Ollivander's (MM B: 94928)

[Seba Granger]

Trague un poco de saliva mientras la observaba, se veía tan hermosa como siempre lo había sido, como la primera vez que nos había reencontrado hacia años atrás, o como la ultima vez que nos había visto hacia solo unos meses atrás, solo que aquella vez había sido muy diferente.

 

Por un instante levante la ceja derecha, -Dash creo que aquí te buscan- señale con la primera frase que había soltado Darla, -Es un poquito orejón pero es tierno- la mire a ella luego de mirar a Dash que estaba tras uno de los mostradores, pero el vidrio dejaba ver su humanidad.

 

Un leve ronroneo quiso escapar de mis labios luego de la caricia de la bruja en ellos, -La pregunta esta de sobra, esa puerta siempre ha estado abierta para ti, jamas ha estado cerrada- el sonrojo comenzaba a subir a mis mejillas, o al menos se sentían mas calientes.

 

Apoye mi mano en la de ella por unos segundos luego la baje haciéndome un poco a un lado, -Pasa afuera esta un poco frió, aunque no mires el desorden-

[Darla G Dumbledore]

Una carcajada escapó de los labios de la Potter Black al oír la respuesta de Seba y miró hacia dónde él señalaba, viendo a Dash, sonrojado, tras la vitrina. Lo saludó con la mano en que sostenía los guantes que se había quitado y se imaginó que él estaría husmeando tras ella para ver si estaba Lualú. Pero Darla no había esperado reencontrarlos, así que no llevaba en ese momento a su elfina con ella.

 

Su mirada castaña volvió a posarse en el centro de sus afectos, estaba más guapo que nunca. Sonrió con timidez con su respuesta sobre las puertas de su corazón, aquello era mutuo, amor eterno. Sintió el calor que emanaba de él y se estremeció, casi ronroneando por sentir una vez más aquella sensación de que tenía todo lo que le faltaba en la vida a su lado.

 

Finalmente el ronroneo sí escapó de sus labios al sentir la mano de él sobre la de ella y casi gime de tristeza cuando la retiró, pero asintió con la invitación, aunque no sentía frío, quería estar con él y que el calor de sus cuerpos se fundiera como lo había hecho en el pasado. Ingresó al local y río ante su comentario, sabía lo que era tener que mantener el orden y la limpieza, daba trabajo, miró hacia todos lados y luego a Seba y con una sonrisa pícara le preguntó:

 

--¿Quieres que te ayude a mover la varita para poner orden en el lugar?

[Seba Granger]

Observe por unos segundos aquella figura que me volvía loco cuando ingresaba y daba levemente la espalda por un instante, mordí mi labio de nuevo antes que ella viera hacia mi de nuevo, la sonrisa no pude evitar que saliera de mis labios con la pregunta y la forma en que la hacia.

 

-¿Aun recuerdas como se mueve esta varita?- pregunte aun con mas picardia que ella, empuje la puerta para que esta se cerrara y puse el cerrojo para no ser molestados.

 

-Dash creo que por ahora no te necesitare, la señorita Darla se a ofrecido para ayudarme- indique a mi elfo que había salido detrás de la vitrina para saludar a Darla.

 

-Si te necesitamos te llamare, seguro hay una elfina que quiere verte- mire a Potter Black de nuevo, -¿Donde esta Lualu?- y una sonrisa se dibujo en la boca de la criatura que nos miraba.

[Darla G Dumbledore]

La Potter Black sonrió aún más con la contra pregunta que le hizo su amado y movió la cabeza como negando ofendida.

 

--¿Y cómo crees que podría olvidarme o tan siquiera dejar de recordar? Pero si me quieres enseñar bien a mejora mi manejo yo soy como plastilina en tus manos.

 

La pelirroja se volvió hacia el elfo a quién ahora Seba indicaba que no le iba a necesitar y correspondió con afecto al saludo que el pequeño y tímido elfo le realizaba. Sonrió ante la pregunta el nuevo comentario asintiendo, sí, Lualú estaba deseosa de ver al pequeño Dash.

 

--Ohh, provisoriamente estamos en la Gaunt, Anne me ha dado un cuarto en el Castillo --hizo un gesto con la mano para indicarle en qué dirección de Ottery quedaba pero el pequeño elfo ya había desaparecido con un fuerte crack. Darla río.

 

--Creo que Dash estaba apurado --dijo mientras guardaba los guantes en el bolsillo de la chaqueta y la desabrochaba, acercándose a su prometido.

 

--¿Dónde puedo dejar ésto y... --lo vio a los ojos con mucho amor y ternura --y ¿por dónde empezamos? --dijo acercándose aún más y parándose frente al mago, viéndole con amor a sus ojos y deseando con todas sus fuerzas besarlo pero esperando que él diera el siguiente paso, aunque la puerta ya estaba abierta, ella quería ir despacio, aunque todo su cuerpo le pedía lanzarse en sus brazos.

[Seba Granger]

-Espero no sonar agrandado, pero la verdad es que si espero que no hayas olvidado como usarla, ya sabes a la varita de quien me refiero- respondí travieso una vez mas.

 

-Ya oíste esta en la Gaunt- alcance a decir cuando el elfo se había desaparecido mas rápido de cuando yo mismo lo necesitaba, -El la ha extrañado mucho- mire a Darla a los ojos, ella sabia como leerme, ella sabia que no solo Dash había extrañado, ella sabia lo importante que podía ser para mi, lo mucho que la amaba.

 

Mire a mi chica sin el abrigo, luego el abrigo en su mano -Podría tener ideas donde poner otras cosas mas que tu abrigo- dije riendo y sonrojandome.

 

La mire pensativo por unos segundos mientras cogía su abrigo y lo ponía sobre el mostrador en un espacio que me apure para limpiar, -Podríamos empezar por darnos un abrazo- abrí mis brazos con timidez.

[Darla G Dumbledore]

La Potter Black reía con picardía en parte por las palabras de su memoria para el uso de la varita y en parte porque Dash ni tiempo les había dado a decir demasiado, pues había salido "disparado" se podría decir hacia la Gaunt. Viendo a los ojos a su amado la bruja asintió a su comentario sobre extrañar.

 

--Lualú a él también y no ha sido la única, ehmmm, no es que no extrañe a Dash pero me refiero a que a tí te he extrañado yo y mucho mi vida --sonrió ante su nuevo comentario y le tendió el abrigo cuando él se lo solicitó.

 

Amaba ese sonrojo en su rostro, amaba como podía ser tan sexy y tan tímido a la vez, los recuerdos de cómo lo hacía sonrojar en los Jardines Suames volvieron a su mente y cuando él la invitó a iniciar abrazándose y extendió sus brazos, pues, no necesitó más.

 

Darla se había precipitado a los brazos de Seba, rodeando su cuello con los brazos de ella y sin pedir permiso o esperar invitación había comenzado a besar todo su rostro para luego besar con pasión sus labios, hundiendo suavemente su lengua entre los labios que él abría para ella. Un ronroneo suave escapó de sus labios al sentir su delicioso sabor mientras su mano acariciaba con ternura la nuca de su amado.

[Seba Granger]

Trague por unos instantes saliva tratando que el nudo que se me había formado en la garganta por su palabras que me había extrañado se fuera, sabia que eso podía provocar ponerme mas sensible de lo que quería demostrar, aunque ella ya se podía decir que me conocía de toda la vida pese a que solo eran años, nadie había podido conocerme como ella lo hacia, ella sabia todo de mi.

Abrace su cuerpo con mucha fuerza y a la vez con delicadeza siempre olvidaba que a ella no podría hacerle daño, ella tenia mas fuerza que un simple humano como yo, intente responder algunos de sus besos en la rostro, antes que se apoderada de mis labios.

La alce con suavidad para que estuviera a mi altura y la bese con mucha ternura y amor ignore la humedad que corría por mi rostro, solo ella me importaba en ese momento.

-Me has hecho mucha falta- pronuncie cuando uno de todos los besos que nos dábamos acababa, -Este tiempo se me ha hecho eterno- acaricie su rostro mientras intentaba verme en la profundidad de sus ojos.

[Darla G Dumbledore]

Cada beso que él respondía, el abrazo que le transmitía todo su calor y sobre todo su amor, hacían que la Potter Black se derritiera en los brazos de su amado. Se sintió elevar en sus brazos y una vez más ronroneo, quizás esperando que aquel gesto terminara en una actividad algo más íntima, pero como la primera vez le daría tiempo al tiempo, lo amaba demasiado como para no.

 

Los azules ojos de Seba se clavaron en ella y Darla se rindió de amor ante él, sonrió como niña al escuchar sus palabras y respondió a su caricia, viéndolo con todo el amor que su rostro podía transmitir. Ante él se bajaban todas sus barreras y no había magia o habilidad que pusiera barreras al hombre de su vida.

 

--Yo también he necesitado de tí, sin tí no soy nada mi vida, por tí dejaría todo en este mundo --susurró en los labios de él dándole un beso muy tierno y delicado.

 

--Quiero estar contigo, como nos lo prometimos, como nos lo merecemos amor mío --dijo mientras sus piernas se abrazaban suavemente a él, para intentar no pesarle en sus brazos.

 

--Te amo tanto mi Seba.

Editado 19 de Febrero del 2018 por Darla Potter Black

[Apolo Granger]

Apolo camino apresuradamente, y trasbillo un par de veces con algunos adoquines sueltos del Callejón Diagon. Su destino era Ollivanders, la tienda de uno de sus familiares que, hasta donde podía imaginarse, le había comprado o había ganado en una apuesta. Al ser los vendedores de varitas oficiales del Ministerio de Magia, que le hacia todos los pedidos a los recién llegados a Inglaterra y a los jóvenes en edad escolar, se pregunto si tendría tiempo para ayudarlo en un pequeño dilema.

 

Y es que se trataba de su varita, la cual mostraba unas feas astilla duras en el mago de su ultima expedición al Ministerio de Magia. Echa con madera de hiperbóreo era extremadamente ligera, y como su nucleo estaba hecho de cuerno de narval podía considerarse excelente para realizar encantamientos acuáticos. El problema no parecía tan grave, si solo se había astillado un poco, pero de todos se alarmo al punto de acercarse apenas pudo al negocio.

 

Como su varita era americana, no es que pudiera pegar un viaje para poder repararla su autora. Tendría que conformarse con el expertice de su... ¿tío, primo? No tenia muy clara la relación con él, pero agradecía cualquier acercamiento a reparar su varita. Ingreso al local y se encontró con justo lo que esperaba, toneladas de cajas de varitas mágicas allí donde mirase. Esperaba que ni en un millón de años tuviera que cambiar su varita, le gustaba mucho y las circunstancias en las que las había encontrado habían sido toda una experiencia para él.

 

— ¿Hola? — preguntó a la oscuridad, acercándose al mostrador.

[Joaquín Granger]

La jornada laboral había empezado hacía unas horas, y yo como de costumbre me enfrentaba a un montón de papeles con que la burocracia me había bombardeado. Era normal, ya era fin de mes. La cuidada pila de papeles ya superaba a la montaña desorganizada que me faltaba por atender aún, la cuestión avanzaba a ritmo mecánico y es que era muy simple cuando todo se firmaba solo, luego de un ligero encantamiento a la pluma de oro. Curiosamente, sentía que me dolía la muñeca.

 

La montaña comenzaba a verse inestable por lo que moví la varita y los papeles volaron al archivero, acomodándose cada uno en el cajón correspondiente; si había un error, si faltaba una firma, un dato, o lo que fuera, el mueble encantado los escupía al escritorio para que fueran revisados una vez más, asimismo cuando un papel no era para archivar sino que era una forma para el ministerio, salía del cajón en el que no iba y graciosamente se colocaba en la bandeja que rezaba "pendientes". Pobres muggles que no tuvieran la oportunidad de hacer eso. Ellos contrataban un montón de gente para eso, y yo podía distraerme, beber algo o lo que quisiera. Y aun así no lo hacía, me gustaba controlar todo personalmente.

 

-Amo -dijo mi elfo personal, que apareció con un sonoro "crack" e hizo una reverencia, como era habitual- la persona que llegó es el amo Apolo, Kraven lo vio mientras sacudía una estantería; Kraven pensó que usted querría recibirlo...

 

Asentí y le hice una seña con la mano para que se retirara; hizo otra reverencia y obedeció. Había sentido la campanilla anunciar un cliente, por lo general y en ausencia de Ariane, quienes se encargaban de los clientes eran los elfos, estaban entrenados en vender accesorios. Había pocos momentos en el año en que se necesitara la atención de un experto en varitas, para la selección, por lo general era antes del comienzo de Hogwarts y no mucho más, las reparaciones eran poco habituales, y los tallados e incrustaciones tampoco eran especialmente frecuentes. Como fuera, aquella vez era un cliente especial. Salí de la oficina y bajé la escalera de caracol en un par de segundos gracias a mi habilidad natural, y ahí estaba el muchacho de cabello azul.

 

-Apolo -dije a modo de saludo. Aunque era sobrino de mi hermana, por ende también lo era mío, nunca lo había llamado de aquella manera- qué agradable y extraña sorpresa ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar? -Pregunté sin ocultar mucho mi sorpresa.

 

 

 

 

@@Apolo Granger