que ellos, a la pequeña hija de los reyes y colocarla a salvo dentro del bosque, aunque por ello también perdería su vida.

La joven bruja los miró uno a uno, preguntándose que pensaban.

—Mi segundo nombre es Alessandra... como mi madre.

Soltó la mano de León Jr., y con sus dedos indicó a la Lestrange que se acercara a ella.

Editado 9 de Octubre del 2013 por Claudia Rambaldi Crowley

[Sol Lestrange Black]

La historia que salía de los labios de aquella joven bruja era más que trágica y desgarradora, mientras ella continuaba intentando darnos una explicación para aquella sabana por demás terrofica, mi corazón se estrujaba pensando en todo aquello por lo que había pasado su familia. Suspire tristemente imaginando los horrores que pasarían por su mente, admirando el valor y el temple que tenía para contarnos aquello.

 

Su mirada se tornaba cada vez más perdida, podía casi sentir su dolor, y ahora debía añadirle que su hermano estaba postrado en una cama en peligro de muerte. Aquella sola imagen me provoco un escalofrío, negué con la cabeza alejando aquel pensamiento. León no podía morir así, no podía. Mi ansiedad y nerviosismo iban en aumento. Necesitaba hacer algo pronto.

 

Para mi sorpresa, su mirada se posó en mí, nos miramos un segundo antes de que me hiciera una seña para acercarme. No lo pensé dos veces, me acerque inmediatamente y antes que pudiera decir más nada, de forma espontánea y clásica en mi le di un abrazo, como si la conociera y sintiera que eso era justo lo que necesitaba.

 

- Siento mucho todo lo que está pasando… cualquier cosa que necesites tú y tu familia por favor cuenta conmigo, lo que sea, haré cualquier cosa por que puedas recuperar a tu hermano entero. – Una lagrima cristalina resbalo por mi pálida mejilla, no me moleste en disimularla.

Editado 9 de Octubre del 2013 por Sol Lestrange Black R

[Rory Despard]

La incomodidad podía percibirse en el ambiente. Al menos me dejaba claro que la Matriarca estaba lejos de querer aceptarme, ya ni siquiera considerarme parte de su familia. Tras los saludos, preferí levantarme y subir a mi habitación. No me encontraba de ánimos para ninguna clase de enfrentamiento.

 

En cuanto alcancé mi cuarto cerré con llave la puerta. No quería ser molestada. Sin embargo, una explosión proveniente del jardín captó mi atención. Desde la ventana, observé que se trataba de un enfrentamiento de mortífagos y fenixianos.

 

<<Pero qué demonios>>

 

Cogí la varita lo más rápido que pude, rogando porque nadie de la familia estuviera involucrado, ya que no agradaba la idea de ponerme en una disyuntiva con la que en otras ocasiones, no había podido lidiar. Sin embargo, para cuando alcancé la sala, todo aquello había terminado, y extrañamente la mayoría tenía un rostro lúgubre.

 

¿Habían decidido reunirse? Casi todos los miembros de la familia, e incluso personas ajenas a ella estaban reunidas, todos con una cara de preocupación que supuse se debía al reciente ataque. La única ausente era Claudia ¿dónde podía haberse metido? por unos momentos tuve el temor de que hubiera sido ella la persona que mortífagos o fenixianos hubieran querido llevarse, pero justo cuando estaba por abrir la boca y preguntar aquello, vi a la matriarca descender por las escaleras, con un semblante tan terriblemente desencajado, que por primera vez sentí que estaba viéndola más allá de su usual coraza.

 

El elfo que le acompañaba fue el primero en hablar, y sus palabras me dejaron en shock ¿León a punto de morir? ¿cómo era eso posible? contemplé a los demás como esperando que todo fuera una broma o un mal sueño, pero la consternación que se dibujaba en sus rostros me hizo caer en cuenta que todo era asquerosamente real.

 

De pronto sentí las piernas tan enclenques que solo atiné a sentarme en el mueble que tenía al costado. Lo cual resultó acertado puesto que apenas pude contener las arcadas al contemplar la ensangrentada sábana, portadora de un críptico mensaje, que al menos para mí tampoco tenía sentido alguno.

 

Concluido el relato del elfo, la siguiente sorpresa de la noche fue ver entrar a Sol, mi compañera de bando, y mi profesora en Generales hace ya muchos años. Lucía nerviosa pero totalmente decidida a ver a León, y en sus palabras percibí tal dolor que mi natural optimismo pareció desaparecer y dejar solo paso a una profunda tristeza.

 

Los demás presentes comenzaron a hablar, cada uno tratando de aportar algo que pudiera impedir que se dieran más ataques de ese tipo; incluso una reportera de El Profeta, que ni siquiera entendía en qué momento se había venido a enterar de la situación lo hizo. Sin embargo yo permanecía en silencio. Todavía quería escuchar a Claudia, quien con la vista perdida seguía sin decir cosa alguna. Hasta que tomando la mano del otro León ¿el que todavía vivía? por fin comenzó a contar, con franqueza, melancolía y añoranza la historia de los Crowley que yo no conocía.

 

Sangre, muerte, odios, venganzas y ella... la heredera de ese cruel legado.

 

- Recuerda que somos una familia, contigo estaremos y te apoyaremos, pase lo que pase- alcancé a decir desde mi asiento mientras veía a la matriarca fundirse en un abrazo con Sol.

[Fokker]

Fokker Cygnus

No recibió una respuesta inmediata al llamado que hizo a los elfos, pero escucho pasos. No tardo en aparecer la figura de Claudia y de dos elfos, el elfo de su padre Arthur, y Hades. No dijo nada, porque fue suficiente ver el rostro de ambos personajes para entender que su padre estaba herido. No dijo nada y solo se quedo de pie, escuchando cada palabra con atención.

Si estaba preocupado o asustado, no lo demostró porque su expresión no cambio ni un ápice. Cuando el elfo mostró la cuchilla en sus manos, el pelinegro la observo detenidamente. No tuvo que terminar de escuchar al elfo para llegar a la conclusión de que el o los atacantes de su padre habían utilizado magia. Era imposible creer que un demonio como su padre pudiera caer fácilmente.

Que su padre haya salido de Holanda para hacer un viaje más, significaba que fue en busca de alguien o algo. Tenia muchas ideas para tratar de entender el motivo de aquel viaje, aunque la idea de una una trampa bien preparada para eliminar a su padre sin que pudiera dar aviso a nadie, era la hipótesis a la que mas se inclinaba. Camino por el salón, y observo a Sol que había llegado, aunque no supo en que momento y si había escuchado del todo al elfo. El elfo desapareció un instante y volvió de inmediato con una sabana blanca manchada de sangre. Pero cuando la extendió todos los presentes pudieron observar un mensaje escrito con sangre.

<<Peligro... para todos>> fue lo que entendió inmediatamente y ahora Fokker entendía porque Arthur estaba tan afligido, temía por ellos, aunque el muchacho en ese momento no tuviera temor, ni preocupación, solo comenzaba a sentir odio a quien se atrevió a atacar a cobardemente a su padre.

El joven demonio camino en dirección a las escaleras y tomo asiento en el segundo escalón, no se fijo si alguien lo observaba o si tomaban interés en su movimientos y acaso le importaba. Saco la varita, pero no para recitar algún hechizo, sino para usarla como puntero y dibujar lineas invisibles en el piso, como una manera de hacer algo mientras escuchaba como ofrecían ayuda para investigar de parte de Sol y Joa.

May, Goshi y luego Bel, también se aparecieron en el salón, aunque saber que Goshi era parte del profeta no lo alegro mucho, pero no era el momento para fijarse en esas cosas. Solo esperaba claramente las palabras de Claudia, la única con los suficientes conocimientos para saber que esperar y tener más claro el mensaje escrito con sangre.

Siguió dibujando en el piso pero sin dejar de ver a la chica. Cada palabra le dio mas luces sobre el pasado familiar, aquel que desconocía y que tampoco estaba interesado en conocer, hasta ahora.

—Obvio— interrumpió el pequeño silencio que hubo cuando ella termino de hablar, y no dijo nada mas, bajo la vista a la mano que sostenía la varita, que ahora estaba quieta porque el chico volvía a sus cavilaciones. Era muy obvio que quien inicio la masacre de su familia hace muchos años quería terminar el trabajo ahora. Se puso de pie y guardo la varita. No iba a decir la estupidez de ofrecer su ayuda o algo, el quería actuar.

—¿Puedo ver a mi padre?— preguntó con voz fuerte, aunque la pregunta fuera mera formalidad porque ya estaba subiendo las escaleras en dirección a la habitación de León. Quería verlo antes de partir de ahí, porque mientras ellos ofrecían su ayuda el estaba muy dispuesto de ir por su propia cuenta a cobrar venganza. Que acaso ese no era el pensamiento de un Crowley.

[León Christopher]

Cuando la mujer terminó de presentarlo con Roxxane, el castaño optó por sentarse junto a Claudia. No le agradaba del todo la situación. Llegó a considerar egoísta su decisión de hacer sentir incomoda a la visita de su tía, sólo para seguir con su pequeña reunión con ella, pero al final concluyó en que valdría la pena todo por escuchar la opinión de la Crowley.

 

Fue una lastima que otra vez se haya quedado con las palabras apunto de salir de su boca. Se había tomado demasiado tiempo para pensar cómo y en qué momento aprovecharía para preguntárselo. La situación no le daba tregua de ninguna manera, el comportamiento de Claudia cambió por completo de un momento al otro, y no faltó mucho para que un elfo apareciese frente a ellos. La criatura parecía asustada y lo único que le hacía preguntarse a León era "¿qué carajos pasa ahora?". Todo le parecía tan oportuno.

 

Tardó un poco en ponerse de pie, realmente no pensó que hubiera pasado algo realmente grave, pero cuando una de las chicas, con las que había compartido bebidas la noche anterior, bajo a todo prisa de los pisos superiores algo lo alertó. Sobretodo el hecho de que prácticamente Joana le había gritado a matriarca y ella ni siquiera se había inmutado, ¿era tan grave?

 

La observo mientras subía las escaleras, sin animarse acompañarla por temor a enterase de cosas que no debería saber,y espero con algo de impaciencia hasta que descendió, en un estado casi catatónico, junto con otro elfo. Se apresuró a llegar con su tía, para servirle hasta cómo una especie de sostén, ya que no llegaba a comprender la delicadeza de su estado en esos momentos, y prefirió callar.

 

La sorpresa que se llevó al enterarse que su padre se encontraba en un especie de coma fue demasiado grande. No lo veía hacía varios años, pero eso no quitaba el hecho de que fuera uno de los causantes de su existencia. Además el hecho de que un peligro se aproximase frente a ellos no era una noticia muy esperanzadora, de la manera que había comenzado, o al menos de como había comenzado para él, dejando a su padre al borde la muerte no sonaba nada bien.

 

León observó el objeto punzante que le ensañaba el elfo, una cuchilla negra de la que aun goteaba sangre, y luego un pedazo de tela, donde se podían leer claramente nombres escritos con sangre. Se detuvo un poco más en el último, pensando en quiénes serían aquellas personas y por qué León las había escrito, por qué eran importantes.

 

Las preguntas de todos se le presentaron a Claudia, y el ojiazul notó la presión que sentía cuando ella lo tomó de la mano. Trató de corresponderle, tratando de ser lo más confortable con ella mientras seguía explicando la situación y la triste historia que formaba parte de sus antecesores. Llegó a abrazarla por un momento, asegurando su empatia con ella.

 

- Deberíamos ponernos en marcha, ¿no les parece? - ya sea para a cualquier cosa, desde ir a refugiarse o lo que más deseaba León, buscar la venganza por todos los Crowleys, y sobre todo por su padre, ya que le costaba creer la situación en que se encontraba.

Editado 14 de Octubre del 2013 por León Christopher

[Juliene Black Lestrange]

Fuera de lugar. Era la frase que mejor describía la situación de la Black Lestrange en todo ese meollo. Escuchó con atención las palabras de la matriarca Crowley, pero de nada servía, seguía siendo una observadora, al igual que Goshi. Suspiró. Incluso la reportera tenía ventaja sobre ella, podía estar allí para cubrir la noticia y podría ser lo más aceptable, conocía ese espíritu trotamundos que debía tener cada periodista que se dignara a trabajar para El Profeta, pero ella… ¿qué rayos hacía ahí?

 

Se alejó un poco del grupo, no retiraría su palabra, los ayudaría, pero en ese momento el dolor, la conmoción y las ganas de vengarse era sólo de ellos, por más que estuviera utilizando sus instalaciones durante largas temporadas, no podía inmiscuirse en eso. Notó como Fokker pedía un permiso innecesario, ya que de igual forma comenzó a ascender por las escaleras y lo meditó… ¿qué haría ella en una situación como esa? ¿Cuál sería su reacción al ver a Zeth moribundo por un intento de asesinato? Entonces lo supo: lo mataría. Si alguien llegaba a tocar tan sólo una hebra del cabello de su padre para dañarlo no dudaría en buscarlo hasta el fin del mundo para asesinarlo, ni siquiera una posible estancia en Azkaban la detendrían de sus propósitos.

 

Ahora podía comprenderlo un tanto mejor, pero seguía sintiendo que esa lucha no era completamente suya. Christopher habló, instándolos a marcharse lo antes posible y tenía toda la razón, sacudió las arrugas invisibles de su vestimenta, mientras volvía a acercarse al singular grupo. No sabía qué decir, nunca había sido buena en aquello de consolar, suspiró, como deseaba que Joke estuviese allí, pero al igual que su madre había desaparecido.

 

― Concuerdo con Christopher― acotó― Debemos ponernos en marcha, antes de que el agresor borre todo rastro de su culpabilidad.

 

Y se cruzó de brazos, esperando, era lo único que podía hacer en todo ese asunto.

Editado 14 de Octubre del 2013 por May Juliene Malfoy Feltom

[Joa Macnair Crowley]

<<Sí que son rápidos estos reporteros>>. Pensó con amargura entrecerrando los ojos, un tanto incómoda ante la presencia de la empleada de El Profeta. Aquello era un asunto familiar, no un nuevo chisme para los habitantes de Ottery. Sin embargo, se ahorró sus comentarios; en una circunstancia como en la que se encontraban, era más importante hacer algo que preocuparse por lo que pensaran los vecinos.

 

Prefirió intentar prestar atención a la historia de la matriarca, aunque con lo intranquila que estaba su mente, necesitaba esforzarse por no salir corriendo del castillo y patear al primer ser que se cruzara en su camino. Mientras se desvanecía en ella el impacto causado por la noticia, mayor eran sus ansías de actividad, y a pesar de oír la conmovedora y desgraciada vida de Claudia, no dejaba de pensar en qué hacer.

 

Se sentía encerrada, sin mencionar la incomodidad debido a la tristeza de algunos presentes. Si ciertas personas querían sentarse a llorar la no-muerte de León, ella no quería estar allí. De cierta forma se sentía ajena a lo que pasaba, y aunque se podía decir que su tía Bel era una de las pocas personas en las que confiaba, quizás una de las pocas cuerdas en la sala, no deseaba identificarse con sus palabras. ¿Podría la Macnair sentirse parte de la familia? Ni siquiera sabía cuál era su lugar en cuanto a lo que los Crowleys se refería. El hecho de que Fokker y León Jr. se preocuparan tanto no hacía más que acentuar lo desencajada que se sentía. Le urgía hablar con el patriarca, pero gracias a algún maldito desconocido, aquella charla no ocurriría con la debida prontitud.

 

Vaya porquería en la que había resultado el día. Realmente deseaba salir a patear a alguien, quizás algo peor. Lástima que no… Si podía. Las palabras de May le dieron la excusa perfecta para ponerse en acción. El maldito ser que había atacado a León, definitivamente no tuvo la mejor elección de fecha.

 

—¡Yö! —llamó a su elfo—. Abrigo y varita. Rápido. —Ordenó sin perder tiempo en cuanto éste apareció—. Déjalo que lo intente. Tal vez esto se ponga divertido, ¿o crees que realmente lo lograría? —expuso a la Malfoy haciendo un gesto para que observara al resto de los presentes en la sala, mientras tomaba los objetos ofrecidos por su eficaz sirviente.

 

Por lo que había declarado la matriarca, bien podrían ser centenares los Crowleys asesinados a través de la historia, pero fuese quién fuese el que quisiera borrarlos del mapa, dudosamente pudo haber encontrado un clan tan predispuesto a luchar. ¿Qué más daba saber exactamente a quienes se refería la sábana en aquellos momentos? Bien, podía encontrar a la hermana de León y averiguar qué había pasado, ó, encontrar al asesino fracasado y acabarlo antes de que hiciese lo mismo con el resto de la familia.

 

—¿Conoces algún bar en Holanda? —Preguntó a Yö, encaminándose juntos a la salida.

Editado 17 de Octubre del 2013 por Joa Jordison

[Sol Lestrange Black]

La tensión era evidente, cada uno de los presentes en aquel salón se notaba confundido y preocupado. Observe a mi alrededor mientras soltaba con suavidad a Claudia que estaba sumida en sus pensamientos como si el pasado que corría tras ella la hubiera alcanzado de golpe. Era una situación complicada, en aquel momento deseaba haber sabido mucho mas de León y su familia, haber estado mas interesada en su vida y tal vez así ser de mayor utilidad.

 

Me pasé las manos por el cabello con algo de ansiedad, tenía ganas de poder hacer algo pero no tenía ni idea de qué demonios o por donde comenzar. En medio del mutismo las voces empezaron a surgir, invitándonos a poner manos a la obra. ¿Pero a donde iríamos? ¿Por dónde teníamos que empezar? Necesitábamos la mayor información posible. No sabía bien cual era el objetivo común, pero el mio era hacer que León saliera de esa cama.

 

Las conversaciones comenzaron a entablarse, de reojo vi a Fokker moverse y preguntar si podía ver a su padre, definitivamente entendía su preocupación. Si yo que no era nada, deseaba verlo y cerciorarme de que estaba vivo, el que era su hijo debería estar doblemente interesado. Lo vi encaminarse hacia las escaleras , solo atine a seguirlo, olvidándome de que no estaba en mi casa y de que aquello era poco prudente de mi parte. Al demonio con las formalidades y los modales.

 

- Espera Fokker…- dije subiendo tras el y deteniéndolo por un brazo. Giró la cabeza y me miro con gesto impaciente.- Tranquilízate, se que no es una situación fácil, pero tienes que calmarte y tener la mente fría, tal vez lo que encuentres allá arriba no te guste y debes estar preparado…- dije sin saber si aquellas palabras eran para el o incluso para mi misma- Vamos…- tomé su mano apretándole con fuerza, quizás nuestra relación no era muy cercana, pero era mi hijo y quería estar con el, apoyándolo en aquel trágico momento.

[GoshI]

Se sentía bastante incómoda ante la mirada de los demás, lo cual era lógico. Tampoco pretendía que la recibieran tan amablemente cuando su caída junto con la Malfoy había sido completamente inoportuna. Prefirió entonces callar su boca y dedicarse a escuchar a los familiares de León y sus conclusiones. Cada testimonio abría una nueva incógnita en la cabeza de la Rowle, aunque podía notar una cosa en común que conectaba todos los discursos: el miedo.

 

Esa horrible sensación se iba contagiando de un rostro al otro, hasta llegar a invadir los propios gestos de Goshi, que comenzaba a tensar sus labios y el entrecejo por no entender demasiado. Miró disimuladamente hacia atrás y luego hacia un lado, buscando a su compañera Gyvraine, sin resultado alguno. Se sentía un poco sola, más tampoco podría irse de ese lugar; mucho menos con su ropa bañada en sangre.

 

"Lo único que me hace falta en este momento es que me culpen por este embrollo." Lanzó un suspiro. "Goshi, ¿en dónde cuernos te has metido?"

 

De golpe todas las miradas se centraron en Fokker, quien en un intento desacertado corrió hacia las escaleras. Un gesto torpe de su parte atinó a detenerlo por simple intuición, hasta darse cuenta de que Sol se había encargado de ello. Volvió Goshi a quedarse en el lugar. No dejaba de mirarlo a Fokker y notar el nerviosismo en sus manos al sostener las de Sol. Giró su cabeza hacia el resto de la gente y al ver que nadie le prestaba demasiada atención en aquel momento se acercó hacia la escalera, sin despegar la mirada de aquellos dos que iban subiendo hacia la habitación de León.

 

-¿No creen que es peligroso ir alló ustedes dos solos? -Su rostro se tornó de un color rojizo al notar la mirada de la Black Lestrange y de Fokker clavarse en la suya. Apretó los puños.- No vaya a ser que el asesino quiera volver a certificar la muerte de su víctima, los encontraría en desventaja señorita Black Lestrange... ¿Quién está cuidando al señor Crowley?

 

La miró a los ojos. Notaba en ellos un brillo distinto al que recordaba de los suyos cuando se miraba al espejo.

[Rory Despard]

<<Tomar la justicia por sus propias manos, venganza...>>

En todos los familiares presentes parecía que se había clavado aquella idea. Algunos apostaban más por ver las estrategias de defensa más adecuada para contrarrestar los próximos ataques, y para otros, quizá más cercanos a León, cerciorarse acerca de la naturaleza del atacante y la magnitud del daño que había ocasionado al patriarca.

Mientras veía como Joa pedía su varita y salía a averiguar lo sucedido, yo permanecí en el sillón observando la actitud de la reportera de El Profeta. La mujer pese a notar la incomodidad que en esos momentos todos los presentes teníamos para con ella, permanecía allí, como espy duraerando nuestra siguiente acción que de seguro en sus manos se transformaría en un jugso reportaje para su diario. Y aquello era lo que más me incomodaba, la idea de que pudiera lucrar con el dolor de todos.

Goshi se acercó hasta Sol y Fokker y les lanzó una advertencia, quizá cordial ¿pero no era acaso eso entrometerse más?

- Creo que ellos están perfectamente conscientes de lo que encontrarán arriba. Aprecio su preocupación señorita Goshi ¿pero no nos corresponde a nosotros mismos como miembros de la familia tomar la decisión que mejor nos parezc

Si de mí hubiera dependido, en ese mismo instante hubiera puesto de patitas en la calle a esa periodista, pero esa era solo competencia de Claudia. Consciente de ello, solo me limité a decir:

- Quizá no nos caracterice la unión como a otras familias, pero sí el respeto por la independencia de cada uno de los que vivimos en esta casa y las decisiones que tomen, así que por favor, deje de escarbar como ave rapaz en nuestro hogar, deje de tratar de sacarnos más información en una situación como esta.

¿Habría sonado muy dura? la verdad a esas alturas ni me importaba.