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Adrian Wild

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Todo lo publicado por Adrian Wild

  1. @@Rory Despard JAJJAJAJAJA De verdad que me estoy partiendo la caja, por la coincidencia, porque me hace gracia que ahora tengan un resumen formal y super meticuloso como el tuyo y el caos culebronoso que he creado yo, claramente influenciado por la Vuelapluma. Al final acabaremos todos en el refugio del Señor, ya lo verás, porque les atraemos a todos Pero bueno, dejemos que lean todo que los pobres acabarán saturados después de este machacón (doble) y sigamos con el rolcito. Mañana si puedo contesto por allí. El culebrón es lo mejor. Super enganchado estoy, aparte de que leerles es una gozada como a casi todos *-* ¡Qué chachi todo! :3
  2. EDITO @@Rory Despard NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO. JAJAJAJAJJAJA, TE ME COLASTE PINCHE WEY. Vale, lean principalmente arriba. Si quieren añadirle risas, pueden leerse esto también, se lo agradecería, porque mi trasero tiene que estar muy parecido al suyo JAJAJAJA (Además yio me salté la individual de XELL, sorry boniquita mía). EDITO 2: definitivamente el de Rory es mucho mejor si quieren informarse bien bien de todas las tramas, préstenle atención malditos y dejen este post para las risas y un poco de amor hacia mi persona. YA. (De verdad que yo me salté datos importantes como el post del Sexto escenario que plantea ella). He aquí mi post: Tranquilo todo el mundo, vengo al rescate, aunque no sé si será peor el remedio que la enfermedad porque corremos el riesgo de que m extienda de más en el resumen, pero intentaré ser conciso xD *redoble de tambores* YYYY comeinzaelresumenquenoesresumenporquesifueraresumenseriaMUCHOMÁSRAPIDODELEEEEEEEEEER Efectivamente, la trama básicamente empieza con el señor ministro, Aaron Black Lestrange, dando una Conferencia (justo al comienzo de la noche, al anochecer diríamos) a la Prensa en la que desarticula por completo el Estatuto del Secreto Mágico, lo que desata el caos en Londres. De aquí, empiezan a salir diferentes líneas: LÍNEA 1.- Adrian Wild, el menda lerenda, es perseguido por magos que no quieren que siga con sus investigaciones de los últimos meses. Como comenté previamente en este tópic, estoy intentando ampliar la historia de mi personaje, y digamos que ha aprovechado estos últimos meses de guerra y confusión para comenzar una investigación sobre su padre tras un suceso del último rol en el que estuve de la Potter Black. Esta investigación obviamente le ha revelado verdades que es lo que le están haciendo cambiar, pero busca más, está a medias. Tras ser avistado por los muggles del London Eye del rol de Aaron, se ha topado en su camino con Rory Despard, el nuevo y flamante predicador de la palabra de Dios (¡amén hermano!, es que es maravillosa esta conjunción párroco-vampiro xD) en nuestro maravilloso pueblo mágico, con quién ha huido de la casa donde sus perseguidores se han quedado lidiando con un lindo lobito y aparecieron en plena calle, en pleno jaleo donde magos llevan a cabo su guerra y donde se han topado con Sherlyn Stark (¡oh mai GOSH pero... ¿Ella y el vampiro misterioso se conocen? Cara del Despard---> WTF O.Ó) que la pobre solo estaba dando un paseo nocturno tranquilamente... y todos tres se han marchado y han llegado al Centro de Atención de Emergencia "Sangre de Cristo", refugio del señor colegui de Dios. ALERTA, PRIMER CRUCE DE HISTORIAS: En ese refugio se encuentran con *revisa el maldito nombre del PJ QUE NO ES IGUAL QUE EL MALDITO NICK* Matt Ironwood, agente del FBI del MACUSA que ha ido a Londres para salvaguardar a su gente de la situación actual y pues bueno, a ver cómo está el cotarro y si puede hacer algo. Ahora mismo están... espera, ¿dónde está Sherlyn? SHERLYYYYYN. Bueno, en principio están los cuatro en el refugio, el Wild, puesto que su persecución nada tiene que ver con la guerra se acaba de enterar de lo que ha ocurrido, los otros dos hombres comparten buenos deseos para los Evans y el bienaventurado de Rory Despard les acaba de ofrecer comida, que en tiempos de guerra no se puede desaprovechar (ME OFRECIÓ SAAAAANGRE * - *) INCISO PERSONAL El Wild se ha interesado por una fila de magos y brujas que están usando la Red Flú conectada con el Ministerio, pero OJO, el Ministerio está cerrado, el Wild intentó entrar como trabajador y no le dejaron (T_T) así que quiere descubrir por qué a esas malditas personas sí les dejan y a él NO ¬¬ Su interés: quiere entrar en el Dpto. de Misterios a robarse una profecía. ¡HALA, MÁS PROFECÍAS AL ASUNTO! Obviamente una personal, sobre él, su padre, etc. Yyyyyyyy... Aquí puede venir la ayuda de uno de ustedes... *música dramática* @@Jank Dayne ¡AJÁ! El elegido. He visto que eres cazarecompensas, quizá podamos hacer algo con eso, que me ayudes a entrar porque tú tambien tengas un motivo personal para ir a Misterios o yo que sé qué. O que el mero hecho de ponerle emoción a tu vida y ayudar a alguien en tal peligrosa empresa pues te motivo, who knows. Ahí lo dejo. Por supuesto QUIERO A RORY A MI LADO SIEMPRE, QUE ME HA SALVADO EL... Pues eso. FIN DEL INCISO PERSONAL LÍNEA 2.- Un poco en cruce con la anterior. Harrison Nash Wells y Eobard Thawne (tomando algo, tranquilamente... ¡Pero es que la gente todavía no se ha enterado que estamos en guerra?) han visto como un Dugbog lanzaba lejos la tapa de la alcantarilla en mitad de la calle por donde pasaba el grupito anterior. Lo paralizan y Wells se mete en la alcantarilla, donde confirma que huele a pantano. Dejan abierta la trama de posibles criaturas mágicas vagando por las calles de Londres. (LLAMADO A TODOS LOS MAGIZOOLOGOS, QUE SÉ QUE SOIS MUCHOS que está de moda... Por favor, acudan a ayudar a estos dos señores que no les va a dar la vida como empiecen a aparecer animalitos por todos lados). LÍNEA 3.- Pues obviamente estamos en guerra ¿y qué hay? HERIDOS Y HOSPITALES al borde de un ataque de nervios. La madrugada, casi amaneciendo ya, después del notición de Aaron (o sea, unas horas después de donde se ha quedado la línea 1), Arya (con Aidan) encuentra a una bruja herida a la salida de una discoteca muggle (estaba con el chorvito, la condená, en tiempos de guerra y ella de fiesta con el novio, siesqueeee) y la lleva a San Mungo (preguntando por Anna... ¿POR ANNA? ¿Hola? ¿Alguien le puede dar un mapa a esta chica? ¿En qué línea temporal vive? Esperen, denle un calendario mejor o... Ah, no, ya se dio cuenta de que estamos EN 2020 xD) Mientras Hayame se prepara en Santos Mangos para la masiva recepción de dolencias diversas y complicadas (aunque parece que luego va a por Alessa... No, espera, vuelve, vuelve a Santos Mangos, ¡ESTÉSE QUIETA EN UN SITIO POR FAVOR, SEÑORITA HAYAME!). En San Mungo Alessa y Hades se hacen un lío y le plantan en vena las transfusiones A ARYA (O.Ó WHAAAAAT, QUE LA VAN A MATAR DE SOBREDOSIS DE SANGREEEEE, DÉMENLA A MIIIIII), y para mas inri, llegan Paula y Dick, este queriendo purificar para demostrar su valía como sacerdote y que en Avalon se sientan orgullosos, YAS. Ah, no, pero menos mal, Hades por fin se da cuenta que no es Arya la que está herida (AVE HADES). El señó direstor le da una patada al sacerdote (y, perdón, ¿fue él el que fulminó a Anna y a Bodrik... Hmmm... Ya nos veremos las caras señor Hades) y se pone manos a la obra, ¡HASTA ARYA SE REMANGA! (¿Alguien sabe si esta muchacha está cualificada para esto? Recordemos que estaba buscando A ANNA. Brrrrr.) Al parecer algo pasa con Arya (por favor decidme que estáis pillando las referencias cinematográficas, plisplisplis) y llega Cissy para controlar la situación. Son las 9.30 AM del 13 de marzo, día después del comunicado. LÍNEA 4.- (Más o menos al mismo tiempo que la Línea 1). Esta línea me fascina y me tiene enganchadísimo *palomitas, muuuuuchas palomitas*. Lucrezia Di Médici, la aristócrata italiana más perversa, la revelación de la temporada, la personificación del pérfido interés propio, ha quedado en su gran palacete con nada más y nada menos que la ex-candidata a ocupar el puesto de aquel que hoy nos ha hecho perder los papeles, Sagitas E. Potter Blue, nuestra payasa preferida (y la única en todo Ottery). Jijí. Jajá. Vaya dos patas pa una mesa. Que si huelo licores, que si te digo que quiero que me ayudes en algo super importante, que si yo te ayudo a entrar en el Ministerio (EH MANA, QUE YO TAMBIÉN QUIERO ENTRAAAAAR!!), que si te insinúo que quiero cargarme al Primer Ministro, que sabes que soy mu mala y mortífaga, que si "hablachuchoquenoteescucho", que si te llevo a la biblioteca para contarte bien mis planes secretos con mis superpoderosos libros y... ¡Merdre! ¡¡HA LLEGADO EL TRIO TRIVIANI!! "- Sagitas escóndete - Que se esconda tu abuela... ¡OYE!" Sagitas encerrada en la biblioteca viendo un hipogrifo sobrevolar la mansión. Eh, ¿y este culebrón? O sea, Candela y sus hijos, Zoella y Jeremy, llegan buscando camorra (guerra)... Esto huele a dramas interfamiliares... PERO VAMOS. ¿Será que la mafia y la aristocracia nunca se han llevado bien? Pero ESPERA, ¿está Zoella coqueteando con Lucrezia? ¿Estamos en los comienzos de un Julieta al cuadrado donde encima una de ellas es LA MALDITA SEÑORA DE SU CASA? OH MY GOSH Pues básicamente eso, que Lucrezia planea matar al padre de estos pimpollos (Aaron) con la ayuda de Sagitas y Candela, que es muy intuitiva, se ha presentado con sus cachorritos para dejarle las cuentas claras a la muñequita de porcelana esta. Gitana Rabiosa (+cachorritis) VS. Marquesa Ponzoñosa (+una payasa en el armario... ¿O es ella la que está en el armario? AY MAMITA QUÉ JALEO). (Bueno aparece también un elfito que pide huevos, los que Candela no tiene, o algo así, pero La Lucre del Bronx -ojo, no pierde estilo la muy...- le despacha bien rapidito y le manda por correo élfico especial de vuelta a su casa con Dick y sus huevos). Coge aire. FUUUUU. Vale, creo que esas son las líneas principales. Luego hay algunos roles que voy a independizar por aquí, porque también quizá se puedan meter por ahí y no estaban realmente conectados con estas tres: Aaron postea AQUI sobre lo que ocurre después de su intervención reclamando a Ashura como líder de Japón o algo así. Anthony creo que va a intentar entrevistarse con Aaron, AQUI su post. Dick tras ser pateado vilmente intenta meterse también en el Ministerio, nusesabe por qué (AQUI). Elvis se pasea por Ottery (AQUI), calles tranquilas... Claro, todo el follón en el mundo muggle y este tan tranquilo volviendo a la patria. Y... FIN DEL RESUMEN (resumen...jajajajajajJAJAJAJAJAJA) Vale, no, disculpad si se ha hecho tedioso, pero quería darle un poco de chiste a la cosa ya que iba a ser tedioso de por sí. Le robé un poco el estilo a Maidita y su VuelaPluma, aunque ya he comprobado que es insuperable. Espero que haya quedado claro. Todo esto es hasta el post #58 de Lucrezia. A partir de ahí no me hago responsable de lo que vaya apareciendo. @ @@Ellie Moody @@Jank Dayne Cualquier cosa, no sé, los de la Línea 1 estamos en una especie de "refugio religioso-mágico" quizá puedan acudir ahí por algo, o sumarse a otra trama o empezar una nueva y conectarla con las que ya hay. Aaron abrió ahí la parte política también, los de la línea 4 la parte familias, Eobard (línea 2) la parte de criaturas... Es cierto que yo he aprovechado para mi historia personal, pero no quiero que sea solo eso, cuantas más interferencias y vivencias roleras con vosotros que no con sucesos completamente inventados por mí, mejor. Y ya. Fuera chapas. Me auto-pateo. OFF.
  3. Y aquí sigo con la ronda de actulización de ficheros, bóvedas y blah, blah, blah... Nombre del Negocio: Ars & Vita Link a la Bóveda del Negocio: Bóveda "Ars&Vita" (Nº 94346) Trámite a Realizar: Actualización de la ficha de la bóveda, dejo todo hechito aquí: Y ahí os dejo también el code por si os viene mejor. ¡Gracias pimpollinos! ºvº
  4. Pues ya que estoy de actualización de fichas, bóvedas y todo, paso por aquí para renovar los links de mi bóveda, que están un poquito... Desfasados XD -Nombre de la Bóveda: Bóveda de Adrian Wild -Link a la Bóveda Personal: http://www.harrylatino.org/topic/78776-boveda-de-adrian-wild/ -Trámite a Realizar: Actulización de links y plantilla de la bóveda, dejo el cambio hecho: Y ahí os dejo también el code por si os viene mejor ¡Gracias bellos y bellas! ºvº
  5. Queridos Moders bonitos :3 Ahí dejo la modificación de Ficha que se está llevando a cabo. Por si acaso os dejo también el BBcode. Creo que aunque leí por ahí algo de que se va a suprimir la parte de Pertenencias si tenemos Bóveda Trastero, no hay que quitarlo de momento, iréis actualizando sobre la marcha (o algo parecido leí también en respuesta a esta pregunta). Vendré a dejar la historia del personaje, pero así os quitáis el cambio del formato ya. Gracias boniquitinquis @@Ellie Moody, editado y modificado. De momento lo dejo en Otros Datos. Gracias <3
  6. Centro de Atención de Emergencia "Sangre de Cristo" 13 de marzo, madrugada Lo último que vi al reemprender la marcha hacia el destino que sólo el hombre a quién me había confiado plenamente, aunque sólo fuera por aquella noche, sabía, fue la tapa de la alcantarilla a mitad de calle saltar por los aires y algo parecido a un tronco espinado aparecer por la abertura circular del suelo. Dos hombres parecían estar al cuidado de la situación, así que giré la vista dejando aquella imagen atrás y seguí al padre Despard. El refugio efectivamente no resultó estar más allá de las tres siguientes manzanas, y gracias a que toda la atención era acaparada por las revueltas en el aire y entre las azoteas de los edificios, pudimos llegar sin ningún altercado. Ni siquiera me extrañó la facilidad con la que accedimos al lugar; debía ser un hombre influyente, aquel hombre de Dios. O quizá simplemente había que darse a conocer en aquella red de protección bélica. Fuera como fuese, estábamos dentro. Yo necesitaba un respiro y a ser posible un buen trago, aunque aquello sería más difícil de conseguir, sobre todo en un lugar como aquel. No era un espacio muy grande, pero estaba bastante bien organizado. Había magos y brujas esperando frente al mostrador de un espacio donde una especie de botica operaba, repartiendo toda clase de instrumentos y tratamientos sanitarios básicos; no me extrañaría nada que Santos Mangos estuviera implicado en algo así. Al otro lado, otra fila se extendía hasta un espacio donde un par de brujas con atuendos ministeriales permitían el paso a dos chimeneas, las cuales intuí que estaban conectadas mediante Red Flú al Ministerio. ¿Cómo era posible que hubiera gente que pudiera acceder? Lo había intentado hacía una semana, y no había podido de ninguna de las maneras, ni siquiera como empleado ministerial. Mi oficina no era fundamental en tiempos de guerra, ya había sido informado previamente del cese de la actividad de la misma cuando todo comenzó, teniendo que suspender todos los eventos programados y el Festival Internacional de Teatro Mágico, que curiosamente aquel año se iba a celebrar en Italia. Por lo visto ni mi rol como posible diplomático era necesario. Así que si aquella gente podía entrar, debía ser con algún motivo inevitable, y tenía que descubrir cuál. Necesitaba entrar en el Ministerio. Por supuesto, no para trabajar. Eran otros motivos los que me movían. Fui a preguntarle al padre Despard sobre aquello pero tuve que contener y retraer mis labios frundiéndolos un poco al final al descubrir que éste ya saludaba a otro hombre, llevando a cabo las pertinentes presentaciones. Correspondí al saludo en silencio, sin siquiera dar mi nombre y atendí a la conversación. Entonces fue cuando caí en la cuenta de que no entendía nada de lo que estaba sucediendo. Había aparecido en todo aquel escenario perseguido por magos que intentaban darme caza para evitar que siguiera investigando acerca de mi padre, por lo que toda la conversación que mantuvieron entre sí los hombres parecía estar bajo un código secreto que yo no entendía. ¿Qué pasaba con "el gobernante que tenemos hoy en día aquí"? Lo único que logré colocar en su sitio, en parte también por su acento, es que el hombre con el que Despard hablaba era americano, seguramente algún agente de seguridad del MACUSA. - Señores, disculpen que interrumpa la conversación en este preciso instate --me aventuré a decir justo cuando el americano preguntaba por los Evans al religioso--, pero... ¿Qué ha ocurrido? --Entonces recordé todo lo visto en las calles de Londres--. ¿Por qué ahí fuera no se estaba teniendo ningún tipo de cuidado para no dejarse ver? No sabía muy bien por qué, pero sentí que había dado en la clave. @@Rory Despard @@Sherlyn Stark @@Syrius McGonagall
  7. Nick: Adrian Wild ID: 83911 Conocimiento: Estudios Muggles Nivel de Magia: XIV Link a la Bóveda: Bóveda Nº 78776 Link a la Ficha: Ficha Nº 78654
  8. ID: 83911 Libro de Hechizos: Libro del Equilibrio Justificante de compra del Libro: Justificante (Post #32) Link a la Bóveda: Bóveda Nº 78776 Link a la Ficha: Adrian Wild Venga va, que ahora sí que sí (si no me mato XD).
  9. Londres, con Rory Despard 13 de marzo, madrugada Casi me exasperaba la parsimonia con la que aquel hombre afrontaba todo. El nervio me solía consumir, quizá por eso, y no tanto por mi condición vampírica, en las situaciones límites no aparentaba la experiencia de doscientos años, sino la impulsividad de los veinte años del muchacho en el que mi cuerpo se había paralizado. Sin embargo, su resolución fue mucho más efectiva de lo que esperaba; estaba claramente preparado para aquel tipo de situaciones, probablemente a raíz de su confianza plena en sí mismo y el apoyo claro y consciente que tenía sobre la magia. Sentí que le había prejudgado mucho antes de esperar y ver todo lo que me había demostrado en escasos minutos. No volví a hablar en un buen rato, hasta mucho después de haberse activado el traslador que nos sacó de allí. Seguí sus pasos a la pequeña sala repleta de cachivaches que parecían llevar en desuso mucho tiempo, y en cuanto vi el resplandor azulado que emitió la bota que tocó con su varita entendí cuál era nuestra escapatoria. Sin decir nada, reduciendo la fuerza de mi alteración y respirando hondo, me uní a él, tocando la bota con la mano y desapareciendo de aquel domicilio. El mortecino barullo y el aire fresco de la madrugada pre-primaveral nos alojó antes que los soportales de los locales de la calle donde aterrizamos. A pesar de no ser una de las principales avenidas, pude apreciar cierta concurrencia a nuestro alrededor, quizá más de la normal en la temprana madrugada londinense. Los teatros más trasnochadores habrían cerrado al menos hacía dos horas sus puertas y en la calle podían verse abiertos apenas un par de pubs no muy llenos. Los viandantes deberían estar en mitad de desplazamientos, algunos sumidos en la urgencia de su paso, ansiosos por llegar a su destino, muchos de ellos casi sin percatarse de lo que ocurría sobre sus cabezas por el aislamiento en el que la música de sus auriculares les inducía: escobas voladoras. Era como observar dos realidades paralelas, cada una ignorante de la otra. Quizá la fuerza del escepticismo o de la mera costumbre impedía que ambos mundos, hasta entonces cuidadosamente separados, hubieran vuelto a ocupar sin pudor ni recato el mismo espacio sin mayores altercados. Sin embargo, aquel evento no tardaría en ser atestiguado y denunciado por los muggles que comenzaban a darse cuenta de lo que sucedía de verdad y de que aquello que sobrevolaba sus cabezas no eran pájaros en plena disputa o cortejo, sino hombres y mujeres en túnicas y escobas flotando y persiguiéndose. Cuando volví a buscar con la mirada al señor Despard, le localicé unos metros delante de mí, hablando con una muchacha que sostenía entre sus manos un periódico. Me acerqué a ellos con cautela, hasta que el rostro de la muchacha apareció claro ante mis ojos. - ¿Sherlyn? --Hacía mucho tiempo que no veía a mi antigua compañera del Departamento de Accidentes Mágicos y Catástrofes. Si mal no recordaba, era una fuerte defensora de las crituras mágicas--. ¿Qué...? Dos escobas impactaron contra el edificio que teníamos a nuestro lado, y un chispazo hizo levitar a ambos magos enfrentados, lanzándoles un kilómetro calle abajo. - Creo que deberíamos ir a un lugar más seguro --dije mirando al predicador. Edito por menciones, perdón: @@Sherlyn Stark y @@Rory Despard
  10. Geniaaaal :3 Ya, estoy pensando cómo combinar ambas tramas. He lanzado antes de pasarme por aquí, pero bueno, la situación es simple: me persiguen y hay que escapar XD ¿Quizá un cambio de imagen, poción multijugos, para hacerme pasar por un compañero tuyo? O lo que se nos ocurra. Digamos que mi historia es que en los útlimos meses me puse a investigar sobre mi padre, por un suceso en la Potter Black (mi personaje ha pasado y está pasando por un proceso de post-violación) y pues he topado con cosas que como esperaba no me iban a gustar, pero también con ciertas reflexiones que cambian levemente la visión que tenía de él, que quizá no todo había sido su culpa. Y ahora estos que me persiguen se han enterado que soy hijo de mi padre (vaya XD) y tienen sus motivos para venir a por mí porque no quieren que llegue al fondo de la investigación, evidentemente porque les perjudica que se sepa la verdad. Juá. Pero claro, no quiero que todo sea esto, quiero irme metiendo en la trama con todos, así que esto ha sido como el gancho primero para ir derivando a historias comunes. A ver cuánto duro por aquí ^3^
  11. Londres, apartamento desconocido 12 de marzo Por lo visto, aquel hombre confiaba más en su fe que en la magia. Casi me hizo reflexionar sobre ello, sobre lo imposible que era aquella idea para mí, pero me lanzó su maletín, seguramente más consciente que yo de que el tiempo apremiaba. Ambos oímos la explosión, el tic tac de un reloj que nos apresuraba para ponernos a salvo. La explosión había sido lejana, pero segundos más tarde se escucharon voces en la misma calle a la que daban los ventanales. - ¿Y qué pretende hacer? --dije, escéptico, tras sus últimas palabras. Casi me costó que la siguiente palabra saliese de mi boca, por lo inverosímil que me resultaba--: ¿Predicar? Todavía no había abierto el maletín para corroborar que los objetos que me había enseñado previamente seguían ahí. No hubo tiempo. En aquel momento alguien empezó a golpear las ventanas de las habitaciones contiguas y un figura encapuchada intentaba abrir el ventanal por el que yo había entrado momentos antes. Me habían encontrado. La única comprobación que pude hacer fue mirar fijamente a los ojos de aquel hombre y asentir. - Confío en ti. --No era un voto de confianza verdadero, sino un salvoconducto para la situación. No podía ofrecer mi confianza con la misma facilidad con la que lo había hecho tiempo atrás--. Tenemos que irnos. Al fijarme en el rostro rabioso que la capucha del hombre que forcejeaba con la ventana y probaba un sinfín de hechizos para abrirla supe que era cuestión de segundos que entraran de uno u otro lado. Con un gesto de la varita hice que las cortinas se cerraran sobre sí mismas con un nudo mágicamente sellado, lo que apenas nos daría unos segundos de más. - ¡YA! Grité al ver que el hombre no reaccionaba, devolviéndole su maletín y empezando la carrera hacia el interior de la casa. Llegué a una especie de recibidor que daba a varias puertas y a mi izquierda se extendía un pequeño pasillo que torcía a su derecha, probablemente para conectar con el otro lado de la fachada. Al parecer aquel apartamento ocupaba toda la última planta del pequeño edificio. - Tiene que haber alguna vía de escape, ¿tendrás algo preparado no? Un estallido de cristales nos advirtió de que alguno de mis perseguidores había conseguido acceder a una de las habitaciones a las que daban aquellas puertas. - ¡Fermaportus! --grité a cada una de ellas, incluida por la que acabábamos de salir--. Morphos --murmuré entonces, apuntando a un pequeño mueble de recibidor de estrechos cajones. Inmediatamente, el mueble hechizado tomó la forma de un lobo que comenzó a pasearse de puerta en puerta, vigilando que ninguna se abriese. Su misión era clara: atacar al primero que cruzase un umbral. ¿Qué haría el renegado de la magia? No era momento de mantenerse firme en las propias convicciones. - Espero que tú también pongas de tu parte. @@Rory Despard
  12. Londres, apartamento desconocido 12 de marzo Intentaba tranquilizarme, intentaba que confiase, incluso su "no voy a hacerle daño" sonó verdadero, pero no pretendía bajar la guardia bajo ninguna circunstancia, y mucho menos sin ver el contenido de aquel maletín. El hombre pareció entenderlo y lo abrió con cuidado, mostrándome su interior. Estaba indefenso, había soltado su varita para aquello y su talante me producía cierta incertidumbre; realmente era un hombre de fe y confiaba en que no le haría nada. Sin embargo, sus siguientes palabras impidieron que bajase a Dror. - ¿A qué "minorías" se refiere? ¿Qué le hace suponer que pertenezco a una? Todavía me sorprendía a mí mismo con aquella actitud, recientemente adquirida por el pesar de los últimos acontecimientos. Jamás en doscientos años había sido tan seco, frío y escéptico. Jamás había estado tan despierto. Jamás había sentido tanta rabia. La mención a la deidad cristiana casi me arranca una carcajada que reprimí más por supervivencia que por respeto. No quería un enfrentamiento innecesario, estaba en seria desventaja con todo un escuadrón de "justicieros de la raza" pisándome los talones. Necesitaba aliados, no más enemigos. - ¿Qué necesito? --Valoré que lo que me había enseñado en su maletín hubiera sido una ilusión, cualquier tipo de estratagema mágica--. Revelio --dije de pronto, apuntando brevemente al maletín. No ocurrió nada. - Ábralo. Debía asegurarme antes de confiar por completo en aquel hombre de Dios. Si es que alguna vez pudiera hacerlo. @@Rory Despard
  13. Londres, apartamento desconocido 12 de marzo La voz de aquel hombre me pilló desprevenido hasta el punto de tener que retener el impulso por el que me hubiera lanzado sobre él, agarrándole del cuello y amenazándolo con la varita. Sin embargo, lo único que hice por prudencia fue agarrar fuertemente a Dror y apuntar en su dirección, con toda la musculatura en tensión. Se trataba de un hombre pelirrojo, de fuerte complexión y mirada fuerte. Llevaba un maletín en una de sus manos y también me apuntaba con su varita. Al menos era mago. ¿Qué hacía allí? Su voz sonaba apaciguadora y correspondí al gesto de bajar la varita con cierta distensión de mis músculos, pero manteniendo mi varita en alza. No podía confiar en nadie. No a aquellas alturas. Ya me la habían jugado varias veces en muy poco tiempo. - ¿Asamblea litúrgica de Devon? Fue lo único que pregunté, casi mordaz, sin poder casi establecer aquella extraña relación. Quizá no era el más indicado para analizar sociológicamente al pueblo de Ottery con tantas idas y venidas, pero hacía mucho que no había visto ni oído sobre predicadores en el pueblo mágico. - ¿Qué lleva en ese maletín? --pregunté inmediatamente, preso de la desconfianza, puntualizando con la mirada a la mano que lo sujetaba--. No creo que le interese mi identidad. Vampiros y hombres de fe nunca se habían llevado bien. Si algo había descubierto en aquellos últimos meses era que existía algo peor que mi padre: los hombres que lo traicionaron. @@Rory Despard
  14. ¡Roleé! Uf, que mono tenía JAJAJA Bueno, pues como podéis ver, el Wild está a sus movidas porque quiero continuar con una trama personal que empecé el año pasado para una especie de transformación de personaje que quiero a causa de ir descubriendo cosas de la vida pasada de su padre y de las experiencias propias. Y esto, en el contexto de guerra, me da mucho juego. Como veis, el Wild ha llegado a un apartamento huyendo de sus perseguidores (que tendrán alguna relación con que él haya estado esos meses investigando acerca de su padre, quizá antiguos enemigos del vampiro, etc.) y aunque parezca que la persona que está en el apartamento sin que él lo sepa pertenece a esa historia paralela a la guerra que estoy contando, no es mi intención que sea así. Lo he dejado abierto precisamente para que alguien se una a mi rol. Lo más inmediato que he pensado es algun otro PJ que esté en el apartamento por cualquier motivo propio, por la misma guerra, lo que sea. Creemos historias :3 Meow!
  15. Londres, al anochecer 12 de marzo de 2020 - ¡Confringo! Nos habían visto. Lo sabía, por ello la discrección había pasado a un segundo plano. A aquellas alturas probablemente no fuera ni siquiera denunciable; la guerra ya había provocado varias filtraciones de magia en aquellos meses, muchas de ellas difíciles de tapar. Sin embargo, aquel día todo parecía estar tranquilo alrededor del London Eye y el Big Ben, casi todo el centro estaba sumido en una especie de tregua cuyo motivo muggle deconocíamos, aunque desde las alturas y con una gran visión se podían vislumbrar algunas reyertas a lo lejos, denotadas por fugaces destellos en el aire, fácilmente confundibles con insonoros relámpagos. Sin embargo, aquella tranquila noche, mi pequeño altercado personal, ajeno a lo que pudiera parecer, había llamado la atención de los muggles. Primero, durante los últimos rayos de luz solar había conseguido que se mantuviera lejos de miradas indiscretas, esquivando a mis perseguidores por callejones seguros y usando vías de escape conocidas, casi estudiadas a conciencia en aquel tiempo. Pero cuando la noche comenzó a ocupar toda la bóveda sobre nuestras cabezas, justo en el momento en el que había logrado llegar a una azotea cercada con paneles de madera y arbustos, uno de aquellos hombres de túnica oscura e intensas ganas de darme caza casi me desarma, seguido de otro par de compinches. Tuve que correr, a donde fuese, por donde fuese, sin pensar en la repercusión de mis hechizos. Total, la comunidad mágica lo achacaría a un altercado de guerra, por muy lejos que estuviera de esa realidad. Después de hacer explotar aquella caja eléctrica, fue la salvaguarda mágica la que me dió la oportunidad de escapar de la situación, volviéndome invisible durante escasos minutos, pero necesarios para que me perdieran de vista y poder encerrarme en un apartamento algo más alejado de la zona y aparentemente vacío. Tendido sobre una alfombra de elaboración claramente artesanal y antigua empecé a curar las heridas de mi cuerpo con mi siempre fiel compañera, Dror. Estaba cansado, aquellos últimos días habían sido muy intensos. No era fácil combinar una búsqueda personal con los últimos sucesos, con los que la guerra mágica parecía agravarse. ¿Cuándo comenzó toda aquella locura? ¿Cómo lo había hecho? Ya casi se me había olvidado el contenido de aquellas profecías que iniciaron todo esto. Tenía cosas más importantes que resolver. Me levanté, todavía con la respiración agitada. Estaba en una especie de sala de reuniones, llena de grandes estanterías repletas de libros y vitrinas. Un aparador apoyado en la pared entre los dos ventanales por los que había entrado y una mesa larga rodeada de sillas en el centro de la estancia prevalecían, dejando en casi segundo plano los sillones arrinconados frente a la chimenea de la esquina opuesta de la sala. El tiempo seguía corriendo y era cuestión de minutos que me encontrasen, así que comencé a establecer algunos hechizos de protección en ventanas y puertas. No había escuchado los pasos que se habían parado tras el umbral de la doble puerta abierta, tras de mí. No me había asegurado de lo más importante: no estaba solo.
  16. Asentí ante las palabras que el hombre que acababa de entrar en el cuarto me había dirigido. Sobraron las presentaciones, estaba claro que aquel era el sujeto por el que debíamos preguntar al llegar, Peter McKennan. Sería, según suponía, el encargado de personal. Y a judgar por lo que me acababa de decir y el vestuario de las otras dos mujeres, nosotros íbamos a ser personal de refuerzo para aquel día. Entré en el vestuario masculino y solté todo el aire contenido una vez hube cerrado la puerta. Me había indicado que me pusiera un polo con el logo del cine como mis compañeras y dejara mis pertenencias en una de las taquillas. ¿Podría ser esa mi vía de escape? ¿Y si dejaba la varita ahí, en una taquilla? ¿Cómo de seguros eran aquellos armarios metálicos? Apreté un poco la puerta de una de ellas. Endeble. Muy endeble para alguien como yo. Pero si no dejaba la varita... Aunque, ¿y si la necesitaba? Me entró angustia. No sabía qué hacer y debía tomar una decisión rápido. Miré hacia abajo, comprobando si se notaba algo a simple vista. Nada, unos pantalones negros. Abrí una de las taquillas y dejé mi camiseta y me puse uno de los polos que había colgados en un perchero en la pared de al lado. Era uno de los más grandes, de forma que tapara la mitad de mi muslo, en un intento de proteger aquel bolsillo oculto de miradas inesperadas. Cerré la taquilla y me guardé la llave en en otro bolsillo. Respiré hondo. Nadie iba a darse cuenta si yo me olvidaba de que la tenía. - Ya estoy --dije resuelto nada más abrir la puerta de los vestuarios y encontrarme de nuevo con el señor McKennan y mis dos compañeras--. ¿Falta alguien? ¿Qué debemos hacer? Rocé el pantalón con la mano derecha. Se podía notar un leve bulto. Tonterías. Nadie iba a rozar aquella parte.
  17. - Perdón, perdón, disculpe... Perdón. Tener que abrirme paso entre la gente en aquel espacio tan reducido y recibiendo miradas tan hostiles me estaba poniendo de los nervios. Llegaba soberanamente tarde, aunque quizá pudiera excusarme en la gran aventura que suponía moverse por el metro de Londres. Por suerte no hacía mucho había viajado como un muggle acompañado de Isaac y había recordado lo básico, aunque en muchas ocasiones la multitud no lo ponía nada fácil. ¡Era increíble cómo podían arrastrarte en la dirección opuesta a la que tenías que ir! - Perd... ¡Ay! No podía faltar aquel tropezón en mitad de las escaleras mecánicas. Y como no podía ser menos, nadie se inmutó ni intentó ayudar o comprobar si me encontraba bien. Estaba nervioso. No por mi apariencia, creía haber conseguido cumplir al cien por cien los requisitos de vestuario, aunque mi piel extremadamente blanca sobresaliera un poco más de la media. Lo que me había mantenido alerta y preocupado desde que había recibido el correo con la información para la clase era el séptimo punto de aquella copia de las Reglas básicas de comportamiento ante muggles. Claro que conocía aquellas reglas, y claro que respetaba siempre todas, pero esa llevaba toda mi vida saltándomela; incluso casi me pillan en la última fiesta organizada por los Yaxley a la que acudí sin esperarlo con Isaac de invitado. Me inquietaba que sometieran a algún tipo de comprobación a todos los alumnos de aquella materia para comprobar que todos cumplían legalmente con aquel acuerdo y con el Estatuto del Secreto de la Magia. Wilmo me había recordado antes de salir, mientras me abotonaba la camisa floreada, que quizá no había sido buena idea. - ¿Para qué necesitas ese conocimeinto, si llevas toda la vida codeándote con muggles? --Aquella pregunta me había hecho dudar de todo lo que estaba haciendo. Llegué a las puertas de los cines Lumière y visualicé únicamente a una chica tras una ventanilla que, nada más verme y ver mi agitación y mi pelo revuelto, me indicó con la mano que pasara por la puerta de la izquierda. En cuanto entré salió un poco de su cabina. - ¿Peter Mc...? - Debe pasar por esa puerta, la que indica "AREA PRIVADA" --respondió sin dejarme terminar mientras señalaba una puerta solitaria a un costado de la pared. - Vale, gracias. Justo iba a girar el pomo de la puerta cuandoun pensamiento fugaz cruzó por mi cabeza y los nervios incrementaron. Mi varita. ¿Había dejado mi varita? Toqué el bolsillo fino y vertical, una especie de compartimento especial en el lateral del pantalón donde solía camuflarla cuando paseaba por el mundo muggle, y efectivamente, allí estaba, por defecto. Ni siquiera el atento Wilmo se había percatado. Maldición. Tragué saliva. Genial, aparte de incumplir la séptima regla de un acuerdo internacional mágico, también incumplía la primera regla de aquella asignatura. Tenía que encontrar una solución pronto, pero sentí que la muchacha de la ventanilla continuaba mirándome, seguramente preguntándose por qué me mantenía parado con la mano en el pomo frente a la puerta cerrada. - ¿Va todo bien? --preguntó. No contesté. En mitad de su frase y casi por el susto giré el pomo y entré, topándome con dos mujeres. - ¡Maida! --Entonces llegó el segundo incómodo de no reconocer a la otra persona--. Em, hola. ¿Venís también a la clase? No supe qué más decir. Mi cabeza en aquel momento barajaba entre las posibilidades de salir corriendo de allí, la de encasquetarle la varita a cualquiera de ellas o la de intentar actuar con normalidad. Sí, quizá la última fuera lo más conveniente.
  18. Nick: Adrian Wild ID: 83911 Conocimiento: Estudios Muggles Nivel de Magia: XIV Link a la Bóveda: Bóveda Nº 78776 Link a la Ficha: Ficha Nº 78654
  19. Mi voto es para Sagitas E. Potter Blue. ¿Sinceramente? Creo que hay muy buenas opciones, y las dos predominantes están muy reñidas en todo. Voto desde mi experiencia propia, desde ver la incansabilidad de una user que por más que pasen los años ha estado siempre a pie de cañón con el foro y que le dedica la otra parte de su vida. Es cierto que he pensado en votar a Aarón por la frescura que trae, entiendo completamente los votos dirigidos a él; lo he dudado mucho a pesar de mi clara predilección por el rol de la pelivioleta y lo compartido con ella. También porque me gusta el que el Ministro sea tan radical en ideas como lo es el perfil de Aarón. Pero creo que Sagitas se merece esta oportunidad después de todo lo que ha demostrado durante tanto tiempo y de forma tan desinteresada (o al menos para conmigo, así lo ha sido). Sin embargo, creo que sea cual sea el resultado final, nos va a aportar un gran año de rol y novedades. Ambos son dos perfiles muy definidos y claros, por lo que cada uno nos va a ofrecer cosas muy diferentes e igual de válidas. Suerte roleros :3
  20. Acabo de postularme en los trabajos, espero que igualmente pueda ya votar por aquí. Voy a ser rápido, creo que ya muchos han dado las razones muy acertadas por las que los candidatos a los que voy a votar serían buenos para ese puesto dentro del nuevo sistema creado. Sagitas E. Potter Blue, creo que es más que obvio que es una de las personas que mejor conoce todo esto, como funciona cada detalle (hay veces que me pregunto si hasta Mack y Crazy le tienen que preguntar a ella JAJAJAJA) y en cuestión de rol... ¿Quién no conoce a la payasa en acción? Esa es la cosa... Sería como "la primera ministra que todos esperaban que saliera en las urnas", porque rolísticamente su personaje llega a todas partes y es conocida por todos. Lo dicho, no me extiendo, ya ha demostrado lo mucho que le importa y que se esfuerza porque esta gran idea foril salga adelante y se mantenga viva. Jank Dayne. En estos últimos meses que he podido leer algo más que rolear, he de decir que me ha sorprendido mucho Jank. Nunca (porque siempre ando más fuera que dentro) me había fijado en sus roles, en sus ideas, y me gusta mucho su estilo, creo que podría darle buenas tramas a la CMI como Primer Ministro, también por el propio conflicto de que es ODF confeso (¿No? Quizá esté yo muy perdido)... Igual, no sé siquiera si él quiere el puesto, pero si no, que lo rechace Y bueno, aquí llega el conflicto. En verdad mis votos están un poco exhentos de experiencia y relación con todos los postulados, porque siempre estoy de paso y realmente no sé quién está dando más por el foro y quién menos en cada momento. Por eso mi último voto, aunque tengo varias personas en mente que me gustan, creo que lo voy a guiar por la actividad que he visto estos últimos meses, las ideas y la motivación. Aaron Black Lestrange. Casi lo mismo que Jank, también porque le he visto no activo, sino hiperactivo en los roles del MM y con gran ilusión y ganas. Y también tiene un personaje con un perfil que daría de qué hablar, sería un poco el "Primer Ministro al que temer". Con esto, además, presento algo variado. Cada opción daría algo muy diferente, la primera experiencia y neutralidad, la segunda un perfil más OdF y el tercero perfil más Marca. Veamos qué ocurre y si lo puedo ir siguiendo, aunque sea leyendo cosicas :3
  21. Nick: Adrian Wild Link a la Bóveda: Bóveda Nº 78776 Rol de Personaje: Director del Comité Cultural Mágico Internacional del Departamento de Cooperación Mágica Internacional (MM). Información Adicional: El Comité Cultural Mágico Internacional (CCMI) es el organismo encargado del control, las relaciones y la organización de eventos y espacios internacionales mágicos dedicados a actividades del ámbito cultural, así como de sus principales instituciones y asociaciones.
  22. En mi habitación, con @@Xell Vladimir Potter Black y @ Sólo sentía mi cuerpo, involuntariamente manipulado por diferentes fuerzas externas que le llevaban de un espacio a otro. Pude notar el cambio de lugares por los olores; era, aparentemente, el único sentido en plenas facultades. No noté el cambio de temperaturas, de humedad, ni siquiera la intensidad de cada roce o la sujección de alguna mano amiga. Mi piel reaccionaba a cada contacto de extrañas maneras, presa de una extrema sensibilidad con la que no podía discernir entre amor y daño. Sin embargo, el olor por el que pude percibir que me encontraba en casa, a pesar de notar cierto ambiente enrarecido, y más tarde, el olor de mi cuarto, calmó mis instintos y me abandoné por completo, permitiendo que mi cuerpo expresara los efectos de todos los estímulos que recibía, sin contención. Por ello fue que de pronto mi brazo golpeaba algo, o mi cabeza temblaba por el exceso de luz tan repentino. No podría decir a cuántas de las personas que me estaban ayudando había pegado un rodillazo, o incluso escupido. No era dueño de mi cuerpo. Tampoco sabría decir cuánto duró aquello, pero llegó el momento en el que una suave corriente cálida empezó a calmar mi sistema nervioso, a sosegar todos aquellos impulsos y a controlar todas las reacciones. Me estaban curando. La suciedad de mi cuerpo había casi desaparecido, por lo menos la externa, y mis heridas comenzaban a sanar. Experimenté cómo, poco a poco, mis sentidos volvían a pertenecerme, a encontrar sus conexiones lógicas dentro de mí. Pude empezar a percibir a las personas de mi alrededor, sentir incluso la tensión de sus cuerpos, la sangre recorriendo sus venas. Sangre. Si no fuera porque era incapaz de mover un sólo músculo de mi cuerpo, mi instinto me hubiera hecho saltar de la superficie donde me encontraba y atacar a cualquier ser vivo para alimentarme. Sentí mi respiración de nuevo y tomé el control sobre ella, intentando así ayudar en el proceso de curación. Las primeras imágenes que me llegaron a la cabeza formaban parte de un recorrido visual que, por medio de la respiración, intentaba hacer de mi estado interno. Eran imágenes borrosas. La respiración se atascaba en algunos momentos y mis pensamientos, todavía vagos, me hacían entrar en estado de pánico. No podía moverme. No sentía los músculos. Y lo peor de todo, lo último que conseguí percibir, muy en lo profundo, era el desgarro de mi alma. No sabía cuánto tardaría en recuperarme. Ni siquiera podía ser consciente de lo que ocurría más allá del espacio alrededor de aquella cama. Lo que sí sabía era que, aunque abriera los ojos y empezara a mover las extremidades, por muy rápido que mi cuerpo se recobrase, tardaría mucho, mucho más en arreglar aquello que había sido destruido por dentro. Por unos instantes temí abrir los ojos y descubrir que esas personas no eran mi familia, que la tortura seguiría, que aquello solo era un engaño, una ilusión con la que hacerme creer que todo está bien, una artimañan cruel. Y entonces, también temí abrir los ojos y ver a mi familia, a personas ayudándome; algo en mi interior estaba a punto de descontrolarse. Ira. Violencia. Oscuridad. No iba a ser fácil recuperarme de aquello.
  23. Mark, elfo ayudante Era testigo de aquello, ya no había vuelta atrás. ¡Maldita Melinda! Sus ojos, desquiciados, se mantenían fijos en la mujer. De tanto en tanto me miraba y podía ver en ella el temor de que le lanzase la varita a aquella bruja a la que nunca antes había visto a pesar de ser, supupuestamente, la hermana del amo Adrian. En aquellos momentos, breves, Melinda fruncía los labios en señal de advertencia. Yo no era tonto, no necesitaba de sus advertencias, sabía a lo que nos enfrentábamos si le devolvía la varita a la bruja, sabía que podía ser muy cruel con nosotros y que estaríamos acabados, mucho más si resultaba ser una impostora como mi compañera sospechaba. Pero, por otra parte, aquella rabia, aquel celo que sentía por parte de Melinda me hacía dudar sobre su cordura y sus razones. Por eso me encontraba allí, parado a una distancia prudente de ambas y sosteniendo la varita en mi mano derecha. Estaba todavía barajando mis posibilidades, que variaban desde desaparecer para contarle inmediatamente al resto de compañeros lo sucedido y detener a Melinda hasta tratar de realizar un conjuro con aquella varita para desenmascarar a la bruja. Conocía los riesgos que ambas acciones conllevaban y dudaba cuáles asumir. Fue fácil decidir cuando la mujer se lanzó a por mí, impulsándose con los pies para hacer rodar la silla de ruedas en la que la había atado Melinda. - ¡Pare, pare! --gritaba mientras me intentaba zafar de ella, contemplando la posibilidad de salir de la sala a pesar de que me arriesgaba a que saliera conmigo y todo se complicara--. ¿Una silla de ruedas, en serio Melinda? Mi compañera intentaba detener a la mujer pero ésta, con gran maestría, la había conseguido aturullar entre algunos cables que entraban a la sala desde el otro lado de la pared por pequeños agujeros y formaban montones en el suelo. Me agarró un par de veces de la camiseta que llevaba puesta con la boca, pero en la última logré hacerla caer al suelo y de un brinco, me giré para tenerla de frente y apuntarle con la varita. - ¡Señora, le pido que se calme o tendré que lanzar un conjuro con el que revelar su verdadera identidad! Respiraba entrecortadamente, intentando retomar el aire perdido. Me había metido hasta el fondo del asunto. Allí me encontraba, amenazando a una bruja con su propia varita. @
  24. Melinda, elfina ayudante La mujer estaba más que enfadada. Mi cuerpo entero tembló ante su grito, ante las palabras que me dirigió y su significado. Efectivamente, si se trataba de la verdadera hermana del amito, mi atrevimiento iba a ser bien castigado, pero no podía arriesgarme. Intenté mantener aquella llama, la adrenalina de mi interior, encendida, incluso avivarla. Tenía que asegurarme que aquella mujer no era una impostora, que no era alguien que tenía a Adrian retenido y venía a robarle objetos u archivos personales con la apariencia de su hermana y la excusa de que se los iba a entregar a él. No. No podía permitirlo. - ¿Dónde está el amito Adrian? --repetí, temblando por los nervios y forzando mi voz aguda a salir--. ¡No saldrá de aquí hasta que me diga todo lo que sabe y hasta que me demuestre quién es! Intenté mantener la mirada fija en la mujer, desafiante, aunque en el fondo, reprimido, se hallase el más profundo temor. No había pensado mucho en todas las alternativas que podían existir sobre lo ocurrido con Adrian, me había arrojado a pensar directamente que aquella mujer pelivioleta tenía algo que ver y me había dejado llevar por la heroicidad de la fantasía de mi cabeza en la que yo lograba recuperar al amo y pasaba a ocupar el puesto de "ojito derecho" en el que ahora estaba Bolinda. Envidia, en resumen. El motor que me movía en aquellos momentos, era la envidia. Todos mis intentos por parecer tranquila y la contención de mi respiración se esfumaron cuando algo golpeó varias veces la ventana por la que la sala de mandos y el cubículo de grabación conectaban. Solté un gritito histérico y miré fulminante al otro lado, cuando descubrí que se trataba de Mark, quién, mediante señas alteradas, me pedía que abriera la puerta para dejarle pasar. No supe qué hacer. Dudé por unos instantes, pues si dejaba entrar a Mark seguramente la cosa se complicaría y, además, eso supondría que, de hallar a aquella mujer culpable, tendríamos que compartir méritos. Negué con la cabeza, rehusando su petición, pero entonces él, con mirada desafiante, pronunció lentamente el nombre de Bolinda para que pudiera leerle los labios. Chasqueé los dedos y la puerta se abrió. Mark entró como una flecha en la sala. - ¿¡Qué demonios se supone que estás haciendo, Melinda!? Te he buscado por todas partes, menos mal que me ha dado por mirar en todas las salas de la planta. ¿Por qué tienes a una bruja atada? ¿Quieres que te corten las manos? --Durante su alterada intervención volví a chasquear los dedos, cerrando la puerta de nuevo; no quería que nadie más se enterase. Entonces me di cuenta que agitaba algo entre sus manos--. ¿Cómo has conseguido desarmarla? Madre mía, Melinda. Yo sabía que algo pasaba cuando abandonaste el salón de actos antes, pero lo que no sabía era que estuvieras tan mal de la cabeza. Como Bolinda se entere de... Bueno, como cualquiera se entere de... - ¡Mark cállate! --grité, histérica, al reconocer que lo que tenía entre sus manos era la varita de la bruja--. Esta mujer, con la apariencia de la hermana del amo Adrian, subía muy sigilosamente las escaleras cuando yo volvía a mi tarea. ¡Ni se te ocurra darle la varita! --dije aún con más fuerza cuando vi que el elfo empezaba a extenderle el arma (siempre había visto aquellos artilugios como armas que sólo los magos y brujas pueden controlar) a la mujer, parando de inmediato su acción--. Venía a buscar cosas en el despacho del amo. Debe saber dónde está. Mark dudó, mirándonos alternativamente a la mujer apresada y a mí. Suspiré. Acababa de revelar mis sospechas, Mark estaba ya metido en aquel lío y ahora ya no podría tener mi momento de gloria sola. - Apresar a una bruja es delito, Melinda --dijo Mark, muy serio, sin moverse. - Lo sé. Ambos miramos a la pelivioleta. ¿Confesaría?
  25. En la celda del castillo, Rumanía Cuando el cuerpo ya no responde a la conciencia, es presa de los impulsos nerviosos que el cerebro envía como reacción a lo que los sentidos captan del exterior. Y cuando varios de esos sentidos han sido mutilados, anulados o simplemente se han apagado por exceso, se llega a un estado de aparente muerte en vida, en la que ya ni siquiera la saliva surge de las entrañas para ayudar a la garganta a emitir el más mínimo sonido. Es curioso cómo, aún en ese estado, los olores permanecen. Hacía tiempo que me había acostumbrado al hedor de putrefacción que impregnaba cada milímetro de aquella estancia, a esa humedad que penetraba en los pulmones y vegetaba en ellos, agarrándose y prolongando sus ramas hirientes en el interior. Había incluso percibido mi propio hedor, aquel que tras tanto tiempo allí me había sumado al resto, me había vuelto invisible. Cada vez que la puerta, el único acceso a la libertad, siempre vigilada, se abría, un nuevo olor llegaba. A veces era el olor de la desesperación, intranquilo y profundo; otras el de la sangre, férreo e intenso, que me llevaba a la locura, provocando fuertes descargas de impulsos nerviosos que atacaban todo mi cuerpo; otras, era el olor del metal, frío y cortante, que hacía días había dejado de dolerme. Pero aquel día, el olor que invadió la celda cuando Lázarus entró solo a ella, jamás lo había percibido antes. Era un olor oscuro, perverso, mucho más que el que traía consigo normalmente, mucho más rancio, más amargo. Todo mi cuerpo tembló, preso de impulsos involuntarios, de él, de su acción. Tembló, gimió, se retorció, no tenía ningún control sobre él. Sólo podía sentir hielo extendiéndose en mi interior, millones de cristales rompiéndose entre mis piernas, ardor y, finalmente, vacío. Fue un vacío en el que todavía resonaban los ecos de quejidos que parecían haber venido de lejos cuando en realidad habían estallado entre mis labios, un vacío atroz donde el silencio parecía asustarse de sí mismo. No pude siquiera escuchar la voz que mencionaba mi nombre con una calidez que creía olvidada, no pude hacer el más mínimo movimiento, gesto o sonido para que aquella voz salvadora me localizara. Ya no tenía fuerzas. Ya no tenía nada. Ni entrañas.

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