Castillo Gaunt • (MM B: 102403)

[Liliana McDougall]

Off: Adornos de navidad o.ó, según yo en el último 'desastre' no sobrevivió ninguno xD Loca *-*

 

On:

 

El primer crash que resonó en el suelo a los pies de la bruja le hicieron ponerse de pie de golpe, y una serie de objetos no identificados comenzaron a volar hacia ella, que haciendo uso de su varita los evitaba a duras penas.

 

- ¡Espera! ¡Sam! ¡No es lo que...! ¡Ya! ¡Samantha Lestrange!

Lo último lo grito al tiempo que atrapaba un viejo reno sin cabeza con su mano derecha.

 

- ¡Engorgio! -gritó apuntando al adorno y lo lanzó hacia Sam mientras se hacía más grande en el camino-

 

Liliana miró divertida como el reno sin cabeza rodaba en dirección a su hermana, cual monstruo a punto de atacar, volvió a apuntarlo con la varita y pensó "Evanesco", desapareciendo el objeto instantaneamente, dos segundos después reía a mas no poder tratando de recuperar el aire.

 

- ¡Tu cara Jajajaja...!

 

No sabía si eso provocaría que su hermana se enoje más con ella o no, pero ante la situación todo era complemtanente posible. Llevaban muchos años separadas, por las largas ausencias de la castaña y los desencuentros familiares, la ojiverde se negaba siempre a visitarla, a pesar que ella la había invitado innumerables veces la castillo que compartía con su otra madre adoptiva, incluso le llegó a sus oídos la noticia de un supuesto hijo de su pequeña Poly, pero se negaba rotundamente a participar de un encuentro familiar que implicara recordarle que los años solo se habían hecho más largos.

 

Respiró hondo y guardó la varita en señal de paz.

 

- Lo siento, vine al pueblo a ver si encontraba al viejo del bar, pero estaba cerrado, así que bajé caminando hacia aquí ¿Notaste que ahora tenemos un Castillo al lado?

 

Notó un cesto en el suelo y rogó a Voldemort que no fuesen más proyectiles con los que su hermana, tal vez, la obligara por fin a asumir su maternidad responsable, o quizás algo peor... a conseguir un trabajo. La bruja se estremeció de solo pensarlo.

[Samy Lestrange]

- ¡Excusas! Deja de intentar cambiar de tema... - sopesando un antiguo ángel al que ya no le quedaban alas ni cabeza y que sólo podía ser reconocido por la ajada pátina dorada que lo cubría, lo miró con tristeza antes de lanzárselo a la cabeza de su hermana.

 

Respirando hondo, la bruja desistió de los adornos navideños y se cruzó de brazos con expresión inmutable. Se dedicó a observar en silencio a la castaña, sabiendo que muy poco le gustaría aquella actitud. Pese a que no se habían separado hace tanto tiempo, le era difícil no intentar buscar diferencias entre la Liliana actual y la de hace unos años.

 

Pese a saber que su hermana era una nómade consumada y que nunca podría cambiar eso de ella, le molestaba que se mantuviera en silencio durante sus escapadas. No es que Samantha fuera una criatura hogareña ni mucho menos, pero le gustaba tener su ancla y esa actualmente era el castillo de su familia, donde era ama y señora y podía ir y venir cuanto deseaba.

 

El hecho de que Liliana no se pusiera en contacto ni siquiera con una lechuza le molestaba. Podía escapar de sus obligaciones, de su pasado, de sus relaciones y de todo lo que quisiera, pero después de haber pasado gran parte de su vida juntas, que la dejara siempre atrás era irritante.

 

-Es difícil no notar un castillo de ese tamaño - respondió encogiéndose de hombros. - No tengo idea de quienes viven allí, no suelo ser muy sociable con los vecinos, ya lo sabes. No le caigo muy bien a la gente... - Volviendo a encogerse de hombros, la pelirroja observó con expresión calculadora a la lugat antes de hacer una mueca infantil. - ¿Al menos has traído chocolate?

Editado 11 de Julio del 2017 por Samy Lestrange

[Liliana McDougall]

Off: Por qué me regañas :c

 

On:

 

- Pero son Gaunt.

 

La castaña metió una mano a su bolsillo derecho, tanteando, tenía la sensación de que si generaba mucho movimiento, su hermana terminaría por arrojarle algún último adorno.

 

Conocía esa mirada, esa cara de "No te tomaba dos plumazos mandarme una lechuza para decirme que seguías viva" que se encargaba de marcar y ahondar la culpa que sentía, cada vez que regresaba al pueblo y se topaba con su hermana de nuevo. No podía evitarlo, siempre que se alejaba de Ottery, se iban con ella miles de recuerdos, cosas y personas, y aunque en el fondo Sam siempre estaba unida a ella, a veces olvidaba que también necesitaba "hacerselo saber".

 

Aunque en la mente tan retorcida de la joven McDougall, eso no era necesario, porque la sentía tan cerca de ella que pensaba que ya sabría que siempre la recordaba. Por algo era su hermana.

 

- Dejame ver aquí.

 

Metió la mano en su bolsillo izquierdo y lo encontró, lo retuvo en un puño y sacó el envoltorio con cuidado, extendiéndolo hacia Sam volvió a hablar.

 

- Sé que no son las galletas con chispas, pero tengo esto -le extendió la rana de chocolate, aún con una distancia prudente entre ambas, la castaña de un paso dubitativa- Tal vez podamos dar una pequeña visita, ya sabes...

 

 

La ofrenda de paz, con doble capa de chocolate seguí en la mano de Liliana, esperando que Sam la aceptase.

[Darla G Dumbledore]

Lo había pensado muchas veces pero nunca se había decidido, había paseado su humanidad por un lugar y por otro o más bien había tenido que dejares lugares que habían formado parte de su pasado y había intentado que uno de ellos formara parte de su futuro, pero no había funcionado. Igual no era algo que la hiciera sufrir, su futuro tenía nombre y apellido, las SG que tenía grabado su anillo de compromiso junto a las DPB de ella eran todo lo que necesitaba para ser feliz en este mundo.

 

Pero pertenecer era algo que sabía que implicaba estar presente, se alegraba mucho de saber que su tía Sagitas aún mantenía su cuarto en la Potter Black, aún cuando su padre parecía haber olvidado su existencia. Sí, se habían cruzado, pero las pocas palabras habían sido más de un par de amigos que de padre e hija. Se detuvo pensativa frente a la imponente construcción, sus pasos la habían llevado allí luego de recorrer los jardines, casi en modo automático. Apenas había apreciado su belleza y el cuidado de los mismos, aunque el verano no se iba ya había visto insinuaciones del próximo otoño a punto de caer.

 

--Así que éste es el hogar de los Gaunt --susurró en voz baja para sí, mientras echaba hacia atrás la capa que se empeñaba en llevar aún en épocas estivales.

 

Una suave brisa sacudió en ese momento la fina capa dejando a la vista la vestimenta de la pelirroja, un pantalón ajustado, botas cortas acordonadas y una camisa suelta bajo la cual ocultaba su varita. Blanco y negro. Así había elegido lucir, como le gustaba lucir su máscara que en ese momento no llevaba, después de todo, era una visita social. Aunque por los rumores, dudaba de que alguien apareciera a recibirla en la famosa mansión Gaunt, no perdía nada con intentar, así que siguió sus pasos hacia la escalera de piedra.

[Keaton Ravenclaw]

La noche caía ya sobre Ottery St. Catchpole, un aire gélido se extendía por las planicies de aquel pueblo mágico, haciendo que las personas que se atrevían a caminar por sus adoquinadas calles tuvieran que llevar bufandas e inclinarse hacia el frente para menguar un poco la fuerza del viento. La luna se asomaba a ratos, debido a que el viento también hacía correr en la oscura bóveda celeste las nubes. El fulgor de aquella hermosa luna llena invitaba, sin embargo, a salir a los entes que se dedicaban a vivir en las noches, invitaba a disfrutar de aquellos desgraciados humanos que osaban estar tan noche en las calles.

 

Justo entre las árboles que separaban algunos de los más grandes castillos de las familias mágicas, una hermosa pantera negra asomaba sus brillantes ojos amarillos que le servían muchísimo para ver en la oscuridad. COn cautela, y tras comprobar que nadie viniera por ninguno de los lados del sendero, se enfiló sobre éste para continuar con su caminata nocturna para dar con el Castillo de los Gaunt. ¿Por qué una pantera se dirigía hacia ese lugar? La respuesta era, desde luego, que no era precisamente una pantera, sino un mago con la habilidad de la Animagia que prefería andar en esa forma que en la humana que mostraba casi siempre. El felino, una vez hubo llegado a la verja que separaba los terrenos Gaunt de las adoquinadas calles de Ottery, dio un salto hacia adelante y se convirtió en la alta y elegante figura de Keaton Ravenclaw.

 

Había una gran duda dentro de la mente del vampiro acerca del por qué Emmet, el director del Concilio de Mercaderes, y su jefe, le había hecho ir a aquellas horas de la noche a sus morada. Estaba seguro, por el pergamino que éste había mandado con una lechuza, que se trataba de algo serio, no sabía si algo urgente, pero por la redacción se trataba de algo que no se podía hablar por cartas. Keaton se preguntaba el porqué también no lo había confrontado en la Mall, finalmente allí estaban también las oficinas del COncilio y era donde se veían más a menudo, para hablar con él.

 

—Espero no haber metido la pata como siempre suelo hacerlo —Dijo al fin mientras cruzaba la verja.

 

Era extraño, pero se sentía a gusto estando en ese lugar, y se sentía más a gusto aún de poder estar a solas con el director, porque... bueno, posiblemente fuera por ese "gusto" o "capricho" que le había nacido recientemente... pero no, debía alejar esos pensamientos de su mente, no era el momento, no era, ni siquiera, adecuado. Además jamás pasaría. Seguramente Emmet quería tratar con él de temas de la Mall y además podía que los demás miembros del Concilio y de la Mall estuvieran allí. Era demasiado imaginativo, y gracias a Voldy que sabía esconder muy bien sus emociones o siempre lo tacharían de débil. Y así, sin darse cuenta, llegó a la puerta de entrada del Castillo. Tocó con suavidad para anunciarse, pero la puerta se abrió sola dejándole libre el paso.

 

—¿Hola? ¿Emmet? Soy Keaton, Keaton Ravenclaw, ya he llegado... ¿hola? —Pero el lugar parecía desierto. Sacó de entre sus ropas su varita mágica de cerezo, ý si había sido aquello una trampa?

 

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@@Emmet Haughton Gaunt

[Emmet Haughton Gaunt]

- Todo desordenado, Shave ... ¡¡TODOOOO!!

 

La voz del vampiro resonó en todas las paredes del castillo, si es que no había llegado a los terrenos aledaños. El pequeño elfo doméstico estaba sollozando encima del almohadón del piso de la biblioteca del patriarca. Las órdenes del original habían sido claras para con la criatura: Shave debía ordenar los libros, de la sección de Historia de la biblioteca de Emmet, de forma tal que todos quedaran en la seguidilla de temas que el vampiro le había indicado.

 

Los orbes azules, inyectados de sangre, se posaron en la débil figura del sirviente. Las ganas de darle una trompada crecían cada vez más en su interior pero, por más ganas que tuviera, Emmet jamás le había puesto un dedo encima a su pequeño sirviente. No podía lastimar a las criaturas ... simplemente era algo que no le salía aun que, a la vez, fuese contradictorio porque sí disfrutaba ver el sufrimiento de los sangre sucia y simples muggles que se encontraban cara a cara con el vampiro. Como no recordar aquellas noches de caza.

 

Bajó el puño amenazante. Y respiró varias veces antes de volver a dirigirse a Shave pero su oído, su sistema auditivo desarrollado, captó la voz de alguien conocido para el original en este último tiempo. ¡Claro! ¿Cómo olvidó la lechuza que le había mandado a Keaton? He ahí otra prueba de que la ira lo ciega completamente.

 

El mensaje enviado al otro vampiro era para tratar ciertos temas del Concilio pero había uno que, como Director actual de la Institución, le preocupaba y deseaba tratarlo personalmente con él.

 

Se volvió a su criatura:

 

- Quiero que te encargues de los libros - dijo saliendo del lugar - Ah y arriba del escritorio tienes unas galletas que me sobraron ... puedes tomarlas - y con la salida de su cuerpo la puerta de la biblioteca se selló tras él.

 

El pasillo no era tan largo y, con las zancadas del vampiro, podía llegar rápido a la puerta que daba al vestíbulo principal para luego salir a la sala que estaba justo enfrente de la puerta de entrada. Al llegar a destino pudo notar que Keaton estaba dentro de la sala. Se quedó un poco atónito porque no sabía quien le había dado paso hacia los interiores pero prosiguió.

 

Tanta ira, elfos domésticos y libros habían hecho pasar por alto que se encontraba con su torso completamente desnudo, con algunas marcas de sudor sobre él (ya que había estado entrenando en los jardines traseros) y aquél pantaloncillo deportivo que dejaba notar lo que escondía.

 

- Keaton - soltó con un pequeño grito - Mi disculpas por la carta y la forma de recibirte ... en estos paños - le sonrió amablemente y lo miró - Lamento que me encuentres así. Si quieres puedes ir tomando algo mientras yo me ducho en mi habitación y así quedar un poco más presentable para ti - concluyó cerrando la puerta detrás del muchacho e invitándolo a sentarse en aquellos cómodos sillones que adornaban el cuarto.

 

@@Keaton Ravenclaw

[Keaton Ravenclaw]

Keaton inspeccionaba el lugar, y tras comprobar que todo estaba en calama, guardó entre sus ropas de nueva cuenta su varita mágica de cerezo. Todo estaba en calma, si, pero la presncia de gente en el edificio era notoria ya tras uno minutos de estar allí. El polvo no estabha acumulado, tampoco había suciedad ni mucho menos que demostrase abandono, por lo que no le sorprendió escuchar detrás de él la voz de Emmet que lo llamaba con un grito. Al ojiverde le encantó escuchar su nombre pronunciado por el Gaunt. Sin embargo, al girarse para mirar al Director del Concilio, el Ravenclaw tuvo que abrir y cerrar rápido los ojos para comprobar que no estaba alucinando.

 

Delante de él se encontraba un hombre inmensamente atractivo que sólo llevaba unos pantaloncillos deportivos cortos. EL torso del hombre estaba completamente desnudo, con resto de un sudor deleitante, el bulto que se notaba bajo el pantaloncillo... demasiado para decirlo en una conversación apta para todo público, aunque sin duda se veía bastante bien. Además esa cara... esas facciones que el también vampiro tenía junto con ese torneado cuerpo... Keaton quedó boquiabierto.

 

—Ho... hola Emmet —Dijo tartamudeando mientras el ojiazul se disculpaba por las fachas en las cuales le recibía y mencionó algo de irse a ducharse y ponerse algo de ropa, lo cual a Keaton no le hizo gracias —¡NO! —Dijo gritando como para impedírselo, pero inmediatamente justificó aquello esperando que Emmet no se hubiese dado cuenta —Me refiero a que no tengo ningún problema en que te quedes así, si andas acalorado, lo mejor será que te quedes así, una ducha puede caerte mal —Era evidente que no sabía qué diablos estaba diciendo, pero no quería que se tapara, quería seguir viendo esos músculos, eso pectorales.... ( ) —Aunque si gustas irte a cambiar, yo espero con calma, resignado, esperando la decisión del vampiro.

 

 

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@@Emmet Haughton Gaunt

Editado 4 de Noviembre del 2017 por Keaton Ravenclaw

[Emmet Haughton Gaunt]

El ''No'' lo hizo saltar un poco pero a la vez fue gracioso porque no se lo esperaba y, mucho menos, acompañada de aquella reacción. Se limitó a sonreír y se sentó frente a Keaton pero en el sillón contrario para tenerlo cara a cara y así poder tratar los asuntos pertinentes ... aun que no sabía como iba a terminar eso.

 

Emmet, pasando la mano por su pecho para rascarse, tomó dos vasos que habían en la mesita de la derecha y lo llenó de whisky muggle.

 

- Espero no te moleste tomar algo mientras vemos los asuntos por los que fuiste llamado - sonrió y no pudo evitar clavar sus ojos sobre aquél hombre. Su carta no sólo tenía el motivo de tratar temas del Concilio si no que había sido la única manera que Emmet encontró para poder tener una cita con aquél vampiro.

 

No, no era la primera vez que lo tenía entre ceja y ceja. Desde que el original había ingresado a las filas tenebrosas, Keaton, ya tenía toda la atención de Emmet puesta sobre él pero ciertas cuestiones complicaron y dilataron el tiempo para que éste pudiera contactarlo. Ahora lo tenía trabajando dentro del Concilio y, de no verlo nunca a verlo todos los días, siempre se cruzaban.

 

Había sido la excusa perfecta para tenerlo frente a él y sólo para él sin que nadie interrumpiera.

 

Bebió un sorbo de whisky para aclarar y humedecer su garganta y comenzó.

 

- Como bien decía la carta, necesitaba hablar contigo unas cosas referidas al Concilio pero una de ellas es la que más me llamó la atención y que llegaron a mis oídos - se inclinó hacia adelante un poco - ¿Era cierto que querías renunciar? - soltó sin más para no tener que darle vueltas al asunto.

 

Volvió a beber y, como sabía que tenía la atención del muchacho, arremangó un poco más sus pantalones deportivos para que estuvieran más ajustados en aquella zona. Nunca estaba demás ser un poco provocativo para saber hasta donde podía llegar la otra persona.

 

- Mira, si hay algo que pueda hacer por ti o si has tenido problemas con alguien, puedes comentarme y trataremos de solucionarlo - mencionó algo preocupado no sólo porque deseaba que nadie se sintiera incómodo o hostigado en el lugar de trabajo, si no que ahora que podía tener la oportunidad de tenerlo cerca no iba a perderla.

 

Lo volvió a mirar y le sonrió con una mueca amistosa pero que, el vampiro, quería decir algo más que seguramente captaría su compañero.

 

@@Keaton Ravenclaw

[Keaton Ravenclaw]

¿Cómo era que Keaton había llegado a sentir todo aquello? Había que ser sinceros, Emmet siempre le había llamado la atención, no recordaba desde cuando, debido a que cuando el Ravenclaw dejó La Marca Tenebrosa, le borraron la memoria, pero estaba ciento por ciento seguro que aquel gusto no era nuevo. Pero debía de controlarse... o tal vez no, el Gaunt parecía estar también interesado en él, ya se vería qué pasaba, de momento, el Animago se dejaría llevar.

 

—No, claro que no, una copa estaría bien para amenizar el momento — <<Y para soltar el cuerpo>> Dijo y después pensó el chico y tomó uno de los vasos con whisky que Emmet le tendía.

 

Después de ésto, el Gaunt soltó lo que parecía ser el motivo de aquella reunión: el rumor de su renuncia. Keaton se puso un poco rojo, la verdad era que su partida, más que nada, había sido un arrebato, de hecho, había presentado su renuncia antes la autoridades pertinentes para dejar de laborar en el Concilio, pero posteriormente, tras tranquilizarse, fue y la retiró.

 

—El problema fue un malentendido con una de mis compañeras de la Mall. Mira, la verdad es que fue algo sin importancia, suelo ser muy impulsivo, y cuando me molesté con ella... mi reacción fue la renuncia, pero ya no te preocupes, retiré mi renuncia y seguiré muchísimo tiempo en el Concilio, de hecho, no sé si sepas, pero me postulé para ser Logia, si no me quedo, seguiré como empleado. En Concilio siempre ha sido mi lugar —Explicó.

 

En ese momento, el Gaunt se arremangó más su pantaloncillo deportivo, haciendo que aquella zona se le viera un poco más. Keaton entonces captó perfectamente la indirecta. Emmet lo quería ahí para algo más que una charla Jefe-Empleado, él quería provocar al Ravenclaw, y éste desde luego que se dejaría, le alegró enormemente que al menos la atracción fuera mutua. Se le quedó viendo aquella zona ya con un poco más de morbo y sonrió mientras el DIrector de la Logia le decía que si podía hacer algo por él lo haría, y cuando alzó la cara, se topó con la mirada del Gaunt que le sonrió con picardía.

 

—¿Qué te parece si mejor me dices el motivo real de que yo esté aquí? Esto me lo pudiste decir en la Mall, y de hecho, hubiera sido más adecuado que en tu casa —Sonrió mientras abandonó su asiento en el sillón pasándose a una mesita ratona que jaló hasta donde estaba Emmett y se sentó en ella, quedando a nada de distancia de él —Lo que puedes hacer por mi es decirme... ¿que planes tienes para los dos esta noche? —Y pasó su dedo índice de la mano derecha por todo el torso del Gaunt.

 

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@@Emmet Haughton Gaunt

[Emmet Haughton Gaunt]

Todo, pero todo lo que había dicho, se quedó sin importancia. Sus provocaciones habían tenido el efecto que él estuvo buscando desde el momento en que redactó aquella carta escondiendo sus verdaderas intenciones, para con el Ravenclaw, detrás de la supuesta charla para tratar asuntos del Concilio.

 

Se quedó mirándolo sin reaccionar. Lo tenía enfrente y no sabía como actuar pero, en su cabeza, se formaban imágenes de las cosas que podían llegar a hacer juntos en una habitación.

 

<< Ya lo tienes. No eches a arruinar el momento. >>

 

Sentenció para sus adentros sin mostrar señal de reacción ante la cercanía que el Ravenclaw mantenía con él.

 

Lo miró por unos segundos más y sonrió de la misma forma.

 

- Contigo tengo muchísimos planes sólo que no sé si me alcanzará la noche para hacer la cantidad de cosas que quiero.

 

Le susurró a milímetros de sus labios antes de besarlo apasionadamente y traerlo hacia él. El Gaunt se dejó llevar y apoyó su espalda en el sillón para que Keaton se acercara más a él mientras el beso marcaba el ritmo de aquél hermoso contacto.

 

Una vez que el Ravenclaw estaba sentado en sus piernas, el beso jamás se había interrumpido, sus manos aprovecharon para rodearlo por la cintura y, así, atraerlo hacia su cuerpo desnudo conservando, aún, sus pantalones deportivos (no por mucho tiempo, seguramente).

 

@@Keaton Ravenclaw