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Animagia


Suluk Akku
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Aún cuando ya esperaba ese tipo de preguntas, aquella lo había tomado por sorpresa. Estaba seguro a que animal se quería transformar, pero no estaba seguro de que fuera ese su animal interior. Así que fue sincero con su respuesta a Suluk que parecía estar en otro lado pero en espera a la respuesta del Black Lestrange.

 

-Mi animal interior aún no lo sé. Quiero ser una serpiente, pero en un sueño me pareció ser un pura sangre blanco con la cresta en rosa pastel. -dijo tratando de recordar si aquello que decía había sido un sueño o al momento de volverse un equino había dejado de percibir entre que era real y que no, por ser su primera vez.

 

-No sé si eso cuente como una experiencia, aunque estoy seguro que no, por que de aquel sueño solo recuerdo estar corriendo por los jardines de Ivashkov, sintiéndome libre, noble y salvaje.-sonrió tratando de disimular la risa que le provocaba el sentirse salvaje sin ser un felino o libre sin ser un ave.

 

-Suluk, ¿me ayudarás? -pregunto.

 

Aries parecía ansioso ante la respuesta de la arcana, más que nada por que él deseaba ser un animago. Y aunque había escuchado que no todas las personas eran capaces a ser un animago, el Nigromante se sentía capaz de ser uno.

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En mi cabeza tenía ya toda una estratagema maravillosa sobre cuál sería la forma correcta de alcanzar la fruta de un árbol nuevo, de hecho, desde el punto en el que me encontraba, a unos trescientos metros de distancia, vislumbré un árbol de kiwis. Yaa estaba, aquel sería el segundo árbol al cual treparía para cumplir con la tarea impuesta por la Arcana. Estaba consciente, sin embargo, de que Suluk no me había dicho que fueran frutos de diversos árboles, sino que quería solo tres frutos, pero se me hacía un poco aburrido que fueran solo de un árbol.

 

Estaba en aquello, cuando la voz de la Akku sonó en mi mente. ¿Qué había aprendido de aquella situación? Había aprendido que debía de confiar en las habilidades de la pantera que habitaba dentro de mi. Había aprendido que una vez transformado debía dejarme guíar por los instintos felinos y olvidarme de todo lo que como vampiro hacía en cada uno de mis días, pues no iba a conseguir una real conexión si pensaba como Keaton-Vampiro cuando estaba como Keaton-Pantera.

 

Entendí la pregunta de la Arcana, y entendí también que debía darle los resultados en persona, sin embargo, lo que no capté fue si debía volver en ese momento o al término de la recolección de los tres frutos que me solicitó al principio, así que sin más, decidí que lo mejor era recolectar esos dos frutos y luego volver al Ateneo de Habilidades para darle a Suluk todos mis resultados y mis impresiones de aquella aventura.

 

Las cuestión era que el tiempo apremiaba y aún me quedaban dos frutos más. Tendría que procurar que fueran del mismo árbol para volver pronto con la Arcana. Recordé las dos ocasiones anteriores en las cuales me había presentado a la Habilidad. Suluk me había dicho ya que lo importante era entender esa conexión, en por qué la pantera y no otro animal, el por qué de que me sintiera a gusto con ese animal y el porqué sus aptitudes y habilidades mr ayudarían a ser un excelente Animago.

 

La conexión mental principal radicaba que, tanto yo en mi forma humana como animal, prefería la calma, la soledad, la autosuficiencia y la i dependencia. Tanto las panteras como yo estábamos más a gusto resolviendo nuestros problemas solos y solo en pocas ocasiones ver a alguien más pero cuando realmente era necesario.

 

Así que esa era la idea, ese era mi centro emocional, ahora, e lo físico iba más en cualidades que me complementarían y que yo como vampiro no tenía. La velocidad, la habilidad para trepar, la visión nocturna, el excelente olfato y el excepcional sentido del oído. Aquellas eran cualidades que no tenía en mi forma humana y que me complementaban, que, desde luego, servirían para proteger lo mío, a los míos y desde luego me ayudaría a vencer de otra manera a mis enemigos.

 

Y con esto, la pregunta era ¿qué de todo aquello usaría para alcanzar las dos frutas restantes?

 

Agucé mis sentidos. Mis orejas se giraron en varias direcciones, cerré mis ojos y dejé que los sonidos de la selva y sus aromas me guiaran para poder localizar la manera. Debía de haber un modo en el que, sin tener que trepar, alcanzará esas frutas. Si mi fuerza me iba a ayudar...

 

De pronto a lo lejos lo escuché. Unos aullidos muy graves, unos sonoros aullidos provenientes de unos simios muy peculiares. Aquella manada de Monos Aulladores debía localizarse a unos dos kilómetros hacia el sur. Mis ojos se abrieron de golpe y supe de inmediato que aquella idea que había pensado al principio era muy sosa, ahora tenía algo mejor en mente guiado por el instinto de caza de la pantera.

 

Había una razón por la cual los primates estaban hechos para trepar, y esa era precisamente la de evitar a sus depredadores, la pantera entre ellos. Pero aquel felino también había adaptado su anatomía, pues sus largas garras, sus fuertes patas y cola larga le ayudaban a trepar, y aunque tal vez no fuera lo suficiente para llegar a las copas de los árboles, si que podía utilizar esa habilidad para lograr mi objetivo.

 

Corrí lo más rápido que aquel cuerpo me permitió, y tan solo en unos minutos logré arribar a la base de aquel inmenso árbol dónde se hallaban los Monos Aulladores. Me quedé unos minutos analizándolos, y ellos ya desde lo alto me miraban precautorios sobre mis movimientos. Sabía que sólo tendría una oportunidad y que tendría que ser rápido. Ahora, aquel gran plan que tenía al principio se me hacía muy elaborado pues estaba pensando cómo humano y no como una pantera.

 

Así que sin más, me olvidé de los miedos, de la desconfianza y me entregué a aquel felino, el cual de inmediato dio un gran salto y comenzó a trepar por el tronco de aquel gránulos árbol. Mis patas fueron tocando aquella áspera superficie mientras mis garras se incrustaban en los bordes de la corteza. En lo altos, los aullidos de aquellos monos empezaron a escucharse con mayor fuerza, ya sólo quedaba un poco más...

 

Llegué a un punto donde las ramas ya eran demasiado frágiles para aguantar mi peso, pero dond estaba en excelentes condiciones para realizar el plan que mi pantera interna había maquinado. Los monos estaban ya muy alebrestados, ascendían más y más por las ramas y lianas hacia la copa. Mis rugidos entonces se empezaron a escuchar mientras las ramas de aquel árbol se movían vigorosamente debido al ascenso de los monos, y cuando éstos llegaron a la copa, muchos de los frutos que ahí estaban comenzaron a caer. Tomé dos con el hocico y bajé raudo del árbol.

 

Al tocar suelo de nuevo, tomé mi forma humana de nueva cuenta y desaparecí en pos de la Cabaña de Arcana Suluk. Al llegar a las afueras, entré sin más y puse las dos frutas restantes en delante de la Arcana. Miré un poco mi atuendo y con un movimiento de varita estás habían quedado limpias y pulcras de nueva cuenta.

 

—Muy bien, Suluk, sé que me pidió que volviera para darle los resultados de la tarea, pero no me pareció correcto dejarla inconclusa —Dije con calma y me acerqué a ella justo cuando el otro alumno me respondía a una pregunta que seguro le había formulado la Arcana.

 

Dejé que hablara y lo escuché sin querer, y me parecía maravilloso que durante la clase también se ayudará a descubrir el animal que se hallaba dentro de cada uno, pues había veces que, al parecer, no se tenía claro pero se quería adquirir la habilidad. En mi caso había sido también complicado, pues primero sentí una conexión con un Elanio, pero finalmente mi animal interno surgió como una pantera. Sonreí y noté que mi compañero de clase había terminado de hablar. Mi turno había llegado.

 

—En mi caso, Suluk, aprendí que debo entregarme a mí Animal interno, que debo confiar en esa conexión y no pensar cómo humano cuando me transformé. Aprendí que hay habilidades físicas que no tengo en mi forma humana pero que al transformarme se complementan con las que sí tengo como pantera. Además, de que no me sentía ageno, de hecho, me sentía cómodo estando en ese cuerpo felino, me sentía yo mismo, me sentía como una versión diferente de mí pero a la vez como la misma —Comenté y no sabía si me había explicado bien, por lo que añadí —Vamos, que sentí que la pa tera es una versión de mí mismo donde cubro aquellas habilidades en mi forma humana no poseo pero que a la vez siempre estuvieron en mi en mi Animal interior —Finalicé ahora sí y esperé a ver qué más me ponía a hacer.

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- ¿Ayudarte? Eso es algo que debes descubrir tu y hasta que no lo hagas no podré comenzar a enseñarte cosas - Suluk abrió un portal con su vara de cristal que llevaría al mago hasta el hábitat de su animal interior, su tarea consistiría en encontrarlo y solo podría regresar hasta haberlo logrado como fuera - Tendrás que atravesar este portal y determinar tu animal interior. Una vez lo conozcas solo debes pensar en mí una bola de nieve irá por ti para hacerte regresar a este lugar para que compartas conmigo tu aprendizaje.

 

- Me alegra que hayas decidido terminar - La arcana no esperaba menos del joven mago y estaba feliz con los resultados obtenidos por el joven mago. Su proceso de aprendizaje estaba casi completo y solo le quedaba responder una última pregunta de la arcana - Vamos, ven conmigo - La arcana salió de su vivienda en busca de un poco de frío provocado por uno de sus artefactos mágicos capaces de controlar el clima.

 

- Mi última pregunta es la siguiente - Hizo una leve pausa - ¿Deseas realizar la prueba de la Animagia? - La arcana por fin consideraba que Keaton había logrado cumplir con los objetivos de la habilidad y que el momento de presentar la prueba había llegado. La arcana llevaba mucho tiempo sin realizar una así que le motivaba mucho poder hacerlo nuevamente. Siempre era un placer para ella entregar anillos nuevos a los aspirantes.

 

- Piensa bien tu respuesta antes de decirme lo que piensas - Lo que dijera en ese momento determinaría por completo el camino a seguir y era una decisión demasiado importante como para no pensar un poco antes de dar una respuesta.

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El Ravenclaw escuchó la palabras que Suluk le decía a aquel mago que busca su animal interior. Era curioso, pues el vampiro se imaginó a la Arcana como una especie de psicóloga mágica que, haciendo ciertas preguntas a sus alumnos, les ayudaba a dar con su animal, sin embargo, esto no fue así, pues la Akku solo le dijo que atravesará un portal que acababa de abrir con su vara de hielo para que él mismo lo descubriese. Un dejo de decepción se hizo presente en la cara de Keaton, pero la verdad no estaba allí para preocuparse por su compañero, sino por él mismo adquirir la habilidad.

 

Una vez dicho esto, la Arcana instó al ojiverde a que la siguiera, y al hacerlo, se vio a sí mismo salir de la cabaña de la instructora y toparse con el gélido clima que imperaba fuera. Keaton agradecía esto, pues a él siempre se le había dado bien habitar en lugar fríos. Estaba listo para una tarea más, por lo que no esperaba las palabras que de la boca de la Arcana salieron. ¿Sería capaz ya de enfrentarme a la Prueba de la Animagia? ¿sería yo lo suficientemente hábil para conseguir aquel anillo de Animagia? La verdad era que la respuesta desde luego que era un sí. Su última prueba había sido muy reveladora, y no podía creer lo mucho que había avanzado. Pero meditó un poco la respuesta que le daría.

 

—Agradezco enormemente su confianza, Arcana Suluk, y la respuesta desde luego es si, si estoy listo y si deseo realizar la prueba —Dijo tras unos quince minutos. No se veía más tiempo sin tener aquel aro, sin poder correr libre por las estepas, las llanuras y las selvas, quería y deseaba que esa conexión fuera, all fin, entera —Dígame a dónde tengo que ir y qué tengo que hacer —Añadió y esperó, esta vez ya un poco impaciente.

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Iniciar el estudio de una nueva habilidad era todo un reto, porque cada Arcano era mucho muy diferente del anterior, sin embargo, tenían algo en común, y eso era el derecho que creían tener de llevarte hasta el borde de sus capacidades para demostrar que eran dignos de tener la certificación por parte de la Universidad y Ministerio de Magia como poseedores de las habilidades que te habían sido conferidas al nacer. Considerando esa cuestión, se había inscrito en la tercera habilidad, que había elegido cursar, la cual era Animagia.

 

Si, una que había compartido durante años con su padre; Jocker, el cual le había enseñado lo básico, para poder conectarse con su animal interior, pero aún así estaba segura de que si llegaba con esa actitud de conocer lo necesario sobre la habilidad, no le traería buenos resultados con Suluk. Por lo que tendría que mantener oculta esa parte de ella y permitir que la arcana le mostrará el camino adecuado a seguir, esa era la mejor opción y justamente lo que haría, por lo que en cuanto recibió la carta de aceptación de la institución educativa, esbozó una media sonrisa y se dispuso a marcharse.

 

En cuanto apareció, en los terrenos de la universidad se abrigó un poco con su capa de viaje, y continuó con su camino para llegar a la vivienda de su nueva instructora. Mirando detenidamente, la puerta respiró profundamente y pensó unos segundos antes de levantar su diestra y tocar un par de veces la puerta, porque no quería ser mal educada, y menos, interrumpir alguna de las enseñanzas que estuviese dando a los demás alumnos.

 

—Buenas tardes. —saludó en cuanto en su campo de visión apareció la arcana, esperando aún fuera de la vivienda las indicaciones que le pudieran dar. Evitando mostrar su típica media sonrisa, se quedó seria, sí era lo mejor al menos en ese momento.

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El par de ojos grises provenientes del nigromante no dejaron de ver a la arcana, Aries no daba crédito a lo que acababa de hacer Suluk. La Arcana lo enviaba a un lugar desconocido por que no podía decirle con claridad que animal estaba en su interior. Trato de no exaltarse, mantuvo su mente en blanco y enseguida asintió a las palabras de la fémina.

 

Cruzó el portal aun desconfiando de la Arcana, al otro lado se encontró con un lugar en el que era un tipo de desierto, pero mientras se caminaba se volvía en una planicie llena de pasto, flores, árboles que rodeaban un gran campo. Reconoció aquel lugar como si se encontrará en aquel seguido, pero la verdad era que amaba este lugar por sus sueños. Ya que siempre que lograba transformarse en un caballo pura sangre, al momento de galopar, el aire que soplaba el viento era fresco que hacía que él sintiera que era libre. Era por eso que amaba soñar con que era un caballo.

 

Pero nunca tenía claro como en su sueño terminaba convirtiéndose en un equino, así que después de pensarlo mucho decidió, acostarse en el pasto. En su cabeza aquella acción le hacía creer que estando en aquella forma iba a poder transformarse, pero no. El metamorfomago había pasado una hora acostado y no había logrado nada, sólo su ropa húmeda gracias a la brisa del lugar.

 

Por un momento creyó que aquel lugar era para que el fuera una vaca, había veces en las que después de comer era como se sentía, así que con un poco de ayuda de su habilidad de metamorfomagia, logro transformarse en una vaca, pero después de pastar un poco y caminar por el lugar no se sentía tan bien.

 

¿Qué será lo que ven todas las personas para encontrar su animal interior? —se preguntó aun transformado en bovino mientras caminaba hasta la orilla de un lago cristalino donde iba a tomar un poco de agua. Fue entonces que se vio reflejado en el agua.

 

Un hermoso corcel blanco con las crines en color rosa pastel se veía reflejado, por un momento dudo lo que sus ojos veían, así que después de beber el agua que deseaba comenzó a galopar y entre más emoción sentía por lo que estaba haciendo aquello le llenaba el corazón así que comenzó a correr. El aire golpeaba su tercio anterior y hacia volar las crines y la cola en color pastel a la misma velocidad.

 

¿Había encontrado su animal interior? No lo sabía así que empezó a preguntarse varias cosas, como si el sentirse parte del caballo, sentirse libre, sentirse salvaje y ser noble a la vez era una situación que le indicaba que su animal era aquel equino. Esa noche durmió siendo un corcel blanco, pero a la mañana siguiente regreso a ser el joven nigromante que al parecer se había quedado dormido.

 

El Back Lestrange golpeo con su mano encerrada en un puño el pasto, en el momento que pensaba en el corcel blanco, así que antes de que su mano transformada ahora en pesuña tocara el suelo se dio cuenta que había logrado transformarse en un caballo por el simple deseo. Solo que esta vez era un purasangre de color negro con las crines y la cola en color blanco, fue entonces que se dio cuenta que su habilidad de Metamorfomagia que venía con ella de nacimiento también podía ser usada para generar un nuevo aspecto a su animal interior y aquello le parecía tan divertido que se encontraba realmente feliz por su logro.

 

Así que aun transformado en aquel bello ejemplar pensó en la bola de nieve que apareció en seguida. El retorno a la cabaña de Suluk en su forma humana le hizo sentirse un tanto intranquilo, fue entonces que se dio cuenta que la matriarca de la familia donde había sido adoptado se encontraba ahí. Le dedico una amigable sonrisa, el verla en aquel lugar le hacía preguntarse qué clase de animal era ella, por su forma de ser, altiva y con porte bien podría ser un pavorreal. Pero algo le decía que se equivocaba.

 

He regresado Suluk, buenas tarde Mia… —saludo a la bruja deseando ponerse a entablar una pequeña conversación con ella, pero quizás la iba encontrar en otra oportunidad y de esa forma enterarse que animal era ella. Esperó que la Arcana le indicara que debía hacer para demostrarle que dominaba aquella habilidad y aunque el dudaba un poco de que de verdad pudiera dominarla fue paciente en la espera de su nueva indicación.

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  • 2 semanas más tarde...

Keaton había aceptado presentar la prueba, con un movimiento de su mano, le indicó que podía retirarse para prepararse para la prueba, la cual continuaría poniendo a límite sus capacidades.

 

Mientras esperaba a que Aries volviera del lugar al que lo había enviado, una bruja apareció delante de su morada, considerando la posibilidad de dejar que se congelará en su jardín, negó lentamente. Era mejor hacerla pasar, porque dar explicaciones a los directivos, no era precisamente algo que le agradará a Suluk, así que abrió la puerta y la observó fijamente, intentando descubrir que era lo que quería.

 

Pasa muchacha, no querrás morir congelada. —comentó haciendo referencia a la sencilla túnica que cubría su cuerpo y al fuerte frío que poblaba el exterior de su morada— ¿Quién eres y qué es lo que deseas de mí? —haciéndose a un lado, le permitió el acceso.

 

Necesitaba conocer las respuestas de sus labios, aunque conocía la respuesta, o creía conocerla, porque nadie más que los pupilos que deseaban que les trasmitiera sus conocimientos la molestaban y acudían hasta allí.

 

Girándose, pudo ver como el Black Lestrange regresaba. Estudiando sus rasgos, supo que había conseguido encontrar a su animal interior, así que ahora tendría que entender la importancia de haberlo encontrado y más, de vincularse a él, porque esa era la única manera de logar que nunca hubiese ningún tipo de daño en su alma. Lograr conservarla intacta, a pesar de las transformaciones, no era tarea sencilla.

 

¿Cuál es tu animal interior? —soltó sin perder de vista a la bruja de cabellos dorados— ¿En qué se relaciona con tu personalidad? —cuestionó al mago, posando sus ojos en él, sí le interesaba conocer su respuesta.

 

Por lo que le dio unos segundos para que meditará y comenzará a expresar lo que pensaba.

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La emoción de poder vincularse por fin con la habilidad de animagia, la tenía ensimismada evitando que su cuerpo reaccionará ante el frío que se sentía delante de la vivienda, y fue hasta que Suluk habló que notó como poco a poco sus músculos comenzaban a ponerse un poco más rígidos. La temperatura comenzaba a afectarle, por lo que simplemente asintió ante la propuesta de ingresar y una vez que lo hizo, notó la presencia de Aries, uno de los miembros de su familia.

 

Reflexionando acerca de las palabras de la arcana, intentando ordenar sus ideas se acercó un poco a la chimenea que había y una vez que su cuerpo comenzó a recuperar su calor habitual, pudo pensar de manera mucho más rápida, pero antes de responder, observó con atención los rasgos de la anciana que tenía delante de ella, eran similares a los Innu. Intentando mantener la calma, supo que la clase no sería sencilla, porque esa comunidad llevaba un vida difícil.

 

—Soy Mia Black Lestrange y he venido a aprender de usted Akku. Sé que puede ayudarme a terminar de crear el vínculo con la habilidad que poseo de transformarse en un zorro, ¿estoy en lo correcto? —respondió ante su pregunta.

 

Considerando cuál sería la reacción de la arcana, miró como el pelirosa pensaba su respuesta ante las preguntas que le habían sido formuladas. Afortunadamente o desafortunadamente, dependía de quién lo viese, ella había respondido ante la cuestión de saber cuál era su animal interior y a decir verdad, nunca le había costado trabajo descifrarlo, porque con la ayuda de su padre, había conseguido saber como saber que era el adecuado.

Editado por Mia Black Lestrange
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Aries sonrió. No era una sonrisa genuina, por el contrario, era la sonrisa que usaba cuando algo lo ponía más nervioso de lo que realmente debía estar y trataba de ocultar aquello. Las preguntas parecían ser sencillas, su animal interior era un caballo, el por qué era un caballo y no otro animal era lo que no entendía. Por ende, no sabía que de su personalidad era parecida a la del equino, pero no podía quedarse callado por mucho tiempo así que trato de pensar en una respuesta correcta.

Soy un equino, un purasangre blanco con la cresta de colores. —estaba describiéndose en su forma animal cuando entendió que era aquella sensación que sintió al correr por el pasto lo que le hacía similar su personalidad al caballo. —Soy noble, salvaje, veloz y se cuándo se debe luchar por una causa.

La verdad era que era un tanto nervioso y temperamental, el Black Lestrange explotaba por los cambios de ánimo que presentaba y eso era lo más similar que tenía con los purasangres. Trato de parecer convincente con sus palabras, no era que no aceptará el temperamento tan difícil con el que contaba, pero le gustaba ser una persona de bajo perfil.

Su doble vida era desconocida para las personas que no pertenecían a la Marca Tenebrosa, así que con los brazos cruzados frente a él se dirigió a la Arcana con una pregunta que le empezaba a picar en la curiosidad.

¿La personalidad de cada persona es la que hace a nuestro animal interior o este puede ser elegido? ¿Si alguien es temeroso y se siente minúsculo sería un pequeño ratón? —no podía dejar de ver a la Black Lestrange. ¿Qué animal era ella? ¿una tarántula? ¿Una viuda negra? ¿Algo peor? Nadie podía negar que la rubia encantaba a sus presas y a sus parejas para matarlas después o desaparecerlas del mapa.

Suluk, ¿la vinculación con tu animal interior hace imposible que la gente cambie a otra forma? Esto no es como el patronus o la metamorfomagia que el mago puede cambiar de acuerdo a su estado de ánimo, ¿estoy en lo correcto?

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La respuesta de Mia confirmó sus sospechas, cada día más miembros de la comunidad mágica londinense acudían a certificarse como animagos. Contrario a lo que se podría esperar, no le molestaba ser profesora, porque disfrutaba compartir los conocimientos que había adquirido a lo largo de toda una vida, por lo que entendía perfectamente las emociones y sensaciones que se generaban en cada uno de los que pasaban por su vivienda.

 

Dígame señorita Black Lestrange, ¿cómo sabes qué tu animal interior es un zorro? —preguntó a la rubia, mientras la observaba fijamente, tenía sus dudas acerca de que realmente fuese uno, por lo que tendría que saber porque ella lo consideraba de esa manera— Quiero que me digas cuáles son las capacidades físicas y habilidades mentales que te vinculan a él.

 

Levantando su vara mágica, conjuró un hechizo que llevó a la bruja hasta un lugar hermético de su mente, en donde ella tendría que identificar el momento exacto en el que se había dado cuenta que era un zorro. Mientras tanto, mediante la habilidad que poseía de meterse en la mente de sus alumnos, le indicó que solamente volvería a responder las preguntas que le había hecho, cuando encontrará ese recuerdo.

 

Asintiendo ante las palabras del Black Lestrange, respiró profundamente. Tenía ciertas cualidades que compartir con un pura sangre, eso era obvio, pero más allá de las mentales, ¿cuáles eran las físicas que lo unían a él? Eso estaban a punto de descubrirlo, pero antes daría solución a las preguntas que le surgían.

 

Cada persona tiene la facilidad de encontrar su animal interior, ¿quié será? No podemos saberlo, y no dudo que habrá personas que puedan estar conectados a un ratón, pero eso solamente dependerá de sí mismos. No, no podemos elegir en que transformarnos a voluntad, porque si fuese como la metamorfomagia cada vez que nos transformamos en un animal que no sea el de nuestro interior, vamos perdiendo parte de nuestra esencia y alma, quedando como seres vacíos.

 

No le daría más detalles al mago, por lo que simplemente le indicó con un movimiento de su diestra, que sería mejor no preguntar más. Intentando saber hasta donde podría llegar el interés del joven, sonrió con diversión, era momento de ponerse en marcha.

 

Aries, quiero que te conviertas en un caballo, tal cuál y te visualizaste. Una vez que estés en ese estado, puedes salir a dar una pequeña vuelta por mi jardín y volver, para comentarme como te sentiste y cuáles son las habilidades físicas que comparten. —ordenó, mientras volvía su mirada a la ojiverde.

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