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Oclumancia


Aailyah Sauda
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Saka se acerco hasta donde estaba Jessie, tomandola desprevenida. Por instinto saco la varita magica y la apunto con ella, más la bajo en el acto al darse cuenta de lo que pasaba. Sonrió a forma de disculpa y bajo la mirada apenada, tratando de calmarse un poco. Por toda respuesta asintió a sus palabras mientras se concentraba en otra cosa que no fuera sus recuerdos.

 

Volvió a escuchar la voz de su mentora en su mente, sabía que debía de prestar atención, sobre todo porque de eso dependía que su clase fuera aprobada con satisfacción. Asintió a sus palabras pero luego recordó que no sabía donde estaba así que pensó en un simple gracias, aun conmovida por lo que había venido a su menté sin que ella pudiera evitarlo.

 

-En verdad eso es posible - pensó Jessie sorprendida por la afirmación de su arcana.

 

No podía estar segura de que aquello fuera cierto, pero desde que Thomas se había metido con sus recuerdos más cercanos ella había decidido optar por lo sano y buscar la forma de ocultar sus pensamientos. Un grito se escucho cerca y volteo a ver buscando la fuente del ruido, vio a Saka y corrió a auxiliarla, pero tuvo que detenerse en el momento pues de nueva cuenta la voz de su arcana se escucho en su mente.

 

-Pero no esta herida ¿verdad?- preguntó preocupada, dividida entre ir en busca de Saka y ayudarla o prestarle atención a su mentora.-​Entonces la legilimancia...¿esta diciéndome que la oclumancia podría servirme para evitar que me controlen con un Imperius o los hechizos de los libros mágicos?

 

Eso en verdad le sorprendía, pues era una gran habilidad que le gustaba, le comenzaba a agradar aun más aquella asignatura y no solo para los fines prácticos que ella pensaba. Presto atención a las palabras de la arcana, centrándose en especifico en el hechizo para poder realizar aquella barrera mental. Pronuncio más de una vez aquel hechizo murmurandolo muy bajo mientras seguía avanzando.

 

Sintió la intromisión en su cabeza, más que poder defenderse dejo que ella divagara por los rincones de su recuerdos, desde la desaparición de su hermano hasta que llegara a Londres con su nueva familia. Cuando estuvo a punto de dar con sus recuerdos más preciados, su familia que ella adopto a partir de amigos, cerro sus ojos con fuerzas gritando en su mente el hechizo una y otra vez OCLUMENS generando una barrera endeble que se sentía más como una masa gomosa que impedía el paso a intromisiones que como un firme bloqueo.

 

Su respiración aumentó a niveles que no había sospechado, se dejo caer de rodillas resollando, llevándose una mano al pecho para calmar aquella sensación de ahogamiento. Abrió sus ojos y todo le parecía demasiado luminoso a su parecer.

 

-Arcana... ¿vio todo lo que yo vi?- preguntó temerosa sentándose en el pasto con cuidado.

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Le dolía la cabeza.

 

¿Sería capaz de soportar el resonar de la Arcana en su cabeza durante lo que quedaba de clase? Sonrió, apartando las molestias a segundo plano, ante la voltereta que una de las brujas presente realizó. Caminó la poca distancia que lo separaba del resto del grupo.

 

—Hola Saka, un gusto verte. Mi nombre es Bastian y si, soy un nuevo alumno de Sauda que por cierto no ha parado de colocar palabras en mi cabeza.

 

En se momento, y como si la Arcana hubiese estado esperando las palabras del mago, nuevamente su cabeza comenzó a retumbar con nueva información. Eran preguntas sobre su motivación con la Oclumancia. Por una fracción de segundo pensó en que quizá mentir era una buena idea, pero la descartó casi de inmediato.

 

Su única oportunidad era abrirse. Decir lo que se podía y ocultar fervientemente aquello que podría resultar peligroso. ¿Por donde comenzar? ¿Qué soltar y que guardarse para si mismo en algún rincón de su cabeza inalcanzable?

 

—Mi motivación es completamente profesional...

 

Bastian estaba de acuerdo con la Arcana en una cosa: los magos solían menospreciar aquella magia que les resultaba diferente y que funcionaba gracias a métodos poco tradicionales. La animagia y la metamorfomagia eran parte de si para nunca antes llegó a un dominio tal como el que logró con las Arcanas. Siempre había dependido de su varita hasta que logró comprender que la varita era simplemente un medio.

 

—Como Warlock tengo acceso a información clasificada. Información que en alguno de los grupos criminales puede llegar a poner en peligro a muchas personas inocentes. Necesito poder proteger esa información

 

 

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Aun no podía creer que, tras lo que había tenido que pasar en la última Prueda de Habilidad, se hubiera atrevido a anotarse para aprender otra. Y encima habiendo pasado tan poco tiempo de la anterior. En cualquier caso, Anne caminaba rumbo adónde le habían indicado que vivía la arcana Aailyah Sauda, la maestra de Oclumancia que había llegado con el resto de arcanos hacía ya bastante tiempo atrás. Estudiar y aprender sobre la contraparte de la habilidad que había adquirido tan recientemente le resultaba de lo más tentador, pues la magia de la mente había despertado en ella un grandísimo interés.

 

Sus pasos eran lentos, casi arrastrados por el suelo. Llevaba ambas manos en los bolsillos del pantalón vaquero que vestía y caminaba con despreocupación, sin ninguna prisa por llegar. ¿Cómo sería aquella anciana? Amara había sido de lo más amable, mientras que Rosália también se había mostrado muy amistosa pero en otro aspecto. Había oído hablar de Baléyr, el que impartía Nigromancia, y todo lo que le habían contado la hacía sentirse insegura respecto a aquel estudio, pues sentía que su propio temperamento chocaría con el del hombre. Pero de Aailyah Sauda no sabía nada, salvo que poseía el don de la Oclumancia desde que nació y que era la mejor en aquella materia.

 

Encontró su vivienda cerca del bosque, aunque la puerta estaba cerrada y las ventanas tapadas con cortinas desde dentro. No parecía que hubiese nadie, o quizás a la anciana le gustaba dar sus clases en el interior de su hogar, apartada del mundo y evitando que nadie pudiera observar sus lecciones desde fuera. Se detuvo y miró en varias direcciones, buscando algo de movimiento en la zona. ¿Qué tendría que hacer a continuación? ¿Iría alguien a buscarla o debería esperar a la arcana allí? ¿La habría avisado Elvis de su llegada? Chasqueó la lengua al recordar que aquel trámite lo había hecho su compañero, para no anunciarse ella misma, así que no podía estar segura de si el Gryffindor lo había hecho o lo habría olvidado. Se dejó caer en el suelo con un suspiro y luego estiró las piernas, dejando que la hierba refrescara su cuerpo a través de la tela del pantalón. En el fondo, esperar en un lugar como aquel no le resultaba nada desagradable: le encantaba sentirse conectada a la naturaleza. Cerró los ojos, y esperó.

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Sauda se guardó las respuestas para cuento viese cómo reaccionaba Jessie a la primera tarea que le había impuesto. Entrar en la mente de la mujer no fue nada complicado, pero quería ver hasta dónde podía llegar antes de que le parase los pies, si es que conseguía parárselos. No todos los alumnos eran capaces de reaccionar en la primera práctica, aunque muchos otros sí que le agarraban el truco sin problemas. Un pequeño muro apareció ante su avance, aunque era demasiado endeble y Sauda podía saltárselo sin ningún tipo de esfuerzo. Sin embargo, entendía que ya era un sobreesfuerzo para la mujer el crearlo, pues eso significaba que iba por buen camino. Lentamente, retrocedió en su avance y salió de sus recuerdos, quedándose solamente en sus pensamientos para poder seguir comunicándose con ella.

 

«Sí, lo he visto todo, incluída esa pequeña defensa que casi consigues hacer. Buen trabajo, es un buen avance para ser la primera vez, jovencita», la felicitó con sinceridad. Mientras tanto, escuchaba la voz de Bastian hablando con ella, explicándole qué le había llevado a estudiar Oclumancia. Mientras lo hacía, decidió que era momento de ponerle el siguiente trabajo a Jessie para no retrasar su formación. Bastian iniciaría su propio aprendizaje muy pronto. «Bien, Jessie, vamos con la siguiente parte. ¿Qué es lo que más miedo te da? Quiero que pienses en ello... y que luego procures que yo no pueda leerlo en tu mente. Tal y como has dicho antes, la Oclumancia te permitirá zafarte de ataques de magos legilimánticos, e incluso de la maldición Imperius si bien ésta puede también anularse con mucha voluntad, sin necesidad de usar oclumancia. Pero obviamente, con la oclumancia es mucho más fácil. Respecto a los poderes de libros... ¿te refieres a los poderes guerreros de los Uzza? No los conozco, ni tengo intención alguna de conocerlos. Están hechos a la medida de guerreros... yo detesto la guerra», guardó entonces silencio, molesta ante el recuerdo de aquellos tipos con los que compartía docencia en la Universidad Mágica. Aunque lo de compartir docencia era relativo, pues tanto ellos como los arcanos procuraban no cruzarse unos con otros.

 

«Bien, por dónde íbamos... ah sí, tu siguiente ejercicio. Piensa en tu mayor temor... y yo intentaré leerlo en tu mente. Concéntrate para crear un muro que te sirva para bloquear mi intrusión, ¿de acuerdo? Voy en tres, dos, uno...». Y entró en la cabeza de Jessie de nuevo, buscando la información que le había pedido.

 

Mientras tanto, Bastian había concluido su explicación. Como Saka, asintió con la cabeza.

 

Warlock... así que motivos meramente profesionales... espero que estés diciendo la verdad, compañero, porque si no... ella lo averiguará. Siempre lo averigua todo, aunque no lo manifieste —le advirtió. Luego cambió el gesto facial, como si alguien la hubiese reprendido en privado y bajó la mirada, dándose media vuelta y sentándose en el suelo. Su tapadera como alumna debía mantenerse intacta durante un rato más, como poco.

 

«De acuerdo, comprendo tus motivos, señor Karkarov. Pero si quieres que toda la información que no quieres compartir quede guardada verdaderamente en un rincón inalcanzable de tu cabeza... tendrás que seguir mis consejos. La Oclumancia es una magia muy poderosa, aunque muy fácilmente ignorada al tratarse de una magia invisible. No necesitarás varita para realizarla, y en algún momento del futuro ni siquiera necesitarás estar quieto y concentrado solo en tu defensa para poder bloquear tu mente: serás capaz de crear un muro invisible que dure toda tu vida, haciendo de tu cabeza una especie de caja fuerte inexpugnable. ¿Quieres saber cómo conseguirlo? Es muy fácil... solo exige concentración y absoluto dominio de tu mente. Tienes que focalizar qué quieres proteger y luego envolverlo en una especie de burbuja que nada ni nadie pueda atraversar. Para que ese muro aparezca con más facilidad, puedes usar las palabras "oclumens", aunque llegará un momento en que no sea necesario. Ahora, pasaremos a la práctica, quiero que pruebes a defenderte de una intrusión en tu mente, ¿de acuerdo? Indagaré en tu cabeza sobre tus orígenes: familia, padres, lugar de nacimiento... veamos hasta dónde alcanzo a ver antes de que me detengas, si es que lo consigues. ¿Estás listo? Voy...».

 

No aguardó mucho tiempo para introducirse en la cabeza de Bastian de igual forma en que lo había hecho con Jessie. Cuando pasaba eso, normalmente la persona se sentía estresada y perdía los nervios hasta que conseguía recordar cómo debía actuar para cumplir con la misión impuesta por la arcana. De esa forma, evaluaba hasta qué punto estaba preparado el Karkarov para aprender Oclumancia.

 

Mientras aguardaba las reacciones de sus alumnos, sintió que alguien más llegaba al bosque. ¿Una tercer alumna tan seguida de los demás? Era la primera vez que tenía más de dos personas a la vez, la clase sería muy interesante. Sintió cómo se sentaba en la hierba y sonrió suavemente, era un buen comienzo. Entró en su cabeza tal y como había hecho con los demás para dirigirla hacia donde estaban y estuvo a punto de quedarse boquiabierta físicamente al ver de quién se trataba: la co-directora de la Universidad Mágica. Aquello hacía aquel encuentro incluso más interesante de lo que había imaginado previamente. No recordaba haber tenido ningún trato con ella nunca, pues había llegado a su puesto posterior a la llegada de los arcanos.

 

«Saludos, Anne Gaunt. Soy Aailyah Sauda, arcana de Oclumancia, y te guiaré hasta el punto en el que me encuentro con el resto de alumnos de mi habilidad para que puedas unirte a la clase. Aunque la prontitud con la que lo consigas dependerá enteramente de ti... Ante todo, quiero que sepas que soy una defensora a ultranza de la naturaleza, y todo aquel que se atreva a atentar contra una vida, sea del tipo que sea, en mi presencia perderá mi favor y quedará vetado en mi clase. Espero que se entienda bien», le explicó, tal y como había con todos los que iban llegando nuevos. «Quiero que te introduzcas en el bosque y camines hacia el norte. No tiene pérdida, estoy segura de que sabrás orientarte. Pase lo que pase, no pierdas esa dirección y hallarás el río, ¿de acuerdo? Te estaremos esperando aquí... ». Dejó que su voz se perdiese como un susurro en el viento, para darle un poco de misterio a lo que acababa de decirle. Las indicaciones habían sido sencillas, por supuesto, pero la dificultad llegaría cuando entrase al bosque y Sauda la hiciera sentir mortalmente hambrienta, tanto que desearía por encima de todas las cosas cazar algún animal terrestre o aéreo para podérselo comer. ¿Conseguiría la joven zafarse de aquellas órdenes para no incumplir la norma más importante que la arcana señalaba en sus clases? La anciana solo debía esperar un poco para conocer la respuesta.

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- Esta arcana debe ser muy interesante y deseo aprender mucho de ella - Hasta ese momento el Tonks no había tenido la oportunidad de aprender sobre la Oclumancia y tenía muchas ganas de iniciar su aprendizaje en dicha habilidad. En sus habilidades anteriores había experimentado previamente los cambios a una forma animal o la capacidad de concentrar su magia para modificar alguna parte de su cuerpo, pero... ¿qué debía hacer para cerrar su mente? Definitivamente no lo sabía y la arcana le podría enseñar mucho sobre el tema.

 

- En verdad es la que vive más lejos - Había leído y escuchado que la arcana de Oclumancia era la que más alejada estaba de todos y se podía notar debido a la presencia de la vegetación y los árboles frondosos que había alrededor de su vivienda - Me gusta mucho lo que veo, espero que la clase sea en este lugar - En sus clases anteriores había tenido que salir de paseo junto con Amara y Suluk, lo que había hecho que no pudiera conocer bien sus viviendas.

 

En su trabajo com Warlock era necesario tener la capacidad de cerrar la mente para evitar que alguien pudiera acceder a datos importantes del funcionamiento del Ministerio de Magia, quizás esa era una de las motivaciones más grandes para tomar dicha habilidad. Además, debido a su pertenencia a la Orden del Fénix debía mantener en privado los miembros y el desarrollo de cada una de sus actividades para no dar a conocer más de sus compañeros.

 

- Buenas - Fueron sus palabras al llegar al lugar en el que vivía la arcana. No le gustaba acercarse mucho hasta no ser invitado, por lo tanto, decidió no tocar la puerta. No sabía si su nueva profesora era reservada como las anteriores y lo mejor era mantener el respeto - Espero que la arcana se encuentre - Si la arcana estaba de viaje tendría que esperar algún mensaje de su parte puesto que los Directores no le habían dado muchas indicaciones con respecto al lugar en el que podría encontrar a la mujer.

 

- ¿Quiénes serán mis compañeros? - En su primera clase había sido acompañado por Anne y por Hades, mientras que en la segunda clase había contado con la presencia de varios de sus compañeros de bando, incluyendo su padre y su viejo amigo Ed. El Knight deseaba que la clase fuera igual de amena que las anteriores y para ello debía llevar una buena relación con los otros aprendices.

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La arcana había visto todo cuanto Jessie había recordado, eso la asustaba un poco pero ahora debía de concentrarse en la clase, dejar su mente en blanco y no pensar en nada mas. Pensaba solo en lo que le decía su profesora y aunque ella al parecer estaba molesta por lo que había dicho de los libros de hechizo, pero ella se refería a la magia de sangre que te obligaba a hacer cosas que no quería... ya más delante averiguaría si podía evitar eso también.

 

-No es que algo me de miedo... sino más bien un evento... pero no creo... ¿esta segura que es necesario? - pensó Jessie preocupada pues no estaba segura que teniendo miedo pudiera calmar sus emociones para cerrar su mente - es obvio que si... es decir... entiendo porque lo quiere hacer pero... no creo que este lista para eso.

 

Lo más miedo le daba no era un insecto, ni una persona, sino una situación. Una situación en la que ella no podía hacer nada, solo observar y no poder ayudar o intervenir para que no pasara nada. No presto del todo atención a las palabras de su arcana pero es que ese sentimiento de impotencia... era lo que más le aterraba.

 

-¿Qué? Espere... no estoy lista - intento serenar su mente y sus emociones pero le era complicado. Respiro un par de veces y cerró sus ojos intentando crear la misma barrera que la vez anterior.

 

Sentía el movimiento de la arcana dentro de sus recuerdos, no sabía como explicarlo pero la sentía y Jessie intentaba frenarle el paso pero sabía que sus defensas eran muy débiles y debía de concentrarse mucho, pero no podía dejar que viera que su miedo no era una cosa sino una situación. Podía entre ver lo que le daba miedo, su hermano mellizo en medio de un ataque y ella solo viendo pero aun no era del todo visible. Su respiración era muy acelerada, debido al esfuerzo que estaba haciendo para impedir que su arcana viera o sintiera lo que ella sentía.

 

Finalmente cayo de rodillas de nuevo mientras agitaba la varita pronunciando Protego creando una barrera magica entre las dos para peder intentar recuperar el aliento. Daba grandes bocanadas de aire intentando recuperar el aliento, se sentía como su hubiera recorrido una gran distancia aunque no era justamente eso lo que había hecho.

 

-Lo siento... ya no podía más- se disculpo Jessie mientras se ponía de pie lentamente.

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Familia, Padres, Nacimiento

 

Esas palabras comenzaron a retumbar en su mente justo en el momento en que la Arcana las mencionó. Ingenuo, Bastian pensó que ese sería el orden en que la Arcana comenzaría a indagar. Se concentró en proteger todo aquello que tenía que ver con su familia.

 

"Oclumens" repitió varias veces sin ningún resultado inicial. Observó el rostro de su padre, curtido de experiencia, observarlo con resignación. Recordó aquel día como el el siguiente luego de que encontraran el tigre. Por aquella época Bastian no tenía idea de a que se debía aquella mirada. Ahora que él mismo lo había descubierto comprendió que su padre estaba resignado a verlo sufrir cuando el animal llegara al final de sus días. Resignado a que en algún momento él descubriría lo que le unía al tigre, que con aquel conocimiento la separación sería demasiado dolorosa para soportar.

 

"Oclumens" sabiendo que el orden de incursión no estaba establecido intentó proteger su nacimiento. Aquello era realmente lo más misterioso de toda su vida. Ante si pudo ver levantarse el otrora ruinoso castillo Kakarov. Vio como este, al volver a la vida, dejaba detrás su antigüedad. La humedad se desprendió de las paredes junto al musgo que por años había ganado terreno. Los elfos, condenados a esperar al sucesor, se despertaron de su aletargamiento y no tardaron a ponerse manos a la obra.

 

"Oclumens" volvió a decir y sintió aquel muro protector surgir en su mente. Lo más importante era proteger su nacimiento, dejar que el misterio creado por sus padres perdurara. "Oclumens" reforzó aquella muralla. El rostro de Ainé lo miraba indescifrable como siempre. Más se volvió borroso pues la barrera en su mente había crecido un poco. No fue obstáculo para la Arcana, por su puesto, y enseguida se pudo observar nuevamente a su madre. Pero la escena era diferente. Estaban los dos el Ministerio de Magia con el peso de muchas responsabilidad sobre los hombros. Y finalmente su espalda e injustificada mirada de decepción cuando la vio aquel último día.

 

La barrera mental que protegía su nacimiento contenía grietas, era endeble y podía caer en cualquier momento. Así lo hizo. Sin embargo los recuerdos reales eran inexistentes. Solo había en su cabeza historias contadas por su padre. Historias que ni siquiera él era capaz de recordar. Era parte del trato con su padre: Saber para olvidar. Imágenes parpadeantes de una vieja choza en un islote en medio de la nada. Palabras sueltas "encrucijada, líneas ley, prohibida". Volvió a crear la barrera mágica "Oclumens" causando que la intromisión terminara. Quizá no lo hizo tan mal. Quizá.

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  • 2 semanas más tarde...

No podía creer lo que acababa de notar. Una nueva figura acababa de llegar a la puerta de su hogar, presumiblemente buscándola. ¿Cuántos alumnos había llegado a tener en simultáneo? No recordaba que hubieran sido tantos desde hacía mucho tiempo. No le importaba, por supuesto, pero esperaba que no fuera un problema para ellos mismos. Para ella no suponía ninguna dificultad, pues no tenía que hacer ningún esfuerzo físico. De hecho, simplemente seguiría fingiendo ser una alumna más mientras se movía por sus mentes para enseñarles a defenderlas debidamente. Se centró en aquel recién llegado mientras el resto seguían sumidos en sus ya impuestas tareas: Bastian y Jessie con las primeras prácticas de oclumancia y Anne buscando el camino hacia el río.

 

«Saludos, Niko Tonks. Soy Aailyah Sauda, la arcana de Oclumancia y tu maestra si estás dispuesto a aprender la magia en la que yo me especializo. En primer lugar, has de saber que el inicio de la clase será así, sin que tengamos ningún tipo de contacto físico pues... ¿qué necesidad hay si lo que vienes a aprender es precisamente el control y protección de tu mente? Ante todo, quiero que sepas que soy una fiel defensora de la naturaleza: aquel que ose atentar contra la vida en general quedará directamente apartado de mis clases, pues me negaré a enseñarle nada. Quizás sea la única norma real que existe en mi clase, por lo que espero que no te sea difícil cumplirla», le explicó en aquel mini discurso que solía emplear con todos los recién llegados. «Así mismo, quiero que ahora me prestes mucha atención: todos tus compañeros están ya reunidos cerca del río, que se encuentra más o menos en el centro del bosque que tienes ante ti, detrás de mi hogar, mientras que otra compañera acaba de partir en nuestra busca. Así que te pido que te internes del mismo modo en el bosque y sigas mis indicaciones: quiero que camines hacia el bosque en línea recta desde donde te encuentras, no tiene pérdida. Siguiendo ese rumbo, encontrarás un viejo roble de hojas azuladas, es fácil de encontrar. Una vez llegues a su altura, colócate mirando hacia el oeste y vuelve a caminar en línea recta hasta que encuentres el río. Suerte en tu camino», le indicó. Las pautas a seguir eran sencillas, aunque la dificultad estaba en que, en el momento en que alcanzara aquel roble del que le había hablado, Sauda intentaría introducir en su mente la orden de caminar hacia el sur, y no hacia el oeste tal y como le había indicado. ¿Sería Niko capaz de vencer aquella idea para poder cumplir con su cometido?

 

Justo cuando terminaba de dar instrucciones a Niko sintió cómo Jessie se venía abajo e inconscientemente, su mirada como Saka se dirigió hacia la joven, que ahora caía de rodillas. No le importó si ella o Bastian sospechaba: se acercó rápidamente y se agachó a su lado tomándola de los hombros.

 

¿Estás bien, Jessie? Tranquila... solo era un ejercicio —le susurró con dulzura. Miró de soslayo hacia Bastian, aunque él parecía sumido en su propia práctica—. Sé de buena tinta que a veces es complicado mantenerse firme... no pasa nada, es cuestión de práctica. ¿Puedes levantarte? Ven, acércate al río, el agua está fresca y te sentará bien beber un trago.

 

Le indicó con las manos que la siguiera y luego hizo aparecer un cuenco que llenó habilmente de agua. Después se lo tendió a la chica. Sonrió suavemente y luego le dio la espalda, como si ella debiera seguir con sus propios ejercicios mentales.

 

«¿Qué ha ocurrido, Jessie? ¿Podrías señalarme cuál ha sido tu fallo a la hora de defenderte? Tomémonos un momento de descanso, no quiero presionarte. Pero tampoco quiero que te confíes. ¿Crees que si alguien quiere dañarte te dará un respiro para que puedas defenderte después? No, por supuesto que no lo hará. Tienes que aprender a controlar tu mente... aunque aún es pronto, no te agobies. Bebe agua y dime cuál es la dificultad que encuentras, qué es lo que no entiendes... cualquier cosa que ocurra».

 

Esperó entonces su respuesta, realmente desconocía si era difícil o no entender la oclumancia. Al fin y al cabo, ella había tenido el privilegio de ser una experta en la materia de nacimiento, era algo que formaba parte de su ser desde que tenía uso de razón.

 

Bastian se desenvolvió de una forma muy distinta. Sauda pudo ver algunos detalles de su pasado, aunque los recuerdos eran como borrones que se sucedían unos tras otros, inconexos. Vio lugares, rostros, momentos... y una ligera muralla apareció. Casi sin quererlo, la derrumbó en su ansia por ver un poco más en la mente del Karkarov, pero el hecho de que la hubiera conseguido hacer aparecer era suficiente. Salió de su cabeza con el mismo respeto con que había entrado.

 

«Excelente para ser la primera vez, Bastian, bien. Aunque espero que seas consciente de que no será suficiente para proteger todo lo referente a tu... trabajo, ujum. Pero no está mal para ser el primer intento. La oclumancia es una magia muy poderosa, como te decía al principio. ¿O no fue a ti? A veces no sé quiénes mis escucháis pensar y quiénes no, el tiempo es una herramienta caprichosa que termina por turbar al más preparado para hacerle frente...», divagó durante unos instantes. Tuvo que hacer un esfuerzo para no sonreír fisicamente, aunque estaba de espaldas a ambos magos. «Vamos a continuar practicando, ¿de acuerdo? Aunque esta vez nos acercaremos a un punto más actual de tu vida. ¿Tienes familia? Esposa, hijos... ¿hermanos, tal vez? ¿Primos? Quiero ver todo lo posible... y tu deber será evitar que yo vea todo lo que quiero. Te advierto que esta vez iré con más fuerza... así que concéntrate tal y como lo has hecho antes, pero intenta que el muro sea más sólido, defiende tus recuerdos con ganas. Tres, dos,...».

 

Pero no esperó a contar el uno para introducirse en la mente de Bastian, pues quería pillarle desprevenido.

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«Está aquí» pensó.

 

Antes, concentrado en crear murallas mágicas en su cabeza para evitar que la Arcana accediera a sus recuerdos, no se percató de una presencia que le resultaba demasiado familiar. Ainé... Sacudió la cabeza sin atreverse a abrir los ojos. ¿Acaso el destino se empecinaba en obligarlo a enfrentar el pasado del que deseaba alejarse? Suspiró con alivio, como si de aquel suspiro dependiese su vida. No era ella, en absoluto. «Él»

 

Se concentró nuevamente en las palabras que comenzaron a retumbar en su cabeza. Se le hacía demasiado raro que las demás personas presentes lo escucharan respondiendo a la nada. Pasó la varita sobre el dedo índice izquierdo, un pequeño destello indicó la aparición de un anillo que le serviría que para que solamente la Arcana se enterara de la charla que tendrían el voz alta. Activó el poder del anillo contra oídos indiscretos...

 

—Mis recuerdos están confusos, quizá me lo dijo, quizá no

 

Y era cierto. Las cosas en su cabeza daban demasiadas vueltas como para poder encontrar un sentido de lo que había sucedido recientemente. ¿Cómo llegó al sitio exacto en que se encontraba? Todo eran imágenes sueltas, pedazos de verdad y de ideas generadas por su cabeza para llenar los huecos.

 

Y entonces las cosas se mezclaron mucho más que antes. Sintió la presencia de la Arcana mucho más fuerte que antes. En principio le fue imposible ocultar los rostros, aunque borrosos, de sus hijos, esposa, padre y madre. Más aquel era un recuerdo vago, algo superficial sin un sentido completo. Significaba algo solamente para él, que lo conocía a fondo. Más la Arcana continuó indagado. Lo primero que se hizo presente fue Ainé. Sacudió la cabeza, intentó con todas sus fuerzas bloquear aquel recuerdo.

 

«Oclumens»

 

«Oclumens»

 

Pudo sentir la barrera como si se tratara de algo físico, algo mucho más fuerte que antes. Encerró el rostro de su padre. Lo llenó de barreras, una detrás de otra, colocando recuerdos entre ellas esperando que fueran suficientes para bloquear completamente a la Arcana. El muro exterior se derrumbó y dejó ver el rostro, con su brillante cabellera castaña, de Valkyria.

 

«Oclumens»

 

Los siguientes niveles soportaron un poco más el poder de la Arcana. O eso supuso. Se hizo presente una imagen de Kelian, Will y Ben jugando en el lago con sus tigres.

 

«Oclumens»

 

Aquella escena desapareció, logró crear una nueva barrera para reemplazar a la que había sido destruida. La Arcana arremetió. En un destello la escena anterior se repitió y dio paso a la llega de Little junto a su pequeña hija al castillo. Se sentía tan distante, tan real y al mismo tiempo irreal. ¿Realmente pasó todo eso en su vida?

 

«Oclumens»

 

Fue imposible detener el avance de Sauda por lo que ante ella apareció Sergey discutiendo con varias personas acerca de un indulto cuando la organización a la que padre e hijo pertenecían aún era corrupta.

 

«Oclumens»

 

«Oclumens»

 

«Oclumens»

 

Su objetivo, siempre, fue guardar el vínculo especial con su tigre. Lo logró, porque realmente era lo más valioso y algo que jamás iba a permitir que se lo arrebataran, que llegara a manos equivocadas.

 

«Oclumens. Detente»

 

Pudo mantener, al menos de momento, el secreto de aquello que lo unía con Harimau.

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Era momento de presentarme en las afueras del hogar de la arcana de oclumancia, esperando poder pasar la habilidad aunque nunca en mi larga vida hubiera practicado un poco acerca de este poder mágico en específico, sin embargo sería una excelente oportunidad para crecer como mago, como persona, como ser humano en general y poder entender mi propia capacidad mágica de aprendizaje.

 

No tenía mayores indicaciones que las de presentarme con la bruja, Aailyah Sauda, cuando logré ver a mi hijo Niko que se estaba presentando con ella. Dos habilidades de forma seguida nos tocaría aprender de manera simultánea, aunque sabía que el tiempo era algo que le importaba poco a los arcanos y a los directores de la universidad: la clase duraría más de lo previsto, lo sabía ya de antemano.

 

El único problema que tenía con ello es que sabía de personas que concluían su habilidad en poco tiempo, no sabía por qué justamente me tocaban los arcanos más desairosos, por decirlo de alguna forma, como si fuese una tarea aburrida el tener que enseñar la habilidad; si fuese así, ¿por qué no simplemente entregaban el anillo del arcano a otra persona?

 

Sí, con esos pensamientos me acercaba nuevamente, rezándole a Merlín porque no me tuvieran atrapado el triple de tiempo en ese sitio...

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