Oclumancia

[Aailyah Sauda]

Su mirada atenta sobre Goderic notó sus expresiones, el mago parecía estar procesando una a una las preguntas que le ha realizado. No solo nota la misma expresión de seguridad que cuando abrió sus ojos antes, sino que también había un claro proceso de evaluación de las mismas. Eso le gustaba, no iba a responder a la ligera. Solo tenía un cuestionamiento a sus métodos.

—Gracias a ti por dejarte guiar por mí —sonrió e hizo una inclinación de cabeza —recuerda en el futuro, la concentración que has ido aprendiendo en el futuro debes aprender a disimularla ante los demás, tus ojos cerrados en un entrenamiento no están m al, pero ante una intrusión, no deben sospechar si los vas a engañar y si solo quieres cerrarte ante alguien, pues verle a la cara y saber lo que se viene puede ser más útil.

Se giró para observar a Emily, se podía notar en ella como si su cuerpo reflejara el esfuerzo de su mente, ella también debería aprender a controlar eso a futuro. Sin embargo parecía que la satisfacción del trabajo bien realizado levantaba no solo sus ánimos sino también sus fuerzas. Sí, estaba segura que a futuro ella no terminaría tan agotada ante los intentos de obtener información de su mente y los logros de ella al bloquearlos.

—Muchas gracias a ti por dejarte enseñar —miró a ambos y les señaló el camino de salida —ahora id, descansad, alimentaos y refrescaos, no necesariamente en ese orden y estad preparados, un mensaje mío les llegara con un traslador al lugar de la prueba, nos veremos pronto allá, pero necesitáis recuperaros, sé que en el futuro encontraréis situaciones donde no les darán descanso, pero hoy creo que podemos darnos ese lujo que a futuro no tendremos. Los estaré esperando.

Sauda los despidió, quería estar con ellos pronto en la prueba pero en su mente bullían varias ideas y era hora de ponerlas en práctica y los necesitaba frescos como lechugas para ello. Su mente se relajó brevemente y observó al Crouch, una vez más parecía ensimismado, comenzaba a sospechar que él era quien podría llegarse a perder en el futuro y no los dos magos que acababa de despedir. Su mano se extendió y se posó en el hombro del mago.

—Si no te sientes preparado podemos seguir practicando un poco más —sus facciones se desdibujaron lentamente frente a él mientras tomaba una vez más la figura de la joven del callejón.

 

@ Goderic Slithering  @ Emily Karkarov  @ Hessenordwood Crouch

[Hessenordwood Crouch]

Respiró con calma, la paciencia de Sauda, de algún modo, es intranquilizante, aunque en este momento, mientras su mente aún está ocupada por los ruidos que esta magia causa en su propio interior, agradece que ella lo sea. Esta es una magia avanzada, aún si cree haber entendido con la arcana conceptos más abstractos, sabe que este estudio no termina ahí, la mente como su cuerpo era algo que tenía que fortalecer con el tiempo y práctica y, a estas alturas de la guía de Sauda, no duda de que pueda con el tiempo llegar a dominarla, sobre todo ahora que la misma arcana se lo ha mostrado como si esta magia fuera algo natural en él, aunque de cierta forma, la verdad era que mucho de quién era él mismo ahora no resulta ser más que una fabricación, algo que él, o algo dentro de él, cuidadosamente construyó.

Engañar era una cosa muy distinta a lo que él hacía, o eso es lo que por mucho tiempo ha creído, ahora es más esclarecedor que antes, pues mucho de todo esto que ha tenido que venir soportando, el peso de sus acciones, tras estos ejercicios con la guía de Sauda, se da cuenta de que su mente no solo se trata de un contenedor que hay que sellar para que nada salga, si no que se puede hacer más complejo que un cerrojo de siete candados, y que puede aliviar incluso mucho de lo que, con el tiempo, teme que sea visto, por él o cualquiera. De pronto puede arriesgadamente agregar que la magia de la Oclumancia es un consuelo para él, algo con lo que quizá, si se esfuerza lo suficiente en esta práctica, puede incluso llegar a ser salvado por ella.

Pero esperanzarse no es su costumbre. Las últimas de las palabras de Sauda se lo recuerdan y lo asientan nuevamente a la realidad.

—Ahora hay más orden-, comenta observando el camino que el otro par de magos toman de salida. Se ha encerrado tanto dentro de su mente, que de pronto no ha notado la compañía extra. Recuerda entonces la analogía anterior de la arcana, sobre hablar de la mente como un espacio donde es capaz de regularizar todo ahí. Afortunadamente, él siempre ha sido muy ordenado, y ahora todo ahí dentro está definido, no solo es como si le hubieran encendido una luz dentro de una habitación oscura, si no que se ha colocado frente a él un cristal dilucidado. Si hoy Sauda también lo deja salir de ahí, quizá pueda darse el lujo de pasar el resto de la tarde explorando y dando una nueva forma a los pasillos de esta, su bóveda mental, que ha fabricado durante esta práctica. 

Usó nuevamente esa fuerza interna que comienza a reforzar muros alrededor manteniendo a raya los pensamientos de la arcana que pudieran estar intentando  entrar al tomar la forma de Knockturn alley, solo que esta vez intenta una idea completamente diferente, que no la expulsa hostilmente hacia afuera, si no que le da una cuidadosa bienvenida a su propia mente, tan interesado en saber qué es lo que busca esta vez la arcana al tomar la forma de esa mujer. ¿Él será tan rápido entonces cómo para mutar recuerdos con la facilidad de tan solo pensarlos?

Respiró con calma y con ello los pasillos de su mente tomaron otra forma. 

—Adelante-, dice con una buena sonrisa en el pálido rostro, sabe que enfrentarse a ella, no a Sauda, si no al recuerdo de Amaya debe ser difícil, no obstante, al menos ahora tiene la confianza suficiente para hacerle frente y dejar de solo evadirla, pues ha domado a los sentimientos de burbuja que hay sobre ella en su mente y en cambio les ha otorgado un recubrimiento más sólido, disfrazado además de interés genuino, del bueno y sin malas intenciones. —Intentémoslo entonces, estoy preparado.
 

[Mica Gryffindor]

Llevaba algo de tiempo sin poder conciliar el sueño desde aquel ataque a su prometido y aquella confesión de Mael, respecto a la amenaza recibida hacia su familia, había sido “la gota que rebalsó el vaso”, como aprendió a decir de aquellos muggles con los que pasó tiempo durante su amnesia. Debía tomar medidas, y éstas debía tomarlas cuanto antes.

La primera de aquellas medidas sería esa: intentar aprender a cerrar su mente. Sabía que la información que manejaba era crucial en la guerra de bandos, como líder actual de la Orden del Fénix. Si aquellos datos caían en manos equivocadas, no solo su familia estaría en riesgo, sino también todos sus amigos cercanos y los miembros de su bando… no podía poner a más nadie en riesgo.

Así fue, como apenas supo que podía aventurarse a conocer a la Arcana encargado del arte de la Oclumancia, viajó de inmediato hacia la escuela japonesa.

A primera hora de aquella mañana, estaba andando entre los diferentes recintos que los Arcanos ocupaban, buscando el que correspondía a Aailyah Sauda. Cuando por fin dio con el sitio que reunía las condiciones descriptas, se acercó y llamó a la puerta. No estaba segura de encontrarla allí, pero era la primera alternativa.

Estaba algo ansiosa, así que esperaba tener éxito en su búsqueda.

[Cillian Haughton]

— ¿Mica?

Hacía un par de semanas que el rubio había terminado sus estudios en Metamorfomagia por lo cual, según lo establecido, tenía la oportunidad de adentrarse al estudio de una nueva habilidad.  
En ese momento aún se encontraba estudiando Legilimancia, la habilidad de adentrarse en la mente de las personas así que al ver hasta donde se podía llegar gracias el uso de esta se había decantado por estudiar Oclumancia.

¿Le sería de ayuda? No estaba del todo seguro, ni siquiera sabía si tenía lo necesario para vincularse con esa nueva habilidad, aunque quería intentarlo, aunque fuera una vez. Sabía bien lo que buscaba al estudiar aquella habilidad, quería aprender a bloquear la entrada de cualquier a su mente a cualquier enemigo que tuviera un nivel alto en Legilimancia.

Después de pensarlo durante un par de segundos se atrevió a tocar la espalda de la chica que creía era Mica, si no se equivocaba sería divertido el tener a un conocido cerca al cursar aquella habilidad.

— Hacía bastante que no te veía… Este es el lugar correcto, ¿no? Aquí es donde encontraremos a Aaliyah.

Esperaba que fuera así, ya una vez se había equivocado al buscar los aposentos de Amara y quizá eso se debía a que aquella escuela mágica japonesa era mucho más grande de lo que esperaba en un principio.

[Mica Gryffindor]

Esperaba pacientemente frente al recinto donde, según suponía, podría encontrar respuesta a su necesidad. Requería poder cerrar su mente, resguardarse de aquellos que pudiesen utilizar la información que ella poseía en forma incorrecta. Sentía demasiada culpa por los ataques sufridos, tanto por su prometido como aquella amenaza que había relatado Mael hacia su familia de origen.

¿Acaso todo era su culpa? ¿Acaso los mortífagos estaban en conocimiento de su rol dentro de la Orden del Fénix? Que era parte lo sabían, eso era seguro, pues no cubría su rostro en ningún enfrentamiento. ¿Era momento de empezar a hacerlo? Si las amenazas y ataques continuaban… pero no quería ser víctima de tal cobardía, tenía sus ideales y los mostraba al mundo.

-¡Cillian! -se alegró al ver al muchacho que, aparentemente, llegaba allí con su mismo objetivo- Sí, creo que es el lugar… esperemos ser recibidos pronto. -le confirmó, antes de que la curiosidad hiciese lo suyo -¿Tienes algún motivo que te lleve a querer aprender esta habilidad? -murmuró, entendía que su pregunta era algo entrometida, pero temía que su compañero pudiese estar pasando condiciones similares.

[Matthew Black Triviani]

Matthew Black Triviani

—No solo ella, si no que mucho de nosotros encontraríamos la solución a las incógnitas que muchas veces nos carcomen por dentro... —forzó una sonrisa ante su respuesta

Sus manos habían permanecido inmóviles hasta que Aailyah se acercó hacia él y tomo sus ásperas manos, juntándolas con la de ella, Matthew solo levanto la mirada luego de hacer un rápido examen a las manos morenas y arrugadas de la Arcana, su respiración se detuvo por unos instantes, aquel contacto físico era totalmente innecesario, no le gustaba que otros tocasen su cuerpo, así como la extensión del mismo. Su pregunta, se respondía por si sola.

Separo sus manos de ella, y Sauda torno de espalda para a paso lento esperando que Black respondiera.

—Claro—contesto en seco—, empezaremos cuando usted diga. 

 

 

[Cillian Haughton]

- ¿Aparte de volverme más poderoso? -bromeó.

Lo cierto es que tenía bastante en claro porque se había anotado a aquella habilidad. Tomó su lugar a un lado de Mica Gryffindor…. ¿O debía llamarla Mica Burke? Hacía solo un par de semanas que había asistido a la boda de Mica y aunque sabía que ella había tomado la decisión de abandonar su apellido, lo cierto es que el no estaba de acuerdo con aquel tipo de decisiones.

- Estoy aquí porque después de haber adquirido el poder de la Legilimancia entendí de alguna forma lo valiosa que es la información que tenemos en nuestras mentes y la facilidad con la que cualquiera puede acceder a ellos -hacía un par de meses que había adquirido la habilidad de infiltrarse en la mente de los demás y le aterrizaba el pensar que cualquiera podría infiltrarse a la suya, así como así-. Es por eso por lo que estoy aquí, para adquirir el conocimiento necesario para impedir que cualquiera pueda acceder a mi mente.

¿Y tenía en realidad en su mente algo que valiera la pena proteger? Quizá no, pero más valía siempre estar prevenido.

- ¿Tú por qué estas aquí, Mica? ¿Temes que Illidan entre a tu mente y descubra cual será el regalo de su primer aniversario?

@ Mica Burke   @ Aailyah Sauda

[Mica Gryffindor]

Negó lentamente con la cabeza ante la broma de Cillian, si bien no interpretaba el “querer ser más poderoso” como algo malo. Era consciente que todo mago que se instruía a fin de cuentas quería eso, incluso ella. La cuestión estaba en el para qué utilizarlo una vez que tuviese a su alcance dicho “poder”.

Sus motivos no distaban mucho de los que su compañero expuso de nueva mano. Ella no sabía legilimancia, sin embargo, era consciente de lo peligroso que era que un mago con dicha condición pudiese penetrar en sus mentes y ver cuánta información guardaban allí. Desde que era líder de la Orden, y más aún desde el secuestro de Illidan, se sentía “en la mira”. Si bien su preocupación no era por ella, sabía defenderse y estaba acostumbrada a hacerlo, sino por su entorno.

-Estoy tan lejos de pensar en ello -se encogió de hombros. Su matrimonio era más que reciente y el tiempo compartido con su esposo aquellos días era mínimo como para pensar en cosa similar. -Mis motivos se parecen a los tuyos, ser líder de la Orden es un peso que no sé cuánto tiempo resista… siento que pongo a todos en peligro- se sinceró, sabía que frente a él podía hacerlo.

@ Cillian Haughton

[Aailyah Sauda]

Sauda observaba en silencio desde las sombras en que había elegido ocultar su figura treinteañera, entre las paredes pintadas de un naranja y las plantas de grandes hojas que ocultaban la figura en aquel cuarto lleno de fotografías de rostros curiosos que esuchaban a la pareja charlar. La mañana tras varios días movidos de clases había iniciado tranquila y la arcana se había permitido perderse en los jardines y al regresar había notado primero a la bruja, con gesto ansioso e inquieto, a la cual luego se le unió un rubio que parecía conocerla.

Silenciosamente dejó que su mente alcanzara a la de ellos, sin que lo notaran, rozando apenas los límites inquietos de la preocupada mujer por quienes dependían de ella, su marido y sus amigos. La culpa, aquella era una de las más fuertes emociones que podía ayudar o por el contrario bloquear por completo a quien quería poder dominar su mente y lo que ella enseñaba a los demás, interesante, muy interesante para la arcana aquella pequeña revelación.

Ohh y el poder, por el rostro oculto de la arcana pasó una sombra oscura que cualquiera hubiera confundido con la sombra de un pájaro atravesando el cielo. Sí, el tono de voz del mago era de clara broma para con su amiga, pero Aailyah había conocido demasiados magos y brujas cuyas mentes se habían perdido cuando aquella pequeña broma comenzaba a crecer en su mente como una mala semilla que crece junto al trigo convirtiéndose en cizaña que lo ahoga. Su respuesta real devolvió un cierto brillo a los ojos de la bantú, el mago conocía el poder de quienes podían buscar en tu mente y era bueno saber ponerles frenos o al menos mostrarle un camino que los llevara por recovecos que no les mostraran la realidad de sus mentes.

La mente de la arcana comenzó suavemente a retirarse de la mente de los dos magos, sonriendo imperceptiblemente ante el hecho de que el poder bien utilizado podía un gran bien. Curioso, la pareja debía de conocerse demasiado bien, para que la mujer sin temor dijera en voz alta un motivo de lo que en realidad debería ocultar, había valentía en reconocer qué y quién eras pero ¿no había también un poco de desafío a la fortuna y a la suerte?

—Y si sientes eso ¿por qué te empeñas en gritar a los cuatro vientos lo que eres o puedes llegar a ser? —Sauda había aparecido de repente en medio de los dos con un largo vestido de un kanga en donde sobresalían los verdes y amarillos, al igual que el pequeño turbante en su cabeza. Caminó entre ellos, como quien hiciera rato estuviera caminando junto a la pareja y continuara una charla informal.

Mientras abría la puerta que daba ingreso a su hogar, a la habitación llena de fotografías se volvió y miró a los dos que la observaban.

—Vamos pues, tenemos mucho que trabajar y tengo ganas de tomar una taza de té luego del paseo matinal ¿ustedes no? —preguntó mientras ingresaba y les señalaba una mesa de no más de veinte centímetros de alto, rodeada de almohadones de todos los colores ubicada en el centro de la sala sobre una gran alfombra circular donde los tonos ocres y naranjas sobresalían sobre el resto.

—Y bien ¿cuál dirían que es el recuerdo más valioso que tenéis? Y no lo quiero dicho en voz alta, demasiado divulgáis a los demás, mientras preparo el té entraré en vuestras mentes y me contaréis qué es lo que estaré viendo, pero relajaos primero, es importante tener el cuerpo y la mente en paz. Cuando estéis listos me llamaréis a vuestras mentes para contarme vuestro más valioso secreto, o al menos lo que queréis realmente resguardar —terminó la arcana mientras ingresaba a la cocina y con un gesto de su varita hacia que la pava redonda se llenara de agua y comenzara a calentarse sobre la cocina mientras, ella buscó una bandeja y tres juegos de taza y unas hierbas de aromas dulces y atrayentes.

@ Mica Burke  @ Cillian Haughton

[Cillian Haughton]

- Todos estamos en peligro todo el tiempo, Mica -entendía el motivo de Mica sobre todo después de lo que había sucedido en los últimos días así que en realidad no le restaba importancia alguna al motivo de la Burke-. Entiendo que te preocupes por tus seres queridos, pero no todos los problemas tienen que caer sobre tus hombros. Sabes que tienes a varias personas a tu lado que estamos dispuestos a ayudarte en todo lo que sea necesario.

Un segundo después de que terminó de hablar, Sauda hizo por fin acto de presencia al parecer un tanto molesta por la forma en que ambos habían estado divulgando información sin temor alguno a ser escuchados. ¿No se suponía que era justo lo que estaban intentado evitar? Bueno, al parecer se habían metido el pie ellos solos.

El rubio se mantuvo en silencio una vez que la arcana comenzó a hablar y una vez que esta les invitó a ingresar a su hogar para tomar un poco de té la siguió dentro. Al parecer nunca era demasiado tarde ni demasiado temprano para una buena tasa de té. Antes de ingresar Cillian le dedicó una mirada cómplice a Mica, tenían que ser más cuidados en futuras ocasiones.

- ¿Mi recuerdo secreto más valioso? -murmuró.

No tenía realmente un secreto, Cillian era prácticamente un secreto ya que era prácticamente un libro abierto. Pero también era cierto que en ciertas ocasiones el chico manejaba algún tipo de información que era demasiado valiosa como para permitir que otro conociera por un error o momento de debilidad suyo.

Creo que estoy listo.

No lo dijo en voz alta, sabía bien que la arcana estaba al pendiente de todo lo que sucedía a su alrededor y aquella era su forma de invitarla a entrar en su mente. En aquella ocasión lo que le mostro a Sauda sus recuerdos sobre su boda con Juliene. Quizá en ese momento no era el secreto más fuerte ni nada por el estilo, pero de momento era su secreto mejor guardado ya que estaba en una nueva relación y aunque Ludwig ya sabía sobre la existencia de la Black Lestrange no tenía ni idea sobre hasta donde había llegado su relación con ella.