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Alianzas inesperadas


Rory Despard
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Graves Park.

Cillian tenía bastante tiempo fuera de casa, tanto tiempo que podría decirse que en aquel momento ni siquiera podía acceder realmente a ella. Se sentía cansado y sin saber que hacer de su vida, hacía ya una semana que se había reunido con Bel y aunque si bien el encuentro había sido bastante gratificante, la realidad es que poco era de ayuda para su día a día.

Desde aquel día el Ryddleturn había pasado la noche en un posada barata cerca de aquel parque, no podía permitirse más. No tenía una casa a la cual volver y no quería molestar a sus amigos. Bueno, si es que aún tenía algún amigo más por ahí, sin contar a Bel que sabía bien que siempre estaría para él.

Y luego, Juliene. ¿Algún día volvería a aparecer por ahí? No podía culparla realmente sobre su situación actual, pero si no había más opciones Cillian estaría encantado de hacerlo. Juliene siempre tenía la culpa de todo, sí... Era la mujer más importante en su vida, hasta lo habían logrado dejar constancia ante el mundo gracias a un enlace matrimonial pero aún así Cillian no dejaba de odiarla. 

Raro, lo sé.

Pero era imposible no odiarla, más aún cuando se había aferrado en desprender a Carlos de su lado. Sí, el mago había logrado tener un par de encuentros clandestinos con él, pero no eran suficientes, nunca serían suficientes. Cillian necesitaba de Carlos casi como cualquier otra persona necesitaba del aire para sobrevivir. Una tontería, pero era así y es por esa razón que aunque Cillian tenía una obsesión por los hombres desde que lograba recordar, en aquellos momentos se había vuelto aún más evidente.

Suspiró, llevaba ya un par de horas, la noche había caído ya sin que él se diera cuenta, viendo pasar a las personas desde la misma banca en la que había pasado una semana pensando en cual sería el siguiente paso en su vida. ¿Sería acaso que debía intentar jugar Quidditch? Había leído una nota en el profeta sobre una próxima selección para un equipo búlgaro y el capitán parecía bastante atractivo.

Se revolvió el cabello con una de sus manos y dejó de observar al grupo de chicos que parecían no tener más importante que hacer, comenzaba a aburrirse cuando algo llamó su atención. Y no, no era el posible acontecimiento político o lo que fuese que fuera a suceder allí esa noche, lo que había llamado su atención era un joven pelirrojo que pasaba frente a él.

¿Sería qué por fin esa noche tendría algo de compañía en la posada? La necesitaba así que tendría que poner todo su empeño en ello, tardo no más de un par de segundos en levantarse y comenzar a seguir a aquel chico. No le tomó ni un segundo imaginarse entre aquellos brazos fornidos del desconocido. Se detuvo solo un par de pasos detrás de él, comenzaba a llegar más gente.

Cillian no sabía en que se estaba metiendo, en verdad que no lo sabía.

Pero si no daba el primer paso en ese momento, después sería mucho más difícil. Una chica a la que no le prestó mucha atención ya estaba junto al pelirrojo y más personas parecían estar interesadas en reunirse junto a él así que se armo de valor y acortó la distancia entre ellos.  ¿Un primer paso serio o atrevido? Quizá algo serio hubiera sido lo ideal, pero en ese momento Cillian estaba desesperado, necesitaba contacto.

Y fue así como pasó, el rubio peliteñido extendió una de sus manos y apretó el glúteo derecho del chico en cuestión. Era perfecto, podía sentirlo. Y entonces acercó sus labios al oído del mismo, poco antes de que este pudiera reaccionar, y murmuró: — ¿Por qué nos deshacemos de ellas y vamos a un lugar más privado?

@ Rory Despard

 

 

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Graves Park.

—Como bien dices Lunita, el único limitante que deberíamos tener es nuestra propia conciencia, que discierne el bien y el mal. No una institución, o una señora, o quien sea que se cree con el derecho de pasar por encima de los demás—la palmada en la espalda le hace sonreír genuinamente, porque el solo hecho que una bruja como ella, formada en los mejores espacios, le esté reconociendo mérito a él, le resulta casi imposible de asimilar— y sí, esa clase de libertad, que es la que Dios nos dio como regalo, no debería ser coptada por ningún hombre.

La conversación se interrumpió con la llegada de Darla. Rory ahora se siente confuso, por cómo había podido anticipar la llegada de la mujer, que está luciendo un aspecto diferente, pero que definitivamente sigue siendo ella, con esa cualidad de ponerlo nervioso con tan solo una frase susurrada al oído y un beso que consigue estremecerle todo el cuerpo, como si de una corriente eléctrica se tratara, a tal punto de que ni siquiera necesita un espejo para saber que sus ojos y mejillas han enrojecido abruptamente, porque el calor que emana de ellas se lo confirma.

Así que le toma varios segundos reponerse para siquiera contestar algo coherente.

— Debería decir que eres tú la que siempre me sorprende Darla. Con esa apariencia hoy y e-ese saludo tan, tan fraterno— está seguro por la expresión de ella, que la palabra que ha usado para describir el asunto no termina de convencer a la bruja, pero tampoco se esfuerza en aclarar más el asunto y decide más bien concentrarse en lo otro que le ha escuchado decir— y en efecto, podríamos llamarlos nuestros nuevos socios . Gente honesta, aunque tenga algunas prácticas un poquito cuestionables— con una señal Rory invitó  a ambas mujeres a que se alejaran solo un poco más de la fogata donde han comenzado a encenderse cigarrillos con un olor bastante desagradable— como bien dice Lunita, son personas que están contra el edicto y ....

Repentinamente su cabeza queda en blanco, ante lo que acaba de ocurrirle. Si ya el saludo de Darla le había parecido atrevido, aquel toque a su trasero, simplemente es indescriptible en palabras (y sensaciones). La propuesta que aquel apuesto rubio acaba de hacerle, apenas le resulta creíble. ¿No sería que aquel humo que aunque durante pocos minutos, había estado llegando hasta ellos, le habría afectado las percepciones? Es más, en ese grupo de la fogata hay por lo menos media docena de hombres más guapos que él, con rasgo bastante más finos que los suyos que son sumamente corrientes.

Entonces ¿cómo era posible que a él estuviesen haciéndole semejante proposición? ¿O es que acaso Satán se estaba materializando bajo la apariencia de ese hombre? 

— Yo ¡yo no iré a ninguna parte con usted! —  como si se tratase de un instinto de supervivencia Rory se apartó del rubio, y se colocó entremedio de Lunita y Darla—  me parece que se ha confundido, quiero decir, hay un evento que dicen de amor libre...pero no es eso lo que me tiene aquí, yo vine por las otras...eh...los otros eventos, el recital de po-poesía, y la declaración...el...edicto.

Está intentando ser claro, pero los nervios no se lo están poniendo nada fácil, como tampoco la mirada del hombre que no se ha despegado de él ni un segundo. Rory ni siquiera quiere ver las caras de Luna y Darla, por no ver en los ojos de ellas la reacción ante lo que el mago le ha hecho, pero sus angustias se ven detenidas por la aparición de el anarquista,  quien aprieta el hombro del joven desconocido con una enorme sonrisa, presentándose ante sus compañeras y el misterioso sujeto.

— Verá señor, que lo que pasa es que él vino a verme a mí ¿no es verdad Despard?—  el guiño que le ofrece solo hace que Rory vuelva a enrojecer y se pierda en balbuceos de donde apenas emergen con poca claridad las palabras "inmoral" y "tentación" — pero estoy seguro que si viene conmigo, puedo mostrarle a docenas de invitados que han venido con las mismas intenciones que las suyas— disminuyó la voz hasta convertirlo en un suave susurro al oído de Cillian— mucho más osados si me entiende usted ¿entonces, se anima?

@ Cillian  @ Scarlet Akane  @ Luna Gryffindor Delacour

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Graves Park

Me detuve un instante en un volante que habia llegado por los canales establecidos. Sin duda el que estaba detras de este tenia ideas muy interesantes. Eso de “encuentros sexuales para promover la vida” sonaba a un sebo muy atractivo para reunir adeptos y mas entre la juventud magica que en muchos casos y ante tantos problemas podrian verlo como un escape. Quien sabe si habria polvo de hadas...para hacer a esos jovenes "volar". O mejor quien sabe si podria venderlo...yo o alguno de mi red de colaboradores. Dejando a eso un lado no haria daño investigar....y mas ahora que Darla estaba desaparecida. A fin de cuentas estas "comunidades en acción solidaria”...podrian ser un caldo de cultivo contra el ministerio en un futuro cercano.

Sin mas tome el sobretodo y me dirigi a unas de las salidas de Ministerio. Una vez mas chequeando el nuevo sistema de seguridad...que como la magia a veces funcionaba y otras no. Algo que me ponia los pelos de punta...o acaso nadie sabia leer. En fin....una chimenea habilitada para la ocasion y ya estaba ahi. La imagen que me recibio me recordaba los festivales de antaño, chicos y chicas pululando por ahi. Algunos levantando una casa de campaña con sus manos...otros creando juegos....un ambito ideal para una confraternizacion...si algun dia se daba entre magos y muggles. Sonrei y me rasque la cabeza mientras seguia le paso de unas bellas chicas con escotes pronunciados. Calma Sean...no te metas mas en estos atolladeros.

Mi opinion...pues que como idea para la postguerra estaria genial..para asi llegar a un acercamiento entre ambas comunidades, la muggle y la magica. Ahora mismo era arar en el mar. Al final todos esos jovenes llenos de buenas intensiones serian manipulados por los acontecimientos....pues no dudaba que pronto Alguien volveria a poner la dinamita. Eso si....muy raro que el Inquisidor no volviera a aparecer.....ni a atacar...ni a dar mas motivos para una verdadera guerra entre ambos mundos. De hecho ni escaramusas habian sucedidos. Uno pudiera pensar que le estaba conviniendo el actual estado de cosas...o tenia intereses en que las cosas siguieran como estaban. Me detuve por un momento mirando al cielo  pensando a quien le convenia esta situacion....quien salia ganado???. nahhhh Sagitas no podria ser la Inquisdora...en que estaba pensando.

Y unos pasos mas alla bastante cerca de una fogata vi el destello rojizo de unos cabellos que si conocia. De hecho me sorprendia verla aqui....y cuando paso un traseunte..puede ver que a su lado estaba otro rostro conocido. Vaya..que al parecer era el ultimo invitado a la fiesta. Acaso vendrian por el tema de los encuentros sexuales???. Sonrei nada mas pensarlo.....y me aceque solo para reconocer que el afitrion del evento...se acercaba tambien a hablar con dos chicos que iban con mis chicas. Menudo trabalengua. Que conste que al anfitrion lo conocia por la foto del expediente del servicio secreto magico. Asi con mi clasico descaro me acerque al grupo.

-Darla y Luna...mis dos ministeriales favoritas. -dije a plena voz mientras no quitaba la vista de Horace Nott para apreciar su reaccion...ni la de la otra persona que estaba cerca y que tenia varias emociones reflejadas en el rostro. -Ahh disculpen la interrupcion...no se corten...estoy bien interesando en como se desarrolla el evento....pero si pueden prestarme a Darla un momento.

@ Rory Despard @ Scarlet Akane @ Cillian @ Luna Gryffindor Delacour

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Graves Park.

— ¿Qué más da la poesía, la declaración o ese tonto edicto? —soltó sin miramientos.

Cillian no estaba ahí por el evento de amor libre, tampoco por el edicto ni por el recital de poesía, el estaba ahí por solo porque no tenía un lugar mejor al que ir. Y ahora que se había abierto una posibilidad de volver la vieja posada un poco más divertida llevando allí al pelirrojo, no estaba dispuesto a desperdiciarla. Todos los hombres tenían un punto débil y aún cuando aquel parecía ser bastante recto, estaba dispuesto a jugarse todo por conseguir aunque fuese una sola noche con él. ¿Qué más daba si después el pelirrojo no podía con la culpa de lo que había hecho?  No estaría ahí para verlo.

— Vamos, guapo... —Comenzó al tiempo que lo rodeaba por la cintura—. La posada en la que me estoy hospedando no esta muy lejos de aquí.

La multitud seguía volviendo aún más y más grande. Y aún cuando Cillian sabía que aquel hombre no tenía ni un solo encanto más allá del atracción física que extrañamente había sentido hacia él,  al parecer en aquel lugar era alguien importante ya que a cada minuto llegaba alguien más hasta el pequeño grupo que se había formado a su alrededor.

— El que haya venido a verlo a usted no quiere decir que deba irse con usted también —respondió a la pregunta antes de que el pelirrojo pudiera soltar una sola palabra—. Y aunque agradezco su propuesta, no estoy interesado en nadie más que... ¿Cómo lo ha llamado? ¿Despard? ¿Ese es tu apellido? —cuestionó dirigiéndose al pelirrojo—. Me gusta.

Apretó un poco más su agarre a a Rory, no pretendía separarse de él hasta obtener una negativa claro y quizá ni así lo hiciera. Tenía bastantes trucos bajo la manga como para desistir a la primera de cambio. El último en llegar a la ecuación fue otro joven que al parecer no estaba para nada interesado en su pelirrojo así que Cillian lo ignoró por completo, esperando a que captara la atención de una tal Darla.

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Tras disfrutar la diversión que era poner rojo como un tomate al Despard la Potter Black escuchó con atención las palabras de Luna respecto a los “nuevos amigos” que estaban haciendo. Lo de las escuelas le resultó interesante, sobre todo considerando el intento de independizarse de Escocia y los intentos de Sean para mantenerlos a raya, que dolor de cabeza resultaba eso. Sin darse cuenta apenas su amiga mencionó a la Orden sintió deseos de activar el anillo de protección contra oídos indiscretos. Y quizás fuera buena idea por lo que sucedió a continuación.

A pesar del cambio había reconocido al mago de inmediato, él y su esposa la habían envuelto en una trama de intrigas y traiciones, “porque eres una víbora querida” le había dicho a Juliene cuando habían regresado de la reserva con Sean y Cillian. Pero obviamente el mago no la reconocía, claro, había elegido cambiar su cabellera, aunque no su aspecto físico en general y como fuere, él parecía más interesado en Rory que en las dos brujas. Darla levantó una ceja, había oído perfectamente la propuesta y el predicador había pegado tal salto que por un momento creyó que se le subiría a upa a Luna.

Como la fiesta que era se acercó un hombre, el anfitrión aparentemente, ofreciéndole a Cillian una mejor compañía. Darla miró de reojo a Rory, intentando mantener su rostro inexpresivo, cuando en el fondo deseaba lanzar una carcajada fenomenal. Carcajada que quedó aguada segundos después cuando un nuevo mago hizo presencia, ¿cómo no había notado su presencia? Los cabellos de la nuca se le erizaron, de nada servía haber disimulado su roja cabellera, la de Luna y la de Rory eran dos fuegos que relucían desde el otro lado de la plaza incluso. Darla quiso dar un paso atrás y escaparse, pero ya era tarde.

—Sean —dijo con un tono de voz entre neutro y firme —¿qué haces aquí? —bueno, aunque habiendo leído la primera parte de la invitación estaba segura que ese era el motivo, sin embargo en el último tiempo, trabajando con él, había llegado a descubrir que el Linmer era más astuto políticamente de lo que ella hubiera imaginado, ajustó el chal sobre sus hombros al notar la mirada que le echaba a Nott, pero aparentemente ese no era su objetivo, tragó saliva y miró a sus acompañantes.

—Rory, Luna, luego les veo —pasó su mano por sus cabellos ahora negros y cortos, maldiciendo el no haber utilizado la metamorfomagia para cambiar también su rostro, no había contado con la eficacia del equipo de espionaje y seguridad del Ministerio, o más bien no había contado con que Sean vendría personalmente al lugar.

Estuvo tentada de tomar del brazo al Linmer y alejarlo de las dos fenixianas y su futuro socio, pero optó por solo alejarse caminando con él a su lado. Si había algo que podía hacer era eso, mantenerlo alejado del centro de la acción. Por eso siguió caminando hasta alejarse lo más posible del lugar en que el Nott, Despartd y Luna estaban. Cuando consideró que estaban lo bastante lejos del grupo se detuvo  y giró apoyando su espalda contra una cerca.

—Te oigo —en realidad no quería hacerlo, ni se atrevía a preguntarle qué quería, no tenía sentido, bueno, quizás no quisiera hablar de King Cross sino que era por lo de Nott o por lo acaecido en el despacho de Sagitas o… suspiró, en verdad se sentía como un niño en falta y le molestaba que él lo notara, había bajado su guardia y eso no era bueno.

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Graves Park.

Todo ese tiempo, de una u otra manera, fuese porque en su hablar, su vestir y sus facciones se notase, o porque él se esforzaba por evitar esos círculos, Rory había conseguido sortear las peores indecencias de Ottery. Evidentemente, en un espacio donde la moral ha sido corroída, aunque uno se esforzase podía terminar en situaciones comprometidas, pero lo que estaba viviendo en esos momentos, con aquel rubio, superaba cualquier situación previa en la que hubiese estado involucrado. 

Fue entonces que otro hombre se apareció. Rory lo reconoció por las fotografías de El Profeta ¿no era un alto funcionario de confianza de la primera ministra Sagitas? Sin duda, y aunque se mostraba contento en su saludo a Darla y Luna,  Rory notó como mientras las saludaba su mirada se dirigía a el anarquista. Y este, como si se tratase de un reto silencioso, arrugando la nariz alzó la mano para saludarlo también.

— Linmer, vaya vaya ¿inquieta nuestro pequeño movimiento a la ministra al punto de mandar a uno de sus perros de chacra aquí?— la expresión era fuerte, e inquietó a Rory lo suficiente como para notar (tarde) que tenía otra vez al rubio cerca de él, deslizando su brazo alrededor de su cintura descaradamente—No me cabe duda que un espacio donde la gente es libre le interese,  solo cuidado con que le cause alergia o algo por estar tan poco acostumbrados a ella...

Rory tenía los ojos puestos en Darla, aunque no pudiese pronunciar palabras,  pues el toque del hombre lo había paralizado al punto de haber olvidado el diccionario entero. Sin embargo, todo indicaba que aquel funcionario tenía alguna clase de poder en ella, pues de inmediato, terminó marchándose con él con cierto nerviosismo, que el predicador encontró desconcertante, quedando solo Lunita, el anarquista que siguió con la vista al par que se perdía entre la multitud, y su acosador que encontraba encantador incluso su (corriente) apellido.

Fue entonces, que en medio de su angustia, Efesios 6:10-11 apareció en su mente como un eco con la voz del párroco de su natal Dublin. Y el pelirrojo supo, como si se tratase de clarividencia divina, que tenía que ponerle un alto al asunto. Había intentado, cobardemente, escudarse en sus compañeras, pero lo cierto era que él mismo tenía que evitar que la situación continuase, tenía que buscar dentro de sí mismo la voluntad para ponerle fin, y así hacerse cargo de sus actos y sus palabras.

Y podía estar equivocándose, pero parecía que ese hombre se conducía por la vida, justo en la senda contraria.

— Si voy a su hospedaje ¿qué será lo siguiente? ¿Qué espera conseguir de mí allí? Ni siquiera sé su nombre, sus antecedentes. Tampoco usted conoce los míos ¿no cree que debería conocerlos? ¿O es que no le interesa conocerlos? Y si es así ¿en qué estoy convertido a sus ojos, señor? ¿Soy solo un pedazo de carne para su consumo?

Sintió deshacerse el agarre en su cintura ¿estarían consiguiendo sus palabras alguna clase de impresión en él? El anarquista se había vuelto a alejar del grupo, Rory no tenía idea de dónde y le preocupaba, pero súbitamente, otra clase de interés se había despertado en él. Un interés puesto en ese apuesto sujeto, deseando saber que era lo que lo impulsaba a ir esparciendo la tentación del pecado.

—  ¿Con qué limpiará su camino, una vez hayas tomado de mí lo que desea?

@ Cillian @ Luna Gryffindor Delacour

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Mientras esperaba que Sean le dijera lo que ocurría su mirada había pasado de él a lo que acontecía a sus espaldas varios metros más allá. Había dejado a Luna y Rory solos con Nott y Cillian para intentar evitar que el Linmer supiera más de lo que los miembros de la Orden realizaban allí. Claro que eso no lo podía saber el secretario de la Ministra, ya que desconocía que sus jefas de seguridad eran miembros de los fenixianos.

Sin embargo, viendo ahora la escena de lejos no sabía si había sido buena idea, Nott se había alejado, Lunita estaba precisamente allí, quizá efecto del aroma dulce y fuerte que había llenado su olfato antes, cuando se cruzaran con algunos jóvenes y no tanto, disfrutando pequeños cigarrillos armados por ellos mismos, en apariencia.

 La escena era extraña, Cillian sostenía por la cintura a Rory, lo que no pudo evitar que le hiciera fruncir el ceño y el predicador no paraba de hablar. Darla no quiso esforzar su oído ni utilizar el anillo de escucha para saber qué tanto es lo que el pelirrojo decía. Sintió una punzada mezcla de culpa y de molestia por la situación y se preguntó si alejar a Sean era tan necesario como proteger a su líder. El apenas sabía manejarse en un ambiente así.  Tentada estaba de dejar al Linmer e ir a rescatar al predicador, si es que Lunita no lo hacía y de pronto se preguntó algo ¿y si a él en realidad le gustaba el rubio? Eso sí que sería una sorpresa.

No supo cuánto estuvo perdida en sus pensamientos hasta que un carraspeo más cercano la trajo de vuelta a la realidad y de sus labios escapó una frase sepulcral.

—¿Me lo repites por favor?

 

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Luna Gryffindor Delacour- Graves Park.

 

Frunci el ceño cuando vi a ese hombre abrazar por atrás a mi amigo y lo mire más asombrada cuando llegue a escuchar lo que decía Rory, parpadeé preguntándome en que realidad extraña me había metido, pero aún así si él no quería ir no tenía porque hacerlo, casi que quiso correr al predicador detrás suyo para protegerlo, pero se contuvo al tiempo, pensativa sobre cómo expresar lo que realmente pensaba. 

 

-Señor, no se quien se cree que es mi amigo, pero no debería de decirle tales cosas, espero que tenga algo de respeto hasta por usted mismo, primero un café o una cerveza de manteca si quiere, se charla y luego si Rory quisiera el resto, no puede hacerlo así como así, porque queda muy mal, sabía? No es forma de dirigirse a él, respetelo y para acciones futuras, respetese usted también - Dije con mi repique de campana más alto de lo habitual, evaluando a Cillan como si nunca lo hubiera visto bien - 

 

Esta vez no hablo y no lo pensó tampoco, sutilmente empujó al otro mago suavemente con su mano blanca lejos de Rory y lo fulminó con la mirada, mis ojos azules claros fueron dos faros incandescentes de furia pura, no estaba siendo amable con aquel mago que había abrazado a su amigo, le estaba diciendo que así no llegaría a ningún lado y qué esa no era la forma de actuar, debía de respetarlo tal cual había dicho Rory,claro que sí él quería ir con el mago, nada podía hacer la vampiresa al respecto, pero mientras no dijera lo contrario lo protegería como mejor pudiera. 

 

- Por cierto mucho gusto, soy Luna Gryffindor, la amiga de Rory y solo le digo algo, se usar hechizos que podrían paralizarlo en un minuto si quisiera, así que tratemelo bien, pero claro todo será cosa de Rory, él decide que quiere y que no hacer, aunque insisto que no es forma de hablarle a alguien que no conoce, le repito, respetece para que lo respeten - Pronuncié aún sosteniendo a Rory detrás mío y preguntándome si no me estaría metiendo donde no me llamaban -

 

Temia ser descortés, pero la realidad era que había sentido pánico por su amigo, él no merecía que lo tratarán así, aunque sea un café, una charla o algo más que llevarlo a la cama, no me parecía el modo de tratarlo y por eso lo estaba defendiendo, primero porque nadie debería de ser tratado así y segundo porque a mi mejor amigo nadie le faltaba el respeto de esa forma, el no era un cualquiera, era un mago respetable y como tal no se merecía esa forma despectiva que aquel mago le estaba dando. 

 

 

 

Editado por Luna Gryffindor Delacour

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Nueva York, Estados Unidos
 
Bellerose pudo notar casi de inmediato que la idea de ser otra persona causaba un poco de conflicto en el cosaco, aunque a pesar de esto se mostró de acuerdo luego de haberle expuesto sus razones. Sonrió con ternura ante el comentario resignado de Leonid, que esperaba ser por lo menos capaz de poder elegir quien sería en aquella ocasión. 

—Si te lo dijera, tendría que matarte. —Respondió en tono místico, aunque de inmediato rio, divertida. —Aprendí bien a fabricarlas y las utilicé un par de veces en Francia —Confesó, restándole importancia. —Siempre procuro tener un poco en mi poder, porque en realidad con los tiempos de hoy nunca se sabe… tengo de todo un poco, pero pelirrojos guapos no tengo mi amor, se me acabaron. —Le dijo con una risita, intentando aligerar y disipar un poco las preocupaciones del mago.

Mientras él recogía el pedido, Hélène despejaba la mesa para que ambos pudieran degustar el menú del restaurante chino, que a decir verdad estaba muy bueno. Una vez terminada la cena, la castaña se centró en colocar la poción en dos pequeños vasitos de shot y luego de darle a escoger al pelirrojo su “topping”, colocó los cabellos, dando por terminada la preparación. 

—Sabe mejor si no respiras cuando la bebes. — Aconsejó un tanto insegura de la eficacia de su propio consejo, pero siguiéndolo de todas formas. La textura pastosa y lodosa de la poción le resultó desagradablemente familiar, y aunque la tragó lo mejor que pudo no pudo evitar hacer caras de disgusto en el proceso. Casi de inmediato, empezó a sentir los cambios físicos transformar su fisionomía, convirtiéndole en una joven mujer de piel tostada, estatura pequeña y cabellos dorados. Estremeciéndose por toda la incomodidad que sentía aún en el cuerpo y la sensación extraña que quedaba como remanente de aquella transformación, evaluó con ojo crítico sus pequeñas manos, no muy contenta con su nueva estatura.

—Definitivamente voy a aprender metamorfomagia, ya no estoy para estos trotes… —Comentó con gesto compungido, notando casi de inmediato que la ropa le quedaba un poco grande. Esperó que el ruso terminase su transformación en lo que se ponía ropa un poco más apropiada para su nuevo talle y una vez se encontró satisfecha con su nuevo aspecto, giró sonriente hacia su novio. —¿Listo?

Había insistido muchísimo en colocar un armario evanescente en el nuevo departamento, que conectase con su armario gemelo,  que tenía en el castillo de Rune, del cual era Matriarca. Ese pequeño capricho iba a servir de mucho ahora, ya que les permitiría llegar al instante a Inglaterra, sin experimentar las incomodidades de los trasladores. 

Sheffield - Inglaterra

Cruzaron el armario y aparecieron efectivamente en el castillo, del cual pudieron desaparecer con absoluta discreción yendo hacia el lugar en el que Rory había citado a los miembros de la orden del fénix. La premisa era encontrar la manera de ejecutar un cambio que permitiese combatir aquella absurda reforma ministerial que impedía a los muggles y mestizos obtener educación mágica, causa en la que la bruja creía absolutamente al considerarla personalmente insultante.  Hélène se sorprendió al notar que la causa había atraído a mucha gente, sobre todo gente joven, que se había aglomerado alrededor de un hombre que hablaba en el centro. Con la mirada curiosa, buscó a sus compañeros, intentando ver caras familiares en medio de aquel meollo. 

—No veo a nadie, ¿tú los ves? —Preguntó, lamentándose una vez más que su nueva identidad no pasara del metro cincuenta. De puntitas intentó estirarse lo mejor que pudo, sin lograrlo. 

@ Syrius McGonagall

 
 

Editado por Helene Eloise Bellerose
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Graves Park

Como era de esperar, ante mi interrupcion de seguro alguien tomaria la batuta señalando en medio de comentarios picantes alguna que otra aversion a mis personas. Me tenia sin cuidado. No me asombre que de fuera Horace Nott el portador de los cometarios...y de hecho me alegre de que fuese asi. Ahora p;ues tenia a mi mano el entablar un hermoso dialogo con el...o encargarme de los mas apremiante, Darla. Bueno, la jornada era aun joven y supongo que habria tiempo para todo asi que mire a Nott y le sonrei, a fin de cuentas parecia que existia una idea preconsebida en algunas personas de que eramos los malos.

-Anda Nott....Sin dudas no compites por el primer premio hoy...que de seguro en ese concurso de poesia contestataria me regalan mejores halagos que los tuyos. -Si, mejor dejar en claro que tambien yo le conocia....y podria seguir pero ya Darla se enfocaba de alejarme de los focos asi que mejor seguirla..claro siempre dejando una geniuna intencion para despues. -Bueno ya me marcho..por ahora...pero sin dudas Nott deberias hacercarte al Ministerio, tal vez te demostremos que no somos tan cerrados como piensas....y podamos ayudarte en hacer mas amplias tus ideas. A fin de cuentas la diversidad de ideas siempre es excelente camino para el desarrollo de la sociedad.

Sin dudas siempre hay otras formas de tratar con las disidencias que solo la represion por la represion o el sacar decretos tras decretos. O sea, lo entendia pues hacia no tantos años yo tambien tenia mis cosas contra el Ministerio y su actuar obsoleto y lento. De hecho aun lo tenia por eso intentaba...si Sagitas me dejaba ir con todo en una reforma. Pero basta de divagar, lo cierto es que por mi tenia las puertas abiertas para trabajar de conjunto....claro eso mientras lo vigilaba de cerca. De buenas intenciones esta adoquinado el camino al infierno. O eso decian.

En fin, que me fui detras de Darla que ya caminaba bastante rapido para alejarse del grupo...una lastima pues queria saludar a Lunita. Claro, ya con la atencion de Darla hacia mi persona solamente...solo quedaba soltar prenda. Claro siempre que me hice el interesante..para observar una vez mas como la mirada de Darla pasaba de mi al antiguo grupo como ligeramente preocupada. En fin mejor sacarla del suplicio de perderse el evento. Sin mas active el anillo contra oidos indiscretos.

-Bien, ahora mismo me diras porque dejaste ir al Mortifago en King Croos. -Claro Darla no habia visto que habia activado el anillo...y me habia percatado de que ella no lo habia hecho...asi que por mi todo...bastante alto....puede que a vista de Darla algunos a nuestro alrededor pudierab haber oido. Seria una forma interesante de ver su reaccion.

 

@ Scarlet Akane @ Luna Gryffindor Delacour @ Rory Despard @ Cillian

 

 

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