Castillo Ivashkov (MM B: 106154)

[Juliene Black Lestrange]

¿Por qué siempre tenía que ser la culpable de todo? No era como si estuviera por doquier haciendo de las suyas, bueno, no siempre lo hacia... ¿o quizás sí? Juliene sólo se mantuvo en un perfecto mutismo en tanto la Atkins tomaba su consejo, cosa que le sorprendió levemente, tomando uno de los trajes ofrecidos por su padre para disponerse a hacer acto de presencia en la ceremonia. Una sonrisa se formó en sus facciones al momento en que el traje gris adquiría el toque personal de la Angel Caido, era justo lo que esperaba de ella, lograr que cada cosa se almodara a su personalidad.

-- Derek, espera.-- tomó el brazo del hombre, sonriéndole de forma divertida y estampando sin ningún aviso un beso rápido en sus labios, llenandolo de lapiz labial con rebosante alevosía-- Lo siento, tu hija me lo debía.

Se fajaba a su madrastra en su propia boda, intentaba tener relaciones con Cillian luego de que se habian casado y ahora osaba a casarse con su madre, obviando el par de actividades que seguramente ambas habian compartido antes de todo aquel parapeto, era mejor no pensar en eso. Tauro era realmente sagrada para ella, aun cuando sabía que tenia habilidades para muchas cosas, solía hacerse la desentendida, suponía que todos los hijos hacían lo mismo con sus madres. Claro que un simple beso no se comparaba con todo lo hecho por la Ivashkov, pero había limites que aun alguien como la Black Lestrange prefería respetar.

-- Ahora sí, llevemos a esta desgraciada a casarse con mi madre y si, Derek, he dicho desgraciada a tu hija, cualquier reclamo después de la ceremonia.-- y entonces el desastre con la puerta, tuvo que taparse la boca para ocultar la risilla que le habia provocado ese leve espéctaculo-- Pues que no se diga que los Ivashkov son aburridos, si hasta las puertas asisten a las bodas, me pregunto si al igual que la Bestia tendrán utensilios de cocina que bailen y canten por el castillo.

Y cuando iba a inspeccionar si algun invitado estaba herido, encontró a Cissy con lo que parecia un vestido en brazos <<entonces si había uno...>> Tenía que admitirlo, su querida amiga rubia tenia facilidad para los desastres, solo eso explicaba que hubiesen tantos en su día especial.

-- No es por dañarles la entrada, pero creo que veo un lindo vestido...-- y entonces señaló a la Macnair-- ¿Quieren que distraiga a los invitados? Soy buena con entradas dramáticas, ¿no lo crees, Leah?

Le dedicó una mirada a Derek

--Y seria bueno que te limpiaras el labial, querido.

[Leah Snegovik]

Las palabras de Derek llegaron a su sistema auditivo y revolucionaron todos sus sentidos, haciendo que sus ojos amenazaran con soltar una sustancia en la que se negaba a pensar. Asintió muchas veces seguidas, inhalando profundamente mientras intentaba armarse de valor y empezó a mover los pies sólo para que su padre no la arrastrara a la puerta. Habían empezado a tener una relación padre e hija medianamente decente hacía poco y que le dijera eso, por sobre todo, hacía del momento más especial todavía. Pero ahí estaba Juliene, arruinando el momento. Había pensado que el beso era suficiente cuando la puerta hizo un estruendo y tuvo que llevarse la mano a la frente para que una vena no reventara en entrecejo.

 

—Merlín dame paciencia, pero no me des fuerza que la mato.

 

Todo el temor se bajó con la misma potencia en que la puerta se había desprendido, una vez más, de su lugar pero tuvo que agradecer muy en el fondo que la Black Lestrange siguiera con sus sorpresas. De no haberlo hecho, estaría temblando como una hoja al viento y posiblemente no se vería atractivo. Alzó la barbilla, sujetando con más fuerza el brazo de Derek y fingió una sonrisa con tanta perfección que nadie podría notar que si soltaba a su padre, se moría. Sólo que abajo, buscando algo con cierta urgencia, su otra madrina se paseaba con el vestido sobre las manos. Por mala suerte, Juliene la vio antes que Derek y lanzó un comentario ácido.

 

—No hace falta, yo lo arreglo —soltó a Derek y se metió a una esquina más o menos oscura, tratando de que nadie la viera con el traje—. Psst, Cissy. ¡Cissy! Ven.

 

Agarró a la Macnair por un brazo y la acercó hasta donde estaba, tomando el vestido y lanzándole una mirada de reproche.

 

—Ya me había acostumbrado al traje de Atkins pero esto luce mucho mejor. Ten, sostén esto.

 

Empezó a desvestirse, reparando en que la mujer no estaba sola y alzó las cejas hacia la niña. Debía ser familiar de la directora del concilio, se parecía muchísimo. No obstante, no se detuvo ante ese pequeño detalle y se sacó todo el traje un abrir y cerrar de ojos, empezando a cubrir su cuerpo con la pesada tela del vestido. No lo detalló demasiado, la verdad, porque estaba más concentrada en que nadie viera el pequeño desliz de vestimenta pero era un vestido hermoso. El blanco impoluto brillaba incluso donde estaban, sumergidas en la penumbra de la columna, y los pequeños diamantes incrustrados captaban cualquier pequeño cambio de iluminación con una lucecita de color diferente.

 

Poco a poco, colocó cada cosa en su lugar y pronto estuvo lista para ir al altar. Cambió los tacones de color, por supuesto, para hacerlos combinar con el vestido y ahora sí, como debía ser, tenía el aspecto de una novia. El vestido se ceñía a su figura como un guante y la falda, un poco más abierta y con una cola larga, hacía ver con mucha más elegancia la forma en que lo portaba; el escote era marcado pero no excesivo, lo suficiente como para hacerla ver sexy sin que a Tauro le diera un ataque. La espalda igual era escotada, esta vez hasta abajo, sólo que una fila capa de una tela muy delicada cubría la piel. Las mangas largas terminaban en un pico que estaba alineando a su dedo medio cuando le sonrió a Cissy.

 

—Muchísimas gracias, Macnair —le plantó un beso en la mejilla y la miró de arriba a abajo—. Me gusta cómo te queda ese vestido. La otra enferma se vino de Geisha, pero bueno, no será sorpresa para nadie.

 

Salió de las sombras, alzando la barbilla mientras caminaba hasta su padre y señaló la puerta.

 

—Ahora sí, vamos a ponerle el apellido a la líder.

[Pik Macnair]

Soló bastó con una mirada para entender la orden. Agarró a Hugo por la mano y se levantaron ambos magos, dejando un poco de privacidad para ambas Líderes Mortíferas. También madre e hija, motivo el cual agregaba más tensión a la situación. Dejó a Hugo salir primero y tras él cerró la puerta, dejando a ambos magos solo. Tomó al Haughton por la cintura y lo atrajo hacia él.

—Tú y yo nunca hemos tenido tiempo para... —bajó la mirada, detallando el cuerpo de Hugo— esto, y me parece raro, luego de todo lo que hemos compartido.

Si bien era cierto que su trabajo antes era más profesional y laboral, el Macnair siempre sintió cierta atracción hacia Hugo. Fue su Líder cuando llegó al bando y quien le enseño al Ángel Caído como ser, por él era el mago en que se había transformado. Se sentía agradecido ante sus consejos y palabras, era sabio y un excelente mortífago.

—Me acompañaras durante la velada.

No era una petición lo que hacia, se trataba de una aclaración. De una forma u otra, el Haughton también lo quería. Desde el final del pasillo una voz interrumpió su conversación y los saludo con un movimiento de mano, luego entró a la habitación.

—Pensé que nunca llegarías, aunque no sé como conseguiste eso —se quedó mirando las botellas, Evarela de alguna forma u otra había burlado sus hechizos—. Las dejaremos solas, es momento de madrina, madre e hija. Nosotros estaremos abajo para ver si todos siguen con vida y sobrios.

Se despidió con un gesto, cogió a Hugo por la mano y cerró la puerta tras él. Caminaron hacia el pasillo sin hablar mucho, solo trivialidades que pronto resolverían, indirectas y apretadas de manos que revelaban más que palabras. A mitad del recorrido Hugo se detuvo y dio media vuelta, captando algo que el odio de un demonio no perceptaría. Dio media vuelta y tuvo que ahogar un grito con lo que vio.

—Diría un comentario como que a Isaac le gustaría verte vestida así, pero no necesario mencionar a ese ser el día de tu boda —sonrió y pudo captar ese segundo en el que Leah vaciló ante el nombre de su doppleganger, seguro pensaba que nunca se enteraría—. Hola Derek, tiempo sin verte. Anunciaré que vas a bajar, así puedes empezar a recibir felicitaciones. Y no, Leah, todavía no está lista.

No tuvo que decir más nada, ella entendería. Los cuatro mortífagos siguieron caminando hasta llegar a las escuelas, Leah y su padre se quedaron unos cuantos pasos más atrás, desde una posición que no los podían ver. Pik sacó la varita de su bolsillo y se tocó la garganta.

—Sonorus —exclamó, haciendo que su voz retumbara por todo el piso inferior y los invitados se acercaran a las escaleras—. Soy el padrino de Taurogirl y no sé porqué me toca hacer esto, pero de todas formas para mi es un honor presentar a una de las novias en este día tan especial para ella y todos sus amigos, familiares e invitados ministeriales. Por favor, denle la bienvenida y sus felicitaciones a la primera de las novias, Leah Ivashkov.

 

Tras sus palabras, Leah avanzó y empezó a descender, recibiendo amorts(?

[Juliene Black Lestrange]

Y el momento llegó.

Leah habia resuelto con bastante rapidez el asunto del vestuario, no podia negar que se veia realmente radiante con el trapo que le había traido la Macnair, le dedicó una leve palmada a la susodicha a modo de felicitación y realizó una reverencia cuando la blonda mencionó la particularidad de su atuendo. Toda boda debia contar con uno o dos eventos inverosimiles, el primero era tener una madrina que parecia no saberse las normas de etiqueta, esperaba que la otra hubiese sido Leah con su traje gris, pero no todo podía ser perfecto. Así que seguiría portando con suma dignidad su disfraz de geisha, lamentaba haber olvidado comprar alguna especie de espada, eso la haría ver totalmente genial.

Aprovechó la intervención de Pik para escabullirse de la escena, pues entre tantos vistazos hacia los invitados al fin había hallado lo que buscaba en realidad, además debía darle unos segundos a la novia para que hiciera su entrada triunfal, consideraba que ya le había crispado suficiente los nervios de la misma, rio internamente para sí, era una suerte para la Ivashkov que no tuvieran que seguir viviendo juntas pues algun día sólo explotaria de la rabia, ¿qué podía hacer? Tenía habilidades para molestar a las personas, lo peor es que las había perfeccionado al pasar de los años. Un ligero carraspeó salió de su garganta para llamar la atención del Ryddleturn, quien permanecia tirado en el suelo en una posición por demás incomoda.

-- Si lo que querías era probar cuan confortable era el suelo, debiste decirme.-- estiró su mano, ofreciéndole ayuda para que se levantara-- Ya que he ayudado a una damisela en apuros, es momento de hacer lo mismo con mi oppa, ¿no lo crees?

Le sonrió, radiante, casi parecía estar siendo parte de todo aquel asunto, tal y como él queria que fuera.

-- ¿Me contarás el chisme o debo hacer uso de mis contactos?-- inquirió con verdadero interés-- Aunque conociendote puedo asegurar que esto fue un lío de pantalones, ¿no?. Y yo fanfarroneando con tener un marido fiel.

Editado 11 de Junio del 2016 por Juliene Black Lestrange

[Mery Gaunt Karkarov]

¿Qué nunca iba a llegar puntual a algún evento? Mery se rió de si misma mientras miraba toda la ropa que tenía en el armario. La boda de una de las lideres, Taurogirl, con otra compañera de bando había comenzado hacía mínimo una hora, eso si no se había retrasado todo.

 

Su pequeña barriga había conseguido que toda la ropa que tenía para arreglar no le cerrara ya que era demasiado justa. Suspiró con pesadez y se sentó en el suelo como los indios y se cruzó de brazos con gesto enfadado. Sabía perfectamente que con un simple movimiento de varita podía conseguir que uno de sus vestidos fueran una talla o incluso dos más grandes, pero no quería hacerlo, solo quería volver a tener esa figura perfecta y estilizada que hacía años que tenía.

 

Acabó cogiendo un vestido negro de gasa bastante suelto que, aunque no hacía desaparecer la tripa de la pelirosa, la disimulaba lo máximo posible. Se colocó sobre unos zapatos de tazón plateados, le daba igual que tuviera hinchados los tobillos y el dolor de riñones aumentara con eso, se negaba a ir plana a a una boda por el simple hecho de que de golpe había engordado como una vaca.

 

Se colocó frente al espejo y recogió su pelo en un gran moño un tanto desordenado, del cual dejó libres algunos mechones que caían por su frente, hombros y espalda, haciendo así que Mery no perdiera su toque de loca. Tomó el bolso de mano de color plata de encima de la estantería y guardó ahí todas sus pertenencias, además de su varita.

 

- Wina, podemos marcharnos -dijo asomándose al pasillo donde su elfina la esperaba como anteriormente le había ordenado-. ¡No, espera! -dijo al acordarse que no había puesto ni una gota de maquillaje en su cara. ¿Cómo podía ser tan despistada y olvidar las cosas más importantes en su belleza?

 

Volvió a entrar a su habitación y se colocó de nuevo ante el espejo. Pintó sus labios de color carmín y sus ojos de colores plata. Solo se echó un poco de rubor para que así no parecer una muerta. Ahora ya si estaba lista por lo que, de nuevo, salió al pasillo y tomó la mano de su elfina.

 

- Al Castillo Ivashkov -le dijo con tono autoritario. Desaparecieron del castillo Gaunt al instante.

 

***

El viaje, al parecer, no le había sentado absolutamente nada bien a Mery. Justo al aparecer a las afueras del castillo donde se celebraría la boda las tripas de la pelirosa se revolvieron como si tuviera algo dentro, lo que consiguió que vomitara hasta la primera papilla. El pintalabios que llevaba había desaparecido y sintió un leve mareo.

 

Se apoyó en el muro de la entrada con la frete totalmente sudorosa y la respiración acelerada. últimamente había estado vomitando muy a menudo, incluso había sentido pinchazos en la barriga, de los cuales había pasado totalmente, tal y como iba ha hacer en cuanto pasaran los actuales.

 

Con las manos temblorosas abrió su bolso y sacó su varita. Con unos pequeños movimientos de ésta hizo aparecer un papel y una pluma. Tomó ambas cosas y comenzó a escribir.

 

 

Querida Akiza:

 

Se que estás en la boda de Leah y Taurogirl, yo también.

 

Me encuentro justo en la entrada del castillo pero he tenido unos problemas y necesito que vengas a echarme una mano, no creo poder entrar yo sola sin caerme al suelo.

 

Te lo agradeceré eternamente.

 

Te quiere, Mery Gaunt.

 

 

Lo leyó un par de veces antes de golpear el papel con la varita y hacer que ésta fuera hacia Akiza.

 

Mientras tanto, la vampiresa apoyó sus manos en las rodillas, quedando así e un angulo de noventa grados con su propio cuerpo, así conseguía una buena entrada de aire y que los dolores de riñones desaparecieran un poco.

 

@@Akiza Ravenclaw H.

[Akiza Ravenclaw H.]

Estaba paseando en la boda, mirando a las diferentes parejas que fueron llegando de a poco. Lastimosamente, todavía no conocía muy bien a todas esas personas, así que di un leve suspiro, seguí caminando y me encontré en la mesa de dulces, sonreí al menos un pequeño aperitivo antes de que sea la boda en sí. Me dirigí por ahí y escogí un gran trozo de pastel de chocolate. Era muy golosa, así que lo estaba disfrutando mucho.

 

De repente, antes de que pudiera terminar, algo me golpeó en la nuca. Di un pequeño salto, que casi se me cae el plato del pastel. Miré a mi alrededor para ver quien era el gracioso que me arrojó algo. Al no ver a nadie, miré más a detalle, para observar que en el suelo se encontraba una nota, vi el encabezado y decía mi nombre. Me pareció extraño, así que dejando el pastel en la mesa, cogí el trozo de papel. Comencé a leer y me puse un poco pálida.

 

Era una nota de Mery, me preocupé bastante, así que guardando la nota en la parte superior, quitándome los tacos, porque sabía que me iba a caer en el camino, fui rápidamente a la entrada. Cuando llegué la encontré en un mal estado. Me acerqué a ella lentamente, me agaché para estar en la misma altura, toqué su hombro para llamar su atención.

 

-Aquí estoy.- dije suavemente.- ¿Que pasó?.- le alcé lentamente para poder sentarla en uno de los bordes que sobresalían de la puerta de entrada.- ¿Estas muy mal? ¿Qué necesitas de mi?.- pregunté acariciando lentamente su mejilla, estaba muy preocupada por la chica. Noté que su vestido salía una leve pancita. Me sorprendí, no quería ser indiscreta pero ¿No estaba embarazada? pensé para mi. Sin embargo esperé a que me contara que era lo que le pasaba, mientras acariciaba su mejilla lentamente.

[Mery Gaunt Karkarov]

Mery comenzó a poder respirar mejor que anteriormente, aún así sentía como sus piernas y brazos temblaban, estaba perdiendo muchas fuerzas últimamente. No entendía como haciendo ejercicio diario había conseguido estar tan floja y tener tripa. Quiso comenzar a llorar de impotencia, pero si hacía eso estropearía su maquillaje y no lo podía permitir, no ahora que llegaba Akiza para ayudarla.

 

Justo cuando escuchó la voz de la chica su pulso se aceleró y sintió de nuevo como un leve mareo. ¿Se estaba volviendo loca? Jamás en su vida se había sentido así de pequeña e indefensa ante una persona, mucho menos ante una compañera de bando de menor rango. Rascó su cabeza y tomó asiento sin preocuparle que su vestido se manchara o se quedara peor de lo que ya estaba.

 

Agachó la cabeza incluso con algo de vergüenza, ella nunca había sido tan sensible. Suspiró con pesadez, no sabía que decirle ni que hacer. Su cabeza era un completo lío del cual no podía sacar ni una conclusión. Bueno, quizás una si que podía.

 

- Yo... Lo siento -se disculpó y alzó la mirada para clavar su vista en los ojos de Akiza. Intentó analizarlos e incluso intentar averiguar en que pensaba, pero nada, aquello fue imposible. Suspiró y sorbió por su nariz-. solo... no me sentó bien la aparición y bueno... -volvió a sentirse pequeña, como si de una hormiga se tratase.

 

Se sonrojó levemente y volvió a agachar la cabeza, el contacto visual había conseguido ese tono rojo en sus mejillas, lo cual era extraño en Mery.

 

@@Akiza Ravenclaw H.

[Akiza Ravenclaw H.]

Me sorprendí en cómo se encontraba Mery. Seguí acariciando su mejilla, mientras me explicaba un poco de que era lo que le pasaba. Me miró y conecté con su mirada, mi corazón palpitó rápidamente, cómo siempre le sabía pasar con ella. Sentía que se encontraba también avergonzada, y di un leve suspiro. En estos momentos era importante ayudar a Mery, su salud estaba extraña y tenía que averiguar que era...quizás no se haya dado cuenta de su embarazo, porque sus síntomas eran parecidas. Le observé y con mi varita limpié su vestido que estaba un poco manchado.

 

-Hermosa...tus pies están hinchados...deberías sacarte esos tacos, te hacen daño.- comenté al ver sus pies, así que lentamente, bajé y rocé sus pies para poder ayudarla a sacarlos.- Parece que a ti no te gusta calzar ese calzado...a mi tampoco.- dije con una sonrisa. Luego invoqué con mi varita unos zapatos más cómodos.-Espero que te sirvan.- di un leve suspiro, no sabía cómo más apoyar a la chica.

 

-¿Estas con fiebre?- pregunté preocupada al ver sus mejillas coloradas, así que alcé su rostro para verla nuevamente.- ¿Te duele algo? Dime por favor...estoy preocupada.- comenté sin dejar de mirarla, mientras mi corazón latía tan fuerte que parecía que me iba a dar una taquicardia...¿Qué era lo que sentía? me pregunté a mi misma. Me encontraba nerviosa, quería que me dijera que era lo que le pasaba. Miré su rostro y esperé alguna señal de ella...cual sea no importaba.

 

@@Mery Gaunt Karkarov

Editado 11 de Junio del 2016 por Akiza Ravenclaw H.

[Sapphira Black Lestrange]

Me encontraba en la mesa probando los dulces , si que estaban retrasando las novias – habrá pasado algo pensé pero bueno siempre se dice que las novias se demoran.

 

Estaba distraída en mis pensamientos y todo paso muy rápido veo a Cillian que besa a Zack pero enseguida aparece a Liam y le pega a Cillian – problemas dije , no sabía si alguien más se había percatado de ese pequeño incidente o solo yo me había dado cuenta y me acerco a Cillan

 

- Te encuentras bien, deberías tener más cuidado te vas a meter en muchos problemas si sigues besando a cada chico que se te cruce en frente .

 

No pude escuchar su contestación porque enseguida aparece Pik y anuncia que baja la primera novia que era Leah y era hermoso el vestido que llevaba puesto – sí que es hermoso el vestido

 

Pero enseguida me quede como petrificada no me movía pero era porque ver el vestido de novia me hizo revivir recuerdos de pasado , recuerdo de cuando fui humana.

 

Flash Black

Se encontraba una joven de pelo castaño con ojos claros en su cuarto , ese era un día especial porque su madre le traería su vestido de novia.

- Madre por fin llegas , lo traes

 

- Si hija aquí lo tengo

 

Cuando veo el vestido , era un hermoso vestido blanco con una cola larga con detalles de encaje , un vestido de princesa digno para la hija un Márquez

 

- Es hermoso el vestido

 

Fin flash black

 

Aun no había salido de mi estado petrificado después de recordar ese día , un recuerdo de hace 350 años y una boda que nunca se llegaría a realizar por culpa de una guerra.

 

_ malditos recuerdos de pasado dije muy bajito cuando salí de estado petrificado pero esperaba que no se hubiera dado cuenta de lo que me paso recién

 

 

@Cillian

[Cissy Macnair]

Sentí que alguien me tiraba del brazo y a punto estuve de soltar un grito cuando me tambalee sobre los altos tacones negros brillosos que llevaba.

 

-¡Mierrrr.... LEAH!- casi me abalancé sobre la novia por el alivio de verla. ¿Qué demonios llevaba puesto? No, no podía casarse así-. Lo siento, mujer. Es que... pensé que era en otro lado, ya ves y no me fijé en la invitación...

 

-Mi madre es distraída, milady- dijo Aiya, haciendo una reverencia hacia Leah. Se la quedó mirando fijo mientras Ivashkov se desnudaba y se colocaba el vestido de un blanco puro que había llevado hasta ella. Pude ver la fascinación en la mirada de la pequeña, porque seguramente estaba pensando que la vampiro era una especie de ángel caído o algo así. Algo bastante irónico si pensaba en que ese era el nombre del rango que ostentaba en la Marca Tenebrosa-. Se ve hermosa...- murmuró, estirando una mano para tocar los brillantes que encapsulaban la luz y luego la diseminaban en los tonos del arcoiris.

 

Hice que Aiya quitara las manos del vestido y recibí el agradecimiento de Leah poniéndome de todos colores. No tenía nada que agradecerme que por poco arruinaba su casamiento. Me hice a un lado justo cuando Pik llegaba a la escena y apenas le dirigí una mirada cargada de odio antes de alejarme con mi pequeña hacia el resto de los invitados y el altar, porque iba a tener que estar allí parada junto a Liam y Zack, a quienes no alcanza a ver por ningún lado. ¿No éramos los tres los padrinos de Leah?