Familia Granger (MM B: 86794)

[Annick McKinnon]

Una buena parte de la plasta verdosa y maloliente que Luna había lanzado hacia Sophie fue a parar en la cabeza de la pelirroja, quien había pagado caro el haberse retrasado intencionalmente para entrar al sótano y había bajado justo en el momento en que las Granger comenzaban su guerra. (?)

 

―Ouch, ¡oye! –gritó haciendo un movimiento gracioso para sacudirse el musgo– ¡Guácala, qué asco!

 

Pensaba en la manera de vengarse de la ojivioleta pero uno de los elfos domésticos de la mansión bajó para anunciar la llegada de una visitante. Como era obvio que ninguno de los presentes estaba muy seguro de qué hacer para librarse de los bundimuns, lo mejor que podían hacer era salir de ahí y llamar a los del Departamento de control de plagas.

 

―Después me las pagarán… –y se dio media con gesto de fingida indignación.

 

La pelirroja subió a su habitación para darse un rápido baño para librarse del olor y los restos pegajosos que tenía en el cabello. Minutos después bajó aún llevando el cabello bastante húmedo, lo que remarcaba más su aspecto ondulado, y portando un vestido corto en color blanco con varias flores en tono oscuro.

 

―Hola –saludó a la chica que se encontraba en la sala–, soy Annick, hermana de Luna, supongo que es a ella a quien esperas.

 

 

 

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Off: nuevamente ha llegado la más perdida \o/

[Ginny Rambaldi Weasley]

Mientras esperaba en la sala, comencé a tararear una canción, mientras que a ratos tomaba pequeños sorbos de agua; miraba a todos lados observando el lugar. Parecia acogedor sin embargo aún me sentía intimidada puesto que el enorme caserón era desconocido para mi.

-Mi ama dice que la espere un poco más... llegó Illian y el ama lo va a atender primero-Dijo Hipólito sacandome de mis pensamientos.

-Este... si, gracias Hípolito...-dije sonriendo fingidamente.

"mi madrina está ocupada... me hubiera avisado y así me retiraba sin perder más tiempo aquí..." pensé algo disgustada, cuando una voz me hizo levantar la mirada:

―Hola soy Annick, hermana de Luna, supongo que es a ella a quien esperas-dijo sonriendo, una joven pelirroja, al igual que yo, sólo que ella tenía ojos verdes.

-Pues... si, Luna es mi madrina-le contesté poniendome de pie y sonriendole.

 

Era una chica que parecía amable, seguramente porque yo era una desconocida en su Mansión y no quería asustarme.

-Vine a visitarla después de clase ya que... bueno... hace mucho que no le cuento sobre mi vida-le dije sinceramente.

[Kia Asamiya Granger]

La violácea se acercaba lentamente por el sendero rodeado de árboles y diversas plantas que ocultaban la mansión Granger de la vista de los curiosos, hacía mucho tiempo que había vuelto a abandonar la mansión y se sorprendió de lo cambiada que estaba, no cabía duda que seguía siendo majestuosa y elegante, pero ahora se notaba aún más el orgullo que los Granger sentían hacía su apellido.

 

Kia sonrió al detenerse frente a la puerta de madera y observar el estandarte de apoyo a la Orden del Fénix, la insignia de la joven initié brillaba débilmente sobre su capa color plata que le ocultaba la mayor parte de la ropa que llevaba ese día, un pantalón negro y una blusa azul claro con algunas manchas de lodo, se miró la capa y notó todo el lodo que se había adherido a la orilla de esta, había sido un viaje largo sin duda…

 

-Menos mal que estoy en casa –susurró mientras empujaba un poco la puerta y entraba al vestíbulo débilmente iluminado.

 

Lo primero que vio al entrar a la mansión fueron los espejos colocados a cada lado, una chica de ojos verdes y mirada cansada la observó unos momentos antes de darse cuenta que era ella, había cambiado mucho en su ausencia, el cabello ya le llegaba cerca de la cintura y su rostro ya no se parecía al de la chica risueña que dejó su pueblo hacía algunos meses, compuso una sonrisa triste y se dirigió escaleras arriba, en busca de su habitación y de su tía, tenía mucho que hablar con ella antes de hacer algo de lo que pudiera arrepentirse.

 

La habitación se encontraba perfectamente ordenada, sobre ella estaba acostado Kokoro, su gato había crecido un poco durante su ausencia, la observó con reproche unos segundos y en seguida bajo de la cama y salió de la habitación sin siquiera mirar a la chica.

 

-También me da gusto verte –le dijo al gato mientras este bajaba las escaleras sin ponerle atención; Kia se acercó a la cama y observó una carta de su madre. –Oh rayos… -maldijo abriendo el sobre con cuidado, no había tenido contacto con su madre durante su viaje y seguro estaría preocupada por lo que le hubiera pasado.

 

“Kia:

¿Dónde rayos te metiste? Hace meses que no tengo noticias tuyas, ¿debería preocuparme? Nadie sabe dónde estás o qué te pasó, sé que tal vez estás ocupada ahora que eres parte de la Orden, y me da mucho gusto saber que estás comprometida con ella, pero no esperes que no me preocupe por ti, sigues siendo mi hija y me gustaría tener noticias tuyas de vez en cuando ¿sabes?

 

Por favor comunícate conmigo pronto, tu padre y yo estamos preocupados y te extrañamos mucho, deberías venir de visita pronto.

 

Te quiere: Kumiko”

-Hola mamá, estoy bien, sólo necesitaba salir de esta casa un tiempo y alejarme de todas las personas a las que puedo decepcionar con las decisiones que planeo tomar –dijo mirando el papel sobre el que había caído algunas lágrimas- ¿Crees que suena bien Kokoro? –preguntó buscando a su gato por la habitación, pero no lo vio por ningún lado –Oh claro, también a ti te estoy decepcionando –susurró mientras se dejaba caer en la cama con las lágrimas surcando su rostro, no notó cuando se quedó dormida ni cuando el pequeño gato volvía a la habitación y se acurrucaba a su lado como en los viejos tiempos.

 

OFF

 

Volví familia!! sigo viva! [aunque al paso que voy no será por mucho tiempo (?)] xD

[CristianDCe]

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La enorme doble puerta de la mansión Granger se abrió con un chirrido y la familiar figura de su profesora Luna me saludó. Lucia exactamente igual que en las épocas de las clases en donde con tranquilidad soportaba mis absurdas preguntas, alegre me animé a responder su saludo.

 

-¡Vaya! Saludos Lu..Señorita Peverell – saludé tratando de asumir un tono profesional – El motivo que me trae aquí es el siguiente…- rápidamente busqué un pergamino que estaba escondido en el bolsillo interior de mi túnica y tras quitar el sello de cera con la marca de Ministerio lo abrí y recité las solemnes palabras con tono burocrático.

 

El Ministerio de Magia informa al Departamento de Accidentes Mágicos y Catástrofes que el 15 de Marzo a las 08:05 se ha iniciado un ataque Mortifago, que de ahora en adelante será denominado asalto, en la Mansión de la familia Granger en la zona de Ottery St. Catchpole. Lo Antes posible se le fue indicado a la división de dicho departamento, El Cuartel General de Desmemorizadores, para que intervengan en el lugar.

 

Al terminar de leer me aclaré la garganta y algo ruborizado por los nervios bajé el pergamino- Jeje vengo en nombre del Cuartel General de Desmemorizadores para ofreces mi ayuda. En dado caso que necesite Extraer/Borrar/Modificar/Etiquetar algún recuerdo de dicho acontecimiento estaré a la orden, en dado caso de que no sea necesario por favor firme aquí para colocarlo en el informe – tras señalarle un apartado del pergamino le sonreí – gracias por su atención, este proceso es rutinario mas que todo. Le pido disculpas por la tardanza y espero poder ser de ayuda. – tras esperar su respuesta algo confiando guarde el pergamino.

[Coyo-t de Monter Westrong]

Antes de que pudiera hacer algo, la hermosa rubio depositó a nuestro hijo en mis brazos y sin mediar mas palabras escapo del lugar, intente seguirla, pero para cuando me levante del suelo, ella ya había desaparecido del lugar.

Me quede un rato parado sin realmente saber que haría, no había pensado en encontrarme solo en esta situación, el bebe lo había resentido pues al darse cuenta de la falta de su madre había comenzado a llorar. Realmente me encontraba en un apuro, pues era la primera vez que sostenía a un bebe.

Pensé en acudir a mi prima Sophie, pues recientemente había tenido a sus gemelos, pero en eso recordé que nadie sabía aun sobre mi identidad como padre del niño... y no tenía ganas de explicarlo en estos momentos, sin mas me quede afuera, abrigando al niño con mi gabardina mientras lo arrullaba lentamente, esperando que se quedara dormido...

Finalmente paso algún tiempo, en el cual tanto el niño como yo habíamos dormitado un poco, peor algo me había despertado, algo que ni siquiera era aquí cerca, algo había sucedido en Abaddon, por lo cual sin mas preámbulos me desvanecí del lugar junto al bebe en dirección a la prisión de la Orden...

[Annick McKinnon]

Mientras tomaba asiento, la ojiverde esbozó una pequeña sonrisa debido a que comenzó a preguntarse para sus adentros cuánta gente conocía a Luna, o mejor dicho, quién no la conocía. (?)

 

―Oh, así que es tu madrina –repitió mientras tomaba asiento en uno de los cómodos sillones de la sala.

 

La Poulain estuvo tentada a sacar a flote su lado bromista, e iba a comentar que ser madrina era una responsabilidad muy grande para alguien tan alocada como la ojivioleta (xD) pero decidió no hacer ningún comentario al respecto, debido principalmente a que no sabía si su acompañante estaba acostumbrada a ese tipo de bromas.

 

Se aclaró la garganta y decidió llamar a uno de los elfos domésticos de la mansión para pedirle que le preparara algo que les hiciera más corto el tiempo en tanto esperaban. Como Eneas se encontraba en el Callejón Diagon realizando una tarea que le había encomendado la fenixiana, fue Freddy quien acudió a su llamado.

 

―Pequeño, podrías traernos algunas galletas y café para tomar… ¿o te apetece alguna otra cosa para beber? –agregó dirigiéndose hacia la chica pelirroja que tenía en frente.

 

El elfo doméstico hizo una reverencia y se dirigió hacia la cocina.

 

―Espero que no te incomode esperar a Luna, creo haber alcanzado a escuchar que tenía que atender a alguien.

 

 

 

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Off: Kia, también eres del club de las perdidas :3 xDDDD Bienvenida again +.+

[Ginny Rambaldi Weasley]

Mientras ella analizaba mi respuesta, parecía como si se sintiera tan incomoda como yo:

―Oh, así que es tu madrina –repitió sentandose en el sillón.

Asentí con la cabeza, mientras ella llamaba a un elfo doméstico, me di cuenta que no era Hipólito, pues este se veía mas... orejón... y menos viejo.

 

―Pequeño, podrías traernos algunas galletas y café para tomar… ¿o te apetece alguna otra cosa para beber? –agregó preguntandome.

 

-No gracias...-contesté sonrojandome un poco, me sentía algo intimidada pero más a gusto pues ahora tenía compañia.

 

El elfo doméstico hizo una reverencia y salió de la sala.

 

―Espero que no te incomode esperar a Luna, creo haber alcanzado a escuchar que tenía que atender a alguien.-dijo sonriendo amablemente.

 

-No mucho... la Verdad... es bueno conocer gente nueva de vez en cuando-dije sonriendole.

[Valeskya Granger]

La joven se sorprendió al escuchar el tono con el que Illian hablaba; al escuchar de qué se trataba de un asunto relacionado con el Ministerio de Magia, no pudo evitar sonreír un tanto aliviada. Ahora podía entender a la perfección tanto formalismo, el cual ella también utilizaba en su trabajo como funcionaria [?]. El mago provenía del departamento de accidentes mágicos y catástrofes, un lugar al que la Granger jamás había acudido.

 

Cruzó los brazos mientras su rostro reflejaba cierta sorpresa: ¿Cómo se enteraron? ¿De cuál de todos los ataques hablan? Eran las preguntas que pasaban por la mente de la fenixiana, pues habían ocurrido tantos, que ya había perdido la cuenta. Probablemente el departamento de aurores se había encargado de avisarles, aunque eso no tenía mucho sentido para ella. Después de unos minutos de pausa, Luna sujetó el pergamino que el joven había terminado de leer.

 

- Creo que el tiempo que ha transcurrido entre la fecha del ataque y hoy, ha sido algo… extenso.- Dijo con tranquilidad la Granger mientras sonreía. - La familia pocas veces se queda a presenciar ese tipo de ataques y afortunadamente hasta ahora, considero que no ha sido necesario requerir de sus servicios.- No había podido evitar el tono de sarcasmo en su voz, pues de tantos ataques que habían sucedido en la mansión, precisamente tenían que acudir por uno que había sucedido algunos meses atrás.

 

- Es una difícil labor la que estás realizando, todos los días hay ataques de ese tipo… De todas maneras se les agradece su ayuda.- Comentó un poco más tranquila, intentando suavizar el tono. - ¿Dónde firmo? – Preguntó la ojivioleta mientras sujetaba una elegante pluma que había tomado del visitante [?], escribía un garabato sobre un apartado de aquel pergamino que le habían ofrecido y se lo entregó. - Espero que esté todo en orden… Gracias por tu visita, pero ahora tengo que atender otras cosas, así que si me disculpas.-

 

Sonrió con amabilidad y tras hacer una leve reverencia, se despidió del trabajador del Ministerio y se dirigió al lugar donde su ahijada debería estarla esperando. Era un poco sorpresivo que fueran visitas a la mansión, pues no solían ser muy queridos en Ottery [?]. Caminó con rapidez mientras sus manos acomodaban su negra cabellera y al llegar, vio con sorpresa que Ginny no se encontraba sola.

 

- ¡Hola! Disculpen la tardanza… Cosas del Ministerio de Magia.- Murmuró la joven fingiendo seriedad. - Hermanosa, veo que ya conoces a mi ahijada. Por cierto ¿cómo pudiste cambiarte tan rápido? - Preguntó intrigada al ver que la ropa que traía la pelirroja no era la misma que traía puesta en el sótano. Se acercó para abrazar a la joven visita y preguntarle con tono jovial. - Ginny, bienvenida a nuestra casa. ¿Cómo estás? Platícame qué es lo que te trae por estos rumbos.- No terminó la frase, pues Freddy había aparecido con una bandeja de bebidas y cosas para pellizcar [?]. La mirada de la Granger se mantenía perdida, mientras veía al elfo doméstico servir a las jóvenes.

 

Off:

 

De vacas en la Academia, así que me tendrán de vuelta molestando. Sobri, ya hemos hablado por msn y bueno… Ya sabes, bienvenida! :B

[Ginny Rambaldi Weasley]

Mientras esperabamos que trajeran los aperitivos, llegó mi madrina Luna algo acalorada; puesto que había logrado safarse del invitado y vino corriendo supuse.

Al verme acompañada de su hermana nos miró algo sorprendida y dijo:

 

- ¡Hola! Disculpen la tardanza… Cosas del Ministerio de Magia.- murmuró algo seria - Hermanosa, veo que ya conoces a mi ahijada. Por cierto ¿cómo pudiste cambiarte tan rápido? -preguntóalgo confundida.

 

Se me hizo rro su comentario pero decidí no meterme...Por mi bien era mejor quedarme en la ignorncia. Después se acercó y me dió un gran abrazo.

-Ginny, bienvenida a nuestra casa. ¿Cómo estás? Platícame qué es lo que te trae por estos rumbos.- dijo, siendo interrumpida por la llegada del elfo que traía una bandeja de bebidas y bocadillos.

 

Después de que nos sirviera un poco de bocadillos y algo de bebida decidí contestarle a mi madrina:

 

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-Vine a visitar a mi madrina favorita-comencé a decir animosamente- y a comentarte que los chicos y yo queremos hacer una fiesta en la casa de Hogsmeade 48 y vengo a invitarte cordialmente-le dije alegremente.

 

Pensé comenzar de esa manera para que después le contara lo que aconteció en mi vida y sobre todo en mis viajes. Pero frente a su hermana era mejor callarlo, en gran parte por mi historia y porque no la conocia lo suficiente como para comentarle cosas tan personales.

[Annick McKinnon]

Apenas habían transcurrido unos cuantos minutos desde que Freddy había atendido el llamado de la ojiverde, cuando Luna arribó hacia la sala y formuló una pregunta que Annick no supo si tomar como broma o como una verdadera interrogante. (?)

 

―De la misma manera en que tú te duchaste y cambiaste, hermanita… –respondió con perplejidad– bien dicen que el tiempo vuela.

 

Momentos después el elfo doméstico apareció portando una bandeja de plata llevando no sólo lo que la fenixiana le había solicitado sino algunos otros bocadillos. De pronto, luego de que madrina y ahijada comenzaran a charlar, la joven auror tuvo la sensación de que lo mejor era dejarlas a solas.

 

―Disculpen, creo que necesito estirar las piernas –comentó dejando sobre la mesa de centro la taza de café a medio beber.

 

Se puso en pie y se encaminó hacia el vestíbulo con su acostumbrada tranquilidad con la intención de salir hacia los jardines, y sopesando la posibilidad de dar un paso por las calles de Ottery.

 

La fresca brisa dio de lleno en su rostro haciéndola entrecerrar los ojos para disfrutar de la sensación que le proporcionaba el contacto con la brea. Las ramas de los árboles se mecían de manera apacible en tanto algunas avecillas revoloteaban por los alredores.

 

Aunque la pelirroja siempre había disfrutado de la serenidad, tenía que admitir que desde hacía tiempo sentía que algo le faltaba a su vida. Tal vez extrañaba el ajetreado bullicio que antaño solía inundar a la mansión Poulain, o tal vez sólo le faltaban esas peculiares conversaciones que solía sostener con sus hermanas.

 

«O por lo menos una mascota», susurró para sí misma con aire alicaído. Respiró profundo y elevó la mirada al cielo, que lucía totalmente despejado; entonces meditó sobre sus últimas palabras. No era mala idea…