El Hipogrifo Asustado (MM B: 105757)

[Andrómeda Perseus]

Hermes, Elfo Doméstico de Andrómeda Perseus Rambaldi

 

El Elfo apareció en "El Hipogrifo Asustado" luego de enterarse de aquella salida improvisada de su ama en el Cuartel General de la Orden del Fénix. A Hermes en parte le sorprendía, puesto que era un descaro salir de tal forma en medio de un evento como aquel... Y más aun, si necesitaban la presencia de su ama. Por otra parte, eso no le sorprendía por que sabía que la Initié anteponía su deber de proteger a sus compañeros antes que cualquier otra cosa, sumado al de prevalecer el espíritu de la Orden del Fénix.

 

Sus ojos saltones no tardaron en encontrar dos cuerpos tirados en el suelo, muertos, posiblemente, en el que peor estado se encontrara fuera el de su ama Andrómeda, el otro lo reconocía como su gran amiga, Jessie Potter Blue. No tenían vida, de eso estaba seguro... sería su deber llevarlas a San Mungo para que las revivieran y curaran. Pero no era precisamente todo eso lo que Hermes tenía, sino la confusión en la que se veía sumida su ama. El hecho de que no hubieran sido capturadas era algo de lo más extraño.

 

Rápidamente, no fuera caso de que aparecieran más Mortífagos, sujetó a ambos cuerpos por sus brazos para luego concentrarse en un punto y desaparecer rumbo al Hospital San Mungo. Lo que no sabía, era que el Espíritu de Andrómeda, vagaba por allí, perpleja, sin saber que decir... y como él mismo había dicho, totalmente confundida.

[Matt Blackner]

Era increible. Había conseguido contar un cuento a aquel montón de niños casi sin darme cuenta. Y me habían escuchado, a pesar de que no era el mejor narrador del mundo.

 

Y después, al darme cuenta de que estaban mirándome fijamente, alli, tan cerca, tan atentos, me había puesto nervioso. Para Sagis o Jesse sería muy fácil, pero a mi, cuando me sacaban de Ithilion o Argi, se me hacía muy difícil tratar con niños. Más aun, con tantos.

 

Pero me obedecían. Algunos bostezaban, y no se como, acabé logrando que se echaran a dormir un rato la siesta.

 

Ahora estaba alli, junto a la puerta, apoyado en la pared y con los brazos cruzados, mirando fijamente aquel montón de niños, sin salir de mi asombro.

 

Fenrir estaba caminando en silencio alrededor de ellos, vigilándolos, hasta sentarse a mi lado, observandoles.

 

Y ni siquiera sabía como lo había conseguido.

[Sagitas E. Potter Blue]

OFF.-

 

¿Será posible que ahora mismo me he dado cuenta que atacaron? *Levanto el puño* ¡A Dios pongo por testigo...! Ah, no, eso no va aquí...

 

 

ON.-

 

-- ¡Eh, elfo! ¿Has visto a mi sobrino Akira? O a mi hija Jesse.

 

El elfo negó con la cabeza. Era raro, ¿dónde se habrían metido? Tal vez en la Clase de los mayores... Hacia allá dirigí mis pasos. La voz de Matt salía fuerte de allá. ¿Les estaba contando un cuento? ¿Matt...?

 

Para mi sorpresa así era. Matt contaba un cuento a los niños, quienes estaban tan atentos que ni notaron que yo asomaba la cabeza por la puerta. Sólo Fenrir pareció notar que estaba allá. Le sonreí y volví a cerrar la puerta. Matt había conseguido que se durmieran, y eso que eran la clase que más ruido hacían. Tendría que subirle el sueldo por la hazaña.

 

¡Un momento! Pero si no era empleado mío. Eso me hizo sonreír tanto que por poco despierto a los niños con mi risa. Salí de puntillas del lugar.

 

Después busqué a Jesse. Para mi sorpresa, estaba con Akira, adornado la guardería para la navidad.

 

-- ¿Ya empezamos con eso, hija? Hola, Akira.

 

Me acerqué al niño y le di un beso. Él me rechazó, sólo quería poner aquellas luces y no quería que le estorbara.

 

-- Esto... Jesse... ¿Ya sabes la particularidad super especial de Akira? ¿Te lo ha dicho su madre?

 

Esperaba que sí, para que no se diera el susto ahora.

[Matt Blackner]

Tenía la sensación de que alguien me había estado observando. Vale, que los niños me habían estado mirando. era mas bien como si alguien más hubier estado y no me hubiese enterado.

 

Asiq ue viendo a los niños dormidos, me decidí a moverme, sotuve la puerta para dejar paso a Fenrir y luego la cerré para que no sintieran mucho ruido.

 

Caminé por el pasillo hata que me encontré a Sagis, que hablaba con Jesse, mientras los niños hacían cosas de navidad.

 

- Hola, yo... - me acerqué, en realidad no sabía bien que decirles, porque tampoco estaba del todo seguro de saber exactamente que había conseguido o no hacer con los pqueños. - Esto...se han dormido

[Sagitas E. Potter Blue]

Me sorprendió sentir por detrás de mí la voz de mi hijo Matt. Le observé y una sonrisa afloró a mi rostro. No quería ser mala, pero es que ver su agotamiento me hizo tener ganas de burlarme de él.

 

Aunque como me estaba ayudando, no lo iba a hacer, era mejor no ser mala mami.

 

-- ¿Duermen? Genial, tal vez tú quieras descansar un rato...

 

Vale, algo mala sí que era.

 

-- Pero si no quieres descansar, necesito hacer los cambios de decoración, la de Halloween no cuela y tenemos que poner la de Navidad. Y los calendarios de Adviento. A los niños les gusta comer chocolatinas de regalo.

 

Llamé a una de las elfinas que pasaba por allá y le pedí si recordaba donde habíamos guardado las cajas con los adornos.

 

-- Vale, yo voy a por ellas, si están en el almacén... Aunque necesitaré manos potentes que me ayuden a cargar el árbol, es tan delicado que ni me atrevo a usar la magia con él. ¿Tú puedes venir conmigo para subirlo, hijo?

 

Sentí un soplo de aire y Uni-Ojo apareció a nuestro lado. Negué con la cabeza.

 

-- No, tú quédate aquí, la última vez que bajaste al almacén te dejamos olvidado en una caja y tardamos casi un mes en encontrarte. No veas el disgusto que tenían los niños porque habían perdido su mascota.

 

Tenía muchas ideas para la decoración, pero tenía que ver si Reena me dejaba gastar dinero para comprar hipogrifos y dragoncillos voladores que fueran lanzando purpurina por donde pasaban. O tal vez mejor que fueron renos, para que pareciera más de Papa Noel... No sé, ella era la gestora, la que ponía pegas a los gastos de la guardería.

[Matt Blackner]

Sagis se giro al oirme, dejando algunos adornos de lado. Parecía estar cambiando la decoración por una más navideña.

 

Aquela sonrisa no me gustó mucho, algun pensamientos extraño le rondaba por la cabeza, y no me costó detectar el sarcasmo en su comentario. Vale, estaba algo cansado, pero es qeu todos eos niños..yo no tenía ni idea de como entretenderlos, no sabía juegos ni tampoco cuentos para que se quedaran tranquilos. para mi, era un milagro haber conseguido dormirles.

 

Preguntó si la ayudaba a subir el árbol, y luego dijo algo sobre calendarios y chocolatinas. Fruncí el ceño, ladeando levemente la cabeza. No tenía ni idea de que estaban hablando.

 

- Claro, te acompao par traer el árbol mamá, te sigo - dije. No quería que se dieran cuenta de que no sabía que demonios era de lo que hablaban, aunque hasta para los equeños era algo más que obvio.

[Sagitas E. Potter Blue]

-- No esperaba menos de tí, hijo -- le contesté a mi hijo Matt.

 

Sin embargo, algo en su cara me desconcertó. ¿Es que tal vez no le gustaban la zona del almacén? Si contábamos que la última vez que fuimos a por cajas y nos encontramos ardillas, por poco la palmamos, podría ser un motivo para no gustarle. Pero me daba la impresión que iba mucho más allá.

 

Bueno, ya me enteraría. Así, encendí la luz al inicio de la escalera y bajé los siete escalones que había.

 

-- Cuidado no tropieces o te tirarás encima de mí.

 

La luz era tenue, no se veía bien. ¿ES que allá la luz no se alimentaba o qué? Tendría que decirle a los elfos que limpiaran más porque no se veía. Alcé la varita y dije "Lumus"

 

-- Busca el árbol, Matt, ya no sé donde andará. Pero supongo que ha de ser una gran caja alargada. Creo que lo guardamos plegado.

 

Al ver su cara, fruncí el ceño y le pregunté:

 

-- Sabes de qué hablo, ¿verdad?

 

Se sintió un "pomm" enorme y la puerta del almacén se cerró.

 

-- Leñe, vaya portazo. Debe de haber corriente de aire...

 

Ahora se veía aún menos que antes.

[Reena Vladimir]

Me parecía divertido aquello y es que iba por Diagón vestida de San Nicolás, aunque no había utilizado poción multijugos había usado una engordante por lo que no parecía yo misma. Al hombro llevaba un saco de caramelos y una sonrisa en los labios, lo único que no llevaba era barba, me había parecido que los niños se asustarían menos.

 

Tuve que pararme por la calle a dar algunos caramelos porque había quién me perseguía con la cosa de que querían darme el encargo de los regalos. Pero al final llegué al local de mi tía que parecía tranquilo, miré mi reloj de cadena y volví a guardarlo en el bolsillo del chaleco. Saqué mi varita y la agité para decorar todo el exterior.

 

Luces de colores, nieve, adornos de cristal y de fieltro, espumillón de colores, velas que no quemaban, incluso nieve mágica que caía constantemente sin llegar a cuajar ni mojar. El exterior de la guardería parecía salido de un cuento y es que en uno me había inspirado. Incluso para darle mas toque navideño había cambiado todos los juguetes por los mas tradicionales, con los que yo había crecido, con aquellos que si no movías tu solo eran un trozo de madera pintada.

 

Estaba segura de que aquello les gustaría a los niños y también a mi tía. Ella me había dicho que se encargaba del Árbol, y yo me encargaba del resto.

 

-¡OH, OH, OH! -Grité desde fuera.

 

La hora de la siesta había terminado y yo quería que despertasen. Por eso es que fui dando saltitos por los alrededores, quería que se agolpasen en las ventanas para verme llegar y darle tiempo a mi tía a que terminase de transportar el árbol que debían adornar los niños si es que querían pedirme un regalo. Y yo me marcharía de la guardería en cuanto pusiera la estrella en la punta. Quería entrar ya, pero al parecer no gritaba suficiente o los niños dormían demasiado profundo. Seguí gritando por si acaso.

[Jessie Black Lestrange]

Jessie Potter Blue, en el salón de juegos

 

Adornaba el lugar con Akira y los otros pequeños cuando escuche a mamá entrar y preguntarme por la particularidad del pequeño de cabello azulado, claro que lo sabía Renna me lo había explicado y eso era divertido.

 

-Claro mami, Renna me explico que era lo que hacía este pillo- desordene el cabello azulado del pequeño mientras lo tomaba en brazos para ayudarle a poner una de las esferas grandes y rojas.

 

Poco despues llego Matt diciendo que había dormido a los más pequeños, nuestra madre estaba orgullosa de él y ahora tenía mas manos para ayudarme a terminar con la decoración, disfrutando el que ahora los chiquitines estaban dormiditos y no despertarían en un buen ratito.

 

 

Mamá y Matt irian a por el árbol de navidad y sonreí mientras con Akira seguíamos colgando las guirnaldas con las esferitas. Fue cuando escuchamos un gran HO-HO-HO de seguro era Renna disfrzada de papa Noel. Sonreí tomando la mano de Akira y guiando a los pequeños a la entrada.

 

-Vamos chicos a ver a Santa, para que le entreguen sus cartas- sonreí llevando a Akira de la mano, no quería perderlo de vista, más que nada por que podía desaparecer en un tris si se emocionaba demasiado.

[Matt Blackner]

Sonreí levemente, parecía que Sagis estaba sorprendida por mi logro, aunque claro, yo estaba igual. Por un momento había creido que me comerían.

 

Asi qeu dejamos a Jesse con los enanos y la decoración, y seguí a Sagis hacia el almacén.

 

Al abrir la puerta, encendió la luz al principio de la escalera y comenzó a bajar. Me quedé parado un momento, a pesar de su aviso.

 

Estaba oscuro. Estaba muy oscuro. La luz era muy floja y no alumbraba apenas.

 

Respiré hondo y pasé, era patriarca, era mayor, mataba demonios, era una chorrada que me asustara un poco de oscuridad.

 

- Si, eneguida - dije, adentrándome

 

Pero luego me quedé parado. Como iban a guardar un ´rbol en una caja? y peor, en un almacén? ella me miró, extrañada de que me quedara parado. No quería decirle qeu no tenía ni idea de si se refería a un árbol de verdad, aunque luego pensé que sería un árbol sintético, cuando...

 

El golpe me sobresaltó. La puerta se había cerrado de golpe.

 

- Estamos encerrados.