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Ollivander's (MM B: 94928)


Ada Camille Dumbledore
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Habian sido unos dias dificiles con tantas cosas que habían pasado, habia terminado la relacion con el joven que estaba saliendo por razones absolutamente egoístas y me sentía fatal, aunque sabia que habia sido finalmente por el bien de los dos. El era una persona maravillosa, pero yo ya no estaba dispuesta a una relacion, me habia convertido en una egoista solitaria.

 

Ladee la cabeza al llegar hasta la puerta del negocio y como era mi costumbre y acariciar el árbol familiar, Helena siempre me miraba con sus hermosos y grandes ojos, lo mas curioso es que habia tomado la costumbre de señalar su nombre en aquel árbol genealógico.

 

La campanilla resono al entrar, el efluvio de mi socio se dejo sentir y mi me pequeña hija me observo casi brillando de emoción, yo asentí recibiendo su abrigo para colgarlo en el perchero y ella corrio al encuentro de su padre.

 

Reí con ver sus hermosos piecitos moverse a gran velocidad para llegar hasta la oficina de Joaquin, fui al cafetín y tome tres pocillos de te, con una floritura los hice levitar y los lleve asi hasta el segundo piso del local.

 

 

-Buenos días

 

 

La puerta de la oficina de Joaquin estaba de par en par y entre seguida por las tazas de te, que deposite en la mesita ratona que estaba en la pequeña salita de su oficina. La oficina era amplia y tenia una espacio para poder sentarse a disfrutar del te.

 

@Joaquín Granger

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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El tiempo volaba cuando uno lo usaba para hacer algo productivo, al menos así había sido aquel día. Los permisos y contratos eran exactamente los mismos que los de hacía seis años, cuando abrimos la tienda. Seis años ya, lo repetía cada día y parecía increíble que había podido mantener algo por tanto tiempo; aunque era obvio que si lo había logrado era gracias a la constancia de mi queridísima socia Ariane. Tanto ella como Selene que era más joven, según tenía entendido, eran centradas y constantes, así que no tenía nada que ver con la edad.

 

Una preciosidad bajita y de ojos tan azules como los míos me sacó de mis pensamientos con la misma velocidad con la que corrió a abrazarme. La llené de besos y acaricié su largo y dorado cabello, casi parecía un sueño que aquella niña tan encantadora tuviera mi sangre, mis poderes y mi apellido; amaba a mis dos hijos, pero Helena era especial. Escuché como la pequeña me contaba llena de emoción sus vivencias de la tarde y noche de ayer y la mañana de hoy, lograba pegarme su entusiasmo por pequeñas cosas de la vida, y era bueno aunque quisiera seguir siendo el mismo amargado de siempre.

 

-Buen día, Ari

 

Me acerqué a la joven que hacía levitar tres pocillos y la ayudé con otro movimiento de varita a dejarlas sobre la mesa de madera de cerezo que tanto me gustaba, para luego dar un beso en la mejilla a mi querida amiga. Tomamos asiento en los exquisitos sofás con reborde de plata y tapizados con un entramado de flores de lis, en una brillante tela esmeralda. El cuero sin dudas era más elegante, al menos en aquellos tiempos modernos, pero a mi me gustaban los muebles más trabajados, que requerían más esfuerzo.

 

-Bien, chicas ¿como están? ¿qué me cuentan? -miré a madre e hija de una en una mientras daba un sorbo a la extraña y reconfortante infusión-. Socia, tu mezcla misteriosa de hierbas, siempre es alucinante, ¿qué tiene esta?

 

 

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  • 4 meses más tarde...

La vampiresa llevaba un jardinero de jean con varios bolsillos y una camisa gris, zapatillas y el cabello recogido en una coleta, a sus espaldas una mochila con varias cosas que les harían falta. Había dejado una nota en el local que les servía de vivienda a ella y a su prometido.

 

 


Amor, cuando llegues si quieres y no estás cansado nos vemos en el local de tu madre, creo que necesita un poco de cuidados hasta que ella vuelva. Tu Darla

 

La nota era sencilla y cuando el Granger regresara de sus labore en Gringotts podrían tener allí una pequeña jornada. Darla había hecho que los elfos les prepararan una canasta con viandas, un par de termos con bebidas frescas y calientes, Lualú había llevado más temprano junto con Dash los artículos de limpieza y Tommy se había encargado de revisar el inventario. Ella además había cargado un par de bolsas de dormir muggle, al día siguiente no trabajaban y quizás no era mala idea hacer un "campamento" en el local de su sobrina para pasar el fin de semana haciendo aquella limpieza y cuidado que el local necesitaba.

 

Cuando llegó al frente de la entrada buscó en sus bolsillos, había traído una copia de la llave, pero si hacía falta un alohomora o algo más efectivo tenía a Edelweiss, su varita en el bolsillo lateral derecho de su pantalón. Pero no fue necesario, entró y vio que los elfos que se habían adelantando habían comenzado las primeras labores de limpieza. No había nada que la magia élfica y unos cuantos fregotegos no pudieran solucionar.

 

@@Seba Granger

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La jornada de Gringotts había acabado mas temprano, el trabajo que había tenido durante el día no había sido mucho así que lo tenia terminado desde mucho antes de la hora que nos podíamos marchar, solo me había quedado un poco mas por si Mia necesitaba algo.


Al llegar a casa Dash me estaba esperando con una nota que había dejado mi prometida, en ella decía que estaba en el local de mi madre, el cual la verdad hacia bastante que no visitaba, sino mal recordaba desde que nos habíamos puesto traviesos con la Potter Black.


Subí al cuarto a cambia mi ropa por algo mas cómodo, calce unos jeans y una playera manga corta, sobre ella una camisa abierta. Baje de inmediato dando indicaciones a Nana para que se encargada del local, ademas seguro andaba Eros en el jardín podría ayudarla, a Leto me había parecido ver tras el mostrador.


Desaparecía hacia el local en cuanto salí de House Of Books, apareciendo en la acera del frente del local de mi madre, estaba por cruzar la acera cuando cambie mi rumbo hacia unos locales mas al norte, compre algo para mi chica para luego ir a su encuentro.


-¿Aquí es donde reparan varitas?- dije riendo un poco, mis pensamientos estaban jugando conmigo, -¿Me puede atender?- añadí para luego extender un sencillo ramito de flores.

http://i.imgur.com/nqOolSA.gif


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Puede parecer increible pero Yanira no tenia varita. Tuvo una cuando estudiaba en Hogwarts pero se le rompio, accidentalmente, y nunca pudo permitirse comprar una de recambio. Asi que he decidido acompañarla a este local para que se compre una, el precio es lo de menos, utilizare mi Carta de Credito ¿para que la tengo si no?

 

- No sabes lo que te agradezco que me compres una varita.

 

- Tonterias. ¿Como voy a dejar a mi mujer sin varita?

 

- Hace mucho que no entro en la tienda.

 

- Yo estuve hace uos meses, me dejaron el taller para hacer una replica de mi varita.

 

- ¿Queee? ¿Que fue lo que hicistee...?

 

- Veras, mi varita va bien, pero podria tener un percance, asi que le pedi que me dejaran el taller para hacer una replica. Al principio la dueña puso objecciones, pero la convenci.

 

- ¿Y tu donde aprendiste eso?

 

- ¡Ah! Pues...me enseño el padre de Garrick Ollivander.

 

- No se por que lo pregunto, deberia imaginarlo.

 

- ¡Mira!, estamos llegando.

 

Nos detuvimos junto a la puerta, respiramos profundamente y entramos.

http://i.imgur.com/kNMDvWi.png


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  • 5 semanas más tarde...

La Potter Black acomodaba las varitas, intentando aprender las reglas que tenía Ariane para ubicar a cada una de ellas, junto a ella flotaban una libreta y un vuela plumas al que dictaba que había en cada estante. Hacer un inventario sería una idea magnífica, sobre todo considerando que no se había animado a tocar los papeles de su sobrina y había dejado esa parte para su novio.

 

El sonido de la puerta la hizo asomar entre las estanterías y su sonrisa se dibujó en todo su rostro al escuchar la voz de su amado. Sacudió las manos y susurró descanso, haciendo que la pluma y la libreta se apoyaran sobre una de las estanterías, salió de entre ellas, acercándose al mostrador, sacudiendo sus manos en las caderas y acomodando sus cabellos y ropa.

 

--Hola guapo, yo le reparo la varita, le prometo que recibirá la mejor atención --dijo con picardía viendo con amor a su prometido y le tendió los brazos para que se acercara tras el mostrador.

 

Al ver el ramito de flores que le tendía sus labios ampliaron la sonrisa y sus ojitos castaños brillaron con ternura.

 

--Gracias mi vida --dijo tomándolo con una mano y abrazándola con la otra por la cintura, para darle un beso apasionado en los labios.

 

Segundos después lo miró de pies a cabeza y volviendo a mirar el bello ramo de flores que le había traído.

 

--No se cuál es más bonito si el ramo o tú --bromeó abrazando más a su Seba.

 

Mientras estaban abrazados el sonido de la puerta se hizo oír y la Potter Black suspiró, abrazada a su novio.

 

--Te amo --susurró esperando poder pasar luego un tiempito a solas con él, había estado recordando su visita anterior mientras limpiaba.

 

@@Seba Granger

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Entramos en el local. Estaba tal y como yo lo recordaba. Le habia dicho a la dueña que tardaria en volver pero...nunca se sabe las vueltas que da el Destino. Estuvimos curioseando un rato, Yanira estaba timida, como dudando si debia hablar o no, me susurraba en voz baja sobre las diversas opciones. Pero por fin se decidio y hablamos.

 

- Buenas tardes, quisiera comprar una varita para mi mujer.

 

La dependienta nos miro y empezo a probar varitas, por fin aparecio la que mi mujer necesitaba. Cipres y pelo de unicornio, 35 cms. flexible, muy calida. Una combinacion muy poco usual, pero, como puede comprobar, es la varita ideal para mi esposa. Nos miramos satisfechos, sonreimos y pague los 7,5 Galeones que me pidieron, cualquier cosa es buena para mis chicas.

 

Espero que Monica no me pida una varita nueva.

http://i.imgur.com/kNMDvWi.png


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  • 1 mes más tarde...

Ya llevábamos un tiempo con mi novia tratando en encargarnos del local de mi madre, no sabíamos de varitas como ella, pero con todas la anotaciones que ella había dejado en sus libretas y hojas en su oficina tratábamos de ocuparnos lo que mejor podíamos.

 

Aquella tarde había salido temprano del banco así que me adelantaría en la llegada al lugar, sabia que Darla pasaría un poco mas tarde como cada día, ya se nos había hecho una rutina en pasar todo en día en nuestros trabajos, luego en las tardes nos pasábamos un par de horas para atender el local de mi madre y ya luego nos íbamos a casa a ocuparnos de lo que ocurriera allá, aunque sabíamos que los elfos podían hacer todo sin problemas.

 

Me aparecí frente a las puertas de Ollivanders con las llaves del lugar en mi mano derecha, la estire hacia la cerradura que hizo un click en cuanto el cerrojo se abrió, empuje la puerta con suavidad dejando la puerta entreabierta para que entrada el aire fresco y se fuera el aire viciado del encierro, deje colgando la campanilla que me avisaría si alguien entraba al local, para luego ir a los cuartos de atrás en busca de un paño para limpiar y dejar mi chaqueta en el perchero y no se ensuciara.

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La Potter Black se había apresurado a terminar los registros de las investigaciones que se estaban llevando a cabo. El volver a ser jefa del Cuartel de Inquisidores era algo que en realidad no se esperaba. Al enterarse que Juv pretendía el mismo puesto había pensado que sería una competencia difícil, de hecho ella se había propuesto tras una charla con Seba, casi como si sintiera un deber para con el puesto que había dejado en el pasado. Lo bueno es que contaba también con Kimberly, la lugarteniente la Akane, que había dejado el puesto cuando ella lo había hecho, acababa de regresar de un viaje a Rumania y eran precisamente los informes que ella le había dejado los que archivó para terminar al día siguiente.

 

--Maldición, se me hizo tarde --dijo levantando sus cosas personales y apresurándose a salir tras hacer los hechizos protectores de su despacho, en la recepción se despidió de Elizabeth, la pelivioleta se había vuelto algo más callada desde que lo que recordaba.

 

La Potter Black se encaminó hacia la red flú, sabía que había una de las chimeneas que conectaba con el Caldero Chorreante y sería una buena forma de acelerar su llegada al Callejón. Tomó un puñado de polvos flú y se adentró a la chimenea mientras decía con voz firme y clara.

 

--Caldero Chorreante --tras una llamarada que pareció una explosión de una esmeralda la pelirroja sintió la extraña sensación de ser arrastrada por tuverías y chimeneas hasta salir despedida en la chimenea del local que había mencionado. Tuvo que darle unas monedas a los del lugar para que no se enfadaran aunque mostrar su credencial del Departamento de Seguridad fue una ventaja a la hora de aplacar ánimos.

 

Salió hacia el Callejón Diagon y aceleró sus pasos para unos minutos después llegar hasta la puerta de cedro rojo con los arabescos que representaban el árbol genealógico de los Ollivanders. El local ya estaba abierto, Seba había llegado más temprano, como de costumbre y la bruja empujó con cuidado la puerta haciendo sonar una campanilla que habían arreglado para que los recién llegados no necesitaran anunciarse de otra manera.

 

--¿Amor? ¿Seba? ya llegué cielo --dijo la Potter Black mientras se quitaba la capa, los primeros vientos que anunciaban la llegada del otoño se hacían sentir por lo cual llevaba debajo un pullover de lana que dejaba ver el cuello de su camisa y un pantalón de vestir negro cuyo ruedo dejaba entrever unas botitas de taco medio.

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Caminabamos por el Callejon de regreso a casa cuando Yanira no se pudo aguantar y me lanzo la pregunta que yo ya me estaba esperando.

 

- Pero bueno ¿como conociste al padre de Garrick Ollivander? Y no me digas que era uno de los tuyos.

 

- Vale, pero que no salga de aqui ¿prometido?

 

- Prometido.

 

Respire profundamente antes de hablar.

 

- Conoci al padre de Garrick en Egipto. En un congreso de Alquimia. Congeniamos e intercambiamos tecnicas. Eramos un grupito muy unido. El, yo, Albus y Nicolas.

 

- ¿Nicolas?

 

- Flammel.

 

- ¿Ese murio, no?

 

- No.

 

- ¿Y donde esta?

 

- ¿Donde crees tu? En el Valle.

 

- No es posible, yo lo sabria.

 

- Pues mira hay muchas cosas que no sabes y esa es una de ellas.

 

- Y que sabes hacer varitas.

 

- Y eso tambien.

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