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Castillo Ivashkov (MM B: 106154)


Leah Snegovik
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Katara, con el squib.

No sabia cuanto tiempo había estado esperando en la puerta, pero me daban ganas de convertirme en una minina persa blanca, hacerme bolita y dormirme delante de ella, sin embargo, al no conocer a las mascotas que tenían en el castillo, me resistí por seguridad.

Por fin me abrieron, aunque contrariariamente a lo que me esperaba, no fue un elfo quien me abrió, sino un squb, nunca había visto ninguno, en mis tiempo de Hogwarts era otro el celador en el colegio y era un mago cuyo nombre no recordaba y que por alguna razón, había preferido quedarse en el colegio en vez de salir a explorar el mundo. Sin embargo, no hice ningún comentario al respecto ni a su broche de "embrujorrapid".

-No se preocupe, no llevo mucho tiempo.- Menti, el squib parecía demasiado nervioso.-No aparecí directamente por educación. Pensé que no era correcto entrar y pasear por la misma, sin haberme presentado antes con los patriarcas.

Todavía me regía mucho por la educación recibida anteriormente, en la que nos enseñaban a no aparecernos ni siquiera en la reja de entrada de quien ibamos a visitar, sino al menos a un par de cuadras.

-Me serviría mucho saber el nombre de con quien estoy hablando, si no es molestia. Me gustaría también ver a mi hermana y a mi cuñada, asi que si pudieras avisarles, te lo gradeceré.. - Contesté-Me gustaría saber después del encuentro donde están mis dos habitaciones, una es para mi hijo Lionel, el llegará cuando yo me haya familiarizado con el castillo y el jardín donde podrán vivir mis mascotas sin que molesten a las demás.

Tenía planeado ir llevando algunas de mis mascotas al castillo. Afortunadamente podía usar el Fulgura Nox y el portal haría más fácil el traslado, si obtenía la autorización de mi cuñada y mi hermana para hacerlo. Era mejor no abusar.

También tendría que traer algunas de mis cosas, pero antes de hacer todo eso, debía darles una disculpa a Leah y a Tauro, por no llegar a la boda. Sobre todo, por no contestarle a Leah en el Magic Mall cuando me hizo esa pregunta.

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-No es todo lindo Jessi-comentaba mientras miraba a Tau y Leah decir las palabras e ponerse los anillos-Sabes jamás pensaría llegar el día donde ambas amigas mías se cazaran, pero me alegro por ellas-terminaba decir el chico agarrando la mano de la pelirroja mientras esperaba la repuesta de su pareja mientras miraba toda la escena tenía tiempo sin ir a una boda pero creo que al final todo salió de buena manera para nuestra líder y ahora la primera dama de la marca Leah mientras miraba como Jess se limpiaba una lagrima.

 

 

 

-Sabes que sí creo que lo bueno que no hubo problema o inconveniente, no hubo problema que todo salió ah pedir de boca-dijo amable con una sonrisa de oreja a oreja mirando al frente-Tenia tiempo sin salir o mejor dicho ir a una Boda-comento amable mirando a los lindos ojos de la chica mientras escuchaba como ella tomaba la palabra mientras el Black la escuchaba atentamente ah cada una de sus palabras-Ni yo pero bueno las apariencias engañan o no lo crees así-comento divertido sacándole la lengua de forma infantil a la chica-Si felices-terminaba decir de una vez por todas mientras suspiraba. Mientras ella voltea a ver su mano que andaba cubriendo la mano de la pelirroja poniendo una sonrisa –Bueno podemos esperar un poco, pero si quieres adelante yo te sigo-dijo amable respondiéndole al chico de una vez por todas.

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  • 2 semanas más tarde...

Joshua, Squib. Con @@Lyra Katara Selwyn

 

 

—No es ninguna molestia, señorita Selwyn —tragó saliva, algo nervioso, nunca le había dicho su nombre a nadie fuera de las cocinas—. Soy Joshua, señorita, a sus órdenes.

 

Era un joven algo atolondrado y poco agraciado, pero se las arregló para hacer una reverencia perfecta mientras dejaba que la mujer siguiera expresando lo que necesitaba. A diferencia de los patriarcas y la esposa de Leah, la mujer parecía mucho más amable y agradable que el resto de los magos que había llegado a conocer. Parecía más inclinada a la paz, a no molestar a nadie, mientras que el resto de los magos que él solía tratar eran el caos mismo. Se atrevió incluso a sonreírle con cierta vergüenza, escuchando lo que tenía que decir, antes de apresurarse a responderle.

 

—Sus habitaciones están en la penúltima planta, justo abajo de la planta de los patriarcas. ¿Trajo sus cosas? ¿Me permite llevarlas? Prepararé ambas antes de la cena y pediré que preparen algo para el señor Lionel también, por si gusta cenar en lo que llega.

 

Hizo una pausa, mientras sacaba una pequeña libreta y empezaba a anotar con una pluma ajada.

 

—En cuanto a sus mascotas, ninguna será molestia. Puede ubicarlas en el jardín principal o en el jardín trasero; para mayores comodidades, la señora Ivashkov, su hermana, ha preparado también el jardín interior. Descubrirá que hay muchas cosas bajo techo, prioritariamente por la raza del señor Zack y la señora Elaena, así que puede hacer uso de esa área también.

 

Al hablar, en realidad lo que hacía era tomar nota de todo lo que necesitaba hacer y decir en el momento. Debía contactar con las cocinas, arreglar las habitaciones, ubicar a las criaturas y hablar con las señoras antes de que pasara mucho tiempo. No era bueno con tantas tareas a la vez, pero lo bueno era que podía dividirse para tratar de encontrar compañeros que aún fueran fieles a los Ivashkov y no a él. Si era para Lyra, no se opondrían. Él por su parte, recordó que parecía un mendigo y que debía ir a buscar a las recién casadas. Tragó saliva por segunda vez.

 

—Ahora mismo subiré por las señoras. ¿Le gustaría esperar en el salón contiguo? Hay sillones, una biblioteca y un bar, aunque dudo que la hagan esperar mucho tiempo, han estado aguardando su llegada desde el día de la boda.

 

Condujo a la mujer hacia la puerta, dejándola abierta y le dedicó otra reverencia.

 

—Volveré cuanto antes, señorita Selwyn. Está en su casa.

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Con Joshua, squib @

 

-Gusto en conocerlo, Joshua.- Respondí una vez que me dijo su nombre. Era partidariaa de la paz, a lo único que le hacia daño era a los muebles y a las cortinas, a menos que me provocaran entonces si usaba mis hechizos.-No traje mis cosas, Joshua. Preferí ver primero como estaba todo, en cuanto a mi hijo Lionel, el vendrá hasta dentro de dos semanas.

 

No quería decir que primero quería saber que tan enojadas estaban conmigo mi cuñada y mi hermana, antes de aventurarme a traer mis cosas. Escuché la explicación de Joshua, ¿muchas cosas bajo el techo? En ese momento solo pensé en estar merodeando en el castillo, esperando descubrir todas las cosas ocultas que tenían.

 

-En el jardín trastero estarán bien, mis mascotas están acostumbradas a esta en el mismo. Solamente tendré en mi cuarto algunas de mis mascotas más pequeñas.- Comenté.-Con gusto las espero en el salón.

 

Fue todo lo que dije, mientras lo seguia al salón que me había indicado. No tardé mucho en ver descubrir un hermoso siilón, del cual podría decirse que me enamoré, se veía bastante cómodo, suave y arañable.

 

Me transformé en una minina persa blanca, sin perder nada de mi ropa, mis anillos y amuletos, ni la varita, llegándome a olvidar que en cualquier momento podrían entrar Leah y Tauro, o inclusive de nuevo el squib.

 

Elegi el posabrazos derecho del sillón y una vez que estuve encima del mismo, empecé a arañalo, mientras ronroneaba contenta.

 

-Tienen buen gusto en muebles.- Pensé.

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Si no le había hecho nada al Squib mal arreglado y evidentemente trasnochado, era porque estaba demasiado feliz como para arruinar su día con una muerte. Y eso, viniendo de alguien como ella, era decir mucho. La mención de Lyra y su llegada sólo la había alegrado más y aunque Tau aún no había despertado, decidió que la recibiría por su cuenta. Dejó una nota pequeña rondando la cama, en forma de avión como los memorandums del Ministerio de Magia, justo antes de ponerse un suéter sobre la nívea piel y descender escalón por escalón hacia la sala principal.

 

A diferencia de Joshua, el resto de los Squibs sí habían hecho su trabajo. No había un grumo de suciedad, ni siquiera una mota de polvo. Iba descalza por el suelo sin importarle nada, sonriendo tontamente y jugueteando con el anillo de casada en su dedo anular. Cuando llegó al vestíbulo, se quedó mirando por la puerta esperando encontrar a una humana en el interior de la sala... pero no fue así. La gata estaba en uno de sus caros sillos, arañando la tela como si fuera hecha especialmente para que afilara sus garras. Sonrió un poco más.

 

—Te veo cómoda, cuñada —acentuó la última palabra con un tono de diversión y se aproximó a la criatura—. ¿Tengo que acariciarte?

 

No esperó una respuesta, pasó los dedos con cuidado sobre la cabeza de la Animaga y se aproximó al bar. En otra ocasión se habría servido un vaso del mejor vodka, pero ésta vez se hizo con jugo de naranja y una tostada de un amplio plato de comida que había amontonado a un lado; ni ella ni Tau habían desayunado, todo parecía resumirse a un almuerzo por todo lo alto, pero siempre habían bandejas de comida regadas por ahí para un antojo cualquiera. Al girarse, Lyra seguía siendo una minina.

 

—Me habría gustado que vinieras a la boda. Debe ser una novedad para todo el mundo mágico el hecho de que haya llorado media ceremonia, no puedo culparlos —dando una mordida a la tostada, se sentó en el sillón que enfrentaba al de la cómoda gata y sonrió de nuevo—. ¿Por qué no viniste?

 

Peculiar era una palabra corta para la actitud de la Ivashkov. Estaba fresca, hogareña (sin mencionar que iba vestida sólo con un suéter y un short, con el cabello rubia tan libre como los pies) y curiosamente feliz. El matrimonio le sentaba bien.

 

—Me dijeron que venía Lionel, a quien recuerdo haber conocido antes... me parece, en una gala, pero que tardará unos días. Es una pena, me temo que almorzaremos sólo nosotras, Tau y Zack, si es que Liam lo deja. Pero en fin, cuéntame por qué te has perdido y dime, ¿quieres algo del bar? ¿Te sirvo alguna cosa? Bienvenida a casa.

 

Sí, muy familiar.

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Me fije en el atuendo de Leah, nunca la había visto vestida tan informal, acostumbrada a verla la mayoría de las veces en el Mall. Y ahora ya no la vería asi. Me fije que iba delscalza, algo que solo hacia en mi forma animaga, no me gustaba sentir el frío en mis pies.

 

Escuché lo que me comentaba de la boda y sabia que no podía eludir esa conversación otra vez, como había sucedido en el Mall Me convertí en humana, sentada en el pozabrazos todavía. Me levanté y murmuré {b]reparo[/b] señalándolo con mi varita antes de decir algo, sentándome en el sillón.

 

-Sé que es una tontería por la que no vine, Leah, pero sabes que en la comunidad mágica uno se entera de todo. Cuando supe quien iba a ser uno de los invitados, preferí no venir para evitar enfrentamientos o crear situaciones incómodas.- Comenté.

 

Me había costado mucho tomar esa deicisón. Mi hermana inclusive me había pedido que fuera una de sus damas de honor o una de sus madrinas, ya ni me acordaba bien, lo que me hizo mucha ilusión, pero comprendí que no era conveniente ver a esa persona todavía.

 

-Sé que ninguna exlicación será suficiente, que no debí ser cobarde y venir de todas formas, pero no quería que de repente se armara una escena por hacer acto de presencia. Todavía me cuesta mucho trabajo hablar de todo eso con allguien más.- Mencioné, sin estar segura si mi cuñada sabría de que hablaba, imaginaba que si puesto que Tauro conocía la situación.

 

-Efectivamente, Lionel tardará unos días. A lo mejor llega antes, dependiendo de como queden las cosas en el castillo. Además quería preguntarte, ¿podría utilizar el haz de la noche para mudar a mis criaturas? Creo que esta es la forma más fácil, a algunas de mis mascotas no le gusta la aparición y hacer tantos viajes con ella, sería cansado.- Expliqué, pensando que a lo mejor había pedido el permiso demasiado pronto.

 

Lo cierto es que con que pudiera llevarlas de esa forma en la reja prncipal del terreno, sería mucho más fácil llevarlas al jardín corespondiente. Me levante y le di un fuerte abrazo a mi cuñada, aunque seguia intrigándome en que gala había conocido a Lionel, el nunca me había dicho nada, pero era igual de despistado que yo.

 

-Te ves muy bien, Leah. Aunque se me hace raro verte sin la túnica del concilio, pero me gusta más tu nuevo estilo.-Comenté finalmente -Algo del bar no, pero si tienes una cerveza de mantequilla o una naranjada, te lo agradeceré. ¿Cómo se ha portado mi hermana?

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—Tranquila, Lyra, no te disculpes. Lo entiendo. Aunque temo decirte que poco lo vi, incluso no lo vi en la ceremonia, se fue antes. Habría sido un honor tenerte como madrina, después de todo, pero estoy segura de que tanto Tau como yo te seguimos considerando como tal —sonrió de medio lado, para darle más peso a sus palabras y se encogió de hombros—. Lo importante es que ya estás aquí y es bueno tenerte en casa. Somos pocos, así que dudo que te molesten muy seguido. Espero que Lionel llegue pronto, necesitamos gente por acá.

 

Sin darse cuenta, había acabado con la tostada que tenía en la mano y por poco se muerde un dedo, pero lo disimuló bastante bien.

 

—Claro que puedes usar el Haz. ¿El Squib te habló de los jardines? Puedes usar el que más te guste, no hay problema con ello. Se llevarán bien con las demás criaturas, entre Tau y yo tenemos un pequeño zoológico regado por ahí.

 

El comentario sobre el Concilio de Mercaderes le dio en lo más profundo del corazón como una pequeña flecha letal. En su rostro no se notó nada más que una pequeña nostalgia pero en su pecho se abrió el vacío otra vez. No podía negar que estaba más tranquila ahora, sin tantas cosas que hacer o las molestias nuevas adquiridas en el trabajo, pero todavía se sentía un poco rara. Se levantó sin responder de inmediato, acercándose a la bandeja de comida que había dejado atrás y le sirvió un vaso bien frío de jugo de naranja a la Selwyn.

 

—Yo tampoco me acostumbro a no tenerla puesta, ¿sabes?

 

Le tendió el vaso con una servilleta y un pequeño plato de galletas que no le había pedido, pero así era su cortesía.

 

—Está colgada en mi closet todavía, no he podido deshacerme de ella y tampoco la regresé a Cissy, preferí quedármela. Es como si hubiera dejado un brazo en la oficina de la asamblea. Al principio fue duro y no voy a mentirte, me golpeó fuerte. Pero era lo mejor, sigo convencida de ello. Trabajé demasiado en que fuera lo que es hoy, junto con Cissy y Zack, incluso el mismo Jank, como para quedarme a ver cómo alguien más lo destruye. Mi nuevo trabajo tampoco ayuda demasiado, es aburrido, pero sé que regresaré.

 

Se quedó pensativa un instante y suspiró, acabando con una sonrisa.

 

—No obstante, sé que lo dejé en buenas manos. Podría darte mi traje de Logia de una vez.

 

@@Lyra Katara Selwyn

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-De haber sabido que no estaría, hubiera venido. Me alegra que me sigan considerando su madrina, cuñada linda. En cuanto a molestar, a veces extraño que alguien lo haga. Lionel vendrá pronto a molestar por aquí. De hecho, he hablado con él y si ustedes lo permiten, me gustaría que en vez de ser esta mi familia adoptiva sea la sanguina.- Comenté

 

Era raro en mi tomar este tipo de decisiones, bastante difícil para mi era encontrar una familia que visitar, pero en la Ivashkov me sentía bastante a gusto.No me desharía de la Selwyn, pero pasaría a segundo plano.

 

-Si, me hablo de los jardines, incluso de los interiores, pero prefiero uno de los traseros, están acostumbrados al aire libre.- Explique. -Aunque las traería poco a poco, para ver como se llevan con tus mascotas y las de Tau, solo socializan entre ellas Mi preocupación principal serían mis runespoor.

 

No podía dejarlas mucho tiempo sola por susconstantes peleas, así que diario debía revisar que tuvieran sus cabezas en su sitio. Senti un poco de culpabilidad cuando hable del concilio pues parecía que le había traido malos recuerdos. Tomé el jugo de naranja y la servilleta y le di un trago, el cual me hacia falta. No me pude resistir a las galletas tampoco.

 

-Gracias por el jugo y las galletas, estás están deliciosas.- Comenté, mientras la escuchaba.-Espero que regreses al Mall. Ahora que lo mencionas, tampoco regresé mi túnica de jefa, pero no le dirás a nadie, ¿verdad? Puedo entender esa sensación de ver como alguien más lo destruye.

 

Si que la entendía. Había pasado por muchas cosas en el Ministerio, hasta que tomé la decisión de dejarlo, precisamente por lo mismo de unono podía tomar las mejores decisiones.

 

-¿Tu traje de Logia? ¡Estaré feliz de tenerlo! Pero creo que habrá que esperar a ver si me quedo en el puesto, hay muchas solicidades para el mismo. - Mencioné, recordando los umores.-¿Entonces es aburrido? Me alegra que me digas porqué la Oficina del Ministro es uno de los pocos sitios que me falta por probar y con ese comentario, ya no lo haré.

 

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Atrapó el avioncito de papel en el aire apenas abrió sus ojos, impulsada por una reacción inmediata a las intenciones del avión de golpearle la frente hasta que se hiciera cargo y lo leyera. Bostezó sin vergüenza alguna rascándose el ojo izquierdo, mientras que con el otro leía detenidamente el contenido del memorandum. Lyra estaba allí, cumpliendo con la promesa de presentarse una vez el asunto de la boda hubiese terminado y eso la hacía muy feliz. Todavía recordaba con cierta nostalgia la primera vez que la vio, cuando un Thestral, creía recordar, se había escapado y se la cruzó de casualidad. Desde entonces coincidieron un par de veces más y cuando tuvieron más confianza y se hicieron más cercanas, descubrieron que ambas tenían el mismo padre del que se negaban a hablar.

 

«Tengo hambre» un rugido violento de su estómago la hizo levantar de un salto de la cama rumbo a la ducha, donde se tomaría una rápida ducha para no hacer esperar más a Lyra. Con el cabello mojado goteando el suelo, Tauro caminó hacia la puerta y salió de la habitación, a donde le llegaron las voces de dos mujeres que charlaban muy animadamente. Sonrió. El que su esposa y su hermana se llevaran bien la hacía sentir todavía más feliz.

 

— Disculpen la tardanza, fue una noche ocupada —dijo desde la escalera mientras se aproximaba a ambas. Acarició con delicadeza el hombro de Leah al pasar a su lado, no sin antes darle un pequeño beso en los labios — Buenos días, mi amor, ¿hay algo para desayunar? —preguntó con leve puchero, luego se dirigió a su hermana.

 

— ¡Lyra! —con delicadeza soltó la mano de su esposa y la abrazó —¡Cuánto tiempo! Me alegra mucho que ya estés aquí, te extrañé mucho en la ceremonia, estuvo todo muy hermoso y perfecto —se apresuró a contarle, dejándola libre —¿Tú cómo has estado? —Tauro no era consciente de que había interrumpido un momento un tanto incómodo para Leah, pues había llegado justo cuando Lyra terminaba de hablar. @@Lyra Katara Selwyn @

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¿Familia sanguínea?

 

Con la sonrisa que se dibujó en su rostro, no había que darle el visto bueno a la mujer. Para cualquier patriarca aquella confesión era un honor, además de una remodelación automática del árbol genealógico de la familia. Estaba complacida y eternamente agradecida con el gesto de la Selwyn, ¿o debía decir Ivashkov? Y casi salía de sus poros con toda la excitación acumulada entre un día y otro. Casarse la traía con las sensaciones a flor de piel. Pero la charla seguía transcurriendo y ella se mantuvo callada de forma educada, aguardando el momento para poder contestar sin interrumpir, hasta que llegó el comentario de la túnica y tuvo que negar con la cabeza, divertida.

 

—No le diré a nadie, no te preocupes —soltó una risita y cuando iba a responder, escuchó pasos por el pasillo.

 

Pensó por un segundo que se trataba de un squib, avisando que el almuerzo estaba listo, pero el cabello azul mojado apareció en su campo de visión antes que el resto del cuerpo de Tau y un brillo especial apareció en el rostro de la rubia.

 

—Buenos días, princesa, ¿dormiste bien? —regresó el beso a los labios de su esposa, sintiendo un pequeño escalofrío agradable como cada vez que la tocaba y asintió—. Ya te sirvo algo.

 

Si no había sido evidente desde que se había reunido con Lyra hasta el momento, estaba flotando en nubes imaginarias, pero todo quedó mucho más claro en la forma como dio un salto y se aproximó nuevamente a la barra. Una sola palabra de esa mujer era capaz de hacer que se pusiera en marcha con lo que fuera y pese a que estaban cerca de ir al comedor para tomar el almuerzo, se apresuró a colocar lo necesario sobre un plato elegante. Una tostada, frutas frescas y queso, todo colocado a la perfección para que pareciera más gourmet de lo que era en realidad. Incluso encontró un florero, dejando una flor azul dentro, antes de girarse con el plato y un vaso de jugo de maracuyá.

 

En completo silencio, todavía con una expresión de tonta, organizó el lugar donde la mujer iba a sentarse y luego tomó asiento justo al lado, con las piernas cruzadas mientras observaba a las hermanas entablar una pequeña conversación. Sus ojos seguían recorriendo con disimulo a su esposa, orgullosa, hasta que alguien carraspeó en la puerta. De inmediato, su expresión se endureció y pudo sentir cómo las energías del Squib, Joshua, eran drenadas por el nerviosismo hasta dejarlo amarillo hepático. Enarcando una ceja, lo cuestionó en silencio desde su posición y el tembloroso hombrecillo se inclinó una vez más, apenado.

 

—La comida está servida, señoras Ivashkov, señora Selwyn —anunció, retirándose antes de que Leah se cuestionara qué maldición lanzarle.

 

Algo decepcionada, vio su pequeña obra culinaria y luego desvió la mirada de nuevo a las brujas ante sus ojos.

 

—¿Gustan pasar al comedor ahora? Podremos brindar por la nueva Ivashkov antes de sentarnos a comer —ensanchó una sonrisa y se puso en pie, llevando consigo la rosa. La tendió a Tau con una reverencia y cuadró los hombros—. Mandaré a buscar a Zack para que se nos una. Lune.

 

El elfo sólo apareció un momento, tan mudo que casi no parecía un elfo. Se inclinó, interpretó la cara de su ama y desapareció. Podía parecer una mujer amable y bastante atenta con los suyos, pero detrás de todo eso estaba la marca indeleble de un carácter fuerte y unas tradiciones mágicas tan arraigadas que no era ninguna sorpresa que los fenixianos la tuvieran contra ella. Maltrato a las criaturas, negligencia con los Squibs, bah, patrañas. Sólo era una bruja demasiado mágica.

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