►—Castillo Crowley—◄ (MM B: 96477)

[Fernando Black]

-Necrohands- pensó el mortifago mientras estaba de cabeza. Las manos oscuras eran una invocación, si, pero no estaban ligadas a la varita del mago por lo que no tendría ningún problema en ejecutarlas. Las manos salieron del suelo, frente a la hechizera, pero en lugar de atacarla directamente a ella se lanzaron sobre el fénix sujetándolo con fuerza. Las manos de oscuras habían sido pensadas justamente para retener a las criaturas y es lo que pretendía que hiciera.

 

Estar de cabeza no era ningún problema especialmente serio, sobre todo cuando su víctima tenia la mano rota por lo que las llamas que manaron de la varita fueron a dar a un sitio mucho mas alejado por lo que aprovecho para retomar la ofensiva. –Confundus- pensó nublando al instante la mente de su rival. Con la mano rota, pudriéndose y encima teniendo el problema de tener su mente nublada, su otrora dura rival estaba en muy serios aprietos. Ya llevaba un rato inmerso en aquel combate, por lo que le parecía justo que terminase a la brevedad.

 

-Absorvere- susurro por segunda ocasión en lo que iba del combate. Esta vez, mientras estaba apenas saliendo de la confusión sentiría que ahora eran los huesos en su otra muñeca los que se rompían liberando una potente infección. Ahora si estaba incapacitada por completo para poder continuar con el duelo. Este, había acabado y ahora su muerte era inminente.

[Mei Black Delacour]

Negó con la cabeza y casi al instante se arrepintió. Aquello le recordó a una mala costumbre que tenían algunos, por lo que volvió a centrarse en su contrincante. Sí, era bueno, la tenía bastante reducida y no podía dar lo mejor de sí, pero y aún así haría lo imposible para lograrlo.

 

Al parecer, el Ángel Caído había decidido aceptar las llamas del fuego eterno, por lo que se hallaba herido, no gravemente pero definitivamente herido. Si no se curaba pronto, sería su fin, a fin de cuentas, la proyección del hechizo del gubraith no necesitaba real puntería. De inmediato, al ver que planeaba atacar a su fénix con las necrohands que había invocado, con una rápida orden mental, el animal reaccionó, desapareciendo justo antes de que las mismas lo atraparan, además del hecho de que se hallaba por encima de la cabeza de la Delacour, y las manos fantasmales, saliendo del suelo, no habían alcanzado a llegar fácilmente.

 

Luego de ello, el fénix reapareció justo encima del fuego negro que anteriormente había invocado Fernando, logrando de esa forma que tanto el animal como el fuego negro se consumieran ambos por sacrificarse el ave. Con cuidado, Mei se movió, alejándose de las necrohands hasta quedar a una distancia prudente de seis metros de ellas, mientras que su distancia hacia con el mago se disminuyó a unos siete metros.

 

Episkey pensó luego de invocadas las necrohands para de esa forma terminar de curar al todo la muñeca con la que aún sostenía su varita. De esta forma logró que se recuperara del todo y quedara como nueva.

 

Lamentablemente, aquella acción le costó el hecho de que cayese inevitablemente bajo el hechizo confundus, impidiéndole el ejecutar algo que fuese de utilidad, como un hechizo para anular su próxima acción. Ahora, además de ello, para cuando se recuperó y su mente volvió a centrarse en la situación, recibió el ataque directo de un absorvere que le impactó sin más en su mano libre.

 

Confundus pensó por último, anulando el próximo hechizo del Ángel Caído, dejándolo sin oportunidad de realizar una curación pertinente o cualquier otro hechizo debido a que su mente divagaría inevitablemente.

[Fernando Black]

El fénix desapareció de entre las manos oscuras para inmolarse con la bola de fuego, por lo que la invocación del mortifago se abalanzó sobre su objetivo más próximo, la propia hechicera. Dada la cercanía a la que se encontraban no les fue difícil sujetarla firmemente cuando ella intento correr hacia Fernando. El mago podía imaginarse cuales eran sus intenciones al intentar acercarse.

 

-Invocar Katana- pensó abriendo la mano izquierda haciendo que al instante se materializara una hermosa katana con la hoja plateada. Aquella que lo había acompañado durante incontables batallas contra miembros de la Orden del Fenix, reaparecía para ayudarlo a ponerle fin a aquel enfrentamiento. Apenas la tuvo la sujeto con fuerza haciendo un movimiento horizontal en dirección a Mei. Casi al instante a la altura del cuello de la bruja apareció un corte largo y profundo que dada la ubicación de la herida, hizo que rápidamente comenzara a perder sangre.

 

–¿Podemos dar por concluido este enfrentamiento?- pregunto esbozando una sonrisa socarrona. En cualquier momento caerian al suelo ambos magos, aunque en caso del Angel Caido lo haria para levantarse y desaparecer de aquel lugar pues el conjuro que lo tenia de cabeza estaba por expirar, dejando atras el cadaver de su oponente, que por otro lado se encontraba inmovilizado por las manos oscuras, con ambas muñecas rotas y una profunda herida en el cuello.

Editado 29 de Marzo del 2014 por Fernando Black

[Jank Dayne]

Un fénix sobrevoló los cielos de Ottery. No estaba seguro a quién pertenecía, o si era una invocación vieja de la Demon Hunter, pero el hecho es que los ojos de Hank pudieron captar parte del vuelo, y admirarlo por otro poco hasta que el sol lo impidió. El sol... ¡Había amanecido! Horas intensas de lucha terminaban por quitarte el sueño, los otros planes que tenías y tus necesidades básicas. De eso se trataba, en parte. Pero lo que más causaba misterio era que el principal objetivo de todas esas muertes, el verdadero detonante, se hallaba allí, frente a él, con su rostro morado. El veneno en el organismo de Marissa había hecho estragos dentro y fuera de su cuerpo. Hank apenas pudo mirarla.

Rodó con los dedos el brazo donde se encontraba la marca tenebrosa. Se cercioró de apreciarla lo suficiente como para que sirviera como una fotografía, cuyo revelador oficial sería el pensadero que tenían en su poder los miembros de la orden del Fénix. A Marissa le llegarían varias cartas los próximos días, sí que sí. Luego de que alguien la llevara para San Mungo, por supuesto; aunque con esa piel, dudaba muchísimo que la trasladaran manualmente.

Mei y Fernando se habían distanciado. Hank asimiló enseguida que su compañera había terminado por decidir continuar con un reto sola, usando como herramienta la sola experiencia. Recorrió los cadáveres de los mortífagos caídos con las manos en los bolsillos (un jean más de allá que de acá), destapando la marca tenebrosa de sus brazos. No serviría de mucho, en realidad; todos, excepto Marissa, tenían máscara. Pero como todo buen fenixiano, debía saber con quiénes había tratado, y cuáles almas tendría torturándole durante su sueño...

- Muy bueno todo, ¿verdad? - Hank caminó hasta Bínfeyd, cojeando. No había agarrado ni una herida en la batalla, pero la pierna empezaba a fallar desde antes. Weasley amarró el cabello de la bruja en una coleta (con la varita, claro), terminando siendo una trenza tipo Katniss a un lado de su hombro izquierdo - una princesa, siempre debe lucir como tal.

Ella apenas sonrió. Ambos estaban cansados. Y no de pelear, lógicamente; pero cuerpo en la tierra no está tan ligado al alma, y a veces, pedía descanso. Hank tomó sus piernas y luego la espalda, y le hizo un gesto para que pasara su brazo por encima del cuello. La bruja quedó dormida antes de que el mago le diese un beso en la frente. Y en los brazos de Hank, Bínfeyd y él se dispersaron entre las columnas que ofrecía Ottery, y mucho más allá de las sombras que proyectaban.

Una vez más, el castillo Crowley estaba en la lista negra.

OFF:

Luego una buena negociación entre Bínfeyd y yo, representando a la Orden del Fénix, también estando Mei en una breve aclaración. Y Juve Aiiden Aiel Malfoy por parte de la Marca Tenebrosa, hemos quedado en lo siguiente:

Mortífagos

Muertos: Hades, Claudia, Perseus, Marissa, Radamantys y Desireé

Pendientes de veredicto: Rías y Kritzai*

Con Rías* hay un desacuerdo por parte de ambos bandos en cuanto a la complementación de líneas reglamentarias para roles en batalla (5). A una parte no le alcanzan, a otra sí, y estos posts determinarían si muere o no:

Post #315 http://www.harrylatino.org/index.php/topic/101698-acastillo-crowleya-mm-b-96477/?p=4654175

Post #317 http://www.harrylatino.org/index.php/topic/101698-acastillo-crowleya-mm-b-96477/?p=4654177

Se discutirá en oficinas en la brevedad.

*Kritzai queda pendiente de veredicto porque no se llegó a un acuerdo con los personajes secundarios y su involucración en las redadas. Pediremos una explicación más explícita de la regla en asaltos y redadas (regla 9 de la nueva ampliación de las reglas aplicadas en 2014) Consideramos que es mejor para que luego no existan dudas al respecto en futuras batallas

Recordamos que pueden pasarse a rolear por Ottery y Diagon, pero hasta que no se resuelva, no podrán participar en actividades de defensa. Todos los demás, deberán pasarse a San Mungo para participar.

Orden del Fénix:

Todos salen ilesos.

Cabe recalcar que todo posteo OFF en redadas es considerado SPAM. Esto es un topic de rol, y los únicos que pueden postear Off rol (de acuerdo con los últimos acuerdos en 2014), en un post entero, son los líderes. Por favor, si se desea hacer una aclaración off rol siendo AR, debe hacerse con rol

Muy buena batalla, chicos! Salu2

[Sunar PBT]

Seguimiento de la Campaña del Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas

 

Tras dejar la otra mansión o en su defecto, familia, la joven jefa de la agencia, salió de nuevo a las calles de Ottery. Su misión, y algo que sería tan agotador como enriquecedor, continuó el listado de las familias a visitar, la siguiente era la Crowley.

 

– Si me quedo, no acabo – se dijo echándose aire con un abanico de tela que tenía desde que retornó de su país natal. En aquella ocasión, lo usó para no pensar en su triste estado.

 

Sunar no usaría magia, porqué usarla si estaban relativamente cerca los lugares. Claro que entendía que no es que estuviera a centímetros, pero desde donde caminaba, cualquiera edificación que se alzara en alguna de las colinas de Ottery, sería vista con facilidad.

 

Tenía tanto qué hacer y poco tiempo, porque sabía que en algún momento sería imperioso ir a Diagon por alguna inspección sorpresa, y antes de ir, debía acabar el listado. Le faltó muchos otros lugares, pero no quería echarse tanto trabajo encima, ya que sola representaba a la agencia.

 

– Al fin – se dijo mirando a lo alto de una de las colinas. Ese castillo si que estaba algo alejado. No lo pensó mucho y pasó la reja. Miró varias veces, no quería sorpresas de quimeras u otro animalito, no quería usar su varita para protección porque seguramente, los patriarcas le recriminarían.

 

La Potter Black avanzó por el sendero que la llevaría a la entrada, observando las maravillas de plantas, y deteniéndose por breves instantes, ante la estatua.

 

Minutos, que le parecieron horas llegó a a entrada. Ese pequeño caminito de piedras, ya le mataban los pies porque la pelicastaña se le pasó ponerse la botas de trabajo y los zapatos que usaba no era para andar de un lado para el otro. Al salir, pasaría por su casa, la mansión Potter Black, se cambiaría y seguiría su recorrido.

 

No obstante, la ojimarrón después de echar un vistazo, tocó la puerta a la espera de una respuesta de parte de alguien de la familia.

 

[Nats Rambaldi Crowley]

"División de Seres, Duendes y Espíritus.

Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas.

Rol Ministerial"

Hace mucho no ponía un pie en aquel castillo y la razón de esta visita no era la de conocer mejor a su familia o pasar tiempo con sus integrantes. Hasta donde sabía de ellos no era la familia más amorosa, pacífica y agradable del mundo mágico, a decir verdad había escuchado todo lo contrario sobre ellos pero ¿ya qué? al fin y al cabo era su familia y no se pondría a recalcar sus defectos en ese momento, estaba allí por cuestiones de trabajo.

Avanzó por los jardines del castillo con tranquilidad sintiendo la suave y casi escasa briza que apenas tocaba su piel y ni lograba mover su cabello. Vestía unos jeans negros, botas de suela gruesa de color negro también y una camisa a cuadros de diferentes tonos de rojo, colores típicos en su vestimenta. Sus ojos delineados en negro y su boca de color rojo resaltaban su blanca piel.

Al llegar a llegar a la puerta vio a Sunar, la había conocido hace muchísimo tiempo en la mansión Crouchs, cuando ella, la Rambaldi, había sido adoptada por Tauro. A lo mejor la bruja no la recordase pero ella sí. - Buenas. - Saludó con una amable sonrisa, al verla más de cerca pudo notar que iba por la misma razón que la Crowley, cuestiones del departamento.

Era parte de la familia por lo que no iba a esperar a que se dignasen a abrir la puerta por lo que tomó la iniciativa y la abrió. - Adelante. - Dijo a la joven jefa. A lo mejor ésta pensaría que la joven era un abusiva al hacer lo que acababa de hacer pero sinceramente no le importaba.

[Sunar PBT]

Sunar Potter Black. Agencia Consultiva de Plagas. Campaña del DRyCCM.

 

Como otras veces, la pelicastaña se giró hacia el lado opuesto de la puerta, buscando con la mirada a alguien fuera de la casa o elfo. Pero más que todo, para observar el camino que la llevó allá. Los árboles y arbustos; plantas con flores coloreadas, y el arreglo que tenía cada uno.

 

A la Potter Black se le olvidó dejarle a Zamira una nota, pero eso no era muy importante. La bruja buscó en uno de los bolsillos de su pantalón, un pequeño paquetito de confite. Dejó ese cuando estuvo en casa y le dio uno a su hijo, por eso se quedó con ese último.

 

Mientras se introducía la pastilla, y volvía a poner el papel en el bolsillo, vio que una chica se le cercaba.

 

– Buen día – saludó también.

 

Algo en ella era conocido, no podía sentir qué, pero si la había visto antes. Como siempre andaba del ministerio, al callejón o las casas o mansiones, alguno de esos lugares debió haberlo visto antes.

 

Pero la sorprendió. La chica abrió la puerta de la casa principal de la famiia Crowley. ¿Los conocía? Debió ser un familiar. Y a pesar eso, fue hasta pasar que reparó en una pequeña insignia. Trabajaba para el mismo departamento.

 

– Disculpa, ¿en qué división estás? – preguntó Sunar curiosa.

 

Al momento de la jefa quedarse sin empleados para realizar las inspecciones, no notaba por falta de tiempo y un poco de interés, en los demás empleados en las otras divisiones. Debía empezar a conocerlos, ya que al final de todo, eran compañeros de trabajo.

[Nats Rambaldi Crowley]

"División de Seres, Duendes y Espíritus.

Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas.

Rol Ministerial"

Esperaba a que Sunar se adentrase en el castillo. Al abrir la puerta pudo sentir la soledad que habitaba en el castillo, no estaba abandonado pero lo que en era la entrada no había nadie, esa familia a la que pertenecía era muy rara, la más rara a la que había pertenecido en toda su vida de adopciones.

No le extrañaba que no la reconociese, hacía mucho no se veían, es más, las muy pocas veces que se vieron no mediaron muchas palabras, sólo fueron conversaciones cortas y básicas, la verdad no le importaba que supiese quien era solo quería cumplir con su trabajo.

La joven jefa había formulado una pregunta al momento de entrar en el castillo. - Trabajo en la División de Seres, Duendes y Espíritus. - Respondió sin rodeos y con sencillez.

Entró en el lugar luego de que la Potter entrase y cerró la puerta detrás de ellas. Al echar un vistazo en el lugar solo puedo visualizar a un par de elfos que se encargaban de sus labores domésticas. - ¿A qué has venido?. - Preguntó mientras mantenía sus ojos azules en los elfos.

[Deiwan Rambaldi]

Madison Fenwick

Rodó los ojos ante la petición de Fokker de largarse de ahí para volver luego, ¿acaso se pensaban que era tonta y obedecería?

—¿Desde cuando una matriarca ha de abandonar su hogar? Saldré de aquí cuando me plazca, ¡es mi mansión!—reiteró con altivez.

Tras el sermón que Joa Jordison le echó, controló su ira fingiendo aburrimiento, decidió caminar a su alrededor mientras con la palma de su mano derecha tapaba su boca ante los continuos bostezos.

—¿Has terminado ya, mocosa? —preguntó retóricamente, a continuación le dio la espalda—. ¿Nunca te han dicho que deberías meter tu lengua en una fragua para evitar soltar tanta basura como haces? Así serías única, muda y bonita, bueno, eso no, agraciada en belleza no es que seas...

La miró de arriba a abajo y se mordió el dedo en un extremo de la comisura de los labios; se quedó pensativa y chasqueó la lengua.

—Para inmundicia como tú, hacer el trabajo de elfos sería poco... no te vendría mal que te azotaran en los jardines y cuando cicatrizaran las heridas, yo personalmente las volviera a abrir —apostilló con toda la naturalidad del mundo, no había otra cosa más que caracterizara a la pelirroja que sus amenazadas y su crueldad a la hora de llevarlas a cabo—. No vuelvas a usar ese lenguaje conmigo, jovencita, o comprobarás en tus carnes que lo que yo digo, lo cumplo.

Se fijó en su anillo, una preciosa joya regalo de León, a continuación acarició su vientre.

—Me importa un comino que haya un bastardo llamado como su padre, ¿desde cuando es un tabú ese tema?—preguntó, quitando hierro al asunto—. León, como hombre libertino y sin compromiso que era, podía acostarse con las fulanas que le apeteciera, y si luego se quedaron preñadas, sabían que traerían bastardos sin opción a heredar si quiera el buen nombre de su progenitor... Y querida, mi hijo es fruto del amor de dos personas ilustres, León Crowley y yo venimos de familias distinguidas, y a ojos de los demás y de la ley, será su legítimo heredero... así como yo, a su regreso, me convertiré en su esposa... porque soy una señora a diferencia de esas mujerzuelas. Con esto, te guste o no, tendrás que soportarme... sino, ya sabes donde está la puerta —señaló con el dedo el objeto en cuestión desafiándola con la mirada—. Y créeme, no me temblara el pulso ni la voz, en ponerte de patitas en la calle, a ti o a cualquiera, aunque me acabe quedando aquí sola con los elfos...

[Fokker]

Salón principal

con Madison Fenwick, Joa y Mishu

 

 

—Querrá decir Castillo— corrigió el Crowley —a menos que se haya equivocado de lugar, en tal caso podria llevar su equipaje y conseguirle algun transporte apropiado como una alfombra mágica— agrego con sarcasmo.

 

La aparición de su hermana no reconocida (?, y viendo que iba a hablar para rato, busco un buen lugar y tomo asiento. Y no pudo evitar sonreír un poco con cada ocurrencia de la Macnair. Pero cuando la pelirroja dijo que seria una buena idea cortarse la lengua, pues no pudo evitar reír. No es que se burlara de su hermana, pero si le gustaba divertirse, y para como iba el castillo hasta ahora, hace mucho que algo de diversión no estaba mal.

 

Ahora bien, la descripción que hacia la mujer de su padre le pareció mas graciosa todavía, lo conocía muy bien tanto que estaba sorprendido por como defendía su posición. Una mujer en su sano juicio hubiera asesinado a su padre al saber sus secretos que ni tan secretos eran, en cambio la Fenwick llego al castillo Crowley para reclamar a su padre por las promesas que estaba seguro ya las había olvidado luego de un buen vaso de vodka.

 

Trato de tomar la iniciativa de nuevo poniendo algo de calma al ambiente, pero fue Mishu quien llego de improviso, con una muy buena presentación digna de toda una Crowley.

 

<<—¡Que todas mis hermanas están locas!—>> pensó o eso creyó, porque se dio cuenta que lo dijo en voz fuerte y clara.

 

—¡Eso no debían escucharlo!— termino de decir con tranquilidad o por lo menos aparentar esa tranquilidad.