Castillo Ivashkov (MM B: 106154)

[Sapphira Black Lestrange]

En el Castillo Croft

 

Me encontraba en el Castillo Croft dándome un baño de burbujas ya que dentro de poco tenía que ir a una boda porque en el día de hoy se casaban Taurogirl y Leah dos miembros del bando pero de Alto Rango era una boda en la ningún mortifago podía perderse.

 

Estaba dándome un baño relajante cuando de repente me invadan recuerdos de pasado , recuerdos de cuando fui humana y de repente una lagrima corre por mi mejilla , yo sabía porque lo recodaba por el tema de la boda , las bodas me lo hacía recodar , recordar lo que hubiera pasado si él no hubiera ido a la guerra.

 

Sabía que mi elfina Iris tendría preparado el vestido que usaría , deje que ella lo escogería porque ella conocía los gustos de esta vampira

 

Salgo de baño cubierta con una toalla y veo que mi elfina me habla – Ama su vestido ya está listo arriba de la cama y veo que efectivamente ya tenía todo preparado y le digo ,- Iris como siempre una gran elección , sabia que podía confiar en su elección porque ella conocía los gusto de su ama.

 

El vestido que mi elfina escogió era un vestido verde de un hombro era perfecto para la ocasión mientras me ponía le vestido mi elfina – ama que guarda en esa caja que está en armario justo hoy me venía a hacer esa pregunta parecía que hoy era el día de recordar el pasado – esa caja tiene recuerdos de pasado pero no se toca nada de ahí, se lo dije en un tono autoritario pero yo no dejaba que nadie miraba que contenía esa caja

 

Luego de ponerme el vestido mi elfina me realiza el peinado era un semi recogido pero con el pelo suelto - bueno como veo Iris y me elfina me contesta - se ve estupenda ama y una vez que estuve arreglada salgo de castillo Croft rumbo al castillo Ivashkov para ir a la boda y llevaba en la mano la invitación.

[Liam Black]

Otro mago, al que poco conocía pero muchos categorizaban como "Pik", llegó para infligir más de lo mismo que Zack y él protestaban. Parecía un poco raro que tres hombres se estuvieran encargando de la consistencia de su tía, mientras que con Tauro vaya a saberse quiénes enfilaban para asesorarla... siquiera el Macnair estaba con ella, porque ahora era uno más de la multitud. Leah abrió la puerta poco después y Liam entró junto con los demás antes de que cerrara la puerta.

 

—Sabía que estarías desnuda —negó el menor, hundiendo los ojos en blanco y dándose media vuelta.

 

La habitación estaba hecha un desastre, había botellas de alcohol desparramadas por todas partes y lo más curioso era que no se trataba del cuarto de la Ivashkov, así que el original estaría mucho peor. Por como era ella, estaría mucho más nerviosa de lo que decía estar pero lo camuflaría con sonrisas ladeadas y órdenes fingidas. Realmente nadie le había hecho tanto bien desde Taurogirl y su sobrino lo sabía, porque conocía todas las facetas de la rubia excepto la que causaba su líder.

 

—Ten —gruñó extendiéndole el recipiente de cristal con un líquido rojo dentro—. No preguntes qué es, pero tiene alcohol —hizo una pausa y caminó un poco para estar más cerca de ella—. Esta vez no es como cualquiera de las que ya has pasado, ni siquiera como la vez que te ibas a casar conmigo. Estoy orgulloso de ti y lo seguiré estando... en tanto no la cagues —le volvió a sonreír y le robó un sorbo del contenido rosáceo que prácticamente ya había inundado con su aroma la totalidad del ambiente. Asintió a la última de las órdenes, que por lo menos poseía más lógica que todas las demás y antes de salir del lugar observó a Zack—. Ah. Tú y yo tenemos algo pendiente —y se fue.

 

No podía ser muy difícil encontrar a Juliene. En cualquier lugar donde se oyeran chirridos malhumorados y berrinches hacia un esposo gay, estaría ella. Y así fue exactamente como la encontró; además de ser fácil porque acababa de llegar, un hombre bastante homosexual la acompañaba y era a él a quien le reprochaba sus locas ideas. Por inercia, el vampiro sonrió, pero cuando cayó en la cuenta del gesto lo borró rápidamente de su rostro.

 

—¡Pero si es la pequeña turista...! ¡Hola mi amor, te extrañé! —Exclamó corriendo hacia la Lestrange con los brazos abiertos y conteniéndola a presión en ellos—. ¿Qué tal tu estadía en la isla esa en la que ahora vives...? ¿Cómo es que se llamaba? Olvídalo, no respondas porque realmente no me importa. Leah te necesita arriba, corre. Ah, hola Cillian.

 

Y les volvió a sonreír.

[Pik Macnair]

Sus palabras fueron efectivas y la Ivashkov abrió la habitación, aunque en ropa interior. Por lo menos tenía ropa. Pik sonrió y escaneó su cuerpo, podía decir que había visto a ambas novias prácticamente desnudas el día de su boda. Se quedó aquel pensamiento para él y entró tras los otros padrinos. Lo que dijo Leah hacia ellos lo hizo soltar una risita.

— Yo no tengo ninguna inconveniente, creo que soy un poco más retorcido que todos ustedes —se mordió los labios y alzó las cejas, mirando el cuerpo de la Ivashkov, el de su primo y el Hawthrone—. Tu futura esposa está bien, deberías aprender a controlar un poco más las emociones como ella y no, no vas a tomar, tienes que estar sobria —se acercó a Liam y le quitó la bebida antes de que se la diera a Leah—. Tu te vas a bañar y pronto tus madrinas te van ayudar con el vestido, porque aunque Zack tenga un titulo de sastrería, corte y costura, creo que tiene ciertos asuntos pendientes con alguien.

 

Cambió la mirada entre Zack y Liam, luego de que este ultimo saliera de la habitación.

— No puedo decirles que no procuren salir embarazos porqué será bastante difícil, pero si los puedo mandar a cuidar y es con ustedes dos —se lo dijo a los dos Ivashkov, los cuales ahora solo estaban en la habitación. No recordaba la ultima vez que estuvo reunido con ellos, seguramente cuando fue Líder—. Iré a ver Tauro, la dejé bañándose. Espero que no esté ahogada.

Se despidió con un movimiento de mano y salió de la habitación, dejando a los primos juntos. Seguro se dirijan unas palabras cursis o se insultaran, nunca sabía que esperar de esos dos. Caminó por el largo pasillo hasta la habitación de Tauro, está vez toco dos veces y dijo:

— Entraré con los ojos cerrados, espero que no estés ahogada porque no te voy a poder ver si es así -entró a la habitación y cerró la puerta tras entrar.

Editado 3 de Junio del 2016 por Pik Macnair

[Hugo J. Haughton]

Un destello salió de la punta de la varita del Haughton al momento en el que éste apareció en el Castillo Ivashkov, un lugar hasta aquel momento desconocido para él, pero que a lo largo de aquel día esperaba conocer lo suficiente como para poder esconderse en lugares recónditos cuando no quisiera toparse con gente que no fuera de su agrado, o para cualquier otra cosa... El joven mago recorrió la entrada del lugar y accedió al castillo mientras su elfo andaba a su lado con torpeza, cargado de paquetes.

 

- Archer, como los tires te haré tragarte todo el papel de la larga lista de regalos que hemos hecho para esta boda, ¿me has entendido? - dijo el vampiro con un tono frío, esperando que el mensaje calara en el elfo lo suficiente. Aquel tono podía considerarse el habitual en Hugo, pero aquel día estaba especialmente irritado, pues tenía una función entre manos: preparar a la novia perfecta para una boda perfecta con nada más y nada menos que otra novia perfecta. Le parecía cuanto menos curioso aquel enlace, pero hasta aquel momento no había querido decir nada, no quería ser el abogado del diablo ni mucho menos, pero no tardaría en explotar como aquello se pusiera lo suficientemente pasteloso.

 

Recorrió diferentes pasillos en busca de la que fuera la futura novia a la que le tocaba apadrinar, pero parecía ser imposible encontrarla. Tras varios minutos sin parar de recorrer el lugar, el joven mago oyó unas voces conocidas a lo lejos que parloteaban con agobio y emoción al mismo tiempo. Sopesó por un instante si era adecuado acudir a aquellas voces por la indiscreción que aquello pudiera producir, y finalmente, prefirió dar la vuelta hacia el lado contrario y continuar su camino por otro lado.

 

Justo cuando su desesperación había llegado a niveles inimaginables, Hugo pudo ver a un hombre tocando una puerta y entrando a la misma. Le siguió ya que había reconocido perfectamente de quien se trataba: Pik Macnair, el otro padrino de Taurogirl. Entró a la habitación con sigilo mientras Archer le seguía y sin decir nada se tiró en la cama.

- No diré que siento el retraso porque sería mentira - dijo el Haughton con un tono de vacile en su voz mientras accedía a la habitación. - Tau, deja de lavarte o saldrás arrugada - sentenció con tono divertido mirando hacia el lugar donde se suponía que estaba la líder mortífaga. - Hola Pik, te veo más gordo. - añadió mirando hacia el hombre mientras le guiñaba un ojo. Su tono de voz era juguetón, y esperaba que el Macnair lo hubiera percibido.

Si todo iba como el Haughton había planeado, aquel sería un gran día no sólo para las dos novias, si no también para él mismo.

Editado 3 de Junio del 2016 por Hugo J. Haughton

[Akiza Ravenclaw H.]

En la mansión Karkarov

 

 

Era el gran día, recibió una invitación días antes de la boda de Tau y Leah. Al fin esas dos mujeres se iban a unir en matrimonio, yo estaba muy feliz por ellas, el amor verdadero oscuro y verdadero lo vivían ellas dos. Salí a mirar que clima había y era un día soleado ideal para una boda. Abrí los grandes ventanales y sentí el aire fresco en mi rostro, cerrando los ojos momentáneamente, disfrutando este momento, e imaginándome cómo las dos protagonistas deben sentirse en esos momentos, ¿felices? ¿Nerviosas?...quizás con muchas más emociones, así que sonreí, esperaba que a mí me pasara pronto lo mismo.

 

 

Escuché una voz cerca de mí, así que abrí mis ojos y miré como mi elfina me estaba llamando, sin hacerle caso. Le observé con cara de pocos amigos, que se hizo para atrás.- Sabes muy bien que no me gusta que me interrumpan cuando observo los ventanales.- dije con una voz enojada, sin embargo entendí por qué, me trajo mi vestido que usaré para la gran boda. -Bueno te perdono en esta ocasión, ya sabes cuál será el castigo si lo vuelves hacer...- la observé cómo hacía una reverencia y se retiraba inmediatamente, dando pequeños pasos rápidos.

 

 

Miré mi vestido ya en la cama, esperaba que hoy sea un día especial. Decidí que era ya hora de prepararme para el gran acontecimiento. Entré al baño para tomar una ducha muy larga tenía que estar muy linda. Cuando salí, comencé a secar mi cabello, decidí ir con cabello liso estilo japonés, alisé con paciencia mi cabello, con un producto muggle que al menos servía de buena manera, comencé a maquillarme de un color plateado y negro en especial con el delineador y rizador. Mis labios coloqué un rosa pálido para que sea un poco al natural. Me vi en el espejo y me vi que estaba bien.

 

 

Sonreí, coloqué una diadema de diamantes en mi cabello liso. Parecía que todo se encontraba en orden. Di un leve suspiro, esperé en serio que pase algo mágico en esa boda. Comencé a colocarme el vestido, y miré como estaba. Suspiré lentamente, me coloqué una capa de gala para que no se me estropee nada de mí. Di un leve suspiro así que comencé a salir de la mansión Karkarov para ir en el lugar de la boda.

 

 

Llegando a la mansión Ivashkov

 

 

Caminaba por las calles, estaba yendo a la mansión Ivashkov, iba lentamente por la incomodidad de los tacones, me olvidé que no andaba muy cómoda con aquél calzado, di un leve suspiro “No me acordé de que no soy tan ágil…hubiera aparecido tranquilamente cerca y no hubiera estado sufriendo ahora” pensé, así que con lentitud iba para disfrutar.

 

 

Llegué al fin, a la mansión, subí lentamente, vi que a lo lejos vi el lugar de la boda, decidí ir para allá no creo que esté alguien todavía, sin embargo no iba a entrar a visitar a las novias en esa ocasión, al fin llegué a la parte donde iba a ser la boda, realmente estaba hermoso, así que decidí dar una vuelta a ver que había algo chévere, ese día estaré un poco sola, quizás luego encontraría a alguien para conversar.

 

[Zack Ivashkov]

—¿Blanco? En tu mundo no sé cuál sea la definición de pureza. Pero en el mío, no tiene nada que ver con todo lo que vi en tus goces de soltería — dijo de inmediato en cuanto Leah planteó la duda.

No consideraba que estuviera siendo duro con ella, siempre había sido así y ella debía estar acostumbrada al trato sin que esa oportunidad representara una diferencia por ser la boda. De cualquier manera Leah era muy buena ignorando sus comentarios bromistas, al final quedaban en solo eso, una broma. Seguidamente indicó una orden general para los tres Mortífagos y el primero en acatarla fue Liam. No sin antes ofrecerle la bebida que le estuvo pidiendo aunque al final el envase fuera arrebatado por Pik. Todos sabían que no resultaría tan bien tomar demasiado antes de la ceremonia.

El rubio le dedicó unas palabras a la novia y luego pasó a un costado de Zack, manifestándose acerca de un tema que ya él estaba por cerrar dada la inexistente información que tenía por parte del hombre. Se limitó a guardar silencio y reflejar una sonrisa por el comentario siguiente de Pik. Éste último también se despidió y abandonó la habitación. Una vez los primos estuvieron solos, el menor lanzó una mirada asesina a la fémina.

—Tuviste que casarte con ese desgraciado antes de que me enamorara— soltó recalcando el adjetivo que había utilizado para referirse al Hawthorne —Y no te atrevas a decir nada — la señaló antes de que pudiera reírse o soltar un comentario ácido —, est****a — finalizó dándose la vuelta para salir de la habitación. Estuvo a punto de burlarse de sí mismo. Incluso a él le causó gracia su manera de expresarse. Pero se mantuvo serio hasta estar lejos de Leah. ¿Quién diría que el amor estuviera retumbando sus puertas? Nadie. Ni siquiera él quería darlo por sentado.

Preparado para recibir a los invitados, se paró a un costado de la puerta principal, donde podría ver las primeras impresiones de todos al ingresar a la estancia, cuya decoración impactaría hasta el más apático. Por ahora sólo los instrumentos hechizados tocaban sin detenerse, deleitando a los pocos presentes con su música. Pero en cuestión de minutos la muchedumbre comenzaría a opacar el melodioso sonido con sus voces y risas.

—Me pregunto si Spectum vendrá — Pensó antes de bufar y concluir en que sería demasiado cruel preguntarle a Tauro si invitaría a su padre. Ya todo el pueblo sabía que el hombre no aprobaba la relación, mucho menos lo haría en este gran paso. Rodó la mirada a un costado y alcanzó a ver a Juliene junto a su esposo, Cillian. Ambos estaban acompañados por Liam, él debía dar el recado de que Leah la necesitaba. Creyó oportuno saludar desde lejos y así lo hizo con su mano, acompañado de una risita. En cuanto a la situación con el Hawthorne, decidió esperar un rato más. Quizás fuera él quien se acercara para conversar del tema, por ahora cumpliría su rol de anfitrión.

[Leah Snegovik]

—Oh, sé que esta vez es diferente. Nadie me ató a esto y te puedo asegurar que fui yo la que lo pidió en primer lugar —alzó los dedos para hacerse con la botella que Liam le iba a entregar y dejó los ojos en blanco cuando Pik se la arrebató—. Gracias, Liam. Tú al menos estás intentando ser útil, no como otros.

 

Le sacó la lengua de forma infantil al Malfoy en cuanto este abandonaba la habitación y regresó la mirada a Zack, aunque los ojos en blanco la siguieron. ¿Es que aparte de padrinos ahora todos eran payasitos? Liam se fue después de un recordatorio a su primo que ella no pasó por alto, uno que seguro incluía un poco de alcohol, perfume masculino y, ¿por qué no? Un poco de vaselina. Alzó las cejas con una renovada inventiva maquiavélica y dejó que hablara, dejando que drenara todos sus sentimientos y frustraciones con la única que lo escuchaba. Más que familiares eran mejores amigos.

 

—Como es evidente, no es que tú y yo podamos sostener una conversación de pureza por mucho tiempo. Pero quizás el enamoramiento te encamine, a ver si haces algo bueno por la patria y terminas de admitirlo, en vez de hablar con él mediante movimientos de barbilla y el encanto de tus cejas pobladas —le lanzó un beso cuando tiró la puerta y bufó, divertida—. Patán.

 

Ellos eran así, un par de tontos. Juntos eran letales y más de un fenixiano había tenido que vivirlo a lo largo de una extensa e interminable jornada de asaltos, baños de sangre tan grandes que era imposible decir que los primos Ivashkov no eran asesinos expertos. Pero también eran un completo desastre juntos, como si recordaran constantemente sus momentos infantiles pese a los años y las experiencias que los habían llenado de conocimientos. En pocas palabras, ni las bromas los herían ni los hacían menos unidos.

 

Y ahora que estaba sola, su ociosidad fue en aumento. Ya se había duchado, puesto que no tenía que seguir las indicaciones de Pik, pero aún le faltaba el vestido. O lo que fuera que pensaran Cissy o Juliene ponerle. La verdad era que le daba igual mientras no fuera algo que recordara a las primeras comuniones muggles, ni mucho menos rosado. Se vestiría de blanco dijera lo que dijera su expediente sexual y lo portaría con todo el orgullo de una descarada perdidamente enamorada de su prometida. Además, si iba a esperar sola y sin poder salir de la habitación, con algo tenía que divertirse. Así que después de unos minutos de ardua labor, un par de hechizos y una conveniente cantidad de sarcasmo con doble sentido, el resultado de su soledad se expresó abajo.

 

Como un paquete de regalo, un bote de vaselina bajó lentamente gracias a un paracaídas mínimo dirigido por la magia de la Atkins hasta dar en la cabeza de su primo, que atendía la puerta. Un pequeño cartel decía "Para Zack y Liam, con cariño. Att. Leah".

[Juliene Black Lestrange]

Se dejó hacer del Hawthorne, tenia bastante presente que tanta efusividad de su parte debía tener un doble propósito, por lo que aguardó a que este la soltara y le dedicó una tenue sonrisa a su esposo. Era increible que justo cuando este mencionara el nombre del Ivashkov, su aparente Romeo hiciera acto de presencia, como para ayudarla más en su debate mental el sujeto en cuestión les dedicó un saludo a lo lejos y casi tuvo que colocar la mano sobre el Ryddleturn para que no fuera corriendo en su dirección.

-- En mi tierra pregonan que no se debe mostrar el hambre, mucho menos frente a otros que desean comer como tú comprenderás.-- le dio un fugaz beso en la mejilla-- Comportate, no quiero más amantes sin autorización. Volveré lo antes posible.

Posó su mirada en el blondo que minutos antes la había asfixiado entre sus brazos, molestarse resultaba una constante en su relación, mucho más al percibir la tensión que aun estando de espaldas.mantenia con Zack, el cual parecia estar bastante enojado gracias a cierto regalo improvisto, asi que haciendo gala de su poca importancia por lo que el mundo entero pensara besó fugazmente a Liam, antes de salir corriendo en dirección a la novia que suplicaba por ayuda, aunque si era sincera consigo misma, quizas debería ver a su madre antes. Pero dejar a Leah sola resultaba un completo peligro en esos momentos, asi que lo ideal era no arriesgarse.

Uno, dos, tres...

-- ¡Bombarda Maxima!-- la puerta simplemente salió de sus goznes, logrando aplastar a cualquiera que se hallara en su trayecto, hubiese temido por la novia sino tuviera mas de un siglo conociéndola-- Habeis solicitado mi presencia.

Y entonces la unión de sus manos, en perfecta sincronia con el aire medieval que pretendia imitar, a la vez que le brindaba una reverencia a la semi-desnuda Angel Caído.

-- Oh, princesa, no es que critique vuestros gustos textiles, pero casarse en lenceria no creo que sea la opción adecuada.-- fue cuando se permitió sonreír, sin ocultar ni un poco cuanto disfrutaba la situación-- Necesitas vestirte.

[Mei Black Delacour]

Observó el vestido que había sobre la cama durante más tiempo del normal. No es que no fuera hermoso, ni que le quedara bien, sino más bien que sencillamente no tenía reales ganas de colocárselo, pues eso sólo podía significar una cosa, la cual definitivamente no tenía reales ganas. Pero, ¿qué más podía hacer? Iba en reemplazo de Reena y sí o sí debía hallarse alguien de su oficina para certificar aquello. Soltó un largo suspiro, ya había perdido la cuenta de cuál era, pero sin detenerse demasiado a pensar en aquella trivialidad, se acercó a la cama y tomó la prenda de vestir para colocársela al fin.

 

–Wow – oyó que decían por detrás, segundos después de que comenzara a colocarse el vestido –. ¿Dónde se supone que vas tan espectacular siendo que eres una prófuga de la ley? – agregó, tomándola inesperadamente de la cintura – Mejor te quedabas aquí y disfrutábamos del día.

 

Negó con la cabeza, depositando un casto beso sobre sus labios para luego seguir centrándose en arreglarse y mirarse al espejo que tenía frente a ella.

 

–Debo asistir a una boda, debo hacer de ministro para poder certificarla – explicó, separándose del agarre del Van Halen unos pocos pasos, pero no porque quisiera, sino para un pedido especial –. Cariño, ¿me subes la cremallera? – le ofreció, sujetándose el cabello para dejar al descubierto su espalda – Quiera el ministerio o no, aún sigo teniendo mi cargo y por ende aún debo realizar mi trabajo. Aún si el mismo se lleva a cabo en el castillo Ivashkov…

 

Primero sintió un cariñoso toque en su cuello, para segundos después ir directamente a cerrarle la cremallera con infinito cuidado

 

–Está bien, cumpliremos, ambos, con esa responsabilidad. Dame un segundo, iré contigo.

 

Su tono de voz, aunque no amenazante, no daba opción a replica, o por lo menos eso había intentado. Una vez terminó de acomodarse el vestido, se giró y lo miró directamente a los ojos, con una decisión marcada en ellos.

 

–No, no irás. Lisa estará ahí, estaremos bien. Creo recordar que puedo cuidarme sola perfectamente – hizo un leve mohín con la boca al agregar aquella última oración, y sin más, se giró para ir en busca de los zapatos.

 

 

 

Apareció en las proximidades del castillo de los Ivashkov, allí en Rumania, territorio al cual había ya visitado más veces de las que alguna vez habría imaginado. El traslador, como siempre, había hecho su trabajo, aunque ahora doble: Luca había asistido con ella aun a pesar de la riña previa que habían tenido. No es como si hubiesen terminado acordando que el rumano asista con ella, y eso se dejaba ver en su rostro de pocos amigos que llevaba.

 

Caminó, seguida de cerca del Van Halen, aunque evitó dirigirle la mirada. Aún estaba algo molesta con él, y en ese momento no tenían tiempo para arreglar los problemas que pudiesen tener. Luego, más tarde tendrían tiempo de sobra para ello y dedicarse en tiempo completo si era necesario.

 

Entró al salón, dejando el abrigo que traía consigo al mayordomo que se hallaba en la entrada y observó de un lado al otro. La verdad es que no había entrado nunca al castillo en sí, por lo que era la primera vez que veía su interior. No le sorprendía en absoluto lo que veía, sabía que se encontraría con un derroche de dinero aquí y allá, por alguna extraña razón todos los rumanos parecían tener aquella extraña obsesión.

 

–Espero que no falte demasiado para la ceremonia – comentó en susurros, más para sí misma que para que su esposo oyera, ignorando a su vez todas las miradas que caían sobre ella.

 

Era consciente de por qué la miraban, más estando Luca Van Halen allí, eran dos enemigos declarados de aquellos territorios, aunque poco le importaba, más bien, con todo aquello se le hacía levemente curioso el ver las reacciones, que de seguro más de uno le decía algo, o tal vez optaban por pasar de ella. Cualquiera fuera, no era algo por lo que se muriera por saber, mientras más rápido saliera de allí, mejor.

[Lisa Weasley Delacour]

Luca Van Halen

- No te estoy preguntando, ni siquiera pidiendo permiso. Iré, te guste o no.

Mei se fue en busca de sus zapatos, intentando terminar de arreglarse lo mas pronto posible y así evadir las ideas del Van Halen. Obviamente, este, conociéndola, omitió cualquier sonido o palabra por su parte y se dirigió de inmediato hacia el armario mas cercano, donde se hallaba su ropa. Una mirada de soslayo a través del espejo y una sonrisa socarrona fue lo ultimo que la Delacour vio de su esposo antes de partir. Claro que el dhampir confiaba en su esposa y su prima. Ambas eran dos brujas poderosas. No obstante, en un territorio como la propiedad Ivashkov, mejor eran tres que dos.

Mientras se acondicionaba para la festiva ocasión, el rumano pensaba acerca de la ligera pelea que habían tenido. Siempre discutían por lo mismo. Es incorregible, murmuro al encontrarse con su reflejo. Lo es, murmuro este del otro lado. Por eso la quieres como lo haces. No cabía ningún tipo de duda. La argentina era la otra mitad de su ser. Por eso y aunque ella no estuviese de acuerdo, la acompañaría hasta el mismísimo infierno para ayudarla en caso de peligro o salvaguardarla de la centenaria muerte. Tras anudarse la corbata, tomo la katana y la varita y desapareció hacia su tierra natal.

OoooooO

El traslador cumplió su cometido, llevando a la pareja a Transilvania. La argentina no estaba de humor, el tampoco. Para el guerrero, aquello era un alarde de odio hacia los verdaderos monarcas del país, amen de poco respeto. Respiro hondo al tiempo que ingresaba por las grandes puertas de roble hacia el interior del castillo. Entono los ojos al ver la decoración y el emblema de la familia. Basto intercambiar una mirada con su mujer para cambiar drásticamente su papel y centrarse en la misión que lo ameritaba en aquel momento. Desde el instante cero su papel era el de protector de Mei.

- Yo también lo espero - Musito, obviando las miradas de los invitados ya presentes en el hall.