~ Mansión de la Familia Malfoy ~ (MM B: 100774)

[Balderik Von Alexandros]

La antiquisima casa de los malfoys, uan mansion que tenia historia era mancahada ocn un huragamiento indebido,algo que molestaba al castaño, mientras la batalla se libraba esperaba que nada resultara en verdadero daño.Sus ojos tras la mascara trataban de enfocar todo, pero cada cosa que pasaba por su muerte era la forma de torturar a las intrusas, que en ese momento parecia dispuestas a no dejarse matar, valientes, valientes si pero imprudentes. Su varita permanecia en pose de ataque y listo para resolver cualquier cosa.—Morphos— Dijo hacia Binfeyd y asi cambio su blusa en una serpiente mamba negra que morderia y dejaria su venenvo en su sangre y le dejaria al punto de la muerte. miro ahora hacia el lobo de Arya —¡Oppugno— y este era tras el efecto del control del castaño que tenia el deber de matar a su creadora tras la ordn mental.

[Binny Evans]

En qué momento habían perdido el ritmo, no lo sabía. Bínfeyd parecía desvanecerse tras el efecto mariposa del que tanto le hablaba Arya. Los fuegos malditos de Pik, los leones, impactaron en los pechos de ambas— Aqueora —atinó a decir, pero con eso solo podía aliviar el dolor, pues en parte estaba sanando, y lograba protegerse de cualquier ataque posterior.

 

«Episkey»

 

Bínfeyd sentía el cuerpo chamuscado, la sangre le empapaba el polo claro y podía escuchar el crujir de algún hueso. De seguro el daño era más grave del que creía, pero la varita siempre era útil. Se curó para recuperar la compostura y lograr enderezarse, para volver a desafiar al peligro y porque su compañera la necesitaba. Para que un FMM no fuera suficiente contra ella.

 

«Episkey»

 

Preparaba lo mismo para Arya, porque la chica no merecía sufrir por un hechizo tan cruel. Este le curaría las quemaduras del FMM de Pik y en parte le daría ánimos a constinuar y no rendirse, como una buena fenixiana.

[Arya Macnair]

La sangre le hervía en las venas, respiraba con agitación, llevaba tiempo sin sentir la emoción de un duelo recorrer su cuerpo, durante seis largos meses se había recluido en una habitación con tal de que nada le sucediera a la criatura que llevaba dentro, estaba segura de que su padre jamás se lo perdonaría, si es que sabía de su existencia. Pero ahora, y gracias a Bínfeyd, comprendió que jamás podría renunciar a aquella hermosa sensación, no porque disfrutara asesinando mortífagos, si no porque sus ideales crecían a medida que

comprendía que era lo correcto, poner la vida del mundo mágico y de sus compañeros por encima de la suya.

 

-- Sectusempra -- Bramó con un nudo en la garganta para acabar con la vida de su propia creación.

 

El rayo verdoso surcó la distancia y dio de lleno en el cráneo del Lobo albino que ahora obedecía las órdenes de Kritzai, no existió dolor, tan pronto como el hechizo impactó en su cabeza, el cuadrúpedo perdió la vida,muy al pesar de Arya.

 

Sintiendo el ardor en su pecho aun, se preparó para lanzar una segunda cura para finiquitar esa herida, producto de un Fuego Maldito, pero el alivio llegó más rápido de lo que pudo pronunciar, una sonrisa se dibujo en su rostro, cargada de dulzura, ¿Quién mas podría ser?, aquella mujer era admirable, podía sola, y ayudaba a sus compañeros, había llegado a sentir un gran aprecio por Bínfeyd, aunque le daba curiosidad el hecho de si todos esos cuidados, se debían a que Evans había descubierto el secreto de Arya tiempo atrás.

 

- Morphos – Exclamó, por segunda vez, ahora apuntando a unos de sus zapatos, al parecer su compañera estaba en un pequeño aprieto, nada que no se pudiera solucionar; su calzado se transformó en un perfecto bezoar, el cual la Lockhart tomó con rapidez y generando un pequeño silbido que estaba segura Bínfeyd podría oír, espero a que ésta volteara por inercia ante el llamado de un compañero y le lanzo la pequeña piedra, así podría ingerirla, y curarse de lo que fuere atentara contra su vida

[Binny Evans]

Bínfeyd atrapó el bezoar en el aire y lo tragó como si fuera una pastilla. El veneno de la serpiente ya no hacía efecto en ella y como la cabeza del animal fue aplastada por su talón, volvía a ser el polo claro de siempre. Del que echo mano y colocó de nuevo para cubrirse. Le agradeció a Arya quien le lanzó el remedio y sin más decidieron salir del lugar.

 

—Sabe a zapato... —no era cierto, pero le gustaba ese tipo de bromas tontas y Arya lograría entender— Nos vamos.

 

Evans que apenas y podía con ver a Hank diminuto lo tomó del hombro y a Arya también, los condujo a la salida y desde ahí el trío desapareció completamente ileso y con ganas de más acción.

 

Si el tiempo era propicio quizás volverían a encontrarse, pero por ahora los tres descansarían un breve instante en el cuartel general de la Orden del Fénix.

 

 

Off:

 

Tras innumerables caídas del foro [154564 veces] y mucha frustración sobre todo de Pik ganas de continuar en otra oportunidad, se da por terminada esta redada. En completo acuerdo de Pik Malfoy y Bínfeyd Evans :$ Se le agradece a todos la participación y esperamos volver a encontrarnos pronto.

 

Orden del Fénix

Todos ilesos.

 

Marca Tenebrosa

Todos ilesos.

 

Ajá, nadie va a SM. Mucha suerte hasta entonces.

[Radamantys]

La figura del demonio se materializo en los limites de Ottery, su destino era uno de los hogares mas puros de Ottery, se trataba de la mansion Malfoy, mucho tiempo hacia que no pisaba aquel lugar, si lo pensaba bien no recordaba su presencia en ese sitio si no era por motivos del Bando, hacia mucho tiempo, pero mucho tiempo había estado en contacto con los Malfoy, pero de eso hacia ya mucho.

 

Mas esta vez nada de su bando guiaba los pasos del Slytherin, esta ocasion sus motivos eran privados, el andar de Radamantys era suave , lento pero seguro, su mirada se cnetro en la imponente edificacion, traspaso la entrada y avanzo hasta la enorme puerta que daba la entrada a la Mansion de los Malfoy, Radamantys llamo a la puerta.

 

No tardo mucho tiempo para que un pequeño elfo apareciera en la entrada y se dirigiera a Radamantys preguntando que deseaba, El demonio miro a la criatura y sin prestarle atencion respondio, -Llama a Aleera, dile que Radamantys esta aqui- fueron las unicas palabras que salieron de la boca del Mago Oscuro , el elfo asintio y desaparecio.

[Aleera Lux Evanik Malfoy]

El verano era, quizás, la época favorita del año. Disfrutaba mucho el tiempo que tenía para relajarse y disfrutar de las altas temperaturas. Desde que había regresado se había refugiado en el hogar de sus abuelos, aquellas tierras respetadas por la Comunidad Mágica en pleno.

 

Aleera estaba caminando por la sala, pegada a los ventanales que permitían a la luz del sol colarse en la habitación. Llevaba un libro en sus manos y su mirada no se levantaba de aquellas líneas que parecían infinitas. Sonreía, nutrir su mente era algo que le encantaba. Tan abstracta se hallaba en su lectura que no había percibido el sonido de la puerta y la presencia del mago que preguntaba por ella.

 

 

El elfo invitó al Slytherin a pasar, pidiendo que aguarde en un pequeño recibidor lleno de importantes retratos de magos famosos de la familia. De inmediato cumplió con ir a buscar a la demonio.

 

-Señorita Malfoy, un mago la busca, no se presentó pero pidió por su nombre. –anunció bajando la cabeza ante la mirada esmeralda y curiosa de la hechicera.

 

Las delicadas facciones de la Evanik mostraron duda, sin embargo, se encamino a ser conducida por el elfo tras depositar el libro sobre la mesa mas cercana. Ingresó al sitio donde se halla su misterioso visitante y al atravesar la arcada una importante presencia invadió el ambiente, rodeándola, abrazándola como hacía tiempo no sentía.

 

-Radamantys… -dijo en una dulce voz que resonó como melodía mientras que su mirada se anidaba sobre el mago oscuro- hermosa sorpresa. Ven, acompañame, por favor.

 

Tendió una mano pequeña y blanca al mortífago esperando que éste la siguiera hasta llegar al otro lado de la casa. Llegaron hasta la salida trasera y ella volteó nuevamente centrando su mirada en su compañero.

 

-¿Preferís adentro o afuera? –nuevamente su tono de voz se dirigía como la mas suave melodía- me alegra que vinieras ¿Cómo estás?

[Radamantys]

Radamantys habia sido conducido hasta el pequeño recibidor, no tardo mucho para que la bruja a la que habia ido a bsucar apareciera, lo primero que Radamantys escucho fue la voz de ella, seguia tan dulce como la recordaba, bastante hacia ya desde la ultima vez que hablaran, exceptuando el par de veces que habian salido a atacar lugares odefos, pero esta ocasion era distinto.

 

-Aleera, tanto tiempo- respondio Radamantys a las palabras de la joven, al tiempo que tomaba su mano y se dejaba conducir, -Afuera- respondio el demonio a la pregunta de la chica, entre ellos habia una gran historia, una que el final no habia sido escrito de la mejor manera, pero decian que las finales podian cambiar y ahora el Slyhtiern estaba en el lugar para descubrirlo.

 

-He estado bien, ya me conoces- le respondio Radamantys a su interlocutora, mientras por su mente pasaban cientos de recuerdos, si habia que ser sinceros, la bruja que tenia enfrente habia sido la unica persona que habia estado con el en las buenas y en las malas, no lo habia dejado ni en sus peores momentos y si ahora no estaban juntos era por descicion de Rada.

 

En ese momento el demonio, se pregunto que estaba haciendo, habia que reconocer que Aleera, era un verdadero tesoro, pero y si volvia a lastimarla?, sentimientos encontrados se revolotearon en su interior, mas en ese momento observo a la joven a los ojos y pudo sentirse transportado por ella a aquel mundo de paz que solo ella podia transmitirle.

[Aleera Lux Evanik Malfoy]

-Afuera – respondió el mago a lo que ella sonrió y se encaminó atravesando una serie de enormes ventanales que conducían a un amplio jardín sin límites visibles. Acomodó una parte de túnica, gasa de color rosa tan claro que parecía blanco cubría de los hombros a los pies a la Malfoy.- He estado bien, ya me conoces

 

En ese momento Aleera se detuvo girando, enfrentando y frenando el tranquilo andar del mago, su mirada buscando aquellos ojos oscuros que la llevaban a un sitio lejano. Los rayos del sol de aquella tarde que acababa destellaron en la melena castaña de la Evanik desprendiendo notas doradas. Encontró aquella mirada que buscaba, profunda, oscura, única; aquellos ojos que le daban sentido a su mundo. Levantó una mano hasta dejarla flotando a pocos centímetros de la piel en el rostro de Radamantys y sonrió suavemente.

 

-Si, te conozco –le dijo en un tono de voz bajo que no perdía melodía.

 

Antes que perdiera el control de sí misma retomó el paso con el demonio a su lado. Le parecía un sueño, no quería despertar. Después de todo lo que habían pasado allí estaban. Un frase se antepuso a todos los recuerdos que la mente de Aleera trataba de revivir “Si un final no es feliz, entonces no es el final” ¿Sería que aquel corte en su relación solo fue parte de la trama pero no el desenlace? ¿Sería tan bondadosa la vida de permitir a un amor tan grande y puro ser real o solo, para preservar un equilibrio, los mantendría alejados?

 

Trató de controlarse, sentía nuevamente su cuerpo lleno de vida, sentía su corazón latir otra vez cerca de ella. Al terminar ella había quedado muerta en vida, despojada del sentimiento mas inmenso que alguien pudiera anidar y, su corazón, pertenecía ahora al Slythrin aunque él no sabía que lo llevaba. Continuó su andar delicado y cuando supo que podía controlar su voz preguntó:

 

-¿Puedo ofrecerte algo de tomar y comer?

[Radamantys]

Radamantys negó con la cabeza ante el ofrecimiento de Aleera a algo de comer o beber, en ese momento lo único que deseaba era un poco de paz en compañía de la bruja que estaba con él, siguieron por aquel amplio jardín, al cual le había llevado la Evanik, no había la menor duda del exquisito toque de los Malfoy en cuestión de decoración, todo estaba en su lugar.

 

Llegaron hasta una zona central, llena de pequeñas bancas de piedra que servían para que lo paseantes se sentaron a descansar, a contemplar el lugar, varios pavo reales de color blanco se paseaban, a la derecha se encontraba una pequeña fuente que desbordaba agua en lo que parecía ser un pequeño lago aunque de manera artificial, la magia solía dar hermosos espectáculos.

 

Radamantys se sentó en una de aquellas bancas de piedra e invito a Aleera a seguirle, la bruja no tardo en acompañarlo, una vez que ambos magos estuvieron sentados Radamantys centro su total atención en la bruja, muchas cosas habían pasado y nos e habían dado la oportunidad de hablar o preguntarse el porqué, Slytherin había vagado pro un sin fin de lugares.

 

Ahora una vez más regresaba hasta la presencia de Aleera, el motivo no lo sabía, simplemente había sentido un tremendo vacío en su ser, se había sentido solo, se había sentido abandonado y poco valorado y aquella bruja que estaba frente a él era la única que realmente había valorado al demonio con todos y cada uno de los defectos que poseía que no eran pocos.

 

Un suspiro escapo de Radamantys mientras tomaba entre sus manos las de Aleera, -Hace mucho tiempo que no se de ti- susurro sin levantar la vista, sin atreverse a mirar los ojos de la bruja, las mano de ella entre las de Radamantys causaban un efecto reconfortante en el demonio, podía sentir el calor y sus recuerdos se disparaban, recordando las caricias que aquellas manos le habían dado.

 

-No debes desaparecer así- agrego aun con la vista baja, su garganta empezó a resecarse, era como si le hubiesen aplicado un Seneca, una suave sonrisa se dibujó en los labios de Radamantys ante el pensamiento de que la nigromante lo hubiese usado en su contra, claro estaba que era un simple pensamiento que Radamantys había tenido, más le hacía un poco menos nervioso el momento.

 

En ese momento Radamantys levanto los ojos y se encontró con los verdes de Aleera, expectantes y fijos en él, en cada facción en cada expresión y en cada movimiento la bruja demostraba que aun Radamantys vivía en su corazón, Por un instante el Slytherin no puedo despegar la vista del rostro de ella, esos ojos que tanto le habían transmitido, esos labios que habían recorrido todo su cuerpo.

 

Todo regreso a su mente con total claridad, por qué se había enamorada de ella, por qué se habían separado y el sentimiento que aun crecía en su pecho, era como querer dominar una bestia dormitando en su interior, era más fuerte que el mismo Radamantys que trataba de ignorarlo, -Quiero saber que ha sido de tu vida- pregunto ahogando en su interior la pregunta que en realidad quería hacer ¿Aun me amas? , pero no tuvo el valor, se desarmo ante eso no quería oír lo que ella dijese o a lo mejor tuviera miedo.

 

Radamantys se aclaró la garganta, -Creo que ahora si necesito algo de beber- pidió a Aleera con una sonrisa mientras seguía sosteniendo sus manso entre las suyas, acariciando suavemente el dorso de etas con el dedo índice, por un momento la paz se apodero de Rada, mas a momentos aun sentía aquellas punzadas de dolor que no le dejaban vivir en paz.

 

Tal vez ese era el motivo por el cual estaba ahí, buscando en la única persona que le había amado realmente, pero si lo pensaba era egoísta, ya que ella había dejado sumida en la tristeza y ahora derrotado el gran Radamantys regresaba y se postraba ante Aleera, una suave brisa mecía las hojas de los arboles ye l sonido de las aves llegaba hasta sus oídos.

[Aleera Lux Evanik Malfoy]

Si la gente pensaban que nada superaba a los sueños le habían mentido. Deseaba tener el poder de congelar el tiempo y nada cambiara entre ellos. Podía sentir su corazón, su sangre, todo volvía a funcionar como correspondía en su cuerpo. Trataba de evitar la mirada del mago, era una debilidad, podía perderlo todo.

 

Él se detuvo en uno de los asientos de piedra que estaban dispuestos para disfrutar de aquel hermoso lugar. Un jardín con las mas exóticas y distinguidas especies de la naturaleza (mágica y no mágica) que solo una familia de gran envergadura podía solventar. No se negó, no podía hacerlo incluso de haberlo deseado, su voluntad se inclinaba a lo que mandaba su corazón. Con delicadeza se acomodó al lado del mago y se dignó a buscar una vez mas el rostro pero él miraba a sus manos que pronto encontraron las de la bruja.

 

-Hace mucho que no se de ti – las palabras que emitió el demonio le sonaron como una declaración. Muchas respuestas posibles pasaron por su cabeza pero aguardó en silencio observando su compañero- No debes desaparecer así.

 

Las manos de Aleera temblaron ligeramente, si aquello fue imperceptible era gracias que el Slytherin las tenía entre las suyas. El pecho de la Evanik se movía acompasadamente de arriba abajo, mientras que los nervios la invadían. Tenía miedo que al responder lo perdiera para siempre. Al cabo de unos segundos eternos fue a separar los labios aunque al contacto con los ojos de él estaba perdida, bajo su voluntad.

 

-Quiero saber que ha sido de tu vida –le dijo mientras ella pensaba ¿Qué vida? Había muerto el día que lo perdió, que su presencia había dejado de ser un sol mientras que su mundo se congelaba. Ni ella sabía qué había sido de su vida. Parecía bajo efectos de algún hechizo confundus.

 

-Ahora si quiero algo de beber –añadió el mago oscuro y la mortífaga no pudo ocultar la felicidad. Su presencia se prolongaba un poco mas, el tiempo que duraba la bebida, al menos. Chasqueó los dedos sin despegar sus orbes verdes de él y al instante el elfo apareció con profundas reverencias.

-¿Desean algo los señores? –preguntó con su vocecilla aguda

 

-Lo que el Señor desee, Max –ordenó Aleera suavemente- Pide lo que sea, te lo contaré todo.