Castillo de la familia Haughton (MM B: 84511)

[Emmet Haughton Gaunt]

Me quedé mirándolo casi paralizado. Por mi cabeza no pasaba nada sólo que aquél contacto que sus labios habían producido con los míos, hacía mucho no sentía aquella sensación, excepto cuando ... mejor no recordarlo en este momento pero jamás olvidaría aquella noche con el demonio.

 

- Emmm ... no debes disculparte, está todo bien.

 

Sentencié levantando mi vista intentando buscar un punto fijo en donde posar mis ojos azules. No sabía como reaccionar en ese momento ¿que hacer ante esa situación? No iba a negar que ese beso despertó las ganas de hacer el amor apasionadamente como lo habían hecho antes dentro de esa habitación pero no sabía si era lo correcto, y más como estaban las cosas.

 

Me acerqué un poco más a él logrando a percibir el perfume de su piel, mis ojos se cerraron por un momento ante ese estímulo olfativo logrando que me acercara un poco mas mientras él mantenía sus manos en mi cintura.

 

- Ya tendremos tiempo de hablar sobre nuestro hijos ... ahora solo quiero hacer otra cosa.

 

Volví a unir mis labios con los suyos en un beso apasionado. Mientras sus manos estaban en mi cintura, una de las mías comenzó a recorrer, con caricias leves, todo su abdomen hasta llegar a la parte baja, me detuve allí disfrutando de aquello que estaba tocando y del masaje que le estaba dando.

 

Ya no había lugar para hablar. La pasión entre ambos cuerpos se había hecho presente una vez más y ambos lo sabíamos bien. Las ganas se comenzaban a serenar con cada beso que le proporcionaba, jugando con sus labios como si fuesen dulces. ya no había nada ni nadie que los detuviera, estaban solos en la habitación y tenían todo el tiempo del mundo.

 

@

[Gerard H Knight]

Gerard no la dejo pronunciar nada más. Solo había una manera de asegurar que decía la verdad, así que se acero a sus labios y la beso lenta y suavemente.

 

En realidad nada en ellos había cambiado, salvo tal vez por esa ligera sensación salada, causada por las lágrimas que Mica había derramado. Sin embargo seguían ejerciendo la misma fuerza que sintió la primera vez que los probo, así como las veces siguientes a eso. Sin dejar de besarle, la abrazo con todas sus fuerzas para no dejarla escapar.

 

Tenía razón, quizá no fuera la misma persona que había conocido, pero sin duda era la mujer que amaba. Y quizá hubiera cometido el peor error de su vida si se hubiera marchado, sin haberse dado cuenta de ello. Así que la abrazo con todas sus fuerza para no dejarla ni ahora ni nunca.

[Mica Gryffindor]

No sabía qué más decir, temía que aquel joven ya no la estuviera escuchando. Estaba desesperada pero no podía hacer ni decir más, estaba en él quedarse o marcharse, y esta vez estaba segura de que si lo hacía sería en forma definitiva. Pero no necesitó decir más. Los labios de Gerard se encontraron con los suyos y no pudo hacer más que besarlo como si de ello dependiese su vida. Sus manos se posaron en las mejillas de su amado mientras prolongaba el beso cuanto le fue posible.

Sintió aquellos brazos firmes envolver nuevamente su cuerpo e hizo todo lo posible para sentirlo aún más cerca. Su beso la estaba reconfortando, como fuese no dejaría que el se marchase. Se movió con suavidad hasta quedar sentada sobre sus piernas y se separó de sus labios solo para mirarlo a los ojos, intentando adivinar los pensamientos que atravesaban su mente.

-Te amo- dijo con total sinceridad y volvió a besarlo- soy tuya mi vida, gracias- agregó con la voz temblorosa, intentando contener las lágrimas que ahora por la emoción emanaba.

Recargó entonces la cabeza en su hombro suspirando, esperando que el alivio que sentía no fuese tan solo la tormenta precedente a un huracán. Moría de ganas de preguntar qué creía o sentía, pero se contuvo pues no quería presionarlo.

[Gerard H Knight]

— Perdón —susurró mientras acariciaba su cabello. Aun sentía cierta extrañeza respecto a esta nueva situación pero no iba a expresarlas en estos momentos.

 

Mica suspiro profundamente. Gerard se acercó a su mejilla para limpiar sus lágrimas. Mirando en lo profundo de sus ojos le parecía encontrar un pequeño destello de su antiguo ser. No sabía que sería de ella, pero decidió mejor no pensar en ello, al menos de momento. Entonces dirigió su atención al reloj que estaba encima de la mesa de noche anunciando que ya más de medio día.

 

—Sé que hay tantas preguntas que tengo que hacer, pero no sé ni por dónde empezar— con un movimiento llamo una bata del armario y la coloco sobre su espalda al tiempo que volvía a besarle­ — Así que tómemelos con calma, ¿te parece? Te amo, Mica y en estos momentos cro que el lo unico que tengo que saber.

[Mica Gryffindor]

Negó lentamente con la cabeza al oír una nueva disculpa por parte de Gerard. No, no podía aceptar que él se sintiese culpable por algo que no había hecho. Era evidente que estaba aún confundido, pero tenía todo el derecho a sentir dudas e incluso odiarla… aunque la simple idea le hiciese sentir un intenso dolor en su corazón.

No supo que más decirle, dejó que le secase las lágrimas y pusiese una bata sobre sus hombros. Si bien se negaba a hacer preguntas, estaba segura de que él se preocupaba más por Agatha que por ella y lo comprendía por ello.

Fue una caricia a su alma el escuchar por fin su nombre acompañado por un “te amo”, aunque ahora se sentía por demás insegura como para creerlo por completo. Aunque ninguno lo mencionó, nada volvería a ser como antes, o al menos no inmediatamente. Ella no había cambiado, pero él ya no la veía con los mismos ojos, y no podía apurar los hechos, ni le podía obligar a ver marcharse de una vez a la demonio que él creía amar.

-Escucha, Agatha debe irse y no voy a pedirte que me acompañes en lograrlo. Te amo y sé que eso te dolerá… - mientras hablaba evitaba mirarlo para no derrumbarse nuevamente.

Vistiendo la bata se incorporó, aún sin atreverse a voltear hacia él. Estaba temblando de miedo.

[Sophie M.]

El viento se cola por mi ventana, pero yo no presto atención a lo que pasa en ese preciso momento. En mi cabeza pasan unas imágenes, del pasado. Hay mucho hielo por doquier y destellos dorados. Aquella primera vez que la vi más allá de mi compañera de trabajo, más allá de bruja que era, aquella vez que la veía como mujer, una excepcional. Aquella vez cuando supe que no podría seguir con mi vida sin ella.

 

En mi mano una brocha de maquillaje reposa cargada de aquel polvo que ayuda a disimular lo pálido de mis mejillas, los labios ya están delineados en un rojo intenso, El cabello lo había recogido en una apretada cola de caballo alta, que dejaba al descubierto mi garganta, las puntas rizadas, aquello no era para nada usual. Volviendo al presente, termino de aplicar el poco maquillaje que alcanzo a usar y camino fuera de la habitación. No puedo esperar un segundo más allí, al menos en el Salón con suerte se me haga mas corta la espera.

 

Y parece que mi coordinación ha sido perfecta, pues bajando hasta la primer planta resuenta el golpeteo en la puerta típico que anuncia un visitante. Me sobresalto de manera tal que me salto una de las escaleras, y caigo un par más abajo, ilesa pero me imagino que blanca como un papel. Suelto una risita histérica antes de echar a andar. Alcanzo finalmente la puerta sin mayor contratiempo, le he ganado a cualquiera de los elfos a abrir.

 

- Hola- digo apenas la abro y es así de informal porque la esperaba con los mellizos, pero me da un vuelco el corazón al notar que viene sola. Inspiro con la emoción haciendo revolear mi corazón - Mi corazón - termino de abrir bien la puerta para dar un paso al frente y tomar su mano - bienvenida - suelto su mano para en realidad depositar el más tierno de los besos en sus labios. Si alguien nos ve o no, poco importa. La amo con todo mi corazón y mi ser. Y ahora estábamos juntas, solas.

[Marabella Rambaldi G.]

Los mellizos estaba tardando demasiado por lo que estaba casi segura que algo pasaba en el piso superior lo que era probable que no me gustara , subí al cuarto de los pequeños lo mas rápido posible en tan solo unos segundo ya me encontraba en la entrada de la habitación , la ventaja de ser vampiro era la velocidad que podría llegar alcanzar , entre y lo primero que veo es a los mellizos con sus ropas rasgadas , refunfuñe levemente y busque a mi elfina la cual estaba intentando guardar la ropa de los mellizos en el ropero.

 

-¿Qué paso acá?- pregunto seriamente mientras bajo a Ivy del barandal de la cortina .

 

- Ama Nina intento retenerlos , Nina no pudo evitar que el amito Seit cogiera las tijera , Nina esta apenada con la amita - dijo mi elfina mientras me miraba algo temerosa .

 

- No te preocupes Nina , se que clase de demonio tengo como hijos - comente mientras congelaba a Seintmontt el cual intentaba saltar de una cama a otra - Nina limpiaras todo esto y llevaras a los mellizos con sus respectivas madrinas , es hora de que pasen una temporada separados los dos - dije esto severamente y mire a los mellizos .

 

- Esta vez se pasaron del limite Seint y Ivy es hora de que pasen un tiempo lejos el uno del otro y con sus madrinas , veremos si les gustara estar solos - les dije mientras hacia un movimiento con mi varita y desaparecía todo el desastre que causaron - los iré a ver a penas termine de hablar con Sophie - al escuchar el nombre de mi novia Ivy comenzó a pedirme que la llevara .

 

- Mami llévame , mami quielo ve a mom , ma la estaño- me decía mientras me miraba con carita rogativa .

 

- No , esta vez no te llevare - le di un beso en la frente a ella y luego a su hermano - los veré pronto , los amo - dije mientras salia de la habitación dejando a Ivy llorando .

 

Baje las escalera deprisa , agarre mi bolso que había dejado en la mesa del hall y salí de la mansión en dirección al castillo donde mi amada me esperaba , camine en forma moderada pero deprisa a la vez , mi corazón latía a mil por hora a cada paso que daba y me acercaba al castillo , tanto tiempo sin ella había sido una completa agonía , me faltaba el aire y mas que eso mi punto de orientación estaba tan lejos de mi que cada día que pasaba distanciada de ella , era una odisea para mi .

 

Cuando al fin había llegado a la entrada del imponente castillo me congele por un minuto , mis sentidos estaba desorientados y mi corazón parecía que se saldría de su lugar , era tanta las hacías que tenia de tenerla en mis brazos de sentir su aroma que los nervios me jugaban en contra , toque levemente la puerta y espere a que me abriera .No pasaron ni dos minutos cuando la puerta se abrió y ahí estaba ella tan hermosa y radiante como la tenia en mi pensamientos , al escuchar su hipnotizante voz mi mundo se detuvo y solo era ella y nada mas a su alrededor , sentí como sus labios besaban mi mano y luego delicadamente se posaban en mis labios , la tome de la cintura y la bese posesivamente sin importar que nos vieran o que alguien pasara y le incomodara , por unos segundos sentía que estaba en las nubes , ella traviesamente mordió levemente mi labio inferior que me trajeron a la tierra nuevamente .

 

Me separe levemente de ella sin soltarla de la cintura , la mire a los ojos sonrojada y susurre - Hola mi vida , te extrañe cariño - confesé mientras acomodaba un mechón suelto de su pelo .

 

@

[Sophie M.]

Y casi se podía escuchar los relojes deteniendo el avanzar de sus manecillas. Sí, el tiempo no era igual cuando estábamos juntas, se ralentizaba y dejaba de ser un concepto importante. Me inunda su aroma, su tacto tan cálido me invita a enamorarme, cada vez que la veo me enamora y no entiendo que ha hecho conmigo que la amo más y más cada día, cada segundo.

 

Me regresa una sonrisa nerviosa, una mirada sonrojada. La mía siempre difiere un poco, quizá el exceso de confianza. Nadie entiende bien como estamos juntas, si somos tan palpablemente diferentes y si me lo preguntaran a mi, en ello yace nuestro secreto. Nuestras diferencias nos regalan esta relación que tenemos, tan variada. Nadie lo entiende pero tampoco a nadie debe importarle si, al final, ella me sigue buscando a mi tanto como ella me busca a mi, eso era lo único importante.

 

- Tanto como yo te he extrañado mi amor - asiento, su mano me provoca un escalofrío que recorre toda mi espina dorsal - ¿ y no venías con los mellizos? - le pregunto mordiendo mi labio para disimular la sonrisa. Escucho lo que tiene que decir de ellos, lo cierto es que quería verlos, pero no más de lo que quería verla a solas. Así que la pinchada de culpabilidad tampoco me duraría mucho, me aseguraría de ir a visitarlos luego, ahora debía aprovechar cada instante con mi prometida. De hecho tenía una sorpresa en ese sentido.... nos debíamos un anillo.

 

- ¿Quieres entrar? - la miro y noto que no nos hemos movido de la puerta - podemos subir a mi habitación- se me sale una sonrisa inapropiada, ya me conoce demasiado bien como para no esperarlas - podemos pasear por el jardín - y en realidad estaba segura de que aquella iba a ser su opción de preferencia.

 

- Pero antes - susurro y la detengo para darle un beso más - te amo.

[Gerard H Knight]

Gerard se levantó de la cama junta después de que ella lo hiciera. Mica le daba la espalda y hablaba con una voz temblorosa. Gerard podía sentir lo asustada que estaba, pero no sabía si por librarse de Agatha o por algo más. Él también se sentía extraño, y confundido. A lo largo de su vida había tenido que dejar a muchas personas atrás y ahora estaba por perder a alguien más. Pero había hecho una promesa y no pensaba romperla, aun sabiendo que al deshacerse de Agatha para siempre implicaba también acabar con una de suya, sin importar si esta hubiese sido real o no.

 

Él se acercó a ella por detrás y el abrazo suavemente por detrás.

 

— Ya te lo dije, no voy a dejarte sola.—beso su cuello suavemente— Sea como sea, seas me quedare contigo.

 

Luego de eso se acercó a sus labios una vez más y la beso despacio sintiendo como una vez más volvían a ser uno solo.

[Mica Gryffindor]

Sus ojos se empeñaban ante tanta incertidumbre. Estaba muy angustiada. Por fin podría deshacerse de la demonio que por tanto tiempo había robado su vida, pero con eso temía perder a quien tanto amaba pues él tan solo la veía como una extraña, y peor aún cuando por fin lograse recuperar su apariencia. Todo era un gran interrogante para su futuro, un montón de preguntas se formaban en su mente y la llenaban de temor.

Las manos de Gerard alrededor de su cuerpo y los besos que él depositó en su cuello la hicieron recobrar la esperanza lentamente. Sus palabras poco a poco se volvían más firmes y cobraban sentido. No dejaba de sentir el modo en que su corazón se aceleraba ante cada contacto con su piel.

Entregada a aquel mar de sensaciones, se dejó llevar por su instinto y entre besos dejó caer la sábana que la envolvía. Moviéndose sin pensarlo lo llevó a la cama nuevamente y le hizo el amor. Necesitaba sentir todo aquello que temía perder, necesitaba amarlo mientras era suyo. No podía permitirse perderlo ni dejar ir con él todo resto de esperanza.

-Te amo- susurraba a cada momento, pues no quería perder chance de decirlo.