Librería "La Hermana Quisquillosa" (MM B: 98425)

[Matt Blackner]

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Xell no tenía guantes, asi qeu no podría tocar nada. Sabía qeu iba a resultarle muy extraño, pero hasta que no tuvieramos en nuestro poder el libro, no iba a dejar que tocara nada, no nos íbamos a arriesgar.

 

Entre el olor a libros nuevos qeu impregnaba aquel lugar, sentía también que había varias personas. Una era Sagitas, que atendía a un elfo de Sunar acerca de libros infantiles para Argi. Me sentí un poco mal cuando decía que le había leido muchos de aquellos libros a Ithilion. Había alguien más, alguien familiar....

 

Por un momento se me cruzó la idea de desalojarles, pero eso daría muy mala imagen al negocio de Xell, y tampoco quería perjudicarla.

 

La prima dijo que alli no había escondites salvo uno que pertenecía a Sagitas, y al que era mejor no acrcarse. Sonreí, imaginando qeu podría tener ahí para preferir no acercarse a él. Nos guió hacia la zona de la escalera de caracol, qeu descendía hacia el sótano Tenía curiosidad por saber qeu había pero mejor en otra ocasión.

 

Nos mostró el hueco, una puertecita que deberíamos abrir. Sherlyn proponía intentar correr la portezuela. Estaba cerrada, asi que varita en mano, murmuré.

- Alohomora. un pequeño chasquido y alargué la mano izquierda. Presioné un poco y luego corrí la puerta, que se abrió sin más problema.

 

Como estaba oscuro, murmuré un lumos que encendió mi varita. La luz azulada alumbró el interior del hueco, del que salía un olor extraño, entre descompuesto y azufre.

- Ahí lo tenemos. - dije sin levantar demasiado la voz, para qeu la gente del local no se enterase.

 

La rata muerta descansaba sobre la tapa del viejo libro en un idioma extraño.

- Sherlyn, tienes la bolsa? - le pregunté.

[Hayame Snape Potter Black]

La mujer de largos cabellos largos siguió meciendose con nerviosismo ante su hermana que parecía paralizada por la total sorpresa de ver con vida a quien se suponía, había muerto en las guerras (un rumor que realmente le estaba costando eliminar de encima suyo gracias a aquellos enemigos que se habían aprovechado de su ausencia)

 

Se ruborizó suavemente y ocultó el rostro por detrás de aquellos libros que le habían llamado la atención por completo, sin embargo, mostrando con el brillo en sus ojos que sonreía con emoción de verla nuevamente

 

-Entonces...

 

Carraspeó un poco

 

-Como te ha ido en este lugar?- preguntó livianamente, tratando de no sonar como se sentía, con el estomago revuelto por los nervios

[Sherlyn Stark]

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El lugar era un poco más oscuro de los que frecuentaba, pero las paredes no eran tan húmedas como otros sótanos que muy pocas veces visitó. Ese era el lugar que menos le gustaba del local, parecía escalofriante por la falta de iluminación que presenciaba, ¿o sería por estar un buen tiempo en el sol del Callejón Diagón? Era lo más probable, todavía no se le iba el reflejo solar.

Había tenido razón al decir que empujándolo sería una idea efectiva, aunque no todo lo dicho fue cierto, ya que tuvieron que utilizar magia para abrir el agujero sobre la pared. Antes de poder acercarse sólo veía la iluminación que producía la varita de su jefe quién pocos instantes después informaba haber encontrado el libro maldito que habían buscado.

Se quedó pensando unos segundos, ¿a qué bolsa se refería Matt? Era despistada en ocasiones por lo que no recordaba haber escuchado hablar sobre una bolsa. No creía que necesitaba cualquier bolsa, ya que si no le hubiera pedido a Xell quien era la propietaria del negocio. Se podría decir que estaba muy nerviosa, así que miró a todos lados en busca de alguna respuesta que le sirviera.

En su cartera llevaba algunas herramientas necesarias que se requerían para realizar aquel trabajo ministerial. Así que se dedicó a buscarlo rápidamente por el interior. Deseaba no estar tardando tanto, ya que no sabía lo peligroso que podría llegar a ser el libro maldito. ¿y si mataba a su jefe, a Xell y después seguía por las personas que estaban arriba comprando libros? Todo sería su culpa.

— ¿Hablas de esta bolsa, Matt? —preguntó la castaña haciendo referencia a una bolsa opaca de tela que parecía muy resistente. En ella podrían entrar objetos de cualquier tamaño, o eso creía ella. Tal vez neutralizaba la magia del objeto que contenía magia indebida.

Se acercó a él pudiendo ver como una rata muerta se hallaba muerta sobre la portada del libro. «Sólo está dormido, sólo está durmiendo…» trataba de pensar para no sentirse mal por la pobre criatura. — Esperemos no haber interrumpido la siesta de la rata… debe estar durmiendo profundamente al no darse cuenta de nuestra presencia —comentó con tristeza. En verdad no podría soportar a un animal en ese estado, le daba mucha pena.

[Sunar PBT]

Raizor, elfo doméstico de Sunar

 

No le respondieron, ¿y qué haría entonces?

 

Él no sabía de libros para niños, y mucho menos algo que entretuviera al amito que ni fuera congelar sus juguetes hasta verlos convertirse en pedazos de hielo al romperse con el piso. Ni tratar de enfriar la comida para saber si el sabor cambiaba al ponerse más frío un pedazo de carne que de verdura.

 

– Gracias – agradeció fervientemente a la ama, la tía de la señorita Sunar cuando le atendió. – Si, sería bueno – contestó tratando de parecer que entendía a la perfección.

 

Solo quería ayudar de una manera más parecida, a lo que alguna vez vio hacer a la elfina de la amita Lillian con el pequeño amito Maxi, leerle un cuento y que se quedara dormido. Aún no le agradaba tener que tratar con el amito travieso.

 

[Reena Vladimir]

Descripción:

 

El libro parecía un libro y la rata era una rata, inerte, mas bien momificada, pero mostraba signos de haber sido despellejada, quemada incluso.

 

Y se estaba quieta, pero que muy quieta.

 

Cuando sintió a alguien cerca recobró su movimiento y se encaró a los que la observaban chillando como solo las ratas saben, con su sonido estridente y sus movimientos de ataque, lanzando dentelladas y zarpazos al aire con el fin de disuadir a todo aquel que intentase tocar el libro que ella protegía, que consumía su vida y evitaba que muriera para de esa forma que siguiera cumpliendo con su cometido.

 

Nadie tocaría aquel libro mientras ella siguiera en contacto con él y si se separaban ella terminaría verdaderamente muerta.

[Hayame Snape Potter Black]

Hayame suspiró un poco y se acercó mejor a su hermana, antes de colocarse a su lado y pasar una mano por delante de su rostro, terminando por reir ante su gesto de sorpresa; parecía victima de un hechizo petrificador con la mirada perdida y los ojos totalmente abiertos como si hubiera presenciado a un fantasma

 

Tecnicamente no estaba muy errada

 

Después de todo, con su desaparición y todas las cosas que habían ocurrido durante la madurez de su cuerpo y el hecho de que partiera a las guerras y aquellos rumores de su nueva muerte...

 

Aquello realmente la incordiaba

 

Porque siempre buscaban la forma de matarla de forma hablada, haciendole creer a su familia que había desaparecido por completo? tenían que darse cuenta de que tarde o temprano ella volvería y derrumbaría sus mentiras, pero mientras tanto se dedicaban a hacerle imposible la existencia a sus seres amados

[Matt Blackner]

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Sherlyn buscó la bolsa con expresión confusa. Al final me tendió una, dudando si era la correcta o no. Era un elemento nuevo de los indebidos, pues lo habíamos incorporado después de que encontrásemos la Habitación Blanca. La bolsa, aparentemente normal, en realidad era muy resistente y más espaciosa de lo qeu parecía. Y su mejor virtud, anulaba temporalmente la magia, con lo qeu era ideal para transportar los objetos de forma segura.

 

Asentí levemente para confirmar qeu había acertado y esperé a qeu la abriese para meter dentro el libro.

 

El problema fue qeu no esperaba que el libro se defendiera. Tal vez pareciese una tontería, pero aquella rata calcinada y despellejada, muerta y apestando sobre el libro de repente cobró vida. Comenzó a chillar y a gruñir con voz muy aguda, de pie sobre las patas traseras. Lanzaba mordiscos y arañazos, alcanzándome con las zarpas en el dedo y arañándomelo.

 

Gruñí molesto. No esperaba algo asi, y por eso, lancé el libro y la rata al interior de la bolsa. Automáticamente la tomé y la cerré. Agité la mano izquierda, done los pequeños cortecitos sangraban. No parecía gran cosa, pero me molestaba.

- La maldita rata defendía el libro. Tendré qeu estudiarlo con Sagitas. - dije.

 

Las miré a las dos. Debíamos volver, al menos yo.

- Lo llevaré al departamento. Si quereis tomaros el día libre...creo qeu haré la vista gorda por hoy.

[Sherlyn Stark]

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Para ella la rata era muy bonita sin importar las emociones de molestia que debía tener la pobre en ese momento. Estaba quieta, parecía que ya había pasado al otro mundo, pero no era así. La pequeña comenzó a moverse en el instante que Matt movió el libro. Kirara había procurado no mirar hacia ese lugar imaginando que el animal no estaba vivo, pero se le hizo inevitable.

La pobre criatura comenzó a chillar, como advirtiéndole a Matt que no agarrara el libro. Su jefe maldecía por la acción de la rata, pero él no pensaba que la pequeña chillaba por el bien de él, según creía ella. Estaba mal maldecir al animalito, aunque suponía que su jefe estaba muy enojado en ese instante para elegir las palabras adecuadas. No se enojaría con él.

Matt decía que estudiaría a la rata junto a Sagitas. No quería que la mataran, era una criatura viva y merecía tener una vida digna con el resto de su familia de ratas. — Yo quiero ir también, Matt… —le dijo a su jefe en el instante que las miró a ella y a Xell. Ellos no serían capaces de matar al animal, estaba segura, ya que Sagitas le gustaban mucho las criaturas. Temía que la rata fuera tocada por manos despiadadas, alguien que no fuer como Sagitas y Matt.

— Quiero saber cómo estará la rata —comentó la castaña con preocupación.

[Hayame Snape Potter Black]

La vampiro ya tenía un rato sentada al lado de su hermana, con expresión perdida mientras trataba de hacer reir a esta con sus gestos

 

Uno de total seriedad, uno medio tontin con la lengua de fuera y los ojos bizcos, poniendose cuernos con los dedos y haciendo mil y una caretas para tratar de hacerla reir

 

Pero nada

 

Al parecer la tenía demasiado sorprendida ante su aparición sin aviso por lo que sonrió traviesamente y se tocó la punta de los dedos

 

Unos segundos después, comenzaba a colocar algunos libros encima de la cabeza de la pelivioleta, seguida de algunos tinteros para formar cuatro pequeñas columnas antes de volver a colocar mas libros y un florero

 

Tal vez podría ponerle algunos vasos mas y hacer una enorme torre de libros para antes de que reaccionara

[Lisa Weasley Delacour]

Caminaba por las callejuelas del Diagon con algo de prisa, tenía mil y un asuntos que resolver, pero el que tenía en mente era el más importante, al menos para mi integridad física y mental, Llevaba sin ver a Xell mas de un mes y la echaba muchísimo de menos, tal era así que a veces me descubría pensando en ella y sus facciones en vez de centrarme en el trabajo que orgullosamente realizaba en el ministerio de magia. La capa azul que llevaba sobre los hombros se movía al compás de mis movimientos. La varita en el bolsillo trasero del pantalón brillaba, denostando así la adrenalina que mi anatomía portaba.

Conocía de más y de sobra casi todos los movimientos de la Vladimir, sus negocios y sus mansiones, así como sus sitios de recreo, pero entre todo el caos de mantener la seguridad dentro de la afamada institución que gobernaba y los ataques de los insurrectos rumanos a mi persona, me había sido imposible estar tan pendiente de ella como me hubiese gustado. Las cartas y los mensajes ya no eran suficientes, necesitaba sentirla junto a mí, aunque tan solo fuesen unos minutos. Fuentes fiables me habían dicho que su última parada había sido la librería que regía con varios de sus parientes, así que hacia allí que me encamine. Mis ojos verdes estaban al tanto de cualquier movimiento, no tenía ganas de sufrir un ataque repentino.

En menos de cinco minutos llegue a mi destino, el letrero en letras grandes y bonitas me dio la bienvenida. Entre sin muchos miramientos. Me que impresionada ante tal alarde de poderío. Inmensas librerías con miles de libros se encontraban a mi paso, mientras caminaba hacia el interior de la tienda - ¿Rubia, andas por aquí? – Levante la voz, dejando que esta fluyese por los corredores del establecimiento - ¿Hola? – Pregunte una nueva vez, hasta quedarme totalmente embobada ante un libro con la tapa morada que decía ¨Grandes descubrimientos para el mundo muggle en la medicina moderna¨

No entendía porque eso me había llamado la atención, pues nunca había sido muy aficionada de esos temas, es más, odiaba los hospitales como todo mi ser, al igual que a los sanadores, pero ese manuscrito tenía algo, algo que otros no. Lo cogí con mis manos, olvidándome por un momento de que hacia allí – Interesante – El fulgor de la tapa aumento cuando pase uno de mis dedos por ella – Muy interesante….