Jump to content

† Mansion Ragnaventus † (MM B: 88988)


Hades Ragnarok
 Compartir

Publicaciones recomendadas

×,.·´¨ '°÷·..§ இ •.★* Rol Auspiciado por el Escuadrón SpritzeI *.• இ §.·´¨'° ÷·..×

 

 

 

 

׺°"˜ `"°º× Arcturus Black׺°"˜`" °º×

 

 

 

 

De inmediato las figures de los mortifagos se hicieron presentes en aquella arboleda, el pensamiento de Arcturus estaba ya lejos de ahí, estaba un poco apartado de grupo, Egmond se comunicaba con él; las imágenes difusas entraban en la mente del vampiro; un olor peculiar y que el conocía muy bien, mazmorras, catacumbas, sótanos, estaban abajo del catillo. Cuando se percato de los demás, estos ya iban en pos de la morada haciendo oídos sordos a sus petición de mantener a salvo a la niña.

 

No dijo nada, se limito a seguirles en silencio, aparentemente el hombre que llegaba conocía mása la familia y la pequeña le tenía más confianza, fue lo que percibió. Como sombra, agazapado entre la maleza dedeslizo hacia la parte trasera de la lúgubre edificación, después de sortear algunos obstáculos por fin llego a la puerta de atrás, un candado simple, que negligencia, pensó el Black, solo lo tomo en la palma de sumano y lo comprimió, cedió como mantequilla tibia.

 

Llevo su mano derecha al pantalón donde a pequeña discretamente devolvió su varita y la tomo con seguridad. El carmín de sus orbes acostumbrados a la oscuridad fácilmente le guiaron por un intrico laberinto de pasillo y escaleras, por fin llego a la entrada; al mismo tiempo que el resto de los enmascarados, con la niña a un lado; no pudo evitar sentir un fuerte desasosiego pero, no podía obligarla a permanecer ajena al destino de su familia.

 

Observo detenidamenteal grupo enmascarado: el no tenia cubierto el rostro, no le dio la mayo rimportancia, observo detenidamente lo que acontecía, alerta, listo para atacar a la persona que representara un problema para él, o la seguridad de la pequeña. Ahora todo estaba claro, Egmond era el padre de la pequeña, sonrió para sí mismo, inteligente, pero, las cosas hubiesen salido mejor si de un inicio le hubiese dicho la verdad. Las mujeres desde pequeñas eran complicadas, sin lugar a dudas.

 

La joven de negros cabellos entro y hábilmente inutilizo a la mujer que portaba una varita en la mano, inmediatamente después el vampiro vocifero - Expelliarmus!! – La vara de la mujer voló por los aires a los pies del joven mortifago que había llegado en ayuda de su amigo y familia, se giro ágilmente y apunto a la pareja que estaba desarmada – Seccionatus- doce medias lunas brillaron silbando por el aire rompiendo el silencio que causo la sorpresa cavándose en el cuerpo de la esposa de Karkarov desangrandola al instante.

 

Sin esperar un segundo más con la rapidez que caracteriza a los de su raza se abalanzo sobre el cuerpo de la mujer en el piso, tomándola de cuello y levantándola en alto justo frente a su rostro, con la varita apuntando a su pecho y la cara aun desencajada cubierta por mechones de cabello. Un golpe a sus sentidos; un mazo con la fuerza de una patada de un caballo, golpeo de lleno su pecho al descubrir bajo la espesa mata de cabello; esos ojos que tanto amaba. No disminuyo la fuerza de agarre sobre el cuello de la mujer, ni amedrento su varita en su pecho.

 

-Rose…porque…porque tú?...-

 

Fueron las únicas palabras que pudo articular, el dolor atravesando su pecho era aun mayor a cualquier deber, cualquier compromiso y cualquier amistad, los brillantes ojos de la hermosa mujer se clavaron en el carmín de sus orbes, y este curvo una sonrisa <<Y…si te dejo ir?...>> susurro en su mente, el brillo en los ojos de la mujer demostraba la recepción clara de su mensaje.

 

http://i1158.photobucket.com/albums/p615/RhyanneCrowley/Mundial2014/Ethiane_zpsa5829279.png


http://i.imgur.com/8VxLPsY.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Rol auspiciado por Spritze.

 

♂Dietrich Krum♂

 

Pasa su sorpresa la niña enseguida le tomo de la mano para llevarle en dirección a la mansión de aquella familia que había secuestrado a Alanis y su familia. Agarró la varita con fuerza mientras su rostro se contraía por la ira de lo que habían hecho con aquella bella Wilkes. Como la tocaran un pelo la pagarían con creces, de eso estaba seguro el Krum. Sus ojos se pasaron en la nueva mortifaga que había intentando morderse las uñas sin exito.

 

-Vamos a salvarles, no se puede permitir esta clase de comportamiento-dijo severo a la Lestrange

 

Cuando llegarón a la puerta estuvo preparado para tirarla abajo pero para su sorpresa estaba medio abierta por lo que la niña enseguida la abrió como si nada. Fruncio el ceño, no sabía si los secuestradores era un poco cortitos o idi***s por haber dejado la puerta a merced de aquellos sanguinarios mortifagos.

 

Se internó siguiendo a Homura con varita en alto mientras observaba, a él no le importaba hacer ruido aunque procuro ir silenciosamente por el lugar. El ruso vigiló los pasos de la menor mientras otra mortifaga que se había presentado ante el llamado se aventuraba hasta una puerta semicerrada.

 

Nada mas entrar el Nigromante miró al patriarca Karkarov y a las otras dos personas que estaban allí y que eran los secuestradores. Sin más dilación el joven con furia apuntó hacia el patriarca de aquella indeseable familia que había secuestrado a los Wilkes, mientras su varita chispeaba.

 

-Sectusempra-pronunció saliendo de su varita un rayo rojo que impactó directamente contra el pecho de Vladimir creandole serias heridas sangrantes.

 

-morphos-pronunció apuntando a una silla creando un puma que estaría allí para cubrile.

 

Entonces su vista se poso en Alanis y fue hacia ella mientras sus ojos verdes-grisaceos se fijaban en la bella Wilkes. Se acuclillo para quitarla las cuerdas con un movimiento de varita las cuerdas que la aferraban. No podía creer lo que la habían hecho a aquella bella muje. Su rostro estaba cubierto por aquella mascara por lo que no sabría quien era él, por desgracia para él no sabría que él la habia rescatado.

 

-quedate detras mio-dijo dulcemente con su voz seductora a joven Wilkes y hermana mayor de Homura.

 

Se levantó cubriendo con su musculosa y amplia espalda a la chica para que no la impactara ningún rayo que se desencadenaba allí. Miró a Homura para que diera las varitas a sus padres y los liberara, contra más estuvieran en ayudando a los mortifagos a sacar de alli a los Wilkes.

 

http://i.imgur.com/QcvHr.jpg

o6Kvv.gif

gFvk7YA.jpg

undefined - Imgur.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Rol auspiciado por el Spritze

Vidia Black

 

A Vidia no le sorprendió que Dietrich se sintiera ofendido con sus palabras, pues deliberadamente había cuestionado su confianza y sus amistades. El hombre casi se avalanzó sobre ella, y con los ojos clavados en los suyos, le explicó que el pasado no había quedado olvidado, y ella se encontraba en buenas manos. La castaña bufó, pero con disimulo, pues no quería seguir dándole vueltas al tema. No confiaría en los demás hasta conocerlos y ver su forma de actuar, nada podía fiarse solo en las palabras del ruso, que mas había actuado por la rabia producida que por sinceridad.

 

Cortando la conversación de raíz y disipando cualquier duda sobre sus nuevos compañeros, un dolor punzante la atacó en el cuello, allí donde la serpiente de su tatuaje se meneaba desesperada. El dolor se apoderó de ella como nunca antes, e imágenes difíciles de interpretar se le cruzaron en la cabeza. Podía sentir que alguien muy relacionado con ella estaba haciendo el llamado, pero los pensamientos se entrecruzaban en su mente, y mareada, apenas pudo escuchar las últimas palabras de Dietrich. El hombre alegaba que ella sabía de lo que se trataba.

 

No lo sé —alcanzó a murmurar, llevándose la zurda al cuello, que parecía apunto de dislocarse por el dolor. No podía calcular a donde tenían que dirigirse, y dudaba de conseguir la concentración necesaria para aparecerse por si sola, de manera que antes de la figura del ruso se consumiera por completo, lo tomó del brazo de manera brusca, alcanzado a desaparecer con él hacia donde fuera que los necesitaran.

 

Aparecieron junto a un par de individuos, gente que ella desconocía, o al menos eso creía. Demoró unos segundos en recuperar la consciencia por completo, pues los mareos se habían agravado al aparecerse y todavía sentía un malestar en el cuello a pesar de que el tatuaje ya no le ocasionaba punzadas. Con el ceño fruncido y frotándose a la altura de la garganta para sanarse la molestia, se dispuso a observar su entorno. Estaban en el jardín de una mansión, vaya uno a saber a que familia pertenecía. Dietrich se había adelantado a conversar con una niña, que tenía en su rostro reflejado el miedo. Otro hombre estaba junto a la niña, pero la oscuridad no le permitía distinguirlo. Entrecerró los ojos parar mirar mejor el rostro de aquél desconocido, que le causaba una sensación familiar, pero su concentración fue interrumpida por la aparición de una mujer.

 

La mujer, al igual que Dietrich, llevaba una máscara que ocultaba su identidad. Vidia no se había pasado la molestia de imitarlos, pues de cualquier forma, allí nadie la conocía y no le molestaba grabar sus rasgos en la memoria de los demás. Predispuesta al silencio y a su acostumbrada desconfianza, no pudo hacer otra cosa que seguirles, después de mirarles de forma antipática. Una seña del ruso y la voz de la muchacha de cabello ondulado habían sido suficientes para hacerla acelerar el paso.

 

No comprendía muy bien de que iba la misión, pero había alguien a quien tenían que salvar y era mejor no perder el tiempo. Atravesaron una puerta sin problemas, que extrañamente no había estado asegurada. Posteriormente se encontraron envueltos en la oscuridad de una sala, en la que la niña se apresuró a encontrar las varitas de lo rehenes. ¿Es que el secuestro era una broma o los captores eran unos completos est****os? Porque a Vidia no se le ocurrían otras razones para que les resultara tan fácil interpretar aquella Mansión.

 

Que apresurados —murmuró entre dientes, cuando si ningún plan trazado y después de una mediocre recopilación de lo que les rodeaba, se abalanzaron sobre una puerta, según la cual estaban atados aquellos por los que habían llegado.

 

No tuvo mas opción que seguirles, y calculando al azar quienes serían los enemigos en ésta ocasión, apuntó con su varita a un hombre, que había estado poco alerta en un muro, como pasando de un shock.

 

Sectusempra —bramó, y el rayo siguió su camino hasta el hombre, que tenía pocas opciones de safarse de él, por la posición y por lo distraído que se había encontrado. A juzgar por su apariencia y su expresión, Vidia dedujo que el había sido el inoperante que había dejado la puerta sin seguro y las varitas tan visibles.

 

A la espera de un ataque que repeler, le distrajo un sollozo conocido en un rincón de la habitación, allí donde había dado el primero rayo que había sido enviado por la muchacha de pelo rizado. Un hombre cuya contextura y silueta se le hizo conocida, agarraba en brazos a la mujer que había caído al suelo al recibir el Desmaius. Con el ceño fruncido y sin bajar el brazo para mantenerse en guardia, analizó al hombre, y ala expresión de curiosidad la siguió una de completa sorpresa.

 

¿Arcturus? —soltó, casi en un grito, al comprobar que en efecto, se encontraba en el mismo lugar con su hermano.

 

http://i.imgur.com/gow2J.png

SemperFidelis

http://i.imgur.com/U0xEmp8.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Rol Auspiciado por Spritze

Anna Rose Selwyn

 

Anna frunció el ceño al escuchar pasos a su alrededor, su mirada se clavó en una mujer que nunca antes había visto en su vida, pero a pesar de esto, atacó a Anna Rose con un hechizo aturdidor. El efecto de aquel rayo duro tan solo un par de minutos en la Selwyn, su codicia y las ganas de robarse el dinero eran mas grandes que todos los presentes en ese lugar. Observaba como varios mortífagos entraban en el lugar, pero todavía seguía un poco confusa del rayo.

 

Sus pupilas se dilataron al escuchar una voz familiar cerca ella, más que familiar, era la voz que de la persona que iluminaba sus días, haciendo despertar a la mujer con su cálido aliento y sus besos en el cuello; ademas, era quien la hacia gritar de placer, los chocolates eran algo increible. Las manos de Anna Rose se unieron a las de Arcturus, su esposo, había tenido siempre la sospecha de que su compañero perteneciera el bando oscuro; Anna Rose en un tiempo remoto, había pertenecido a los mortífagos, pero aquello de trabajar sin cesar de no era lo suyo, más si tenía a un marido que la reconfortara. Los orbes carmín del hombre observaban fijamente a los de Anna Rose, exclamando un sinfín de palabras que solo ella podía saber, aquellos ojos eran como un mapa para ella.

 

Tras el hombre, Anna podía observar como la habitación se teñía de colores gracias a los rayos que cruzaban la estancia, nadie se había detenido fijamente en observar a la Selwyn cuando el Black fue por ella. Sujeto con sus delicadas manos el rostro de Arcturus y le plantó con sus carnosos labios un beso, agradeciendo lo que hacia y disculpandose por lo que estaba a punto de hacer, no quería que fuera culpado como traidor. De haber podido, le hubiera hecho un acto carnal a su marido. Apuntó con su varita al Black e hizo un rápido movimiento.

 

- Mobilicorpus.

 

Un rayo naranja impactó en el pecho de Arcturus y sin darse cuenta, el hombre impactó contra el cuerpo de Vidia Black, la hermana de su marido que se encontraba justo tras él, llegando a el escena. Anna Rose se levantó sin perder su encanto, haciendo un movimiento sensual hasta estar de pie, sintió todas las mirada en ella y les lanzó un beso a todos, giró sobre si misma y desapareció, sin dejar ningún rastro de su sensualidad en el aire. La mujer no desapreció del edificio, solamente apareció en uno de los pasillos superiores donde se encontraba una de sus compañeras, sin vacilar, abrió la puerta sin perder su gracia.

 

- Haydée, cariño, la diva y la que tarde en arreglarse soy yo - exclamó, adentrandose a la habitación, mirando de pies a cabeza a la Kirsch - Vladimir y Lisbeth están a bajado luchando contra un grupo de mortífagos, pero yo no me ensuciara las manos, eso es trabajo de plebeyos - exclamó - yo solo mato y no me ensucio de sangre - una sonrisa se había apoderado del rostro de Anna Rose, mientras se acercaba a un espejo - oh, por Dios, me he despeinado - comentó angustiada, empezando a peinarse el largo cabello castaño entre risas - como decía, te necesitamos allá abajo para matar a los mortífagos y quedarnos con la fortuna de los Wilkes o con lo que quieran - sentenció - y Egmond es mío - añadió con gracia, una noche con su marido y el Wilkes seria mucho placer para la mujer.

Editado por Pik Malfoy Macnair

o3AGp2S.png
http://i.imgur.com/wjaQybf.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Rol Auspiciado por la Spritze :blush:

Homura Wilkes——

 

—¡Arcturus! —lo nombró con una fina voz, atendiendo con sus dos ojos cafés la figura impotente de aquel hombre.

 

El que había llevado a la Wilkes hasta la mansión sobresaltó a la pequeña Homura con la exclamación de un hechizo lanzado a uno de los secuestradores. La niña se había teñido la cara de un rojo fuerte, tenía la vergüenza del mundo por haberse encontrado nuevamente con él luego de haber desobedecido sus órdenes. Entendía que el señor quería el bienestar de ella, pero no podía dejarse estar con su familia entera sufriendo en un sótano.

 

La castaña no perdió más tiempo embobada por la timidez, agradeció con una mirada y pasó a darle la varita a una de su hermana mayor, Alanis, quien ya estaba libre gracias al mortífago que acompañó desde que llegó hasta ese momento. Pronto el sótano se llenó de gente y hechizos por doquier. Y, mientras que los ayudantes a la Wilkes iban captando atención de los Karkarov, Homura iba repartiendo varitas.

 

Notó como una mujer enmascarada libraba de las ataduras tanto a su madre como a su padre y, sin meditar, se lanzó a sus familiares, dándoles las varitas respectivas. Casi se tropieza en el intento pero, como lo importante en ese momento eran los resultados y no el medio, ni siquiera le inmutó. Tomó la mano de su hermana, yendo hasta detrás del joven enamorado. ¿Estaba enamorado?

 

Alanis, vamos —jadeó ya cansada por todos los sucesos.

 

Estiró del brazo a su hermana hacia las escaleras para escapar, giró sobre sus talones y escuchó el ruido de dos cuerpos chocando, al darse la vuelta encontró a su padre sobre una enmascarada. La situación era algo extraña, puesto a que no había visto bien y no estaba segura de si él se había tirado encima o si sólo había tropezado.

 

Ay, padre, me sorprende tu torpeza. Me superas —murmuró la pequeña alzando las pupilas, dejando ver sólo el blanco en sus ojos, algo sumamente inquietante—. ¡Vamos ya! —fue hasta su padre esta vez y lo estiró del brazo intentando alzarlo—. Luego terminamos con los jueg...os —respiró apenas, pues no tenía la fuerza suficiente.

 

 

Rachel Lestrange——

 

Atendió las necesidades de la familia, como bien su tarea era protegerlos lo hacía sin titubear. Movió la varita a diestra y siniestra mientras los Karkarov y mortífagos libraban una pelea cercana a ella. No necesito pensar demasiado para reconocer la silueta de Melinda y Egmond, la tercera persona era más joven y aún desconocida, pero por el gran parecido a la Wilkes era de suponer que también llevaba su apellido.

 

Evanesco —libró a la pareja de las ataduras que llevaban, porque era sólo una la que atajaba a los dos—. Vitae —un mueble del costado despertó y se puso frente a los Wilkes, dando espacio para que Egmond pueda levantarse y escapar directamente—. Vamos compañeros, escapen, nosotros nos encargamos de esto —murmuró sin expresión alguna en el rostro.

http://i.imgur.com/4Eo2UjZ.png



http://i.imgur.com/8wjGA.gifhttp://i.imgur.com/LhVyO.gifhttp://i.imgur.com/UrIhZ3S.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

×,.·´¨ '°÷·..§ இ •.★* Rol Auspiciado por el Escuadrón SpritzeI *★.• இ §.·´¨'° ÷·..×

 

 

 

׺°"˜ `"°º× Arcturus Black׺°"˜`" °º×

Una mueca de rabia inundo su rostro, sin embargo la cristalina voz en su espalda le distrajo de todo a su alrededor << Vidia!!...>> giro ágil giro sobre si, poniéndose de pie como una saeta, la vio, era ella, su pequeña hermanita. Por segundos que parecieron detener e tiempo, el polvo y las luces las explosiones a su alrededor, todo transcurría como en cámara lenta, el amplo espectro visual del vampiro abierto en todo su esplendor distinguió a las pequeñas nubes de polvo que expandían sus efluvios como hongos abriéndose a la vida, como cuando las pequeñas plantas mohosas explosionaban para desperdigar sus esporas.

-Vidia...mi pequeña...-

No dijo mas, la enredo en sus brazos cubriéndole con su cuerpo, sirviendo de escudo, aunque en su mirada férrea adivinaba a una gran luchadora, la abrazo con fuerza por unos segundos que le parecieron mas cortos aun,

-Defiéndete como tu sabes, tengo que ir por ella-

salio de ahí y como una sombra deslizándose por las paredes y el techo, los ojos llameantes del Black, Tenia meses sin ver a la mujer que tanto amaba, la distancia había logrado acallar la necesidad sobre humana que sentía por la mujer, Pero no era un animal que se dejaba levar pos sus instintos primarios, era un mortifago .

en milésimas de segundos estaba tras ella, y que aria, asesinarla, no podría, la amaba demasiado aun; aun si no tenían ya una relación normal, esa mujer seria siempre parte de su vida, entro dando un puntapié a la estancia donde Rose se encontraba con otra mujer, se avanzo contra ella y la aprisiono en sus brazos,

-Que estas haciendo?...Estas loca, te pueden asesinar seras juzgada alta traidora!!...-

La estrecho con fuerza, fundiéndola por unos segundos que se le antojaban demasiado dolorosos, sus manos se enterraron el el diminuto talle de la mujer, y escondió su rostro en su cuello. aspiro por unos segundos la exquisita fragancia que impregnaba su cuerpo; arrastro su rostro en el de ella para llevarse con él; su aroma. Como tantas veces.

- Mujer....maldita sea...cuando entenderás?...-

Se aparto de ella...dio media vuelta y desapareció en una densa nube de humo, no seria participe de sus locuras aunque de su corazón, ya no había nada en absoluto.

http://i1158.photobucket.com/albums/p615/RhyanneCrowley/Mundial2014/Ethiane_zpsa5829279.png


http://i.imgur.com/8VxLPsY.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

.::Egmond Wilkes::.

 

Cerró los ojos e inhaló con fuerza aire fresco luego de sentir el fuerte golpe que el látigo de Anne, había hecho en su mejilla. Su cara rápidamente ardió por el escozor y la herida comenzó a llenarse de sangre haciendo que por su cara, chorreara el líquido pardo rojizo posteriormente, la fiera se había dirigido a Melinda y también la impactó con su látigo para finalmente, lanzar un sectusempra a la mayor de sus hijas.

 

- Maldita mujer... lo haces porque estamos amarrados ¿no? Eres muy valiente así ¿verdad? ¡Alanis! Reacciona hija se fuerte, resiste-

 

La voz del patriarca había sido más un lamento que otra cosa, no podía hacer nada y las lagrimas salían incontenibles por sus ojos al ver como su hija se desangraba sin más remedio. De la nada, varios mortifagos irrumpieron en el lugar, pudo notar como una mujer de cabellos rizados sanaba a su hija y posteriormente los soltaba a él y a su esposa. Besó los labios de Melinda con sumo entusiasmo y cuando se iba a acercar a Alanis, contempló que un chico se encontraba con ella: ya era una mujer.

 

Orgulloso miró a la pequeña Homura y tras una mirada cómplice, agradeció a Arcturus ya que sin él, probablemente estarían muertos. La menor de sus hijas, le acercó su varita y lo jaló de la mano intentando que le acompañara pero el mortífago tenía el orgullo herido y una venganza que llevar a cabo antes de partir: Anne Rose. Sabía que el Black iría a donde estuviera ella así que tomó su varita y siguió a Arcturus.

 

- Melinda amor, vuelve a la casa con las chicas... yo aún tengo algo que terminar confía en mi y nos veremos allá.- Susurró a su mujer antes de seguir al vampiro y Melinda pareció entender al acto.

 

En la habitación habían tres personas hasta el momento en que su amigo desapareció por lo cual, solo habían quedado Anne y Haydée la última, parecía realmente no tener el mayor interés en seguir cubriendo las espaldas del inútil de su hijo y por sus reacciones, más bien parecía que disfrutaría el que le mataran y le quitaran ese gran peso de encima. El castaño la siguió con la mirada, observando desde la rendija de la puerta y pudo apreciar cuando la mujer desapareció tras la puerta del baño de su habitación dejando a la Selwyn sola.

 

Varita en mano, Egmond abrió de una patada sigilosa y sin esperar demasiado apuntó a la sensual Anne Rose por la espalda. -Expelliarmus- La varita de la bruja salió volando por la habitación y él comenzaba a acercarse más y más.

 

- Al fin solos... ¿No era eso lo que querías? Te tengo noticias, una vez que haces daño a un Wilkes has firmado tu sentencia de muerte. -AVADA KEDAVRA -

 

Los ojos del Wilkes centellearon de placer al ver la muerte implícita que se dibujaba en las orbes de la ex secuestradora, una sensación divina había recorrido su cuerpo concentrándose en su estomago y a pesar de que no podía sonreír -por la herida del látigo en su cara- una mueca de satisfacción se moldeó en su rostro. La que había hecho más daño a su familia estaba muerta y sus compañeros se encargarían de los otros dos. Se acercó rápidamente antes de que Haydée saliera contemplando el cadáver de la castaña.

 

- Espero tu gracia de haberme dado con el látigo en la cara, no me deje marcas o lo pagaras en el infierno.-

 

Escupió de nuevo en la cara esta vez al cuerpo sin vida de la fiera y tras aquello, profundamente adolorido desapareció envuelto en una nube de humo negro rumbo al encuentro con su adorada familia.

http://i.imgur.com/1Vwan.gif - http://i.imgur.com/s6UEz.gif


mUf8ekk.jpg


http://i.imgur.com/l6ur9ia.gif - http://i.imgur.com/vhWsBiq.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Rol auspiciado por Spritze.

~Melinda Wilkes~

 

Todo estaba pasando demasiado rápido. Escuche las palabras de Anna Rose diciendome puerca. En ese momento me había logrado soltar las manos, pero todavía tenía los pies atados.

 

-¡Tu eres la puerca, además de ser una maldita z****! - Exclamé. -Egmond es genial en la cama, algo que tu nunca tendrás. Me das lástima.

 

Por un momento había olvidado que la pequeña Alanis estaba con nosotros, pero esperaba que pudiera olvidar mis palabras cuando saliera libre. La venda desapareció de nuestros ojos, lo que significaba que de igual forma nos matarian. Pude ver como atacaba a Alanis.

 

-¡No, no tocaras a nadie mas de mi familia.- Mientras Rose se distraia, había logrado deshacerme de la cuerda de los pies. La menor de mi hija había logrado darnos nuestra varita, al tomarla, vi que todavía sangraba el hombro donde había recibido el latigazo, pero me preocupaba mas Egmond y Alanis.

 

Quise resistirme a las indicaciones de Egmond, pero sabía que debía poner a mis hijas a salvo. Despues de agradecer a nuestros libertadores, tome de las manos a Homura y Alanis, quien ya había sido curada, justo a tiempo.

 

-Vamonos y no protesten. Saben que su padre estara bien, debemos hacerle caso.- Les pedí a las niñas.

 

Sin soltarlas me dirigí a la salida con mis hijas y recorrí el camino hasta nuestra casa. Me detuve en el vestíbulo.

 

-¡No se me suelte ninguna! Homura, gracias a Voldemort llegaste a tiempo con ayuda.- Dije dándole un abrazo a la menor de mis hijas. Me volví a donde estaba Alanis, abrazándola -Lo siento tanto que hayas pasado por esto. ¿Segura que estas bien? Ya no parece que tengas ninguna herida.

 

Me fije en mi propia herida del hombro, mientras pensaba episkey, con lo que las heridas sanaron.

 

-A su padre no le hubiera gustado regresar a casa y que la tuviera todavía. Prometo que no las volveré a obligar usar vestidos de fiesta, Homura, no te obligare a usar zapatos, puedes estar descalza si quieres en la casa.

 

Les di un nuevo abrazo a las dos, esperando tener la oportunidad de darle las gracias a nuestros libertadores. Me asomaba de vez en cuando a la puerta, pero sin dejar que mis hijas se acercaran, con la varita en mano.

 

-¡Su padre no viene!- Exclame, preocupada.-¿Dónde estas, Egmond? Si Anna Rose se atrevió a tocarte de nuevo...

 

Intente calmarme, no quería preocupar a las niñas. Por fin apareció mi marido a nuestro lado y lo abrace.

 

-¿Porque tardaste tanto?- No pude evitar soltar algunas lágrimas.- Espero que la hayas matado.

Editado por Lyra Katara Ryddleturn

SMLQYQL.jpg
EPjHROm.gif ~eAnQFcJ.gif ~ PowpgLI.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Rol auspiciado por la Spritze

*Lisbeth Karkarov

 

Unos minutos después que su esposo, una mujer despiadada pero de gran belleza irrumpió en la habitación. Anna Rose era gran amiga de su suegra, y había accedido a buenas primeras con la idea del secuestro. La rusa no podía decir que se llevaran muy bien pues sus temperamentos eran iguales, pero al menos se soportaban como para mantener conversaciones o torturar a la gente en conjunto.

 

Por supuesto, no contaba con que la castaña perdiera los cabales al descubrir que faltaba un integrante de los Wilkes. Congelada en su lugar, observó como la otra conjuraba un látigo y tomaba por el cuello al búlgaro. Alzó la varita inconscientemente, sin saber que hacer por unos segundos. La mirada ambarina de Anna la amonestó antes de que pudiera hacer nada, seguida por palabras que denotaban odio.

 

Solo quería ayudarte—mintió la rubia, guardando la varita bajo la manga.—Al inútil se le ha escapado la mocosa en el camino—explicó, levantándolo de un tirón de su camisa. Las marcas en su cuello estaban al rojo vivo, y sabía que estaba sufriendo en silencio. Merecido se lo tenía, por arruinar el plan.—Ni creas que nos iremos—terció ante la orden de la recién llegada, cruzándose de brazos sin soltar su varita.

 

<<No pienso dejarla a solas con Egmond>>razonó la mujer, sintiendo una punzada de celos en el estómago. Se apoyó contra la pared y se quedó dura como una estatua, mirando el show que la otra montaba con los prisioneros. Sus gritos habían logrado despertarlos, y ahora la chillona se disponía a azotarlos con su nuevo juguete.

 

Dio otra pitada a su cigarrillo, golpeándolo con suavidad para que las cenizas cayeran al suelo. No quería dejar a la castaña sola pero tampoco quería quedarse a expensas de sufrir un latigazo sobre su pálida y delicada piel. Entrecerró los ojos expulsando el humo con lentitud, haciendo que este calmara su nerviosismo. Pese a su aparente tranquilidad exterior, su cabeza era un remolino de pensamientos.

 

Disfrutó en grande el intercambio de palabras entre los Wilkes, pese a no ser ella quien los torturaba. ¿Cómo se sentiría ver a su hija desangrándose frente a sus ojos, sin poder hacer nada? No podía imaginarse aquellas emociones, pues nunca había experimentado nada tan fuerte. El odio era quizás lo único que la mantenía con ganas de vivir, el odio y el dinero de su marido.

 

Su mano buscó a la de su compañero automáticamente al sentir un ruido en la puerta. Una horda de magos-mortífagos-apareció frente a sus ojos; y no pudo hacer nada por detenerlos. Ni siquiera había pensado en un hechizo cuando vio como atacaban a Anna Rose y a su esposo. En cuestión de segundos, un dolor profundo se extendió por su cuerpo: doce medialunas filosas se habían clavado en su pecho y la varita se le había escapado de las manos.

 

Cayó al suelo de rodillas, con sus manos y su vestido llenos de sangre; las cuchillas aún insertas en su piel. Atisbó entre todos los magos el cuerpecito de una niña: Homura. Si no hubiera estado tan cansada, seguramente estaría golpeando al Karkarov por su tamaña estupidez.

 

Vladimir—susurró, como si lo recordara de pronto. Giró la cabeza para encontrarlo a su lado, como siempre. Solo que esta vez la visión fue aterradora, de tantos cortes y fluido escarlata que emanaban de él. Se quedó en silencio, prestando atención. ¿Adónde se había ido su varita?

 

Sus zafiros recorrieron cada rincón de la habitación, topándose con sangre y una gran cantidad de zapatos antes de divisar el arma de fresno que la había elegido hacia más de una década, y se arrastró con cuidado hacia ella. Nadie le prestaba atención, entre tanto reencuentro y odio hacia la castaña. Supuso que era solo cuestión de suerte, unos minutos más y quizás ella fuera la del látigo en mano.

 

Recogió también la varita de nogal del búlgaro, y con prisa volvió junto a él. La sangre seguía emanando de sus heridas, pero nada que no se pudiera curar. Tomó su mano nuevamente y desapareció, lejos de los demás. El proceso fue traumático, y se sintió morir mientras el suelo se volvía nada. Era como montarse en un Pegaso embravecido.

 

—Maldita sea—masculló, comenzando con el doloroso proceso de extracción de las medialunas—Episkey—pronunció en cuanto hubo terminado, apuntándose al pecho. Las cortaduras desaparecieron de inmediato, y solo quedó la humedad de la sangre en su vestido junto con los proyectiles manchando la bonita alfombra blanca de su habitación. Hizo lo propio con su marido, cerrándole las incisiones. Sin embargo, el color acre de su piel se acentuaba con el correr de los minutos.

 

La bruja se incorporó con celeridad, corriendo hasta su ropero. De un modo u otro encontró un frasco de poción revitalizadora y corrió hacia el cuerpo inerte del hombre. No perdió el tiempo y le abrió la boca de par en par, vertiendo todo el contenido del recipiente directamente en la garganta. Su respiración era entrecortada por toda la carrera, y no se caía por el simple hecho de que sus brazos la mantenían en equilibrio con el piso.

 

Vladimir, gracias a Morgana—suspiró de alivio al ver los ojos grises abiertos de par en par, llenos de confusión.—Luego te lo explicaré, solo vámonos.

Editado por RoomiiMusic95

http://i.imgur.com/JCQp2ON.png


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Rol auspiciado por la Spritze

 

 

~Vladimir Karkarov

 

 

 

¿Qué demonios...? —no terminó la frase ni alcanzó su varita.

 

Un látigo lo tomó del cuello y sin poder evitarlo, cayó de bruces al suelo con un golpe seco. La presión que ejercía el instrumento le lastimaba irremediablemente la garganta y de a poco, sentía como el conducto respiratorio empezaba a cerrarse. El aire cada vez de habría menos paso y sus intentos de zafarse eran inútiles, hasta que por fin Anna decidió soltarlo. Tomó aire y como un mecanismo de defensa, ejercido por su cuerpo, llevó sus manos al lugar magullado mientras tosía.

 

Si había algo en aquel asqueroso mundo que no toleraba, era esa mujer. No comprendía como su madre había llevado una amistad con una persona así y para su alivio, Lisbeth pensaba igual. Que ahora que lo notaba, la bruja había tenido el valor de amenazar a su esposa. Enojado, golpeado y sin ánimos, intentó apoyarse lo menos posible en su joven compañera para ponerse de pie. Todo se había convertido en una serie de eventos desafortunados, todos y cada uno peor que el anterior.

 

Ahora cargaba con una herida más para su colección y para colmo, tenía que lidiar con las insinuaciones de la Rose hacia Egmond. Esa mujer constaba de un gran déficit mental, estaba seguro de eso. Malhumorado, intentó comportarse ante lo que ocurría ante sus ojos y estuvo a punto de aplaudir la buena puntería del Wilkes al escupir a su "colega" de secuestro. No defendió a la chica, Alanis, del ataque de hecho le daba tan igual como Melinda, por más que las conociera hacía años.

 

Pero entonces, un agarre poco usual en su mano lo puso alerta, al menos a su nivel. La Nikolai jamás llevaba al contacto físico y menos cuando estaban enojados, aunque lo que venía lo ameritaba. Varios Mortífagos entraron en el sótano y la sangre huyó de su rostro. Lisbeth, pensó al instante y sin dudarlo un instante, se posicionó delante de ella con aire protector. Como siempre, desde que tenía memoria, la magia era lo último que consideraba. Sin usar la varita siquiera, fue el blanco perfecto para los rayos.

 

Se halló en el suelo sin darse cuenta, guió sus ojos a la rubia que había intentado proteger mientras caía finalmente sobre su espalda. Había cometido otro error y como era usual, siempre se trataba de algo extremo. Empezaba a desorientarse, el líquido carmesí emanaba de sus heridas casi a borbotones y manchaba en su totalidad la camisa blanca que hacía tantas horas había comprado. Se movió, en busca de su arma, tenía última oportunidad de hacer las cosas bien. Entonces, Lisbeth cayó a su lado.

 

No —masculló. Su voz sonó apagada y antes de dejarse llevar por el sentimiento de agotamiento, miró por lo que sería la última vez, según él, el rostto de su esposa.

 

Sin oponer más resistencia, dejando de luchar contra el dolor, cerró los ojos y se entregó a lo que ocurriera. El asunto del secuestro definitivamente había salido mal, aunque ya nada podría hacer. Solo esperar, quizá, que la rusa no lo odiara en otra vida; cosa que no pasaría ese día. Estaba más muerto que vivo cuando Lisbeth desapareció junto con su cuerpo maltratado y ensangrentado, llegando finalmente a su habitación en pisos superiores.

 

La sensación de vacío fue incapaz de molestar al búlgaro, inconsciente por la pérdida de fluidos y ajeno a la batalla que se libraba en su propia casa. Se encontraba a un paso de la muerte, cuando un líquido amargo traspasó su garganta. Inhaló desesperado, encontrando al separar los párpados, la mirada aliviada de la rubia. Pensaba que había muerto, hasta el momento en el que una nueva oleada de dolor recorrió su torso. Quitó la varita de Nogal de manos de su esposa, antes de terminar de curarse con un Episkey.

 

Se incorporó trabajosamente y limpió su rostro sudoroso con un pañuelo o algo que debió ser uno antes de la avalancha de ataques. La palidez que mostraba su piel, obviamente no era normal y a pesar de todo, logró dedicarle un gesto tranquilizador a la Nikolai. Por unos instantes, con esa expresión, había logrado parecer la mujer de la que aún estaba enamorado sin remedio. Le daban igual los Wilkes, le daba absolutamente igual su madre —incluída Anna— y por supuesto, el mundo. Besó a la mujer con delicadeza, obviando las punzadas en su cuerpo.

 

Bauleo —pronunció con su fuerte acento y las maletas guardadas en esa habitación empezaron a llenarse con sus pertenencias—. Estoy contigo.

 

Tomó las valijas y luego la mano de Lisbeth antes de desaparecer, sería difícil para Egmond encontrarlos en Rusia.

"%20alt=YwwEbg4.gif


"%20alt=


"%20alt=hQEsmVo.gif3lqIQgZ.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.