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Oclumancia


Aailyah Sauda
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Entre la emoción y la conmoción, Tauro estiró su mano hasta que tomó la de la anciana Arcana, observando cómo Leah hacía lo mismo. ¿Hacía donde se dirigirían? ¿Sería como la prueba que tuvo con el Arcano de Nigromancia? Aquellas personas eran tan impredecibles sobre sus acciones o lo que sea que estuviera pasando por sus mentes como para dar una respuesta certera, así que lo único que tenían que hacer era sumergirse en lo desconocido y encontrar la forma de cumplir con lo que esperaba Sauda.

 

— Allá nos vemos —susurró a Leah, pensando que a donde sea que fueran lo más probable es que no fueran juntas —Cuídate mucho, ¿sí? —a estas alturas no tenía sentido seguir ocultando lo que sentía por ella, la anciana lo había adivinado a pesar de sus esfuerzos y ante esta nueva situación no podía dejar de mostrarse como una novia preocupada.

 

— Estamos listas.

 

Finalmente, desaparecieron del lugar.

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Lyra reaccionó de forma curiosa a aquella situación. Se mostró cercana a Saka enseguida, cosa que agradó a la mujer, pero luego le dijo que respondería mentalmente a la arcana y luego repetiría lo mismo oralmente. Aquello la divirtió aún más, pero disimuló para que no lo notara. No queria que descubriera su verdadera identidad tan pronto.

 

Ah, no te preocupes —respondió alegremente—. Yo también le he respondido mentalmente, aunque no porque no quiera que tú oigas mis motivos, por supuesto. En esencia, son los mismos que te han traído a ti hasta aquí —añadió, guiñándole un ojo a la mujer.

 

«Lo capto todo, Lyra, aunque no te preocupes por ello. Te sorprendería saber todo lo que he visto en las mentes de la gente que viene hasta aquí a aprender Oclumancia», respondió entonces mentalmente. «Lo que debéis aprender es, precisamente, a cerrar esos pensamientos a las mentes de los magos que controlan la Legilimancia. Gracias a ambas por vuestras respuestas, ahora continuamos con el aprendizaje. Básicamente os enseñaré a encerrar vuestros recuerdos y pensamientos tras un muro impenetrable. ¿Y sabéis qué es lo que se necesita para crearlo? Concentración», siguió explicando. Guardó entonces un silencio que tenía la intención de ser un momento de reflexión para Katara. Una vez pensó que había conseguido su objetivo, continuó. «Aunque pueda parecer difícil en primera instancia, si os concienciáis lo suficiente comprenderéis que defender vuestra mente es tan fácil como reaccionar cuando ves que algo te va a golpear. Imaginad que alguien os lanza un objeto a la cabeza. ¿Cómo reaccionáis?».

 

— Cubriéndonos la cabeza, ¿no? —se contestó a viva voz, en su papel de alumna, mirando a Lyra como para que ella apostillara su respuesta—. Así que... ¿la Oclumancia es como un acto reflejo?

 

«Sí y no, Saka. La Oclumancia puede aparecer como acto reflejo en la mente de alguien muy desesperado por cerrar su mente, pero no es ése el método que yo quiero que aprendáis. Puede valeros en algún momento, pero mi deber es que aprendáis a usar esta defensa con la misma soltura con que hacéis un protego. Para ello, practicaremos algunas cosas sencillas por ahora... para que veáis qué se siente cuando te controlan y empecéis a intentar resistiros. Sólo tenéis que decir "Oclumens" y... concentraros al máximo en cumplir con mi orden que, en esta ocasión será... que permanezcáis tan inmóviles como os sea posible».

 

Guardó entonces silencio de nuevo, para que pensaran en ello y pudieran preguntar lo que les pareciera conveniente. Decidió ayudar a Lyra de alguna forma, comportándose como la joven Saka.

 

Como que... o sea, ¿nos quedamos quietas y ya está? —preguntó, fingiendo extrañeza. Se encogió de hombros—. No suena difícil, ¿verdad, Lyra?

 

Pero sí que sería difícil, porque ella misma se encargaría de interrumpir aquella orden tanto como pudiera. Ya estaba en la cabeza de Lyra desde hacía mucho rato, aunque sin intentar manipularla o leer su mente. Sin embargo, ahora que debía permanecer inmóvil, controlaría su mente para obligarla a bailar, saltar y caminar, todo menos estarse quieta, que era precisamente la orden que le había dado. ¿Conseguiría resistirse a su poder, o al menos intentarlo? Por su parte, fingiría sentir lo mismo como Saka para no descubrirse aún ante la Selwyn. Estaba deseosa de ver cómo reaccionaba ante aquella primera tarea como tal, lo del río hacía sido solo una toma de contacto.

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No me molestó que Saka solo diera un resumen de lo que había dicho. Asentí, pensando en hacer lo mismo la próxima vez, era lo mejor después de todo. Escuché de nuevo la voz de la Arcana en mi mente, sin embargo me alegró pensar que seguramente había leido peores pensamientos que el querer clases a domicilio en los conocimientos.

 

Concentración. Sonreí al pensar en esto, ya que en las clases que acababa de tomar había necesitado mucha concentración para poder invocar las fuerzas del caos, por lo que no sería difícil lograrlo. Cuando algo me interesaba me concentraba fácilmente.

 

Mi compañera respondió esta vez en voz alta, mientras me quedaba pensativa escuchando a la arcana. Por mi parte, cada vez que me lanzaban un objeto, le mandaba un evanesco o un morphos para que se convirtiera en un pájaro y se alejará de mi. Sabia que la arcana lo captaría pero no me importaba. Afortunadamente aqui también se usaba un hechizo llamado Oclumens para bloquearlo, por lo que no me desanime.

 

-Para mi si lo será, Saka.- Comenté.-No puedo quedarme quieta mucho tiempo ni siquiera al estar dormida.

 

Sonreí al decir eso. Era verdad, a veces en el trabajo en el concilio me costaba mucho trabajo estar sin moverme en el mismo sitio, esperando algún cliente. Tenía que dar vueltas por todo el Mall. De todas formas, lo intentaría.

 

-Supongo que podemos imaginar que estamos jugando a las estatuas.- No estaba segura si mi compañera y la arcana lo conocían.-Es un juego infantil muggle, que consiste en quedarse quietos. .

 

Sabia que habia al menos un par de juegos parecidos, pero me limite a encogerme de hombros. Ya no recordaba como era, hacia mucho que no convivía con los muggles, menos con niños. Me quede quieta y callada, todavía un poco molesta porque la arcana diera clases desde nuestras cabezas. Si, era interesante, pero no tanto tiempo. Al menos no había intentado escarbar más en mis pensamientos, la mayoría inofensivos..

 

-¡Salta!- Dijo una voz en mi mente, pero no solamente lo dijo o no pasaría nada.

 

Era como si quisiera controlarme, obligarme a hacer algo que no quería y esa vez lo logro. Di un pequeño salto, pero me detuve antes de hacer otro.

 

-¿Saltar? Ni que fuera conejo.- Protesté mentalmente, intentando bloquear esa voz.

 

-Lo hiciste bien, salta de nuevo.- Comentó.

 

-¿Porqué no salta usted? ¡Caramba!- Protesté de nuevo de la misma forma que la anterior, excepto que ahora no había saltado.

 

En ese momento, todo cambio. Hasta escuché una música desconocida pero alegre, mientras alguien me decia ¡baila!. Me negué, eso era como cuando había intentado llegado al río. ¿Esa voz misteriosa habria sido la arcana también?

 

-Fue usted, ¿verdad? La que quería que me desviara del camino para llegar al río.- Comenté, bastante segura de lo que decia. ¿Era posible reconocer la voz mental de alguien? Me señale a mi misma, para realizar el hechizo enseñado.- Oclumens - dije en voz alta.

 

En seguida, la voz no pudo entrar más a mi mente durante un tiempo, con lo cual evite que me hiciera bailar, lo cual agradecí porque esa música que escuché en mi mente, no me gustaba nada.

 

Empezaba a dolerme la cabeza y apenas estábamos empezando. ¿Cómo sería cuando empezará a querer traer recuerdos que uno no quería compartir? Tenía ganasde moverme, pero no lo hice. No sabia si a pesar de haber bloqueado la última petición estaba ya libre y podía moverme, sin fallar a las indicaciones de la arcana. Desbloquee de nuevo mi mente, para que la arcana pudiera leer mis dudas.

 

-¿Qué pasa si quieren invadir nuestra mente si estamos en movimiento, arcana Sauda?- Pregunté en voz alta y mentalmente.-Sería interesante saberlo, ¿no crees Saka? Dudo mucho que nuestros invasores esperen a que estemos quietas para intentar invadirnos.

 

No sabia porque, imaginaba que ese tipo de invasión solo sucedería al estar en un interrogatorio, tal vez en un juicio para que dijeramos algo en contra de la persona a la que le servíamos de testigo. A lo mejor tenía mucha imaginación pero me imaginaba paseando en el Callejón Diagón o en un centro comercial muggle y que alguien nos hiciera robar algo para entregárselo después.

 

-Seguramente preguntaré algo tonto, arcana, pero me dio curiosidad, ¿esto funcionaría contra otras forma de intentar invadir nuestra mente, como el veritaserum o el imperius? - Pregunté.

 

Estaba casi segura de que la respuesta sería negativa, aunque sería bastante útil si bien nunca me había encontrado en ninguno de esos caso. Espere la respuesta de la arcana..

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A pesar de sus reticencias iniciales, Lyra reaccionó increíblemente bien en la actividad. Si bien Sauda no ejerció una presión fuerte, sí que había sido lo suficientemente firme como para imponerse en la mente de cualquier persona que no hubiera estado debidamente concentrada para defenderse. Y Lyra, aunque había caído en sus redes durante unos instantes, enseguida se dio cuenta de que la estaba manipulando y se negó en rotundo a hacer lo que le indicaba.

 

Interiormente, Sauda se sentía muy sorprendida de la agudeza de su nueva alumna, pero debía seguir fingiendo que ella era una más en la clase. Por eso, dio un par de saltos y luego caminó varios pasos mientras ponía gestos raros, como si intentara resistirse a un poder externo al suyo propio (ya que Lyra no sabía que su compañera Saka era verdaderamente la arcana). Finalmente, se quedó inmóvil con los ojos cerrados y con los puños muy apretados. Tras unos instantes en esa posición, abrió los ojos y clavó sus oscuros iris en Katara.

 

¡Por Merlín, era imposible estarse quieta con esa música! ¿Verdad que era bonita? —preguntó, fingiendo sentirse dividida entre el enfado y la diversión—. Tienes razón... aunque no creo que tenga mucho que ver, ¿no?

 

«Efectivamente, Saka, no tiene mucho que ver el estar en movimiento o totalmente inmóvil. En principio, siempre será más fácil mantener la concentración si se está quieto, pero conforme avancéis en vuestro aprendizaje notaréis que no es necesario estar quieto, ni tampoco tener la mente totalmente despejada. Algún día seréis capaces de crear una barrera mental con la misma facilidad con que os pestañeáis. Pero paciencia, por ahora lo estáis haciendo bien», expresó, en su papel de maestra. Luego guardó silencio, meditando las siguientes palabras de la Selwyn. Aunque no había olvidado la acusación que le había hecho anteriormente, ni pensaba pasarla por alto. Al fin y al cabo, le gustaba ser sincera con sus alumnos para que vieran que no se aprovechaba de su poder con ellos. «Sí, querida, fui yo quien quería torcerte de las indicaciones que te había dado anteriormente tanto cuando venías hacia acá como ahora. Es la mejor forma de enseñaros a usar la Oclumancia, pues yo no os haré daño jamás. Puede seros útil una vez aprendáis, te lo aseguro.

 

Guardó entonces silencio, al menos de forma mental. Como Saka, comenzó a pasear con paso lento y finalmente, se agachó para rozar con la yema de los dedos los pétales rosados de unas florecillas que crecían cerca de la orilla del río. La voz de la arcana volvió a resonar entonces.

 

«No existen preguntas tontas, Lyra. Los tontos son aquellos que no preguntan. Y ahora, la respuesta. En el caso del veritaserum sí, puedes usar la oclumancia para contrarrestar sus efectos si no tienes un antídoto al alcance de la mano. Supongo que ya sabrás que esa poción parece la solución a muchos problemas pero es bastante inexacta e imprecisa, puede ser eludida con cierta facilidad», explicó entonces, más como una reflexión que como una respuesta real. «En el caso de esa maldición que nombras... es distinto. Porque se requiere muchísima concentración, pero no precisamente la oclumancia para poderse resistir a sus efectos. Probablemente encuentres en la Universidad Mágica algún docente especializado en ese tipo de magia, incluso puede que algún arcano esté interesado a ayudarte con ese tema. Por mi parte, no quiero tener nada que ver con semejante magia. No por nada la llaman 'Maldición Imperdonable', querida».

 

Volvió a quedarse en silencio, esta vez pensando en el tema que la mujer acababa de sacar. A lo largo de la historia, había observado como una porción de la humanidad se dedicaba a explorar en aquel campo de la magia oscuro, el de las maldiciones y sus efectos, y cómo posteriormente habían usado sus conocimientos para hacer daño a sus semejantes. Sauda sentía que enfermaba solo de pensarlo, era lo más opuesto a ella misma que se podría encontrar en el mundo. Tras unos instantes así, como en trance, consiguió recuperarse rezando para que su rostro no se hubiera visto afectado por los recuerdos tristes que habían inundado su anciana mente.

 

«Y ahora, continuaremos con nuestra clase, señoritas. Volveremos a practicar, esta vez basándonos en recuerdos en lugar de en manipulaciones físicas. Ya habéis probado cómo defenderos cuando alguien quiere haceros actuar en contra de vuestra voluntad, así que ahora quiero que protejáis vuestra mente de una espía que... en esta ocasión, buscará conocer alguna anécdota, ya sea divertida o triste, de vuestra época como estudiantes en el colegio de magia al que asistiérais. ¿Estáis preparadas? Allá vamos». No esperó ni un segundo después de preguntar si estaba lista, pues si alguien quería explorar su mente con fines malvados no iba a esperar a que se preparase. Se metió en la cabeza de Lyra como un torbellino, esta vez usando un poco más de fuerza que la vez anterior. Sabía que su alumna jamás podría zafarse de un ataque suyo si empleaba todo su poder, por lo que aquel aumento de fuerza serviría para que ésta tuviera que emplearse mucho más a fondo que en las anteriores ocasiones.

 

Buscó en la cabeza de Lyra. ¿Habría cometido alguna infracción secreta en el colegio? ¿Habría hecho alguna fechoría de la que no quisiera hablar? ¿O quizás había sido una chica popular y habría algún detalle de su adolescencia que guardara con especial cariño? Todo eso fue lo que Sauda buscó en su cabeza, y se moría por saber hasta dónde le permitiría la Selwyn ver antes de frenar su ataque.

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-La música era bonita, Saka.- Le respondí a mi compañera.-Aunque no es con la que me gustaría bailar.

 

Sonreí al ver que a mi compañera por lo visto le había costado aparantemente bloquear más a la arcana, lo que me alertó. Por un momento pensé que se esforzaba demasiado en lograr bloquear esos pensamientos y que ella era la Arcana. Después de todo, gracias a la metamorfomagia no eraa imposible que alguien cambiara su apariencia totalmente, más en el caso de los arcanos.

 

Moví la cabeza negativamente, pensando que estaba siendo muy mal pensada y que Saka no tenía nada que ver con la arcana, aunque, ¿porqué tanta insistencia en quedarse oculta? No me molestaba, pero siempre era agradable ver a la persona que te esta enseñando. Era mejor de pensar en eso, al fin y al cabo no todos aprendíamos las cosas tan rápido.

 

En mi caso, gracias a lo pasado con esa primer familia que fundé mi mente estaba más alerta. Las palabras de la arcana llegaron de nuevo en mi mente, haciendo que me concentrará y olvidará el asunto. Escuché toda la explicación acerca de que ella era la que me intentó desviar del camino para llegar al río, lo de la veritaserum y el imperius.

 

-De acuerdo, Arcana. No insistiré más en el tema de esa maldición imperdonable, aunque me alegra saber que si funcionaría con el veritaserum..-Comenté mentalmente.

 

Nunca había estado en esa situación, pero era importante saber protegerse en caso de ser necesario. En un mundo de onstante guerra como en el que viviamos uno nunca podía estar seguro que nunca nos iba a pasar nada.

 

-Dudo que ese espía encuentré alguna en mi mente, no logro recordar mucho de esa época.- Protesté mentalmente.

 

A lo mejor ni tenía que defenderme, si esos recuerdos no estaban ahi. Sonreí, pero no tarde en darme cuenta de que estaba equivocada, las imágenes empezaban a surgir en mis pensamientos pero no las bloquee en seguida, me daban curiosidad también.

 

Estábamos en una reunión del club de los eminencias, cerca de la Navidad. Muchos nos quedábamos por esas reuniones. Mis tíos, los Selwyn siempre me pedían que fuera en esa época, no solo en las vacaciones de verano, pero prefería quedarme a estudiar, aunque era obvio que mis tíos nunca creyeron eso.

 

La historia de porque vivía con mis tíos no es importante ahorita, sino lo que pasaba en esas vacaciones. Un joven llamado Riddle había entrado el mismo año que yo y desde entonces fuimos muy buenos amigos, sospechando siempre que algún tipo de interés tenía. Se me figuraba un poco al profesor Slughorn, siempre buscando gente que pudiera beneficiarlo, pero muchos llegaron a pensar de forma equivocada.

 

-Tom, Katara, ¿se casaran al salir de Hogwarts?-Preguntó una vez más Slughorn.

 

Tom y yo nos miramos, movendo negativamente la cabeza. En parte que muchos creyeran eso me ayudaba a ahuyentar a algunos que si querían casarse, pero que siempre rechazaba. Erámos muy jóvenes en ese tiempo.

 

Esperaba que el espía no hiciera cuentas de cuantos años debía tener en ese entonces con los que tenía ahora, porque se daría cuenta que no representaba esa eda. Solo era una característica de los demonios queel tiempo no se viera reflejado en nuestro cuerpo.

 

-No tenemos planes de eso, profesor. Pero si algún día nos casamos será nuestro invitado de honor.- Contestó Riddle, logrando que asi nos dejará en paz.

 

Terminando la cena salimos juntos rumbo a la sala común de Slytherin. Lo miraba intrigada, cuando vi que no íbamos a la sala, sino a la sala de menesteres.

 

-¿Pasa algo? - Pregunté, una vez que estuvimos adentro.

 

-Si, en realidad si. Creo que es momento en que me presentes a tu padre.- Dijo seriamente Riddle.

 

-¡Oclumens!-Intenté bloquear al espía, pero no estaba debidamente concentrada y en parte era porque queria recordar esa parte.

 

-Vamos, Tom. Una cosa es seguirle el juego al profesor, además, sabes que no es mi padre, sino mi tío.- Protesté.

 

-Deja de fingir, Katara. Sé que esa familia solo finge que es tu familia, porque tu padre quiere protegerte en el caso muy remoto que las primas de tu madre tengan familiares aqui. - Contesto.-Tengo un trato que ofrecerle a Lucifer, uno con el que ambos nos veríamos beneficiados y tranquila, no es el matrimonio.

 

No podía dejar que el espía supiera cual habia sido ese trato, tenía que impedirlo, por lo que lo intente nuevamente.

 

-¡Oclumens!- Pensé nuevamente y sentí como el espía quedaba fuera de ese pensamiento. Justo había podido encontrar ese recuerdo.Me mordí los labios, no podía permitirme un descuido igual otra vez.-No verás más.

 

Esta vez tuve éxito. Busque la mirada de la arcana en busca de aprobación, cuando recorde que no estaba con nosotros.

 

-Tengo que concentrarme más.- Pensé.-Eso estuvo muy cerca.

 

Suspire, mientras esperaba el siguiente ejercicio. Eso me estaba gustando cada vez más.

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Le resultaba bastante llamativo el método de comunicación que Lyra había decidido usar con ella. Parecía haberse dado cuenta, al igual que el resto de los magos que habían pasado por sus lecciones antes que ella, que la arcana trabajaba desde dentro de sus mentes, por lo que no era necesario que hablasen a viva voz para que ella supiera lo que le querían decir o preguntar. La Selwyn por eso le respondía desde su cabeza, aunque otras cosas las decía en voz alta para que Saka la escuchase.

 

Tenía ganas de saber qué pensaría cuando supiera que la que había creído que era una compañera más realmente era la arcana. ¿Se molestaría? ¿O lo aceptaría sin más? En cualquier caso, aún no había llegado el momento de comprobarlo.

 

Los recuerdos en la mente de Lyra comenzaron a sucederse como si se tratase de una película muggle. La vio de joven, aunque tratándose de un demonio su edad era algo relativo. Estaba con un chico del que parecía muy amiga, pero otros pensaban que su relación iba en otra dirección. Sauda sonrió, no veía porqué habría de ser mala esa unión. Pero en los pensamientos de Lyra podía ver que se mantenía al margen del chico en ese aspecto, por lo que no quiso escarbar al respecto. Sin embargo, los recuerdos se centraron en un encuentro en concreto con el chico en el que le pedía que le presentase a su padre. Sauda sintió que su curiosidad aumentaba.

 

La Selwyn se quiso defender, pero el intento fue tan pobre que no consiguió ni siquiera iniciar la construcción del muro alrededor de su mente. «Vamos, chica», pensó. Y entonces, cuando estaba a punto de saber un poco más sobre el tema, Lyra formó una barrera perfecta que la mantuvo a raya.

 

Sauda tuvo que hacer un esfuerzo muy grande para que no se notara su sorpresa físicamente. Como Saka, fingió seguir sumida en un ejercicio mental con la arcana mientras que, como arcana, comprobaba la fortaleza de la defensa que Lyra había creado entorno a sus recuerdos. Era bastante bueno.

 

«Bravo, Lyra, bien hecho. Has actuado muy bien. Aunque tienes razón, has estado demasiado cerca de mostrar lo que no deseabas que viera», le indicó sin importarle que se notase lo orgullosa que estaba de los progresos de su alumna. «Bien, vamos por bien camino. Ahora continuaremos con tu aprendizaje. Quiero que sigas concentrada como hasta ahora. Mientras lo haces, quiero que cuentes en voz alta números, de tres en tres, empezando por el que desees. Y, además... me gustaría que caminaras por aquí, como si dieras un paseo mientras cuentas números. Lo que pretendo, por supuesto, es que demuestres que puedes defenderte mientras tu mente está ocupada en otros asuntos, como es caminar y contar. ¿Te sientes capaz? Venga, empieza a andar y a contar, querida. Esta vez intentaré entrar en tu mente cuando no te lo esperes, no inmediatamente», le ordenó con suavidad. Luego esperó a que ésta se decidiera a realizar lo que le había dicho para invadir su mente, aunque esta vez no analizaría su época del colegio, sino algo más concreto como sus relaciones familiares. ¿Quiénes eran sus padres? ¿Por qué había ocultado ese tema en el anterior recuerdo? Se moría por saber un poco más al respecto.

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Estaba a punto de sentarme en el suelo, cansada de estar parada tanto tiempo cuando la arcana vino con otra instrucción. Caminar y contar números, suspire, no porque no supiera contar, pero distraía tan fáiicl que era capaz de perder la secuencia. Era lo único que odiaba del Mall, tener que revisar que las cuentas estuvieran bien, llegaba un momento en que de repente perdía las cuentas por lo mismo.

-Esta bien, arcana, lo haré.- Pensé.

Antes de eso miré a Saka, quien no había hecho ningún ruido ni parecía sentirse cansada de estar tanto tiempo parada o siquiera dar señales de haberse lastimado cuando apenas estuvo a punto de caerse, por lo que plático. Era de admirarse, parecía tener más paciencia y concentración que yo, aunque en apariencia era más joven.

Movi la cabeza negativamente. Si algo había aprendido de Riddle era que no lográbamos nada preocupándonos por los demás, asi que debía volver a la actividad, recordando que el siempre me tachaba de débil por lo mismo. Movi la cabeza negativamente, recordando que la arcana podía leer mis pensamientos, eso era una sensación terrible, estar vigilada todo el tiempo.

Empece a caminar por el lugar, intentnado concentrarme en la numeración, ¿notaría el cambio? Por alguna extraña razón, mientras caminaba y sin empezar a contar, me pregunté si en mi forma animaga igual podría defenderme de cualquier ataque a mi mente. Seria interesante probarlo.

-Vamos, concentrate y cuenta, va a decir la arcana que no sabes contar.- Pensé divertida con el autoregaño.-Esta bien. Quince, dieciocho, veintuno, veinticuatro, veintisiete, treinta...

En ese momento, los recuerdos empezaron a surgir, mientras seguia caminando y contando. Riddle me comentó lo que había investigado, que mi padre en realidad era Lucifer el rey del Infierno. El se había enamorado de una brauja poderosa, la cual se especializaba en la videncia y hasta antes de conocerlo se esforzaba en hacer el bien junto con sus dos primas.

Sin embargo, cuando descubrieron quien era en realidad el esposo de mi madre, temieron que yo fuera igual, una demonio cruel a quien tenían que matar. Nunca le perdonaron la traición y la mataron, buscándome inútilmente. No habían creido que mi madre seguia usando sus poderes para el bien y que yo era mitad humana. Por eso mi padre acepto que unos demonios que eran mitad magos también, se hicieran pasar por mis tíos...

-... treinta y nueve, cuarenta y dos, ¿esos recuerdos de donde salieron?- Pensé descontrolada. En seguida volvi a intentar a hacer una barrera en mi mente, para que no vieran más, mientras seguia caminando.-¡Oclumens!

-Yo puedo ayudar a tu padre a protegerte. Puedes unirte o no al grupo que quiero fomar. Tu padré me otorgaría poder, me ayudaría a convencer a más de seguirme y yo le conseguiría muchas almas para su reino.- Explicó mi acompañante en el recuerdo, mientras seguia contando.

-....cuarenta y cinco, cuarenta y ocho...- Pensé, tenía que hacer mejor la barrera.

-Serás mi segunda al mando en los ....- Siguió explicando..

-¡OCLUMENS! - Pensé, mientras me imaginaba como se formaba una barrera más resistente.

Respiré agitada, no podía dejar que el espía o la arcana vieran eso. La arcana había mostrado que no le gustaban las maldiciones imperdobles, ¿y si se daba cuenta que fui una de las primeras mortífagas, qué fue el mismo Tom Riddle quien me enseño a usarla?

No me arrepentía de mi pasado, inclusive ahora que tenía ya mucho tiempo de no serlo, seguia compartiendo esos ideales. La próxima vez tendría que hacer ese hechizo al primer intento, me estaba arriesgando demasiado.

Seguia caminando y contando, eso no lo había interrumpido, adem´´as que eso me había ayudado a controlar mi respiración.Lo único que me gusto de aquel recuerdo era haber pensado en mi madre, tenía que proteger eso también ya que en la videncia descubrí que logró salvarse de la muerte con ayuda de una amiga, aunque no sabia donde vivía.

No podía permitirme ponerla en riesgo a cualquier persona por no poder bloquear mis pensamientos. La próxima lo haría a la primera.

-¿Porqué me cuesta tanto bloquearlos al primer intentó, arcana? ¿Será que también quiero saber más del mismo además del espía? Prometó que la próxima vez lo bloquearé primero.- Pensé.-¿Sabe? Saka me da envidia. Parece a veces que la oclumancia se le facilita más que a mi.

Suspiré resignada, caminando hasta que la arcana o el espía intentaran meterse de nuevo en mi mente.

Editado por Lyra Katara Selwyn

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  • 2 semanas más tarde...

No hacía mucho que se había inscrito en una habilidad y finalmente había llegado su carta de aceptación a la misma. Volver a la universidad y no como profesora, sino como una alumna a una habilidad a la cual no estaba del todo segura para que le serviría, sabiendo que las cosas se le complicarían una vez iniciado el siguiente mes puesto que aparte de todo tendría que cursar un nuevo libro de habilidades y si tenía ella que impartir clases...

 

-Es mejor que te vayas despidiendo de Otto, dudo que este mes lo veas mucho- se riño Jessie avanzando por los pasillos de la universidad hasta dar con el aula destinada a la clase.

 

Llegó al lugar destinado a la clase, sintiendo como la brisa del aire rizaba sus brazos desnudos. Llevaba una túnica ligera de color marfil que le llegaba hasta los talones, rozando el verde pasto bajo sus pies, cubiertos por unas finas sandalias de tiras en color azul celeste.

 

Alcanzo el lugar donde la Arcana esperaba; las ansias comenzaron a recorrer su sistema, anticipándose a los acontecimientos que estaban por suscitarse en su vida

 

-Hola, estoy buscando a la Arcana Aailyah Sauda- exclamo Jessie al llegar al lugar indicado en su pergamino.

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Lyra comenzó con lo que Sauda le había mandado hacer y desde su posición como Saka, físicamente hablando, la observó de reojo aún sein dejar de fingir que estaba inmersa también en sus propios ejercicios mentales. La Selwyn había empezado a mostrarle alegremente sus pensamientos, donde volvía a salir aquel chico llamado Tom Riddle. No era la primera vez que había oído el nombre, se había interesado por aquella parte de la historia mágica inglesa después de que varios de sus alumnos tuvieran distintos pensamientos y recuerdos sobre una guerra de bandos que había llegado hasta la actualidad. Al parecer, Lyra tampoco era ajena a la misma, o no lo había sido en algún momento de su vida.

 

Ella no era quien para juzgar los actos de los demás, eso lo tenía muy claro. Tanto que no quería ni imaginar qué cosas habían hecho los jóvenes que habían pasado por sus lecciones, aunque había encontrado detalles verdaderamente escabrosos por ambas partes. Procuraba mantenerse ajena a todo eso, al fin y al cabo ellos iban hasta allí para aprender Oclumancia, no ética y moral.

 

Justo cuando iba a descubrir un poco más del tema, Lyra ejecutó una perfecta defensa que la dejó estancada en aquella frase de Riddle, haciendo que parpadeara varias veces a causa de la sorpresa. El muro había sido prácticamente perfecto. Lyra sería una gran oclumante. Aguardó un poco para meditar sobre ello, además de para darle un respiro a la mujer y, cuando ésta dejó de contar números para preguntarle, Saka no pudo evitar sonreír. Advirtió que no había dejado de caminar.

 

Lyra, mírame —dijo, a viva voz. Su apariencia seguía siendo la misma, la de una mujer alta y espigada de piel oscura, con extremidades largas y afeminadas que le daban una apariencia de lo más atractiva, acentuada por sus carnosos labios, sus ojos oscuros y la viveza en el color de sus ropas. Sin embargo, esos ojos oscuros ahora expresaban la sabiduría y el cansancio de alguien que había superado el centenar de años trabajando en algo tan complicado como era la mente, a pesar de que aquella habilidad le había sido otorgada al nacer—. No sientas envidia, al menos no por Saka. Puedes llegar tan lejos como ella... o quizás debería decir como yo misma —rectificó, para que Lyra comprendiera finalmente que la había engañado para poder acercarse mejor a ella al inicio de la clase—. Antes de nada, quisiera pedirte disculpas por no haber sido sincera contigo, no del todo al menos. Soy Aailyah Sauda, aunque antaño también me llamaban Saka, y soy la arcana que lleva enseñándote oclumancia un buen rato —hizo una suave inclinación de cabeza hacia ella con gesto calmado y una floreciente sonrisa asomó en la comisura de sus labios—. Debes comprender que el arte de la oclumancia no siempre es fácil de enseñar, y ya he visto cómo otros alumnos se sienten perdidos a su llegada, sin saber bien cómo actuar. Mostrándoselo físicamente, o al menos fingiendo hacerlo, vuestras mentes se hacen mucho más flexibles y terminan comprendiendo este arte mucho mejor que de otra manera. De hecho, has conseguido crear una defensa realmente espectacular. Te felicito por ello, querida —le fue explicando para finalmente sonreir. Se había acercado hasta ella para poder mirarla de cerca por primera vez como arcana, y no fingiendo ser una compañera más—. Estás muy cerca del final, lo veo. Tienes mucho más poder del que tú misma pareces reconocer, y dudar o sentir curiosidad es de lo más normal. Sólo ten en cuenta que esa curiosidad que puedes sentir por la persona que intenta penetrar en tu mente te puede jugar una mala pasada. ¿Qué pasaría si la legilimancia de esa persona resulta ser más fuerte que tu oclumancia, o incluso si cuando quieras bloquearle ya está demasiado avanzado en su ataque? O peor aún, ¿y ese mago también fuera oclumante y supiera cerrar su mente para hacer más vulnerable la tuya? Créeme, sé de lo que te hablo. Yo también tuve que aprender y practicar mucho en mi juventud —comentó, rememorando a la que fuera su maestra, Cora. Apartó aquellos pensamientos de su mente para no caer en el error de perderse en el pasado—. Ahora bien, continuaremos un poco sabiendo de dónde viene el ataque. Veamos si así tu concentración mejora y puedes bloquearme desde el principio. Lo has prometido, ¿no? Venga, prepárate.

 

Aguardó unos instantes y, después, se introdujo en la mente de Lyra como un torbellino. Esta vez no buscaba un recuerdo exacto, aunque eso dependería más bien de la Selwyn. Quería saber cuál era el mayor temor de Lyra en la vida, y cuál su máxima meta. Hasta dónde pudiera llegar sólo dependía de la demonio.

 

Estaba inmersa en esa búsqueda por la mente de Lyra cuando sintió que alguien más se acercaba a su querido bosque. Una nueva alumna, según podía notar. El dominio que Sauda tenía sobre su mente le permitía dedicar una parte de ésta para distintos fines, como en ese momento sería guiar a la joven Jessie hasta donde se encontraban tal y como había hecho un poco antes con Lyra. Se metió en la cabeza de la chica, que manifestaba en voz alta que la estaba buscando, y se comunicó con ella por aquel medio del mismo modo en que lo había hecho con Lyra hasta unos instantes antes.

 

«Saludos, Jessie Black Lestrange, ¿o es Jessie Stabolito? Bienvenida a mi vivienda, donde no me encontrarás si lo que estás haciendo es buscarme. Soy Aailyah Sauda, la arcana que imparte esta habilidad. No suelo usar mi hogar para estas lecciones, así que te pido que vengas hasta donde me encuentro, ¿estás dispuesta a hacerlo? Dirígete hacia el bosque y escúchame con atención. Si hay algo que amo en este mundo es la vida, en todas sus formas. Cualquier persona que venga hasta aquí y no respete a todos los seres vivos con los que se cruce será para mí alguien que no merece recibir ninguna ayuda o guía por mi parte, por lo que no tendrá derecho a aprender oclumancia. No de mí, al menos. Espero que haya quedado claro», le indicó, tal y como solía hacer siempre con los recién llegados. Aquel punto era muy importante para ella, había basado su vida siempre en aquella conexión con la naturaleza y es de las primeras cosas que intentaba inculcarles a sus alumnos, aunque estaba segura de que una vez abandonaban el bosque, si eran de la condición de dañar, lo seguirían haciendo. Pero al menos no lo hacían estando ella presente. «Me encuentro terminando las lecciones con otra alumna al lado del río que discurre por el centro del bosque. Camina en línea recta desde donde te encuentras y luego gira hacia la derecha cuando encuentres una roca inusualmente blanca junto a un árbol que tiene las hojas de color rosa. Yo te acompañaré mentalmente... no tardes, te estamos esperando», terminó de indicarle. Por supuesto, ni la roca era tan blanca como le había dicho ni el árbol tenía las hojas de coor rosa, pero con su poder mental haría que Jessie viera aquellas cosas de la forma en que se las había descrito. Además, en cuanto llegara al punto de la roca y tuviera que caminar hacia la derecha, Sauda intentaría convencerla para que caminara en otra dirección para desviarla del camino. Sería su primera toma de contacto con lo importante que era saber oclumancia, la única defensa contra cualquier ataque que pretendiese manipularla desde su mente, así como robarle cualquier recuerdo o pensamiento que ella quisiera guardar para sí.

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Deje de caminar cuando la arcana me pidió que la mirara. ¿Mirarla? ¿Dónde estaba? Por fin descubrí que quien había dicho eso fue Saka, o más bien la arcana. No consideraba algo imposible el que se mostrará como alguien diferente gracias a la metamorfomagia, habilidad que me gustaría aprender después de su demostración.

 

-No tiene porque disculparse, arcana Sauda. - Contesté en una breve pausa que había hecho.-Me ha encantado esta forma de aprendizaje, me demostró lo débil que tenía la mente si alguien se lograba meterse a ella con facilidad. Fue original aunque también me hizo ver que no es muy bonito tener a alguien escondido en su mente.

 

Miré con atención a la arcana. Había llegado a sospechar de Saka un poco, pero pensando siempre que era cosa de mi imaginación. A veces era un poco paranoica, pero me alegraba saber que este no era el caso.

 

Tenía razón la arcana en lo que me decía. Muchos de los fallos que había tenido eran en parte por la curiosidad, porque también quería ver esos recuerdos. Tenía que evitar llevarme por la misma, ya que había aprendido lo malo que podía ser que controlaran a uno de esa forma. En ese momento me sentía más fuerte, ya había aprendio a reconocer esos ataques por lo que estaría alerta.

 

-Tiene razón. Tendré más cuidado con mi curiosidad, debo aprender a controlarla, más si ya tengo las herramientos.- Dije en voz alta, alegrándome de no tener que seguir con una plática mental.-Estoy lista.

 

Era cierto. Esta vez estaba más concentrada. Empecé a darme cuenta de como los pensamientos empezaban a surgir, cuando no los habia pedido. Intentaban meterse, querían algo sobre mi mayor temor. Yo pensaba que no tenía pero el guerrero Bakari me hizo comprender que tenía uno.

 

-¡OCLUMENS!- Pensé.

 

De inmediato se formo el muro en mi mente, el cual bloqueó el ataque de la arcana. Moví la cabeza negativamente, esta vez no me deje llevar por la curiosidad, si bien en parte quería recordar esa escena con el guerrero, no era el momento. Era mejor no recordar cual era mi miedo.

 

Los recuerdos de nuevo se agitaron en mi mente, esta vez parecía buscar mi máxima meta, la cual solo mostraba a lo lejos un par de dragones.

 

-¡OCLUMENS!- Pensé nuevamente, bloqueando el ataque de la arcana, quien solo se quedaría con esa visión. .

 

Mis metas no tenían nada de malo, pero podían ser algo con que tentarme o debilitarme. Me sentia contenta porque ya había alcanzado una de ellas al convertirme en uno de los pocos magos ingleses que hasta la fecha podían controlar dragones.

 

Quería seguir estudiando, conseguir los sguientes libros de hechizos, aunque tendría que hacer una pausa en los estudios de los libros, puesto que mi bóveda en ese momento estaba bajando bastante. Sabia que si me esforzaba no tardaría en tener cierto nivel que me permitiría controlar aunque fuera por una acción las criaturas ofuscables y otras que no recordoaba su nombre, podía ser muy olvidadiza a veces.

 

Sonrei al haber bloqueado todo esa información.

 

-¡Lo conseguí! Ahora si bloquee esos ataques desde el inicio.- Comenté.

 

Gracias a mi videncia llego una visión de que la arcana tendría una nueva alumna, la cual conocía por suscompras en el Mall. No la recordaba de ningún otro lado.

 

Mis pensamientos regresaron a la clase, realmente había hecho una buena elección al querer obtener esa habilidad.

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