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Gala de Beneficiencia - Consulado Italiano


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Patricia Triviani

¡NO NO! SUELTENME MALDITOS CHUCKS!—la lunática gritaba y pataleaba, ¡un milagro! había podido mover las piernas, luego de que la horda dirigida hacia ella se lanzaran sobre ella, agarrando cada una de sus extremidades y su corto cabello. 

Con un chasquido de sus dedos, habían desaparecido todos, hacia las Mazmorras, en los calabozos inmundos que el Castillo poseía, eran lo más similares a fosas de tortura, donde podían verse algunos cráneos y restos humanos esparcidos, producto de las brujerías de Candela, gitana loca, pensaba mientras agitaba su cabeza, cansada de luchar por su libertad, ahora encerrada entre rejas de hierro encantado. 

Juro que los matare, ¡a todos! y se los daré de comer a Pyro o a Green, al primer animal que se cruce... ¡HARÉ EMPANADAS Y LOS VENDERÉ EN EL CALLEJON KNOCKTURN! —vociferó con su ultimo aliento para caer desplomada al suelo. 

Se desmayó.

Lentamente la oscuridad a su alrededor se desvanecía con forme abría sus ojos. Una intensa y difusa luz la envolvió de pronto, pero el cuerpo, sintiéndose tan pesado como el plomo mismo, no se inmuto siquiera a reclamar por la incomoda postura que le dificultaba respirar, ver o incluso escuchar. Aún aturdida los ecos que sonaban en sus oídos no eran más que voces más cercanas de lo que ella pudiera imaginar, los Chucks aún continuaban rondando, esperando que no se escapara, pero no contaban con una cosa, había robado un tenedor mientras escondía los bollos de panes en su silla de ruedas, ¡JÁ! se río mientras hurgaba sus harapos. 

Lo encontró y se acerco hacia la puerta, pero en cuanto uno de los elfos se acerco, se hizo la que no entendía nada (?) jugueteo con su cabello mientras su pierna derecha pateaba pequeños huesos que parecían ser de una muñeca. En cuanto desapareció, metió el tenedor entre la cerradura de la verja que la separaba de su libertad y lo logro, la abrió, corrió y corrió lo más rápido que pudo con el tenedor en su mano, mientras los elfos la perseguían de nuevo, Patricia no tenia una varita mágica propia, siempre utilizaba la de su némesis, Matthew, pero ésta vez, el se encontraba descansando en sus aposentos, la única forma de obtenerla era ir hasta allí, intentar no ser capturada de nuevo y poder asesinarlos, luego descubrir quien fue el malnacido que les había ordenado capturarla. 

No me atraparan con vida, malditos! tengo un tenedor y ustedes no tienen nada!—se burlaba, pero se choco con una de las puertas de salida de los calabozos, todo por mirar hacia atrás y no acordarse que había una p*** puerta de metal. 

Nuevamente se abalanzaron sobre ella, pero ahora tenia una ventaja, ¡el tenedor! y empezó a atacarlos con el, haciéndole pequeños pinchazos en sus grandes cabezas peladas y sus delgados brazos. 

 

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A Cubías lo tomó por sorpresa la reciprocidad de Alyssa, por un momento dudó si aquello terminaría en una cachetada o una severa advertencia, lo segundo era más probable, pues la Triviani probablemente no se arriesgaría a hacer una escena en medio de la gala, o al menos eso pensaba el Malfoy. 

Lo cierto fue que sus dudas fueron despejadas al observar la risilla de complicidad en los labios de la viceministra, casi parecía invitarlo a hacer realidad sus deseos más impuros, o eso es lo que al menos Cubías quiso pensar en ese momento, a veces era cierto que se dejaba llevar por lo que su mente le hacía creer cuando se trataba de mujeres, por muy distinto que fuera a la realidad, pero en ese caso, el hecho de que Alyssa no se inmutara al sentir la mano en su cuerpo era sin duda un aliciente positivo para el ojinegro. 

Todo eso había sucedido en fracciones de segundos, espacio de tiempo en el que Cubías había quedado absorto en pensamientos regidos por la libido. Pero así de rápido fue devuelto a la realidad por las palabras de su hermano Ludwig, que con mucha certeza les había sugerido que no era el momento ni el lugar para mostrar ese tipo de escenas, sobre todo en ese momento que estaba a punto de dar el discurso y los necesitaba a su lado para respaldar sus palabras.

El Malfoy Triviani decidió retirar su mano de la cintura de Alyssa, pero lo hizo despacio, asegurándose de rozarle el cuerpo con la yema de sus dedos durante el recorrido y dedicarle una sonrisa cómplice y un susurro cercano al oido -¿Todo bien?, ex cuñada...- En seguida se colocó en una posición más formal mientras escuchaba las primeras palabras de su colega. 

@ Ludwig Malfoy Triviani  @ Ludwig Malfoy Triviani

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La verdad es que su fama estaba por los suelos, la positiva, claro, la negativa en lo más alto de la estratosfera, como algún famoso presidente una vez menciono. - ¿Y qué pasaría si mi cita al llegar encuentra una foto suya sobre mi mesa de noche? - No necesitaba respuesta, aquello seria de lo más raro e incómodo, incluso para él. Lo raro fue cuando soltó el ejemplo de "novios", ella se quedó estática, intentando buscar en él, el remate del chiste, el rubio se mantuvo sonriente.

- Mejor, mis obligaciones están cubiertas... por ejemplo. - Señalaría a los agentes Santiago y Peralta. - Aquellos dos se encargan de proteger al ministro, mis mejores hombres, va mujer y hombre... -  Diría, ahora llevando la mirada a un mozo que rodeaba misteriosamente el entorno de Thanatos y Ashley. - Ese es Gómez, no solo protege a Thantos, sino que también es oyente mientras va sirviendo tragos en los distintos grupos, aparte de eso se encarga de que Lud no se pase de copas - Seguiría toda la noche de querer hacerlo, marcando agentes. - Son unos 45, creo que me puedo permitir disfrutar el rato contigo... - De normal no contaría esos detalles con nadie, incluso ni el ministro italiano contaba con esa información, pero confiaba en Mica. 

No tenía ninguna intención de bailar, por lo que había estado haciendo tiempo, hasta que sonara una canción apropiada. Fue allí donde el ritmo se puso lento, Illidan dejaría su vaso al pasar sobre una de las charolas, tomando con su siniestra la mano de Mica hacia la pista de baile. - Intentaré no pisarte... - Diría. Llegando al centro, ocultos entre los bailarines. - Sé cómo debo empezar... - Diría posando ambas manos en la cintura de la joven, acercándola hacia él. - Ahora tú dirás - Comentaría dejándose envolver con el aroma de la Gryffindor ahora pegado a él. 

 

@ Mica Gryffindor

off:ignoro los post anteriores ahora vuelvo a postear

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Él no respondió ante su planteo respecto a la foto que él había insinuado poner en su mesa de luz, pero no era necesario, la Gryffindor solo había replicado a su comentario con esa broma, aunque no estuvo segura de que se hubiese entendido la intención. Así que simplemente dejó pasar el tema.

Tras el incómodo silencio, él empezó a señalar la ubicación de algunos de sus empleados e incluso mencionar sus funciones. Escuchó atentamente, intentando seguir los hilos del operativo de seguridad que se notaba bien planeado. Como la auror que fue durante varios años, había participado de muchos eventos y sabía que siempre la logística era más complicada de lo que se veía a "simple vista". Le agradó que él le revelara algunos detalles, le interesaba el tema y sabía que no se confiaba a cualquiera cuestiones así. 

El Black Lestrange no parecía tener reales intenciones de bailar, o al menos su actitud hizo parecer eso. Per ¿por qué se lo había pedido? Tal vez se había arrepentido ante la revelación de que no era una buena bailarina. Fue entonces cuando la música fue variando y e Illidan pareció recuperar la iniciativa, lo imitó dejando su vaso y lo siguió hacia la zona central de la pista de baile. 

-No puedo prometer lo mismo...- sonrió ante la mención de tratar de no pisarla. Aún sonreía cuando él puso las manos en su cintura, llevándola más cerca. Ella cruzó los brazos tras su cuello y empezó a moverse lentamente con la música, dando pasos muy cortos. 

Alrededor, muchas parejas se habían sumado al lento movimiento, otras, tomadas por sorpresa ante el cambio en la melodía, habían dejado la pista. Ella no prestaba atención, permitiéndose por un momento no pensar en nada más. La cercanía al caballero le resultaba agradable, cómoda. Se dejó llevar por un impulso y se acercó a su mejilla para darle un suave beso, para luego apoyar la cabeza en su hombro, ocultando el rubor que enseguida subió a sus mejillas.

-Lo siento, no sé por qué lo hice... 

@ Illidan Black Lestrange

 

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Mientras su cuñada saludaba a los anfitriones Darla se intentó mantener dentro del protocolo pero alejada de la burocracia. Simplemente cruzó mirada con Ludwig y le hizo una leve reverencia con la cabeza correspondiendo un saludo mudo que intercambió con ella el recientemente ingresado a la Orden. Recordaba la charla en que el mago había resultado incomodado por su reacción a la mención de la Fortaleza Oscura.

Correspondía con delicadez a cada saludo que le dedicaban los que llegaban e intentaba mantenerse atenta pero fuera del foco. Después de todo había asistido para acompañar más que a su familia a los recién ingresados miembros de la trifuerza. Lo que si era obvio era la presencia de los miembros de la seguridad. Quizás para una mirada inexperta algunos de ellos hubieran pasado desapercibidos pero no así para la Potter Black, acostumbrada a cubrir las mismas funciones.

Su sonrisa se mantenía mientras paseaba entre los presentes, disfrutando de reconocer antiguos rostros de su pasado, Mónica, a quién había visto en una reciente clase de adivinación. Recordó la reacción que aquella esfera de cristal había provocado en ella, se extrañó en cierta forma de no ver allí mismo al Crouch, quien parecía acudir a cada Gala que se realizaba en Londres u Ottery. A quien pareció no escapársele una nueva gala fue al Linmer. Darla se había aproximado nuevamente a su cuñada, la cual había elegido no tener tanta seguridad mágica y por ello se mantenía algo más alerta de lo habitual, aunque en presencia de sus compañeros de bando no se sentía para nada insegura.

—Sean, qué sorpresa, pensé no te agradaban los eventos de beneficencia… ajena… —no había podido evitar un tono burlón, sin embargo su sonrisa se volvió más natural ante su comentario —Gracias —dijo bajando levemente la mirada en un gesto de timidez ante las palabras del Linmer sobre cómo ella se veía.

Lanzó un “mmm” algo pensativo  ante su pregunta sobre los anfitriones.

—Creo que Ada los conoce mejor que yo, simplemente me he cruzado con algunos de ellos en eventos ehmmm… estaban en la fiesta de mi cuñada —se encogió de hombros y obviamente no podía mencionar que la habían acompañado en un par de incursiones que habían realizado las fenixianas días atrás.

—¿Qué buscas exactamente aquí Sean? —preguntó la ahora castaña, acercándose al mago y viéndole a los ojos, conocía un poco sus intereses y ayudar a los enfermos no era uno de ellos, aunque cuando Lunita los había convocado había sido uno de los pocos interesados en investigar sobre aquella infecciones que se convertirían en un flagelo para los muggles.

Aunque el mago no tuvo tiempo de responderle antes de que Ludwig presentaran al Ministro italiano, Cubias y a su viceministra Alyssa. Darla se sorprendió un poco al ver como la bruja había escalado en puestos históricos, no recordaba cuántos años habían pasado desde la última vez que supo de ella, y le debía, al igual que a Alicia y Evarela, el haberle dado una oportunidad. Sin poder evitarlo lanzó un suspiro, recordando los seis años que había pasado junto a los que en aquel momento se convirtieron en su familia, mordió su labio y desvió la mirada, preguntándose si ese era el motivo por el cual había encubierto cada paso del Black. No, era la confianza mutua… extraña y sin sentido en realidad…

 

@ Sean -Ojo Loco- Linmer  @ Ada Camille Dumbledore

Editado por Darla Potter Black
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La escena entre Cubias y la Triviani había durado apenas una fracción de segundo, pero suficiente para que algunos de sus compañeros lo notaran. Un momento que había estado cargado de estática y anticipación, ahora parecía evaporarse cual globo explotado en donde solo quedaba un aire incómodo y vergonzoso. La mortifaga se aclaró la garganta al tiempo en que se alejaba de su compañero, con un rubor bastante obvio en sus mejillas. Las palabras del Malfoy susurradas en su oído y el tacto de su mano en la espalda consiguieron ponerle los pelos de punta.

- Estoy bien – replicó, mordaz, aunque aún podía sentir su sangre hirviendo bajo la piel.

Ahora que el momento había pasado no sabía que pensar al respecto, tenia emociones encontradas. Vergüenza y culpa de solo pensar en su hermana, a pesar de que Aland había desaparecido de sus vidas hace más de una década, o en su marido quien también se había evaporado de su vida sin dejar rastro. Pero por otro lado excitada y ansiosa por volver a repetir la escena con el Malfoy, y de ser posible sin interrupciones esta vez…

- Estamos contigo Ludo – susurró alentando a su compañero, colocándose detrás de él junto a Cubias mientras que el jefe del departamento de salud se preparaba para dar su discurso.

 

@ Lord Cubias  @ Ludwig Malfoy Triviani

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 Mientras el ojo izquierdo de Thanatos observaba y analizaba los eventos que acontecían entre sus compañeros frente al marco de la gala, su hemisferio derecho se encargaba de detectar al agente Gomez que mantenía ese aspecto imperturbable que lo caracterizaba. Sus jarveys le habían avisado hacía días que su hermano le había puesto escolta y, a pesar de que le abrumaba un poco, aprovechó para bajar la guardia y atender sus propias necesidades. Incluso había logrado avances con el muchacho, que ahora era parte de la jarvada.

 Todo este bizarro juego de ajedrez de los susurros había comenzado cuando encontró un jarvey herido y cuidó de él mientras sanaba. El noble Dent era sin dudas la criatura más sincera y transparente que había tenido el gusto de conocer. El grueso del pueblo despreciaba a estas criaturas por su carácter ofensivo. Sin embargo, tras sus insultos el jarvey capta los mensajes y los reproduce, si su interlocutor es lo bastante paciente para escucharlos... Con un poco de cariño, la lealtad férrea del animal y el mago se volvió una relación simbiótica y próspera. La criatura no debía preocuparse por conseguir alimento y seguridad y el mago podría conseguir lo que en su profesión consideraban aún más valioso que el oro: los secretos de las élites.

Eso le había dado la idea a un joven Thanatos de usar esas mismas influencias con los invisibles, aquellos que la sociedad creía una despreciable parte del paisaje: Los jarveys del mundo mágico. No tardó de conseguir unos cuantos squibs y magos de lealtades dudosas que, por unos galeones y el trato correspondiente, le consiguieron tesoros aún más valiosos. Su grupo era una jarvada, desde vagabundos hasta algunos destacados diplomáticos especialmente seleccionados. Incluso había tenido que encargarse de aquellos que habían amenazado con delatar semejante red, aunque esperaba no volver a tener que hacerlo.

- Gomez, chh, Gomez! - le hizo un gesto con dos dedos para que se acercara un poco, mientras mantenía la mirada fija en su hermano, distraído para variar con la esencia de una dama entre sus brazos. Sin sacar la vista ni volverse, oyó a Gomez acercarse y comenzó a hablar susurrando.- Necesito que averigües un poco más de esta chica Gryffindor. Entiendo que mi hermano es el mejor en esto, pero me preocupa su propensión a dejarse llevar por un par de ojos juguetones. Te propongo que dejes de seguirme de cerca y te centres en aquel grupo de allí.- Señaló con una mano a una Gryffindor que se había presentado minutos antes.- Estoy seguro de que si alguien puede dejar escapar algo, será ella. Yo estaré bien

 Con un pulgar lanzó una moneda hacia atrás y sonrió con soberbia al no oírla caer. Con el ruido del roce de la túnica del mago supo que ya se había desplazado y lo miró moverse hasta poder estar fuera del rango visual. Una vez seguro, avanzó hacia la zona que había abandonado Ludwig hacía instantes e interrumpió al acompañante de este. Su acompañante llevaba una vestimenta más brillante que su propia piel, con unos contrastes rojos en sus bucles y el verde de sus labios. La Haughton parecía bastante abstraída de lo que Cillian le comentaba, por lo que aprovechó el envión para entrometerse:

- Discúlpeme, señor Dumbledore - dijo con una sutil reverencia mientras cerraba sus dedos con suavidad sobre el brazo de la bruja y le guiñaba un ojo disimuladamente.- Me han solicitado una foto junto con la Directora de la Reserva. - se adelantó a los reclamos alegando que no dejara de escuchar el discurso de su amado. Giró sobre sus talones y le puso su mano libre sobre la cintura desnuda. El contacto le produjo un placentero shock de estática que atravesó sus terminales nerviosas de cada uno de sus dedos. - Dichosos los ojos que te ven, Moni. - tiró de ella un poco y la arrastró bajo su agarre, sin dejar de sonreír. - ¿Cómo has estado?

···
@ Monica Malfoy Haughton  @ Illidan Black Lestrange

Editado por Thanatos L. Lestrange

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La recepción era bastante bien organizada, no sabia quién era responsable de tal organización pero tenía un gusto exquisito, el estar acompañada de mi familia me agradaba al menos estaba en medio de las personas que quería. Apenas entramos cuando Monsieur Ludwig Malfoy se acercó a saludarnos, como siempre un caballero atento y muy cabal. Le sonreí con cariño a su gesto de saludo. 

 

-Monsieur Malfoy usted tan amable, estuvimos muy bien a decir verdad, es divertido viajar en Familia…


Agradecí su saludo y nos dirigimos a un lugar para poder observar la apertura del la gala, ellos darían un discurso para explicar la forma en que la vacuna seria desarrollada y como nos beneficiaríamos los magos de aquel. Si era una idea que me agradara, seguramente donaría generosamente, además que el proyecto lo llevaba a cabo el mismo Ludwig así que no dudaría un segundo en hacerlo si me convencía. El saludo del ministro italiano, Lord Cubias lo agradecí, había sido muy amable en venir a saludar y mas arriesgado lo mire mas allá y logre ver los ojos negros que en una encantadora noche me habían hechizado. Disimule, no sin antes regalarle una sonrisa al caballero.

 

-Gracias Señor Ministro, espero que así sea, si me sorprenden seguro estaré presta a colaborarles

 

Mire a mi hermana Harmony que estaba bellísima, la voz del Secretario Ministerio Británico me distrajo, mi primo Sean estaba también allí, imaginaba yo que en representación de Inglaterra. Aunque después del Gobierno de Aaron Black Yaxley, las relaciones de Gran Bretaña e Italia habían sido algo difíciles, más después de que su ministro anterior hubiera bombardeado Londres. La exposición de ese suceso  nos había terminado exponiendo ante los muggles. Respire y sonreí a mi primo. 

 

-Señor secretario usted tan elegante como siempre un gusto verlo. 

 

Observe si mi hermano Cillian estaba cerca, quería saludarlo, pues habia llegado antes al recinto. 

 

@ Ludwig Malfoy Triviani @ Darla Potter Black  @ Lord Cubias  @ Ernest Dumbledore  @ Sean -Ojo Loco- Linmer @ Hannity Ollivander Evans  @ Cillian Ryddleturn

 

 

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Se encontraba aferrado a ella, ambos sin saber que hacían, moviéndose al son de la música que poco caso le prestaban, por lo menor para él, aquella no tenía mucho más sentido e importancia de lo que pasaba con ella. Estaban enlazados el uno con el otro, él rodeándola por la cintura con sus brazos, ella apresando por el cuello, posando sus dulces brazos aquella unión que la danza demandaba. 

Fue allí donde el tiempo se detuvo, y hasta gracia le causo al peli rubio. Abalanzándose, la Griffyndor, depositaria un beso en la mejilla del joven, intentando resguardarse  entre su hombro y su cuello, fue allí, en ese ángulo perfecto, que el muchacho, sin darle pie a palabras, intercalaría un leve movimiento, buscando los labios de la Castaña. 

En un sutil, pero decisivo momento, conectaría sus labios con los de ella. Dejando atrás un simple beso en la mejilla. Y llegando a lo que él realmente quería, conectar con la Gryffindor. Labio al labio se mantuvieron estáticos, a penas articulando el uno con el otro, de quererlo ella, claramente, podría repeler, evitar u obviar el beso. Él en su apogeo, se mantendría allí, y de responderlo la castaña iría a más. Aferrándola hacia él, y explorando sus labios con los suyos.

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Intentó esconder el rostro al apoyar la cabeza en su hombro, sin embargo él pareció ir más allá que ese beso en su mejilla. Casi sin que la Gryffindor pudiese hacer nada para evitarlo, sus labios y los de él se encontraron. Sintió demasiadas cosas en ese momento, pero prefirió dejar todo de lado para disfrutar el sutil contacto. Ya habría tiempo para arrepentirse, para hablar de lo que podría o no ser. 

Con el corazón acelerándose, acarició delicadamente el cabello del rubio y prolongó un poco el jugueteo son sus labios, antes de separarse poco a poco y regresar a la realidad. 

-Esto no está bien... -le dijo sinceramente, encogiéndose de hombros pero sin apartarse de sus brazos. 

En su interior de pronto se agolparon demasiadas situaciones que hasta entonces intentaba dejar al margen. ¿Por qué había asistido en primer lugar? Más allá de la idea pactada con su líder, ¿por qué había aceptado la cita? Nunca se había planteado llegar a esa situación pero se sentía culpable de haberla permitido. Quería salir corriendo y al mismo tiempo no podía despegarse de él. 

-¿Por qué todo es tan difícil?

@ Illidan Black Lestrange

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