Librería "La Hermana Quisquillosa" (MM B: 98425)

[Helike R V PB]

Horas más tarde...

 

El silencio del callejon Diagon esa tarde se hacía palpable, poco a poco iba oscureciendo pero aún había algo de luminosidad y el sol todavía no se había ocultado, pero sí se notaba que empezaba a refrescar un poco. Me tapé un poco con la capa de viaje que siempre llevaba cada vez que tenía que hacer algún asuntillo en alguno de mis negocios.

 

Debajo de mi capa portaba unas botas de piel de dragón, pantalones vaqueros y un jersey azul de lana fina. El monedero de piel de moke en uno de los bolsillos y la varita en otro. Me desplacé suavemente aspirando todos los aromas que había por el lugar: dulzones, amargos, a nuevo, a viejo, hasta que finalmente en una de las esquinas me topé con el negocio de mi prima. No tenía intención de comprar, sólo de hacerle una visitilla e intentar averiguar de lo que había sido del libro raro.

 

Abrí la puerta del interior del local y de su interior me llegó a mis fosas nasales el aroma a libro nuevo y también a añejo. Cerré la puerta con cuidado y esperaba que mi prima se encontrara en él para preguntarle y pasar un rato de charla. Pero al parecer no había nadie, o casi, sólo que se escuchaban ciertos ronquidos de alguien que, seguramente, estaba echando una buena siesta. No sabía en qué zona estaba, ya que estaba fuera de mi visión (?) pero su aroma me indicaba que el era el de Hayame, así que seguramente estuviese cerca.

[Hayame Snape Potter Black]

La mujer de largos cabellos rojos había acomodado a su hermana de forma que pareciese un sillon humano, sentado sobre varios libros y acomodando unos cuantos mas para que hicieran el largo de una cama

 

Había movido la mano de la pelivioleta para sostener una lampara y la otra como si fuera sujetavasos

 

Por lo que después de ello se había acomodado a dormir usando el regazo de su hermana como si fuera una almohada suavecita y cómoda; no estaba muy segura de si la descubrirían por los sonoros ronquidos que pegaba, dignos de un pug en plena siesta pero es que no había podido evitar desear tirarse una siesta

 

Sin embargo un sonido le hizo abrir sus ojos suavemente a lo que enderezó un poco la cabeza, aún manteniendo su expresión adormilada

 

-Por aca!!- llamó levantando una mano languidamente sin levantarse de donde se encontraba- estoy aqui!!

 

Bostezó grandemente y estiró la capa de su hermana para taparse un poco mas

[Helike R V PB]

Una voz particular había llegado a mis oídos. Alguien con la voz pastosa por el sueño me llamaba, y no sabía si en esos momentos debería dirigirme a ella o simplemente esperar a que ésta se despertase. Saqué la varita del pantalón pero por seguridad por si me encontraba con algo raro, ya que no quería sorpresas.

 

Me fui guiando por el aroma de mi tía Hayame hasta que la encontré medio adormilada y encima de alguien que le hacía de veces de cama, pero no pude evitarlo y estallé a carcajadas, estuve así por lo menos durante cinco minutos y después de tranquilizarme, limpié las lágrimas de la risa con el dorso de la mano. Al ver que no había peligro alguno metí la varita de nuevo en su lugar, risueña y contenta comenté:

 

-Pero, ¿se puede saber qué haces tía? -pregunté ante la escena que veía mis ojos...

 

-Venía a ver si estaba por aquí mi prima Xell -le informé - pero vi que ésto estaba completamente vacío y preferí esperar afuera hasta que te escuché que me hablabas -si decía que había escuchado sus ronquidos, estaba más que segura que me mataría, o lo negaría, así que mantuve la compostura pero era imposible no echarse a reír ante la escena que estaba viendo...

 

-¿Qué es lo que haces por aquí? -pregunté curiosa y esperando su respuesta, crucé los brazos risueña.

[Hayame Snape Potter Black]

La pelirroja había extendido una mano buscando a tiendas y sin abrir mucho los ojos la mano de su hermana pelivioleta donde había colocado la lampara de "noche" para encenderla y segun ella ver mucho mejor a la chica que se había platado delante, riendo ante el aspecto que ofrecían ambas hermanas

 

Especialmente porque una había sido acondicionada como "cama" provisional

 

Y eso sin contar con toda la basura que ahora le colgaba y dejaba sosteniendo en su cabeza por lo que le daba un aspecto medio extraño y estaba segura de que en cuanto recuperara el movimiento, la iba a asesinar y corretear por todo aquel negocio; pero mientras todo ello pasaba, la vampiro se aprovechaba de alguna forma de la situación

 

-Pues tomaba una siesta...- explicó enderezandose y apoyandose en el torso de su hermana como si fuera sillón- vine a ver los libros pero entonces, me tope con Sagitas y se quedo petrificada por la sorpresa

 

Dijo antes de rascarse un lado de la cabeza aun con gesto soñoliento

 

-Aunque debo decir que nunca pense que mis habilidades incluyeran las de medusa- añadió

[Sagitas E. Potter Blue]

Me quedé anonadada.

 

Me quedé tiesa.

 

Me quedé petrificada...

 

Me quedé tan sorprendida de ver allá a Hayame que creo que perdí la noción del tiempo y de la realidad. En mi mente se formó la imagen de una Sagitas furibunda que zarandeaba a su hermana y le preguntaba que porqué cojinetes no había mandado noticias de que estaba viva, que la tumbaba en el suelo y se peleaba de ella tirándole del moño. Creo que me quedé en un estado catatónica y que reaccioné lentamente.

 

Muy lentamente.

 

Demasiado lentamente, en realidad, porque mi realidad y mi imaginación se confundieron mientras mi cuerpo se quedaba paralizado. Y cuando se nivelaron los dos aspectos de mi personalidad pues...

 

-- Hola...

 

¿Hola? ¿A quién le decía "hola"? ¿Y cómo decía "hola"?

 

-- No trabajo aquí; soy una de las dueñas.

 

¿Pero qué estaba haciendo? ¿Contestar preguntas ahora que en tiempo real deberían haberse hecho por lo menos... Hacia media hora, o más. ¿Qué me había pasado?, porque ahora tenía las respuestas en la boca de algo que había sucedido antes, mucho antes, mi mente empezaba a analizarlas, pero ahora la situación no era la misma, pues estaba.. ¿Pero cómo narices estaba?

 

-- Me ha ido bien -- contesté de nuevo a una pregunta que se había hecho mucho antes. Es que mi mente procesaba lento.

 

¿Y qué le habría dicho al elfo de Sunar, Raizor, cuando le mandó a elegir los libros de aquel estante? Ni lo recordaba, seguro que ni le había atendido. Pero todo era culpa de Hayame. Sí, de Hayame. HAYAME.

 

-- ¡¡ HAYAMEEEEE !! -- grité, dándome cuenta de repente de todo lo sucedido.

 

Libros en la cabeza, burlas con las manos, ¿en verdad le había llamado "almirante librería"?

 

-- ¡¡ HA YAA MEEEEEEE!! ¿Que demonios de ropa llevo puesta? ¿Te crees que soy un soldado de caballería? ¿Me has usado de diana para flechas y avioncillos de papel? ¿Y cómo cama?

 

Creo que el enfado era más que patente. Sentía la voz de mi sobrina Heliké y también me cabreé con ella por dejar que Hayame siguiera haciéndome quedar en ridícul0.

 

-- ¿Quieres quitarme de encima toda esta porquería para que pueda matarte a gustooooo?

[Hayame Snape Potter Black]

Hayame aún estaba adormilada y era feliz

 

Pero todo cambió cuando la nación de las iras de su hermana atacó

 

Solo Reena podría detenerla pero cuando ella mas la necesitaba, se encontraba desaparecida

 

Y después de mil años su hermana de cabellos violetas finalmente despertaba para dejar relucir toda su furia, tumbando al suelo a la vampiro que abrió grandemente los ojos y se cubrió la cabeza tratando de evadir la basura, los aviones y los libros que había colocado sobre la otra y que ahora se derrumbaban como alguna clase de lluvia

 

Chilló y a tropezones corrió para alejarse con expresión de panico

 

-Heliké... HUYE!! HUYE POR TU VIDA!!!!

 

Soltó con alarma antes de sacar la varita y moverla para que los libros ahora volasen por sobre ellas y se dirigiesen en feroz bandada hacia su hermana, tratando de detenerla el mayor tiempo posible

 

Hizo su intento de correr para esconderse entre alguna otra estantería pero se temía que con su furia el olfato de su hermana se hubiese enfatizado

[Xell Vladimir Potter Black]

Horas más tarde:

 

Era hora de volver al negocio. Me había ido y tocaba arreglar el negocio. Habíamos salido tan deprisa que seguro habíamos tirado pilas de libros sin recogerlos. Entré y saludé a los presentes:

 

- ¡Buenos días!

 

Había clientes y me pareció ver a…

 

- ¡Los Dioses nos protejan!

 

Un grito huracanado sacudió la librería. Ahora sí que los libros se cayeron por aquella frase. Los clientes huyeron. Menos mal que había dejado la puerta abierta; seguro que la hubieran atravesado.

 

- No se vayan. No es cierto. Aquí nadie va a matar…

 

Ya no quedaba nadie.

 

- A nadie. – Cerca estaba Heliké y en un rinconcito veía a algo que tenía que ser mi tía Sagis porque el grito salió de allá, pero no se la veía. La tía Hayame estaba a su lado. - ¡Habéis asustado a los clientes! ¿Qué pasa aquí, tías?

 

Se perseguían la una a la otra y los libros caían en cascada. Tuve que correr para guarecerme.

 

- ¡Aquí, Heliké, aquí! ¿Qué le pasa a esas dos locas?

[Sagitas E. Potter Blue]

Noté que Hayame se caía en cuanto me había movido. Intenté quitarme de encima todo aquello que me aprisionaba, intentando sacar sobre todo mis dos manos para hacerle ver "lo que la quería" por su improvisada visita.

 

-- ¿A dónde te crees que vas, vampiresa? Te voy a recordar lo que es el "amor fraternal" -- le grité, mientras seguía quitándome de encima aquellos libros y papeles varios en forma de avión.

 

Le sentí gritar a alguien que huyera, debía de ser a mi sobrina Heliké, y eso me enfadó mucho más. Conseguí levantarme y sacarme por fin todo aquello, aunque me sentía con los ligamentos encogidos, rígidos. Aún así me lancé tras ella.

 

-- No huyas, cobarde... Ven...

 

Y corrí tras ella, sin importarme que Xell nos riñera.

 

La muy bruja descocada me tiraba miles de libros encima. El trabajo que habría que hacer, madre mía... Pero eso no iba a ser problema. El problema era limpiar la sangre con los que los manchara cuando la pillara.

 

-- Ven con tu linda hermanita, ven, cielo. ¡V E N . . . !

[Hayame Snape Potter Black]

Los ojos de la pelirroja se abrieron todavía mas conforme sentía las pisadas de su hermana acercandose peligrosamente

 

Se tiró al suelo para deslizarse y dar la vuelta en otro corredor de libreros y apretar el paso sabiendo que como su hermana la pillara, ahi terminaria la gran y valerosa historia de una vampireza pelirroja llamada Hayame

 

Realmente era un asunto para tomar en cuenta por lo tanto, apretó mas el paso

 

Movió la varita tan rapido que casi le da con esta a otra pila de objetos, sin embargo hizo que varios libros se apilaran formando una escalera que la ayudó a trepar a un librero cercano y de ahí, comenzó a saltar encima de los demás haciendo grandes aspavientos para no caerse de cara al suelo

 

-Lo siento Xell!!- gritó saltando de la cima de un librero a otro pasando enfrente de la chica- lo juro que no es mi culpa!!

 

Chillo llegando al final de la linea de libreros y tambaleandose, de forma peligrosa y que parecía que como se cayeran iba a terminar empujando el resto de libreros a forma de efecto dominó

[Sagitas E. Potter Blue]

Hay veces que sientes hervir la sangre y que te juegas a que como pilles a quien tienes metido entre ceja y ceja, seguro que le vas a machacar por el mero placer de calmar la furia que te ha levantado. Así me sentía en aquel momento, a pesar que sabía que era Hayame y que no podía evitar reírse de todo el mundo.

 

Llegué hasta el pasillo en que debía de estar, pero no la vi.

 

-- ¿Por dónde demonios te has escapado si....?

 

No tarde en ver su sucia trampa para escapar de mí. Tomé aire con fuerza y elevé la barbilla con orgullo mal dirigido.

 

-- ¡Maldita hermana! Así que no te importa estropearme los libros. ¡¡Pues a mi tampoco, muchachita!!

 

Por allá estaba Xell y Heliké. Esperaba que se resguardaran porque aquello iba a ser un infierno.

 

-- ¡Winwardium Leviiosa! -- le dije a un libro grueso con los bordes encuadernados por una chapita de hierro, para que la persiguiera mientras ella huía por encima de los estantes de las librerías. Yo les perseguía por abajo sin darme cuenta que las estanterías se movían peligrosamente a cada salto que daba Hayame sobre ellos.