Castillo Gaunt • (MM B: 102403)

[Jeremy Triviani]

El vampiro sonrió no se sentía ofendido por como lo llamaba Anne, le habían dicho cosas peores y hasta debía admitir que le gustaba comportarse de esa manera. Lo que más le gustaba era que la Gaunt había admitido que lo quería. Eso lo distrajo solo un segundo, antes de retomar lo que estaba haciendo. Que era nada, claro, solo molestar y colmar la paciencia del resto.

 

Le guiño un ojo a Sagitas antes de poner el rostro serio, tratando de concentrarse en el problema. Era verdad que podían llamar a sus compañeros de accidentes, pero… sí, pero… siempre había un pero con ese departamento. Desde que estaba allí como empleado se había vuelto más temerario que nunca. Sabía que era probable que quisieran llevarse algún recuerdo… un huevo de dragón, tal vez, para criarlo junto a las demás mascotas que ya tenían.

 

-Creo que si escuche algo de Amya…- Agregó para comentar algo. Luego se quedó en silencio tratando de recordar alguna cosa que pudiera decir de la mujer, pero su mente estaba en blanco, no la conocía. Pero sus historias eran todavía relatadas en su trabajo como si de leyendas se trataran. Una inspiración para los nuevos trabajadores como él que aspiraban a marcar de la misma forma, las paredes del tercer piso con sus proezas. Si es que lo conseguían - Tengo entendido que ella está… -¿Desaparecida? ¿De vacaciones? ¿En una eterna fiesta? - con licencia accidentonsa.

 

Se alejó un poco de las mujeres para escapar de la situación y arrimarse más a lo poco que habían arreglado de la estructura. Desde allí pudo ver cómo un elfo aparecía con materiales para hacerse cargo del dragón. De repente al rubio se le dió pensar que tal vez la pelivioleta quería robarse al animal para llevárselo a algún lado. Era amiga de su novia, pero aun así…

 

-Rambaldo –Susurró para que apareciera su tonto elfo.

 

Este apareció disfrazado de Buzz Lightyear su personaje favorito de Pixar. Su sonrisa era muy amplia de tanta emoción que despedía por ser llamado y en sus ojos violáceos se marcaba la adoración que tenía por Jeremy, cosa que no era mutua para nada. El vampiro no lo soportaba desde que se lo había encontrado medio muerto en un bosque. Hacía siete años que era su sirviente y en ese tiempo, nunca había podido hacer nada bien.

 

-¡Jemy! -Chilló el ser, con voz aflautada capaz de perforar tímpanos.

 

-Ayuda al elfo aquel a trabajar con el dragón…-Se apresuró a ordenarle señalando a Harpo, antes de bajar la voz y susurrarle - Vigila que no se robe ni una escama del animal. ¿Me entendiste? Si ves algo así, me avisas de inmediato.

 

-¡Que no robe nada! ¡Si entendí! -Confirmó el estu.pido elfo a los gritos.

 

Jeremy quiso patearlo hasta la Luna, pero se contuvo a duras penas. Miro a las mujeres sonriendo como si fuera una broma del sirviente. Sabía que tenía segundos para hacer algo y llamar la atención por completo o debería empezar a utilizar un Obliviate. Jugueteo con su varita antes de lanzarse al agujero con rumbo al suelo. Si, se lanzó al vacío. No podía morir era vampiro, a lo sumo se quebraría un par de huesos. Con suerte.

 

@ @

[Anne Gaunt M.]

— ¿Ah, sí? ¿Qué situaciones, Sagitas? Quiero saberlo, acabas de llenarme de curiosidad —la chinchó, sabiendo que se le había escapado aquella información. En realidad no le importaba, pues ella misma se había metido en aprietos cada dos por tres y nadie se había enterado. O casi nadie.

 

Sagitas parecía convencida de que todo se arreglaría con facilidad. Anne lo veía más oscuro, pero no podía evitar contagiarse de su actitud.

 

— Vale, llama a tu hijo y que nos ayude a arreglar este "pifostio". Y de acuerdo, podrás visitar las maz... sótanos con nosotros. Pero no toques nada, y tampoco te alejes de donde yo esté. Son enormes —la avisó. Si había habido un dragón escondido allí durante años... ¿podría haber algo más? Ya no estaba segura. El elfo de Sagitas apareció con todo lo que ésta le había pedido. Miró a la pelimalva—. ¿El elfo puede encargarse? Así nosotros vamos avanzando. Propongo que vayamos reparando lo que podamos excepto esta parte —señaló el enorme agujero por el que había salido el dragón— porque la necesitaremos para bajarlo después hasta que aprenda a controlarlo. A lo mejor puedo ir a verte a tu casa montada en su lomo algún día, Sagis —bromeó.

 

Miró a Jeremy, que había estado callado a pesar de pertenecer al departamento del que hablaba su amiga.

 

— Amya, sí... fue buena directora en el departamento. He oído que habían vuelto a verla por Ottery, pero no sé si será verdad. Supongo que es Sagitas quien puede darnos más información, pues ella es de su círculo de amistades. Yo nunca he tenido mucha relación con los accidentosos excepto con Sagis y ahora contigo, señor jefe de oficina —añadió, guiñándole un ojo al rubio. Vio que otro elfo se había unido a las tareas de Harpo y decía algo sobre vigilar que no robara. Inmediatamente comprendió cómo y por qué había llegado—. Genial, los dos elfos cuidarán de mi pequeño volador cuyo nombre aún no conozco y tendré que averiguar... mientras nosotros reparamos la estructura subterránea del castillo. ¿Venís? Con cuidado.

 

Se aseguró de llevar el amuleto volador al cuello, por si resbalaba y se precipitaba en alguna parte más profunda. Al menos intentaría no partirse el cuello en la caída. Llevaba la varita en alto, firmemente asida, y se asomó para ver por donde podía bajar. Lo que había sido la escalera estaba completamente destruida, pero los escombros formaban una especie de rampa por la que se podía llegar al siguiente piso, inmediatamente inferior a la planta baja del castillo, mientras que desde ésta podía verse la profundidad del subterráneo.

 

Comenzó el descenso con la varita en alto, iluminando el camino conforme la luz natural iba desapareciendo. Bajó sin dificultades dos plantas en las que, para su fortuna, todo estaba tan destruido que Sagitas no reconocería ni las cadenas ni las rejas de las celdas entre los escombros. En un punto de la tercera planta subterránea, la cual Anne conocía solo por su conocimiento de la estructura del castillo y no porque se identificara bien dadas las circunstancias, un cráneo rodó cuando empujó una piedra para poder cruzar una puerta que misteriosamente no se había caído y se le paró justo al lado del pie. La Gaunt la pateó con fuerza mirando hacia otro lado y rezando para que ninguno de sus acompañantes la hubiera visto. ¿Acaso Mery o Emmet habían olvidado quitar algún cuerpo? Porque aquel parecía llevar allí bastante...

 

— Cuidado aquí, parece que el suelo es algo más inestable. A ver si localizamos dónde estaba el dragón para poder bajarle y comenzar las reparaciones.

 

Fue a cruzar una grieta dando un salto que no exigía mucho esfuerzo cuando el suelo, justo al aterrizar, cedió. Un sonoro crujido en la piedra le indicó que no aguantaría su peso tan solo un segundo antes de que ambos se precipitaran hacia la oscuridad del fondo.

 

Y gritó. Tan fuerte que parecía que el resto de los subterráneos caerían con ella. Vio desaparecer a sus dos acompañantes de repente, quedándose ellos arriba mientras ella caía al vacío. Iba a matarse, lo sabía. Se echó mano al pecho para agarrar el amuleto, pero no lo halló. Aún tenía la varita, quizás podría...

 

Pero el golpe no fue tan fuerte ni tan doloroso como había previsto. De hecho, cayó en una masa de agua que amortiguó el golpe. ¿Cómo era posible? Salió tosiendo, protestando. Pero sin soltar la varita. Y se detuvo a tomar aire mientras observaba la enorme cueva subterránea donde había habitado el dragón durante muchos años con los ojos abiertos como platos.

 

 

@@Mery Gaunt Karkarov @ @ @@Emmet Haughton Gaunt

[Sagitas E. Potter Blue]

-- ¿Situaciones...? Hum... No recuerdo ahora, Anne... -- ¿por qué era siempre tan lenguaya? Así que aceleré el cambio de tema, aprovechándome que me dejaba llamar a Accidentes para arreglar su castillo.-- Harpo, llama a @@Matt Blackner , @@Hayame Snape Potter Black y al otro jefe..., no, que es Jeremy, y diles que hay un problemilla en el Castillo Gaunt y que debieran venir con su equipo a arreglar una cosita.

 

El comentario de Jeremy me hizo pensar sobre Amya y enarqué una ceja. ¿Eso decían en el departamento? ¿Qué Amya estaba en una licencia accidentosa? Bueno, algo así, sólo la había hecho desaparecer y estaba perdida en algún sitio entre Indonesia y las Islas Galápagos... Esperaba de todo corazón que no se supiera nunca que le había metido a empujones en uno de los armarios evanescentes para que lo probara y que no había vuelto a saber de ella durante meses...

 

Le sonreí sin añadir nada de eso para que Anne no adivinase los jueguecitos del escondite que hacíamos la familia por si acaso no lo entendía. Mi sonrisa desapareció en cuanto llamó a su elfo y le dijo que vigilara al mío de que no se robara nada. Fruncí los morros.

 

-- ¡Eeh! ¿Pero qué te has creído? Harpo es un elfo servicial y honrado, él no le quitaría nunca las escamas al dragón, que lo sepas. Es más, me impediría acercarme a mí para que yo no lo hiciera, para que veas lo buena criatura que es. -- Espera... ¿Había confesado que yo sí estaría interesada en robar escamas de dragón? -- Pero yo no robaría, que conste. Como mucho, sustraería.

 

Me hubiera cruzado de brazos y dado la espalda para mostrarle mi enfado por sus palabras pero... ¡Se tiró al vacío! Demonios, era más peligroso que yo... Quería contestar también a Anne que yo me apuntaba con ella a una carrera con dragones, usando el mío propio de la Potter Black pero la sorpresa me dejó sin palabras. Sólo un momento, que conste. Porque después Anne se iba también y me quedé a solas y me dije "nono, yo no me quedo aquí arriba". Así que conseguí seguirles, mejor no cuento cómo...

 

Llegué a tiempo de ver que mi amiga jugaba a fútbol con algo.

 

-- No juegues ahora, mujer, que tenemos trabajo. -- Mis palabras y las suyas se solaparon. Mientras ella decía que el suelo era inestable yo dije que era mejor que fuéramos con cuidado por si el suelo cedía. Las dos teníamos razón. El suelo cedió. -- ¡Anne!

 

Mi grito llegó tarde. Por instinto, sujeté a Jeremy de un brazo, no porque pudiera impedir que se tirara de nuevo, a lo bruto, como había hecho antes, sino porque esperaba que pensara con lógica.

 

-- No te tires de cabeza, Jeremy. Las parejas muertas en actos heroicos sólo quedan bien en las novelas románticas. Venga, eres de Accidentes. Refuerzo del hueco para evitar más derrumbes y descenso programado. Tenemos que hacerlo sin esperar a tus compañeros por si... está herida.

 

Lo dije flojito... Con lo difícil que era cubrir un hueco de Warlock como para que ahora se nos muriera un miembro y tuviéramos que leer curriculums. Mejor ir a salvarla un poco.

[Matt Blackner]

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Cuando es tu día libre aprovechas para hacer otro tipo de cosas que poco o nada tienen que ver con tu trabajo. Al menos en la teoría. Ese día yo había optado por nadar un poco, relax antes de ir a visitar los negocios. Eso sin contar con Ithilion y sus ganas de chapotear a mi lado.

 

Aunque claro, toda la paz se vio interrumpida cuando un apurado Harpo vino en mi busca. Aun en el agua, escuché atentamente el relato del elfo, uno en el que involucraba a Sagitas, de visita a @ en el castillo de su familia, y a un dragón que parecía haber perdido el control, y ahora, con el castillo destrozado, la Warlock había caido por una especia de agujero.

 

Dejé a Ithilion al cargo de Harpo y desaparecí. Apenas tardé un minuto en vestirme, con un pantalón corto vaquero y una camiseta, mis guantes de piel de dragón al bolsillo, varita e identificación accidentosa, y fui rumbo del castillo.

 

Para cuando al fin llegué a la puerta de la mansión, temía que hubiera pasado algo más. Me preocupaba que Anne estuviera herida, aunqeu sabía que Jeremy se encontraba presente gracias a Harpo, prefería comprobar por mi mismo que todos estaban bien. Asi, llegué hasta el grupo que no había caido por aquel agujero.

- Por que cuando aparece un hueco en el suelo hay un accidentoso presente? - bromeé. Me situé junto a mi madre, observando al zona. - - Sabemos por que el dragón actuó asi?

 

Mientras, ya sacaba la varita, mirando a mi jefe de departamento.

- Aseguraremos el perímetro, y busquemos una forma de poder bajar. Si alguien sabe de primeros auxilios, nos vendría bien. Y si no, tal vez necesitemos algún sanador pronto. - advertí al resto.

[Lisette Ryddleturn]

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La chica llegó corriendo a aquel lugar aferrándose las faldas y con la mirada muy abierta ya que no se había esperado llegar al trabajo y ver aquella nota con enormes letras rojas para que se presentara a trabajar como era debido.

Esperaba al menos ver a su novia ya presente porque era de las que solía lanzarse al ruedo en cuanto alguien la susurraba pero al menos mientras hacía el recorrido para alcanzar al resto, no veía ni sus luces por ningún lado; se detuvo al acercarse a los del departamento que ya estaban en el sitio y se colocó una mano en el pecho intentando retomar algo del aire que había perdido al correr.

-Lamento llegar tan tarde, no encontraba la dirección

Se disculpó apenada colocandose la yema de los dedos en una mejilla con preocupación

-Qué es lo que tenemos que hcer? -preguntó mirando los alrededores y parpadeando unas pocas veces- ha habido un ataque? todos están bien en el lugar?

Sus ojos claros se fijaron en su jefe que ya estaba presente, él siempre era muy responsable.

Pensó en que debía de hacerle notar eso a su novia, su cuñada seguramente le diría que era algo que tenía que aprender; se rió para sus adentros pero no le pareció oportuno hacerlo en el exterior. A cambio de eso, sacó la varita y se remango un poco las mangas anchas del vestido y puso su mejor expresión.

[Hayame Snape Potter Black]

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Acababa de llegar

-Qué dragón de qué o que?

Tanto desvelo le estaba cobrando cuota pero como se suponía que habían ido en plan de labor profesional, se talló los ojos y aguantó un buen suspiro y bostezo, de esa forma esperando evitar que le fueran a meter un coscorrón; al menos había recordado en qué pie iba cada bota y se había colocado la ropa derecha, que si no hubiera dado una imagen muy fea.

Pero aún así e sentía molesta ya que no era de las personas que llegasen tarde a los trabajos pero en aquella ocasión ya medio mundo se le había adelantado, lo que solo hacía prominentes sus ojeras por debajo de los ojos

Menuda suerte la suya

-Buenos días -saludó reteniendo un nuevo bostezo mientras observaba a su hermana ya presente (como si no) y a Matt que parecía ya estar preparándose para todas las eventualidades correspondientes

Sus ojos rojos se movieron unos segundos hasta donde estaba Lisette y le sonrió suavemente y con cariño, antes de volver su atención a los demás

-Entonces, cuál es la situación? -preguntó intentando sonar más seria aunque sus pensamientos en aquellos instantes estaban mucho más ocupados en la efervescente necesidad que sentía por una muy buena y cargada taza de café- solo les escuché decir algo acerca de un dragón?

[Ashley Peverell]

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Llegó aferrandse las enormes faldas de color femenino para intentar evitar pisarlas en la prisa por llegar.

Ella nunca había sido una persona impuntual y por ello quizás se había pillado un poco ofendida con el despertador cuando este no había querido sonar para hacerla llegar como todos los días al trabajo, si bien no solía ser la primera al menos le gustaba pensar que se aseguraba de poder marcar el tarjetón con el horario que le correspondía.

Si no cumplia con ese pequeño vicio que tenía por hacer las cosas de la forma correcta y en orden, entraba en un estado de desesperación que a veces la hacía que lo pagase con las personas que estaban a su alrededor.

Dejó escapar un pequeño bufido parecido al de un gato al hacer todo el camino hasta la mansión de los Gaunt pero se las arregló con su poder para dar un aspecto pulcro e incluso, se pasó la varita de esmalte alrededor del cuerpo para colocarse un perfume ligero pero bastante femenino.

Las primeras impresiones siempre lo eran todo y no iba a perder con aquella.

Dió unos cuantos toquecitos en la puerta para anunciar su llegada pero pudo ver que ya varios miembros de accidentes estaban presentes, en especial los de su familia y su hermana Sagitas.

Claro... ellas siempre iban llegando primero que nadie.

-Cómo está la situación?

Preguntó esperaba que de una forma muy educada y esperaba que no se escuchase demasiado ahogada mientras trataba de recuperar el aplomo y el aliento por las carreras corridas apenas unos minutos antes; de todas maneras, se esforzó en poner su sonrisa más encantadora mientras que movía el cuerpo en una pequeña venia para saludar a los dueños.

-Muy buenas tardes

Dijo con un tono de voz cantarín e infantil.

[Xell Vladimir Potter Black]

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Llevaba un tiempo en el Ministerio, de visita por otros departamentos, en busca de gente conocida. Me habían dicho que Cye estaba trabajando en la planta de Internacional y la estuve buscando de forma infructuosa. Cuando llegué a la tercera planta, Babila se sorprendió verme. Había llegado una llamada de la Warlock Potter Blue pidiendo ayuda en una mansión. Me hizo gracia que Babi sonara tan solemne para referirse a la tía Sagitas.

 

El accidente mágico había ocurrido en la Mansión Gaunt. Era una de las casas de Ottery que no recordaba haber visitado nunca, aunque todo el mundo conocía más o menos la trayectoria de esa familia. Como no me pagan para juzgar sino para hacer trabajo de Restauración de Accidentes, me despedí de Babila y salí del Ministerio. En cuanto fue seguro, desaparecí y aparecí en las calles de Ottery. No me fue difícil localizar la mansión citada pues había una pequeña columna de polvo que salía de los terrenos.

 

Parecía que parte del castillo había colapsado. Recordé entonces que Babi había mencionado un dragón. ¿Estaría volando? ¿Sería del Circo de la tía? ¿Por qué la tía estaba en aquella mansión? ¿Tal vez se le habría escapado uno de los dragones? Esperaba que no fuera eso, también esperaba que hubiera mandado llamar a los enanos del circo, que conocerían al dragón y lograría calmarlo. ¡Pero sobretodo deseaba que no fuera cosa de Bibroncete, mi lindo dragoncillo que vivía allá! Había crecido mucho y era muy travieso.

 

Llegaba tarde. Allá ya se habían reunido el primo Matt, Lissette, las tías Hayame y Ash y, por supuesto, la tía Sagitas parecía meterse en un agujero que había en el suelo, junto a Jeremy.

 

- ¡Buenos días! Lamento llegar tan tarde, Babila tardó en darme el mensaje - era algo injusto culpar al negrito pero sabía que era una verdad a medias. - ¿Qué tenemos aquí?

 

Miraba alrededor en busca de un dragón pero no lo encontré. ¿Estaría dentro del agujero? Me asomé y lancé una exclamación de sorpresa.

 

- ¿Eso es un cuerpo femenino? ¿Está muerta? Espero que el dragoncillo no le haya rostizado del todo. ¿Habéis fortalecido las paredes para que podamos acudir en su ayuda? - Por supuesto que debían haberlo hecho pero prefería preguntar antes de bajar.

[Matthew Black Triviani]

El sol comenzaba a ocultarse, dejando en el cielo algunos rayos de color naranja y rojizos, los cuales eran una clara noticia de fuertes vientos, no es que Triviani supiera de Meteorologista, simplemente que en su tiempo viviendo con muggles, pudo aprender muchas cosas, que quizás hoy le fueran de mucha utilidad. Despegó su atención del atardecer y se encaminó hacia el interior del Castillo Gaunt.

Su lánguida personalidad ya no estaba con él. Por lo contrario, un sentimiento jovial y feliz era lo que lo acompañaba. Tenia tiempo sin salir de paseo por las diferentes familias de la comunidad mágica, y que feliz se ponía. Lanzó sus piernas hacia delante, dando pasos agigantados, notando como su antebrazo izquierdo ardía con latencia, ¿Era buena señal? ¿O simplemente una señal de peligro? claramente, no tenía tiempo para quedarse a tomar una taza de Café con la anfitriona...

Levantó nuevamente su capa, agitó la varita y de ella salio la pancarta que tenía por invitación, dejandola flotando a un lado de los escalones de piedra que medio adornaban la entrada.

@@Mery Gaunt Karkarov @

Editado 26 de Octubre del 2018 por Matthew B. Triviani

[Emmet Haughton Gaunt]

Otro día. En la Biblioteca de los Patriarcas.

 

No había tenido noción del tiempo. Había estado encerrado en su biblioteca personal por horas, o quizás días, sin dormir ordenando, leyendo y apilando la colección enorme de libros que tenía. En una hoja de pergamino habia anotado los tomos de ciertos libro que le faltaban para completar su colección y otros que, seguramente Anne, había tomado. Eso se lo iba a tener que preguntar a ella o enviar a ...

 

- Shave ¿Que haces aquí?

 

Su pensamiento se vio interrumpido por la entrada de su elfo doméstico. Aquella desgarbada criatura sostenía un pedazo de papel entre sus dedos flacuchos.

 

- Amo Emmet. Han dejado esta invitación en las escaleras del Castillo y se la he traído.

 

Arqueó el entrecejo. ¿Invitación a que?. Seguramente del Bando no podía ser porque se tendría que haber enterado.

 

El patriarca tomó el papel y lo leyó una sola vez ... suficiente para saber de lo que se trataba.

 

- Una boda ... meh!

 

Dijo con desgano.

 

- Shave, esta invitación sólo contiene los nombres de Anne y de Mery por lo que a mi no me incumbe - soltó la invitación encima de la pequeña mesa que estaba frente al elfo - Llévasela a ella y de paso dile a Anne que si puede venir a la Biblioteca ... que necesito conversar unas cosas con ella.

 

El inmortal se dio media vuelta, le dio la espalda a su sirviente, y continuó con su labor como si nada hubiese pasado.

 

@

Editado 26 de Octubre del 2018 por Emmet Haughton Gaunt