Videncia

[Sajag]

El Arcano intentó proseguir la clase con la nueva alumna pero se había visto sorprendido por la actitud de la señorita Mcnair. No se lo esperaba. No quiere decir eso que Sajag fuera un mal Arcano o que se le podía considerar un tramposo como todos los adivinos de pacotilla que, por desgracia, abundaban en este mundo, gente que apenas tenían talento para interpretar la posición de la luna en el oscuro manto de la noche...

 

Pero le sorprendió, sí, aunque sólo a medias. Era la reacción que se esperaba de Sybilla y, en el fondo, sabía que era ella la que estaba proporcionado aquella incertidumbre en la muchacha. La vio irse y se quedó allá, con la mano temblorosa apoyada en la madera manchada de tinta, observando su huida incontrolada. Lo malo... Lo peor... es que sabía que mañana ella habría superado este ataque de ansiedad, de conocimiento indebido, de recuerdos involuntarios que no le pertenecían y que volvería para pasar la Prueba.

 

Sjag no podía negarse a hacerle la prueba, a pesar de saber lo que iba a sufrir ella, lo que iban a sufrir ambos. Pero su calidad como Arcano le impedía negarse a darle la oportunidad de pasarla. Hubiera seguido así, contemplando su esencia desvanecer en el espacio vacío de su salida, cuando sintió que su nueva alumna le comentaba algo sobre el arte de adivinar con las manchas. La señorita Lockhart intentaba convencerle de que estaba perfectamente y había sido bien cuidada por su marido y familia. Estas sencillas palabras le hicieron volver al presente y recolocaron sus ideas. Se sentó delante de ella y puso el pergamino en la mesa, mientras sacudía la pluma, dejaba caer unas cuantas gotas y después doblaba el pergamino por la mitad.

 

- Ay, querida... No dudo que esté perfectamente bien. Lo decía por su retoño.

 

Desdobló el pergamino y sopló, como si eso fuera suficiente para secar la mancha ocasionada. Se dio cuenta, entonces, que sus últimas palabras podían haber ocasionado un malestar en la madre primeriza.

 

- No me lo tome a mal, fallo de Vidente que no cuida sus palabras. Su hijo está perfectamente. Es sólo que es... especial... Y lo descubrirá pronto. Estoy seguro. Sé que usted podrá verlo en estas manchas...

 

Y le puso el pergamino de nuevo al alcance de su mano mientras con la otra hacia volar un libraco con las posibles interpretaciones de lo que significaban las manchas.

[Ela Karoline]

Cissy había abandonado el aposento dejando al arcano con ella, una desconocida a la que instruir en el arte de la videncia, si en alguna de las habilidades se sentía cruda, por no decir completamente ignorante era en esta, no tenía ni idea que hacer o que iba a suceder pero… para eso estaba él, para guiarle y sacar lo mejor de ella, para enseñarle y enfocar su habilidad si es que la poseía. Aunque con honestidad le veía distraído como si la repentina partida de la Macnair lo hubiera descolocado ¿acaso había visto algo malo sobre la chica? ¿Se lo había dicho? Quien sabe pero preguntarle de frente seria revelarse como una metiche, así que prefirió guardarse su observación.

 

Cuando el hombre que más se le asemejaba a un fraile que a otro tipo de mago en cuanto a su sencillez decidió concentrarse en ella enseguida menciono a su bebe, ¿Qué sucedía, sabía algo de su bebe? La alarma se instalo en su corazón y su rostro era un perfecto signo de interrogación que el arcano se apresuro a despejar. Cuando dijo que estaba bien, soltó el aire que había estado conteniendo, aflojo los músculos del cuerpo que se habían puesto como garrote y sonrió al escuchar que era especial, si lo sabría ella.

 

--¡Es demasiado especial y muy listo a pesar de su edad! Creo que empezó a aprender y a crecer desde el vientre, ya sabe no físicamente sino…-- guardo silencio, después de todo aunque le inspirara confianza era un extraño, pero cuando menciono que podía verlo en esas manchas, capto toda su atención, vio como movía el pergamino sobre el que había dejado caer tinta, había doblado y soplado y ahora se lo ponía al alcance de la vista con aquel comentario. A la par que hacia volar un gran libro de apariencia antigua.

 

Las orbes celestes de la bruja se concentraron en el pergamino, las machas eran diferentes, algunas más marcadas, otras difusas o ensanchadas por un borde más claro como si proyectara una sombra, pero su interpretación seguía siendo un misterio para la Lockhart, a este punto se preguntaba si había algún código de interpretación o todo era al azar, una proyección de la mente del vidente, en cuyo caso podía ser sobre él mismo o sobre otras personas, ¿Cómo saber cuando era propia la visión o de otros?

 

--¿Se supone que debo ver algo?-- pregunto al fin, perdiendo el miedo a parecer tonta de remate.

 

@@Sajag

[Sajag]

Sagaj, tan acostumbrado a que sus pupilos interpretaran a la primera todo lo que les pedía, se sorprendió que la madre novata no se atreviera a hacer un primer diagnóstico de las manchas. Tendría que tener paciencia. Una reciénpartera solía ser mucho más intuitiva que el resto de humanos, mejores videntes que el resto de compañeros pero, a la vez, necesitaban mucha más confianza en sí misma, algo que tendría que conseguir ella por sí misma.

 

- Tranquila, señorita Cye... Iremos paso a paso.

 

El Arcano se sentó a su lado y abrió el libro que había aparecido para la consulta.

 

- La Verdad es única, téngalo presente. Sin embargo, la interpretación de la Verdad depende siempre de la persona que lo haga. He aquí la diferencia entre un buen Vidente y un pelagatos embacaudor de crédulos muggles. Mire bien el resultado de mi pergamino...

 

 

- Ha de tener en cuenta que la mejor manera de que salga es que el propio interesado haga las manchas. ¿Se fijó en cómo las conseguí yo? Un Buen Vidente, sin embargo, le basta con pensar en él para conseguir vincularse y crear el dibujo, que es lo que yo hice. En este caso, fíjese y busque en el libro la palabra que primero le salga a la mente cuando ha visto la imagen. Por ejemplo, muchos pensarían en un hombre barbudo. Sin embargo, yo veo un grupo de bailarinas ensayando para un número de navidad. Tal vez el Cascanueces... ¿Qué ve usted?

 

Sonreí a la muchacha. Era sensible y eso la hacía hermosa. Sería una gran madre y una buena esposa. Pero tenía muchos cambios en el presente que se lo harían difícil.

[Ela Karoline]

El arcano pareció comprender de golpe que con ella requerían paciencia y explicaciones detalladas o todo resultaría un desastre para la rubia. La animo diciéndole que irían paso a paso, lo cual hizo que las orbes celestes se posaran en el bronceado rostros del mago, quiso decir “gracias” pero solo asintió con la cabeza, de pronto se sentía tan torpe y tan falta de conocimientos, como si sus propias angustias y miedos a descubrir a ver algo que quería pero temía le restaran capacidad.

 

“La verdad es única” esa frase ya la había escuchado al arcano de Nigromancia cuando se refirió a quien era ella y lo que proyectaba, mostraba u ocultaba. Volvió asentir con relación a la interpretación, @@Sajag le indicaba como conseguir las manchas y le preguntaba si había observado el procedimiento --Si, si, estaba atenta-- aseguro mirándole de lado pues se había sentado junto a ella. Así de perfil parecía más joven de lo que seguramente era y quizás el hecho de que su cabellera de un tono castaño oscuro como sus ojos fuera pareja sin asomos de canas aumentaba la sensación de una madurez sin vejez que a Cye le intrigaba, no tanto por el paso del tiempo sino por lo mucho que seguramente había visto y vivido.

 

--Yo…-- trato de centrarse en la palabras y no en sus propias observaciones o más bien especulaciones sobre el maestro, sus orbes fueron del libro al pergamino y sonrió ante lo que él decía ver, bailarinas, ¿tendría que ver con recuerdos mundanos de su pasado? Allí iba otra vez a especular, se mordió el labio inferior y se detuvo en las manchas. --Yo veo a tres seres, este de acá abajo es poderoso, y estos dos de arriba, igualmente poderosos pero juntos-- ladeo la cabeza como si ese nuevo enfoque pusiera en su mente respuestas que antes no tenía --Rodeados por un lazo o cadena que quiere apresarlos, protegerlos o mantenerlos juntos…no estoy segura-- titubeo tomando aire y entonces sus ojos se abrieron con cierta sorpresa --Pero ve aquí, hay dos caminos, cada uno custodiado y el ser poderoso de abajo en medio de tal dilema-- concluyo golpeando el pergamino con sus dedos en la parte inferior limpia de tinta.

 

Levanto al fin el rostro para mirara al arcano, un poco sonrosado debido a la excitación que le causaba haber podido desglosar aquellas manchas de algún modo, aunque no sabía si era el correcto o el certero, eso tendría que decírselo el propio vidente y orientarla hacia lo que era adecuado o lo que no. Pero por Merlín que estaba emocionada, en el pasado solo hubiera visto goterones de tinta mal empleada en un pergamino que pudo ser usado para una buena carta o una nota importante.

 

-Dígame ¿es correcto el enfoque?- apretó las manos sobre el bolsito que pesaban un poquito más de lo debido y que sin dejar de colgarse cruzado en su pecho y espalda descansaba en su regazo.

[Sajag]

El Arcano fue ampliando la sonrisa a medida que la muchacha interpretaba las manchas de aquel pergamino. No se había engañado. La Señorita Lockhart parecía despertar aquel Ojo Interior necesario para ver más allá de lo que emborronar una página suponía. Enseñarle iba a ser un placer porque, en el fondo, sería como notar el Nacer de un ser vivo latente que no se sabe que existe en el interior de uno mismo. Sajag amaba la estupefacción con la que sus pupilos solían recibir aquel despertar, aquel nacimiento de algo intrínseco dentro de cada uno. Y Cye no era ajena a ese sentimiento.

 

- ¡Muy bien, señorita Lockhart, muy bien...! Ha demostrado usted una gran intuición al saber ver que hay tres personas implicadas en este todo. - No quiso decir más de momento pero después decidió ser lo más sincero posible. - ¿Ha adivinado quiénes son estas tres personas? Quien es tan fuerte y tiene que decidir entre los dos caminos necesita de Usted para tener fuerza y tomar la decisión correcta. Es difícil pero... apóyele, señorita Lockhart. Necesitará ahora más que nunca de su consuelo en esta vicisitud que, me temo, ya ha empezado.

 

Por aquí no iba a añadir nada más; la vida privada de los matrimonios eran eso, privada, no iba a ejercer ninguna influencia en ella. Las decisiones duras solían, sin embargo, ser las que más unían.

 

- Es una gran persona, señorita Lockhart. Su Fuerza interior mantendrá unida a la familia en este momento de incertidumbre. Pero dejemos eso de lado, ¿Quiere probar con las cartas del Tarot?

 

Con un ligero chasquear de dedos, su antigua y gastada baraja de tarot con los bordes llenos de cenefas doradas apareció encima de la mesa.

 

- Tome, aquí tiene otro libro que tendrá que ojear aunque sólo sea de guía. La Interpretación le vendrá como un suspiro, ya verá. Baraje bien y saque, una a una, tres cartas. La primera será la de su pasado, la segunda la de su presente y la última le indicará lo que le espera en el futuro. ¿Se ve con fuerzas o prefiere descansar un rato?

[Ela Karoline]

Recibió un “muy bien” ante la pregunta si había interpretado bien aquellas manchas de tinta sobre el pergamino, lo cual la dejo desconcertada, ¿cómo era posible que se pudiera ver todo eso a través de tan poca cosa, y peor aun ¿cómo es que ella podía verlo o leerlo? Miro nuevamente el pergamino y luego a su maestro para asegurarse de que no se burlaba de ella y en efecto el hombre parecía sincero. Se mordió el labio inferior y se quedo pensativa ante la pregunta de si sabía a quién se refería lo que acababa de ver.

--¿Debería saberlo? Quiero decir además de ver los hechos ¿también sabré el nombre o la afinidad de las personas?-- pregunto confundida, si era así esto cobraba otra dimensiones era un arte exactísima, como es que no la tenían de primera fuente para averiguaciones y asuntos importantísimos. Fue entonces que comprendió como si se le hubiera caído una venda de los ojos que aquella videncia se trataba de ella, de Ishaya y de su bebe, de los cambios que enfrentaba el matrimonio con la llegada de un tercer y a la vez con la toma de decisiones de uno de ellos que terminaba involucrándolos a los tres.

--¡Wuaooo! Yo…-- no creía tener que agregar nada mas a aquella cara de asombro y descubrimiento y el arcano pareció pensar lo mismo pues el tema quedo zanjado luego de unas palabras de aliento, al menos por el momento y giro en torno a otra de las herramientas de la videncia como eran las cartas.

--¡Siiii!-- dijo de insofacto, le encantaban aquella Barajas que hasta el día de hoy solo significaban muñequitos o figuras, algunas bonitas otras no tanto --Sabe que las he consultado un par de veces, hay una pitonisa muy famosa en Diagón de nombre Peralta y es muy acertada-- obviamente no iba a decirle que eran medio familia o de su esposo, pero sí que le había predicho muchas cosas que recientemente cobraron sentido. Las cartas aparecieron sobre la mesa a vista de los dos y entonces un libro también le fue dado para que se guiara, comenzó a hojear las paginas pero se detuvo cuando Sajag le pidió que barajeara y sacara tres cartas.


--Claro que tengo fuerzas, si no he hecho nada aun, hagámoslos-- se ruborizo un poco al darse cuenta del tono que empleaba como si estuviera hablando con un viejo amigo que la invitaba a explorar un terreno que él conocía y no como el solemne arcano que tenía en la mente a pesar de su sencilla apariencia. Barajeo las cartas y las apilo todas alineaditas de forma prolija, luego saco la primera y la puso boca abajo, sin ver que se trataba de un sol, hizo lo mismo con la segunda, así que no tuvo manera de ver que se trataba de un az de espadas y finalmente la tercera se hizo de la misma forma, ocultando la sota de bastos impreso en la carta.

--Bien, ¿ahora que sigue?-- dijo apartando la vista de las cenefas doradas para dirigirlas al rostro de su mentor.

[Sajag]

Sajag era paciente y respetaba los ritmos de cada uno de sus pupilos. Algunos corrían y aceleraban en las clases y otros preferían ir más despacio para poder absorber tanto conocimiento y practicar con soltura. El Arcano sabía que la señorita Lockhart tenía que atar cabos y darse cuenta que tenía un gran poder en su interior que se despertaba cada vez más. Por ello, permaneció en silencio mientras le fue posible, respetando el tiempo que ella estaba invirtiendo en pensar en todo lo que había dicho. Ella necesitaba hilar fino toda la información que le daban aquellas manchas sobre su presente y su futuro.

 

Sonrió de forma agradable cuando ella supo, al fin, todo lo que le advertían las manchas.

 

- La Videncia es un arte poco aprovechada, querida. Es considerada poco fiable por casi todos, muggles y magos, por su mal uso y malas interpretaciones. Por eso, espero que disculpe si no le dejo entrar en la gran prueba del Portal hasta que crea en sus certeras apreciaciones, señorita Lockhart. Espero que me demuestre que es capaz de superar la mala fama que tenemos.

 

El Arcano asentía a todas sus afirmaciones, feliz de ver su emoción al intentar leer las cartas.

 

- Conozco a Madame Peralta. Su fama ha llegado bien lejos. Es posible que alguna vez me acerque por el local a saludarla - comentó mientras ella iba barajando las cartas indias. A pesar de estar boca abajo, el Arcano contempló las tres cartas que habían salido y balbuceó con sorpresa. - ¡Ha sacado un...!

 

Levantó la mirada hacia la madre rubia y la sonrisa tapó la incertidumbre que le había creado ver tales cartas.

 

- Son buenas cartas y la definen muy bien. Le ruego gire la primera, la de su pasado. Veo que usted ha sido una persona excepcional. Intente ver usted por sí misma lo que me ha dicho. Después gire la del presente; también dice cosas muy importantes sobre lo que está sucediendo. Pero me interesa sobre todo la interpretación que haga de la carta del futuro: usted conoce su pasado y su presente, por tanto no fallará al interpretarlas. Pero su futuro... Quiero que sepa que no es una ciencia exacta. Todo futuro está sometido a continuos cambios que pueden producirse o no. Dígame, señorita Lockhart, ¿qué ve usted de su futuro y a quienes afecta?

[Ela Karoline]

El arcano era paciente, eso ya estaba de manifiesto desde el mismo momento que entro a la habitación, lo que no se esperaba es que defendiera la confiabilidad de aquella habilidad, aunado a eso iba la afirmación de que no la dejaría tomar la prueba hasta que en realidad desarrollara tal talento, lo que le pareció apenas justo, no quería ser una vidente más que contribuyera al descredito del don. Las manchas de tinta tendría que practicarlas más pero las cartas eran otra de los medios y Cye la había barajado sin esperar nada, había sacado las tres cartas poniéndolas boca abajo y esperaba que su mentor las interpretara para así aprender. ¿Pero como sabia que eran buenas cartas? ¿Había algún truco? ¿Estaban marcadas? Arrugo el entrecejo y se fijo bien, nada todas tenían las mismas cenefas, los mismos dorados y color de fondo, eran igual de grandes y ninguna marca distinta, abrió la boca para preguntar pero luego la cerro sin decir nada.

 

Giro una a una las tres cartas dejándolas a la vista, sus formas, colores e imágenes eran nítidas, colores vibrantes pero no conocía, para ella eran solo eso, así que apretó el libro que le había entregado con fuerza y luego lo abrió, allá estaba más o menos el relato de lo que podría llegar a significar cada carta, pero las orbes celestes apenas captaron palabras antes de volver a cerrarlo, la verdad sentía que hacia trampa y así, así no llegaría a ningún lado. Miro la carta con el sol y ladeo la cabeza como si la imagen le hablara y ella buscara entenderle.

 

--En este pasado hubo felicidad, alegría, circunstancias difíciles que ayudaron a desarrollar emocional y mentalmente a esta persona y tiraron un ancla solida al futuro-- hablaba como si le estuviera leyendo las cartas a alguien más y es que en efecto se olvido de todo incluso que era de ella misma de quien hablaba, las palabras salían como si la carta fuera un libro de clara escritura. Si estuviera consciente de que se trataba de ella seguramente hubiera pensado en su infancia, con pocas alegrías pero muy, muy marcadas, las visitas de sus abuelos, las vacaciones, los pequeños placeres mágicos en un mundo muggle apartado de sus padres. Sus cumpleaños y las navidades todas épocas felices donde casualmente siempre comenzaba con un día soleado. La desaparición de sus padres, luego la de su abuela Sheila Longbottom y finalmente la muerte de su abuelo las definía como adversidades, que la dejaron en la difícil soledad a merced de las expectativas de los que ya no estaban, pero eso la obligo a prepararse y la hizo conocerse mejor.

 

Puso los cuatro dedos sobre la segunda carta y la separo del resto, trayéndola más hacia el borde de la mesa. El Az de Espadas lucia soberbio con su corona dorada y aquella mano empuñándola, la dotaba ante los ojos de la chica de una pureza que rara vez se reconocía en un papel. --Veo un presente igualmente bueno, los conflictos también están presentes, pero su pasado la ha preparado para valorar las circunstancias, sopesarlas y enfocarse en lo que realmente desea, hay mucha energía a su alrededor y dentro, que la define y la envuelve, hay… hay mucho amor y también cambios-- el arcano podía decir que sus predicciones serian certeras porque conocía su presente, pero como lo veía Cye era impersonal, como impersonal era tomar un pergamino y leer lo que un desconocido había escrito. La Lockhart que estaba allí presente, era feliz, amor no le faltaba y energía tampoco, tenía la propia que había aprendido a manejar y controlar como sacerdotisa, recién acababa de sentir la de su hijo durante el embarazo y vaya que se había manifestado, y la de su esposo y nieta que sin ser como ella, podían manejarla a su manera. Ahora que los conflictos no faltaban, el del nacimiento del bebe, su origen y la herencia que traía lo hacían muy especial. El reciente camino elegido por su esposo, que los ponía a ambos en extremos opuestos, pero unidos por el amor y el bebe que al final siempre había tenido acceso a la energía de ambos y que podía hacer revelaciones incomodas a futuro para ambos. Si se tomaba en cuenta todo eso, quizás la predicción fuera acertada.

 

Volvió la segunda carta a su lugar y deslizo hacia ella la sota de bastos, carta que representaba su futuro, en su mente el futuro de otra persona, una sonrisa se dibujo en sus labios al tiempo que las palabras salían con lentitud pero sin titubeos. --Esta carta me gusta, Su futuro es muy emocionante, está lleno de amor, aventura y mucha energía, también hay aprendizajes, descubrimientos con relación a lo que hay dentro de sí, toma de decisiones importantes que cambiaran el rumbo de su vida y la embarcaran en un gran proyecto, hay una crecimiento como individuo pero también con relación a un circulo y… cambios constantes con caminos abiertos-- volvió la carta a su lugar pues ya no veía más en ella, fue entonces que levanto la vista hacia el arcano y fue también el momento en que noto que estaba sedienta, se humedeció los labios comenzó a darle vueltas al aro matrimonial.

 

--¿Qué opina Sajag?-- pregunto, para ver si su interpretación se acercaba, fue entonces que recapacito sobre el hecho de que acababa de leer su propio futuro, seguramente cuando hablaba de amor se refería a su familia y amigos, los aprendizajes podían venir de la vida pero también en el área académica, una nueva habilidad o conocimiento, el nuevo proyecto lo tomaba más por el lado de su bebe, ese era su proyecto de vida más importante de ahora en más lo que le preocupaba eran los cambios y las decisiones en silencio rezo porque no tuvieran que ver con su matrimonio. Se levanto inesperadamente de la silla y con algo de violencia como si con eso alejara los pensamientos, pero olvido que aunque caminara derechita y se viera bien, su cuerpo estaba readaptándose luego del parto y los movimientos bruscos causaban algunos dolores. Así que se dejo caer en la silla con un gesto de dolor que no pudo ocultar al arcano.

 

--¿Podría darme un poco de liquido?-- pregunto al tiempo que revisaba en su bolsito para sacar un polvito hecho a base de hierbas medicinales que había aprendido a preparar, fue entonces que vio la bolsita con el logo de Magic Tea y recordó que dentro iban algunas mezclas de té hechos a base de té y frutos y también un paquetito con ricos mazapanes miniaturas, la saco y se la entrego al hombre.

 

--Disculpe mi atrevimiento, pero pensé que podría gustarle probar eso, son mezclas de té… el mejor de Londres si me lo permite, cultivado por mi y algo para acompañar-- estuvo a punto de decir que era de su negocio, pero ya era ostentoso decir que las mezclas las cultivaba ella como para agregar otro detalle. Sobre todo si lo realmente importante era que se trataba de un detalle que pensó le gustaría aunque no le conociera de antes.

 

@@Sajag

[Sajag]

Sagaj aguardó con paciencia la tirada de la muchacha. Aquel era un rito que cada Adivino hacía con más o menos astucia, algunos para engatusar a sus clientes, otros para concentrarse mejor, otros sólo para parecer enigmáticos y dar tiempo a su Habilidad a dictarles un pronóstico que sea aceptable a quien le escucha. El Vidente permaneció en silencio, contemplando los movimientos de la señorita Lockhart, algo inseguros hasta que empezó a hablar. En aquel momento, la seguridad de la muchacha brilló como si lo hubiera hecho toda la vida.

 

¿Se daría cuenta de que estaba interpretando casi sin ayuda, de forma innata? Una sonrisa bonachona se amplió en el rostro del Arcano. Había aportado que sería una gran Vidente y no se había equivocado.

 

- Opino, querida pupila, que llegará un día que superarás a tu maestro y puede que llegues a ocupar su puesto. La Videncia es algo tan natural en ti que fluye como si estuvieras leyendo una revista.

 

Acudió en su ayuda en cuanto ella se levantó bruscamente y el esfuerzo la hizo palidecer.

 

- ¡Pero no le tengas miedo a tu don, niña! Quién mejor que usted para saber cosas de sí misma. Ello le dará ventajas sobre los demás, puede saber cómo actuar cuando... Ya sabe... Cuando ocurra lo que ocurrirá.

 

El Arcano no añadió más a sus ambiguas palabras pero ayudó a la madre primeriza a sentarse en una silla y un vaso de agua se presentó delante de ella, obedeciendo un mandato silencioso del hindú. Cye Lockhart sólo tendría que extender la mano para cogerlo y saciar su sed.

 

- Has de mantener la calma, el dominio sobre tu mente, si quieres que la Videncia no te vuelva loca. Es algo que... por desgracia... ha sucedido a muchos de los que han intentando cruzar el Portal.

 

El Arcano guardó silencio durante unos instantes mientras su mente recordaba los horribles casos de los que no había conseguido la Habilidad. Era un momento inapropiado para ello, por lo que atendió las palabras de la señorita Lockhart. Tal vez necesitara un descanso; al fin y al cabo, era una recién parturienta y debía descansar. Tomó una de las pastitas dulces y la comió a trocitos chiquitines, sólo por respeto al acompañar a la mujer. Su sabor dulzón le sorprendió.

 

- Son deliciosas... ¿Las hace usted en su negocio? Tal vez debiera pasearme más por los negocios del pueblo. Tengo una vida bastante solitaria aquí, en el Ateneo.

 

Sopesó la pregunta de la mujer y, finalmente, accedió al té.

 

- Un Vidente ha de saber leer los posos del té, querida mía. Normalmente, cada uno sabe con qué mezcla de té consigue mejor resultado. Yo prefiero añadir siempre unas hojas de Té Oolong puesto que tiene un sabor fuerte a frutas y me recuerda mi hogar. Además, el poso está muy definido, es más fácil de leer. ¿Tiene usted alguna mezcla específica? Le ruego no use el té rojo. El Té Pú-Erh podría agriar la leche de su bebito y estoy seguro que protestaría.

 

Tomó un par de tazas sencillas y una tetera que colocó encima del fuego, junto a la mesita donde habían leído las cartas.

 

- Confío tanto en usted que, si me lee el futuro de mí mismo, que ya conozco por mis propias visiones, le dejaré pasar ya la prueba del Portal. Creo que está preparada. ¿Usted no?

[Ela Karoline]

Antes de que se diera cuenta de su propio ímpetu, la rubia fue auxiliada por el arcano y vuelta al asiento con gentileza pero sin titubeos, como lo haría un amigo o familiar, fue entonces cuando se volvió para ver el rostro de su maestro preguntándose cuanta influencia ejercería en su vida de ahora en más, había notado la sonrisa bonachona que antes se había formado en sus labios y que ahora solo quedaba la sombra, esa intimidad amistosa la hizo proferir una declaración.

 

--Usted me gusta-- ¿que estaba diciendo? O más bien ¿Cómo lo estaba diciendo? Tomo un sorbo del agua que no había notado que estaba ya al alcance de su mano, para aclarar no solo su garganta sino también sus ideas o iba a hacer de todo aquello un enredadijo que nadie podría soltar luego. --Quiero decir, su energía, su calma, su… su fuerza, me hace sentir segura-- no le paso por la mente decirle que no la malinterpretara que amaba a su esposo y que no podría mirar a nadie en ese sentido, porque para ella, no solo no había otro mago u hombre en el mundo, sino que no había otra alma que pudiera despertar, alimentar y compartir lo que ambos vivían día a día.

 

El arcano ya había expresado que ella tenía don natural para la videncia, cosa que no dudaba, no por ella, sino porque él lo estaba diciendo, también se daba cuenta que apenas el maestro la guiaba por los senderos hasta ahora desconocidos para la Lockhart, luego, luego, las palabras salían por su boca sin esfuerzo, como si desde siempre hubiera sabido como leer las manchas y luego las cartas. Pero le hacia una advertencia que no paso desapercibida, “Si quieres que la videncia no te vuelva loca has de mantener la calma” las palabras se grabaron a fuego en su corazón y estaba segura que no las olvidaría.

 

--¿Eh? Ah sí, se preparan diariamente allá, no duran, nada tanto por los clientes como por mi-- dijo sonriendo culpablemente, ya serena --Eso es muy buena idea, hay lugares fantásticos y delicias que ni se imagina-- aquello último no podía asegurarlo, porque sopesando que no tenía la edad que físicamente aparentaba el hombre, y que era un caminante del mundo, seguro que sus ojos había visto muchísimo más que ella y que muchos y su paladar había dado cuenta de manjares que la rubia no tenía ni idea que existían.

 

Ahora la conversación giro sobre el té, los pozos de té y su lectura, nada de lo que salía de la boca de aquel monje era por nada, allá mismo le estaba abriendo los sentidos hacia otra forma de videncia, además le aportaba tips para lograrlo, y además le sugería el no uso de cierta variedad no por la lectura, sino porque estaba amamantando a su bebe. Ella cual esponja registraba todo en su mente, asintiendo.

 

--En realidad me gustan todos los tés, mi cuñada me enseño a tomar una tizanas maravillosas que se preparan en su casa y también en la de mi sobrina, luego en mi camino por la naturaleza-- con lo cual quiso decir como sacerdotisa --El té en muchas formas es un compañero leal al que encuentras aquí o allá y al que se tiene acceso de forma sencilla, sin tanto pereque, así que los disfruto todos, aunque… las mezclas afrutadas me cautivan- confeso al final dando otro sorbo de agua mientras le veía disponer de un sencillo servicio de té. Casi se atora, cuando escucho las palabras de @@Sajag

 

--Cof, cof, cof-- trago saliva y se abanico la cara con la mano libre como si ese poquito aire que producía el movimiento de la mano cerca a su rostro fuera lo necesario y suficiente para recuperar el aliento. --Si, sí, claro que sí, quiero decir ¿quiere que le lea el futuro con el té?-- termino por preguntar para asegurarse que había entendido bien, tampoco escapo que había mencionado que la dejaría hacer la prueba del portal, con lo cual seguramente podría ir un par de horas antes de hacerla a estar con su crio.