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♥ Familia Tonks ♥ (MM B: 78211)


That is not my name
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Sagitas me explicaba qeu aquel cáliz no era nada parecido a la fuente de la vida eterna, sino más bien una tradición qeu significaba algo asi como la buena suerte en el matrimonio para qeu pudieran estar mucho tiempo juntos cuando la prima Reena me alcanzó por detrás, apretándome el hombro a modo de saludo, mientras bromeaba diciendo qeu solo iba a tener qeu recorrer el pasillo de la mano de mi hermana.

 

Reñi levemente la broma, notando que me ponía un poco rojo por mi torpeza al mismo tiempo qe Sagitas pedía abrazar a Jess antes de la ceremonia. le hice un gesto para qeu me siguiera hasta donde había dejado.

 

- la tía Cye anda por ahí, pero ni rastro de las demás...en cuanto a Jesse, aparte de nerviosa,parece estar de una pieza, lista para su futuro marido.

 

la había llevado a un lateral de la mansión, a una zona un poco más apartada, bajo sombra para que no sufriera un golpe de calor y asi a solas pudiera también serenarse un poco. las dejé hablar, alejándome hasta donde podía ver el revuelo de invitados, donde pude distinguir movimiento.

 

- Mamá - la llamé. - Creo que Xell ha llegado y van a empezar.

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  • 2 semanas más tarde...

MIré a mi alrededor y vi que pasaban los minutos, al parecer la novia se había arepentido porque ni siquiera se la veía por allí. Esperaba que mi hija no se impacientase, para inquieta ya estaba yo, que no dejaba de cruzar y descruzar las piernas, de un lado y del otro.

 

-Pobre novio, lo que le están haciendo esperar...

 

Nada mas pensar en ese detalle, me di cuenta de que en realidad a él no le había visto.

 

-Tal vez el arrepentido sea él.

 

Ese pensamiento me encendió las alarmas. Yo quería bodas y si ya la primera se iba al traste un mal augurio se me antojaba, la verdad. Solo esperaba que no me diera la hora de cenar en aquella silla, porque si tenía que cancelar el evento, quería que me avisasen. Seguro que el resto de los invitados lo agradecía y exigía a su vez. pasar directamente al banquete, porque ese no se podía cancelar.

 

-Nononono. Yo quiero tarta.

 

Y me crucé de brazos en mi silla dispuesta a aguantar hasta que llegase el momento de comer tarta.

Sacerdotisa·Madre·Compañera


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Un haz de luz oscura desciende desde el firmamento, al impactar a los límites de la familia Tonks se escucha como una explosión, una fuerte brisa azotaba el lugar del impacto y algunos escombros se habían producido. El polvo y el caos rodeo por un instante, de este se deslumbra ver la figura de un demonio de cabellera larga, con capa, plateada con decoraciones en runas azules, y una capucha que le ocultaba el rostro por completo.

 

-Este debe ser el hogar de Samuel Tonks.- Sentencia y baja la mirada. –Un Tonks solo sería capaz de vivir en este hogar, sin duda alguna le conseguiré.- Finaliza y dibuja una sonrisa en su rostro.

 

El ser demoniaco comienza a caminar en dirección al hogar de los Tonks, se preguntaba en sus adentros si conseguiría con una hacienda, castillo o una mansión, al parecer los Tonks le fascinaba cambiar de morada según pasaban los siglos, al cabo del rato sus pies descalzo se cansaba de caminar, por lo que su cuerpo opto por verse traslucido y salir disparado como una tenue luz al horizonte.

 

-¡Samuel Tonks!-

 

Grita en su forma espectral. Una briza le acompaña y azota las ventanas de la morada de los Tonks, sin embargo la protección del lugar actúa, le impide aparecerse de esa forma, por lo que regresa a su forma corpórea. En el trayecto, pierde la varita y por lo cual solo se limita aparentar ser tenebroso. Teniendo como distancia unos veinte metros, se acerca y se distancia y se cuestiona si debe ingresar o no.

 

“Este es sin duda es el hogar de los Tonks, su sangre impura es repugnante. Solo a los Tonks se le ocurre tener relación con los mortales sin poder, es sin duda que deben estar en la miseria y más aún deben ser amantes de la protección de los derechos de los Duendes o los elfos domésticos.” Pensó y cierra el puño, por lo que no tenía opción y se dirigió a paso prisa a la morada que tenía cerca.

 

A la distancia se observa y a cada paso se le hacía corto, pero llegaría a donde se encontraban los miembros de la familia o se encontraría con la sorpresa que era un lugar en ruinas, es más pudiera caber la posibilidad que no se encontraran y se hallaran en un viaje, por lo que su tiempo se pudo perder.

 

Luego de un tiempo se acerca a la entrada principal, o eso suponía, la estructura de la morada era extraña a su vista, sin embargo no le importo, solo esperaba conseguir alguien, para ese momento sus pies se encontraban sucios y la vestidura que ocultaba la capa, solo era un quimono negro, con unas antiguas y símbolos demoniacos.

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  • 1 mes más tarde...

Lechucería de la Mansión Potter Black

 

Raizor fue el indicado, ya que al ser el elfo que se encargaba de los animales y mascotas de la bruja Sunar, conocía a la perfección esa área de la casa. Fue enviado allí por Sethy al enterarse de la llegada de la ama, era necesario que en casa de su familia adoptiva se supiera de su regreso a Ottery.

 

Una nota fue escrita por puño y letra del elfo, y entregado a Raizor, el cual se dirigió a la entrada de la lechucería para buscar a Saphira, la fiel búho hembra de Sunar. El viejo elfo amarró a la patita del ave el pergamino, le dio las indicaciones breves ya que sabía a donde ir y como hacer llegar esa nota.

 

La figura de Saphira surcó los cielos en busca de la Hacienda de la Familia Tonks.

 

 

Hacienda Tonks

 

La hacienda fue un sitio lleno de movimiento y no necesariamente por parte de los elfos que laboraban fuertemente para mantener la limpieza, otros llegaron a revolucionar la quietud que reinaba, aunque para ella no era algo que le importase tanto. Su pensamiento mientras que pusiese un pie en casa, era mantener el cuarto de la ama, limpio y arreglado para su retorno.

 

Hanimi lo hacía bien, no era muy diestra a pesar del tiempo. No se consideraba tan hacendosa como los demás, pero Sunar le tenía mucha estima y ella lo intentaba.

 

Pronto toques en una ventana llamaron su atención. Saphira llegó al alfeizar del cuarto y trataba que la elfina le abriera pronto para sacarse ese molesto pergamino y regresar a casa. Hanimi corrió y la dejó entrar. Las alas batieron frente a su rostro dejando algunas plumas en su boca.

 

Se posó en la mesita de noche y estiró la patita.

 

-- Si -- dijo apresurada por sacarle la nota y evitando que le tirara a picar por haberle halado un pluma.

La búho aleteó alegre y salió por donde entró.

 

Leyó la nota y asombrada la dejó caer. Se asustó tanto Hanimi que olvidaba que el cuarto lo limpio en el día. Sin embargo, la ropa de cama cambiada debía lavarla junto a las cortinas que también quitó minutos antes. Era tiempo y no había que perderlo en inseguridades tontas de una elfina.

 

La joven Potter Black pronto visitaría la hacienda.

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Hacía varios semanas que la Lockhart estaba un poco estresada, parecía que todo dentro de ella estaba en guerra, su mal humor se hacía cada vez más evidente, aunque todos sabían la causa, Ishaya había vuelto a irse, esta vez seria corto el viaje, o al menos de eso era de lo que se habían enterado los elfos en el Castillo Lockhart. Como fuera, la bruja estaba muy alterada y no era para menos después de aquellos meses maravillosos en los que habían revivido el amor en todas sus expresiones y cada rincón de las propiedades de ambos tenía un delicioso recuerdo, con los que seguramente Cye chocaría cada tanto.

 

Por esa razón, Feixac le había sugerido que pasara unos días en la Hacienda, ya que era un lugar tranquilo, donde no había que recorrer grandes distancias para encontrarse con la naturaleza y donde el bullicioso Ottery se perdía de vista. Aquella casona con bellos jardines, colindante con la parte salvaje de la naturaleza, prados verdes, riachuelos y demás seguro que ponían a tono a la bruja que algo de espiritual tenía al ser sacerdotisa.

 

Por supuesto que la elfina estaba ajena a que aquella sugerencia y aquellos días de descanso podrían coincidir con el regreso de Sunar, una persona a la que Cye estimaba muchic ismo y con el pequeño hijo de esta.

 

Presta la elfina tomo la conexión flu que unía al castillo Lockhart con la hacienda, y llego con algo de equipaje de su ama, dispuesta a poner a tono la habitación del patriarca que era donde la bruja descansaría. Sabía que aquel lugar siempre estaba bien cuidado por los elfos amigos de Ishaya, quienes consideraban la hacienda su propio hogar, sin embargo conocía los gustos de su ama y quería que todo estuviera correcto.

 

Por eso cuando estaba en la alcoba y abrió la ventana para airear el dormitorio, no pudo evitar asomar la cabeza y contemplar la campiña, también noto el vuelo de un ave a la que identifico como la mensajera de la Potter que iba en dirección al dormitorio de la misma, por eso no pudo menos que preguntarse si traía alguna noticia suya. Rápidamente trono los dedos en repetidas ocaciones, haciendo que la habitación quedara desnuda, una pila de ropa de cama, cortinas y toallas fuera a dar a la cesta misma que tomo en brazos y salió del dormitorio con el objeto de llevarlo a lavar, pero antes se detuvo en la habitación que asignada a Sunar y toco la puerta

 

Toc-toc-toc por si había alguien dentro que pudiera informarle sobre la lechuza que vio y sobre su dueña.

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Hanimi, elfina doméstica de Sunar

 

Recogió todo la elfina porque el tiempo volaba, y más que Saphira. Decidió empezar llevando las sábanas del cuarto, junto con las de la camita del amo, que se encontraba en un cuarto adyacente al de Sunar. Dejó todo en la lavandería para regresar en segundos. Con otra muca rellenó la canasta, las cortinas.

 

Los preparativos ahora debía ser minucioso porque la madre e hijo podría aparecerse de repente y ella no tenía todo en su lugar. Mientras el tiempo pasaba la elfina estuvo muy relajada, no descuidó sus labores mas no le puso el empeño necesario. Con eso debía recordar que también las plantas de la señorita, requería de su atención.

 

El sonido de la puerta le impidió desaparecer a su destino. Fue hacia la puerta de la habitación y se vio frente a una mujer que reconoció.

 

– ¿Cómo se encuentra ama Lockhart? – con reverencia saludó a la matriarca de la familia Lockhart y esposa del patriarca de familia Tonks. – ¿Necesita algo ama? – preguntó expectante.

 

Le pareció extraño ver a la bruja por esos lares, es decir, llamando a la puerta del cuarto de la ama. Si allí se conocía el hecho que la señorita Sunar no se encontraba en Inglaterra. ¿Sería que ella también recibió nota de la pelicastaña?

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Feixac, la elfina de Cye era la que se encontraba ante la puerta de la habitación de Sunar, aun con su cesta de ropa que debía llevar a la lavandería sobre la cabeza, eso que le hacia más alta, el perfume de la bruja que despedían ciertas prendas y el mismísimo hecho de que parte de una bata de seda caía de la cesta tapandole el rostro y parte del cuerpo a la elfina, podía ser la causa por la que la elfina de Sunar le confundiera con su ama, cosa que por supuesto la alagaba muchísimo a ella, aunque no sabia si su ama pensaría igual.

 

-¡Oh por todos los hongos saltarines de las praderas!- expreso, moviéndose debajo de toda la ropa que de pronto se convertía en una maraña que le atrapaba y de la que no lograba salir.

 

-No soy la amita Cye, Hanimi ¿Que no me reconoces?- Claro que era imposible reconocerla debajo de todo aquel rebulicio de tela al que parecían salirle brazos moviéndose por todos lados, aunque en realidad era la elfina que movias sus extremidades superiores intentando descibrirse.

 

-Que vi la lechuza de la amita Sunar y vine a saber si tienes noticias, mi niña Cye viene a pasar unos días a la hacienda- al final tuvo que dejart caer la cesta y con ella todo lo que le cubría, al fin un fresquito le llegaba a la acalorada criatura. -Anda deprimida con la partida del amito Ishaya y la compañía de tu ama y el niño le sentaría de maravilla- resoplo y se agacho para recoger todo lo que había tirado, pero no dejaba de prestar atención a la contestación de Hanimi.

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Hanimi, elfina doméstica de Sunar Potter Black

 

¿Una mujer?

 

Dejó caer la canasta de ropa sábanas al piso luego de expresarse de la forma en que lo hizo. Cometió un error garrafal y no era para menos que se sintiera avergonzada por tal hecho. Confundir a una elfina, sin menospreciar a su raza, con la esposa del patriarca. Si la oyera otro amo y/o invitado en la casa seguramente sería reprendida.

 

Bajo su cabeza y las puntas de las orejas llegaron al piso. Su rostro se puso de colores (si es que también se puede contar el hecho de que se sonrojan xD) y tartamudeando, se disculpó con la elfina que se encontraba frente, aunque no se percató hasta alzar la mirada que la misma luchaba por salir de una prisión de ropa.

 

– Lo siento – volvió a decir cuando pudo ver a Feixac, la elfina de la ama Lockhart.

 

Estuvo a punto de reír al ver como caía la ropa con cesta incluida. Pero se recompuso para responder a la interrogante.

 

– Si, Saphira estuvo por aquí avisando. La señorita Sunar pronto estará por estos lares, es por eso que estoy terminando de tenerle todo listo para su llegada – fue penoso escuchar su ama estuviera triste – Que no se preocupe, si quiere, le envío lechuza en cuanto la ama Potter Black se instale, y así pueda venir a pasarse unos días por la Hacienda. Será bien recibida. – aseguró entusiasta la pequeña elfina.

 

Le ayudó a recoger las últimas piezas para acomodarlas en su cesta antes de saber, qué pensaba de su propuesta. Sería una grata visita para la ama Sunar después de tanto tiempo.

 

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Feixac, la elfina doméstica de Cye Lockhart pronto quedo con la cesta llena de la ropan, tal cual debía ser, gracias a su propio esfuerzo y también a la ayuda de Hánimi, la elfina de Sunar, quien se encontraba en la alcoba de la Potter arreglandolo todo.

 

Cuando la elfina le contó que efectivamente Sunar regresaría a casa, la cara de la criatura cambio de diversión por la confusión anterior a emoción, estaba completamente segura que ocupar a su ama con lo que se le acababa de ocurrir era una gran idea, soltó la cesta en el piso y abrazo a Hanimi sorpresivamente.

 

-Me parece bien pero tengo otra idea que a mi ama le va a encantar, claro si tu la crees correcta- dijo emocionada, dejando de muy rígida a su igual, bueno no sabia si la elfina estaba acostumbrada a las muestras de cariño y a la desbordante efusividad de los de su raza, un rasgo poco común, pero que en Feixac era parte de si, dado a la libertad que tenia con Cye quien no aprobaba la rigidez de los elfos y procuraba un ambiente cálido, ameno y de libertades para los que los que le acompañaban en su paso por aquella vida.

 

-Y si organizamos una fiesta de bienvenida para ella y el amito, estoy segura que mi amaba adorara hacer los arreglos con nuestra ayuda- siempre siempre se dejaba ganar por el entusiasmo y las ganas de hacer cosas buenas por las brujas y magos que eran parte de la vida de Cye, pero en algunos caso la cosa no era bien recibida, por eso se contuvo por un momento.

 

-Claro si tu quieres y piensas que es buena idea, podríamos invitar a una comida con la amita madre de Ithilion, y algunos amigos que segura de tu ama que seguro la mía conoce...- se percato de que hablaba mucho y se tapó la boca con la mano esperando poder conocer la opinión de Hanimi.

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Jerard, elfo doméstico de "Aura de Thestral"

 

 

Tras aparecer por segunda ocasión en aquella hacienda, el joven elfo, camino por los jardines, con nervios se sujetaba las manos temblorosas:

 

--- La idea de Jerard es buena, hará feliz al joven amo.--- Se decía a sí mismo y se inyectaba valor para hacerlo, el joven amo, lo había dejado a cargo del local, mientras marchaba al ministerio, a presentar el examen de aparición y vuelo. El día empezaba, así que no tenía que abrir el local aún. por el momento no.

 

Llevaba muy poco tiempo a ordenes del amo, desde que el jovencito adecuaba todo para abrir el nuevo local en el callejón Diagón. Como elfo del local, se debía al servicio del dueño, su lealtad y servicio era para él y se empeñaba en hacer todo lo posible para que estuviese bien.

 

No era una relación fácil, los cambios del jovencito lo traían preocupado y nervioso, aún distaba mucho de poder conocerlo, pero veía seguido en él, una tristeza continua.

 

Pero el amo marchaba a colocarse delante de los cuadros pintados así como de la estatua de dragón y la escultura del fénix, para mirarlos por minutos y al final sonreía satisfecho.

 

El elfo había ayudado a su amo, a tomar los libros que el jovencito comprará en la "House Boocks" y que guardaba en su cuarto de la Hacienda Tonks, ese día conoció el lugar y vio la habitación del chico, si, no había pensado en el pero recordó la decoración y se pensó en tomar el cuadro colocado encima de la cama.

 

Llego a la puerta de cristal, el amo tenía vista al jardín, un columpio estaba afuera, igual que en el jardín interior del local. El elfo respiro antes de entrar, --- Es por el amo. --- Y deslizo sus pasos con sumo cuidado, todo estaba igual, miro el cuadro: Un Fénix en vuelo, era grande y colorido.

 

Trono sus dedos para tomar el cuadro pero nada paso, volvió a intentarlo pero no funciono. Se acerco y subió a la cama, tomo al cuadro cuadro con ambas manos y jalo con fuerza para quitarlo. Su esfuerzo le dió un impulso hacia atrás y cayo con estrépido al lado del buro, tirando de paso la lámpara y un reloj. Lo que no sabia el elfo, era que el cuadro tiene un hechizo de permanencia.

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