Agencia de Viajes El Fénix Aventurero (MM B: 78435)

[Hayame Snape Potter Black]

Los ojos de la chica se abrieron como platos

-DJVASH!!

La chica de largo cabello pelirrojo saltó emocionada al ver al chico en el sitio y corrió los pocos metros que les separaban hasta quedar frente a este, al tiempo que se colocaba los brazos por detrás y se inclinaba un poco hacia delante

-Me da gusto verte de nuevo... no me lo esperaba, pero me has dado una gran alegría!!... o yo te he dado un pequeño susto?

Musitó colocándose un dedo en los labios de forma pensativa y levantando los ojos para luego, voltear a ver a su hermana que literalmente la taladraba con los ojos; obviamente estaba furiosa y no la culpaba, un viaje de tres años no era ningún chiste y estaba segura de que Sagitas no era la única enojada con ella por aquel incidente

-Sagitaaaaaaaaaaaaas!! que gran sorpresa querida hermana, como has estado??

Soltó con un tono alto de voz y pretendida felicidad al tiempo que alzaba un brazo y luego, se rascaba la nuca con los ojos cerrados y una enorme sonrisa traviesa, riendo entre los dientes

-Porqué esa cara?... es mala para la cutis

Dijo aún con tono infantil y juguetón

[Sagitas E. Potter Blue]

Tal vez no debiera haber hablado así con Djvash. Su actitud desconcertada me hizo dudar sobre mis preguntas. Sabía que mi amigo tenía lagunas mentales sobre su pasado y yo misma también tenía sobre aquella época maldita así que..., ¿por qué alentar aquel momento? Bueno, sí... Él quería saber y yo no recordaba tanto como para esclarecer los hechos; más bien sólo podría alentar sus vacíos con pensamientos incompletos... Su murmullo dirigido a mí sola pero que seguro que Haya había oído con sus orejas vampíricas, me dio que pensar. ¿Recordaba una mirada pero no sabía a quién pertenecía esos ojos?

 

-- Tranquilo, amigo -- volví a repetir. -- Todo a su tiempo, ya verás.

 

No pude decir más, supongo que tampoco sabía más que decir, aunque siempre podía culpar a Hayame. Su salto hacia el muchacho, su fingida felicidad por verme y su sonrisa ante el giro a la conversación eran más que suficientes para hablar sobre ella en vez de sobre él.

 

-- ¿Ahora te preocupas de mi cutis, mana abandonadora? Que sepas que me pongo cada día baba de basilisco porque me sale gratis e impide que la piel se resquebraje. ¿Dónde te has metido todos estos años? ¿Te has ido de viaje sin decírmelo? ¿Alquilaste los servicios de otra agencia de viajes?

[Hayame Snape Potter Black]

De inmediato la pelirroja hizo un puchero y se cruzó de brazos, encogiéndose entre estos

-Mooo... porqué piensas que iría a otra agencia de viajes teniendo esta más cerca?

Preguntó con un tono casi infantil que no le iba en nada a la chica

-Hubo problemas que me hicieron tener que viajar... peleas, batallas... además, por un tiempo en... ciertos sitios le pusieron un precio a mi cabeza, apenas y tuve tiempo de tomar una maleta para no irme en enaguas por todo lo alto -suspiró cerrando los ojos con un supuesto gesto cansado aunque si se le percibían ojeras por debajo de los ojos- y tú?... con baba de basilisco?

Rió

-En verdad quisiera ver eso... además, me d gusto ver que el sitio no ha perdido ni su magia ni sus visitas -comentó comenzando a andar por los alrededores, moviendo sus ojos rojizos en todas direcciones

Era verdad, quizá no había tanto movimiento como antes pero podía ver que al menos ese sitio seguía vivo

-Ya casi todo lo que conocía a muerto en el olvido -musitó con tristeza sin ver a la mujer de cabellos violeta, con una expresión que denotaba profunda tristeza- qué le pasó al pueblo, Sagi?

[Sagitas E. Potter Blue]

No, no me gusta que haga eso. Manita Haya sabe que sufro de empatía y que si alguien gime a mi lado se despierta en mí un instinto protector que me obliga a acariciarle, decirle "ea ea" y prometerle ayuda. Era una manipuladora; lo que ella quería es que yo dejara de reñirla.

 

-- No me hagas pucheros, te creo capaz de ir a otra agencia con tal de no decirme donde te metes. Ese raro secretismo sobre tu vida pasada me molesta. Tú lo sabes todo de mí. -- ¿Lo sabía? Ahora no recordaba si el calvario tras la salida de la Marca, cuando la encontró Harpo y la curó en el abandonado y maltrecho carromato del circo era conocimiento de su hermana. Era algo en lo que no pensaba nunca, ¿por qué ahora había recordado aquello? Carraspeé y seguí hablando, de prisa, para abandonar aquel recuerdo maligno. -- ¿Por qué siempre estás rodeada de peleas y batallas. ¿Han puesto precio a tu cabeza?

 

Me froté las manos y sonreí. Se me había ido el malhumor.

 

-- ¿Por cuánto? Si merece la pena puede que yo misma te lleve a Rumanía. ¿Por qué nunca me cuentas qué es lo que te lleva tan lejos de la familia?

 

Ahora era yo la que hacía pucheros. Había olvidado por completo que tenía un cliente y que estaba escuchándonos como dos niñas pequeñas.

 

-- Pues... El pueblo... Languidece... Parece que muchos sitios fueron olvidados y muchos vecinos prefieren las grandes ciudades aunque vivan confinados en contacto con los muggles que la privacidad de Ottery. No sé como se arriesgan a delatarse mágicamente con tal de tener las comodidades urbanitas. -- Suspiré. -- Yo prefiero este pueblo. Es muy lindo y...

 

¿Me estaba poniendo sensible...? Aquí había sufrido y amado, conocido a gente que había desaparecido y a otros que no me importaría que desaparecieran por siempre jamás... Suspiré y la seguí con la mirada mientras ojeaba la Agencia.

 

-- Ya no es como antes pero yo espero que sea un bache. Seguro que todo mejora y volvemos a ser un gran pueblo mágico que salga en los libros de historia de la Magia. Entonces... ¿Tú también quieres un frasco de baba de Basilisco? Tengo uno para mí solita.

[Hayame Snape Potter Black]

Hayame dejó salir una risa divertida, finalmente colocandose las manos en la cadera e inclinando la espalda levemente hacia atrás

Ese cambio en ambas lo adoraba

-Me encantaría algo de baba de basilisco pero si es natural... mas que nada para mis pociones, ya sabes... dada la cantidad de tóxico que se cuela en la saliva de las serpientes podría servirme en especial para las pócimas para pillar el sueño

Explicó colocandose unos dedos en la mejilla

-Lamento saber lo de la situación del pueblo. Aunque... te aseguro que su pesadez y sueño solo va a durar muy poco... ya lo verás

Sus ojos brillaban de rojo intenso. Es que había descubierto algo en sus viajes, algo que se pudiera cernir sobre los cándidos cielos de un pueblo que comenzaba a vaciarse y ni siquiera mostraba el dorado de antaño.

Pero entonces...

-CÓMO DE QUE RUMANIA!!? ESTE PUEBLO DE VECINDAD ES EL QUE PUSO PRECIO A MI CABEZA!! -chilló con los ojos en blanco y con forma de media luna- no es mi culpa haberlo sabido todo de todos ni sus secretos mas perversos... culpa de ellos por andarse fumando la droga en la planta baja de mi casa!! -saltó

[Ashley Peverell]

Una cabecita rubia se asomó un poco por aquella agencia al intentar seguir todo el trayecto de su hermana mayor en sus andares por la zona de negocios y es que se había prometido a sí misma tratar de aprender un poco de lo que era que hacía que la hechicera de cabello rojo fuese tan poderosa.

Incluso llevaba una pequeña libretita de notas donde con una pluma de pavorreal rosado iba apuntando todo, pero le hacía falta su pikachu o alguna mascota para poder seguir correctamente las pisadas de la vampiro que ya era bastante rápida y de un momento a otro saltaba entre los escaparates y vitrinas.

Y sin embargo no se esperaba semejante grito al asomarse al interior de aquel negocio en especial, lo que la hizo dejar salir un gemido alto y abrir mucho los ojos al observar el escenario que se desarrollaba delante suyo, terminando por tumbar su libretita de notas al suelo y encogerse.

-¡Lo siento!

Se disculpó al instante y desapareció del otro lado de los muros para poder ocultarse de las rabias de esas dos mujeres que en verdad daban miedo.

No como ella, que era un ángel completo.

[Hayame Snape Potter Black]

En un segundo la bruja de cabellos rojizos había parpadeado al sentir una mirada que se colaba por entre todas las cosas y con una mano en la cintura se giro a tiempo par ver una cabellera rubia moviéndose del otro lado de la puerta y una disculpa de tonito inocentón (nada más alejado de la realidad, en verdad) que pretendía hacer menos a la bruja del otro lado.

Claro... como si alguien se fuera a creer semejante mentira...

Hizo pequeña la boca y bajó los párpados a la mitad

-Vaya... me ha seguido hasta este local... si sigue haciendo ejercicio adelgazará tanto que va a terminar por desaparecer...- comentó negando un par de veces con la cabeza y rechistando hasta que finalmente se viró en dirección de Sagitas- mi hermana menor... Ashley... la recuerdas?

Preguntó haciendo un ademán con una de sus manos

-Me ha estado persiguiendo por todo Diagon en estos días y parece que finalmente me ha atrapado aquí- sonrió de lado- quieres que te la presente? seguro la recuerdas de la Potter Black...

[Ashley Peverell]

La niña que era mencionada por su hermana mayor y que parecía burlarse de sus intentos de permanecer vigilante pero escondida abrió mucho los ojos e hizo un ruidito que podía asimilar a un grito frustrado y muy, muy agudo, no tanto como para romper cristales pero al menos lo suficientemente agudo como para molestar las finas orejas de la vampiro porque ella siempre presumía de ser muy buena escuchando por su condición inmortal y bueno, pues ahora le podían ir sangrando porque lo iba a hacer a propósito.

Apretó las uñas un poco contra la pared del exterior del negocio y sus ojos soltaron chispas eléctricas parecidas a las de su pikachu cuando lo llevaba consigo, lástima que en esos momentos no podía o la arrestarían.

O algo así le había comentado la de cabello rojo acerca de que si veían un animal que no debería de existir en el mundo real entonces vendrían los de la policía mágica y la meterían a la cárcel por experimentar con animales que no debían de tener esa forma.

-Yo no te estaba siguiendo.

Murmuró por lo bajo pero de todas maneras se asomó un poco por la puerta para que la hermana mayor pudiese ver que estaba enojada. Pero entonces vió a la tan famosa bruja de la que siempre le contaban todos y se escondió poniéndose su cara toda roja de vergüenza.

¿Y si se enteraba de que le habían destruido un edificio?

[Hayame Snape Potter Black]

Hayame se sacó un chocolate relleno de menta de uno de los bolsillos de forro interno que tenia su capa negra con interior rojo y se lo extendió a Sagitas

-Gustas?

Ofreció sonriendole con ojos de sueño y una sonrisa algo desvaída, que molestia que sucedía que en el peor de los momentos le caía el sueño del embarazo

-Supongo que dejaremos las presentaciones entre la menor de las menores y la tuya... no quisiera que te enojaras, no se porqué está tomando la costumbre de seguirme a todo santo de lugar- explicó y se encogió de hombros dando un nuevo vistazo breve en dirección de la puerta- supongo que se ha aburrido o no tiene mucho que hacer

Bajó los párpados

-O ha sido que se ha quedado sin hogar- ahora se veía levemente molesta- con eso de las supuestas reformas nuevas, el legado de familias y todo lo demás le han destruído su castillo y sus posesiones y ahora que ha vuelto, se ha topado con que no tiene ningún lugar a donde llegar, me ha costado sacarla de las ruinas y terrenos que tenía porque se ha sentdo en un sillón que sobrevivió un poco y se ha puesto a llorar... en verdad, no quería dejar su casa

Musitó

-Tú y yo sabemos lo que es que te quiten el hogar...

[Sagitas E. Potter Blue]

-- Me ofendes, hermana, por supuesto que mi baba de basilisco es natural. Tengo uno hermosísimo en el Circo que la produce a borbotones. Yo no la recojo, eso es cierto, porque es tan pura que parece ácido, pero los enanos la recogen y la dejan reposar antes de embotellarla y guardarla en los sótanos para que mantengan la frescura.

 

Si había habido enfado lo olvidé enseguida en cuanto se irritó por mencionar a Rumanía. Puse carita de ... "¡ajá, sé cómo buscarte las cosquillas, manita!" aunque a ella sólo la sonreí.

 

-- ¿Seguirte... ? ¿Desde Rumanía? -- ahora era yo la descolocada, puesto que no la pillé de primeras. Seguí su mirada hacia el escaparate y me pareció ver algo que se movía pero se escondía rápidamente. Bufé levemente. -- ¡Ah, Ashley la Kepchup!

 

Otra vez repetía mal su nombre a propósito (aunque de verdad no lo recordaba y había dicho tantas veces mal el apellido que ahora me salía natural en vez del verdadero).

 

-- Está bien... Me la puedes presentar... Intentaré ser amable. -- Volví a mirar y noté que se había asomado un poquito y, al ver que la observaba, se volvió a esconder. -- Parece algo tímida, ¿no? ¿O es que mi fama me precede y tiene miedo de que se la dé a comer a los hipogrifos?

 

Rechacé con un leve movimiento de mano el ofrecimiento de chocolate (debería estar enferma) y escuché lo que decía de la muchacha. Fruncí el ceño por el nuevo intento de manipulación de mi hermana. Me senté en una de las sillas junto a la mesa en la que solía preparar las rutas de los viajes de mis clientes y miré a los ojos a Hayame.

 

-- Vale, sí... Sé lo que se siente al perder tu hogar y... ¡es horrible! Dile que pase y se siente. Y dale un poco de chocolate para que ella también se sienta a gusto -- claudiqué, al fin.