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Alianzas inesperadas


Rory Despard
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Aquel cerco luminoso que invocó la joven Darla Potter Black iluminó todo su entorno con una luz más amarillenta, cortando un poco la luz que emitía la marca tenebrosa en el cielo. Mis dedos no dejaban de aferrar a mi varita porque las luchas entre los presentes empezaban a verse un poquito más agresivas. Eso era lo que quería. Aunque tenía que admitir que era más un capricho de Cillian más que tener algo en contra de alguna de aquellas muchachas presentes (y Rory)

Pero algo sucedió porque mi voz se disipó. Quise increparlas, quise decirles algo pero no pude.

Y eso me habría valido caro si mi objeto animalizado, aquel puesto de comida, no estaría por delante de Luna intentando atacarla (y los lobos deteniéndolo). Mis ojos se enfocaron en el choque que provino desde ese lado. Al parecer Luna me había querido atacar pero aquellos obstácul0s me habían resultado como una barrera. No pude hacer mucho más porque aquel jovencito, de manera tranquila, nos cegó tanto a Cillian como a mi. Aproveché ése momento para quitarme los efectos de encima con la Curación, aquella magia Uzza que tan útil nos resultaba. Tuve que esperar un buen rato que la voz regresara a mi.

¿Aún crees en la institución que trabajas, bruja? ¡No hay nadie! Mira a ése idi0ta —le dije entre risas, observando como el pelirrojo que me había cegado, ahora le daba un buen puñetazo a ése hombre—. Pero quiero que veas que soy un hombre amable y bondadoso —le dirigí una dramática reverencia a la Jefa de Seguridad. Aclaré mi voz para que se escuchara realmente claro—. Lo dejaremos aquí. Tú, vete —le dije a la Mortifaga que solamente se había quedado parada—. Y tú, deja de perder el tiempo con eso. Aprende con quien juntarte —le pedí a Cillian.

Ahora les hablo a ti, a ti, a ti y a ti —señalé en orden en conjunto con mi dedo. Primero a Rory, luego a Luna, luego a Darla y por ultimo a Melrose, que claramente no conocía su nombre—. Por hoy ha sido divertido. Pero nos encontraremos de nuevo y no tendré piedad alguna. Es cuestión de tiempo… recuerden mi nombre, Goldor, y las buscaré…

Dije, aferrándome aún más a mi varita. No había podido atacarlas porque Darla me había dejado totalmente sin habla. Solamente me había curado de la ceguera producida por el Strellatus ejecutado por el pelirrojo. Para cuando noté la escena nuevamente, solo admiraba el hermoso fénix que revoloteaba la cabeza de aquellas jóvenes. Su símbolo, el de la Orden del Fenix. Y el nuestro, la Marca Tenebrosa. No sabía quién pero algo me indicaba que el bando contrario estaba frente a mi por primera vez.

“Haz de la Noche” resonó en mi cabeza. Hice un tajo en el aire de cabeza a pies. El aire se abrió en dos, expulsando una niebla negra, como la noche misma, de un ancho de apenas un metro. Atravecé el umbral del portal y desaparecí, cerrándose el portal. La promesa de buscarlas era cierta y esperaba que estuvieran atentas porque las estudiaría. ¿Y Cillian? Se manejaría solo, ya había cumplido con su capricho pero él solo se había metido en problemas.

 

@ Cillian  @ Luna Gryffindor Delacour  @ Rory Despard  @ Darla Potter Black  @ Melrose Moody  @ Ada Camille Dumbledore

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Apenas escucha la nueva voz dirigirse hacia ella, se vuelve hacia Blackfyre con una acción que es más que un reflejo, sus músculos se contraen listos para actuar y amusga los ojos al analizar a ese nuevo intruso. El arma, que sale volando de sus manos es atrapada por la criatura de Darla y transportada hacia ella. Melrose observa a la criatura, con la que no se puede comunicar: es más como una máquina que un ser vivo, siempre escuchando las órdenes de su dueña, sin procesar la voz de nadie más, los ojos vacíos.

Solo atina a dar unos saltos hacia atrás por precaución. Por supuesto, no tiene idea de quién es el recién llegado. No le cuesta imaginar por qué esta allí, lo mismo que aquella desconocida pelirroja, que había intentado sujetar al muchacho rubio cuando la fuerza de repulsión todavía estaba en marcha. No es una experta pero hay algunas cosas que ha aprendido de los mortífagos, debido a su permanencia en la Orden del Fénix. Tiene la certeza de que podrían seguir llegando, uno tras otro, debido a la presencia de la marca en el cielo.

Antes de que Melrose decidiera actuar, ya estaban peleando de nuevo y...

¿Realmente había dicho travesuras de chico?

Melrose sintió un escalofrío subir por su espalda, uno que no tenía nada que ver con la pelea o el peligro, lo que la hizo sentir avergonzada, porque por un instante, consiguió que olvidara que estaba en medio de un lío y que volviera a sentir piel de gallina por razones infantiles. Como una niña que se asquea al ver el cadáver de un bicho. La sensación de terrible incomodidad y pánico que uno sentía cuando veía a un sujeto sospechoso pasearse por un parque de diversiones para niños. Esa incomodidad se tradujo entonces en rechazo.

¿A qué se refería con "dame al chico"? El chico no era un paquete, pensó Melrose. Podía hablar y moverse por su cuenta, lo que, de hecho, no tardó en hacer y Melrose casi deseó que fuese un paquete de verdad porque en aquel mismo momento, la sed de sangre la golpeó con fuerza. Su atención se desvió una vez más hacia el chiquillo rubio. Su rostro tranzado en una mueca. ¿Qué había esperado exactamente, que le agradeciera? Quería creer que no pero tal vez si no gratitud, había esperado cierto constreñimiento de su parte. Sí, alguna clase de decoro, que detuviera las cosas tal cual ella había deseado. Nada de eso había sucedido y la persona que había apartado, incluso a costa de poder causar emociones negativas en sus compañeras de bando, acababa de pedir su muerte. Sus ojos se clavaron en los de él pero no había rencor en ellos. En lugar  de eso, estaban cargados de lástima, asco: decepción.

Pensó en las escenas en rápida sucesión que acababan de desarrollarse. Por un momento, se cuestionó otras cosas que también había observado, como por ejemplo ¿Quién era ese hombre que le causaba un desagrado parecido al que sentía por el hombre que le había atacado y que había intentado disimular el envío de un mensaje a través de un patronus? ¿Debía acercarse y noquearlo? Podía hacerlo: la velocidad y la fuerza física otorgada por el dios del trueno podían dejarlo fuera de combate en segundos y su mente estaba protegida ante cualquier invasión. Escuchó entonces el cuchicheo de la gente que lo rodeaba, llamándolo perro. Funcionario de la ministra, tradujo entonces Melrose mentalmente. Sin embargo...

Su cuerpo no conseguía relajarse ni decidirse, sus ojos  buscando otras cosas. El anarquista, seguía su discurso, como si todo el estallido no hubiera ocurrido. Se dirigía a la gente, tranquilizándola, ordenándole que se mantuviera organizada y en filas, para abandonar esa zona del evento. Los ojos se dirigían hacia él con fruición a pesar del "espectáculo" y de que un vitae había atacado de lleno armando alboroto. Melrose lo admiró y deseó una vez más haber podido preguntarle cosas. Ahora, esa posibilidad parecía haber muerto.

Entonces, actuó por fin. 

Sus piernas se clavaron firmemente en tierra para cubrir una distancia larga, una delante de la otra, y su partida dejó atrás una marca astillada en el suelo del estrado, debido a la presión del impulso que acababa de utilizar a través del fortress. De un tirón llegó al final de las escaleras, se aproximó desde atrás al funcionario ministerial y, con un golpe seco del dorso de su mano, lo noqueó al suelo. Era un golpe medido, cuidado al máximo para no matarlo, pero resolutivo. Lo último que necesitaban era que ese hombre se nutriera de historias. Ya era más que suficiente con que el anarquista hubiera anunciado a Rory como líder de la Orden. 

Una vez se hubo asegurado de que estaba inconsciente, dejó que la muchedumbre que lo había estado rodeando lo engullera, cubriera su visión (no suponía que fuesen a ahogarlo porque había sido cuidadosa) y justo en el momento que se volvía para echar una mano con los nuevos ataques, notó el dedo admonitorio que la incluía en la afrenta que Goldor remitía.

Goldor. Bueno, ahora sabía su nombre.

¿Cuál era el nombre del muchacho rubio? Seguía sin saberlo aunque ¿era importante a esas alturas del partido? Melrose nunca había soltado una sonrisa amarga pero tal vez esa ocasión ameritaba una primera vez. 

Richard, resguardado a la quietud del pasto que no había sido alcanzado por la "acción" dejó su espacio alejado y se aproximó apenas el haz de la noche se hubo cerrado. Empujó con un pie el cuerpo del funcionario ministerial, para asegurarse, antes de apartarse del grupo de gente y tomar unos chicles magentas de su bolsillo ¿qué se suponía que pasaba ahora?

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Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

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— La situación que has provocado con tu egoísmo es el único gran error aquí, Cillian.

Estaba cegado y aun así, el mago estaba no cedía un ápice de su orgullo. El otro mortífago, tras una serie de afrentas contra Darla y amenazas de venganza contra cada uno de los que habíamos alzado la varita para detenerlo, había terminado escapando mediante un haz de la noche, dejando a su suerte a sus dos compañeros, aconsejándoles que huyesen por sus propios medios.

La mezquindad de su acción se condecía bien con el proceder de esas gentes ¿y así osaban decir que eran como una familia? Era triste comprobar que probablemente más allá de la búsqueda de saciar su sed de sangre y destrucción, no había existido otra razón para que el tal Goldor hubiera aparecido. La marca tenebrosa, al final de cuentas, seguía siendo un espacio de serpientes, listas para morderse a traición a la menor oportunidad posible.

El panorama del lugar, que hasta hace un par de horas había sido un sitio de júbilo y alegría, era calamitoso. En la hierba, el cuerpo del secretario de la ministra, noqueado hasta la insconsciencia por el poderoso golpe de paladin de Melrose había sido el complemento perfecto al golpe que Horace le había propinado solo minutos antes. A Rory no le agradaba ese sujeto, pues todavía tenía fresca en la memoria la incomodidad que su presencia generaba en Darla, así que más allá de la compasión natural que le despertaba como buen cristiano, un prójimo caído, calló respecto a la acción que ambos habían perpetrado. 

Sin embargo tampoco podía obviar el hecho de que esa acción podría costarles caro. Por un instante la voz rebelde de Madeleine Moody resonó en su mente con claridad: "No le debemos nada a los perros del ministerio", pero para bien o para mal, no era de esa manera que él se conducía. 

Exhalando largamente, y mientras el fénix derramaba sus perladas lágrimas sobre el cuerpo de Cillian que había sufrido un ataque de sectusempra de Luna adicional a los que él mismo le había lanzado, Rory se dirigió tanto a la joven Gryffindor como a Darla.

— Necesito que ambas se hagan cargo del secretario. Llevarlo a un lugar seguro, si se puede desmemorizarlo o negociar...no lo sé. No conozco a ese hombre ni sus intenciones, pero confío en que ambas puedan alcanzar un acuerdo positivo de este desastre. Y dejo a criterio suyo si detienen a esa chica—  señaló con el mentón levantado hacia la bruja pelirroja que había acudido al invocarse la marca tenebrosa—  o solo la dejan suelta.

Horace, al parecer satisfecho con la situación del funcionario, había regresado hasta cerca del estrado. Para Rory resultaba admirable que el hombre estuviese bastante sereno aun en el estropicio ocurrido. Su rostro de confusión debía haber sido evidente como para que finalmente Nott se echase a reír.

— ¡Obtuvimos la mayor visibilidad posible Despard! Tengo que admitir que ponerme a hacerme un live streaming con el dron que habíamos implementado para vigilancia, con el combate desarrollándose, fue una jugada arriesgada ¡pero siempre supe que ustedes llevaban las de ganar! No tienes idea de como están explotando en redes los comentarios sobre tu fénix y la cobarde huida del enmascarado. Por supuesto, la fama es efímera en estos espacios ¿pero será que estás listo para su impacto?

Rory sintió apenas las palmaditas en la espalda del mago, intentando proceder todo lo que él acababa de decirle. El anarquista estaba deseoso por hablarle de los planes que se le habían ocurrido a raiz de lo acontecido, pero el predicador no tenía el mismo ánimo y entusiasmo, por lo que rápidamente le pidió que comentase todo el asunto con Melrose, y que Hannah podía apoyarlo en esas nuevas ideas si hacía falta.

— Yo tengo un asunto del que tengo que encargarme, personalmente...—  respondió de forma escueta antes de volverse hacia Cillian.

Sus ojos estaban fijos en el mago rubio, bastante recompuesto con las curaciones, pero que todavía observaba a Lunita con una rabia visceral. Era inconcebible que su capricho hubiese ocasionado tanto daño, pero había vuelto a Rory aquel deseo de comprender que era lo que con tanto ahínco el hombre se esforzaba por proteger, tras aquella conducta superficial.

Conocía poco y nada de relaciones románticas o libidinosas, pero una inexplicable intuición le incitaba a creer que Cillian habiendo podido defenderse y no haciéndolo, había optado por una conducta suicida. Que incluso su acercamiento desde el comienzo lo había sido, como de alguien lo suficientemente cansado de la vida como para que dejase de importarle el impacto de sus acciones en los demás.

— Usted viene conmigo— dijo, tomando con firmeza la mano del hombre mientras que con la otra en que sostenía la varita, conjuraba un portal— Hay una cosa que voy a mostrarle.

¿Funcionaría su plan? ¿O nuevamente sus acciones nobles se estrellarían contra el muro infranqueable del cinismo que reinaba en las gentes de Ottery? Estaba a punto de averiguarlo.

@ Cillian  @ Darla Potter Black  @ Hannity Ollivander Evans  @ Melrose Moody  @ Sean -Ojo Loco- Linmer  @ Luna Gryffindor Delacour  @ Ada Camille Dumbledore

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Sonrió.

A pesar de que sabía todo aquel caos que se había formado a su alrededor había sido solo culpa de él y de que había recibido varios ataques que lo habían dejado un poco mal parado, Cillian se sentía bien. No había ganado nada, lo sabía. A lo sumo había perdido y obtenido un par de deudas y lo peor de todo aquel asunto es que Luna seguía ahí, triunfante. En aquel momento ya no podía hacer nada por atacarla, pero aquel era un asunto pendiente que algún día tendría que llegar a una resolución.

Después de la desaparición de Mael fue Rory quien se encargo de intentar recomponer el orden en Graves Park, hasta se encargo de curar las heridas del Ryddleturn. ¿Qué seguía ahora? ¿Lo dejarían irse sin más? Se puso de pie poco a poco y observó a Rory dando ordenes por un par de segundos. Y entonces tocó su turno, Rory tomó su mano al tiempo que conjuraba un portal frente a ellos.

¿A dónde iban? 

Apretó la mano del pelirrojo al cruzar el portal, estaba intrigado por lo que estaba por suceder y entonces la noche se convirtió en día y el parque en un extenso campo. Cillian nunca había estado ahí y no comprendía que es lo que estaba pasado. Un par de voces de adolescentes comenzaron a escucharse a solo un par de metros de aquí y aunque podía percibir un tono algo conocido, no lograba precisar de quien se trataba.

— ¿Qué hacemos aquí, guapo? —no podía evitar mostrarse despreocupado a pesar de todo lo que acaba de ocurrir—. ¿Qué es exactamente lo que tengo que aprender de este viaje?

 

@ Rory Despard

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El odio en los ojos del mago era algo que no podía olvidar, sintiendo que podía ser incluso un reflejo de sus propios sentimientos. Su varia seguía apuntando al mortífago mientras éste parecía querer zafar del ataque de Rory. Estaba segura que luego caería debilitado, aunque su poder se podía ir reestableciendo la Potter Black dudaba de si al máximo, de hecho, para ella aún estaba con la mita de sus fuerzas. Sin embargo las palabras que le gritó le calaron fuerte, de reojo miró hacia quien apuntaba y se mordió el labio.

—Sí, creo… la institución es más que él… —controló su voz para que no delatara un leve temblor ante todo lo que ocurría era difícil dar semejante afirmación, igual una risa casi carcajada se le escapó al escucharle decir de su amabilidad y bondad, habrase visto semejante caradurismo, pensó la pelirroja, aunque algo en el porte del mago le despertaba un cierto desasosiego que no lograba identificar.

La furia la envolvía, mientras intentaba mantener el orden que Mel y Rory le pidieran, en ese momento lo cruciaría y más cuando uno a uno les fue señalando.

—Cuando quieras donde quieras, no te tengo miedo —bufó Darla mientras el canto del fénix lograba nivelar parte de su ser pero ver el portal que Goldor invocaba la ponía furiosa, por respeto no podía lanzarle un hechizo que le dejara mal herido, pero ya tendría oportunidad.

Respiró profundo y lanzó el aire con mucha lentitud, se giró hacia su líder que despotricaba hacia Cillian aún.

—¿Del secretario? —preguntó en el momento que el Despard les dirigió la palabra y le buscó con la mirada, lanzando un juramento, no era su mejor noche.

—Sí, lo haremos —dijo mirando a Luna y asintiendo, en cuanto a la pelirroja que había llegado solo invitada por la tentación —¿crees que realmente es mortífaga? —preguntó a Luna, su inacción parecía más la muestra de un capricho al aparecer, quizás solo atraída por la calavera en el cielo que comenzaba a disolverse tras que alguien apuntara hacia ella para aplicarle un hechizo de disolución.

—¿Transmitiste la lucha? —preguntó incrédula ante las palabras de Horace, pero ya tenía su propia preocupación, la seudo mortífaga y Sean. Suspiró y se volvió hacia su compañera, para ver cómo le hacían —Yo puedo negociar con él si quieres o desmemorizarlo si no cede, recuerda que antes fue del DAMyC —dijo la bruja, recordando cómo en el pasado Sean había intentado modificarle la memoria devolviéndole ella el favor.

@ Rory Despard  @ Luna Gryffindor Delacour  @ Ada Camille Dumbledore  @ Sean -Ojo Loco- Linmer  

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Del otro lado del portal

Era incomprensible e indescriptible como el simple apretón de la mano de Cillian sobre la suya, le inquietaba más el cuerpo que la decisión que acababa de tomar de mostrar para él parte de su pasado, como un último esfuerzo para ayudarlo (¿o ayudarse?) a superar la rara situación en la que se encontraban involucrados por causa de las díscolas acciones del rubio.

Al otro lado del portal, Rory reconoció los campos de cultivo y pastizales que habían sido prácticamente todo su mundo (o su único mundo) hasta su mayoría de edad. Una mezcla de nostalgia y melancolía lo envolvió al escuchar las voces de sus hermanos menores, y luego al verse a él mismo, con casi diez años menos y las pecas más acentuadas que nunca en su rostro bastante más bronceado por el calor inclemente de los días de verano en Irlanda, en lugar de la traslúcida palidez que poseía ahora por causa de los días nublados en Londres.

Esto es, un testimonio de vida— replicó al mago, soltando su mano e invitándolo a aproximarse al cuadro costumbrista que eran él junto a sus hermanos abriendo las puertas del corral para que todo el ganado saliese a pastar —no estoy seguro que se trate tanto de enseñar, como de compartir una experiencia para que seas capaz de buscar dentro de ti mismo tus propias razones.

Ambos eran como sombras, incapaces de ser percibidas por las personas que estaban alrededor. Rory seguía el paso de su figura solitaria perdiéndose en el extenso verdor, con su cayado y una bolsa repleta de trozos de carne a modo de fiambre para el resto del día, caminando sin parar, y con la vista aparentemente puesta en los animales a su alrededor.

Aun cuando él sabía que no era así.

—¿Todo parece muy calmo verdad? Y sin embargo, fue una de las veces en que me sentí profundamente arrepentido de mis acciones. Lo verá bien pronto, pero dígame ¿Es usted capaz de recordar cuál fue la última acción por la que se haya sentido arrepentido?

Sus ojos azules refulgieron ante la pregunta dirigida a Cillian. No creía que hubiera remordimiento en el mago por lo sucedido en el festival, no, no era por eso que estaba intentando que él hablara al respecto; lo hacía, en cambio, para intentar rastrear que tan presente en la vida del rubio estaba la conciencia de lo que podía provocar en los demás y en sí mismo. 

Porque era ese el primer paso para salir de su pecado.

 

En Graves Park

—No me cabe duda que usted es una mujer de armas tomar, Darla —dijo de repente Horace, dejando de ver la silueta de Rory desapareciendo por el portal para posar la vista en la bruja —¿cree que no fue lo mejor hacer esa transmisión? ¿o que solo fue para provocar el morbo? Tenga por seguro que las versiones que oficialmente se contarán de este asunto no saldrán de esos términos, pero a la orden nunca le ha interesado lo que los medios "oficiales" digan ¿verdad? Y es justo por eso, que le decía a Despard de lo provechoso que sería unir nuestras acciones. Una lástima que al predicador le pesen demasiado sus juicios de conciencia.

Uno de los hombres, cabeza de brigada, se acercó y murmuró algo al oído de El anarquista, quien sonrió de inmediato con complacencia. 

— Acabo de recibir buenísimas noticias, es tiempo de ponernos en marcha, entonces ¿son la señorita Rambaldi y Moody quienes me acompañarán para ver los primeros resultados positivos de este encuentro?

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—¿De verdad estamos aquí para reflexionar sobre mis antiguos errores? —Cillian no estaba muy cómodo con aquello, la realidad era que había cometido bastantes errores a lo largo de su vida—. No  vas a cambiarme, Rory. 

Se adelantó un par pasos, observando la escena frente a él, no sabía bien como es que aquello funcionaba pero en aquel momento no importaba. Mantuvo su mirada fija en el joven Rory, no había bastante diferencia con el actual si le preguntaban su opinión, el pelirrojo se había conservado bien. Bastante bien. Dejó escapar un suspiro intentando dejar de pensar en lo que acaba de ocurrir hacía un par de minutos.

— No sé que pasó ahí, normalmente yo no soy de esa forma —comenzó. Decía la verdad, aun perteneciendo a la Marca Tenebrosa él nunca había sucumbido a la oscuridad que se suponía rodeaba a todos sus integrantes—. Es solo que... Las cosas ya no son lo mismo de antes, ¿sabes? Extraño el pasado. 

Cillian había sido bastante feliz durante su anterior estancia en Ottery, pero casi todo lo que había logrado que lo fuera, ya no estaba ahí. Tomó asiento en el pasto y le señaló a Rory un espacio junto a él.

— Si me permites ver eso que te aqueja, te contaré más sobre mí.

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Suspiré aún intentando calmarme, sabía que se me había ido la mano pero realmente odiaba cuando lastimaban a mis amigos, que luego Rory decidiera irse con él a algún lado hizo que le frunciera el ceño, pero me encogí de hombros, él pelirrojo era un mago competente y sabía lo que se hacía y a veces mi vena protectora se pasaba de la raya, sobretodo para cuidar a quienes más quería. 

 

- Tenemos que llevarla a algún lado e interrogarla, cualquier cosa que diga nos podría servir, por cierto lamento haber hecho tanto escándalo, Darli yo... Nunca quise morderlo pero no hacía caso y pues quería ayudar a Rory - dije con mi repique de campanas más bajo de lo habitual para que sólo ella lo escuchara - 

 

Luego escuché como hablaba con Horace y le preguntaba si trasmitió todo, Sean me preocupaba también pero me dije que de él se encargaría mi amiga, por la simple razón de que me había quedado en blanco y preocupada por demás, suspiré dejando de pensar en Rory y diciéndome que él estaría bien, que tendría que estarlo y que quizás luego tuviera que pedirle perdón por mi intromisión aunque no tuviera mucha ganas de hacerlo en realidad, ya que aún pensaba que mis razones para defenderle eran válidas.

 

- Buenas Horace, las visiones del caos y las versiones que se den de esto las dejaré en su mano, realmente no sé qué tipo de repercusión tendrán pero espero que no sea demasiada y que sea para mí, lamento haber ocasionado tanto caos, sólo quise ayudar a mi mejor amigo - Le explique preguntándome si no me estaría metiendo en muchos problemas sin darme cuenta - 

 

No se lo dije a nadie pero estaba feliz de que Darla estuviera conmigo a mi lado, nada me ponía más feliz que ella me ayudara, lamentaba haber causado tanto escándalo pero nunca dejaría que a mi amigo le pasara algo, por eso no me arrepentía de haberlo defendido sólo esperaba que eso no tuviera repercusiones para mí. 

 

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Dejo escapar un suspiró, el silencio de Rory comenzaba a molestarlo. ¿Para qué lo había llevado hasta ahí si solo se quedaría callado? Sin dar aviso previo se levantó y comenzó a caminar hacia la joven versión de Rory. Sabia que con aquello no lograría nada, nadie ahí podía verlos, pero aún así necesitaba verlo de cerca.

— ¿Tu no eras así, no? —inquirió—. Este hombre que eres ahora nació en justo en este momento.

Estaba haciendo conjeturas, lo sabía, pero necesitaba llegar al fondo de todo aquello. Rory seguía intentado con él porque al final del día no eran tan diferentes, negó... Era tonto en realidad, sabía que Rory en ningún momento de su vida podría compararse con lo que Cillian era.

— Vamos, Rory... Explícame por qué estamos aquí.

Volvió sobre sus pasos, para ese punto ya estaba completamente desesperado por obtener una respuesta de aquel viaje, pero por en cambio el pelirrojo seguía tranquilamente callado en su lugar.

@ Rory Despard

Editado por Cillian Ryddleturn

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“No vas a cambiarme”

Rory negó con la cabeza. Él jamás se había arrogado el poder de cambiar a alguien, sino tan solo el del ser un intermediario de Dios para obrar ese cambio, pues a fin de cuentas, era el único con el poder de ver en el corazón y la mente de las personas.  

Pero las siguientes palabras de Cillian resultaron para él un tanto inesperadas. No había esperado una explicación de él por los sucesos en Graves Park, menos una disculpa, aunque era más eso último lo que parecía que el mago intentaba dar.  Rory se limitó a sonreírle en silencio, al escucharlo hablar de su añoranza del pasado.

— No es malo recordar el pasado. Pero quedarte en él, no va a traer nada nuevo, ni emocionante, a tu presente.

Lo había dicho en apenas un susurro, pero justo el rubio se había levantado y Rory dudó sobre si había alcanzado a escucharle. Acostumbrado a la quietud de los campos, era sencillo para él permanecer horas sumergido en el silencio, pero el comportamiento de Cillian revelaba que para él era desesperante, y la urgencia de comprender lo que veía (o estaba a punto de ver) se reflejaba en el tono con que le pedía una explicación.

Sí y no— respondió mientras con pasos calmos alcanzaba al mago que se había colocado junto a su yo más joven— Una parte de mí sigue siendo justo como la que ves, amante del silencio y que encuentra solaz en las actividades que a otros encuentran tediosas. Pero, tiene razón en que algo cambió este día y…— la campana de la Iglesia del poblado rompió la quietud del ambiente con su repique bullicioso— ahí lo tiene.

Desde el otro de una colina, otro joven apareció. Tenía el cabello azabache, una contextura robusta y espalda ancha, y su silbido hizo que de inmediato los ojos del Rory más joven brillaran, con un rastro de ilusión. A la altura de la cintura llevaba una bolsa atada con una cuerda, y una cantimplora. 

Él fue durante muchos años, el mejor comprador que teníamos para nuestro ganado. Tenía siempre una sonrisa tan jovial, y estupendas anécdotas de los viajes que realizaba a lo largo del país. Ya se imaginará entonces, el impacto que una persona como él podía tener en un chico que nunca había ido más allá de la parroquia de su pueblo, y que todos los días, en lluvia y en sol, solo se dedicaba a pastar ovejas o cultivar la tierra, en el mismo campo, una y otra vez.

El viento arreciaba, y el Rory más joven, poniéndose de pie alzó los brazos para dar la bienvenida al comerciante. Sin embargo, la sonrisa que le había iluminado la cara se esfumó en cuanto vio que él no estaba solo, sino que tras suyo, una mujer rubia y una niña de cabello idéntico al del hombre le acompañaban con atados cargados en la espalda.

Estaba seguro de que Cillian había sacado ya la línea, por la transparencia absoluta de sus reacciones, de lo que se había roto en ese instante en su interior. Y quizá por eso no encontraría sorpresivo el discreto movimiento de varita que la versión más joven del pelirrojo hacía, para transformar una de las pequeñas rocas del suelo en un escorpión que deslizándose entre el pasto, aguardaba silencioso, la llegada de la comitiva, para atacarles.

@ Cillian Ryddleturn

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