►—Castillo Crowley—◄ (MM B: 96477)

[Joa Macnair Crowley]

Y así la diversión había acabado.

 

Al principio la llegada de su padre brindó más emoción al pequeño drama de la mujer embarazada, obligando a la Macnair a suprimir el sonido de su risa ante las expresiones indignadas de la pelirroja, seguidas poco después de la salida definitiva, y se atrevería a decir “furiosa”, de la misma, acabando así con el ligero momento.

 

Debía reconocer, mientras se dirigía a su habitación, que había resultado bastante interesante, no solo el pequeño espectáculo, sino también el observar a tantos miembros de la familia reunidos, por primera vez desde la crisis sufrida poco antes, ahora en condiciones menos trágicas. En ocasiones como esa dejaban de parecerle solo un montón de extraños viviendo en el mismo castillo, incluso encontraba similitudes entre ellos.

 

Negó con la cabeza ante la puerta de su habitación. Mejor dejaba de pensar estupideces, buscaría algo que leer antes que tales pensamientos, o el aburrimiento, le enloquecieran.

[Fokker]

@

 

No podía decir mucho, en realidad podría culpar a su padre, pero León lo tenia acostumbrado a esos pequeños momentos que lo hacían pensar un poco, y el incidente con la pelirroja no paso por alto, pero el Cygnus se lo tomaba con humor, y no pensó que su hermana lo tomaría así, y mas con lo que se acababa de enterar.

 

—Esas cosas... solo hay que dejar que el tiempo sane las heridas

 

Fue lo único que se le ocurrió decirle, y en verdad el tiempo era el mejor aliado, aunque a veces situaciones como lo que acababa de acontecer en el castillo, terminaran por reabrir las heridas. Tomo un trago y al escuchar que conocía a su chica sonrió.

 

—No pensé que la conocieras, a que ella es genial. La verdad no somos la pareja mas amorosa del mundo, pero nos entendemos y mucho. Y no creo que sufra por amor, tal vez por otras cosas pero no por amor.

 

Lo dijo con tal seguridad, porque estaba seguro de eso. Y a lo que se refería es que podrían pasar muchas cosas como los dramas interminable que vivían y las sorpresas que tenían a cada rato. Pero que siempre terminaban por solucionar con un beso, hasta la siguiente vez que se veían, eran una pareja de los mas particular y eso le encantaba al chico. Otra botella apareció frente a ellos, no había problema en terminarla si eso aliviaba la tristeza de su hermana.

 

—Vamos hermanita, en algún momento el curso de las cosas debe cambiar, ya sabes, eres muy hermosa para estar aun dejando que el pasado te alcance, vamos a ver el futuro con optimismo, y con algún chico junto a ti.

 

Era inevitable, pero para Fokker siempre los problemas eran algo que no lo molestaban mucho para avanzar, y siempre veía las cosas con ese optimismo único.

[Ada Camille Dumbledore]

La presencia de mi hermano me habia hecho darme cuenta que aunque todo aquello doliera la vida se habia encargado de darme un maravilloso segundo esposo, un hombre responsable, digno, espléndido y que a pesar de todo me habia amado.

 

Al parecer el también había encontrado a una dama digna de él y eso me alegraba enormemente.

 

-De corazón me alegra que tengas a esa buena chica en tu vida hermano, no mereces menos

 

Y ofrecí mi copa para chocarla en señal de brindis para felicitarlos y desearles buena suerte.

 

- No se como mi segúndo esposo a pesar de ser tan maravilloso no logro ayudarme a sanar esto...creo que fue porque murió muy pronto

 

Añadí suspirando y tomándome el último trago que habíamos servido

[Fokker]

Enterarse de todas las vicisitudes que paso su hermanita hasta ese momento y de esa manera. Vaya que el Crowley se sintió muy mal de echarle su felicidad en cara, es que era inevitable no ponerse así cuando hablaba de Helen, pero noto que Ariane cambiaba en algo la expresión al escucharlo. Y choco la copa con la de ella para brindar.

 

—Gracias por los deseos, pero creo que ella merece mas.

 

Pero ese instante de tranquilidad paso y de nuevo el pasado la perseguía, y no estaba dispuesto a que siguiera en ese estado. Y aunque para el mismo era algo extraño levantar el ánimo, lo intentaría.

 

—Que te parece si vamos a algún sitio a divertirnos. Quizás no ahora, pero podríamos quedar para otro día—

 

Era uno de sus típicos impulsos, pero como no estaba seguro de que ella aceptaría, o si estaba de ánimos de salir, agrego lo ultimo para no ponerla en un dilema en ese momento, Termino su bebida al igual que ella y espero una respuesta.

[Joa Macnair Crowley]

Después de decidir que aburrirse en el castillo no era para nada divertido, había decidido salir a cierto negocio, que después supo, era de Fokker.

 

Deshacerse de las ataduras impuestas por Dominiv no había sido mayor problema, superar el beso salvaje que le había dado, lo sería. Era solo un cobarde, amarrándola para poder escapar después de su invasivo acto. Sin embargo ya tendría la oportunidad para cobrar una pequeña venganza.

 

De hecho, era por ello que regresaba al castillo hecha una pequeña furia. ¿Cómo es que su socio era Dominiv y no su hermano? Desde antes de aceptar abrir un casino con Fokker, sospechaba no poder confiar en él. Seguro se le olvidaría hacer los pagos, le dejaría todo el trabajo a ella. Lo que nunca esperó es que fuese directamente a entregarle su parte del negocio al primer desconocido que le pasara por delante. O bueno, quizás no tan desconocido, debía existir cierta historia entre Fokker y Dominiv, pero ese no era asunto suyo, el casino sí.

 

Aun así, a pesar de andar siempre renegando la relación con el Cygnus, quizás era aquello que decían de “la sangre llama” lo que le llevó directamente a la cocina, donde se encontraba el mencionado Crowley, bebiendo acompañado de otra mujer.

 

—¡Te voy a matar! —Amenazó intentando no gritar, mas, en la aparente soledad del lugar, resonó el eco de su voz.

[Fokker]

Espero la respuesta de su hermana con una sonrisa, esperando que aceptara la propuesta. Relajarse y pasarla bien y dejar el pasado atras era lo importante, y mas cuando los mismos fantasmas del pasado lo perseguian a el.

 

Y no contaba con que esos fantasmas comenzarian por perjudicar a sus seres quridos, empezando por Joa. Y aunque el Cygnus no supiera nada, era su culpa lo que sucedia ahora.

 

Las palabras de Joa llamaron su atencion de pronto, ante las sorpresa de ambos, Fokker se giro lentamente, y no le gusto como lo observaba queriendo asesinarlo.

 

-Joa, que paso? A quien vas a matar?

 

Pregunto porque el Crowley no sabia nada de lo que paso entre su hermana y Dominiv.

[Ada Camille Dumbledore]

La mirada se perdió en el vaso de cristal por unos breves momentos, no dudaba que el pasado debia dejarse atrás, pero como evitar que doliera esos recuerdos.

 

La propuesta de au hermano la hizo sonreír, era una maravillosa idea el que ambos salieran a divertirse y tomarse unos tragos, seguramente sería divertido.

 

Tomo un largo sorbo de vodka hasta desocupar el vaso y antes de decir alguna palabra vio entrar por la puerta a su hermana Joa enojadisima. No entendía nada de lo que sucedía, pero aunque conocía poco a Joa, se percató de su decisión de matar a su hermano.

 

- Espera Joa calma mejor ven a tomarte un trago conmigo y

 

busco pronto un vaso

[Joa Macnair Crowley]

La expresión de los presentes no denotaba nada más que sorpresa ante su, un tanto agresiva, llegada. Podría considerar creerlo de la mujer, pero no de Fokker, él debía saber algo, qué hacía su firma en aquel pergamino, por ejemplo.

 

Aun así, intentó calmarse un poco, más que nada intentando recordar quién era la mujer que por lo visto sabía su nombre.

 

—No quiero tomar nada, gracias… ¿Ariane? —Intentó adivinar. Creía conocerla aunque en tal momento la ira afectara un poco sus recuerdos. Sin embargo, se atrevía a asegurar que se trataba de otra hija de León—. Ya he bebido suficiente en compañía de “mi nuevo socio”. Seguro lo conoces muy bien, ¿no, hermanito? —Preguntó con veneno empapando su voz antes de comenzar a golpear al hombre en el pecho, escena bastante graciosa considerando la diferencia de estatura entre ambos Crowley, aun cuando la chica llevase tacones—. ¡Deja de fingir! No pudiste hacerte responsable del casino ni por un mes y vas y me dejas con el primer pervertido que te ofrece Merlín-sabrá-cuántos galeones.

 

Sí, el cambio de socio le había afectado y necesitaba un desahogo, más aun considerando las circunstancias bajo las que había pasado la velada.

[Fokker]

Fokker con Ariane y Joa

 

La primera reacción fue de Ariane, que trato de calmar a Joa, pero esta parecía no tener ninguna intención de desviar la vista de su objetivo, el chico que aun tenia una cara completa de sorpresa, porque no entendia nada de lo que sucedia. Y mas pasar de un momento algo triste a uno de furia, interesante cambio.

 

La reacción del Crowley fue detener la mano de la joven, impidiendo que golpeara su pecho, instintivamente retrocedió un poco, pero no podía dejar de mirar a la chica directo a los ojos. Hablaba de un socio, no sabia nada de eso, otro negocio de ella tal vez, pero que lo conocia, de cuando aca Fokker conocia a las personas con quienes trataba la Macnair.

 

—Tranquilízate Joa, y explícate que no entiendo de que hablas— Porque el sabia que el casino era suyo, el pergamino que estaba en su habitación en la Rambaldi lo comprobaba —¿Qué pervertido? no podría regalar mi parte del casino a nadie, ni por muchos galeones que me ofreciera.

 

No podía sospechar que Dominiv aprovecho el momento de mayor debilidad y había robado algunas pertenencias del Crowley, entre ellas el certificado de propiedad del casino que ambos hermanos tenían. Y esto es lo que ignoraban ambos, pero no su elfina que rápidamente desapareció y apareció en la Rambaldi, necesitaba revisar si en verdad el certificado de propiedad estaba en la habitacion del Crowley.

Editado 10 de Agosto del 2014 por Fokker

[Oniria]

Las suelas de mis botas militares parecían a punto de derretirse sobre el camino de piedra recalentado por el sol como por un gran microondas. Las cigarras emitían su canto desgarrador escondidas tras las hojas de los árboles, que coloreaban inciertas las sombras de sus ramas sobre la superficie efervescente del suelo. Donde mi boca se desarrollaba un romance apresurado entre los dientes y el filtro del cigarro a medio consumir, que se engullía a sí mismo acompañado de un funesto crujido de papel quemándose. Las cáscaras de las cenizas revoloteaban por ahí hasta desintegrarse, danzando ante mis ojos como insignificantes motas de luz ingrávidas y relucientes.

 

Al final del sendero se erguía una estructura cuadricular sometida por el peso de una alta torre. Nunca antes me había arrimado a los terrenos de los Crowley, pero aquel día tenía una excusa infalible, o más correctamente, una obligación incuestionable.

 

Frené junto a la puerta, forzada por ese estricto código de educación que había adquirido y perfeccionado en internados y gracias a una imbatible institutriz inglesa -que en mi caso no fue sino el ser una observadora descarada-, y la golpeé suavemente con los nudillos, esperando ser bien recibida.