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Sagrados Veintiocho


Aaron Black Yaxley
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La sentencia se había dictado, y de pronto, el silencio impetuoso de los presentes se concentró en el auror y su hija. Shiva, como solíamos llamarle dentro de la casta tenebrosa, desnudaba su rostro para acongojar la situación. Observé la escena con cierto recelo; la bruja se arrodillaba junto a él, deslizando el dorso de sus dedos sobre el demacrado rostro de Gryffindor para terminar alisando la descuidada barba que traía... ¿O estaba imaginando todo eso?...

 

"¡Annick cocina unos budines de lujo!... ¿Quieres venir a cenar con nosotros?". Me había negado aquella vez, mientras el tatuaje recién marcado, ardía con vehemencia en mi piel. "Tengo reunión familiar, jefe", le dije. Esa misma noche ardería la casa de los Evans, iluminando de verde los tejados y las copas de los árboles a su alrededor, pues la misma marca en el cielo era lo que había iluminado vagamente el lugar.

 

¿Sería acaso que la magia intrínseca de las palabras, haría el efecto en lo que Elvis había dictado?, ¿Me maldijo para recordarle toda la vida?, ¿Qué clase de tormentos podría acarrear una situación como aquella?. ¡El auror había demostrado valía y un coraje sin igual hasta último momento!... ¿sería acaso, que el respeto trascendería luego de que cumpliese con mi palabra a petición de los presentes?

 

...Elevé genuina y lentamente la varita, empuñándola de forma reposada en mi diestra mientras que mi rostro comenzaba a enseñarse como si estuviese emergiendo del agua...

 

-Quiero asegurarte una sola cosa... tu hija ha elegido el lado correcto- sostuve en un tono áspero, y como si fuese una aguja, sujeté el mango de mi varita para depositar su punta en el pecho del mago- Créeme que fue un honor, pero mis ideales son mas fuertes...nos veremos del otro lado, algún día, Elvis Gryffindor

 

¡¡¡Avada Kedavra!!!

 

No sabía si fue por los conocimientos que formaron la cúpula o si fue simple expectación de un momento tan icónico como aquél, pero la luz que se desprendió desde mi arma mágica, aquella verde y fugaz, recorrió cada parte del cuerpo de Elvis desde su pecho, arrebatando la luz de su cansada mirada. Lo había honrado como lo que siempre fue, una leyenda de la Orden del Fénix.

 

-De pie, Shiva...- le dicté a la bruja y tomando de su muñeca con firmeza, nos mostramos al resto de enmascarados. La identidad bajo el seudónimo de Caelum, volvía a cubrir mis facciones- ...¡EL AUROR HA CAÍDO!...

 

El salón emitió un bullicio de júbilo que se extendió como un siseo asesino en medio de la noche. Acerqué mi rostro hasta el oído de la mortifaga y le dije que entregaríamos el cuerpo a la Orden del Fénix. Luego me centré en el resto.

 

-¡Dominaremos el mundo!... Les entrego éste lugar para que hagan lo que estimen conveniente. Ni el Inquisidor, ni los muggles, ni ese nido de sangres sucias y traidores a la sangre nos detendrá.... ¡Somos fruto de los Sagrados Veintiocho!... ¡Toujours pur & Semper Fidelis!..

 

Dicho tal. Elevé el cuerpo de Elvis con un movimiento de varita, asintiendo hacia Shiva para que hiciera lo mismo que yo. Puse la mano sobre el pecho del cadáver y nos consumimos entre fuego negro sin dejar rastro.

 

OFF: @ Quiero hacer esto público. Eres un gran tipo, Elvis. Tu personaje sin duda alguna, fue un ícono dentro de la Orden del Fénix y eso se vio hasta último momento, cuando te postulaban al liderato de bando. No dudo que hubieses sido un gran líder, como tampoco logro imaginar lo que debe costar la decisión de que un personaje que llevamos por tantos años, deba morir. Siempre se notó un cariño por el arte de la escritura y eso hace la lectura muy amena; creo que compartimos esa visión romántica del foro. Espero que en el bando tenebroso te sientas acogido y que tu personaje tenga tanto cariño de él como el mío. ¡Un honor que me hayas escogido para esto!; en serio. Espero haber quedado a la altura.

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Las palabras de Sophie daban vuelta en su cabeza, no, no se veía nada bien. La inacción le molestaba y comenzó a empujar mortífagos a fuerza de codos, alguna protesta había pero nadie prestaba la suficiente atención debido al espectáculo frente a ellos. Se le heló la sangre en el momento en que una de las mortífagas en aquel improvisado escenario retiró su máscara. No recordaba que le conociera pero si algo había aprendido a lo largo de los años que no ves el rostro de tu captor a menos que todo esté por llegar a un punto sin retorno.

—Maledīcō —susurró extendiendo su zurda, la espada se materializó en su mano, curva, oscura, con runas gravadas a fuego en la hoja.

Darla era consciente de que aún no podía definir la forma definitiva de su arma de clan, sí que pocas veces utilizaba el fuego demoníaco o el hielo para formarla, la espada, totalmente negra, salvo por las runas estaba hecha de oscuridad. La bruja había aprendido en el poco tiempo que llevaba de regreso al clan oscuro a mezclar sus conocimientos del necronomicón con sus conocimientos de maldiciones, runas y meteorología, pudiendo captar la esencia de los agujeros negros y conformar con ella el arma que utilizaba. Claro que un arma tan peligrosa en las manos de una bruja que se había vuelto tan inestable era doblemente peligroso.

Esta vez comenzó a correr hacia el centro sin importarle abriéndose paso entre aullidos de los mortífagos que hería, no le importaba saber que solo la purificación de una sacerdotisa podía ayudarles a recuperarse de la herida. La voz de Caelum volvió a escucharse en ese momento, se detuvo un par de segundos, ¿había dicho su hija? Pero lo que veía hizo que se lanzara con más ímpetu hacia adelante y blandiera su varita.

—Detritus —susurró, pero era inútil, la varita de Caelum estaba contra el pecho de Elvis al momento de lanzar la maldición imperdonable y solo el cuerpo de ella fue recubierto por aquella capa gaseosa de un tono verde apagado apenas distinguible.

Los ojos de Darla se habían vuelto de un rojo brillante y su aullido se escuchó por encima de los vítores por unos breves segundos, Caelum y Shiva habían desaparecido y la bruja atinó a una sola cosa. Llanzó la espada hacia el cielo, y las runas brillaron y parecieron consumirse en una implosión, la oscuridad pareció cubrir todo en ese momento, el campo elemental del Maledīcō las cubriría y no les dejaría ni ver ni reaccionar enseguida. La Potter Black giró tenía que encontrar a Luna y a Sophie, en su mente continuaba repitiéndose la escena anterior una y otra vez, el rostro de los dos mortífagos y el destello verde que había acabado con la vida del Gryffindor.

—Sophie… Luna… —gruñó con furia en busca de las dos vampiresas, ahora todo estaba hecho pero lo que había presenciado le revolvía el estómago y quería creer que su mente y sus ojos le jugaban una mala pasada.

Había lanzado más de un hechizo y no supo en que momento una daga de plata había aparecido en su zurda que ahora estaba chorreando sangre, la podía sentir, cálida, metálica, aún llena de la vida que ella había arrebatado ni sabía a quién, la había clavado en todo aquel que se había cruzado en su camino. Sin pensarlo pasó la lengua por su puño, chorreando y sintió el estremecimiento de su cuerpo. Debía salir de allí ya, la culpa de solo haber sido testigo de lo que había pasado allí esa noche la consumía.

 

—Lumos —susurró luego de encontrar a las dos brujas que le acompañaban y convencerlas que debían irse de allí.

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off: u.u
@ @estar aquí, solo así, es complicado, no iba a entrar este finde pero no he podido evitarlo al espiar, con éste rol que me ha salido aún no entiendo por qué Aaron dice lo que dice a veces xDD

 

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cbfLfe0.jpg Elvis F. Gryffindor.~

 

Me quedé petrificado. Eran demasiado sentimientos encontrados en aquel entonces y estaba seguro que describirlos todos a la vez, solamente lograrían contar una parte de lo que estaba pasando. Aquellos ojos azules que me miraban al lado del Líder Mortífago hicieron que toda la habitación quedara en silencio. ¿O me había quedado sordo? Una leve presión apareció en mis oídos. Empecé a sentir como si el universo me estuviera permitiendo flotar en medio de él. Al igual que los ojos de Shelle.

 

Pero no estaba poniendo ningún tipo de sentimiento sobre ella. Era como si al verla, se hubiera apagado la última diminuta luz que iluminaba aquel extenso, profundo y oscuro océano. Y ojos, ojos alrededor que miraban toda la escena, expectantes de lo que iba a suceder. Mi cabeza aún seguía trabajando para sí misma, aquella sí que no parecía estar conectada con todo lo que estaba sucediendo aunque si estaba segura de lo que iba a pasar.

 

Sentí en el pecho la punta de la varita de Aaron Yaxley.

 

Mi mente me acompañó una vez más, en ése segundo que parecía horas.

 

La mansión Gryffindor se encontraba en las tierras altas de escocia, muchísimos años atrás, cuando otras generaciones era la que la manejaban. Hubo golpeteos, gritos, maldiciones y niños escapando de allí. Pude ver como mi melliza Mica se alejaba, a pesar de un par de años luego me reencontraría con ella y mi amada prima Arabella. ¿Dónde estaba cuando la necesitaba?

 

Unos cabellos rojizos, con ése aroma primaveral me hizo sentir una brisa suave en el corazón. Corazón que se estaba deteniendo en ése preciso instante y sentía un gran alivio. Aquellos cabellos color fuego me miraron con los ojos verde esmeralda. Mi esposa me sonreía con Elros de pequeño, con el pelo tan rubio como el sol. ¿No había ya crecido y era adulto? Les dirigí una sonrisa, antes de que se fueran. Estaba solo otra vez.

 

Ahora estaba corriendo. Corríamos con otras cuatro personas más. A lo lejos podía ver a Elodia y Mei, muy a lo lejos. Mis sobrinas Elizabeth y Paige les cubrían las espaldas. Pero las brujas corrían mucho más rápido y mucho más adelante. Solamente estaba al lado de Zahil. Mi prima que era la única que había estado presente hasta ése mismo día. El resto se habían encargado de dejarme solo. Era la cruda realidad. Aquel grupo tan cerrado que se había forjado durante años, que había brindado protección y apoyo, se habían roto uno por uno, sintiéndome cada vez más solo y desprotegido.

 

Algo me golpeó en el pecho. Sentí como si una gran fuerza me golpeara en el pecho y todo un frío se extendió desde allí a la punta de mis extremidades. La herida que me había provocado aquella maldición, después de tantos años dejó de doler. Sentí como si se desgarrara en miles de pedazos y saliera aquella fuerza que tanto me había castigado minuto a minuto. Me había ganado. Aquella magia maldita que consumía mi vida poco a poco, me había conducido a ése episodio.

 

En el segundo que dejé de respirar y que mi corazón latió por última vez, a lo lejos pude divisar una cabellera rojiza. Lunática. Como si todo el resto no existiera. Pero era tarde, una hija me había querido dar luz mientras la otra, me había absorbido con completa oscuridad.

 

El cuerpo de Elvis Frasier Gryffindor cayó inerte en el suelo, sin vida.

 

 

@@Aaron Black Lestrange @@Sophia Elvira Mackenzie @@Shelle Katerina Gryffindor @@Lunatica Lupin Evil Black @

Editado por Elvis F. Gryffindor

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Todo había ocurrido en cámara lenta, en una escena digna de la mas horrorosa película de terror. Corrió lo mas rápido que pudo entre la multitud que le estorbaba pero al final no había sido suficientemente rápida. Alcanzo aun así a ver la mirada de Elvis hacia donde estaba Luna antes de que el rayo verde impactara su cuerpo y la luz de tan queridos ojos se esfumaba para siempre. Soltó la varita que llevaba en la zurda y cayo al suelo mientras Aaroon desaparecía con el cuerpo de su primo y la maldita traidora Gryffindor. Pudo sentir como su corazón se había detenido por completo y como la poca humanidad que tenia aun se estaba esfumando. No había mentido cuando les dijo que esa noche habría mas de un Gryfindor muerto. Zahil se estaba resguardando dentro para no sufrir, se estaba apagando y estaba dejando que Sofia lidiara con ello, pero aquello no hacía cambio porque Sofia estaba gritando de dolor junto con ella.

 

- No...no...noooooo!!! - grito jalándose el cabello victima de la desesperación y el dolor, ni siquiera le importo estar rodeada del enemigo al que no supo ni como mantuvo alejado de ella mientras los gritos desgarraban su garganta. Cuando termino de gritar se levanto mirando a Darla y a Luna que estaba cada vez mas cerca. Sus instintos asesinos estaban a flor de piel y quería asesinar a todos en aquel lugar. No le importaba mas que la Orden no asesinara a menos que fuese necesario, al diablo la Orden, al diablo la Marca y al diablo todo mundo.

 

- Donde están, Darla, donde!!!- le recrimino gritando a la vampira aunque sabia que no era su culpa - décadas defendiéndolos, luchando y poniéndose en peligro por ellos, donde esta la Orden!!! Donde!!!. Estaba solo, mi Elvis no merecía morir solo!!...- Se limpio las rojas lagrimas que manchaban su pálido rostro mientras miraba a sus compañeras con los ojos completamente negros, pues la oscuridad se abría paso libremente por ella. - Maledico - su guadaña oscura apareció en lugar de su varita y comenzó a matar a diestra y siniestra a cualquiera que se le acercara

 

-Sácala de aquí - le pido a la Potter, mirando a Luna.- voy a cazar a ese malnacido y lo voy a matar así sea lo ultimo que haga, puedes decirle a la Orden que morí junto con mi primo o que los maldigo con cada célula de mi ser, lo que prefieras - Haz de la noche- dijo abriendo un portal hacia su casa, la Granger, tras la traición de su sobrina, la mansion Gryffindor ya no era segura para ella.

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Se mordió el labio escuchando los gritos que la Granger le dirigía, no podía culparla, pero ella no esperaba nada hacía tiempo. Había vuelto por el afecto que siempre le había tenido al fénix aún cuando su fidelidad había estado para aquel bando que había matado al Gryffindor. Una fidelidad que ni su prometido ni Elvis habían sentido hacia el final, irónico, ambos habían muerto lejos de los que habían sido sus compañeros de bandos y a los que habían servido durante años y ninguno de los dos había recibido ni el reconocimiento ni el acompañamiento que se merecían.

 

—No me iré sin ti —afirmó la Potter Black sosteniendo el brazo de la bruja —tú, Luna y yo nos vamos de aquí juntas —no podía decirle lo que pasaba por su cabeza, por un momento se aterró y cerró su mente, sus pensamientos y hasta sus sentimientos tras una firme barrera oclumántica, ni Luna ni Sophie podían saber lo que ella pensaba, sentía, ni lo que planeaba hacer.

 

Su brazo se había apoderado del brazo de Luna, que parecía aún en shock, e iba tras la Granger. No podía dejarla irse sola, no podía dejar que le diera caza a Caelum, sus ojos tras la máscara que aún llevaba ardían por las lágrimas que no se había dado cuenta que había derramado.

 

No podía llevar a Luna a la Gryffindor, no sabía si las barreras que Elvis había bajado para ella y Luca continuaban así o si luego de la muerte del patriarca habían quedado activas o no. No quería ir con la Gryrffindor a la Orden y reconocer que habían fracasado. ¿Habían fracasado? ¿Acaso era culpa de ellas? Las palabras de la Granger calaban hondo en ella, pero aún más su decisión de que no podía dejar que le hiciera ningún daño. Recordó en ese momento la primera vez que hablara con el Yaxley y la imagen del frío mago que compartiera con ella junto al Nigromante vino a su mente, cruzándose con la del mago que había blandido su varita para acabar con la vida de Elvis.

 

Perdóname mi amor, pensó recordando lo mucho que Seba apreciaba a Elvis, también el aprecio hacia su joven aprendiz. Y ella había compartido bando con ambos, aquella dura encrucijada hizo que tomara con más fuerza a Luna y susurrara el mismo hechizo que la Granger, pero hacia otro lado, hacia la Potter.

 

—Haz de la noche —sostuvo el portal hasta que lo atravesó junto a Luna y luego se aplicó en cerrarlo tras lanzar dos criaturas de la noche con forma de feroces lobos que cubrirían su salida.

 

Miró a la bruja mientras la guiaba hacia el interior de la casa Potter, indecisa aún.

 

—Luna, ¿entiendes que debo irme? Debo buscarlo, debo encontrarlo —murmuró con un dejo de angustia en su voz mientras que con la zurda retiraba la máscara de su rostro y con un movimiento de su varita la desaparecía entre sus ropas.

 

 

 

 

off: @@Luna Gryffindor Delacour disculpa que moviera tu personaje, si quieres edito. @@Sophia Elvira Mackenzie

 

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Luna Gryffindor Delacour- Empleada del departamento Auror de Gran Bretaña.

 

Lo siguiente que recuerda es un fogonazo de luz verde y su grito de "¡¡¡no papá!!!", si la perdida de una abuela era algo doloroso y horrible, la perdida de un padre era lo ultimo que podía esperar, ella no había hecho nada para impedirlo, ni un solo hechizo había salido de su varita y no lo había defendido, ¿Qué demonios le pasaba? aquello era algo imperdonable, ella había escuchado el fogonazo de luz verde y lo había visto caer, quiso correr a verlo pero supo que Darla la había detenido, no entendía que pasaba y estaba en shock y sin fuerzas para nada, su mirada estaba vidriosa y se sentía morir, ya nada tenía sentido para ella, quería venganza y la tendría más tarde que temprano, no se quedaría de brazos cruzados y su papá tendría la venganza que merecía.

 

- Darla, amiga mía, haz lo que quieras, lo que creas conveniente, yo la verdad que no sé, ya no se nada, estoy en blanco, quiero matar mortifagos, quiero atraparlos y a la misma vez, quiero encerrarme en algún lado y no salir de allí jamás, enserio que no sé que hacer, te dejo a ti que lo decidas, haz lo que creas conveniente - Le pedí con un hilito de voz, sin mi alegría de siempre y sin una sola sonrisa en mi pálido rostro -

 

La partida de Elvis la dejaba huérfana, ya no tenía padre de nuevo, su querido papá, aquel con quien había compartido bando, risas, retos, juegos y hasta le había enseñado a pelear y a defenderse, pero a la hora de la verdad, tanto Darla como Shophia lo habían hecho por ella, porque no podía lanzar hechizos cuando se trataba de estar bajo presión y porque no había hecho nada para salvarlo aunque dicho sea de paso, no entendía mucho que había sucedido en realidad, su shock no la dejaba razonar del todo bien y era por eso que había dejado que Darla la llevará a donde quisiera ir, no tenía fuerzas ni para pensar en lanzar hechizos o romper cosas, estaba aturdida e ida, como si una parte de ella se hubiera ido para nunca más volver, aquel día, había despedido a mi adolescencia e infancia y me había convertido en adulta sin quererlo si quiera hacer, ya era tiempo de que tomará decisiones propias y labrará mi propio camino, así que ya no más niñita tierna y dulce y se juro que ayudaría en lo que pudiera en la Orden y sería buena Auror, daría todo de ella por defender los ideales y valores que su papá le había dejado además de que nunca olvidaría el cariño, amor y apoyo que Elvis le había proporcionado por tantos años, se sentía triste y desecha y esperaba que ese sentimiento se fuera en algún momento o al menos, desapareciera y doliera un poco menos.

 

- Quiero ir a ¿Dónde estamos? no entiendo que paso, papá él, estaba luchando y luego mis hechizos no salieron y ¿murió? así sin más y no entiendo que sucedió, quiero decir, ya no se más nada, no puedo pensar, pero solo sé que lucharé con mas fuerza contra lo oscuro, con mucha más fuerzas ya dos veces me quitan a mi padre y esto no puede seguir así, hay que patrullar y hacer algo, no podemos quedarnos de brazos cruzados, ¡¡¡Oh por dios Elvis!!! - Grite por ultimo, con todo el dolor del mundo tironeándome mis cabellos pelirrojos, intentando entender que había pasado con él y que era lo que tenía que hacer a continuación -

 

Nadie te prepara para perder a el ser que más quieres en el mundo, nadie te dice que ya no lo veras más ni recibirás consejos, afecto, amor y abrazos de él, nadie te enseña a decir adiós, porque nunca puedes hacerlo y siempre lo recuerdas en tu mente, cuando eras chica y te enseñaba a duelear y a volar, cuando te felicito porque te recibiste, todos recuerdos que ahora vuelan a tu mente y no entiendes que pasa, sabes que algo malo paso y que papá ya no esta más contigo, pero no entiendes que más pasa ni porque, quieres gritar, golpear cosas y hasta pegar, pero no haces nada de eso, solo te quedas allí quieta y sin moverte, como en shock y sin comprender porque la vida se te va en un minuto y porque Elvis no volverá más a ayudarte ni abrazarte por nada y como a partir de ahora eres huérfana y solo te queda Annick y Lisa para pedir ayuda, no le dices a Darla que te sientes morir y que aún no caes ni quieres hacerlo, solo puedes pensar que algo debes hacer y que honraras su memoria una y otra vez porque sabes que eso es lo que él hubiera querido.

 

 

- Quiero hacer algo, ¿Qué podemos hacer? hay que encontrar a Aaron y hechizarlo, eso es lo que hay que hacer, quiero vengar a papá y quiero que su muerte no sea en vano, debemos hacer algo, ¿Qué hacemos? por dios, que digo, ni me puedo mantener en pie y me tiembla la mano, aquí la valiente Gryffindor, lo siento, es que no sé, no se que hacer, normalmente era papá el que, habría que llamarlo, debemos de llamarlo ¿Qué les parece? ¿Qué pasa? ¿por que mi miran....? oh ya yo, quiero decir debemos de organizar algo y luego ver que hacemos con papá ¿no? - Les digo sonando con más enérgica al principio para terminar sorprendida y alicaída, cayendo en cuenta de lo que en realidad paso -

 

 

off Roll: Perdón la tardanza en responder, de veras que tuve unos días complicados, aquí esta mi post, primero que nada, decir que rolear con el personaje de Elvis siempre es un placer, lo mismo con el de Aaron y segundo me encanto ese post fue magistral esa despedida papá enserio que fue muy emotivo y bonito, tercero use mis sentimientos de algo que me pasó en el mundo muggle para descargarme, así que si ven a Luna muy emotiva es por eso..... cuarto, realmente que son buenos roleando y mi rol queda pobre y feo acomparacion... hice el intento de rolear un poco al menos :)

Editado por Luna Gryffindor Delacour

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La vida había dado giros inesperados en los últimos años que Weasley se hubo ausentado de Gran Bretaña. La idea de formar una familia en un mundo más tranquilo había presionado a Kassandra y a Groter a viajar a los parajes más remotos con los niños, alejándose del caos y de la causa momentáneamente. Ambos habían mantenido cercano contacto con la familia en los primeros meses, sin embargo al pasar el tiempo la pequeña familia dejó de recibir y enviar correspondencia con frecuencia, encerrándose quizás en su pequeña burbuja de amor y perfección.

 

Un día, sin embargo, la vida del feliz matrimonio se vio marcada por la tragedia. La carta urgente de Luna llegó con retraso y noticias que dejaron devastados a Groter y Kassandra. Ella no entendía cómo, no tenía noción del mundo mágico desde hace mucho tiempo, pero el mensaje era claro: Elvis estaba secuestrado y había que buscar la manera de salvarle.

 

La logística entre la pareja fue compleja. No podían dejar solos a los niños y Shulton Granpié tenía que organizar a la manada de la cual era alfa y orquestar la manera de poder unirse en la búsqueda. Así pues, se determinó que Kassandra sería la única capaz de partir inmediatamente, cosa que la licántropa hizo sin demora.

 

Al haberse recluido en un sitio tan lejano de la civilización mágica, llegar no fue cosa fácil. Cada segundo que la castaña demoraba en arribar a Escocia constituía una persona menos para ayudar con la recuperación de su padre. Estaba nerviosa y una gran desazón dominaba su estado de ánimo. Si bien no era la hija biológica del Gryffindor, sentía por él un profundo amor y admiración, algo que la genética no podía cambiar.

 

A pesar de que había intentado mantener un estrecho contacto con Luna desde su llegada, los mensajes que ella le enviaba cada vez eran más breves y desesperados. El último que recibió indicaba que se infiltrarían en una reunión mortífaga en el palacio de Holyrood y hacia allí se dirigía la castaña. A breves rasgos su hermana le había explicado el plan, aunque pensaba que quizás no iba a llegar a tiempo para ejecutarlo junto a ella. Intentaría mezclarse como le fuera posible, eso sin duda.

 

Llegó al sitio indicado justo cuando los seguidores del señor oscuro empezaban a ingresar, unos pocos lanzando salvaguardas mágicas en contra de todos los indeseados. Ya ataviada con su disfraz, ingresó como pudo intentando mantener la compostura, pose altiva y mirada fija en encontrar el rastro de los suyos, pero como estaban tan bien mezclados con los demás, no le fue posible ubicarles hasta estar dentro de la estancia. El corazón le latía a mil por hora mientras veía todo desarrollarse frente a sus ojos, como una obra teatral de mal gusto. La marca tenebrosa refulgió frente a sus ojos, allí en el cielo y todos a su alrededor se regocijaban. Weasley no podía ver bien entre tanta gente, pero el corazón se le cayó al piso cuando reconoció ahí, bastante maltratado y tratando de resistir a Elvis Gryffindor.

 

¿Era esto real? El corazón le dio un vuelco desagradable y el estómago se le encogió al verlo ahí a merced de todos ellos. La mano acariciaba la varita en el bolsillo de la túnica y ella luchaba con todas sus fuerzas contra las ganas de dejar el disfraz y empezar a luchar allí mismo contra todos ellos, aunque el número de adversarios le hubiese asegurado una derrota absoluta.

 

Luna… Luna… ¿dónde estaba ella? Intentando no desatender el show que se estaba llevando a cabo, peinaba con los ojos la estancia en busca de alguna señal de que su hermana estaba cerca.

 

El líder de los mortífagos canturreaba alegremente, se regodeaba, pero Weasley no le puso mayor atención, hasta que…. “tu hija ha elegido el lado correcto” Los ojos cafés de Kassandra se alzaron con un profundo odio, no sabía hacia quien mirar primero, pero sabía que nunca antes había sentido tanta repulsión por nadie en su vida. Y entonces…. La escena transcurrió en cámara lenta. Kassandra vio formarse la idea en la mente del mortífago, lo vio apuntar a su padre, el fulgor verde del maleficio tocándolo…. La bruja quedó completamente paralizada, mientras ahí veía caer al hombre que más admiraba en el mundo, inerte, en el suelo.

 

Quiso gritar, maldecir, llegar a él y a su cuerpo inerte y decirle cuanto lo sentía, cuanto lamentaba haberle dejado y no haber llegado a tiempo. Tensó tanto la mandíbula tratando de contener su dolor que mordió sus propios cachetes y sintió el metálico sabor de la sangre. Un grito de dolor la sacó de su ensimismamiento y creyendo haber encontrado a los suyos, se acercó como pudo hacia la figura femenina que blandía el arma, hasta que todo se volvió oscuro y no pudo ver nada más.

 

—¿Luna? ¡LUNA! —Chilló Weasley envainando la varita y abriéndose paso entre la oscuridad, llegando a ver luz. Escuchó gritar el nombre de Darla y supo que estaba infaliblemente con los suyos. Extendió una pálida mano hacia la figura pelirroja que sabía era su hermana casi al mismo momento que Darla y la tercera bruja que aún no lograba identificar atravesaban un portal, llevándose a Kassandra con ellas, por los pelos.

 

Apareció confundida en una estancia desconocida, no sabía qué hacer ni qué pensar, solamente el dolor de lo atestiguado invadía cada célula de su ser. Las lágrimas rápidamente nublaron su vista, a lo que ella reaccionó sacándose la máscara de un tirón y enjugándoselas de un manotazo. Luna musitaba palabras que a la Weasley casi no hacían sentido.

 

—Yo… —Habló con voz ronca, manifestando su presencia por vez primera. Pudo sentir el sobresalto de sus acompañantes y era normal, todo había sido tan rápido y no estaba seguro de que nadie le esperara.

 

—Yo lo siento.

 

Kassandra se dejó caer de rodillas, en la infamiliar estancia. Contrario a Luna no sabía qué decir, las palabras no llegaban a formar oraciones con sentido en el cerebro.

 

—Lo siento. —Repitió amargamente, dejando que las lágrimas cayeran libremente.

 

 

@@Luna Gryffindor Delacour @ @@Sophia Elvira Mackenzie



Off: Casi que no llego, pero es que apenas me entero! perdón por la intromisión tan abrupta *-*

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Una mortífaga se arrodilló al lado del auror mientras se quitaba la máscara, visiblemente afectada por todo lo que estaba aconteciendo a su alrededor. Gatiux no entendía muy bien que estaba pasando, pero pudo notar que había algún tipo de conexión entre ambos, ella lo miraba con infinita pena. Se removió en el sitio. ¿Qué estaba pasando?

No tardó mucho en averiguar en el tipo de conexión que les unía, y porqué la mortífaga se había quitado la máscara. Según las palabras que dijo Aaron, Elvis Gryffindor, el auror al que iban a asesinar, era el padre de la chica. Gatiux se llevó una mano a la boca por la sorpresa. ¿Allí? ¿Delante de ella? Se suponía que los mortífagos eran una gran familia, y la familia estaba para cuidarse unos a otros. La Malfoy negó con la cabeza.

Luego el típico fogonazo verde. Y el cuerpo inerte.

Levantó la petaca al aire. Un brindis por el trauma que acababan de crearle a aquella pobre muchacha. Acababan de asesinar a su padre a sangre fría, delante de ella, en un circo en el que asistían muchos mortífagos y que vitoreaban la gesta. Solo faltaba que tiraran cacahuetes al centro de la pista. Suerte con las pesadillas que le perseguirían durante un millón de noches.

Gatiux se sintió un poco revuelta. Dejó de beber. Si querían irremediablemente asesinar al auror, podrían haberlo hecho de otra forma. Algo privado, sólo altos rangos o gente de confianza, y por supuesto deberían haber dejado a la hija fuera de todo. Confirmándole la muerte únicamente después del trabajo realizado. Convertirlo un espectác.ulo circense sólo valía para engrandecer el ego de algunos.

Unas palabritas de tintes políticos para el público. Algunos vítores. Mientras el Líder se sentía satisfecho por su gran hazaña. Sin duda a su ahijado se le estaba yendo por completo la olla. Podía entender la sed de sangre, y la vena política que siempre solía mostrar, pero aquella crueldad con alguien de sus propias filas era innecesaria.

Sus ojos azul oscuro se pasearon por la estancia, mirando a aquellos que vitoreaban sin importar cómo de afectaba estaba la mortífaga, y el espectáculo que se estaba dando visto desde otros ojos. Estaban pisoteando la psique de la mortífaga, que ahora era levantada por la muñeca sin muchos miramientos. Obligándola a ser parte cómplice del macabro ritual.

Ojalá a alguien se le deslizara un poco de poción en una bebida de la mortífaga, algo que le hiciera olvidar ese mal trago. Y ya de paso que había tenido un padre que acabó de esa manera. Lo que un día le pareciera algo normal podría transformarse con facilidad en rencor hacia el Líder y todos los que allí se reunían. Chasqueó la lengua mientras negaba.

Desapareció de allí sin dejar ni rastro.

2.

«I'm a villain, and villains don't get happy endings.»
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El palacio de Holyrood, un emblema de la corona muggle inglesa se alzaba entre sus ojos, arruinada merced a los ataques infringidos por las fuerzas mortífagas. Rory estaba seguro de que ese lugar no había sido escogido al azar por el infame cabecilla de la Marca Tenebrosa, sino que todo formaba parte de un cuidado plan para que a nadie le quedara dudas del poder que ostentaba, y que en esa contienda infinita a la que el mundo había sido sometido (y en el que Europa pagaba el coste más alto ), él y sus seguidores no pensaban escatimar ningún costo, material, espiritual ni físico.


Su cabeza no dejaba de retumbar, al contemplar frente a él, aquel mismo escenario que semanas atrás le había sido revelado en una misión de la Orden del Fénix, en una visión que estaba convirtiéndose en profecía autocumplida. El corazón le latía furioso en el pecho, pues comprobarlo solo significaba que todo lo demás estaba por cumplirse también.



Rojizas melenas caídas,

cómo pálidos reflejos que no se sostienen por si mismos,

verán al paladin apagar su llama interior,

para encender la pradera cubierta de ceniza.

Y sangre y fuego clamarán a la tierra justicia,

pues el canto del fénix recordará entonces el pacto olvidado,

de que quien a hierro mata, a hierro muere.



Había escuchado el llamado desesperado de Luna a través de su patronus, pero incluso entonces había creído, que alguna forma de salvación era posible. No de la mano de él, que no era más que un mocoso más bien inútil, sin apellido, ni educación mágica formal, un don nadie en el más amplio sentido de la palabra, pero sí de toda esa gente poderosa con quienes había compartido unas cuantas misiones al interior del bando.


Luego, protegido por los muros de su habitación, había intentado en vano conciliar el sueño, con la esperanza de que aquella visión no volviera a atormentarlo, pero había sido inútil y preso de la desesperanza había terminado a las puertas del Castillo Evans McGonagall, buscando a la matriarca de la familia, con la esperanza tibia de que ella le indicara que podría hacer, como ya lo había hecho el día que ambos se habían conocido.


Bel lo había invitado a pasar a la biblioteca, para que pudiesen conversar allí con mayor tranquilidad. Rory, que nunca había estado en esa parte del castillo antes, había quedado fascinado por la hilera de cuadros a lo largo del corredor que conducía a la estancia,que mostraban los rostros de todos los miembros de aquel linaje, excepto por dos espacios vacíos que lacónicamente la mujer le había señalado que correspondían a su abuelo Mavado y su hermana Pandora. Poco después, sentados uno junto al otro, sosteniendo una taza de té, el pelirrojo le había contado, aun sabiendo que tenía prohibido hacerlo, sobre el llamado de Luna.


El rostro de Bel, hasta estonces calmo se había ensombrecido. Rory no tenía forma de saber que ella había conocido a esas personas de las que les estaba hablando, ni las cosas que habían compartido con ellos, las victorias, persecuciones, pérdidas y derrotas. Bel no le había confiado hasta entonces al jovencito su pertenencia en el pasado al bando de la luz, y todo lo que él sabía era por viejas notas de periódicos que habían sacado su foto junto a la de otros, señalándola como parte de quienes se habían revelado miembros de la Orden del Fénix en el Atrio Ministerial.


Usted podría, si se pusiera en contacto con las personas adecuadas, si moviera las influencias de su familia...yo creo que salvar a Elvis Gryffindor es posible— una parte de él sabía que lo que estaba pidiendo a esas alturas requería de un milagro, pero justo por eso se rehúsaba a perder— esas visiones no pueden ser ciertas, porque ni él merece la muerte, ni yo merezco convertirme en el líder la Orden del Fénix.


Bel negó con la cabeza, y se llevó la taza de té a los labios, que temblaban a pesar de su esfuerzo por mantenerse tranquila. Luego exhalando un suspiro, se volvió al muchacho.


Rara vez lo que creemos merecer se corresponde con lo que quisiéramos hacer, con lo que debemos hacer, y con lo que podemos hacer. Has llegado para asistir a la noche de un mundo apagado y corrompido Rory. Pero tienes tu fe y tu juventud, divino tesoro, para ofrecerle un nuevo amanecer a los que creen en ti y honrar así a la magia ancestral que te ha elegido.


Bel intentaba contenerse pero la palidez en su rostro la traicionaba, y aun así, se volvió al joven, convencida de que hablarle era lo único con lo que podía ayudar ¿cuántos no le habían dicho antes que eran sus palabras y no sus hechizos, los que habían salvado incontables vidas? ¿no se había convencido ella misma de eso?.


Buscándome a mí, solo estás atándote a un pasado que no debes hacer tu carga, porque no te pertenece. No estás aquí para expiar las culpas del pasado, sino para vivir el presente y construir el futuro, que el don de la Diosa te está permitiendo dilucidar. El mañana no le pertenece a nadie, y por eso es allí donde tienes que ir Rory, no hacia el pasado que ya no puedes cambiar, porque es de ellos con lo bueno y lo malo.— con la voz quebrada, Bel se detuvo y soltó una honda exhalación antes de continuar— es momento que de la misma forma que Elvis escogió su última batalla, tu definas tu propio camino. Es momento que te des cuenta que formar parte de la orden implica sacrificar una parte de ti para siempre, y sobrellevar la culpa de que nunca podrás salvar a todos los que quisieras salvar, a todos los que merecen ser salvados.


La comitiva de mortífagos que se habían agrupado para asistir al espectáculo de la caída del auror se dispersaba ahora, entre vítores, gritos y gestos de victoria. Detenido ante el salvaje espectáculo, había llegado hasta él como un estruendo de dolor el llanto de Luna y la furia de Zahil, y mucho más sutil, casi imperceptible y envuelto en una densa oscuridad, el eco del corazón quebrado de la otra hija de Elvis, a quien su líder había hecho presenciar la muerte de su padre, como una forma de arrancar de ella los últimos rastros que pudieran quedarle de humanidad.


Fue entonces que comprendió lo que Bel le había dicho, dividida entre la tristeza y el remordimiento, sobre lo que realmente significaba pertenecer a la Orden del Fénix, y el por qué ella ya no podría volver. Lo comprendió cuando vio a Scarlet sujetar desesperadamente a Luna para ponerla a salvo, incluso arriesgando su propia integridad en el proceso y cuando otra mujer se hizo presente, solo para contemplar por última vez, a quien a todas luces, le había sido tan importante.


"Yo acepto, si es tu voluntad señor, esta misión"


Lo sabía ahora, sabía que aunque lo intentara, ya no podría ser el mismo porque cada pérdida lo partiría en millones de pedazos, arrojándolo a pozos oscuros donde era fácil perder su esencia. Que poniéndose a la cabeza, perdería su paz, a cambio de efímeros rastros de felicidad, como el agradecimiento de una madre, una comunidad salvada anónimamente de una masacre, o la sonrisa de un niño dibujándose a pesar de que su mundo se estuviese cayendo a pedazos. Sabía que su sentido sobre qué era lo correcto y lo que no se tambalearía, y solo un puñado de personas, nunca las mismas y nunca al mismo tiempo, recordarían las hazañas a las que él les estaba empeñando la vida.


Pero justo por eso, allí, justo antes de también desaparecer de ese lugar donde se habían coronado a reyes y hoy se mataba a un inocente, se prometió a sí mismo dejar de huir, y conservar su fe intacta, con la esperanza de que eso pudiera alcanzar para que el bando resurjiera de sus cenizas, y para que la muerte de Elvis no hubiese sido en vano.


Él había muerto, pero todavía en la Potter, y frente a él tenía a los vivos y ¿Cómo hallarían paz si planeaban destinar cada segundo de su vida a la venganza?


OFF:

Aish, quería dejar algo muy bonito y bien hecho, pero espero no estar dejándolo demasiado tarde querido Elvisón @


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En la Granger

 

En cuanto llego al patio de su vieja y destruida mansión sintió el peso del mundo sobre su cuerpo. No pudo dar un paso sin caer al suelo como si todos los músculos y huesos de su piel hubiesen desaparecido. No supo cuanto tiempo estuvo así, como perdida, como muerta pero supo que había asustado a su elfo porque este la miraba con lagrimas en sus enormes ojos. Eran solo por ella o ya sabia lo que había pasado con su primo?, seguro lo sabia, los elfos saben todo.

 

Miro a Polo y levanto una mano buscando la de su fiel sirviente que enseguida la tomo y le acaricio el cabello dándole tiempo para que volviese a ella misma. Finalmente saco fuerzas para sentarse y mirar hacia el lago que se encontraba cerca de su casa. Le hizo una seña para que la ayudase a llegar ahi y la sentó en una de las sillas que tenían ahi para descansar frente al agua. Desapareció unos segundos y regreso con una frazada que le coloco con cuidado y la dejo sola. Parecía saber que la Granger necesitaba tiempo para pensar, para rehacerse y planear bien sus siguientes pasos.

 

Tras un par de horas, la vampiro se levanto y camino a su casa de campaña, necesitaba ropa, una mochila, dinero y armas. Tenia por delante una misión muy peligrosa y en solitario. Pero primero tenia que ir a la Gryffindor y encarar a Shelle, tal vez torturarla un poco y luego matarla, no la haría sufrir demasiado porque a pesar de todo, era su sobrina y una hija muy querida de el difunto Gryffindor y solo por eso le tendría un poco de piedad. De pronto se pregunto si por lo menos aquella bruja tendría la decencia de dejar que su familia recuperara el cuerpo y despidiera al auror como se merecía.

 

Definitivamente tenia que ir a la mansión de sus primos e indagar si ya sabían algo sobre eso. Así que arreglo lo mejor que pudo dadas las circunstancias, se coloco su capa de viaje y abrió un portal para entrar a aquel lugar que por mucho tiempo llamo su casa y que ahora le dolía tanto o mas que la casa Dumbledore. Después de vengar a su primo se largaría para siempre de Inglaterra.

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