Castillo de la familia Haughton (MM B: 84511)

[VioletteMoon]

-Si, tenemos fuerte estaremos juntas en clase, seria divertido estar juntas.- Dije sonriendo, Alia y yo eramos muy parecidas y me hacia ilusión hacerme mas cercana a ella, siempre quise una hermana.

 

Estuvimos un buen tiempo sentadas, y tanto Alia como yo, ya no estábamos tan incomodas como hace un momento y contestábamos preguntas de Bea, mientras seguíamos sentadas en esos cómodos sillones. Pero por mas cómoda que me sentía hablando en esos sillones, la verdad estaba bastante ansiosa por conocer el resto del castillo ya que realmente parecía tener muchos pisos, habitaciones, pasillos por donde pasear y también quería ver mi habitación.

 

-Y... ¿Hay pasadizos secretos en el castillo?- Dije en tono de broma con una pequeña sonrisa para romper el hielo.

 

@@Alia Lunne @@Bea Haughton G.

[Evarela Black Haughton]

- Mi otro hogar - murmuró la Black contemplando el imponente castillo.

 

No era lo mismo. Se había criado en el Castillo Black y había vivido allí durante años, hasta que había descubierto quien era su padre. Pero aquel descubrimiento no había sido el único, tenía tres hermanos con los que solo compartía uno de los progenitores. Los hijos de Kevin Haughton. No es que estuviese orgullosa. Aquel hecho era eso, un hecho para la banshee. No había conocido a su padre y tampoco le importaba demasiado no haberlo hecho. Lo único bueno de todo aquello eran sus hermanos, con los que había ocupado el Castillo de su padre para formar una nueva familia.

 

Se había mudado hacía tiempo a aquel lugar pero jamás abandonó la morada Black. No podía, era su hogar, el original, como solía decir mentalmente. Aquellos dos Castillos jamás iban a poder estar a la misma altura y, por ese motivo, había decidido ir primero al Black. Y, si embargo, allí estaba, frente al hogar de su otra familia con el fin de retomar viejas costumbres. Quizá se encontrase a alguno de sus hijos, si es que todavía vivían allí. No estaba al tanto del estado de la familia, ni de los miembros, ni de nada. Por un lado temía encontrarse lo peor dentro pero no iba a quedarse con la duda.

 

Caminó hasta la puerta y movió la mano. Al instante, una de las gruesas hojas se abrió a su paso, produciendo un agudo chirrido. La banshee caminó hasta quedarse en el centro del vestíbulo. Retiró la capucha dejando a la vista su perfilado rostro. El gesto de la bruja se mantenía serio mientras sus orbes esmeraldas observaban todo a su alrededor. Pocas cosas parecían distintas desde la última vez que había estado en aque lugar. Quizá algún cuadro nuevo o adorno cambiado, pero a simple vista todo parecía seguir como siempre.

 

- Como si hubiese sido ayer - la melancolía se podía apreciar en sus palabras.

 

Entonces oyó un sonido familiar, el ruido que hacía un elfo al aparecer. Evarela miró hacia el lugar donde un elfo había aparecido. Y, como no podía ser de otra manera, se trataba de One, la criatura que había destripado en una ocasión y que todavía seguía viva gracias a su hermana Mónica, que parecía haberle cogido cierto cariño al sirviente. Evarela suspiró. A veces buscaba a aquel ser para molestarlo y, si la cosa se ponía interesante, torturarlo. Pero en aquella ocasión no estaba de humor para aguantar las impertinencias del elfo.

 

- Vaya, vaya - empezó la criatura.

 

- Te adivierto que no estoy de humor. Si dices algo que me moleste te arrancaré la lengua y se la daré de comer a cualquiera de mis mascotas.

 

Al parecer, One captó de inmediato la seriedad de la amenaza, pues se esfumó al instante. La banshee se dirigió hacia el salón. Solo esperaba que el alcohol siguiera en el mismo lugar.

[Glenin Black]

Por un momento se habian vuelto uno solo, el jadeo de los dos solo se sentia cuando el ruido de sus bocas y lenguas cesaban unos instantes. La sorprendente fuerza de la bruja desconcerto a Glenin y lo hizo sonreir, de verdad aquella enigmatica mujer habia despertado al verdadero Glenin Black, una bestia que tenia hambre lujuriosa, solo calmaria con aquella brillante piel.

 

Los botones salieron disparados en distintas direcciones, mostrando asi el torso de ebano firme que poseia el atletico mortifago. Marcado por muchas lineas negras y figuras abstractas, cual prisionero de Askaban, los tatuajes escondian la peligrosidad del mortifago mas sanguinario de los ultimos tiempos, invisibles bajo la fina seda de su camisa, pero llamativos cuando se encendian.

 

Sentado sobre el borde de la cama tomo a la bruja por lo que quedaba de ropa, besando su entrepecho y bajando a su abdomen liso. Los ropajes del Black estaban desgarrados, pero con una sola mano desabrocho el pantalon que estaba a punto de romperse en las costuras delanteras.

 

-Nunca he querido irme, solo que tal vez debia hacerlo -Comento resoplando el entrepecho de Monica.

 

El saten Negro cayo por completo y Black acomodo lentamente a la bruja sobre sus piernas, mientras los muslos de Monica lo rodeaban. Exploro todo el frente de la mortifaga con sus manos y boca, desde los labios, el cuello y el pecho, haciendo vibrar la respiracion de Monica, entrecortandole la vida de a poco, mientras se unian en aquel vaiven de caderas.

 

La respiracion se hacia mas fuerte, mientras el Black tomaba aquella cabellera entre una de sus manos y la tiraba de manera sutil pero fuerte hacia abajo, para que los mordiscos se hicieran orden del dia junto con las palmadas y los apretones. Vivian en aquel momento un estado astral brindado por extasis carnal, una adiccion fuerte, que no traia ninguna complicacion.

 

Una fuerte sacudida y el gigante moreno tumbo boca arriba en la cama a la Angel Caido, avalanzandose sobre ella como fiera tras su presa. Aquella noche eran uno solo, eran el uno del otro y viceversa, la noche se volvia cada vez mas magica, estando dentro de ella, provocando humedad en el ambiente que seria seguida de una lluvia, producto de la mezcla de aquellos dos climas titanicos.

[cedric digory]

El joven mago caminaba por Ottery St. Catchpole a un paso ligero y sin observar todo lo que había a su alrededor ya que debía llegar al castillo Haughton y no deseaba tardar ni un minuto más para volver a su hogar. Ese castillo había sido su hogar años atrás, antes de su viaje alrededor del mundo. No sabía si el castillo ahora era totalmente diferente o si permanecía intacto a través de los años, solo lo iba a comprobar una vez llegado allí.

El castillo se imponía frente a él. Se mostraba tranquilo pero al mismo tiempo un tanto inquieto ya que quería atravesar esa puerta de una vez por todas y ver todo lo que había ocurrido en su ausencia. Acomodó su chaqueta, quitó el polvo de sus zapatos y se encaminó a la puerta principal del castillo luego de identificarse con dos estatuas guerreras en cada lado de la verja de acero.

Los exteriores de castillo eran magníficos, bosques y gran cantidad de árboles se hacían presentes en cada rincón del lugar. Decidió no quedarse contemplando los alrededores ya que luego tendría tiempo para ello, por lo que continuó a paso firme por el camino chocando con una fuente gigante de piedra blanca de características elegantes y preciosas.

-Nada mal - Susurró el mago mientras subía los pocos escalones necesarios para llegar a la puerta.

Observó la puerta durante unos segundos y luego, apretando su puño, golpeó dos veces la puerta y, cuando intentaba golpear por tercera vez, la puerta se abrió de par en par dando paso al nuevo visitante. El mago dudó unos segundos ya que no encontraba a nadie del otro lado de la puerta hasta que dirigió sus ojos hacia abajo, encontrando a un elfo. El elfo le dio paso al visitante con una cara de no muy buenos amigos y se marchó. El hechicero no sabía que debía hacer ya que elfo se había ido y no parecía tener intención de volver, por lo tanto, el muchacho tosió varias veces con fuerza para hacerse notar dentro del castillo y , mientras esperaba, contemplaba la limpieza de cada rincón de la casa y de una gran escalera que se postraba justo delante.

[Bea Haughton G.]

Vida fácil. Oír a las chicas hablar de sus experiencias le hacía sentirse mala persona, mucho más que pensar en aquellas personas a las que había torturado o matado, cuyo número ascendía con rapidez. A pesar de ese mundo de dificultad que ella misma había creado para justificar su comportamiento, había una familia que siempre la había querido y apoyado.

 

-Oh, ella es Sophie. Seguro que la conocéis en algún momento, le diré que queréis verla – comento mientras le preguntaban por su madre. Hacía tiempo que no la veía, y a pesar de sus palabras, lo último que deseaba es que apareciera por allí sin avisar. No había tenido tiempo de avisarla de que iba a ser abuela y no sabía cómo se lo tomaría. Debería esperar a estar a solas para no montar un espectáculo.

 

Se había vuelto a perder en sus pensamientos. Cuando volvió a la realidad las dos chicas hablaban entre ellas, y sin querer interrumpir la conversación las observó, con los ojos impregnados de cariño.

 

No fue hasta que Violette le hizo una pregunta directamente a ella que volvió a tomar las riendas de la conversación. - ¿Pasadizos? Tal vez no hay puertas escondidas que llevan a pasajes ocultos entre dos paredes… O tal vez sí – sonrío con cierto aire de misterio. – Digamos que nunca he encontrado ninguno pero… – se encogió de hombros teatralizando la situación – Yo no conozco todo el castillo, hay pasillos por los que seguramente no haya pasado nunca. ¿Queréis hacer una excursión por la casa?

 

Se levantó mientras pronunciaba las últimas palabras. De un salto, como si hubiera tenido un muelle el asiento, estaba de pie y recorrió la estancia para llamar a Root. No era una persona que llevase bien la inactividad y menos en un día como ese, que se encontraba rebosante de energía. Volvió hacia donde estaban las chicas y las invitó a seguirla.

 

- Primero os puedo llevar a vuestras habitaciones, para que las veáis, y luego las zonas comunes. Tenemos que estar pendientes por si vemos algún signo de cosa misteriosa. No quería interrumpiros antes, pero me alegro de ver que os lleváis bien. Ahora sois hermanas y no hay nada más bonito que eso.

 

En su mente se formó la imagen de la pelirroja. La recordaba demasiado a menudo, sobre todo desde que había tenido la horrible visión en la cueva.

 

 

Perdón chicas, estuve muy ocupada estos días @@VioletteMoon @AliaLunne

[Emmet Haughton Gaunt]

<< Aquél perfume, ¿podría ser ella nuevamente?. No, hacía mucho tiempo que no la veía y que no tenía contacto con su madre. El perfume de aquella mujer despertó los recuerdos más escondidos en su frío corazón, sólo las personas importantes lograban aquello en el vampiro, lo demás, le resbalaba. Parecía ayer cuando su mamá lo había ayudado a conocer el mundo mágico y a darle soporte para salir al mundo >>

 

Aquellos pensamientos inundaron la cabeza del mortífago como si fueran una ráfaga que pasaba imágenes permanentemente frente a él logrando que recordara cada momento vivido con esa mujer a la que adoraba tanto, su madre. Salió rápidamente de la ducha, se metió a su cambiador, tomó un pantalón deportivo (el primero que tenía a mano) y corrió detrás del aroma que había inundado el ambiente y que él podía percibir gracias a su sentido del olfato desarrollado. Bajó las escaleras tan rápido como pudo y se detuvo frente a la entrada del salón.

 

Ahí estaba aquella bruja a la que adoraba tanto que sería capaz de dar su vida por ella.

 

- ¿Ya te has olvidado del más lindo de tus hijos? -

 

Soltó a tono de broma y, regalándole una sonrisa en todo su esplendor a su madre, se quedó recostado en la pared de la entrada de la sala; tenía el torso desnudo y estaba descalzo, sólo su pantalón deportivo era lo que llevaba puesto en ese momento.

 

@@Evarela Black Haughton

[Ragnar Bjorn Lodbrok BL]

Un elfo apareció junto a donde me localizaba, era aquella criatura que iba a estar a mis ordenes ya que mi hermano se lo había ordenado. El pequeño me informaba que me esperaban en la habitación. Deje el libro, que tenia en mis manos, para pasar el tiempo, sobre la mesa más cercana.

 

Avance con lentitud hasta el cuarto, quería darle un poco de emoción al encuentro que tendría con mi familiar, aunque en parte era por temor a ver a mi hermano en mal estado, me sentiría culpable de haberlo abandonado con esas banshees ademas de que no había podido defendernos.

 

Finalmente llegue a la alcoba encontrándola totalmente vacía, vaya sorpresa que me lleve. En el cuarto estaba el aroma del vampiro sin duda estuvo aquí además de que su camisa que tenia su sudor se encontraba en la cama eso hacía que su aroma invadiera más el cuarto. Me senté en la cama esperando que estuviera en la ducha.

 

Después de un tiempo me percate que en la recamara no se oía ruido alguno, sin embargo si que provenían voces de la parte inferior del castillo. Al perder un poco la ilusión de que aún no estaba en la morada decidí que era momento de convivir con los demás integrantes de la familia.

 

Volví a descender hasta llegar a un salón donde mi sorpresa fue mayor, ya que estaba frente a mi aquella mujer que había decidido adoptarme y por la cual es que yo era integrante de la familia. De igual manera vi como Emmet estaba en pantalón deportivo preguntándole a mi madre que si se había olvidado de su hijo el más lindo.

 

- Claro que no creo que se olvide de mí hermano, obvio soy el más lindo yo. Aunque solo te conozco a ti y no a los demás - Le sonreía mientras me acercaba hasta donde se encontraba y en mi paso para llegar con Eva, le deslice la mano frió por su espalda desnuda de Emmet para provocarle escalofrió mientras me acercaba a saludar a mi mamá.

 

-Hola, Evarela, bueno creo que sabes de mí no? bueno al menos creo que más que yo de ti, un placer conocerte finalmente. - Le sonreí mientras iba a servir unas copas esperando a la reacción de ambos.

 

@@Emmet Haughton Gaunt, @@Evarela Black Haughton

[Alia Lunne]

Mi hermana y yo tuvimos durante un rato una conversación muy interesante acerca de nuestro pasado, en la que nuestra madre no participó, ya que se quedó observándonos y al parecer, reflexionando sobre sus propios asuntos, hasta que Violette le hizo una pregunta.

 

Nos invitó a recorrer el castillo en busca de "pasadizos secretos", ya que sospechábamos que alguno debía de haber. Era lo más probable, en un lugar tan antiguo como ese tenían que tener métodos para trasladarse de una estancia a otra sin ser vistos. Comenzaba a sentirme cómoda entre las dos mujeres, aquello parecía una familia, por lo que sonreí, aceptando la invitación, y me puse en pie de un salto al compás de mi madre.

 

-Tengo ganas de conocer mi habitación, así que sí, empecemos por ahí.

 

Esperé a que mi hermana dijera algo o se pusiera en pie, pero no dudaba de que ella estaría tan emocionada como yo de poder estar en un sitio nuevo, empezar desde el principio en un lugar así. Un pellizco de nervios recorrió mi estómago ante la perspectiva de todo lo que estaba empezando a vivir.

 

Mientras observaba la sala, oí varias toses seguidas, como de alguien que quisiera hacerse notar, demostrar su presencia.Me asomé al pasillo y vi como un mago alto, castaño, contemplaba indeciso cada rincón del recibidor.Me quedé mirándole unos segundos, esperando a que se presentase. Si era, como parecía, nuevo en la familia, podía unirse al tour que estábamos a punto de empezar.

 

@@VioletteMoon @@Bea Haughton G. no pasa nada @@cedric digory

[VioletteMoon]

Me levante rápidamente al ver que Bea y Alia se habían levantado para hacer un tour por el castillo. -A mi también me gustaría ver mi habitación, así que no me importaría empezar por ahí, luego podemos recorrer el resto.- Estaba ansiosa por ver todo el lugar, a demás siempre fui muy curiosa, en especial cuando se trataba de lugares tan antiguos como ese castillo, me podría pasar todo un día solo recorriendo cada lugar por mas pequeño que sea, aunque luego me metiera en problemas por hurgar por todos lados.

 

Luego de eso, vi que mirada de mi hermana se dirigió hacia un lado, para luego asomarse a observar al pasillo, de lejos puede ver que, lo que había llamado su atención fue la presencia de otro mago, que al parecer, así como nosotras acababa de llegar a la familia y parecía un poco perdido, Alia había cruzado miradas con aquel mago, esperando que este se presentase con nosotras y se uniese al tour por el castillo.

 

@@Alia Lunne @@Bea Haughton G. @@cedric digory

[Evarela Black Haughton]

La puerta no tardó en abrirse mientras la banshee se dirigía al salón. Estuvo a punto de girarse para ver quien venía detrás pero optó por no hacerlo. Después de todo podría ser cualquier familiar que acababa de llegar. Entonces oyó una tos, como si quisieran captar su atención y no se atreviesen a hablar. Se giró entonces y contempló al hombre que acababa de llegar. Estuvo a punto de sonreír al ver que se trataba de unos de sus hijos, Cedric. Caminó hasta él, deteniéndose a unos cuantos pasos del mago, observádolo de la cabeza a los pies.

 

- ¿No piensas saludar a tu madre? - inquirió cruzándose de brazos.

 

Escuchó unos pasos, provenientes de las escaleras, pero mantuvo la mirada fija en su hijo, ignorando al familiar que bajaba hacia el vestíbulo. Entonces notó que aquella persona se había detenido a su lado y la miraba fijamente. Entonces el mago habló, dirigiéndose a ella, y fue entonces cuando la banshee desvió sus orbes esmeraldas hacia Emmet. Su hijo mayor la miraba sonriendo, apoyado en la pared más cercana.

 

No pudo evitar sonréir al ver cuánto había cambiado aquel mago. Hacía años que no lo veía, incluso había llegado a pensar que ni si quiera vivía en el Castillo, pero allí estaba. Evarela no era la mejor madre del mundo, aquello era algo que ella misma reconocía pero haría lo que fuera por sus hijos. Mientras observaba el rostro de su hijo mayor llegó alguien más, otro mago, que no tardó en acercarse a Emmet, alegando que él era el más lindo de sus hijos.

 

La banshee no pudo evitar reír, una risa cantarina que inundó la estancia. Divied, otro de sus hijos se había presentado en aquel lugar. ¿Qué pasaba? ¿Habían organizado una reunión familiar sin avisarla? Observó al recién llegado de la cabeza a los pies, tal y como había hecho con los otros dos.

 

- Siento decirte que no eres el más lindo. Si tuvieses mis genes, lo serías... pero no has heredado mi belleza como Cedric y Emmet - se encogió de hombros - ¿Cómo no te voy a conocer si te adopté? Que no te acuerdes de mi no quiere decir que yo no te recuerde - desvió la mirada hacia sus otros dos hijos - ¿Y si vamos al salón para estar más cómodos? Y, de paso, nos tomamos un par de copas y me contáis cómo os va la vida. Seguro que os han pasado muchas cosas en mi larga ausencia.

 

Y, sin más, se dirigió al salón.