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Castillo Gaunt • (MM B: 102403)


Anne Gaunt M.
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El castillo estaba muy bien adornado, apreciaba el buen gusto de la decoración, aunque fuera para una boda.

 

No solia ser muy alegre, ni tampoco espontánea, pero mi compañero era algo mas liberal en ese aspecto. Sus maneras junto a su comportamiento me halagaban y también me relajaban.

 

Tenia experiencia con las bodas, personalmente me habia casado en dos ocasiones, por desgracia en ambas ocasiones la situación no habia sido la mejor. Pero esperaba que ahora que ellos habían tomado la decisión de compartir su vida fuera algo que los hiciera felices.

 

Pilu me sorprendio cuando se detuvo, me tomó de las manosy se acerco a mi oído. Susurro su secreto y no pude evitar reírme, asenti con a

La cabeza dándole la razón, no conocia a Emmet pero si era digno del amor de Darius era una buena persona.

 

La carpa no estaba muy lejos, seguiamos charlando y su propuesta de divertirnos no me pareció para nada descabellada. La verdad llevaba años sin bajar la guardia, siempre tan propia en mi lugar con mi eterno letrero de viuda en la frente. A quien le guardaba duelo si el finalmente ya no estaba hacia muchos años y yo no podía enterrarme junto a el, aunque parecía haberlo estado en éstos años.

 

Talvez esa era la razon de que el rojo era el color que habia elegido este día para lucir, queria dejar atras mi pasado.

 

La voz de Pilu me saco de mis pensamientos, sonreí mientras le prestaba atención: el miraba al frente pero pude detallarlo. Era muy varonil y ese vestido elegante le hacia ver muy guapo.

 

-Me encantaría

 

Conteste de manera suave a su ofrecimiento, seguro eso me haria relajar. Reí ante esa proposición y blanquee los ojos, era encantador escucharlo.

 

- La verdad el champagne es mi preferida... pero esos dotes de adivinación son una total sorpresa para mí...

 

Solté a modo de broma, era cierto que me gustaba el champagne, aunque no solia hacerlo frecuentemente. Pero otra sorpresa me aguardaba. Esas palabras y su mirada, cuando beso mi mano, sentí que mi corazón quería volver a latir en mi pecho. ¿Habia logrado ponerme nerviosa acaso?. Era innegable que me atraía: eso ya era un hecho.

 

- Te prometo que bajare la guardia y esta noche sere solamente yo, pero te pido a cambio que tu me prometas algo...- Le detuve y me puse frente a él para mirarlo a los ojos, susurre muy cerca a su rostro- has de esta noche inolvidable...

 

Mis labios casi estaban sobre los suyos y podía sentir su respiración. Me aleje de nuevo y tirando levemente de su mano lo inste para que siguieramos hacia la barra.

 

- Creo que necesito una buena copa de champagne...

 

Reí casi maliciosamente, esta noche dejaría libre a mis instintos.

 

@@Kaiser Lord Pilu

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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El frio característico de la época posiblemente se había olvidado del castillo Gaunt pues los jardines estaban en una temperatura justa que aunque la brisa fresca que los recorría la hiciese descender por lo menos por ahora no necesitaba mas abrigo que el vestido que tenia. Los bucles que se soltaban del rodete bailaban con cada ráfaga de aire que circulaba y los pliegues del vestido los acompañaban, suspire mientras respiraba y sin darme cuenta mis ojos se cerraron para disfrutar la frescura

 

Todavía no había terminado mi bebida cuando un sobre me cae en la cabeza, con algo de dificultad por lo estrecho del vestido me recliné para agarrar el pergamino. Darius ya sabia que estaba allí, sonreí ya que al menos no tendría que buscarlo por toda la casa, una de mis razones de no divagar por el castillo era el temor de encontrarme con él, actitud de niña boba que había optado tomar. Leí dos veces el papel y suspire, lo menos que quería era ser niñera de alguien, esperaba que al menos la niña se comportara.

 

Llame a unos de los elfos que había por el lugar, tome un bocadillo de la charola y le pregunte si conocía a la joven que el licántropo me hablaba. El elfo asintió y le pedí que la buscara que si apetecía compañía estaría en los jardines. La verdad nunca espere que aceptara una invitación de una desconocida por muy conocida de su padre que fuera.

 

 

@@Jany Mandarina

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El pequeño lobo ya estaba roído por donde se lo mirase, sus ojos azules de piedra estaban gastados y en algún que otro rincón se notaba el paso de aguja e hilo para mantener el relleno dentro. Aun así su dueña le tenía gran estima, había sido el primer obsequio de Emmet cuando fue de visita a su castillo el día que se enfermó, recordaba que habían jugado una carrera en la nieve a pesar de su fiebre y que ambos habían acabado rodando colina abajo. Tiempos aquellos, atrapó rápidamente una lágrima fugitiva y se irguió.

 

Éramos felices, pensó. Y ahora va a casarse, arrugó el papel entre sus manos y lo volvió cenizas ante la rabia.

 

Nadie jamás podría llegar a comprender su relación, eran más que amigos y mucho más que hermanos, dos almas gemelas ya fusionadas antes de conocerse que no necesitaban del rito carnal para amarse. Arya no dudaría en dar su vida por el vampiro y si aquel tipejo resultaba hacerlo feliz, debería escupir su veneno en otro sitio. Había sido invitada a la boda, no podía negarse, tenía el alma destrozada porque alguien más era apartado de su lado, Macnair sufría aquellos desapegues como abandono; Pik había sido el comienzo sin final.

 

—El infierno no es tan malo— musitó apagada, —Si tienes a tu demonio cerca.

 

Al parecer ese lugar ya no lo ocupaba ella y en cierta forma estaba bien, pronto se hubo bañado y arreglado para salir, según tenía entendido, porque la invitación la destrozó, la celebración se daría en el Castillo Gaunt y dos horas más tarde se encontraba de pie ante los límites. Con paso elegante dirigió su anatomía hasta la puerta, lucía unos zapatos de tacón color azul Francia con los dedos al descubierto y pedrería blanca.

 

Su cabello lucía trenzado y largo sobre su espalda con detalles de jazmines en plata y brillantes, quien la viera pensaría que era una princesa pero la sombra detrás de su mirada verde arrojaba aquel mote a la basura. Llamó a la puerta esperando que le abriesen a la brevedad pues hacía frío y no llevaba puesto abrigo e ingresó agradeciendo a un elfo por la hospitalidad, su vestido irradiaba magnificencia, era del mismo color de los zapatos, ajustado en el torso de material duro con un escote en forma corazón y la tela suave de la falda que caía con gracia hasta sus tobillos, todo surcado por la misma pedrería delicada con terminaciones en plata.

 

Pidió saber dónde se encontraba el joven vampiro y al obtener la respuesta y quiénes eran sus acompañantes cerró los ojos dejando escapar un suspiro profundo, debería armarse de valor si quería cinco minutos con Emmet, sus últimos cinco minutos juntos. Subió las escaleras, llamó a la puerta por segunda vez salvo que no esperó a ser recibida, entró sin más observando los rostros de Leah y Alyssa, Gaunt quedó para lo último.

 

—Señoritas, ¿será que me ceden unos minutos con el futuro novio?.

 

El ruego era evidente y no aceptaría una negativa, sería breve y concisa. En la mano derecha llevaba una bolsa de cartón que se mecía ante su movimiento nervioso, dentro asomaba la cabeza de un destartalado oso de peluche.

 

@@Alyssa Black Triviani @ @@Emmet Haughton Gaunt

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Hace ya varias semanas que el joven Denial se había reencontrado con su padre, y aunque tenía el temor de no ser aceptado por su huída a otro país, su recibimiento en la familia Malfoy fue con mucho cariño y alegría. Entre tantas nuevas noticias su padre Darius le había otorgado el honor de ser invitado a su boda, cosa que le pareció muy agradable. Personalmente le fascinaban, podía conseguir ron y mujeres en un sólo paquete.<br>

 

♢♢♢

 

Ambos pies bien puestos en suelos Gaunt, ahí es donde se realizaría la boda. Pocas veces se vestía tan formal pero esta vez la ocasión lo ameritaba, pantalones, camisa y saco, todas las prendas en tonos bien oscuros, con algunos detalles muy sutiles en tonalidades verdosas, con una pequeña flor rojiza que se la entregaría a su acompañante cuando se diganara a llegar.

 

Con lentitud comenzó a dar pasos de un lado a otro con la esperanza de que ella asistiera, no por que quisiera algo con la joven de cabellos almendrados, si no que sabía que ésta sería la prueba perfecta para que pudiera superar el mal que le causaron. Además, quería para esta ocasión una mujer que supiera divertirse, tantos años de conocerse, no pasarían en vano a la hora de compartir unos pasos.

 

— ¿Estas seguro que ella dijo que venía en 10 minutos? Por que si no viene...

 

Sus palabras quedaron suspendidas en la nada al ver bajar a la joven que con tantas ansias estaba esperando. Su sonrisa se curvo hacia un lado de manera pícara para comenzar a fastidiarla enseguida. Acomodó su saco negruzco, deslizó sus dedos por su rubia cabellera y con elegancia comenzó a acercarse a la doncella ofreciéndole la mano. — Te dignaste al fin bruja.

 

@ @

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Era extraña sensación que le venía al licántropo por su espalda, por lo que se disculpa con el joven que le acompañaba, quizás luego le atendería o le pidiera a unos de sus compañeros de ideales que le sacara conversación o pronto regresaría, pero era como un presentimiento de que alguien muy preciado para él había llegado, era ese hijo que se había ido, era muy difícil, por lo que bajo la mirada, mientras buscaba las palabras para dirigirse a @@Theodore Lestrange

 

-Lo lamento…

 

De su rostro comenzó a correr algunas lágrimas y allí se giró, comenzó a correr dejando caer su sombrilla esta comenzó a volar por los aires, la melena del mismo se observó ondular con la brisa, saca su varita y con un leve movimiento de la misma, su prenda comienza arder en llamaradas, ahora era otra, algo distinto y blanca como la nieve. A su paso dejaba cenizas, pero igual que la otra no poseía calzado.

 

¿Qué significaba esa presencia? ¿Acaso el Licántropo se había decido dar marcha atrás? Por lo que al ver a @@Denial Voght va a darle un abrazo, pero se contiene y se pregunta ¿Será que es oportuno? Pero no le intereso tanto pensar y fue a su encuentro, allí le abrazo, dejo reposar toda esa alegría de verle y con una mirada mando a llamar a @@Jany Mandarina , pues la misma necesitaba respuesta y como el tiempo se hacía pasar, era hora que ella las consiguiera. Paso las manos por el rostro del muchacho y simplemente le expreso.

 

-El pasado quedo atrás, hay cosas que debo decir…

 

Con esas úlimas palabras su sonrisa se desvaneció, sus lágrimas dejaron de caer, mientras no dejaba de abrazarle ¿Quién pudiera ser ese joven? ¿Qué significaba esa reacción del mago? Esto era algo de lo que los novios no habían hablado, pues no había dado el tiempo suficiente ¿Acaso Emmet lo aceptaría? ¿Que pensaria su hija al respcto?

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《Castillo Gaunt: Boda de Darius y Emmet》

Ahí estaba, dentro de la carroza a sólo pasos de los escalones para fundirme en la celebración de lo que sería al parecer una maravillosa boda. Mis extremidades temblaban y no precisamente por el frío de la temporada, me sentía sofocada muy en el fondo, imágenes se venían con velocidad a mi cabeza, recuerdos que atesoraba a escondidas y que no solía recordar por el daño que causaban a mi fuerza. Una de mis manos se dirigió con dificultad a mi garganta como si me costara respirar, y gracias a los dioses mis escoltas me liberaron al percatarse de que ya estábamos listos para bajar.

— Sequere iubet. Silentium.

Una vez dadas mis órdenes las puertas de la carroza se abrieron para dejarme salir, encontrandome inmediatamente con el rubio y su sonrisita irritante. Lentamente me acerqué a él dando mis pasos con seguridad y firmeza, para esta ocasión había decidido llevar un vestido de finas telas en tonalidades verde esmeralda, pegado desde mis hombros hasta mi cintura, para caer de ahí como cascada, sólo el andar de mis pasos podían revelar los tacones negros azabaches. La gracia de mi atuendo era la tela translucida de color negro caer como capa desde mis hombros hasta el suelo, con uno de los extremos enganchados en ambos dedos del medio, de mis manos, no sería Juliette sin algo similar a una capucha.

— Denial, querido...¿estás enviudado? — Solté con ironía, para tomar su mano con delicadeza e inclinar mi cabeza junto a la pequeña reverencia, haciendo notar los brillos esmeralda formar una especie de tiara, adornando así mis ondulados cabellos almendrados en un peinado simple pero cubierto de elegancia Real. — Gracias por invitarme, sólo vine por ti. — Pose mis ojos en su rostro. — Atento, alguien viene.

Mis instintos rápidamente se activaron al sentir el olor conocido, licántropo. Con suavidad me hice a un lado manteniendo mis ojos en el hombre que venía directo a los brazos de Denial, frunci un poco el ceño al notar que se trataba del novio. ¿Que estaba haciendo a estas horas aquí? Y lo vi, la necesidad de abrazar a su hijo perdido. Por lo que me había comentado el rubio, sólo hace algunas semanas se habían reencontrado, por lo tanto les di el espacio suficiente para que ambos pudiera entenderse.

Mientras ellos se entendían, comencé a caminar no muy lejos para observar los alrededores del Castillo, cada forma y construcción adornada por tenues luces daban un maravilloso espectáculo visual. La brisa gélida pegaba en mi rostro, haciendo mecer mis cabellos y trayendo consigo la melancolía del pasado. Aún recordaba mi juventud fundida en promesas vacías.

— ¿Denial?

Dije rápidamente como si buscará así el sociego a mis pensamientos, al verlo más desocupado me acerqué para también felicitar a Darius, a pesar de no conocerlo con profundidad había sido una gran ayuda en varía ocasiones. Una amplia sonrisa iluminó mi rostro y con ello unas miradas cómplices.

 

@ @@Denial Voght

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Su sonrisa se transformó en una sutil risa de satisfacción al escuchar a la joven bruja burlarse del color para la ocasión, al agarrar su mano beso con lentitud el dorso como todo un caballero y al incorporarse pudo notar lo maravillosa que se veía, no tenía nada que decir de su compañera, sabía que podría dejar a cualquier mortal babeando por ella. — Cuando me dijiste que llevara un ligero color verde en mi increíble traje, pensé que te referías a tus ojos. ¿Donde quedó el negro bruja? — Se defendió rápidamente.

 

Con lentitud la hizo dar una vuelta en su mismo eje para admirar las telas crear una diversidad de formas cubiertas de elegancia, el verde esmeralda de sus ojos hacia un contraste perfecto con su vestido. Al escucharla una sonrisa se dibujó en el rostro pálido del joven, podía ver en el fondo el corazón de su hermana Roxanna, la nostalgia invadió por unos segundos el corazón de Denial. — Gracias por acompañarme en este momento. — con suavidad tomó su mentón y con cariño lo movió de un lado a otro; al igual que ella su mandíbula se tenso ante la sensación de algún intruso, por lo que a modo de reacción cubrió la cabeza de la castaña con la especie de capucha ligera que llevaba puesta.

 

— ¿Padre?

 

Denial se dio vuelta para ver como su padre, @ venía a toda prisa en dirección a sus brazos, por lo que sin pensarlo le dio un fuerte apretón con sus brazos fuertes, cerrando momentaneamente sus párpados conteniendo las ligeras lágrimas que peligraban salir. Un nudo en la garganta se robó las pocas palabras que el rubio podía decir en un momento tan especial como ese. — ¿Cosas que debes decir? Padre, es tu día, no te preocupes por lo que ya sucedió. — Lo tomó del rostro e intentó limpiar esas lágrimas que caían en el rostro del licántropo, a pesar de todo lo que Denial había pasado en estos 28 años, aún sentía la debilidad de ver a un ser querido sufrir, a diferencia de lo que dijeran de su familia, el sabía que podría dar su vida por protegerlos. — Por favor, si mi hermanita nueva me ve, pensará que me mandé alguna cagada. Arriba ese ánimo viejo.

 

Algunas golpecitos en sus hombros y como todo un heredero Malfoy arregló el traje de su padre y lo poco de su peinado, quería verlo radiante en este día tan especial tanto para él, como para Emmet. Al escuchar nuevamente a la joven @Juli-ette, alzó las manos con ímpetu y le indicó a su acompañante a que se acercara.

 

— Y bueno ¿se conocen? Viejo, ella es el vivo corazón de Roxanne, es como mi hermana de otra sangre. Un ángel.

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A cada palabra quedaba atónito a palabra que él me daba ¿media hermana? ¿Cómo sabia de su otra hermana? Era cosas que ni le había dicho, algo siempre me decía que este tenía más sorpresa de lo que yo esperaba, sin contar que siendo el único hijo varón, nunca le supo expresar mis sentimientos por Emmet ¿Cómo lo tomaría? Era algo que me cuestionaba, pero entre las emociones que sentía no sabía cómo reaccionar, por lo que simplemente asentaba con la cabeza a cada afirmación, parecía casi un robot.

 

-Yo…

 

Me trataba con solo hablar, pues dudaba de lo que iba a decir y solo les observaba a los dos, a la distancia pude elevar mirada, esperando que @@Jany Mandarina bajara o que al menos estuviera lista, pues le había permitido estar en mi habitación, no sabía dónde demonios estaba Emmet, pero había muchas cosas que le deseaba contar, sobre todo muchas explicaciones, pero el condenado no se había limitado en la decoración, por algo me casaba con él, era tan detallista y yo tan despistado, siempre me preguntaba el motivo de su amor, pues yo no era nada para él.

 

-Yo

 

Repetía como si fuera un disco rayado, algo de pena me daba, pues no conocía las palabras ¿acaso él se acordaba del pasado? Pero sobre todo me cuestionaba que iba a pensar de mí, pues siendo yo algo machista, no había dado señal que me gustara los hombres, mucho menos que tenía la idea que me iba a casar con uno, ahora todo ese mundo se venía abajo, por lo que simplemente baje la mirada, aún mis lágrimas descendían de mi rostro, mi respiración se encontraba agitada y mi corazón latía a millón. Por lo que por un aliento de fuerza, pude al final decir, aunque mi voz se encontraba algo quebradiza.

 

-¿Roxane?

 

Aquel nombre me resonaba, pero era algo extraño, pues no sabía a qué se refería ¿esperaba que no era algún amorío? Dado que si era su hermana, sería también esa chica mi hija, fue una conclusión dudosa a la que había llegado, pero era imposible, a no ser que fuera una noche de trago, todo podía pasar, algo más que le debería explicar a mi prometido, sin duda alguna a la hora de casarnos, ni le podría dirigir la mirada ante tanto secretos.

 

-Ese nombre no me acuerdo, pero pasen adelante y disfruten…

 

@ @@Denial Voght

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Había estado en la habitación de mi padre arreglándome para la ocasión ya que yo era la que entregaría los anillos en esa boda. La pelirroja debía lucir radiante ese día, escogió un vestido largo color azul marino con un escote que llegaba a media espalda, el cual delineaba su esbelta figura; el vestido venía con una especie de capa de tela azul transparente con unos pequeños diamantes que relucían a la luz, el cabello recogido en un lazo y un adorno en el cabello con diamantes, la pelirroja lucía hermosa pese a la blancura de su piel, sus ojos color zafiro brillaban de una forma muy especial, había estado mucho tiempo en la habitación de su padre hasta que se decidió salir de allí y dar un paseo por el jardín para no sentirse tan nerviosa antes del evento, iba bajando las escaleras cuando uno de los elfos de la familia le informa que una amiga de su padre le había llamado, esta bajaba al vestíbulo cuando Cronos el elfo de su padre tomó su mano y la jaló hacía otra dirección.

 

- Cronos ¿a dónde me llevas? alguien me busca en los jardines - el elfo negó con la cabeza haciendo que sus largas y puntiagudas orejas chocaran con su cara y la empujaba por la espalda – Puedo caminar yo sola, sólo guíame, después iré a donde está la amiga de papá.

 

El elfo volvió a tomarla de la mano ahora con delicadeza y la llevo ante su padre, el cual llevaba un kimono algo exótico, pero de buen gusto, este estaba con un joven de cabello rubio, casi blanco y con una chica de ojos verdes.

 

- Buenas tardes – saludó la pelirroja cuando Cronos la llevo ante ellos, su padre @ parecía tener mil emociones en la cabeza y un poco aturdido, por lo que la pelirroja lo abrazó y besó su mejilla y esperó a que su padre los presentara, aunque algo en los ojos del chico hacía que a la pelirroja le pareciera familiar.

 

 

@

Editado por Jany Mandarina
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Orión se miró varias veces frente al espejo. El Castillo Gaunt le daba una vibra que todavía no lo hacía sentir del todo cómodo. Era más por una cuestión de hogar, que otra cosa, porque siempre había vivido en la Black y eran contadas las ocasiones en las que se centraba en visitar a otros hogares dentro de Ottery, más allá de los asaltos.

 

Por eso, ahí estaba él, en una de las habitaciones para invitados en donde se estaba celebrando la boda de uno de sus compañeros de bando, Emmet. Él había sido su vínculo primordial para su regreso a la marca y cada vez que recordaba la petición de ser el padrino, se ruborizaba de la nada. Esas cosas eran todo un honor, porque nunca sabías hasta qué punto eran importantes para el otro. Por eso quería estar dentro de todo, presentable.

 

La barba acomodada, su cabello cobrizo peinado hacia donde tenía que estar, con un poco de cera para que todo quede pulcro. Además, había arreglado el tono de sus puntas azuladas, para que no quedaran a puro mal gusto. Llevaba una camisa clara y lisa, un saco azabache y un moño gris. Salió de la habitación. Necesitaba aire fresco.

 

Quiso visitar a Emmet, antes de la boda, pero cambió de parecer cuando se puso en su lugar. Si hubiese sido él, hubiese preferido estar con poca gente, que calmara sus nervios. Después de todo, era su gran día ¿no?

 

Salió a los jardines, a buscar una copa. Necesitaba refugiarse en el alcohol. Después de todo, él no era personas de bodas. Bah, lo era, pero sólo si estaba con Gatiux. Ella era su partner in crime. Y en definitiva, la que le sacaba un poco esa pequeña alma destructiva que tenía. Por eso, con un whisky en mano, se dirigió a uno de los asientos esperando su labor.

 

Las bodas te hacen pensar. Sobre todo cuando uno es soltero. Se pone en evidencia la diferencia de legitimidad que se le otorga a esta institución de ese tipo en las diferentes personas. Algunas siempre decían para siempre, y terminaban a las semanas, meses, años. Otras, directamente no invocaban a la sagrada unión para justificar los sentimientos de uno y el otro.

 

En fin, hacía frío.

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