Ottery Fitness (MM B: 111388)

[Fiamma Phoenix]

-Mmm. seguro. Es una buena idea....

 

El sonido de una campana la interrumpió, de repente recordó algo que tenía que hacer desde hace tiempo.

 

-Za, espérame aquí, hay algo que tengo que hacer.

 

Corrió hacia la recepción, ahí recordaba haber visto a Joaquín la última vez. Para su decepción, no lo encontró. Entonces sacó su vuelapluma y le mandó una nota con uno de los elfos que se encontraban por el lugar.

 

"Joaquín, por favor preséntate en el área de cafetería a las 6 de la tarde. Es de vida o muerte. Fiamma"

 

 

Después tomó otro pergamino y escribió con rapidez. Al terminar, invocó su patronus de caballo discretamente y envió con él una nota a su compañera de la Orden Hannity.

 

"Hann, ¿recuerdas que me debe sun favor bien grande? Necesito que me lo pagues hoy a las 6 pm en la cafetería de Ottery Fitness. Fiamma"

 

 

 

@Joaquín Granger @

[Jank Dayne]

Marie

 

Adaptarse a Inglaterra es más que comprarse ropa abrigada. Marie tiene que caminar deprisa, sin mirar hacia atrás, determinada a conseguir su objetivo, tal y como el resto de las personas que la rodean. Todos parecen tan metidos en sus mentes que incluso llega a dudar que vean el suelo que pisan. Le impresiona lo enfocados que están en sus asuntos y, a su vez, lo bien que les resulta. Muy distinto a Italia, que todo va a un ritmo personalizado y siempre hay algo, bueno o malo, para decir a quien te encuentres. Casi siempre es lo primero, al menos en su pueblo.

 

La puerta suena cuando la chica entra. Se siente intrusa inmediatamente, a pesar de que lleva dinero en su bolsito de cuentas cruzado. Los galeones son comunes en la Toscana, por lo que espera que sus ahorros basten para costear el gimnasio, que al parecer es el único vigente en la comunidad mágica del país. Necesita ponerse en forma; está harta de ser una huesuda.

 

Tose para hacerse notar.

 

- Buenas - saluda, tratando de anular el acento italiano pero sale una mezcla rara - ¿cuánto cuesta la inscripción?

[Joaquín Granger]

Aquel día tocaba cumplir mis obligaciones en el local de la familia. Bufé, ya que nadie me veía, no me gustaba el trabajo de recepción y me preguntaba quien había sido el responsable de mi martirio en aquel mostrador. Seguro aquello había sido obra de Valeskya, quien sabía muy bien que la atención al público no era mi fuerte, al punto que llevaba varios años al frente de un local que se dedicaba a vender varitas y nunca había tenido la verdadera obligación de dar la cara. No entendía por qué la insistencia en castigarme así, si el trabajo de escritorio era lo que mejor sabía hacer.

 

Pero allí estaba, con cara de perro mientras nadie se acercaba y con una senda sonrisa fingida cuando alguno de los clientes necesitaba algo o algún transeúnte curioso pasaba a preguntar las tarifas y los servicios; y en aquel soleado y empalagoso día, habían habido varios. También habíamos conseguido un par de afiliaciones y aquello era bueno; nos asegurábamos que podríamos mantener el techo de la mansión Granger un tiempo más (?) Y aun sabiendo aquello no podía controlar mi malhumor. Necesitaba un entretenimiento para matar el tiempo allí o enloquecería.

 

Me extrañaba que a pesar de estar postrado allí, no habían aparecido tan siquiera ninguna de mis primas a saludar o a comentar alguna cosa pero ocultando la verdadera diversión que aquello les causaba; no eran tan descaradas como la matriarca Granger de ojos violetas y cabello negro. De repente, cuando jugueteaba con la varita de pino entre mis dedos, caí en la cuenta que no solo la familia estaba dispersa sino que el volumen de gente había disminuido. Tenía que actuar rápido si quería liberarme de aquello: como distraído incendié los formularios para los que quisieran afiliarse y desaparecí las cenizas.

 

Sonreí triunfante cuando mi plan había pasado de fase, ahora la siguiente: ir a la oficina a buscar más formularios, porque aunque se caía de maduro que iba por mí mismo a buscarlos porque quería huir de la recepción, ya que cualquier otro hubiera simplemente materializado más u ordenado a los elfos que trajeran otra pila, yo me tomaba la molestia de ir personalmente por ellos. De paso miraba a un lado y a otro, los sudorosos humanos con cara de satisfacción y decisión al trabajar sus músculos o quemar la grasa que tanto los acomplejaba y fastidiaba.

 

Pero al llegar a la oficina un elfo me sobresaltó, cuando apareció con su tradicional y sonoro crack y una reverencia, y me entregó una carta de Fiamma. La alarmante misiva me citaba a las seis de la tarde en la cafetería. Aquello me dejó pasmado, no se me ocurría nada que pudiera significar que mi prima necesitara tan fervientemente mi ayuda, ella era fuerte, resuelta e independiente. Sin embargo... no estaba demás pasar a ver, no podría lidiar con la culpa si algo le pasara a cualquiera de mi familia. Tomé los formularios y retorné a la recepción, pero mi mente estaba perdida en un sinfín de oscuros motivos para aquella carta y el tiempo pasó volando.

 

A las seis de la tarde en punto, cruzaba las puertas de la cafetería esperando ver a la Granger allí. Como había estado trabajando no estaba ataviado con ropa de gimnasio sino que usaba zapatos oxford negros y un traje sport azul marino sobre una camiseta negra. En aquel lugar mis ojos zafiros solo veían tranquilidad ¿Qué estaba pasando? ¿Para qué había sido citado?

 

 

 

@

 

[Hannity Ollivander Evans]

Había ya pasado un tiempo considerable desde que había dejado aquellas calles mágicas, después de aquella batalla le tocaba volver a casa, tenía una agradable sensación al recordar que iría directamente a los terrenos de la heredad, llamaría al pequeño cachorro de tigre y lo metería a la casa, confiaba en que allí se encontraran sus padrinos, o por lo menos uno de los dos, tomarían una taza de chocolate caliente hecho por Bernadette, platicarían un poco y después iría a descansar...

O esos eran los planes que tenía para aquella noche, cuando un bello patronus de caballo llevo una nota diciendo que la esperaban enlace tarde, era de Fiamma, una compañera de la Orden, sonreí al leer lo que decía y en vez de dirigirme hacia bosque que rodeaban los terrenos de la casona y de dirigió a el lugar que le habían indicado.

Probablemente su aspecto no era el adecuado para el lugar, dado que aquél lugar era para ir a hacer ejercicio y la rubia iba, como siempre, vestida muy formal y elegante con un vestido corto en color negro, zapatos de tacón, su capa de viaje, maquillaje discreto y su corta y rubia cabellera está ocasión común poco de rizos, lo cual hacia que su belleza resaltara.

Sin más había pasado un minuto después de las seis de la tarde cuando llegó a Ottery Fitness, precisamente a la cafetería del lugar, esperaba que ya se encontrará Fiamma, pero allí encontró a un joven, los ojos verde esmeralda de la rubia recorrieron la cafetería en espera de reconocer a su compañera, así que al no vislumbrar a Fiamma se acercó al joven de traje, quien probablemente pudiera ayudarle.

-Buenas tardes señor, disculpe, busco a la señorita Fiamma- la rubia se sonrojo un poco, puesto que no sabía si el joven podría ayudarle o quizá no, pero probablemente en lo que llegaba su compañera podía pasar el tiempo mientras charlaban.

@ @Joaquín Granger

[Joaquín Granger]

Que falta de puntualidad la de la Granger, sonreía indignado, buscándola con la mirada pero sin encontrar nada más que comensales felices, lo que no era malo, aquello significaba que nuestras arcas se estaban llenando. Por un momento se me ocurrió la indignante idea de que la alarmista misiva sólo había sido para que acudiera a ver lo próspero de nuestro local y en consecuencia me esmerara un poco más en las sonrisas fingidas y en las palabras amables. Yo no me consideraba mal actor, pero no pude evitar sentir una punzada de vergüenza y culpa.

 

-¿Ah? -dije saliendo de mi ensimismamiento, cuando una joven de rubios cabellos y ojos verde azulados me preguntó si conocía el paradero de mi prima de cabello negro- al parecer buscamos a la misma persona, no sé a ti, pero me citó acá a las seis y no ha llegado.

 

Mi vista se perdió por un momento. ¿Y si ya se había muerto? Era cierto que yo solía pensar en la muerte, quizás lo hacía mucho, también era consciente que no había Granger que no fuera dramático y exagerado pero eso no quitaba que hubiera escrito «de vida o muerte». Volví a dirigir la vista a la joven y sonreí un poco a modos de disculpas por mi falta de educación. A juzgar por su atuendo no venía por una invitación de Fiamma para que hiciera uso de nuestras instalaciones, aunque la ropa se podía cambiar, algo me decía que quizás, la había atraído para que se dejara los galeones en la cafetería (?)

 

-En vista de que Fiamma no llega, ¿te gustaría algo de beber? -Ofrecí haciendo un gesto para que se acomodara en una de las mesas. Era lo menos que podía hacer, no era cortés que estuviera allí de pie esperándola.

 

 

@ @

[Fiamma Phoenix]

Se sentía como una niña que acababa de cometer una travesura. No estaba segura de la reacción de Joaquín ni de Hannity al darse cuenta que les había arreglado una cita a ciegas entre ellos. Pero es que no pudo evitarlo, algo le decía que ambos podrían ser una buena pareja. Solo había que intentarlo.

 

-Total, ¿qué se puede perder?- se justificaba a sí misma mientras paseaba nerviosa por la cafetería del gimnasio.

 

Quiso asegurarse personalmente de que el lugar estuviera limpio. En definitiva la atmósfera romántica tendría que esperar. Pero un mínimo de limpieza si se requería. También se aseguró de que los elfos de la familia que ayudaban por ahí, estuvieran informados de la situación para que nadie fuera a cometer una indiscreción.

 

Lo siguiente en su agenda, era permanecer fuera de la vista de Joaquín para evitar que la atacara con cuestionamientos. Pero no quería dejar el gimnasio, necesitaba evaluar personalmente que todo saliera según lo había planeado. Mientras mas se acercaba la hora, más nerviosa se ponía, casi como si fuera ella quien tendría esa cita.

 

Diez minutos antes de las 6, se acercó a la recepción y se ocultó fuera de la vista de su primo y de cualquiera que cruzara el umbral de entrada. Observó cómo el Granger se levantaba de su posición y se dirigía rumbo a la cafetería. Unos minutos después, Hannity hizo su entrada, también dirigiéndose a la cafetería. Se dispuso a seguirlos cuando una persona mas entró al lugar, justo cuando pasaba frente al mostrador. Al estar ausente Joaquín, le tocaría a ella atender.

 

Una bella joven entra al lugar y con un raro acento de dirige a Fiamma, preguntando el costo de la inscripción.

 

-Buenas tardes. Por el momento no estamos cobrando inscripción, pero si una cuota mensual de 450 galeones. ¿Gustas que te muestre las instalaciones?

 

Esperaba que dijera que si y llevarla primero a la cafetería, para ver cómo se la estaban pasando sus "víctimas".

 

 

@Joaquín Granger @ @@Jank Dayne

[justo]

No hay nada como pasear en un dia tranquilo y soleado y encontrarte con este local. Nunca lo había visto y, no cabe duda que no pasa inadvertdo. He pasado por pura curiosidad. Tiene un gran numero de instalaciones a cual mas excitantes. Es el ideal para traerme a Monica o a Yanira, o a ambas...

 

Paso por la recepción, manifiesto solo interes por la cafeteria y sus menus dieteticos, me la indican y aquí estoy. Busco una mesa discreta, en la que pueda ver a los demás sin que los demás sepan que los estoy viendo. Miro la carta de los diversos menus, resultan de lo mas sugerentes. Es indudable que este lugar esta orientado al ejercicio físico y a la vida saludable, algo que, en el fondo, me encanta.

 

Me recuerda el antiguo negocio de mi ex-socio, donde conoci a mis dos esposas. Parece un local prometedor, quizás hasta me interese invertir en el, ya veremos.

[Fiamma Phoenix]

Empezaría su nuevo experimento relacionado con su negocio Catemaco's Magic. Y ningún lugar mehor que en Ottery Fitness, un lugar rebozante de magos y brujas a todas horas del día. El experimento era sencillo, se trataba de colocar una de sus canastas de regalos en el escritorio principal de la recepción. Los productos estarían estrategicamente expuestos para que los diversos clientes que los frecuentaban sintieran curiosidad de probarlos. De esa manera, esperaba atraer nuevos clientes al esotérico lugar que poseía junto a su prima Valeskya.

 

 

Colocó al frente y a toda vista unos folletos del negocio,al muñeco vudú para hacerle cosquillas lo sentó sobre una maceta de ornato, un amuleto para atraer la suerte que contenía una fina selección de hierbas con un aroma algo picante se encontraba colgando del borde del escritorio, uno de sus famosos atrapasueños flotaba sobre el área, complementaron el escenario una planta de albahaca, dos velas aromáticas y unas varitas de incienso de sándalo. Para rematar, una inscripción aparecía y desaparecía justo detrás de la recepción :

"Los esperamos en Catemaco's Magic".

 

Esperaba que a sus primos no les molestara la pequeña campaña de publicidad, después de todo, en Catemaco siempre les decían a los clientes que debían de perder peso y que el mejor lugar para hacero era Ottery Fitness.

[justo]

Cuando voy a una cafeteria hago siempre el mismo ritual. Voy a un lugar tranquilo, que me mantenga en la sombra. Un lugar desde el que no me vean bien pero que yo si pueda ver a mi alrededor. Lo hago por dos motivos. El primero es porque deseo estar tranquilo mientras tomo algo y asi saber que no voy a ser interrumpido. Y el segundo es para poder observar el lugar y los que en el se encuentran. Asi se conoce a las personas.

 

Esta costumbre la he seguido en todas partes y es muy util. Ademas, cuando voy a un local estudio la posibilidad de invertir en el, por eso me husta observar todo lo que me puede ofrecer y las posibilidades de negocio. Quizas penseis que soy una persona interesada, pero no del todo, solo me interesa ver si vale la pena regresar.

[Sophie Elizabeth Granger]

Halloween había pasado y todos los adornos estaban de nuevo en el almacén esperando otro año para asustar gente, ahora tocaba sacar lo navideño. La rubia se metió al fondo del lugar donde había metido todo lo temático, con lo fanática que era de tener todo en orden, lo tenia hasta etiquetado y acomodado por época; San Valentin, Primavera, verano, Otoño, Halloween y Navidad. Con ese sistema de organización no le fue difícil hallarlo. Ademas tenia compañía, su antigua asistente en Inquisidores, que había logrado escapar de las garras de la ex hija de Sofia, Jessie, ahora trabajaba ahi con ella, aunque ya no era mas Sofia, Elizabeth la seguía llamando así y no había poder humano que la hiciera entender que su otra personalidad, Zahil era ahora que dominaba.

 

- Wallace, muevete, ya tengo las cajas - dijo mientras salia con un par de caja y se las daba para que la ayudara mientras ella iba por otras cuatro

 

- de nuevo pregunto, porque tenemos que hacer esto de manera manual? - dijo recibiendo las cajas y pujando mientras las llevaba a recepción seguida de la vampira

 

- porque es mas divertido y personalizado - afirmo mientras dejaba caer con cuidado las cajas en el suelo y comenzaba a sacar las guías de luces y follaje de pino de varios colores. Le grito a su elfo que apareció con una escalera y se la coloco frente al mostrador para que la vampira se subiera. La bicolor se volvió a preguntar si Polo le leía el pensamiento o solo era muy observador. Se decanto por lo segundo por su propia salud mental y le hizo señas a la pelivioleta para que le pasara las guías.

 

- listo, ahora, pasame el muérdago - dijo mientras una sonrisa traviesa se dibujo en su rostro - veamos cuantos caen en esta pequeña trampa