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Ollivander's (MM B: 94928)


Ada Camille Dumbledore
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Era un día soleado, demasiado para el gusto de la joven que iba caminando por el callejón Diagon. Desde la última vez que había estado allí, las cosas habían cambiado demasiado: muchos negocios nuevos, mostrando sus artículos en infinidad de escaparates que parecían no terminar nunca, poca gente caminando; los tiempos eran distintos, parecía que se respiraba cierta hostilidad y temor, aunque la Granger no estaba segura de qué era lo que provocaba esa sensación, sentía que algo faltaba en ese lugar.


Ella nunca había ido a Ollivander’s, al menos hasta donde ella recordaba, pero desde que se había enterado que su hermano era socio de ese negocio, creyó que era necesario devolverle una visita, al menos por cortesía, ya que aunque la gran mayoría del tiempo la pasaban peleando, el había tenido la atención de ir a inaugurar Catemaco’s Magic y consideraba que lo menos que podía hacer era lo mismo. Llevaba una caja cuidadosamente envuelta de blanco, como un presente, cosa que resultaba bastante sospechoso en ella.


¿Qué era lo que contenía ese paquete? Se lo mostraría en cuanto alguno de los dueños apareciera. Desconocía cuál era el horario, pero creía que con el sol en su punto más alto, era una hora suficientemente buena para encontrar a alguien ahí. Llevaba una blusa color negro, con los hombros totalmente descubiertos y unos jeans; en esa ocasión llevaba el cabello suelto, con un fleco que la hacía lucir unos años más joven de lo que ya era (?) . ”Uh, qué linda puerta”, fue lo primero que pensó Valeskya en cuanto se vio frente al local.


Contrario a lo que pudo haber hecho en la mansión, esta vez tocó la puerta un par de veces y empujó la puerta. Pudo sentir el fuerte aroma a madera, aunque todo parecía cuidadosamente ordenado y empacado, tenía esa sensación de que esas varitas mágicas que aguardaban pacientemente al mago o bruja que estarían destinados a ellas durante el resto de su vida. Pensó en cuántas historias habrían comenzado allí; de repente sintió la curiosidad de saber más acerca de cómo fabricarlas, pero no estaba segura si los socios de Ollivander’s estarían dispuestos a compartir sus secretos con cualquier persona.


De repente se preguntó si ellos también darían mantenimiento a las varitas; si compartían tanto con su dueño, incluso grandes batallas, lo lógico era que éstas se desgastaran con el pasar de los años. Supuso que ellos también serían expertos en ese tema; pensó en Yvaine, la varita a la que ella había nombrado, aunque no recordaba con exactitud cómo es que había llegado a ella; aunque hubo un buen tiempo que había dejado de utilizarla, su varita lucía vieja, necesitaba un buen mantenimiento, pero ¿sería capaz de confiarle su posesión más preciada a los que atendían ese lugar?


- ¿Hola? – Exclamó la joven, al tiempo que se acercaba al mueble y tocó un par de veces una campana que estaba allí. - ¿Hay alguien por aquí? –

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No recordaba haber pisado esa tienda alguna vez. A decir verdad, ni siquiera recordaba cómo había adquirido a Faith, su varita actual. De seguro era una historia muy interesante que habría quedado registrada en uno de sus múltiples diarios. Recordaba que perteneció a Faith, la bruja cuyo cuerpo ocupó anteriormente. Pero entonces, ¿y su primera varita?.

 

Con esos pensamientos rondando su mente, se encaminó hacia la famosa tienda de varitas Ollivander's. Necesitaba una varita nueva, algo estaba pasando y la suya no funcionaba bien. Sabía que no era mantenimiento, estaba segura que cambios se avecinaban y su varita solo los estaba resintiendo de antemano. Así que optó por mejor conseguir una nueva mientras todo se acomodaba en su lugar.

 

Tocó el bolsillo de su pantalón negro y se aseguró que tuviera su monedero ahí. No quería pasar la vergüenza de no tener para pagar. Si bien uno de los dueños era su primo y otra una gran amiga entrañable, nunca les pediría que le dieran algo solo porque sí. Murmuró: -Bien, supongo con lo que traigo debo de completar.

 

Tocó la puerta del local varias veces, pero nadie la abría la puerta. Era pleno mediodía, no podría estar cerrado. Aún así dudó por varios minutos antes de animarse a empujar la puerta e ingresar por su propia cuenta. Al hacerlo, se llevó una gran sorpresa cuando se encontró con una de sus primas ahí.

 

-Valeskya, ¿qué haces aquí? ¿qué le has hecho a Joaquín?

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Valeskya giró al escuchar una voz conocida que iba entrando al negocio; se trataba de Fiamma, la cual parecía sorprendida de haberse encontrado allí. Era del tipo de casualidades que le gustaban, tal parecía que se habían puesto de acuerdo para salir de la mansión y encontrarse en Ollivander’s. Aunque no pudo evitar fingir una cara de ofendida, al tiempo que se llevaba una mano al pecho, para darle más drama al asunto; no pudo resistir mucho tiempo y finalmente rió.


- ¡Hola Efe! – Exclamó. No sabía por qué le había dicho así, pero creyó que sonaba muy detectivesco. - ¡No le he hecho nada! Puedo mantener la cordura fuera de la mansión ¿sabes? Además ¡Él tiene la culpa! – Soltó a modo de disculpa y señaló la caja que traía consigo. - Decidí pasar a dejarle esto… y antes de que pienses que es una bomba o algo, te advierto que es un regalo, de Catemaco’s. Tenía planeado decírtelo en cuanto te viera, pero bueno, ya que estás aquí…-


Había elegido varias cosas: para empezar, había metido unos folletos de su negocio, anexó también un muñeco vudú para hacerle cosquillas, un amuleto para atraer la suerte que contenía una fina selección de hierbas con un aroma algo picante, un atrapasueños , una rama de albahaca, un pequeño cuadro que decía “recuerdo de Catemaco’s Magic” ,entre otras cosas. De paso había puesto un collar de ajo, sin que tuviera algo que ver con el negocio, porque no podía faltar la oportunidad de molestarlo en esa ocasión.


- Aunque ahora que estamos acá… podríamos realizar una limpia a este lugar, mientras alguien aparece ¿Qué opinas? – Dijo pensativa, ya que no había nadie que saliera a atender y sería una buena forma de matar el tiempo. - Para atraer el dinero y él éxito a este negocio… Y quizás podamos convencer a Joaquín de que arregle nuestras varitas a cambio ¿Qué es lo peor que podría pasar? -


Lo peor que podría pasar, era que quemaran el negocio así sin más; pero la oportunidad estaba presente, además así podrían darse promoción de primera mano.


- Por cierto ¿Qué andas haciendo por aquí? – Preguntó.

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El sol del mediodía era la mejor hora para estar haciendo trabajo en las bodegas. Los elfos con uniformes de obreros, aparecían con cajas y cajas de materiales: Plumas de fénix, cartílagos de corazón de dragón, pelos de pata de acromántula, pelos de crin de unicornio, escamas de kappa, y un sinfín más. El trabajo del que me encargaba consistía en chequear que todo llegara en orden, que no hubieran estropeado nada y marcarlo en la hoja que terminaría en el libro de inventario. En realidad yo no hacía nada, una pluma se encargaba de eso. Mi verdadero trabajo era intimidar a los elfos.

 

 

Claro que aunque tenía cosas mejores que hacer, y más importantes; eran cosas aburridísimas a las que había que prestarle atención, y no estaba dispuesto en aquel momento, en secreto esperaba un error para tener motivos de hacer chillar a esas criaturas. Inspiré hondo, el olor a sándalo inundó mis fosas nasales y me hizo sonreír. Los núcleos no tenían un olor agradable en su mayoría, quizás aquellos de origen vegetal sí, pero era más fácil pararse junto a las fragantes maderas.

 

 

-Amo -dijo Kraven que se apareció con un "crack" y una reverencia.- La ama Valeskya ha llegado a la tienda. Kraven no saludó porque Kraven pensó que el amo quería recibirla personalmente.

 

 

-¿Cómo dices? -dije clavando los ojos en los saltones ojos del elfo que me miraba con temor y desconcierto ante lo que creyó que era una falta de entendimiento.

 

 

-La ama Valesk...

 

 

-¡Ya te oí! -interrumpí con fastidio-. Desaparece, criatura est****a.

 

 

En cuanto la criatura hizo otra reverencia desapareció. ¿Qué diantres quería esa mujer? Era lo más extraño que había pasado en la tienda, y había que pensar que hubieron felices infortunios con sangre de hada, vino y poción de amor y aun así era más inesperada una visita de la matriarca Granger. Miré mi atuendo como si a ella le importara un comino: Un traje azul oscuro, zapatos acordonados de punta fina, negros, como mi cabello y algunos dirían que mi alma, y yo decía que la de Valeskya. Una camisa gris y una corbata azul cielo con un entramado de romboides blancos.

 

 

Cuando subí las escaleras, con mi mente enfuscada en los motivos que habían llevado a la muchacha a mi humilde negocio, me llevé una grata, muy grata sorpresa de ver a Fiamma allí. Kraven no me lo había dicho. ¿Habían venido juntas? De repente una espina de inseguridad me invadió. No podía ser bueno cuando dos o más de las chicas Granger se juntaban; siempre tenía que haber una víctima para lo que tramaban esas cabecitas. Sin embargo, la curiosidad fue más fuerte y me acerqué a ellas con una sonrisa verdadera, no como la que ofrecía al resto de los clientes.

 

 

-¡Vaya sorpresa encontrar a mi hermana -y le di un beso en la mejilla- y a mi prima -repetí lo hecho con Valeskya- aquí! ¿Qué puedo hacer por ustedes?

 

 

Como si se tratara de un mocoso mal enseñado clavé mis ojos en el paquete que portaba Valeskya, no sabía si venía a presumirme un regalo que había recibido por ahí o venía a dejármelo, lo cual resultaba un poquito tenebroso. Por un momento consideré la posibilidad de que también hiciera aquello en presencia de mis hijos, lo cual no estaba nada bien; y aunque no estaban allí para tomar mi desvergonzado ejemplo. Levanté la cabeza para ver a una y a otra.

 

 

 

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Dejo el Ottery Fitness al cuidado de uno de los elfos y se encamino al callejon, tenia ganas de comprar algo, lo que fuera, y de paso ver si habia nuevas tiendas, estaba cruzando los dedos para que por fin alguien tuviese la idea de poner una tienda de ropa muggle de buen gusto, pero como siempre, habia de todo menos eso, la verdad no entendia como no se daba por vencida despues de tanto tiempo.

 

- sera que la tendre que poner yo - dijo pensantiva mientras jugaba con Darkness entre sus dedos. Aquella varita la habia acompañado desde que llego como Sophie desde Francia y a pesar de los tantos cambios de cuerpo y de alma, la varita siempre habia reconocido a las dos brujas, Zahil o Sophie, como sus dueñas. Mientras meditaba sobre cuanto tiempo tenia con su fiel compañera vio como Fiamma se metia a una tienda. Apresuro sus paso para alcanzar a su prima y se percato que esta habia entrado a Olivanders.

 

Si su memoria no le fallaba, ese negocio era en parte de uno de los Granger, si estaba en lo cierto tal vez podria convencer a Joaco de hacerle un descuento en la revision de su varita. Una buena limpieza y mantenimiento nunca estaban de mas, incluso seguramente haria que su varita funcionara mejor. Empujo la puerta y se topo de frente con sus tres primos, Valeskya, Fiamma y Joaco.

 

- hay reunion familiar y no me invitaron? - les dijo a los tres mirandolos con el ceño fruncido como si estuviese molesta, aunque en realidad estaba un poco preocupada mas que molesta, muchos Granger en una habitación era una invitación al desastre, incluso alguna vez una bruja los habia maldecido con el hecho de que si las 4 matriarcas fundadoras se juntaban, producirian un cataclismo. En realidad ella estaba segura que ese papel exageraba, a lo mucho tal vez tumbarian una pared de la casa.

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- ¡Za! ¡Qué sorpresa! – Exclamó la bruja a modo de saludo.


Una vez más, se había armado la reunión familiar de los Granger, pero esa vez ocurría en un lugar fuera de la mansión. Lo que era seguro, es que las tres chicas iban por un tema relacionado con varitas, también era evidente que ellas depositarían toda su confianza al permitir que Joaquín echara un vistazo a las varitas, la cual suele ser el arma más preciada de cualquier mago o bruja. Para sorpresa de Valeskya, su hermano la saludó con un beso en la mejilla, aunque podía notar que no parecía muy contento con la visita, de ella obviamente.


- Aaayyy, deja de ver la caja… no es nada malo. – Dijo la ojivioleta, al tiempo que abrazaba la caja con sus manos. Tenía conocimiento que el negocio no era completamente de su hermano, así que no haría algo para perjudicarlo en ese lugar; arqueó la ceja, como muestra de estar ofendida. - Te traje cosas de Catemaco’s, para tu negocio… es publicidad y unos regalos- Empujó la caja hacia él.


- Contrario a lo que puedas pensar hermanito, esta reunión no estaba planeada – Habló la joven, como si leyera los pensamientos del ojiazul. - Decidí traerte la caja, por si quieres revisar y de paso preguntar por si tienes dudas acerca del uso de estas cosas… también quería preguntarte si también dan mantenimiento a las varitas. Creo que a la mía le hace buena falta… y supongo Fiamma y Za, también vienen por lo mismo. –


Se inclinó de hombros, pues no había tenido tiempo de saber el motivo por el cual sus primas habían acudido allí y al final lo que había dicho era solo una suposición. Era difícil que un mago o bruja de edad adulta cambiara su varita, a menos que fuera un caso extraordinario; de todas formas, Valeskya supuso que el Granger se encargaría de averiguar más detalles. Recordó lo que le había dicho a Fiamma instantes antes de que el joven apareciera, acto seguido, chasqueó los dedos como si se tratara de una idea brillante.


- ¿Sabes Joaquín? Justo le decía a Efe sobre hacer una limpia para tu negocio… ya sabes, para atraer el dinero y el éxito. Quizás hasta Zahil quisiera ayudarnos... Tú solamente tienes que trabajar en nuestras varitas y nosotras haríamos el resto. O tal vez quieras husmear y cerciorarte de que todo saldrá bien.-


No estaba segura de eso último, pero era con las mejores intenciones; no tenía planes de pelearse con su hermano, incluso lo evitaba cuando había presencia de más gente. Serviría también para dar promoción a sus servicios como curanderas y chamanas (?), así que no podrían echar las cosas a perder solo para molestarlo, la reputación de Catemaco’s estaba en peligro.


- ¿Y bien? ¿Qué opinan? – Aguardó expectante la respuesta de su familia.

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-Me sorprende gratamente que traigas esas cosas. Deberíamos armar cajas así y regalarlas a diversos negocios del callejón. De paso colocamos un cupón de descuento para Ottery Fitness. No nos vendría nada mal.

 

Realmente era una buena idea, en su mente ya estaba imaginando cómo podían personalizar cada caja de acuerdo a las necesidades del negocio o de sus dueños. Recordando la última pregunta de su prima, tomó su rojiza varita entre las manos y jugueteó un poco con ella.

 

-Y pues vengo a comprar una varita, solo tengo a Faith y algo le está pasando. Aunque creo que el problema soy yo, no se, igual no está de más que Joaquín la revise.

 

Como invocado por sus palabras, el vampiro Granger hizo su aparición en ese momento. Saludó a ambas amablemente y les hizo una pregunta, pero antes de que alguien le contestara, una nueva Granger llegó al lugar.

 

-Hola Za- saludó a su prima. Ahora era una mini reunión de Grangers. Nada bueno podría salir de la situación. Y las palabras de Valeskya lo demostraban. La idea parecía hacer eco en las brujas, cuyos ojos ya brillaban de emoción pensando en realizar uno de sus servicios en el local de varitas.

 

-Yo me apunto, tengo ganas de la limpia Sandra Bullock. Al fin de cuentas Joaquín, siempre te interesó- se dirigió a su encantador primo esperando su reacción.

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Bienvenida siempre, prima -Saludé con otra sonrisa y un beso en la mejilla a la francesa- créeme que estoy tan impactado como tú. Pero dime ¿en qué puedo ayudarte?

 

 

¿Qué tan descortés sería no abrir la caja e incinerarla sin más en el depósito? Digo, ya que la mujer empujó la caja hacia mí, en lugar de entregarme la caja de manos a manos, como era de esperarse, no era raro que desconfiara de "la propaganda y los regalos". Si Ariane estuviera allí, sin dudas hubiera dejado que ella tuviera el honor de abrir la caja; confiaba en que Valeskya se moderaría si sabía que la otra dueña estaba allí y no generaría desastre alguno, no era por usarla de carnada, pobre mi querida socia. Pero era lo mejor para todos.

 

 

Desgraciadamente ella no estaba, y el que tenía que hacerse cargo cuando el local fuera incinerado por muñequitos vudú endemoniado por los espíritus de los taladores de árboles que perecieron en su trabajo, tendría que dar la cara. No estaba seguro si el seguro cubriría aquella posibilidad. Maldita curiosidad, por haber clavado mis ojos azules en el paquete, ahora no podía librarme de abrir aquello. ¿Podría hacer que lo abriera ella con la excusa de que me explicara cómo funcionaba cada cosa? No, a juzgar por su mala cara no tenía tiempo de armar algo sólido.

 

 

-Aquí vamos... -suspiré, agachándome un poco a la altura de la caja y dando vuelta mi cara. Nada saltó a morderme la oreja ni sentí que entraba algún alma ajena a mi cuerpo, así que me incorporé, y sonreí a las propietarias del local como si nada- ¡Gracias chicas! - con un movimiento de varita, los folletos se pusieron en un montoncito ordenado sobre el mostrador de cristal, el amuleto y el muñeco quedaron en la caja; el atrapasueños se colgó junto a la puerta, el cuadrito de recuerdo entre el mostrador y la puerta de entrada, para que todos lo vieran; por último, el collar de ajos fue a parar junto a mi hermana.

 

 

-¿El atrapasueños está bien ahí? otra cosa ¿Cómo uso el muñeco vudú con los clientes que no paguen? Igual, no se preocupen, no lo probaré con ustedes... -agregué distraídamente rebuscando en la caja- y este amuleto ¿cómo se usa?.

 

 

Escuché la sugerencia de Valeskya de hacer uno de esos rituales de limpieza en el local. Miré a mi alrededor, limpieza parecía que necesitaba, pero de las de verdad. Aunque... el polvo acumulado era casi un atractivo turístico, y quedaba bien con el muy, muuuuy antiguo local. Supongo que no vendría mal... Además era cierto, tenía curiosidad por ese ritual nominado como una exitosa muggle. Quería saber si el ritual era por Sandra o Sandra era por el ritual. Eso sí, no les quitaría el ojo de encima. Las tres unidas eran de temer, ese pensamiento no se iba.

 

 

-Fiamma me ha terminado de convencer en lo que Valeskya sola, nunca podría -miré a la susodicha- lo siento hermanita, entenderás mi desconfianza -le sonreí-. Además, tengo curiosidad por el nombre del ritual.

 

 

 

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La ojivioleta arqueó una ceja con incredulidad ¿tan difícil era aceptar que a veces y en muy muy contadas ocasiones, ella se comportaba como una buena hermana? ”Tonterías”, pensó algo indignada. Para su fortuna, Fiamma había dado una buena idea al proponer ir a todos los negocios a repartir cajas similares; a pesar de que había pasado varios años sin verse, Valeskya tenía que reconocer que su prima aún seguía teniendo las mejores y más acertadas ideas para cualquier tipo de situación que pudiera presentarse.


Cruzó los brazos impaciente, al ver cómo su hermano dudaba de asomarse a la caja; no sabía por qué dudaba tanto. De querer hacer daño, ella no estaría allí, simplemente hubiera mandado una bomba de forma anónima y listo, pero ¿qué sería del callejón Diagon sin Ollivander’s? Era por eso que ahora todos estaban ahí reunidos conviviendo como una familia feliz [?]. Una vez que colocó el atrapasueños y comenzó a sacar las cosas una a una, la Granger pensó que por fin vendría lo bueno al escuchar a su prima que quería probar la limpia Sandra Bullock.


- Bueno hermanito, el atrapasueños es básicamente lo que su nombre menciona… aunque ahora que lo pienso bien… en este local no creo que duerman. – Dijo pensativa, había elegido cosas al azar y las había echado a la caja sin más. Había olvidado que los dueños eran de condición vampírica, aunque bueno… - Se trata de colocarlo cerca de alguien que duerma, claramente… Su función es filtrar los sueños que tenga la persona, es decir, solo recordará los sueños lindos, las pesadillas pasarán por las plumas que están bajo el aro principal… Así que dudo que sirva si lo pones en la puerta. En todo caso, podrían colocarlo cuando tengan invitados en el negocio, o algún uso podrás encontrarle. –


- Con respecto al muñeco vudú – Continuó la joven, hablando de forma rápida, para llegar al tema verdaderamente importante. - Sabiendo que en el fondo eres un ser sanguinario, este muñeco vudú solo es para hacerle cosquillas y se retuerce. En el peor de los casos, podrías atacar a cosquillas a alguien que no quiera pagarte, o bien, saltarle encima y golpearlo… pero si quieres un pedido especial – Bajó la voz y volteó para todos lados . - Podría prepararte un muñeco vudú que sí cumpla su función… a un módico precio, claro está.. ji-ji-ji [?] –


- Bueno como sea, vamos a lo que importa. Después te explico para qué sirve cada cosa, Joaquín – Exclamó la pelinegra impacientemente, al tiempo que le quitaba el muñeco vudú de las manos y lo echaba a la caja. Apuntó con su varita hacia la puerta y puso el letrero de “CERRADO”, escuchándose un “clic” que indicaba que la puerta ahora estaba completamente cerrada. - Eso sí, ni creas que solo estarás de espectador, acá TODOS vamos a participar, hasta Za. –


Le lanzó una mirada a su prima, quien siempre se apuntaba a los grandes eventos, aunque luego se distrajera un poco [?]. El negocio parecía un poco empolvado, indicando la antigüedad que tenía, aunque no se veía sucio, más bien indicaba que era un lugar con tradición y seguramente sería atractivo para los visitantes. Valeskya comenzó a agitar su varita y comenzaron a escucharse el movimiento de cajas, acomodándose hacia las paredes, dejando un lugar bastante amplio en el centro del local. Con otro movimiento, apareció leña para formar una fogata de color azul, el cual iluminó alrededor.


- ¡Ssshhh! Ni digas nada, que todo está bajo control. –


La bruja calló a su hermano antes de que éste intentara contradecirla; bastante desconfianza había demostrado desde que había llegado, si quería una limpia, eso iba a tener al precio que fuera [?]. Apuntó con su varita hacia sí misma e hizo aparecer un jorongo color rosa con líneas de colores en los bordes y una gran letra G en el centro [?]. ”Granger, see”, pensó orgullosa al tiempo que hacía aparecer uno igual a su hermano, pero de color azul y con la misma letra. Esperaba que sus primas hicieran lo mismo.


- Señoras y señores – Dijo la ojivioleta al tiempo que extendía los brazos. - Le concedemos los honores a la prima Fiamma para esta limpia. – Finalizó

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Se habia quedado mirando todo lo que tenia la caja que Valeskya le habia regalado a su hermano, de primera tenia que confesar que igual que el vampiro, su primer pensamiento es que la Granger le habia puesto una bomba dentro, incluso se hizo un poco para atras para poder cubrirse. Sabria Valeskya que aunque inmortales, si se les podia mochar una parte de la anatomia a los vampiros y esta no crecia de nuevo? Para su alivio era un regalo legitimo esta vez, no suspiro de alivio porque su prima seguro se ofenderia.

 

- una limpia? Sandra Bullock?? No te referiras a la que lleva una....- comenzo a preguntar pero se quedo a medias al ver lo que su prima habia aparecido a mitad del local- fogata...

 

Miro a Joaco dirigiendole una sonrisa apenada y se acerco a sus primas mientras con su varita invocaba un jorongo morado con un borde negro en las orillas y una G mayuscula enmedio como el de la vampira pelinegra y se coloco entre ella y Fiamma para seguirles el paso, no conocia la limpia pero recordaba mas o menos la pelicula donde hacian uno de esos rituales.

 

- muy bien, F y V (?), yo las sigo, ustedes son las expertas en estas cosas - dijo poniendo las manos hacia enfrente de la fogata con los dedos separados como preparandose para hacer movimientos con ellos, que de seguro los iba a hacer.

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