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~ Mansión de la Familia Malfoy ~ (MM B: 100774)


Crazy Malfoy
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Parecia que el tiempo no avanzaba y al parecer la bruja se mostraba resistente a las preguntas de Radamantys que endurecio el semblante pues ninguna de sus preguntas eran respondidas, en ese momento Aleera llamo al elfo, -Un vaso de vino de elfo- pidio el demonio sin observar a la criatura y el elfo después de escuchar lo que queria la Malfoy, desaparecio.

 

No transcurrio mucho para que el elfo regresara con las bebidas, el tiempo que desaparecio Radamantys se levanto y emepzo a caminar de un lado a otro con los brazos cruzados y la mirada en el piso, podia sentir la mirada de Aleera clavada en el, mas algo no estaba bien, algo no estaba encajando en aquello, el demonio tenia el vaso en la mano derecha.

 

Tras detener su andar el demonio llevo el vaso hasta sus labios y degusto el dulce sabor de aquel vino, despues de aquello se detuvo y clavo lo ojos en Aleera, el verde esmeralda de estos fue como una desacarga electrica, el solo verlos le traia tantos recuerdos, -Y bien?- pregunto Radamantys, queria que ella le respondiera sus preguntas antes de seguir adelante.

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Mientras el elfo cumplía su orden la mirada esmeralda de la Evanik seguía el andar del Mago Oscuro. Parecía que aquello los ponía nerviosos a los dos, era como tener que justificar la ausencia del tiempo. Buscó las palabras idóneas para dar una respuesta pero no había forma de disfrazar la verdad. Tenía miedo de decirlo pero, a la vez, sentía la necesidad de recordarle su amor. La criatura entregó el pedido y Rada llevó un sorbo del espectacular vino a su boca mientras que buscaba los ojos de Aleera.

 

-¿Bien? –dijo.

 

-Lo intenté –explicó ella suavemente mientras bajaba la vista a la copa y acariciaba el borde-, cuando me abandonaste lo intenté. Quise recuperarte, buscarte, hacer todo lo que se me ocurrió en mi desesperación… y todo fue insuficiente. Los dos sabemos que cuando tomas una decisión difícilmente algo la derribe –ella levantó la vista y encontró que él la observaba con atención. Nuevamente bajó su mirada a la bebida o podría explotar en sentimientos- Te había perdido y eso fue… No sé, me habían dicho que no mueren los demonios pero eso no era vida. No quería vivir e hice todo para acabar con mi existencia.

 

Aleera sin tocar el contenido depositó el trago a su lado. Llevó las manos a ambos lados de su cabeza moviéndose con delicadeza y pasó los dedos entre sus cabellos. Al final, continuó.

 

-Cuando amas a alguien, tanto como yo te amo, con todo mi corazón, mi existencia, mi ser… no podés apartar ese sentimiento como si nada. Cuando te lo arrebatan sigue existiendo con la misma fuerza. Y si lo que sentís no puede ser amor… te mata. –explicó ella, aunque en ese momento ese amor parecía ser su alma misma- Me fui, volviendo sobre mis pasos, recorrí algunos países de América Latina y Asia buscando que algo acabe conmigo. Finalmente, un día, encontré algo. No era lo que buscaba sino lo que necesitaba.

 

La Malfoy frotó con nerviosismo sus manos buscando como continuar para justificar con su presencia. Sentía miedo que el motivo de aquella pregunta fuera que Radamantys se sentía dañado de tenerla ahí, mientras que ella solo estaba para recordarle que le pertenecía. Respiró profundo y continuó.

 

-La muerte no era una opción, lo es solo para cobardes. Vos me habías enseñado a ser fuerte, vos tenés mi corazón y mi alma. Así que decidí volver a donde pertenezco a cuidar de lo que es mío. A despertar una vez mas a la vida así fuera por un breve instante.

 

Una mano temblorosa pasó por su mejilla borrando el rastro de una lágrima que no pudo contener. Quería abrazarlo y no soltarlo mas, quería que todo fuera como antes, y crecer juntos. Sentía la presencia del Slytherin y casi juraba percibir su mirada poderosa sobre ella.

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Radamantys se quedo quieto, sus ojos negros esta vez no se movieron de Aleera, cada palabra que ella decia era procesada por la mente del demonio, que simplemente seguia de pie escuchando, realmente era cierto que Radamantys podia ser una persona extremadamente necia, pero siempre solia actuar en beneficio de los que queria y los que apreciaba, a su manera pero asi era slytherin.

 

Despues de que Aleera terminara, Radamantys nego c con la cabeza, de manera lenta llevo el vaso hasta donde habia estado sentado, -Mi vida es complicada - le susuro mirando aquellos ojos verdes que undia fueran el motor de su existir, -A veces ni yo mismo se a donde va a parar- agrego Radamantys y acaricio la mejilla de la bruja con la mano derecha.

 

-Te deseo lo mejor en tu vida, se que te ira bien- agrego y se aparto guiñandole un ojo y con una de aquellas caracteristicas sonrias que poseia, -Si un Fenixiano te molesta......- agrego hacieno una pausa y ampliando la sonrisa, -Solo toca la marca- ffinalizo enseñandole la marca tenebrosa que estaba grabada en su antebrazo, depues de aquello , Radamantys atraveso la mansion y na vez fuera desaparecio.

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Presente, 7 Meses después…

 

Los meses pasaban lentos, no sentía el tiempo mientras se encontraba ahí encerrada en su habitación. Se encontraba completamente agotada, ya no tenía voz ni podía moverse; ya su cuerpo no le respondía como antes y lo único que sentía era los movimientos del bebé en su vientre. No entendía aun, ni ella misma sabia como seguía vivo o viva, llevaba meses sin comer y sus pensamientos tampoco comprendía como alguien como ella volvía a quedar embarazada justamente cuando las cosas se ponía cada vez peor, perdiendo todo tipo de sentimientos mientras transcurría el tiempo.

 

Sus ojos se comenzaron a cerrar, tal vez esa sería la última noche que aguantaría algo así. El calor que sentía en todo su cuerpo era producto de la fiebre, dormirse significaba involucrarse en un mundo lleno de pesadillas o alucinaciones, pero su mente completamente agotada solo quería rendirse, no quería despertar otra vez más. Escuchó el repentino sonido de la puerta abrirse moviéndose, hizo su mayor esfuerzo por levantar la cabeza y ver a la persona que entraba.

 

-Señorita Malfoy, lamento decirle que no hubo respuesta - Habló Mafalda, le costó entenderla. Sus ojos se habían cerrado sumergiéndose en un mundo de sueños de nuevo.

 

˜°˜

 

10 años atrás.

 

-¿En serio? ¿Banshee? Tu definitivamente quieres infartar a tus hermanos y de por si te llevas a tu hermana menor. ¿En qué piensas Afro?- Comentó un hombre repentinamente, se encontraba enojado mientras Afrodita estaba acostada tranquilamente en la cama viendo con diversión como se movía de un lado a otro.

 

-Más divertido será ver la cara mis hermanos enterándose de esto, te van a matar y luego tu novia te terminará de destrozar en cuadritos –Dijo llena de diversión Afrodita, la cara del chico era todo un poema desde que había dicho esas palabras causado que se riera más la chica. Estaba divirtiéndose de lo lindo con aquello, sabía lo que andaba pensado y el remordimiento que sentía en ese momento.

 

-Eres tan peligrosa, ojala que tú veneno nunca te toque- Le respondió.

 

-¡Jamás! Pero dejar de pensar tanto, ¿Qué importa que sea banshee? ¿Te afecta la decisión? Tú tomaste la tuya, ahora yo tomaré la mía. – Las expresiones de la hechicera dejaron de ser divertidas hasta ponerse seria –Yo no te pertenezco, ni a ti ni a nadie. Así que al menos que pienses regresar a la cama, puedes irte antes que aparezcan mis hermanos.-Anexó, el desafío que transmitía su mirada era peligroso, no hizo falta decir nada más cuando comenzaron a tocar la puerta y desapareció el Hanzo en un instante.

 

-¿Quién era? –Pregunto Ludwig con la ceja levantada después de verla.

 

-Nadie- Respondió tranquilamente.

 

˜°˜

Presente

 

De repente se despertó, el corazón lo sentía acelerado por aquel recuerdo olvidado en el tiempo. Recordarlo era una pésima idea, su mirada se encamino hacía la ventana dándose cuenta que ya era de noche. Se hallaba sola en la habitación, aprovecho que no estaba el sanador ni la elfina para levantarse, le costó mucho la acción hasta que llego al piano de la esquina de su habitación y comenzó a tocar. Todo el mundo se encontraba durmiendo sin embargo alguno otro se daría cuenta de las tonos suaves y melancólicas que transmitía la canción.

 

-¿Por qué?- Se auto pregunto cuando sus dedos dejaron de pasearse por el teclado y se dirigieron a su abdomen abultado sintiendo como la magia fluía en la zona, estuvo un momento su mano ahí hasta que apreció una patada que le hizo quitar la mano inmediatamente. Era un bebé pequeño de 6 meses que nadie vio venir, uso pociones todo el tiempo para que nadie lo viera, por una extraña razón quería protegerlo a él o ella. Llevaba días pensado quién se podría quedar a cargo si sobrevivía, al pensar de todo era un milagro hermoso después del anterior aborto que tuvo.

 

-Gabrielle sería la indicada – Pensó mientras sus manos se volvían a colocar en el piano para tocar una buena canción.

˜°˜

 

6 años atrás…

 

La fiesta estaba en su mejor momento, se escuchaban los gritos de la gente en una mezcla de licor y excitación. Afrodita estaba encargada de la fiesta junto al hipertrío, aunque debía admitir la bruja que llevaba unas cuantas horas que no veía a las chicas y eso era realmente raro. Seven **** había sido una fiesta exitosa, especialmente cuando llego el pecado capital que a todo el mundo le gustaba cometer, lujuria. Comenzó a mirar a todo el mundo que se encontraba concentrado en su pareja, pero en ningún lado veía a la coneja y eso causo que las alertas se dispararan.

 

Camino por toda la habitación hasta que la vio hablar con un mago, no pudo visualizar bien quien era, pero llego a ver como Gabrielle comenzó a alejarse corriendo hacía las escaleras. Sus sentidos se alertaron y la siguió hacía arriba donde vio la puerta del baño abierta y como vomitaba todo en el proceso.

 

-¿Seré tía? – Fue la simple pregunta que le hizo a Gabb causado que la diera chance para mirarla feo y seguir con su labor.- Vale, ¿Esposo o amante? Sabes, mejor no quiero la respuesta. ¡Felicitaciones! –Agregó divertida, cerró la puerta rápidamente antes que le diera chance a la Black de tirarle algo a la cabeza.

 

˜°˜

 

Presente

 

-¡Señorita! ¡Señorita! –Apareció la Elfina de repente saltando de un lado hacía otro sacándola de su recuerdo, aún sentía la alegría de su amiga un tiempo después sobre aquella noticia. Se dio cuenta que tenía una carta, su corazón comenzó a latir rápidamente emocionada pensado que tal vez se tratara de Gabrielle. Se la quitó de las manos y comenzó a leer, no se trataba de quien pensaba, pero igual se sentía emocionada.

 

-¡Ay Lud! aún quieres envenenarme –No pudo evitar soltar una carcajada, pensado especialmente en la ironía de la última frase “Te llevaré un pastel de chocolate delicioso, te encantará” –Si supieras…-

 

˜°˜

4 años atrás.

 

 

Todo estaba planificado, los erumpents, grifos, hipogrifos y otras bestias. Tenebrus quedaría a cargó de su hermana Avril, en cambio ella tenía la misión de sacar a los Erumpents y comenzar a destrozar el estadio de quidditch junto a otros compañeros Mortífagos, una tarea bastante divertida. Sentía la adrenalina antes de una misión, especialmente cuando se montón sobre el animal y agarro las cuerdas para sostenerse.

 

-Ten cuidado Afrodita, esa bestia es igual que tú –Comentó una compañera poniéndose la máscara –Nadie la domina, siempre tira al que la monta –Anexó.

 

-Entonces esto será una competencia de poder – Le guiño el ojo antes de comenzar a hacer camino, otros dos erumpent’s la acompañaban, ese día habría mucha sangre.

˜°˜

Presente

 

-El veneno de un erumpent es mortal….- Susurró, levantándose para ir hacía la ventana. Observar las estrellas la tranquilizaba, ahí por los menos podría ver lo que quedaba del hipertrío en el cielo, sabía que pronto sería una estrella más, que todo el mundo vería pero nadie sabría quien fue en realidad.

Editado por Afrodita Malfoy
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El tiempo no había pasado para la arpía. La joven de cabellos castaños y ojos de color miel seguía exactamente como hace unos años atrás, salvo por su ahora tan marcado acento francés y el nuevo anillo de compromiso en su mano izquierda. Gabrielle había sentido una extraña necesidad de volver al mundo mágico, mismo del que tiempo atrás, huyó a causa de tanto sufrimiento.

Sus pasos lentos y acompasados, como siempre, eran casi inaudibles aún con la tranquilidad de la noche y la capa azul añil guardaba, como siempre, su esbelta figura de ballerina. Debajo de la capucha que cubría su castaña y ondulada cabellera ocultaba también su mirada miel que se mantenía fija en aquella mansión, Malfoy, misma que en su vida mágica nunca se había atrevido a pisar.

Caminó hasta la puerta sin titubear y observó a una rubia por una de las ventanas; enojada, la Delacour se abrió paso hasta llegar a lo que ella pensaba que podría ser la habitación de la chica rara que alguna vez le había tocado conocer.

- Afro est une dramatique... je dois venir chez elle, ça n'est pas possible...

Mientras más se acercaba al cuarto, la antes Auror y mucho antes mortífaga se iba deshaciendo de sus guantes satinados haciendo notar su blanca piel y la horrible cicatriz en su antebrazo izquierdo, producto de tratar de quemarse el brazo para desaparecer la marca de mortífaga.

- Où est... où est... - balbuceaba mientras se acercaba la habitación, azotando de golpe la puerta que la separaba de la rubia que algún tiempo atrás había sido su compañera, amiga y cómplice de varias excentricidades.

- Tu es fou? Qui est qui passe?! - su ceño marcaba furia pero su voz la delataba, el miedo y sentimiento le hacían agudizar su tan casi seductor tono francés que siempre había ocultado con su depresión.

Se acercó apresurada a la banshee tirando al piso los guantes y bajándose la capucha haciendo que sus cabellos castaños cayeran sobre sus hombros. Le miró a los ojos y le abrazó, casi como si la distancia nunca las hubiera separado.

 

- ¿Qué pasa? Sentí algo feo mientras estaba allá... ¿El hipertrío está bien? Te ves pálida...

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8 años atrás

 

El crujido de las espadas resonaban en toda la habitación, parecía un baile sincronizado entre dos personas, dos hermanos que no se cansaban de pelear una y otra vez hasta quedar agotados. Afrodita se movía con agilada y gracia, sus movimientos eran estratégicos; en cambio Ludwig se movía con determinación, eran golpes precisos y fuertes capaz de matarla en cualquier descuido. El sudor goteaba del rostro de ambos, la adrenalina y el frenesí de la batalla a ambos les gustaba.

 

-¡Lud!- Exclamó la Banshee enojada cuando vio que estuvo lo suficiente cerca para destrozarle el brazo sino se hubiera alejado a tiempo, tenía una cortada más o menos grande la Mortífaga y la sangre fluía.- Arregla esto – Anexó, sentándose enojada en el suelo mientras su hermano saboreaba la espada probado su sangre.

 

-¡Victoria!-Gritó el Nigromante, no pudo evitar levantar la ceja. Agarró una piedra que consiguió en el suelo y se la tiro en la cabeza.

 

-Me arreglas la cortada o tendrás problemas- Se limitó a decir la Rubia. Ludwig dejó la espada a un lado y se acercó. Tuvo mucho cuidado curándole la herida, asegurándose que no le doliera cuando la cerraba. No se disculpó, esa cualidad no la tenían los Malfoy’s pero si tuvo el detalle de sanarla.

 

-¡Listo! Ahora vamos a comer pastel de chocolate con fresa – Dijo el Mortífago.

 

-Ni loca, a saber qué nuevo experimento de veneno tienes a la mano –Le respondió la Ojiazul mientras se le tiraba encima y lo abrazaba –Mejor vamos a beber un poco. ¿Qué tal Dark Palace? No hay nada más divertido que enojar al ‘Lord’ –Agregó divertida.

 

-¡Hecho!-

 

˜°˜

 

Presente

 

-¿Mafalda?- Llamó en un tono suave, causado que al elfina pareciera en su habitación de manera repentina. –Lud no creo que llegue a tiempo, llama a Valkyria y mucha discreción. –Le ordenó.

 

-Señorita Malfoy, la mayoría de los familiares ya se preguntan que pasa-Comentó la elfina – Especialmente porque hay seguridad en este piso.-

 

-Creerán cualquier cosa menos que se tratan de mi –Fue la simple respuesta que dio. La Mortífaga con paso lento se movió a la cama, cada paso le costaba más hasta el punto de que si no ponía cuidado se caería, pero en ningún momento pidió ayuda. Vio la mesita de noche y simplemente quiso vomitar viendo tantos medicamentos y pociones, la fiebre había bajado un poco así que aprovecho y se acostó a dormir.

 

˜°˜

 

7 años atrás

 

El desafío se sentía entre los dos, ninguno quería ceder. Dos mortífagos sentados y con los brazos cruzados, cualquiera que entrara le parecería divertida la escena, exceptos ellos que consideraban tonta la discusión. El punto de vista de cada uno era diferente, sin embargo la terquedad de Afrodita y la competencia de Cubías causaba que ninguno de los dos accediera.

 

-¿Por qué?- Preguntó Cubias de mal humor.

 

-Porque no quiero – Fue la simple respuesta de la Rubia.

 

-¿Los otros si? ¡Soy tú hermano!- Respondió enojado.

 

-Por lo mismo, eres mi h-e-r-m-a-n-o –Deletreó Afrodita, aunque no pudo evitar reir.

 

-Que sepas que seguiré molestándote, quiero esa foto – Fue lo último que le dijo el Ángel Caído antes de irse enojado.

 

-Yo también te quiero hermano –Gritó la Mortífaga para que lo escuchará. No pudo evitar reírse, así siempre era el trato que se tenían ambos, pero al final del día alguno accedía de alguna manera al otro.

 

˜°˜

 

Presente

 

Se despertó, ya no sentía diferencia entre día y la noche, sin embargo miro hacía la ventana y se fijó que era de noche de nuevo. Mafalda no la había ido a molestar, así que se levantó y fue hacía la ventana intentado usar la última energía que le quedaba para mirar el cielo estrellado.

 

-Gabb…- Murmuró, sintiendo como el collar que se encontraba en su cuello comenzaba a calentarse y brillar, vio la sombra por el patio pero no lo creía posible ¿Era su amiga? ¿Estaba aquí? Un sentimiento de preocupación la rodeó, no sabía que explicación le podía dar y no era un buen momento para un recuentro, pero sin embargo sintió tranquilidad, no estaría sola. Escuchó como la puerta de su habitación se abría a los pocos minutos y escuchaba su voz de nuevo.

 

-El hipertrío está muy bien, separado pero bien –Le respondió mirándola fijamente, apreció el estado de Gabrielle Delacour y no pudo evitar sonreír viendo que se encontraba bien.- Sin embargo, creo que esta es la última vez que me veras- Agregó, acercándose a la cama y sentándose en la orilla. Supo inmediatamente que se fijó en el vientre abultado y en el físico demacrado que poseía.

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- Tu es gross... - musitó mientras observaba su abultado viente y corrigió de inmediato - ¿Estás embarazada?

Gabrielle se dejó caer sobre la cama sentándose a lado de la Malfoy. Su mirada se paseaba entre su vientre y poco a poco sus ojos se centraron en el rostro de su compañera. Una sensación de culpabilidad recorrió su cuerpo y un suspiro hizo que su cuerpo se relajara.

No tenía idea de qué pasaba, el semblante de su ex compañera mortífaga le preocupaba y veía como la piel sudada delataba los grados de temperatura que le carcomía el cuerpo a la banshee.

- Tu es malade, tu dois reposer... tu as fais chose? Perdón ¿Qué hiciste?

 

La ex auror observaba minuciosamente la habitación buscando señales de alguna locura de la banshee... hasta que su mirada miel recayó en la repisa llena de pociones y bebidas.

- ¡Afrodita! ¿Estás loca? Y la... - la Delacour bajó la mirada en dirección de su abultado estómago sintiendo un golpe de melancolía por la hija Rexdemort que pudo haber tenido- la criatura... ¿Estás consiente de la estupidez que estás haciendo?

 

Balbuseando en francés, la arpía maldecía a su compañera con la cara entre las manos. Tantos recuerdos y tantas cosas que había dejado atrás y ahora, ahora todo se desplomaba. Tranquilizándose un poco acarició su anillo con la otra mano y suspiró, recobrando la poca cordura que le quedaba.

- Estás mal... Estás tomando casi exactamente la misma vía que traté de tomar yo... - bajó la mirada, sus ojos delataban unas lágrimas y apresuró a borrarlas discretamente con su mano; regresando la mirada y tomando la mano de su compañera prosiguió.- y ¿Qué es lo que buscas con esto? El dolor no se irá...


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Je sais que je suis dégoûtant- Respondió en Francés, agarró las manos de Gabb y la apretó. Espero que se calmará, sabía que muchos pensamientos iban y venían a la Delacour, más que todo recuerdos, últimamente ella misma recordaba muchas cosas olvidadas en el pasado. No tardaría en comenzar a explicarle la situación a Gabrielle, ¿Por dónde comenzar? Fue el primer pensamiento que paso por su mente hasta que bajo su vista y miro la mano con la sortija.

 

-¡Felicitaciones!-Intentó abrazarla, pero luego se alejó. Quiso varias veces hablar, pero las palabras no salían de sus labios, nunca recapacitó que llegaría este momento y de todas las personas que pudo imaginar esa noche en su habitación, jamás habría pasado por su mente que sería su amiga Gabb.

 

-Hace unos años trabaje en una misión especial, tenía que controlar tres erumpent para destrozar el estadio de quidditch mientras secuestraban al Ministro de Magia. El trabajo iba muy bien, definitivamente disfrute cada muerte, pero cuando fue la huida perdí el control de la bestia y me caí, me embistió tan fuerte que caí contra un árbol inconsciente y desperté a los días.-

 

- Tenía todo el brazo izquierdo vendado cuando desperté, no recordaba mucho. Todo el mundo en San Mungo me miraba extraño, como si estuvieran viendo un fantasma. ¿Adivina que pasó cuando vi a un sanador? Me dijo que tenía veneno de erumpent en mi organismo, que aunque me quitaran el brazo izquierdo seguiría esparciéndose-

 

-Le pregunte que si había manera de extraer completamente el veneno, ahí fue cuando el sanador puso su cara de idi*** con lastima diciéndome ‘No hay cura, el bezoar te podría calmar pero no es lo suficiente potente para un veneno tan raro y destructivo-

 

Afrodita se mantuvo el silencio unos cuantos minutos, esperaba que Gabrielle procesara la información. Eso explicaba el aspecto de ella en ese momento, especialmente las pociones y medicamentos, jamás quiso asustarla de esa manera y estaba bastante afectada contado todo en voz alta. Era algo que nunca había hecho desde que le dieron el diagnostico.

 

-El embarazo, fue inesperado… Yo no puedo tener hijos, debido a mi condición y que podrían quedar infectados. Simplemente sucedió en uno de mis descuidos y adelanto mi muerte-

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Gabrielle contemplaba tratando de soportar el nudo en la garganta, escuchaba atenta cada palabra que la banshee decía y su mirada cada vez demostraba el terror de perderla. Su amiga y compañera de batallas, saqueos y hasta id**teses ahora parecía estar en las últimas.

 

Sin saber qué decir la miró a los ojos, desconcertada, las palabras no salían de su boca y trataba de balbusear aunque fuera, pero no había palabras en francés, inglés o español que la bruja encontrara para demostrar lo que sentía.

 

- Y... ¿Qué pasará contigo entonces?

La frialdad en sus palabras se hizo evidente, la antigua Black solo conocía dos estados: indiferencia y depresión optando por la primera para ocultar su preocupación. Miró a la hiper y tomó su mano tratando de demostrar algo de cariño, apoyo... ayuda pero sabía que de nada servía, solo quedaba esperar su decisión.

 

Como si un rayo la golpeara, la arpía se levantó de inmediato, soltando su mano y mirándola a los ojos casi anonadada.

- ¿Y el padre? ¿Sabe de esto o...? - calló de inmediato, si el hombre que le había hecho eso no estaba en ese momento debía ser nada mas y nada menos que en vano nombrarle. - Solo ocupas reposar mon amie, ça ira bien...

 

Trataba de sonar tranquila, pero su mente repasaba cada posibilidad de mantenerla con vida, a ella y a la criatura.. aún así no lograba hilar algo para salvar a la pequeña punta del trío. Sentándose de nuevo a su lado, dejó que un suspiro se le escapara, volvió a tomar su mano sin saber qué hacer, solo demostrar algo de apoyo y evitar caerse en pedazos con tan brutal noticia.

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El "tic tac" del reloj que colgaba en la pared frente a la Malfoy estaba a punto de volverla loca, un movimiento de su varita, incluso un impulso violento de ella, harían que el sonido terminara. Pero no, ella tenía que serenarse y poner atención en la hoja en blanco que tenía sobre su escritorio. Llevaba más de una hora intentando escribir la primera línea de la carta que tendría que mandar al extranjero, era una simple misiva sobre la duración de su viaje pero la mortífaga no tenía cabeza para nada.

 

La sensación opresiva en su pecho la desconcentraba, la ofuscaba. No, algo iba mal. Con una mueca de dolor llevó una de sus manos hasta su nuca y la acarició por debajo de su larga cabellera. Suspiró y se levantó al tiempo que chasqueaba los dedos. Una criatura no mayor al metro y veinte apareció delante de ella, su rostro era alargado y sus ojos redondos parecían cubrir la mitad de su cara. La elfina la miró con curiosidad antes de hacer una reverencia frente a su dueña, era sumamente extraño que la mortífaga la llamara en un momento como ese.

 

—Jane, necesito mi pulsera —rogó la mujer alertando a la criatura, quien de inmediato desapareció.

 

May pareció perder la noción del tiempo y el espacio en el breve lapso de tiempo que tardó la criatura en volver con una caja negra de terciopelo. Sus ojos estaban clavados en la pared contraria al reloj cucú, en el exterior una fuerte lluvia caía. Jane carraspeó y la bruja regresó a aquel momento, sacó su varita y comenzó a murmurar una suave letanía sobre la caja hasta que un click le avisó que había conseguido abrirla. Dentro de ella, sobre una almohadilla de satín se encontraba una pulsera con un sinfín de dijes que permanecían en reposo, sin brillo.

 

La mortífaga se mordió el labio cuando extendió su mano para tomarla, temía lo que pudiera pasar cuando ella la tocara. La pulsera vibró con su contacto, como si recobrara parte de la vida que había perdido en ese tiempo. Ella se mordió más fuerte pero, uno a uno, comenzó a revisar los cristales. Isabella estaba bien, Marine estaba bien, Troon también... ¡Afrodita! Algo ocurría con su hermana, su hermana mayor estaba mal. La Malfoy trastabilló cuando dio el primer paso para salir de la alcoba en la que se encontraba, no era posible que estando en la mansión nadie hubiera tenido la delicadeza de avisarle.

 

 

A pesar de no estar lejos de la alcoba de Afrodita su respiración se aceleró, entre la carrera que había dado de su habitación y su intranquilidad pronto terminaría en el pueblo. Había alguien más con su hermana, escuchaba las voces en el interior pero... ¿quién era? El acento era francés pero ella estaba segura de conocerlo. ¿Debería llamar antes de entrar? Miro la pulsera que mantenía aún apretada entre sus dedos. No, que le perdonaran los modales aquel día, ella necesitaba ver a su hermana en ese mismo instante, no volvería a cometer el mismo error que había hecho con Lilian.

 

—¡Afrodita! —entró llamando a su hermana acortando la distancia entre ella y las personas que estaban ahí. La luz que se filtraba por la ventana le permitió mirar mejor a la mujer que estaba cerca de su hermana y entonces se quedó clavada en el suelo, no era posible. —Ga... ¿Gabrielle?

 

Gabrielle Delacour había sido una de sus mejores compañeras dentro de la Marca Tenebrosa varios años atrás, recordaba todas las locuras que habían hecho juntas y verla ahí, después de tanto tiempo la había dejado muda. Sin embargo, su rostro era de preocupación, además, sostenía la mano de su hermana con tanta delicadeza como si hacerlo con más fuerza pudiera hacerle daño. Poco a poco, la Malfoy comenzó a observar no sólo cada centímetro del cuerpo de su hermana sino la habitación entera.

 

—¿Qué pasó? —murmuró intentando controlar su tono de voz. Usualmente no le costaba mantener la compostura estando con su hermana, de hecho, ella era la aburrida de ambas Malfoy, pero ahora, al ver a su hermana con aquel aspecto estaba a punto de perder los nervios y comenzar a gritarle a todo el mundo. ¿Por qué no había ningún Malfoy atendiendo a su hermana?

Editado por May Malfoy

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