.: Castillo Triviani :. (MM B: 78361)

[Mei Black Delacour]

Rápidamente Mei sacó su varita Aukan de su túnica y se preparó para utilizarla aquella noche.

 

–Ardius Corpus Patronus – dijo con voz potente, por lo que al instante, un hipogrifo adulto de dos metros de alto y uno y medio de ancho que la cubría por completo salió de su varita, completamente corpóreo, portado de grandes alas, filosas garras y un peligroso pico dispuesto a defenderla de cualquier ataque que le enviaran.

 

–Piertotum Locomotor – dijo apuntando en dirección a una estatua de dos metros de alto y uno y medio de ancho que portaba una espada y al instante ésta cobró vida, salió de su lugar y se dirigió hasta donde ella se hallaba –. Protégeme de cualquier ataque, ¿entendido? – le dio la orden directa, a lo que la estatua la miró como entendiendo el mensaje.

 

Irrompible pensó de último, apuntando a la misma estatua que había cobrado vida, por lo que al instante ésta adquirió tal dureza que sería prácticamente imposible el derribarla o hacerla añicos con facilidad.

[Jessie Black Lestrange]

Jessie Potter Blue

 

Mi lindo halcón no encontro nada al igual que el puma por lo que regrese por donde había venido y decidí que lo mejor era regresar a casa y seguir brincando por mi recamara a la vez que cantaba. Tal vez llegara Itilion y me hiciera segunda y luego llegara mama y nos riñera por andar armando jaleo en la casa

 

Pensaba en todo esto mientras atravesaba los jardines de regreso a la entrada principal y de ahí a las calles del pueblo de Ottery de donde me fui caminando de regreso a mi casa, que para ser sincero solo eran un par de mansiones un tanto mas a la izquierda, que flojera aparecerme, mejor disfrutar de la noche estrellada de Londres Magico.

[Kris Gryffindor]

Kris observó en el cuarto donde se encontraban diversas pociones entre ellas una en particular que al notar por su olor, se trataba de una bebida mortal. Aquello le habría alarmado de más, ya que se encontraba muy bien escondida en un cofre escondido debajo de la cama. Inmediatamente lo tomó y lo guardó en su bolsillo derecho.

 

— Creo que eh temrinado, tengo lo que buscaba.

 

Susurró para sí mismo mientras se incorporaba de nueva cuenta, dio media vuelta en sí mismo y así partió hacia la salida, no sn antes acomodar las cosas que habría desordenado debido a su búsqueda. Pronto bajó las escalinatas y continuó hasta la sala en donde se encontraban sus demás compañeros.

 

— Y finalmente no vinieron... — suspiró desilusionado.

[Athena Rouvas]

- Bueno no vendrán, últimamente no me sorprende nada.

 

Tomó uno de los pergaminos sobre la mesa, parecían documentos familiares que no tenían ninguna relevancia, nada allí podía confirmar que algún miembro de esa familia fuese mortifago así que se limitó a dejarlo en el lugar en que lo había encontrado. Dio media vuelta encaminándose a la salida con el puma siguiéndole los pasos, esta vez lo dejaría quedarse más tiempo siempre había querido una mascota así.

 

Cruzó los jardines nuevamente, esta vez en dirección contraria sin tomarse el tiempo siquiera de admirar las plantas que allí crecían por alguna extraña razón que estuvieran en territorio de mortifagos hacía que perdiesen el encanto. Terminó el recorrido alcanzado la reja viendo que varios de sus compañeros hacían lo mismo. Una vez en las calles de Ottery siguió el rumbo a la mansión Ravenclaw nuevamente con el animal caminando a su lado.

[Paú Gryffindor]

Los mortífagos no aparecieron. Últimamente aquellos se veían en ningún lado, lo que quería decir que la Orden estaba haciendo un trabajo excelente al capturar a tantos últimamente. Las cosas en Ottery y el callejón eran tranquilas y comenzaba a disfrutar de la situación actual. Todo estaba bajo control y a ese paso, las cosas sería muchísimo más fáciles para sus compañeros. La seguridad estaba en todo su punto; perfección.

 

- Chicos, debo retirarme..

 

Volteó la mirada hacia los aurores que estaban a su lado e hizo un ademán despidiéndose. Tomó a su gorila por un brazo y lo jaló hacia las afueras de los jardines de la Mansión. Esperaba que pronto dieran la cara aquellos enmascarados, pues al parecer tenían miedo y ya no acostumbraban a salir a atacar.. eso era lo que siempre habían buscado y hasta ahora todo estaba saliendo bien.

 

De esa forma, la curvilínea figura de la Gryffindor se perdió por el horizonte, sin dejar rastro de su presencia en el castillo.

[Aimé.]

Tras revisar algunas habitaciones le sorprendió encontrar la casa casi completamente vacía, algo extraño para un Castillo como aquel, aun asi no le dió importancia. Los objetos encontrados eran claramente costosos y antiguos, pero aun con eso no encontraba nada con lo que pudiese declarar mortifaga a la familia. La seguridad que tenía de que aquel hogar estaba repleto de mortifagos tendría que guardarse para otra ocasión y revisar aquellos cuartos que les habían faltado en el cateo, sabía que escondían algo, el problema era saber donde.

 

-Bueno chicos, ya nos podemos ir, gracias por su asistencia-les dijo Aime mientras comenzaba a salir rumbo a los jardínes. Su cuerpo estaba cansado pero ella satisfecha, siempre que cumplía con su labor se sentía plena. Observó a Kris, no necesitaba ver a través de la luz para descubir que quien se encontraba atrás de esta era su mismo hermano. La joven lo tomó del brazo y lo guió hasta la calles de Ottery.

 

-Bueno hermano, vamonos a descansar que ando agotada-murmuró la pelirroja mientras tomaba a Kris de la mano, segundos después sus cuerpos habían desaparecido del lugar rumbo a la mansión Gryffindor.

[Mei Black Delacour]

–No queda mucho por hacer aquí – murmuró la Black Delacour mientras se acercaba adonde se hallaba su esposo Héctor, que al parecer no andaba con los mejores ánimos en aquel momento –. Vámonos – le susurró con suavidad para no sorprenderlo al sacarlo de sus cavilaciones.

 

Sin más, la chica tomó con suavidad la mano del pelinegro e hizo que comenzaran a caminar juntos en dirección a la salida del castillo, seguidos de cerca de su hipogrifo y de la estatua que tenía como defensas. No dejaron de perseguirlos hasta que llegaron a la salida y desaparecieron mediante la aparición conjunta que Héctor hizo para sacarlos de allí, donde ya no habían hechizos anti-aparición.

[Héctor Weasley D.]

El chico estaba haciendo uso de la espada para ejercitarse unos momentos, dando espadazos al aire horizontales y verticales usando las dos manos. El chico suspiró para recobrar fuerzas y clavó la espada en el suelo del jardín, apoyándose un momento en ella y dejando la mirada perdida en el horizonte. En ello notó que su esposa Mei se le acercaba y le hablaba con suavidad.

 

Era increíble el efecto que sus palabras suaves lograban hacer en él. Podía dejar que el Weasley se sumiera en la más agradable tranquilidad aunque estuviese sintiéndose mal.

 

Tomando su mano con la misma suavidad que ella, Héctor le siguió caminando a la salida del castillo. Durante la caminata, la sonrisa del chico se acentuó al mirar a su lado a la pelicastaña que había robado su corazón, y que amaba con tal y más intensidad como aquella vez que se habían encontrado en los Jardines Sumaes.

 

Con mucho cuidado y ternura, el chico afirmó a su chica a su lado y, fuera de los terrenos del castillo, realizó la Aparición Conjunta. En unos segundos ni Mei ni Heko estaban más allí.

[Binny Evans]

Esperaba tener algo de acción pero nada pareció asomarse al encuentro de los Fenixianos, aunque estuvo parada por largo rato aun tenía la idea de que atacarían pronto de alguna forma u otra pero no, la decepcionaban por completo. Sus compañeros también estaban aburridos al parecer pero aun seguían con ella. Finalmente la espera terminó y muchos empezaron a partir.

 

Miró con resignación el castillo y guardó nuevamente su varita de Avellano. A paso lento empezó a alejarse del lugar mientras correspondía a las despedidas de sus demás compañeros con unas cálidas palabras (que no diré cuales son xD) y mágicamente ya estaba muy lejos de todo aquel suceso, talves algún día volvería a enfrentarse con aquellos mortífagos o talves seguirían escondiéndose.

 

<< Es todo por hoy, un descanso no me vendría nada mal >>Pensó con desanimo mientras seguida caminando.

[Aland Black Triviani]

Me sacudí las ramas de la cabeza y desenredé mi cabellera pelirroja después de la caída. Tanto tiempo sin visitar la Triviani habían conseguido que me materializara en la copa de un gran nogal que había dos calles más abajo. Chasqueé la lengua al ver los arañazos por toda mi piel. Si en las próximas horas no me aparecía un morado, sería muy afortunada. Utilicé mi varita para recomponer mi aspecto, arreglando la camisa rasgada y el pelo alborotado. Me dolían las articulaciones después de la forzosa bajada que había tenido que realizar.

 

— De todos los árboles de Ottery, tuve que caer sobre el que más pájaros tiene — mascullé encolerizada al descubrir varias plumas que no sabía cómo habían llegado al interior de mis pantalones.

 

Era alarmante la forma en que atraía a la mala suerte cuando era menos deseada. Había querido llegar a la Triviani en buenas condiciones, para causar una decente impresión a mis familiares. Porque lo más probable es que ya no reconociera ni a la mitad, debido a mi prolongada ausencia. Ahora iba a hacer una triunfal entrada con el aspecto de alguien a quien ha atacado una jauría de perros rabiosos. Con una última sacudida de cabeza, desesperada por un baño, me encaminé hacia la entrada de mi antiguo hogar.

 

El castillo Triviani se erigía entre otras muchas mansiones de familias mágicas, aunque para mí era indudablemente la más hermosa e imponente. Tenía resquicios de la famosa arquitectura italiana, tan exquisita y elegante, pero de lo que más orgullosa podía sentirme era de las infinitas extensiones verdes que lo rodeaban; pocos magos podían presumir de tan vasta vegetación en sus parcelas. Lástima que tuviera que atravesar todo el jardín y el lago para poder llegar a la entrada del edificio; una terminaba exhausta cuando alcanzaba la puerta. Por mi mente cruzó la idea de comprar un poni peludo para aquella pequeña travesía, pero supuse que alguien del Ministerio me denunciaría por maltrato animal.

 

— Hablando de maltrato animal... — murmuré, al ver la pequeña figura que acababa de abrir las puertas de la Triviani para mí —. Cuánto tiempo sin vernos, querido Chuck.

 

Los ojos del elfo se abrieron aún más de lo normal, recordándome a uno de esos peces feos que habitaban en las fosas marinas. Retorció sus diminutas manos, inquieto, al tiempo que una máscara de horror se dibujaba en su rostro. Seguramente estaría recordando aquellos magníficos tiempos en los que yo me dedicaba a atormentar a la servidumbre del castillo. Era tan divertido... Mis colmillos asomaron peligrosamente entre mis labios cuando éstos se curvaron en una macabra sonrisa.

 

— Menuda bienvenida. Yo esperaba una fiesta con globos y chocolate — gimoteé, pasando junto a la intimidada criatura e introduciéndome por los pasillos que me conducirían hasta la cocina —. ¿Estáis preparando ya la comida? La casa entera huele a pollo — arrugué la nariz al percibir aquel nauseabundo olor.

 

Decidí que tomaría algún tentempié mientras esperaba que Alyssa me encontrara; ambas habíamos desaparecido de la taberna al mismo tiempo, pero seguramente ella no habría tenido tantos problemas como yo para llegar nuestro hogar.

Editado 21 de Septiembre del 2012 por Aland Black Triviani