~ Mansión de la Familia Malfoy ~ (MM B: 100774)

[Rocio Malfoy]

—Leo tu mente ¿Lo sabías? —contestó con una sonrisa cómplice al escuchar la voz tan particular que le llegaba desde la entrada.

 

Sabía quién era, tal como si ella misma hubiese hablado; su parecido interno era la némesis total de sus diferencias físicas. Una rubia como el oro blanco y la otra tan oscura como el azabache; ojos tan diferentes, los labios gruesos de Tea parecían aún mucho más bellos que los de Rocío, tan finos y pequeños en su comparación. Solo su piel, nívea y aterciopelada, dejaban a la vista su parentesco.

 

—Querida Tèa, nos hemos puesto de acuerdo para desaparecer al mismo tiempo. Yo estoy muy bien y ¿tu? —comentó con total soltura, mientras descalzaba sus pies de aquellos tacos blancos para apoyar sus pies en el taburete acojinado, sintiendo el terciopelo entre sus dedos—. ¿Has visto lo gastada que está la mansión? Desde que la familia se volvió independentista ya no hay quien controle a los elfos en la limpieza. No nos vendría mal ocuparnos ¿Verdad? Yo supongo que el hermano de nuestra abuela nos recompensará. Aunque, ahora que lo pienso, ese vejete de Crazy vaya a saber uno si sigue con vida —soltó una pequeña carcajada y con su mano indicó que tomara asiento junto a ella.

 

—Cuéntame, cuéntame tu viaje. Luego te cuento el mio.

[Mei Black Delacour]

–Maldición.

 

Se abrazó a ella misma y se tapó lo más que pudo con la capa de viaje ligera que siempre llevaba encima, cubriendo su vestido corto y zapatos de tacón a juego. Había salido con ropa bastante liviana para ser que hacía bastante frío aún cuando era pleno verano en el hemisferio norte. Estaba temblando de pies a cabeza, pero ya no podía regresar a casa para buscar más ropa, sabía que si lo hacía terminaría por quedarse con Henry y Luna a pasar el resto de lo que quedaba del día.

 

Soltó un largo suspiro, deseando que sucediese algo. Necesitaba moverse y entrar en calor, y la mejor forma de hacerlo era, evidentemente, con una buena batalla o por lo menos sintiendo la adrenalina en su cuerpo al vérselas frente a frente con un mortífago.

 

Se apoyó contra un árbol y miró al cielo. Repentinamente sacó su varita de la capa y sin más, apuntó a lo más alto a la vez que ya comenzaba a caminar. Varias avecillas de Jobberknoll salieron de ella en busca de sus compañeros mientras ella ya se había colocado la luz en su rostro y caminaba en dirección a los terrenos de la familia Malfoy, que quedaban a unos cuantos metros de donde se hallaba.

 

Caminó tranquilamente hasta llegar a aquellas benditas verjas y antes de que se terminara de formar la cara, la apuntó con el objeto mágico y la hizo volar en el aire. Deberían cambiar esa puerta de pacotilla pensó de mal humor, caminando con paso enérgico, adentrándose en los jardines de la familia.

[Arya Macnair]

—Solo una más— Soltó al barman de Pandemonium, el muchacho ladeó la cabeza y le arrebató la copa de las manos —No Arya, ya has bebido lo suficiente— advirtió, limpiando la barra y rodeando segundos después la misma para cubrir el cuerpo de la fémina con una larga capa de viaje negra que ocultaba por completo su anatomía, —Gracias— musitó e incorporándose de forma rápida enfiló sus pasos hacia la salida del negocio que mantenía junto con Groter, su mejor amigo, y Adryanie una de sus compañeras de Bando que llevaba tiempo sin ver. Una vez fuera, respiró el frío aire nocturno y una sonrisa se dibujó en su rostro, estaba ligeramente ebria, pero no había perdido los reflejos.

 

De repente un Jobberknoll apareció de las penumbras de una calle sin salida, iluminó las sombras que creaba la plateada luz de luna sobre los faroles, bancos y cestos de basura, el sitio estaba muerto por completo, ni un alma se podía apreciar a esas horas, la pelirroja clavó sus ojos azules en el Patronus que sobre voló su cabeza y le chistó, —¡Hey tú!, ¿No tienes nada para mi? — preguntó con voz graciosa, por lo que el Patronus de Mei recitó el mensaje cual canción melodiosa que le llegó a los oídos y desapareció.

 

Giró sobre sus talones y desapareció de las proximidades del Negocio, segundos después apareció en el perímetro de la Mansión Malfoy, la conocía a la perfección, su primera redada junto a Mey había sido allí, y también una despedida muy peculiar, aquellos recuerdos le asentaron un nudo en el estómago, pero con el solo hecho de ver la silueta de Mei lo remedió.

 

—Buenas noches señorita— dijo con voz dulce, al tiempo que Sombra aparecía en su diestra, su rostro ya cubierto por una blanca luz que al momento de desaparecer del Callejón había aparecido para ocultar su identidad de quién pudiese querer perjudicarla, —¿Vamos? — preguntó sonriendo, el olor a alcohol que manaba de su boca era impresionante, solo esperaba que sus dos acompañantes de aquella noche no lo notasen.

[Ästartèa Malfoy]

— ¿Mi mente? Muy difícil, la tengo muy protegida —Comentó la pelinegra como si nada mientras se deslizaba más cerca.

 

No veía a la rubia de... ya no podía recordad ni cuánto tiempo estuvo lejos de casa, creía que tal vez la última vez que vio a su hermana fue cuando andaban por los mismos lares antes de desaparecer. O eso creía. Ya no hacía distinción del tiempo y eso estaba bien para alguien que vivía tantos años.

 

— Muy bien, de viaje por todos lados —El ligero acento ruso se hizo notar — Lo cierto es que sí, quién diría que tan glamorosa mansión digna del estirpe Malfoy esté tan... —Tèa buscó la palabra — En podredumbre. Los elfos ya no hacen el servicio que les corresponde. —Hizo un gesto despectivo de la mano.— Que se encarguen nuestro elfos y nuestras varitas, no pienso mover un dedo, aunque realmente si Crazy recompensará espero sea pronto.

 

Se sentó al lado de su hermana dejando la capa a un lado esperando no dejarla olvidarla. Chasqueó los dedos y llamó a Edejab, su elfina.

 

—¿Sí, ama? —Saludó con una reverencia pronunciada a ambas Malfoy la pequeña de esmeraldas ojos saltones.

 

— Busca quién te quién te ayude, pero limpien la Mansión, está... deslucida.

 

La criatura hizo nuevamente una venia antes de desaparecer con un crack.

 

— ¿Mi viaje? Fue muy interesante, estuve en Taiwan, China, Corea del Sur, Irán y por último Japón —Comentó con suave voz.— El último fue el que me gustó más, me pasé meses ahí, visitando cada pequeña ciudad que pude. Es un magnífico lugar. Y por su puesto estuve en Rusia antes de regresar aquí. —La miró con curiosidad— ¿Y el tuyo? Cuéntame de tu viaje.

[Mei Black Delacour]

La llegada de Arya la tomó por sorpresa. Le dirigió una mirada ceñuda y en cuanto una pequeña brisa hizo acto de presencia en el lugar, además de calarle los huesos, le trajo un olor a alcohol muy fuerte. Supuso que había estado tomando y probablemente estaba ebria, pero no le dijo nada, no le importaba lo que cada uno hiciese con su vida siempre y cuando en situaciones como aquellas estuviesen lo bastante lúcidos como para saber mover la varita.

 

De repente, una energía que provenía desde el interior de la mansión llamó su atención. Se giró y observó el lugar. No iba a dudar en entrar, sabía que no podía tratarse de nadie bueno, su aura… Su aura era tan oscura como la misma noche en la que se hallaban.

 

–Entremos – le dijo, caminando en dirección a la entrada de la mansión.

 

No tuvo problema alguno entrando y sin perder tiempo caminó, siendo guiada por la energía que se sentía, aunque estaba un poco sofocada: la casa estaba llena de una energía maligna que la hacía temblar de arriba abajo. Se dirigió hasta el salón, lugar donde se hallaban dos brujas, pero a quien miró fijamente fue a una: Ästarèa.

 

–Buenas noches, – le dijo, levantando la varita en dirección a ella – disculpen la intromisión, pero no pude evitar sentir que necesitaba venir hasta acá y verificar qué era esa energía negra que sentía desde afuera. Y vaya sorpresa que tuve, era usted – le dijo, ladeando la cabeza y haciendo un gesto con la mano para señalarla.

 

Una única mirada a Arya y le dio vía libre para atacar, y ella no se quedaría atrás.

 

–Expelliarmus – dijo, haciendo que de su varita saliese un rayo que de inmediato impactó en el pecho de Ästartèa e hizo que su varita saltara en el aire, cayendo a unos cinco metros de distancia justo a su derecha –. Accio varita – susurró ahora la castaña, haciendo que el objeto mágico saliera volando rápidamente hasta donde se hallaba y de inmediato la sujetó con la mano libre, esperando a que su compañera terminara con el trabajo.

[Arya Macnair]

Al parecer había movimiento en la zona, Arya sonrió sintiendo como la adrenalina corría por sus venas, afianzando la varita con su diestra y una fuerza descomunal, siguió los pasos de Mei hacia el interior de la Mansión Malfoy, —Así que tendremos con quién bailar esta noche— dijo en voz alta, era evidente que estaba algo ebria, pero su comentario tenía gracia, aunque de todas maneras se controlaba porque en presencia de su Demon Hunter no podía hacer las cosas mal, lo que menos quería era eliminar todo resquicio de la estima que creía la Delacour le tenía, puesto que ella la admiraba con locura.

 

Ingresaron por la puerta principal, en cordón tras Mei, y una vez dentro se dispersaron hacia sus costados, como dos sombras que le cuidaban las espaldas, con prontitud apresuraron sus pasos hasta llegar a lo que parecía el salón del lugar donde un reducido número de personas conversaba, la pelirroja no acotó palabra alguna, puesto que a ella no se le daban bien los discursos y en ese momento quizás se ponía algo filosófica. Prefirió quedarse callada y blandir su varita en dirección a Astartèa, y al instante luego de la orden esperada exclamó:

 

—Floreus— Apuntaba hacia la varita de Astartèa, estuviera donde estuviera, provocando que la misma se viera imposibilitada de realizar hechizo alguno de forma repentina, en cambio, de la punta de la misma saldría un bello ramo de flores amarillas. —Así todo será más sencillo señorita, en el caso de que no quiera colaborar .. Ya usted sabe, la mala fama— dijo en voz queda haciendo un movimiento circular con su varita abarcando de forma retórica toda la Mansión.

 

—Morphos— Se aventuró a decir, sin dejar de apuntar a la misma persona, mejor dicho, esta vez, a sus ropajes, los cuales de forma inmediata se transformaron en una avispa marina que quedaría prendada a la piel de Astartèa impregnando un mortífero veneno en su sistema, el cual al contacto con su sangre viajaría por su torrente sanguíneo provocándole una posible muerte, mareo, dolor, nauseas, todo aquello era obsequio del animal que ahora abrazaba su cuerpo. — Me gusta más que lo que tenía puesto anteriormente — comentó, apoyando la punta de Sombra en su mentón, como si estuviera analizando la situación.

[Adryanie]

Starling

 

—¿Malfoy? Esto si se pone interesante— Dijo al recibir el pájaro extraño de Mei acercarse a él, ni siquiera había que preguntar que mortífago había ahí si es que casi toda la familia lo era, era casi como una tradición el entrar en la familia y ser mortífago iban tan plenamente ligados que la pregunta estaba de sobra. No podía negar que deseaba con ansias ir a aquella mansión donde los más poderosos y legendarios mortífagos residían, aquellos desgraciados que no quisieron recibirlo en sus filas años atrás- Ya la pagaran- Pensó con aquel brillo de maldad en su rostro mientras se terminaba de arreglar para irse.

 

Al llegar se encontró con un montó de maleza y caminó al borde con ella hasta llegar a las verjas donde al llegar formaron un tipo de calavera gigante. No pudo dudar que lo asustó un poco y sintió un escalofrío sobre todo todo por el conjunto del paisaje con la calavera. Sus compañeros ya la había volado cuando llegaron pero era evidente que como él llegó tan tarde ya se había vuelto a reconstruir de nuevo.

 

—¿Amigo o enemigo?— Preguntó con una gélida voz aquella cabeza gigante.

 

—Qué te importa....Me estas ***iendo ¿No?— A poco ahora tenía que contestar un acertijo o algo similar para poder entrar tal cual Nurmergard. —Dios mio que se creen estos mortífagos ahora. —Evidentemente ya la calavera estaba comenzando a reaccionar dando a entender que evidentemente lo consideraba un enemigo. Starling reaccionó tan rápido como pudo para cerrar sus ojos y desaparecer y aparecer dentro de los jardines que ya había visualizado con anterioridad, aunque no le cabía ninguna duda que ya la calavera había avisado a los Malfoy de la presencia enemiga dentro .

 

Caminó directo poniendo poca atención en el jardín apenas podía ver una grava blanca extendiéndose por los jardines y enredaderas y césped que decoraban la mansión con millares de estatuas en ella. De hecho las estatuas fue en lo único que se fijo o al menos puso más atención, por supuesto ya saben porqué..... Se quedó mirando atento una de ellas realmente de rostro no eran tan bonitas, por un momento se preguntó si sería los patriarcas fallecidos los que estaba en representación en esas estatuas. Ya sus compañeros estaban ahí.

 

—¿A quien vieron esta vez? Espero y sea algún mortífago importante... ¿Saben? Estaba pensando que podríamos capturar a alguno y pedir recompensa..—Pensó con burla y avaricia ante aquel hecho, nunca se le había ocurrido pero si que estaría dispuesto a hacerlo, Sintió la mirada asesina de Mei y decidió para con las bromas, mientras veía como se adentraban ellas en la casa.

[Arya Macnair]

Volteó al terminar de caer en cuenta de quién era la persona que las acompañaba aquella noche, exactamente la misma que les había acompañado en otra ocasión, el odioso sujeto del Bar, pero para ese momento ya no le parecía tan molesto y odioso, Arya sonrió tras la luz, alejándose de Mei unos cuantos pasos en dirección al mago, —Creo que sería correcto echar un vistazo antes de irnos .. Sabes lo que se dice de ésta Mansión— murmuró antes de que la distancia entre ambas fuera mayor y no la pudiese oír. Frente a aquel sujeto, tomó su mano sin preguntar y jaló de él en dirección a las escaleras, solo revisarían unas cuantas habitaciones, escritorios y demás y podrían volver a bajar, pero temía ir sola.

 

—Me acompañarás como buen caballero— Le dijo sin esperar una respuesta de Starling, su oscura capa de viaje ocultaba su ropaje de fiesta, agradecía el hecho de que la Delacour no lo hubo visto, no sería muy diplomático asistir a una misión vestida de cóctel, ni mucho menos ebria, pero con lo segundo ya nada se podía hacer.

[Balderik Von Alexandros]

Stephen Kenobi

 

Su mirada habia estado puesta en el la mansion Malfoy, para cuando deseaba echar un vistazo su mente era un mer de dudas pues un par de mujeres acompañadas de un hombre se adentraba a ese recinto. Stephen alzo una ceja con mirada curiosa y saco su varita, era un chico que aspiraba a estar en las filas mortifagas por no sabia muy iben el por que, seguir al mal eso era seguro. Llego hasta la entrada donde habian estado ellos o eso esperaba, pero parecian estar deseosas de indagar sin consentimiento de los dueños. Su mirada ahora estaba puesta en las escaleras de la mansion. Cuando les vio bajar Stephen simplemente alzo la varita deseoso de poder hacer uso de ella, un par de enemigos mas o menos no importaba solo deseaba batallas en ese momento. —Buenas... ustedes se les ve...no son Malfoys—

[Adryanie]

Starling

 

Se quedó un rato más observando el lugar donde estaba que era al frente de la casa. Buscaba algo en especial, de repte vio la estatua perfecta no sabía ni de quien era y tampoco le importaba. La tocó un momento y con su varita la apunto diciendo—Pierportum Locomotor—La estatua cobró vida y estaba totalmente a su disposición. —Sígueme— Dijo simplemente él mientras caminaba adentrándose a la casa. Un chico apareció a la par de él no sabía quien eran.

 

—¿Y tú si eres Malfoy? —Preguntó en tono despectivo al joven Sthepen— Disculpa no venimos por ti.... Al menos claro que seas mortífago....— Dijo sin más y sin esperar respuesta de Sthepen corrió a los adentro de la mansión

 

Ya las enormes puertas de roble estaban ya abiertas para él. El Hall era un poco oscuro y era adornado por los cuadros de algunos ¿familiares? Al menos eso suponía no se puso a leer la leyenda de cada retrato. Frente a él estaban las escalera de mármol blanco y debido a que ahí abajo no encontró a sus compañeras suponía que debían estar arriba. Subió corriendo junto con su estatua detrás de él hasta que escuchó las voces femeninas en el Salón. Apenas y miró de quien se trataba, no la conocía así que ignoró aquel ataque, él quería un pez más gordo.

 

Siguió por los pasillos recorriendolos lo más aprisa que pudo se oía un silencio casi sepulcral. ¿Acaso no había nadie en casa? Tendrían algún escondite secreto donde se encontrara todos aquellos aparatos oscuros que contaban las leyenda que tenía esa familia.. Siguió siguiendo segundo y tercer piso —¡Dios esto es eterno!—Pensaba mientras ya la agitación le estaba ganando. Por fin tercer piso el piso de los ministros de magia. Tomó hacia la izquierda donde estaban aquellos cuartos.

 

—Vamos aparece.....— Rezó el muchacho mientras abría la habitación. Con su varita de primera entró y tremenda decepción se ha llevado cuando vio el dormitorio vacio —¡¿Donde estas señor ministro?! ¿Porqué te ocultas? ¿cuál es el miedo?—Preguntas al aire que se iban aquedar sin contestar. De verdad tenía toda la esperanza de encontrar algo de su interés ahí— ¡Maldición!.