Jump to content

Castillo Evans McGonagall (MM: B 97458)


Syrius McGonagall
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Siguiendo a su familia, caminó por los pasillos y escaleras del castillo rumbo a la biblioteca. Era un camino que conocía bien, pero igual se tomó su tiempo para poner atención a cada detalle. Al ver a Mel observando los cuadros, se acercó a ella.

 

—Son maravillosos, ¿no? — le comentó con una sonrisa. —En todo el tiempo que estuve lejos, fue lo que más extrañé. La oportunidad de sentarme a tener una conversación con uno de ellos. Bueno, ya habrá tiempo. Espero.

 

El resto de la familia se había detenido en la entrada de la biblioteca, Scavenger se giró a verlos y se acercó a ellos, intentando descifrar la causa de la aglomeración. En la biblioteca todo estaba en silencio, y por eso pudo distinguir las palabras de Matt cuando dijo que había alguien ahí adentro.

 

Se puso de puntitas para intentar ver, ya que con los cuerpos de todos los Evans que tenía en frente no podía ver casi nada en la habitación, y fue por eso que escuchó las palabras de Mavado antes de poder ver hacia donde todos estaban mirando. Su corazón dio un vuelco de inmediato y tuvo que contener las ganas de empujar al resto de su familia para poder comprobar lo que lel elfo había dicho.

 

Las noticias que le habían llegado respecto a su prima habían sido devastadoras, cuando las escuchó por primera vez, y en gran parte habían sido una de las razones por las cuales decidió mantenerse lejos de Inglaterra por tanto tiempo. La idea de un castillo sin Bel era simplemente insoportable. Que feliz coincidencia era, entonces, que la mujer estuviese de vuelta al mismo tiempo que Scavenger.

 

—¿Bel? — dijo incrédula, y juzgando por la reacción de los demás presentes ellos estaban tan sorprendidos como ella. Al final no tuvo que empujar a nadie, pues los cuerpos se fueron moviendo hacia los lados, como si todos quisieran ver a la recién llegada mejor, asegurarse de que era real y no otra aparición como las que llenaban el jardín.

 

Sintió un profundo alivio cuando al fin pudo posar ojos sobre ella, y se acercó a darle un abrazo sincero. Corto pero con mucha fuerza, porque estaba segura que los demás miembros de la familia también querrían saludar a Bel, y ella no tenía intención de acaparar la atención más de lo necesario.

 

—¡Que gusto me da verte! — dijo después de haberla abrazado. Había tantas cosas que quería contarle. —¿Qué haces en la biblioteca? —añadió un par de segundos después, cuando su alegría se había asentado y las preguntas empezaron a surgir en su mente.

 

¿Por qué no había ido directamente con ellos? Si necesitaba algo, estaba segura que los demás le ayudarían. Decidió no hacer más preguntas, al menos no hasta que la propia Bel pudiese explicar qué era lo que la había traído de vuelta.

 

@@Rory Despard @ @@Lillian Potter Evans @@Helen Evans @@Syrius McGonagall

something amazing: a boy, falling out of the sky
hWh65Jw.png

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 1 mes más tarde...

Bel Evans Ollivander

 

La alfombra aterrizó con suavidad sobre el césped perfectamente cortado del patio delantero del castillo. Más allá del ambiente, incluso desde esa distancia, era capaz de admirar las dos puertas de sólida madera con los fénix esculpidos en cada una. Una declaración de intenciones, de voluntades, de lealtades, especialmente para quien no conociese a la familia.

 

Por supuesto, es Inglaterra, y aunque no sea Londres, una bruma espesa envuelve el ambiente, y es también en cierto modo la culpable de que haya tardado más de la cuenta en llegar para atender ese pedido que P-ko había hecho, no solo a mí sino a todos los miembros de la familia. En el bolsillo de la chaqueta traía el trozo de pergamino con su mensaje, y había esperado cuando un crack rompió la quietud del espacio, que fuera ella quien apareciera.

 

Pero no había sido ella, sino Mavado. No dijo más que una escueta frase pero accediendo a tomar su manita, desaparecimos juntos para reaparecer en la biblioteca.

 

Y aunque todavía me sentía rara de "retomar" la vida mágica, la enorme estancia traía para mí otra clase de sensaciones, vinculadas a los lejanos tiempos en que ejercía activamente el matriarcado de la familia, una extraña mezcla de sentimientos donde el miedo, se combinaba con la dicha, y con la pena ahora que escuchaba por boca de Mavado todas las tribulaciones que mi elfina había padecido en silencio, y su férrea voluntad de no abandonar el castillo y esperar pacientemente mi regreso.

 

— Llévame con el viejo, sacaremos en limpio este embrollo.

 

"El viejo" no era otro que el cuadro de mi abuelo Mavado, que a diferencia del resto de los cuadros de la familia, estaba encerrado en un compartimiento de la biblioteca que solo podía abrirse con un pago de sangre sobre las runas de una antigua evocación en Ogham. No pasó mucho tiempo para que descubriese que aquel sujeto seguía siendo tan amargo como antaño, pero esta vez el control sobre mi mente impedía que pudiese caer víctima de sus acusaciones y sus improperios, e increíblemente, la verdad sobre el personaje que había invitado a los fantasmas, salió a la luz.

 

No era, sin embargo, una historia agradable. ¿Qué tan bueno o malo era que el resto de la familia la conociese? Antes, había creído que no era bueno tener ninguna clase de secretos, como una obstinada honestidad que te hacían transparente, pero la experiencia en Mahoutokoro para aprender a dominar la legeremancia, me había enseñado que más que ocultamiento, había pensamientos y acciones que uno prefería callar, hasta encontrar el momento oportuno en que pudiese procesarlos. Y que tenía que respetarse si incluso llegado a cierto punto, se optase por no revelarlos jamás.

 

Todo lo que podía hacer por Lils, era entregarle el libro que contenía la historia de su padre, y que ella decidiese luego que más hacer.

 

Gracias por la ayuda Mavado— repliqué hacia el elfo mientras salíamos de aquel pasadizo secreto para volver al primer piso de la biblioteca, hasta que el ruido de las puertas hizo que de repente, me tambaleara ante el reconocimiento de que no me sentía lista para ver al resto de la familia, aunque ¿exactamente cuándo lo estaría si no fuera en ese momento en que todos estaban necesitando ayuda?— son ellos ¿no?

 

Mavado afirmó con la cabeza, así que respirando hondo, me asomé, de forma casual para ver al grupo que se había congregado allí. Las reacciones de incredulidad y asombro no se hicieron esperar, pero fue P-ko la que simplemente se desvaneció al verme. Afortunadamente, cuando yo ya corría en dirección a las escaleras bajando apresuradamente, él ya estaba con ella, sosteniéndola. Era una escena enternecedora a su modo.

 

— Que bien se siente estar aquí de nuevo, los extrañé tanto— saludé con la mano que tenía libre, mientras en la otra cargaba todavía el manuscrito que tenía que entregar a Lils.
Y Lils estaba allí de hecho, como si el tiempo no hubiese pasado por ella, conservaba toda la belleza de sus días más primorosos, hasta que encontrándome en sus ojos, descubrí tras ellos, todas las dudas que se agolpaban en su mente, dudas que me habría encantado poder absolver allí mismo. Pero no era el momento, así que me contuve, con algo de culpa, por haber tenido esa intromisión en su cabeza. El abrazo de Scav llegó justo después, y no pude sino sentirme reconfortada por ese gesto y su cálidas palabras de bienvenida que no hicieron más que avivar una alegría que no había experimentado hace mucho, y que crecía con la combinación de curiosidad y algarabía que de repente se había instalado volviendo ruidosa la usualmente silenciosa biblioteca.
— Me dijeron que una fiesta se extendió más de lo acostumbrado, así que como buena fiestera, vine a cerrarla con broche de oro— bromeé sonriente, aunque era totalmente verdad que era mi intención desalojar a los inoportunos fantasmas— y entregarle esto a mi querida sobrina, que sé que lo está necesitando.
Unos pocos pasos me separaban de ella, así que acortando la distancia le tendí el ejemplar, de portada de cuero y cosido a mano. Rota la maldición que impedía su lectura, apenas susurrándole al oído, mientras Melrose distraía a los demás con una anécdota sobre comida bastante extraña, le recomendé que lo leyese con paciencia, y solo cuando estuviese realmente lista lo compartiese con los demás.
Más difícil resultó, minutos después, con todos devuelta en la piscina, confirmar a los fantasmas que la fiesta se acababa. Hubo toda clase de protestas, quejas, pedidos de más fresas podridas de última hora, y el fantasma Jonathan era el más pesado en cuanto a sus reclamaciones. Sin embargo, la vieja experiencia adquirida en el departamento de criaturas y seres mágicos, donde había tenido que lidiar con una protesta fantasmal, me vino a servir en esas circunstancias.
Tras una hora de negociación a solas con Jonathan, finalmente, el fantasma indicó a los demás que se retirarían.
¿Qué era lo que le había ofrecido a cambio? Meses después, mientras nos alistábamos para recibir el día más largo, y agradecer con un pequeño rito a la luz del sol en el apogeo de su fuerza, luz y calor, me negué a responderle a P-ko esa pregunta.
— De todas formas, lo van a saber por su cuenta en unos meses— contesté socarronamente con las manos sucias por la tierra que había removido en la huerta— ¿crees que vendrán todos? No pueden decir que no les avisamos con tiempo. Tenemos que celebrar el triunfo de la luz sobre la oscuridad. Alban Heruin.
El viento de la tarde era fresco, y todavía teníamos varias horas por delante antes del anochecer. De tal manera que seguí con la tarea de recolectar las hierbas del huerto, las más bonitas, fragantes y verdes.

Off:
¿Roleamos mi besha familia? :love: @@Scavenger Weatherwax @ @@Lillian Potter Evans @@Helen Evans @@Syrius McGonagall @@Jank Dayne @@Kutsy Stroud Lenteric Lenteric Stroud @@Nicole Evans Crowley @@Ania Evans Weasley @@Laimi Evans @@Boss Elessar ahrré, son todos los que están en el grupo de wa sdlflkf v,v

 

cpoR6Mo.gif

GGxF5Wk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 meses más tarde...

La tierra se remece una primera vez, una segunda, una tercera. En el castillo Evans McGonagall son raros los temblores. En Ottery St. Catchpole y en Londres en general, son casi inexistentes. Los habitantes se pueden alarmar ante la más leve sacudida debido a ello, o no tener miedo en lo absoluto, porque saben que no tiene proporciones catastróficas.

 

En su habitación, Catherine Moody escucha música en unos pesados audífonos que aíslan el sonido exterior. Lleva una pijama de seda y reposa con los ojos abiertos y vacíos, fijos en un punto indefinido en el aire. Ha estado así ya varios días. Come, escucha música, mira por la ventana del castillo. Duerme. Usa la varita con cualquier excusa, para que no "se oxide": la deja a un lado y se vuelve a dormir.

 

El temblor no la saca de su tedio. Tan solo hace que sus ojos se desvíen hacia la ventana, como si a través de ella pudiese adivinar la fuente. Su mente procesa lento aquello que está pasando. Para cuando ha entendido qué es lo que sucede, el suceso en sí mismo ha terminado y todo queda quieto, fijo.

 

Nada se revuelve en el castillo pero los jardines, que normalmente están llenos de vivacidad, de actividad, lucen apagados.

 

Los bowtruckles están enfermos. Están quietos, si bien todavía no han muerto. Apenas se nota la vida en sus ojos, mientras se les escapa de a pocos. No hay señal de las hadas. El huerto marchita.

 

@@Scavenger Weatherwax @@Rory Despard @@Lillian Potter Evans @@Syrius McGonagall @@Laimi Evans @@Helen Evans @@Ellie Moody

Editado por Melrose Moody

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Bel Evans McGonagall

 

Descarté casi al instante aquel pensamiento y en su lugar volví la vista a P-ko con preocupación. Aún sin magia era muy evidente el daño que todas las plantas en el jardín interno y externo mostraban.

 

El súbito remezón hizo que cogiera de inmediato la mano de mi elfina. La delicada vajilla dispuesta en las alacenas tembló produciendo un chirrido horrendo y otros trastos más de la cocina fueron a dar al suelo. En los ojos de ella podía ver la urgencia de salir de la estancia pero la tranquilicé pues el movimiento empezaba a mermar.

 

- No creo que alguien saliese lastimado ¿O tu que crees?

 

 

No tenía idea de quiénes más estarían en el castillo en esos momentos, dada la tendencia de los Evans a viajar por el mundo, pero estaba dispuesta a reunirme con los que estuviesen en ese momento para ver de qué manera podíamos hacer frente a aquel extraño mal que atacaba plantas y animales mágicos por igual.

 

@@Scavenger Weatherwax @ @@Lillian Potter Evans @@Syrius McGonagall @@Laimi Evans @@Helen Evans @@Ellie Moody

cpoR6Mo.gif

GGxF5Wk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Matt Ironwood.

 

 

 

 

 

El temblor lo despertó, se incorporó del enredo de sábanas y frazadas como un resorte, sentía las paredes y el suelo vibrar, algunos objetos y libros de su aparador cayeron sobre el suelo de madera de su habitación. ¿Un temblor en Ottery? Jamás había escuchado de algo así pero estaba sucediendo delante de sus narices.

 

Solo duró un par de segundo más y luego todo volvió a la normalidad de una mañana en aquel rincón del pueblo mágico, aunque no se oía el trinar de los pájaros típico de aquellas horas, algo estaba pasando.

 

El mago saltó de la cama y se vistió rápidamente con lo primero que encontró a los pies. Había nacido y crecido en la isla de Hawaii, una isla volcánicamente activa y los temblores no eran ajenos para el castaño, de hecho aquel evento fue relativamente suave pero había algo extraño y fuera de lugar en aquella mañana y necesitaba confirmar que el resto de la familia se encontrara bien.

 

Una vez vestido con unos pantalones cómodos, una remera de manga larga y un par zapatillas deportivas tomó su varita que reposaba sobre la mesa de luz junto a la cama y salió de su habitación sin detenerse a ordenar los objetos que el temblor hizo caer.

 

Bajo saltando de tres en tres los amplios escalones de la enorme y amplia escalera principal que comunicaba el segundo piso con la planta principal, por el camino no se topó con nadie y aquello le preocupó, a cualquier hora siempre había actividad en el castillo incluso a altas horas de la noche, los Evans eran tantos y tan diversos que siempre sucedía algo, pero el castillo guardaba un ominoso silencio.

 

El castaño casi trotó hasta llegar a la cocina, la cocina a la hora del desayuno era un hervidero de personas y criaturas, los Evans eran una familia de buen comer, y si había alguien en aquel castillo a esa hora estaría en la cocina. Un par de voces le confirmó su pensamiento mientras doblaba por el pasillo que daba a la habitación, al asomarse por la puerta se encontró con P-ko y Bel.

 

-¿Están bien? - preguntó agitado antes de siquiera a analizar la situación, claramente tanto la bruja como la elfina se encontraban físicamente intactas pero se podía leer por sus expresiones que estaban igual de desconcertadas que él -¿Sintieron el temblor? - Matt avanzó hasta ellas -Nunca había escuchado de que en Ottery temblara - dijo antes de sentir un leve impacto en una de las ventanas que daban al soleado jardín.

 

Un insecto estalló al impactar contra el vidrio, un líquido verde escurría del amasijo marrón que era su cuerpo ¿una langosta tal vez? Apartó al insecto de su mente y se fijó en Bel y P-ko -¿Hay más gente en el castillo? No fue un temblor muy fuerte, quizás ni lo notaron - continuó diciendo el ojiazul cuando otro golpe en la ventana lo distrajo, al mirar nuevamente a la ventana descubrió otro insecto estallado contra la misma a un par de centímetros del primero, aún movía las alas agonizando. Otro golpe más, un tercer insecto chocó contra la misma ventana, y luego un cuarto, y un quinto y un sexto, pronto en todas las demás ventanas más insectos comenzaron a impactar y estallar, parecía ser una invasión.

 

@ @@Rory Despard

 

 

 

 

Firma-Nueva.md.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Bel Evans

 

- Matt, estamos bien gracias. P-ko revisará el castillo ahora para comprobar como se encuentran los demás.

 

P-ko asintió y rápidamente desapareció de un solo chasquido. Matt tenía razón respecto a que el temblor había sido inusual, pero no parecía conocer del mal estado de las plantas y animales que habitaban en el castillo. No hubo tiempo para comentárselo tampoco, pues comenzaron uno tras otro y en estampida, a estrellarse docenas de insectos contra las ventanas.

 

- No las romperán, es magia lo que las protege, tú sabes, de los tiempos en que teníamos visitas no gratas de mortífagos- era un espectáculo demasiado triste así que corrí las cortinas, para no seguir viendo esos pequeños cuerpos destrozándose- y me temo también que es alguna clase de magia maligna la que está minando la vida en los jardines y produciendo ese comportamiento tan extraño. ¿Recuerdas algún evento que se haya desarrollado los últimos meses que pudiera ser el motivo u origen?

 

Mi propia experiencia con la magia oscura me había enseñado que los tiempos en que esta actuaba podían ser muy variados y eran una suma de circunstancias las que podían ralentizar o acelerar sus efectos. A esas alturas, disponíamos de muy poca evidencia para intentar tan siquiera esbozar una explicación válida.

 

- Creo que deberías salir e investigar que está pasando. Yo no creo ser de mucha ayuda, de la forma en que soy ahora, pero al menos lo que aprendí de botánica muggle los últimos meses podría ayudarnos. Pero es muy riesgoso que solo tú te aventures, siendo yo una carga, así que esperemos a P-ko, seguro nos trae noticias positivas.

 

Poniéndome de pie, fui hasta la alacena y serví un poco de té para el muchacho y café pasado para mí.

 

- Son tiempos de lo más extraños ¿cierto? Demasiado inestabilidad en la magia...y en la gente.

 

@ @@Syrius McGonagall

cpoR6Mo.gif

GGxF5Wk.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Catherine Moody

 

Su cerebro tarda en procesar sus deseos: sed, ir a la cocina. Se calza unos zapatos sencillos sobre las medias altas y una capa que le cubre los hombros y la espalda. Su cabello está desordenado, no lleva sujetador ni tampoco sus habituales túnicas oscuras. Tan solo la pijama de seda en la que ha estado todo el día; la del día anterior era de color distinto (vino) y esta es de un tono más bien crema. Suspira, toma su varita y avanza a pasos lentos, que denotan su cansancio a pesar de que últimamente no hace más que dormir. En sus dedos, solo tiene sus anillos de habilidades y magia Uzza.

 

El descenso es limitado y trabajoso. La fatiga no proviene de su cuerpo, si bien bastante desacostumbrado al ejercicio y cualquier forma de movimiento: viene de su alma, de sus labios agrietados, de esa sed de perro que nunca se le pasa. Intenta dejar de pensar en comida y en bebida pero no puede: la nigromancia la drena de curvas y zonas saludables y redondeadas pero la ansiedad la mantiene siempre con hambre. Succiona un caramelo de menta sin pensar en otra cosa más que en lo que va a tomar a continuación.

 

Su sorpresa es mayúscula al encontrar gente en la cocina. No entiende por qué no oyó las voces a la distancia. Se queda congelada en el umbral, los brazos quietos, los ojos abiertos de forma desmesurada. Siente que, de hacer algún movimiento, vayan a saltar todos como aves asustadas o como animales de rapiña. Pronto, sin embargo, la curiosidad reemplaza al susto. Los rasgos de la pelirroja son familiares: la conoce, se han visto antes. El nombre de Bel suena en su cabeza como una campana. Su expresión muta, se vuelve más sosegada y se dirige, después, al muchacho que ve de frente, mientras la mujer está de espaldas: ojos de un azul profundo y mirada inquisitiva y aún así amable. Sus ojos recorren el cabello castaño y la ropa muggle y es todo lo que puede hacer por recordarse que debe encontrar a alguien que pueda cuidarla, con toneladas de oro y pocas complicaciones; es todo lo que puede hacer para dejar de verlo como si fuese comida. Es exactamente lo opuesto a lo que necesita: es sin duda un familiar del castillo, así sea de forma adoptiva, y eso significa que no puede fijarse en él.

 

No, ya ha pasado demasiadas penurias, demasiadas situaciones por enlistar. Ahora, solo quiere un retiro reposado y seguro en brazos de alguien que pueda protegerla.

 

Se dirige al aparador sin decir nada, ni saludo ni afrenta, y se ocupa dejando la varita a un lado, sacando un vaso y llenándolo con un poco de agua de la jarra. Bebe de él como si no lo hubiese hecho en mucho tiempo y luego vuelve a dejar el vaso sobre la superficie pulcra que sin duda, algún elfo tiene que haberse ocupado de mantener impoluta. "Vacía tu mente" se dice a sí misma, tal cual le enseñara Sauda. "Ningún sentimiento, emoción". Ya no es tiempo de dejar que ningún tipo de pasión la domine, en esa búsqueda que tiene que realizar de su propia paz. Respira, quizá, más ruidosamente de lo normal, antes de volver a servir agua en el vaso. Hay algo negativo que parece flotar en el aire ahí abajo, que la turba más allá de lo que ya se encuentra (si es eso posible) en el ambiente.

 

"No más recuerdos ajenos. Tu nombre es Catherine Moody, treinta y cuatro años. Deja de pensar, vacía tu mente..."

 

@@Rory Despard @@Syrius McGonagall

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Matt Ironwood.

 

 

Bel le quitó importancia al incidente con los insectos y bajo la atónita mirada del mago simplemente corrió las cortinas mientras se sentía aún el impacto de las criaturas. Al parecer aquello venía siendo algo normal en el castillo entendió mientras escuchaba el relato de la pelirroja, negó con la cabeza al tiempo que se sentaba frente a la gran isla central de la cocina al sentir la pregunta de la Evans McGonagall.

 

-No, desde el incidente con los fantasmas he estado en casa, no estaba enterado de toda esta situación -¿El jardín envenenado? ¿Los animales comportándose extraño? Su mente rápidamente voló hacia un recuerdo, uno de sus primeros casos de campo, cuando aún se estaba formando como agente del Bureau.

 

Fue en un pequeño pueblo a las afueras de Billing en el estado de Montana, un pueblo completamente nomajs donde cosas muy extrañas estaban sucediendo. La noticia de que el pueblo estaba "maldito" llegó hasta el Woolworth Building y el MACUSA decidió enviar a los nuevos reclutas bajo la supervisión del ya retirado Agente Atheus McArtie a investigar.

 

Al llegar se encontraron con un ambiente pesado y denso, las plantas en los jardines se mecían marchitas bajo un viento seco y desolador, las mascotas enfermaban y morían sin explicación alguna, los pájaros, los mapaches, los insectos huyeron de aquel lugar, solo las moscas parecían estar a gusto y proliferaban formando nubarrones que atosigaban a los vecinos y los obligaban a buscar refugio en el interior de sus casas cuando el mediodía llegaba.

 

La magia se podía casi palpar en el aire, no cabía duda de que el pueblo estaba maldito. Al final resultó ser que la maldición era una muy antigua, una que permanecía siglos enterrada y latente bajo la tierra húmeda donde el reciente vecindario había sido edificado. Aquella abierta pradera donde se construyó el pueblo era un antiguo cementerio Sioux, el encantamiento que protegía la tranquilidad de los muertos se activó cuando los ruidos de la construcción comenzaron, buscando en los antecedentes del pueblo encontraron que durante la misma extraños incidentes se sucedieron, y la maldición prosiguió cuando las personas comenzaron a mudarse.

 

Fue un arduo trabajo de limpieza y contramaleficios pero al final lograron encontrar un equilibrio entre el descanso de las almas y la actividad del pueblo. El mago agradeció mientras Bel le dejaba una taza de café caliente frente a él, no creía que aquello estuviera sucediendo en el castillo, si hubiera un cementerio celta debajo de sus pies se hubiera percatado hace tiempo.

 

Estaba por replicar pero la llegada de una figura lo detuvo, una mujer de aspecto cansado y consumido había ingresado a la cocina, apenas les dirigió una mirada a Bel y a él y se concentró en lo suyo mientras buscaba algo en las alacenas. Extrañado por la situación le lanzó una mirada inquisitiva a Bel como buscando una explicación ¿Quién era? -Buenos días - la saludó alzando la taza de café - ¿La despertó el temblor? - no estaba seguro de si le contestaría, parecía estar sumida en sus pensamientos, ajena totalmente de la presencia de los demás. ¿Estaría cuerda?

 

 

@@Rory Despard @

 

Firma-Nueva.md.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

0A9R4jj.png

La despierta la sensación de estar cayendo al vacío. Cuando abre los ojos, todavía tiene la sensación de que un abrazo helado arropa su corazón; intenta recordar de qué estaba huyendo en sueños, pero sólo es capaz de rememorar los vívidos sentimientos de desesperación y terror. Aquel miedo tan crudo y tan irracional le hace recordar las pesadillas que sufría cuando era niña y, a escondidas de sus tutores en el hogar adoptivo, leía historias de terror que no alcanzaba a entender, pero que le provocaban tal malestar que se asemejaba a una dolencia física. Aquellos sueños le hacían mojar la cama, noche tras noche, alimentando su vergüenza.

 

Durante los primeros y confusos momentos de vigilia, cuando el tiempo parece doblarse sobre sí mismo, no puede evitar preguntarse si mojó la cama y si debe escabullirse a la lavandería a lavar sus sábanas y su pijama... Pero, poco a poco, su mente se aclara y recuerda que han pasado casi dos décadas desde aquel entonces. Es una mujer adulta que no moja la cama y que, incluso de hacerlo, no tiene que ocultarse de nadie pues es dueña de su propia vida. Vive con Melrose, Ellie y Richard en Luss, en una casa cálida y sencilla; duerme en una cama de madera blanca, con sábanas celestes y con las ventanas abiertas de par en par...

 

Pero no está en su habitación, no está en la casa de la familia Moody. Está de pie frente a dos altas puertas de roble, con dos aves fénix talladas sobre la madera. No sólo, de alguna forma, llegó a Ottery St. Catchpole sino que está correctamente vestida —usa unos jeans de talle alto, una camiseta de rayas horizontales negras y grises y un par de tenis negros— y sostiene su varita de tejo. Al principio no reconoce el hogar de la familia Evans McGonagall, hasta que un malestar físico se manifiesta; la cabeza le da vueltas y una extraña opresión en el pecho aparece. Su cuerpo antes que su mente reconoce el lugar de muerte de su madre. Pero ¿qué demonios hace visitando ese lugar, que tanto se esfuerza por evitar? ¿Acaso fue invitada?

 

Le gustaría marcharse, pero cuando las altas puertas se abren, se da cuenta de que está atrapada.

 

@@Syrius McGonagall @@Rory Despard @

NHCeJlw.png
iB5wHYG.gif
T7t3MEE.png
sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La mente de Catherine consigue por fin enfocarse: respira, escucha. El muchacho que observara antes le está diciendo algo pero su mente no registra la información del todo todavía. Apenas un poco más presente, Catherine se da cuenta de que no se trata solo de su cabeza: hay algo en el ambiente, que constriñe.

 

Es como si encendiera un aparato de repente. Los sonidos llegan a ella de golpe:

 

—Buenos días.

 

Junto con la seguridad de estar "conectada" de vuelta de alguna forma, llega también la plena certeza de encontrase cerca de varias fuentes de energía conocida: Bel es una de ellas y otra proviene del jardín pero mucho, mucho más lejos. La tercera, es una que conoce bien pues, entiende, es la única otra que al igual que ella, ha traspuesto las puertas del tuerto. La presencia de Madeleine... no es que pueda percibirla en realidad, porque no tiene ese poder. Es casi como si la adivinara, su procedencia. Desde que pasara tanto tiempo en el inframundo, ha sido así. No es algo que pueda explicar pero, supone, que es algo que se desvanecerá poco a poco a medida que siga frecuentando a los vivos. Así lo espera.

 

—Madeleine entrará pronto —masculló.

 

No estuvo segura de si la escucharon. Todavía podía escuchar golpeteos y se acercó a las cortinas para observar al exterior: los bichos seguían golpeando pero ya no eran tan numerosos. Apenas uno o dos, que se estrellaban cada que pasaba un minuto o dos. El resto de ellos todavía se encontraban pegados, groseramente, al cristal, con sus cuerpos aplastados por la fuerza del impacto.

 

Había algo en todo eso que no cuadraba. Catherine recordaba vagamente la misión que había llevado a cabo con los oscuros; Fishermen, otra vez también cuando habían visitado un pueblo que lucía como muerto... pero, por alguna razón que no alcanzaba a señalar, todo lo de ahora tenía un aire distinto.

 

A medida que su cerebro procesaba todas esas cosas poco a poco, le llegó el olor de una poción lista. Freya, la elfina de Pandora, que nunca se había detenido a pensar si le pertenecía o si en realidad era de Richard y él la había engañado todo ese tiempo convenciéndola de que debía estar con ella, le trajo un copón de algo humeante. La criatura era el único ser del castillo con quien había tratado todo ese tiempo y la propia elfina no había sido muy sociable en los últimos tiempos. Llevaba casi una semana, prácticamente desde que llegara, tomando una copa llena cada mañana que la elfina siempre le tenía lista: filtro de la paz, con algo de poción vigorizante y tres gotas de destilado borra recuerdos.

 

Sin siquiera respirar, Catherine tomó la copa y la bebió de un solo trago. Se quemó un poco la garganta pero no le importó. Si tenía que olvidar casi todo, que así fuera. Era mejor.

Editado por Melrose Moody

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.