♥ Familia Tonks ♥ (MM B: 78211)

[Anthony R. Dracony M.]

Después de un poco más de media hora llego a una estraña estructura muy elegante. Bajo de la carroza y fue a la entrada de aquel sitio, la música era suave y muy agradable, al entrar vio que unas estatuas encantadas tocaban aquella hermosa música. Le asombro las luces diminutas y sonrió al ver adornos verdes y plantas, con suerte podría "mimetizar" con aquel ambiente...tanto verde le hacia sentir alegría.

 

Caminó a una banca vacía lejos de las otras personas, el tapizado blanco le pareció elegante y cómodo. Se sentó y miro aquella pareja de pie al frente de la edificación.

 

La curiosidad despertó en él, puso atención con sus cinco sentidos y espero a que se desarrollaran los acontecimientos planeados.

[That is not my name]

Las cosas se habían complicado últimamente pero nada que no pudiera arreglar, como la boda comenzaría desde la Hacienda debía de estar presente en todo momento para poder mantener el orden y, bueno, como también se había contratado el servicio de El Profeta para la cobertura total de lo que sucedía, Hunter y Ume me confirmaron que con gusto se encargarían de todo ese evento para que yo lo disfrutara como uno más de los invitados.

 

Como era usual, desperté en la misma cama que Cye, mi adorada esposa, en el castillo Lockhart para comenzar a arreglarnos para asistir a dicho evento. Un baño rápido, un desayuno completo y una rápida arreglada.

 

La túnica que había elegido para ese día era de un blanco demasiado brillante, casi irreal, con detalles en plata y decorados en zafiro, un conjunto que daba presencia pero que no quitaba la atención de nuestro hijo para la ceremonia. TOmé la mano de mi amada @ y salimos juntos a nuestra residencia de campo para llegar al evento tan esperado por todos, total, lo importante era estar presente en todo momento para ellos.

 

Llegué de inmediato a los jardínes centrales y se me acercaron Ume y Hunter, ambos con trajes muggles muy sencillos pero elegantes, lo único que llamaba la atención eran los vuela pluma y las cámaras que flotaban a su alrededor y, claro, el gaffete de reporteros que cada uno llevaba colgando en el cuello. Intenté saludarlos, pero ellos me ganaron.

 

- No está avanzando la ceremonia, - habló de inmediato la señorita - los invitados comenzaron a llegar y se vio a los novios en distintos lugares pero... algo ha pasado.

- ¡Nadie se mueve, nadie dice nada, nadie hace algo! - McMillan siempre había sido un poco más impulsivo al momento de expresar sus emociones y sentimientos - No sé si debamos de mandar un reportaje con todo eso, es decir, se supone que veníamos para evitar que Shepard se pusiera con su veneno pero si se entera en la versión vespertina que esto no ha resultado como se planeaba...

- NO va a pasar nada de eso.

 

Interrumpí a mis dos compañeros de trabajo de inmediato, alzando una mano y comenzando a hablar con una sonrisa en mi rostro, aunque estuviera más consternado que ellos, siempre debía de dar mi mejor rostro.

 

- Ume, escribe una breve reseña de los invitados que han llegado y como se ven, el estilo debe de ser como una 'alfombra roja' del evento para generar expectativa y conmoción. Hunter, encárgate de publicar el buen trabajo que ha realizado el Ministerio de Magia, sus departamentos involucrados, para poder apoyar la pantalla.

 

Miré rápidamente a mi esposa, quien se encontraba a mi lado, suspiré profundamente y continué hablando.

 

- Si se cancela la boda... yo me encargaré de eso. Apúrense, envíen sus notas a la impresión y que todo se mantenga sin ningún problema.

[Ela Karoline]

Dentro de lo posible, las próximas horas serian de felicidad, brindis y amor, pues su hijo Vladimir se casaba con Jessie, ella había elegido un hermosos vestido color durazno, que dejaba al descubierto parte de sus hombros y cuello y que caía de forma grácil a lo largo de su figura hasta el suelo, obviamente no quería opacar a la novia por eso ninguna dama debía ir de blanco, eso era una norma en las bodas, un código bien sabido entre mujeres, no ocurría lo mismo con los hombres, ellos eran menos estructurados en este sentido.

 

La parte delantera de su cabello estaba anudado en una bonita trenza mientras que el resto caía como cascada en su espalda, estaba un poquitico nerviosa, después de todo era la madre del novio. Pero la cercanía y seguridad de su esposo mitigaba todo. Además ¿Qué podía salir mal?

 

Cuando por fin llegaron a los jardines de Hacienda tomados de la mano, lo primero que escucharon fueron a los dos reporteros a quienes tenia la suerte de conocer de cuando trabajaban en el Departamento de Juegos Mágicos, la sonrisa de Cye fue borrada de insofacto ante los comentarios, su mente giraba a en torno a una palabra “cancelación” menos mal que @ se hizo cargo de todo como siempre y con autoridad les dio directrices para los reportajes.

 

-¿Crees que…? - la voz se le corto, de solo imaginar que la pareja se peleara justo ahora, habían pasado por tanto y al fin estaban tan cerca de consumar aquel matrimonio que habían esperado y preparado que parecía imposible que aquello pasara. -Temo por ambos esto sería muy doloroso, yo… - obvio había que preocuparse por los invitados, pero lo más importante era la pareja, Jessei y su hijo Vladimir.

[That is not my name]

Mi esposa estaba nerviosa, cómo no estarlo, por lo que sonreí tranquilamente cuando vi a los dos reporteros saliendo en diferentes direcciones para realizar su trabajo y yo, al fin, lograba encontrar los trasladores para partir a Grecia donde seria la ceremonia. Abracé a la rubia mientras le daba un beso en la frente y comenzaba a caminar a su lado, listos para dar nuestra mejor cara ante los invitados que se aglomeraban en la parte trasera de la Hacienda.

 

- Todo va a estar bien, amor, hay que confiar en ellos. Recuerda como estábamos los dos en los días cercanos a nuestra boda, todo pasaba por nuestra mente y, aunque nosotros no pensáramos en cancelar, muchos amigos cercanos si lo pensaban por nuestras actitudes, por los nervios, por el estrés, no tanto porque no nos amáramos. Nosotros hay que mantenernos con serenidad y no tanto por ser padres del novio, recuerda que la madre de la novia es la bruja peli violeta, con ella tenemos para el estrés.

 

Y era cierto, mi querida hermana era especialista en hacer las cosas a lo grande, tanto las buenas como las complicadas, como podría ser un drama familiar; Cye y yo teníamos el deber moral en esa ocasión de aguantar un poco los desplantes de los invitados, al menos hasta encontrar a la Potter Blue.

 

- Que te parece si yo busco a Vladimir y tú vas con Sagitas, de esa forma podemos ir tranquilizando a todos, ¿te parece?

[Ela Karoline]

Las palabras de su marido eran ciertas y las transportaron hasta tres días anteriores a su boda, cuando una bruja había intentado sembrar cizaña y ponerla celosa, que nervios aquellos, claro que todo había quedado zanjado a su confianza en Ishaya y aquella mirada transparente que recibía de su parte, por eso ni siquiera se lo había mencionado y hasta el día de hoy él lo ignoraba, no porque tuviera secretos con él, sino porque lo había olvidado por completo.

 

Ahora tanto Jessie como Vladimir, transitaban el camino hacia el altar y esperaba hacia una vida matrimonial feliz tanto o más que la propia. Tenía razón debían esforzarse por facilitarles las cosas, por ayudarles en lo que podían y por el momento era haciendo frente a los invitados y también tratando de canalizar las cosas.

 

-¡Oye y porque no al contrario!- bromeo de buena gana ante la sugerencia de su marido, afortunadamente la pelivioleta había dado un giro de 180 grados con respecto a la boda de aquel par de enamorados, por lo que abordarla siendo la madre del novio no sería ningún problema, aunque vamos, que para tratar con la Potter nunca había necesitado más que ser ella misma, con sus defectos y virtudes.

 

-Te veo en un rato- le dijo rosando sus labios y luego advirtió. -Y no se te ocurra irte sin nosotros…- se mordió el labio inferior miro a los lados y luego corrigió, por s alguien los había escuchado. -Sin mi- se giro sobre los talones y comenzó a mezclarse con los invitados en busca de la Sagitas.

[Anthony R. Dracony M.]

Se pregunto ¿que ocurre? Nada parecía acontecer. Miro por tercera vez la decoración que le encantaba: adornos verdes, plantas y aquellas lucecitas...

 

No había alguna otra cosa que mereciera una mirada....tanta gente desconocida...su espíritu se removió inquieto, si pudiera dar una vueltecita por ahí, en algo mas atractivo que solo sentarse y esperar...

 

Se reclinó un poco, lo cómodo de la banca le hizo recordar un sillón muy mullido que había en alguna parte, se concentro...¡oh, ya lo sé! ¿como no lo pensé bien?¡una librería!se sintió contento y cerró los ojos...en su evocación vio muchas más cosas, pasillos, estanterías llenas de libros, un mostrador, él en la sala de lectura...libros de criaturas mágicas... se levanto de golpe con muchas ganas de ir aquel lugar...¿como podía ser marcharse ahí, lo necesario para ver aquellos hermosos libros un ratito? Se lo pensó un instante y más que pensarlo lo ejecutó, se concentró en aquel sitio amado y luego se giro con soltura sobre si mismo ¡y logro su anhelo!

[That is not my name]

No me agradaba la idea de separarme de Cye, pero podía estar tranquilo de que nos encontrábamos en la Hacienda, un sitio que podría proteger a todos mis seres queridos por la ayuda de los elfos que vivían en la parte subterránea de la vivienda, donde alguna vez había habitado por el temor de los constantes ataques recibidos por parte de los magos tenebrosos. Ahora, con el grupo de la Marca controlada, podía volver a estar en la superficie y donarles por completo un sitio seguro a aquellos seres mágicos que eran menospreciados todavía por la mayoría de la sociedad.

 

- Para nada me iría sin ti, - besé con ternura los labios de la rubia y subí hasta su oreja izquierda y, en un susurró, le hablé nuevamente mientras posicionaba mi mano derecha sobre su abdomen - y sin él, o ella... o ellos.

 

Sentí mi piel erizarse cuando pronuncié las últimas palabras, la emoción que teníamos ambos era bastante notoria, por ello es que habíamos decidido el dar la noticia en el evento de música para que se hiciera más fácil el compartir la noticia a todos nuestros amigos y familiares, de esa forma nos evitaríamos tantas ruborizaciones e iríamos directamente con las felicitaciones y festejos.

 

- Anda, hagamos nuestro trabajo como conciliadores.

 

Me separé de mi esposa dándole otro suave beso y me dirigí al interior de la Haciendo, donde suponía que estaba nuestro hijo, mientras que la Lockhart se mantendría en los jardines para encontrar a la peli violeta payasa. Lo único que pretendía que lográramos, tanto Cye como yo, era el encontrar la mejor solución a cualquier tipo de obstáculo que se hubiera presentado en el camino.

[Matt Blackner]

Alcé al cabeza hacia la mansión. Hacía mucho tiempo que no estaba por alli...si no me fallaba la memoria casi desde qeu había llegado a Ottery, y ya llevaba bastante tiempo viviendo en el lugar.

 

Suspiré algo agobiado, muerto de calor como estaba, vestido con un traje de color azul oscuro. Me habían contado qeu tenía qeu llevar a mi hermana al altar, casi me había enterado al instante y me había dado mucha prisa por cambiarme para poder llegar hasta alli en teoría a tiempo.

 

O eso esperaba.

 

- Donde demonios está la gente? alguien a quien conozca? espero qeu no estén ya en el banquete o me matará Sagitas - murmuraba mientras andaba, como si estuviera regañándome a mi mismo.

[Ela Karoline]

Cye por su parte comenzó andar, pensaba en qué lugar podía estar la pelivioleta para llegar hasta ella, lo cierto es que vio a lo lejos a Matt y entonces se encamino hacia él, quizás el supiera donde estaba la bruja o algo más de lo que estaba ocurriendo, aunque dudaba lo último.

 

-Hola Matt, estas muy elegante- alago con sinceridad, el azul le sentaba bien, maldita costumbre que tenia de analizar las prendas de vestir de la gente, se le había quedado de sus años como dueña de Moda Diamante y ese gusto por la moda.-¿Vienes solo?- obvio que estaba solo, pero lo que ella quería saber es si se había adelantado a su madre o alguien más venia caminando lento por los tacones y esas cosas.

 

Le mire esperando que me respondiera, aunque mi cabeza no paraba de pensar en Vladimir, en que estaría pensando y que era lo que en realidad estaba por suceder, ella desconocía la mitad de los sucesos, la verdad sentía que como madre del novio la habían dejado por fuera en la organización, pero seguro que Ishaya algo tenía que ver, tratando de quitarle presión y amentando su tiempo de descanso por esa condición que solo los dos compartían. También podía ser que siempre las bodas eran mayormente organizadas por la familia de la novia, y conociendo a Sagitas y los mil y un recursos que tenia no hacía falta su ayuda.

 

@@Matt Blackner

[That is not my name]

Nada, no lo encontraba por ningún lado. Comencé a revisar cada habitación de a Hacienda, en cada rincón, pero no encontraba a mi hijo en el sitio, ¿acaso habría ya partido a Grecia? Ni idea, mis elfos me pudieran ayudar pero se habían ido de vacaciones una semana a Francia, a visitar a sus familiares libres en dicho país y a aquellos que seguían sirviendo a alguna familia, la verdad que no quería molestarlos aunque sé que me ayudarían sin pensarlo. No, debía de hacerlo a la vieja forma.

 

El tiempo seguía corriendo, de eso no me debía de olvidar, y si no encontraba una solución a lo que fuese que estuviera pasando en aquel momento después, conforme llegaran más invitados, las cosas se pondrían más difíciles. Ume y Hunter seguían haciendo su trabajo, con las noticias en el periódico puestas la sociedad en general estaría al tanto del evento y si acaso no terminara de concretarse la celebración, la culpa sería mía por haber dado la orden de mantener la cobertura.

 

- ¡Demonios Vlad!

 

Alcancé a ver por una de las habitaciones que Cye, mi hermosa esposa, llegaba hasta donde se encontraba mi sobrino Matt, charlando con él; al parecer acababa de llegar y eso significaba que la gente seguía sin saber lo que ocurría en ese sitio. Mejor, así las cosas seguirían su cauce natural. Lo único malo es que ambos novios no estaban en el lugar, tendríamos que irnos ya al país mediterráneo esperando que los dos se encuentren en sus respectivas habitaciones antes de dar el sí. O el no. Ya no sabía nada.