Familia Granger (MM B: 86794)

[Zeth Black Lestrange]

...

 

Mi sombra es lo único que caminaba junto a mí, en el límite del borde de mi soledad recorriendo los caminos del barrio de los sueños mutilados. Apoyado en un muro, lanzaba en el aire mi varita, tratando de distraer mis pensamientos, de pronto un agradable ardor en mi espalda producía un sentido áspero en mi ser comprendiendo el llamado, y relajando mi cuello con circulares movimientos desaparecí entre la oscuridad.

 

Segundos después, me hallaba en los jardines de una extraña locación, en el cielo una capa en penumbras se perdía hacia el oscuro horizonte. A una docena de pasos, se alzaba una imponente estructura, donde unos muros se levantaban sobre el pasto húmedo enmarcando la mansión que desvelaríamos. Fijando los la vista en mis compañeros aguardaba sus indicaciones mientras saboreaba la espera.

 

–Buenas noches señoritas- musité.

 

Pronto mi larga capa acariciaba la hierba mojada del suelo, que envolvía mis vestiduras lúgubres y mis cabellos largos y negros a apenas se observaban tras la tela, con mi varita en guardia y sin producir sonido alguno sobre mis pasos, mi rostro altivo ostentaba una máscara neutra que guardaba mi identidad, donde mis celestes orbes se podían observar con claridad. Mi etérea piel se deleitaba jugando con mi varita negra con aplicaciones en plata, aguardando a la diversión.

[Blackimse]

La noche despejada caía sobre la mansión Black, una de sus integrantes enfrentaba la vista desde la terraza de su habitación. Cuando sin aviso alguno, la marca tenebrosa en su brazo comenzó a arder, alguien los estaba convocando para un nuevo juego con sus queridos rivales.

 

-Tal vez me vaya bien en la cacería- Pensó la Black mientras entraba en su habitación y con un simple movimiento de su varita de canelo negro sobre su rostro aparecía su máscara, cubriendole por completo la cara. Esto haría imposible a sus indeseados rivales el reconocerla. Tras asegurarse que su máscara le ocultaba su identidad, revisó los bolsillos de su túnica negra y sencilla. Dió cuenta que tenía 4 Bezoars en sus bolsillos, por lo que decidió llevarlos consigo por algo pasaba.

 

Salió de la mansión Black por una puerta secreta que daba a los terrenos del bosque. Una vez allí desapareció envuelta en una nube de gas negro.

 

Apareció en los oscuros jardines de la mansión Granger, en donde los rayos de la luna caían con tenuidad sobre los pálidos jardines antes de ser absorvido por la oscuridad de la noche.

 

-Buenas... ¿Qué tenemos en el menú de hoy?- Preguntó divertida la joven Blackimse detrás de su máscara a sus compañeros de esa noche.

 

Mientras observaba a May y a Monica derribar derribar las puerta de la mansión sostuvo con fuerza su varita, observando si aparecía un rival. Siguió a sus compañeros al interior de la mansión. Adentro de ésta sus orbes buscaban con impaciencia a cualquier fenixiano. En caso de encontrar a un rival se mantendría a 10 metros separado de él o ella y la mantendría en cualquier caso.

[Beltis]

- muuuy bien.

 

Hizo un suave movimiento con la varita y las sábanas comenzaron a ordenarse, flotando lentamente hasta caer, totalmente lisas, sobre el colchón. La figura que estaba a un costado de esta, estaba vestida completamente de negro, su atuendo constaba de una capa larga negra, tejida con destreza en lana. Le cubría hasta los talones, lugar que dejaba ver botas de cuero del mismo tono.

 

La silueta, no muy alta, se movió y a la luz nocturna que se colaba por el ventanal, develó su rostro. Las suaves facciones de Beltis relucieron, donde una maliciosa sonrisa indicaba que estaba cometiendo alguna travesura. Efectivamente, la tela de algodón egipcio estaba completamente bañada en el extracto de una planta tóxica, que al menor contacto, produciría una reacción alérgica.

 

Cristobal Ryddleturn pasaría una mala noche. Pero antes de continuar, sintió que la piel le ardía, un ligero escozor que recorría el tatuaje de La Marca le comunicaba que debía hacerse presente cuanto antes. Corrió escaleras abajo y desapareció bajo la despejada noche.

 

***

 

Oculta bajo la máscara plateada la Mortífago apareció junto a quien la había invocado. Rauda, recorrió con la mirada el lugar en el cual estaba. Arrugó la nariz mientras en voz baja saludaba:

 

-Buenas noches ¿buscamos algo de acción?

 

Humedeció los labios contrayendo la varita entre sus dedos, con firmeza siguió a sus compañeros, adentrándose en el jardín de los Granger. Todos se dirigían a la entrada principal.

 

Las capas y los pasos apenas interrumpían la quietud de la noche. La puerta fue derribada y enseguida entraron. Beltis se ubicó con rapidez a diez metros de cualquier objeto, asegurándose de llevar tres bezoars bajo la capa, en un bolsillo de fácil acceso.

[Blackimse]

Verificando que el interior de la mansión estaba desierto la Black suspiró resignada mientras colocaba su mano en uno de los muebles del lugar.

 

-¿Otra vez no están?...Parecen aves de migración.- Dijo la Tempestad en voz alta mientras recorría el lugar, aún con su varita en posición de duelos.

 

-Ammm... ¿Podemos redecorar el lugar ya?- Preguntó la pelinegra mientras observaba los muebles de la mansión, pensando con cual debería empezar la tarea que más le gustaba, aparte de cazar aurores.

 

-Incendio- Dijo al fin apuntando su varita al mueble mas lejano del salón, éste ardió inmediatamente y con mucha fuerza. Las llamas comenzaron a esparcirse a partir del mueble por las cortinas y la alfombra.

 

-Que tieeerno- Dijo como si estuviera viendo a una tierna gatita(?)

[Beltis]

Extendió la varita. Con la capa negra, parecía un diminuto espectro de delgadas líneas que a contraluz se iban difuminando según los movimientos. La casa estaba sumida en un tétrico silencio, indefensa ante el grupo de atacantes quienes tenían a su disposición toda la construcción. Si creían que no prestar atención a los ataques, aminoraría el efecto de estos, pues estaban equivocados. No perdían mucho con ir a saquear o destruir por simple y sana diversión. Aquellos amantes de muggles no merecían un segundo de paz. Entreabrió los labios y susurró:

 

- Confringo

 

Apuntó con precisión a los ventanales. Los cristales rotos saltaron con estrepitosamente hacia el exterior, dejando una estela brillante, como rocío..

 

- Incendio

Las llamas fueron invocadas a la voz de Beltis, que en un instante, comenzaron a consumir el sofá de la sala. Ardían sobre la tela, luego dejando ver el armazón de madera. Pronto estaría reducido a cenizas.

 

- No puedo creer que esto se todo. Iré por algún recuerdo antes de irme.

 

Estaba molesta y decepcionada. Era evidente que la mala costumbre de dejar las casas a merced de los mortífagos sería algo difícil de erradicar. Pero era natural, les temían. La base no podía hacer mucho más, pero al menos entre todos enviarían un mensaje claro...

[Zack Ivashkov]

Una vez vio que dos de sus compañeras derribaron la puerta principal de la mansión acompañadas por su líder el mortífago se adentró al lugar al igual que los demás mortífagos, tras la máscara que tenía aún estaba dibujada una malévola sonrisa en sus labios. Apretó un poco mas la varita que sostenía de la mano derecha y se colocó a una distancia de unos 10 metros de donde posiblemente podrían atacar al joven.

 

Miró uno de los adornos que estaban en el hall de entrada y pensó -Wow, que linda mansión... pero dentro de poco no quedará igual- El Black rodaba sus ojos tranquilamente esperando que alguien saliera a defender el lugar. Apuntó con su varita a uno de los espejos que estaba cerca de él y susurró.

 

-Reducto-

 

Los vidrios calleron produciendo un sonido desagradable y a la vez aturdidor, quizá eso despertaría a las personas que estuviesen en el lugar y se acercaran para defender su territorio invadido por los mas poderosos de Ottery.

 

-Aún falta mas...-

 

Comentó divertido mirándo a las escaleras y luego una mesa que tenía un muñeco bastante macabro que quizá al final de todo se robaría y lo colocaría en su cuarto del castillo Black, apuntó a la mesa con su varita y luego pronunció

 

-Incendio-

 

La mesa que sostenía varios adornos comenzó a arder en llamas y a producir humo en el lugar quizá si se expandían mas las llamas todo sería un desastre...

 

[Monica Malfoy Haughton]

-Tralará Tralará – canturreaba. Su mirada se había fijado en unos de los magos presentes, Zeth, sintiendo como un torbellino de recuerdos se agolpaban en su mente. Movió su cabeza de un lado a otro disipando ideas que le hacían daño, y siguió su camino en busca de algo en lo que entretenerse. - Incendio – exclamó apuntando a una de las cortinas cercanas.

 

Al instante, las llamas devoraron la tela, consumiéndolas sin piedad y pasando velozmente hacía los muebles mas cercanos, estos se comenzaron también a quemar. Ella sonreía, aunque eso en absoluto la complacía... necesitaba enfrentarse a alguien y a ser posible, matarlo. Giró sobre si misma para ver lo siguiente que destrozaría.

 

- ¿Por que esto no me gusta? - estaba aburrida. De nuevo se encontró con Zeth, que aunque oculto detrás de una mascara, seguía siendo inconfundible para ella. Apretó sus labios y lo siguió con la mirada.

 

- Veo que decidiste volver... ¿Que te trae de vuelta por aquí? - Le preguntó con sequedad.

[Beltis]

Suspiró aburrida. El jueguito siempre era mejor cuando aparecían aquellos amantes de muggles vestidos como haditas y revoloteando alrededor. La castaña caminó por el lugar esperando que algo más emocionante sucediera, alguna cosa que llamara su atención. Por un momento pensó en ir a hurguetear a los cajones de los armarios, pero sintió repulsión.

 

Sacó la lengua como si de esa manera el mal sabor pasara. Desistió y se encaminó a la salida. Sus compañeros dejarían algún recuerdo para la familia, deseando una bella y dulce noche. Ella, se marcharía, no tenía más que hacer ahí. Atravesó el portal principal y desapareció una vez en el jardín.

[May Malfoy]

Imposible, nuevamente la habían dejado plantada y aquello comenzaba a torturarla. Con lentitud apuntó hacia las cortinas y con una sacudida de su varita murmuró suavemente ”Incendio” un par de llamaradas fueron a dar hasta la tela que comenzó a consumirse rápidamente.

 

Al parecer los demás parecían encontrar aburrido estar en aquel lugar, no era cosa de reprocharles pues la misma May se hallaba más que aburrida. Ni siquiera buenos libros tenían, ¡qué clase de Granger eran! Se suponía que la bruja que había hecho famoso a aquel apellido muggle era una gran devoradora de buena literatura.

 

- Se nota que los tiempos cambian – murmuró apuntando a un par de pinturas que de inmediato rasgó con un movimiento de la varita. Sus ojos desfilaron hacia los demás que causaban estragos y después hacia la puerta. Sin embargo tendría que esperar un poco más antes de salir, tenía que dejar bien decorado aquel lugar.

[Gyvraine C. Sullivan]

Era como si aquel lugar estuviera desierto, como si nadie viviera ahí. Las palabras de su ultima clase impartida en la academia resonaron en su mente, ojalá alguno que aspirara a ese bando pudiera ver lo que era verdaderamente la orden, un montón de coodines que preferían no entrar a defender su hogar solo por sobrevivir.

 

- Fuego Negro - susurró y un par de metros sobre su cabeza una bola de fuego comenzó a crecer, cobrando cada vez más fuerza conforme se encontraba estática - Los defensores del bien han muerto, incapaces e inútiles son sus esfuerzos por detenernos - decía a nadie en particular caminado de un lado a otro, viendo como sus compañeros destruían ese lugar.

 

Se dirigió a uno de los sillones que aun no se consumían por las llamas y desde ahí contempló el espectáculo. Su varita de arce giraba entre sus dedos, como decidiendo que haría a continuación, podría tomarse todo el tiempo del mundo...

 

- Fuego maldito - tres búhos reales salieron de su varita en con su vuelo terminaron de calcinar su alrededor - qué aburridos son los Granger - susurró ya de pie de nuevo en el vestíbulo.